Moisés repasa la historia de Israel durante los 40 años en el desierto, recordando cómo Dios guió y bendijo a su pueblo a pesar de sus pecados. Dios castigó a los israelitas por su desobediencia haciéndolos vagar 40 años en el desierto, pero cumplió exactamente sus profecías. Moisés exhorta a Israel a permanecer organizados y fieles a Dios para continuar recibiendo sus bendiciones al entrar a la Tierra Prometida.
3. En el primer discurso contenido en el Deuteronomio, Moisés repasa la historia de Israel, y
nos recuerda la manera en la que Dios se comportó durante los últimos cuarenta años que
pasaron en el desierto.
¿Qué hizo Dios con el pueblo
de Israel y con las naciones
con las que tuvo contacto?
4. Poco después de escuchar de la boca de Dios mismo las palabras
“No te harás imagen”, los israelitas construyeron un becerro de
oro y lo adoraron.
Ante este pecado, Moisés se presentó ante Dios para interceder
por ellos. Le pidió que “cargase” (que es la traducción correcta de
“perdones” en Éx. 32:32) con los pecados del pueblo.
Y eso es precisamente lo que Dios hizo
cuando, en la cruz, “cargó” sobre Jesús “el
pecado de todos nosotros” (Is. 53:6).
En su papel de intercesor, Moisés fue precursor del verdadero
Intercesor: Jesús (Heb. 7:25).
5. Cuando los israelitas se negaron a entrar en Canaán, Dios los castigó a
vagar por el desierto durante 40 años, un año por cada día que los espías
habían inspeccionado la tierra (Nm. 14:34).
Exactamente 40 años
después de ese
momento, Dios había
guiado a Israel de
nuevo a las puertas de
Canaán. Dios es
poderoso para cumplir
con toda exactitud lo
que predice.
6. No es la única vez que Dios predice acontecimientos futuros y que éstos se cumplieron con
toda exactitud.
PROFECÍA PERÍODO CUMPLIMIENTO
Dn. 9:24-27 70 semanas (490 años) 457 a.C. – 34 d.C.
Dn. 8:14 2.300 días/años 457 a.C. – 1844 d.C.
Dn. 7:25; Ap. 12:6, 14; 13:5 1.260 días/años 538 d.C. – 1798 d.C.
Esto nos enseña, no solo la presciencia de Dios, sino
Su control de la historia.
Podemos confiar plenamente en Él.
457 a.C. 34 d.C. 538 d.C. 1798 d.C. 1844 d.C.
70 semanas 1.260 días
2.300 días
7. “¡Jehová Dios de vuestros padres os haga mil
veces más de lo que ahora sois, y os bendiga,
como os ha prometido!” (Deuteronomio 1:11)
Pero para poder administrar correctamente estas bendiciones
necesitaban organización (Dt. 1:12-13).
El pueblo de Dios en el desierto estuvo bien organizado. Esta
organización se mantuvo en el tiempo para el pueblo de Israel.
Hoy, Dios también quiere un pueblo (iglesia) organizado.
La organización implica un cuerpo unificado, con personas que
cumplan varios roles según sus dones. De esta forma, las
bendiciones de Dios pueden ser administradas de la mejor
manera posible.
Dios había estado bendiciendo a Israel
durante sus 40 años de peregrinaje (Neh.
9:21). Moisés anhelaba que pudiesen
seguir siendo bendecidos en Canaán, y
que llegasen a ser mucho más numerosos.
8. “Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia,
y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí” (Números 14:19)
Cuando se negaron a entrar en Canaán, Dios decidió destruir a Israel
(Nm. 14:11-12). Nuevamente, Moisés intercedió por el pueblo ante Dios
(Nm. 14:13-17).
Las naciones vecinas conocían cómo Dios
había sacado a Israel de Egipto. Si ahora los
destruía, Dios iba a quedar en entredicho:
“Por cuanto no pudo Jehová meter este
pueblo en la tierra de la cual les había
jurado, los mató en el desierto”
(Nm. 14:16).
Solo perdonándolos podían ellos llegar a ser una luz para las
naciones. Dios debe ser glorificado en su pueblo. La gloria, la
bondad, el amor y el poder de Dios deben revelarse en su
iglesia, a través de lo que Él hace mediante su pueblo.
9. “Cuatro generaciones después tus descendientes volverán a este lugar, porque antes
de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos” (Génesis 15:16 NVI)
Guerra, muerte y
destrucción. Esta es la otra
cara de la conquista de la
Tierra Prometida. Algo que
ya había comenzado con los
territorios de Sehón y Og
(Dt. 2-3). ¿Por qué autorizó
Dios esta masacre?
Antes de permitir la guerra, Dios
ofrecía la paz (Dt. 2:26-29). Al
negarse a aceptar la paz, estos
pueblos sellaron su propio destino
(Dt. 2:30).
Como nación, habían llegado a un
punto sin retorno. Su maldad era ya
un mal endémico (Gn. 15:16).
La historia posterior nos enseña que las
naciones y los individuos que mostraron
respeto hacia Dios y confiaron en Él fueron
salvados de la destrucción (por ejemplo, Rahab
y los gabaonitas).
10. “La historia de los hijos de Israel fue escrita para nuestra
admonición e instrucción, a quienes han alcanzado los fines
de los siglos. Aquellos que estén firmes en la fe en estos
últimos días, y finalmente sean admitidos en la Canaán
celestial, deben escuchar las palabras de advertencia
pronunciadas por Jesucristo a los israelitas. Estas lecciones
fueron otorgadas a la iglesia en el desierto para que el
pueblo de Dios las estudiara y les prestara atención a través
de sus generaciones, para siempre. La experiencia del
pueblo de Dios en aquel desolado paraje será la de su pueblo
en estos tiempos. La verdad es una salvaguarda en todas las
edades para los que se mantienen firmes en la fe que fue
dada una vez a los santos”
E. G. W. (Alza tus ojos, 6 de agosto)
11. Te invitamos a bajar y estudiar cada
una de las 13 lecciones de esta serie:
ESTE SERVICIO
ES GRATUITO Y
PUEDES
USARLO
Slideshare.net/chucho1943