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Danker Maverick lleva centrado en su trabajo mucho tiempo.
Ahora que acaba de celebrar su dos mil cumpleaños, le preocupa no
encontrar nunca a los compañeros que se merece después de haber
pasado toda su vida sirviendo a los demás.

      Tyler Gilroy, un hombre lobo que hace tiempo fue golpeado,
torturado, y utilizado, ha perdido las esperanzas de encontrar a su
compañero. Se siente demasiado asqueado de sí mismo como para
aceptar cualquier tipo de afecto y sentirse querido, pero la alternativa
es demasiado sombría para contemplarla.

      Asterio nunca ha abandonado el Plano de las hadas con
anterioridad. Cuando entra en la Tierra, tiene que aprender una nueva
forma de vida, adaptarse a tener dos compañeros, y enfrentarse a sus
inseguridades después de más de cien años de sequía.

      ¿Podrán Mav, Tyler, y Asterio, luchar para superar los
obstáculos en su camino hacia el amor? ¿O elegirá cada uno el camino
más fácil y, finalmente, terminarán solos?
Maverick.



      Estaba deprimido... Así de simple. Tenía dos mil años y
todavía estaba solo, siempre solo. Siempre soy el hombre que
está a las espaldas de otros, manteniéndolos a salvo y poniendo
mi vida en la línea para protegerlos. No me malinterpreten,
Caleb Kyros es un gran tipo, y estoy muy orgulloso de ser su Jefe
de Seguridad. Es sólo que había pasado tanto tiempo
garantizando el modo de vida y la felicidad de todos los demás,
que no podía dejar de preguntarme cuando llegaría la mía.

     Cuando hace unas semanas cumplí dos mil años, todo en
mi vida pareció cambiar de enfoque. No es que flaqueara en mi
trabajo. Solamente estaba harto de todo y de la mayoría de las
personas que me rodeaban. Todo el mundo acudía siempre a mí
con cualquier problema, personal o profesional, y me miraban
como si pudiera resolverlo mágicamente. Pero, ¿a quién podía
acudir yo? A nadie. No había nadie con quien pudiera ir y ser yo
mismo. No había nadie que me amara.

     Y eso jodía enormemente.

      Siempre era: ‘Mav, ¿qué hacemos?’ O ‘Mav, necesito que
esto esté arreglado’. Y ‘Mav, necesito tu ayuda’.
Constantemente. Durante todo el día, todos los días, y estaba
cansado. No era que no me gustara ayudar o estar al cargo. Era
sólo que estaba cansado de eso. Caleb me preparó una gran
fiesta de cumpleaños, con los hermanos de sus compañeros
revoloteando por ahí. Llegué a estar muy emocionado, pero
después de haber conocido al par de gemelos, mi mente se dio
cuenta de que no eran mis compañeros, nunca lo serían.

      No. Nada de compañeros. Joder, parecía que no me
merecía unos compañeros y que no los encontraría jamás. Pero
¿Por qué? ¿Por qué no? Me había pasado toda mi vida al
servicio de los demás por el bien mayor. ¿Por qué no podía
también yo ser feliz?

      Una parte de mí quería renunciar. La mayoría de los
guerreros no se retiraban ni tomaran trabajos para entrenar a la
siguiente generación de guerreros hasta después de que se
apareaban. Pero después de 1984 años de servicio, pensé que ya
había dado suficiente.

     Creo que Caleb se dio cuenta de que estaba a punto de
renunciar, y por eso me envió a este viaje, un cambio de
escenario para que aclarara mi mente. Sé que me había
convertido en un oso gruñón con todo el mundo. La gente que
siempre me pedía consejo o ayuda, ahora me daba un amplio
espacio en el palacio. Eso fue realmente lo que me hizo caer en
una depresión, y supuse que no tenía ningún amigo de verdad.
¿No deberían mis amigos asegurarse de que estaba bien y tratar
de ayudarme al menos una vez? Supuse que no tenía amigos.

      Sí, eso ayudó a mi crisis de los cuarenta. ¿O a la crisis del
final de la vida? ¿Cómo coño se llamaba a eso cuando podías
vivir para siempre? Bien, mi crisis de la vida.

     Así que ahora estaba en un Boeing 787 Dreamliner para
recoger a unas cien hadas desplazadas. Era un vuelo de once
horas, pero no me preocupaba. Estaba solo, sin nadie que me
molestara o me dijera algo gracioso, ni me preguntara nada. Y el
avión, aunque era enorme, era un lujo. Había adaptado el
espacio, porque además de la gran cantidad de pasajeros que
esperábamos, necesitábamos más sitio para todas sus
pertenencias. Sólo esperaba que cupiera todo. Una gran
cantidad de personas equivalía a un montón de cosas.

      De cualquier manera, Caleb me había enviado como su
Embajador, para que lo arreglara todo de forma que los Faes
pudieran hacer la transición a nuestro mundo lo más fácilmente
posible. Lo haría con orgullo y les daría la bienvenida, pero
cuando regresara a casa, estaba bastante decidido a hablar con
él y con nuestro Consejo sobre mi renuncia. Ya era hora de vivir
mi propia vida... Incluso si estaba solo.




Tyler.



      Soy un monstruo. No hay manera de evitarlo. Soy
completa, total, y absolutamente un monstruo. Mi Alfa me
torturó, golpeó varias veces hasta dejarme cerca de mi último
aliento de vida, y utilizó durante años como una puta de sangre.
Pero no odié todo lo que me pasó. Por eso es por lo que nunca le
permití a Ayden, nuestro Kappa y sanador de traumas, que me
ayudara. No quería que viera lo que estaba pasando en mi
cabeza.

      Por supuesto, no me gustaban los golpes ni ser torturado.
Pero realmente me gustaba cuando me usaban y me trataban
como a una puta, o cuando los demonios saltaban sobre mi
sangre. Para un vampiro o un demonio, la sangre de un
cambiaformas es como viagra, velocidad, y una inyección de
testosterona. Una vez que la tenían en su sistema, me deseaban
tan desesperadamente que solamente me desconectaba.
Cierto que odiaba la forma en la que me golpeaban o
mordían salvajemente, me dolía y me dejaban magullado. Pero
echaba de menos a todos esos hombres queriéndome tan
intensamente, golpeando en mí hasta que me desmayaba de
placer.

     Infiernos, solían beber de algunos de los otros
cambiaformas que tenían en cautiverio y luego venían a
buscarme porque quería ser su puta.

     Sí, era un monstruo, y estaba totalmente jodido de la
cabeza.

      Incluso cuando estuve de regreso con mi viejo Alfa
después de que me rescataran, me convertí en su puta. Él me
follaba una y otra vez, al igual que los otros ejecutores. Sabía
que era un juego para ellos, pero la única razón por la que no
me fastidiaban más, era porque había cambiado, era más fuerte
y más duro. Aún más que los hombres lobo normales, por lo que
podría derribar sus culos, incluso el del Alfa. ¿La parte enferma?
Odiaba al hombre. Era pura maldad y la forma en la que dirigía
la manada, me ponía enfermo.

     Pero cuando me encontraba solo en la noche, era como si
nada de eso importara, solamente que alguien me amara. Desde
hacía mucho tiempo había abandonado cualquier esperanza de
ser amado por quién yo era, y estaba dispuesto a recoger todas
las migajas de cariño que pudiera sentir, solo soñar por un
momento, que era especial para alguien.

     Una parte de mí quería entrar en el Complejo de los
Guerreros, desnudar mi cuello ante ellos para que saltaran
sobre mi sangre, y luego ofrecer mi culo como la puta que era.
Echaba de menos la presencia de hombres en fila y luchando
por tenerme en ese momento. ¿Qué enfermo era eso? Y eso me
dejaba como la sombra de un hombre, lleno de vergüenza y
culpa.
Pero cuando estaba solo en la noche, no podía evitar mis
fantasías ni lo que quería.

     —Oye, Tyler —dijo Ferris con una sonrisa, interrumpiendo
mis pensamientos—. ¿Empacaste?

      —Sí, hoy empiezo a trabajar en la casa del Jefe del Consejo
de la Costa Este —le contesté, dándole una sonrisa vacilante. No
importa lo que mi mente enferma quisiera, los vampiros todavía
me asustaban. No por las relaciones sexuales que había tenido
mientras estuve en cautividad, oh no, esa parte me encantó. Era
por la forma en la que me pegaron y trataron a veces de
arrancar mi garganta. Sin embargo, esos no eran vampiros, me
recordé. Eran demonios, y los vampiros que ahora estaban
cerca, eran buenos.

     —Genial. Ahora que habéis terminado aquí, por fin puedo
entrar y empezar con los detalles sobre la seguridad. —Me di
cuenta de que Ferris estaba muy emocionado, especialmente
desde que me había estado preguntando casi todos los días
cuánto tiempo faltaba hasta que su habitación estuviese lista. —
Darcy me dijo que tendría una habitación del doble del tamaño
de la que tenía en el Complejo de los Guerreros. Estoy
totalmente emocionado.

      —Bueno, diviértete con ella. —Me reí entre dientes
mientras tomaba mi caja de herramientas, el cinturón y la bolsa
de extras. Le di una ola rápida y me dirigí a mi camión. Me
alegraba de poder haberles devuelto algo. Cuando los vampiros
fueron a rescatar a los hermanos menores de Ayden y nos
ofrecieron refugio a cualquier otra persona que lo deseara,
tuvimos que dejar todo atrás. Pero entonces nuestros ancianos
se involucraron y sacaron a nuestro viejo Alfa fuera de escena.

     Nuestras cosas habían sido finalmente entregadas hacía
unos días, y estaba contento por ello. Tener mis propias
pertenencias, hacía que el hecho de haberme mudado y estar
rodeado de otras especies, teniendo en cuenta mi historia, fuera
soportable. Ahora iba a empezar a trabajar en la casa de
Barnabas Leopold y a ayudarlo con algunas reformas, para que
las hadas que estaban cruzando a nuestro Plano, se
establecieran allí.

      Me alegré de que los lobos no fuéramos la única especie
que viniera a vivir entre los vampiros. Pensé que el hecho de que
los vampiros les dieran la bienvenida a las hadas, además de a
algunos de mi manada, era un signo de esperanza de que estos
eran los buenos. Al menos, esa era mi idea actual.

     Ahora bien, si tan sólo pudiera detener los deseos de
mierda de mi cabeza, podría dejar el pasado atrás y tener una
vida mejor aquí. De acuerdo, como si pensara que iban a
desaparecer a corto plazo. Sin embargo, un hombre podía tener
esperanzas.




Asterio.



    Tenía miedo. Dioses, tenía miedo de perder mi bendita
mente.

     Claro, tenía más de tres milenios de antigüedad y era uno
de los mejores guerreros de entre los Faes, pero nunca antes
había dejado nuestro Plano para ir a la Tierra. De lo asustado
que estaba, me veía preparado para mear gatitos de color
púrpura. Todo el mundo hablaba sobre el traslado, y había
estado trabajando sin descanso para conseguir tenerlo todo listo
y empacado para el viaje.
Toda la Comunidad era una mezcla de emoción, miedo y
esperanza. Era una rara combinación, pero aunque la mayoría
no quería, teníamos que dejar nuestro Plano. En él nos
sentíamos a salvo, sabíamos qué esperar día a día. Allí estaba
nuestra casa... Pero ahora, eso había desaparecido.

    Mi parte racional, se daba cuenta que era lógico tener
miedo, teniendo en cuenta a lo que nos enfrentábamos. La parte
masculina de mí se burlaba de eso, diciendo que los guerreros
nunca tenían miedo.

     «De acuerdooooooo.»

     —Vas a estar bien, Asterio —me susurró la Reina
Magdalena mientras estaba de pie allí, mirando el Portal. Miré
por encima de ella, amándola como a mi propia madre. Me
había recogido cuando mis padres murieron trágicamente
siendo un niño. Haría cualquier cosa por esa mujer, y no sólo
porque fuera mi Reina y hubiera jurado protegerla.

     No, lo haría por amor.

     —Comparto tu preocupación, hijo, pero si queremos
sobrevivir, esta es nuestra mejor opción como pueblo.

      —Lo sé y te seguiría a cualquier parte, Alteza —le dije,
tratando de ignorar mi voz temblorosa—. La Tierra es
agradable, ¿verdad? Quiero decir, somos un pueblo de la
naturaleza. He oído hablar de sus enormes edificios y ciudades
en las que no se puede ver el cielo.

      —Hay lugares como ese, pero a donde vamos, es un
espacio rural y tiene un montón de tierra. Estas son buenas
personas que nos dan la bienvenida en nuestro tiempo de
necesidad. —Ella me hizo un gesto reconfortante y señaló hacia
el Portal. Tomé una respiración profunda y lo atravesé.
Di un grito ahogado cuando el poder irradió a mí
alrededor y de repente, estaba de pie sobre tierra firme fuera de
una gran casa. Me moví hacia la persona más cercana, y caí de
rodillas. Era como si alguien me hubiera dado un puñetazo tan
fuerte, que el aire me había abandonado, y luego me hubieran
dejado caer por un precipicio. No lograba respirar.

      —Lo que estás sintiendo es normal, Asterio —dijo
suavemente mi amigo Makari cuando se puso de rodillas junto a
mí—. Tú nunca has cruzado antes. Su aire es tan respirable para
nosotros como el de casa, pero es más delgado por lo que te
llevará algún tiempo acostumbrarte. Después de una semana o
dos, te ajustarás, y ni siquiera lo notarás. Y luego te mostraré
toda la diversión que hay en este mundo. —Le di una débil
sonrisa. Realmente lo estaba intentando. Es sólo que una vez
había escuchado una adagio humano acerca de cómo ‘no se
puede enseñar a un viejo perro nuevos trucos’. Y aunque este
hablaba de animales, yo tenía más de tres milenios edad. El
cambio no iba a ser fácil para mí, y era un enorme y jodido
cambio.

     Ahora, la gran pregunta era si podría adaptarme o
perdería mi mente. En serio, votaba a favor de lo primero.
Maverick.



      —Gracias por venir —dijo alegremente Barnabas Leopold,
Jefe del Consejo de la Costa Este, cuando entré en su casa. Tenía
un Jet lag1 y trataba de adaptarme a la diferencia horaria de
siete horas. Si estuviera en Grecia, estaría preparándome para
irme a la cama, pero aquí era temprano.

     —Ha sido un placer, Señoría. El Señor Caleb envía sus
saludos y espera reunirse con usted pronto. Se disculpa por no
haber venido él mismo, pero con el nacimiento de su primer
hijo hace nada más que un día, su conciencia no se quedaba
tranquila si lo dejaba con una niñera —le expliqué, a lo que
Barnabas hizo una respetuosa reverencia.

     —¡Oh! No sabía que era por eso por lo que se había
quedado en Grecia. —Barnabas me dio una sonrisa y estrechó
mi mano—. En nuestra conversación telefónica acerca de por
qué no podía venir, fue muy críptico.

    —Las líneas telefónicas pueden ser pinchadas, y
mantenemos oculto el hecho del nacimiento del heredero para
mayor tranquilidad. Como el último de su línea, espero que
comprenda los peligros a los que su hijo se enfrenta.

    —Por supuesto —dijo con una mueca—. Hace tan sólo unas
semanas fuimos atacados por demonios que trataban de

1
Es lo que se conoce como el desfase horario entre continentes. Tienes que adaptarte.
matarme. —Sacudió la cabeza como para dejar ir los
pensamientos sombríos—. Pero pasemos a mejores temas.

     »Me gustaría que conocieras a mis compañeros y Jefes de
Seguridad, Miles Juniper y Digger Slane.

      —Es un placer. —Todos me saludaron, e iba a decir algo
más, cuando el olor más celestial me golpeó la nariz. Eché un
vistazo alrededor del hall de entrada y mi vista cayó sobre un
hombre que me miraba fijamente, temblando como si hubiera
visto un fantasma. Mis colmillos cayeron de inmediato, e ignoré
al resto de las personas y dio un paso hacia él.

     —No —susurró, y levantó las manos. Me quedé inmóvil,
viendo que su angustia era muy real.

     —¿Sabes quién soy? —le pregunté en voz baja, porque no
quería asustarlo más.

     —Sí, pero me dan miedo los vampiros. —No tuve la
oportunidad de responder antes de que cambiara a su forma de
lobo, desgarrando sus ropas. ¡Wow! Era hermoso. Mi
compañero medía 1.85 metros, bien construido, duro, con el
pelo color caoba que le llegaba hasta las orejas, y los ojos de un
azul brillante. Era tan impresionante como su lobo, de brillante
pelaje castaño rojizo y que también tenía los ojos azules.

     —Nunca te haría daño, cachorro. —Me fui agachando
hasta quedar de rodillas y me deslicé poco a poco hacia él. Me
dio un gruñido de advertencia sin verdadera malicia detrás de
él.

     —Tú eres su compañero, ¿no?—preguntó Barnabas con un
suspiro—. Esto es malo.

      —¿Por qué? —repliqué, pero luego me aclaré la garganta y
traté de calmarme—. No soy una mala persona. Nunca le haría
daño a mi compañero.
—Tyler fue secuestrado por los demonios y utilizado como
una puta de sangre durante años.

     »Tiene serios problemas con cualquiera que tenga
colmillos.

     —Sin embargo, vive entre los vampiros —le respondí, sin
entender nada de esto.

     —Es complicado —dijo Digger con cuidado—. Pero le
corresponde a él explicarlo.

     —Si volviera a cambiar podría hacerlo —me quejé. Miré
por encima a mi compañero cuidando de detectar cualquier
signo de agresión, pero no había ninguno, así que me arriesgué.
—Como tu pareja te ordeno que cambies de nuevo y hables
conmigo, o saldré por esa puerta y me iré. No soy una amenaza
para ti, y me duele que sea así como me trates en nuestra
primera reunión. —Oí un grito ahogado de shock detrás de mí,
pero lo ignoré.

     Tyler gimió antes de rodar para dejar al descubierto su
vientre para mí. No sabía mucho acerca de los cambiaformas,
pero sabía que en un lobo, eso era un signo de sumisión. —Por
favor no me hagas esto. No me querrás cuando sepas lo jodido
que estoy de la cabeza. Sólo abandóname.

      —No puedo hacer eso, cachorro —susurré, un poco en
shock por poder oírlo en mi cabeza—. Si quieres, puedo verlo
todo sin que tengas que explicármelo. —Le froté el estómago
cuando me miró con recelo—. Seré amable, te lo juro. Si bebo de
ti, entonces podré ver tus recuerdos. —Comenzó a temblar de
nuevo—. O podría usar mi otro don y hacer que te corras aquí
mismo, en el centro del hall, con testigos, y avergonzarte por ser
un compañero muy malo.
El aire vibró a su alrededor y de repente estaba frotando a
Tyler, el hombre. —Esa no es una gran amenaza.

     —Sé que no lo es —le contesté con descaro—, pero
funcionó. —Asintió y mostró su cuello para mí. Me puse encima
de él, no daba dos mierdas por donde estábamos o quien
estuviera viéndonos.

     —Espera, la sangre de cambiaformas afecta a los vampiros
—me advirtió uno de los hombres detrás de mí. Rodé los ojos,
dejando que mi pareja me viera, y sonriéndole.

      —Tengo dos mil años de antigüedad. Sé lo que nos hace la
sangre de los cambiaformas. Acabo de conocer a mi compañero,
por lo que suena divertido para mí. —Miré a mi compañero con
una mirada lasciva—. Oh, sí, serán buenos tiempos para todos.
—No esperé más, y hundí mis colmillos en su cuello tan
suavemente como pude.

     —Oh Dios, qué bien se siente —gritó Tyler, y me rodeó con
sus piernas, colgándose de mi cuerpo más grande. Él no era
pequeño, pero dado que yo que medía 2.04 metros, casi todo el
mundo era más pequeño que yo—. Esto no era lo que sentía
cuando me mordían antes.

      Gruñí para mostrarle que lo entendía mientras bebía su
sangre. Era como beber lava líquida, así que era difícil
concentrarse, pero empujé los pensamientos a un lado y me
concentré en los recuerdos que me daba. Después de unos pocos
minutos, supe por qué mi compañero pensaba que era un bicho
raro. Retiré mis colmillos y le lamí la mordedura, cerrándola
antes de darle una mirada diabólica.

     —Sé lo que necesitas, cachorro —gruñí mientras extendía
la mano y acariciaba su agujero—. Y te lo daré tan pronto como
te comprometas a aceptar nuestro apareamiento.
—Sí —susurró sobrecogido, como si acababa de conocer a
Santa Claus.

     —Necesitamos un lugar privado —le dije a Barnabas, sin ni
siquiera apartar mis ojos de mi compañero.

     —Está bien —arrastró las palabras—. Subid las escaleras y
girad a la derecha, tercera puerta a la izquierda.

      —Gracias, Señoría. —Me puse de pie, mi compañero seguía
envuelto a mi alrededor. Les di una rápida inclinación de
cabeza, sonriendo mientras veía sus expresiones de shock.
Entonces corrí por las escaleras a la habitación que me habían
ofrecido.

     —No puedo creer que aún me quieras después de lo que
has visto —Tyler susurró en mi cuello. Le di una patada a la
puerta cerrándola y froté mis manos en su espalda.

     —Crees que estás enfermo porque te gustó una parte del
cautiverio, Tyler, pero no era el cautiverio o el abuso lo que te
gustaba. Sólo necesitabas encontrar a la persona adecuada que
entienda tus deseos.

     —¿Y tú eres ese hombre?

     —Oh sí —gemí cuando lo aparté de mí. Me miró divertido,
pero estaba demasiado ocupado tomando mi primera vista real
de mi compañero—. Quédate quieto, quiero echar un vistazo a
lo que me pertenece. —Se estremeció, y asintió. Siempre es una
buena señal. —¿Realmente quieres ser mi puta?

     —Sí —gimoteó.

     —Bien. Entonces, inclínate y muéstrame lo que es mío.
Quiero ver el estrecho agujero que voy a follar toda la noche.
Sabía que lo haría, porque estaba sintiendo los efectos de
su sangre, y estaba tan malditamente caliente, que me daría
contra la pared si no me aliviaba pronto. Hizo lo que le ordené,
y pensé que era el momento de recompensarlo. Me concentré en
Tyler y dejé fluir mi don. Gritó cuando se corrió, y se habría
caído si no lo hubiera agarrado por la cintura.

     —Oh, cachorro, eres perfecto.

     —Ya no soy un cachorro —jadeó, temblando por la fuerza
de su orgasmo.

      —Eres mío. Pero tienes treinta y dos, y yo acabo de
cumplir dos mil. Eso te hace un cachorro, y te encuentro
caliente.

     —Entonces soy tu cachorro —gimió. Le acaricié el saco
antes de lanzarlo a la cama. Me desvestí tan pronto como me fue
posible mientras me miraba. —Eres muy caliente.

     —El sentimiento es mutuo —ronroneé—. Vi en tu mente
que como soy tu compañero, no tengo que estirarte o lubricarte
para follarte, ¿no?

      —Sí, es verdad —asintió, su polla con filtraciones ante la
idea. Bien, porque eso me encendía.

    —Abre las piernas y actúa como una verdadera puta,
mendigando mi atención —le ordené con una sonrisa salvaje.

      —Por favor, fóllame fuerte y rápido —declaró él, dándome
el espectáculo de mi vida cuando abrió totalmente sus piernas al
aire. Era genial saber que era tan flexible—. Golpéame con tu
enorme polla hasta que me desmaye. Úsame como mejor te
parezca.

      —Buen cachorro —elogié metiéndome en la cama con él y
trasladando mi cuerpo sobre el suyo. Puse mi polla en su
agujero y me empujé de un solo golpe, permitiendo que su
cuerpo se adaptase. Había visto en su mente que los lobos
producían un lubricante natural cuando se acoplaban con sus
compañeros, y su cuerpo se extendió preparándose para mí—.
Las manos encima de tu cabeza.

      —¿Vas a sujetarme y follarme? —El resplandor de la
lujuria brillaba en sus hermosos ojos azules haciéndome saber
lo mucho que le gustaba.

      —Sí, hasta que consigamos algunas restricciones y
cadenas, esto tendrá que valer. —No esperé una respuesta,
empujando mi polla en su totalidad. ¡Dios, se sentía como el
cielo!—. Oh, cachorro, voy a follarte muy bien. Mi caliente y
cachondo cachorro es perfecto.

     —Gracias —susurró, sus emociones luchaban por salir a la
superficie.

     —Mi placer. —Bloqueé sus muñecas con una mano,
sujetándolo abajo mientras movía una de sus piernas alrededor
de mi cintura. Empecé a castigarlo duramente, amaba los
pequeños aullidos que mi lobo hacía mientras lo follaba
exactamente como quería—. ¿Vas a ser mi puta personal, Tyler?
¿Atenderás todos mis deseos y te entregarás a mí para siempre?

     —¡Sí, sí, soy tuyo, señor! —Odiaba esa mierda de Señor.

      —Maverick —gruñí, con ganas de golpearme a mí mismo
en la cabeza cuando me di cuenta que ni siquiera le había dicho
mi nombre—. Mi nombre es Maverick, pero todos me llaman
Mav.

     —Me gusta. —Se inclinó y lamió mi cuello—. ¿Puedo
reclamarte, Mav?
—Mejor que sí —gruñí. Sentí como sus dientes se hundían
en mi carne y nuestro vínculo encajando en su lugar—. Ya eres
mío, Tyler, y me haré cargo de ti a partir de ahora, cachorro.

     —¿Algún día me amarás? —Pude oír el miedo que
expresaba a través de sus emociones. Tyler sabía que era una
buena y salvaje puta en la cama, pero pensaba que, por eso,
nadie podría amarlo.

     —Sí, cachorro. Amaré a mi compañero mucho más que a
su cuerpo —prometí—. Ahora córrete para mí.

     Sacó los dientes de mi cuello y gritó mi nombre. Sentí
como su cuerpo me apretaba mientras llenaba el espacio entre
nosotros con su semilla. Lo seguí directamente, llenándolo
hasta que solo me quedé empujándome en él.

     Una vez no parecía ser suficiente.

     —¿Cómo lo quieres ahora? —le pregunté, lo último de mi
semen ni siquiera había dejado mi cuerpo todavía—. ¿Quieres
que golpee ese dulce culo desde atrás, mientras te sujeto a la
cama?

     —Sí, por favor —rogó. Tiré de él y lo puse boca abajo.

     Entonces empujé de nuevo mi todavía dura polla en su
dispuesto agujero. Empujé sus hombros hacia abajo en la cama,
manteniendo mi mano allí, así que se quedó quieto mientras lo
golpeaba.

      Lo follé duro y rápido una vez más, hablándole sucio todo
el tiempo hasta que llegó con tanta fuerza que parecía listo para
una siesta. Le exigí que fuera mi puta una vez más y lo hizo.
Después de la cuarta vez, finalmente estaba cao. Yo seguía
estando duro y con ganas, pero habíamos llegado al borde de lo
que podía dar.
Lo moví hacia el lado de la cama que no habíamos
ensuciado y fui al cuarto de baño contiguo a por un paño. Lo
mojé con agua tibia y luego regresé con mi compañero y lo
limpié de arriba a abajo. Cuando terminé, me arrastré en la
cama a su lado, y tiré de él a mis brazos. Incluso en su sueño,
Tyler parecía saber a dónde pertenecía, porque se acurrucó
contra mí.

      Estaba cansado, pero al mismo tiempo no lo estaba.
Quiero decir, mi cuerpo lo hacía, pero mi mente seguía
corriendo. ¿Debería quedarme en los Estados Unidos o llevarme
a Tyler conmigo? Estar acoplado a un guerrero siempre era
peligroso, pero dada mi posición como Jefe de Seguridad de
Caleb, Tyler podría estar en un peligro incluso mayor. Tenía un
equipo capacitado, cualquiera de ellos podría asumir mi papel.
Tal vez era el momento de dejarlos y vivir una vida con mi
pareja.

     —Si estás pensando tan duramente y no estás cansado,
entonces es que no he hecho mi trabajo correctamente —
masculló Tyler. Sonreí, ya amaba su lado juguetón y aventurero.

    —Tal vez deberías utilizar esa inteligente boca tuya y
chupársela a tu compañero para que pueda descansar un poco.

     —¿Vas a golpear a tu pequeño y sucio cachorro, si no lo
hace?

     —Lo haré incluso si lo haces, porque los dos sabemos que
lo deseas. Incluso golpearé tu saco, como he visto en tu cabeza
que te gusta.

     —Me gusta eso —gimió mientras se dio la vuelta y se
movió por mi cuerpo. Mi compañero me tragó entero
obedientemente, chupando con entusiasmo como si fuera su
juguete favorito. Sí, podría acostumbrarme a ese tratamiento de
alguien que me amara. Creo que lo necesitaba tanto como él me
necesitaba a mí. Ambos estábamos cansados de estar solos. Y
teniendo en cuenta que lo que él necesitaba sexualmente era
exactamente lo que yo quería darle... éramos los compañeros
perfectos.
Tyler.



      Mi compañero era un dios entre los hombres, con su
ligeramente ondulado cabello negro azabache y sus ojos grises
humo. Y luego estaba su cuerpo, con todos sus gloriosos y
definidos músculos. Era lo suficientemente fuerte como para
sostenerme en diversas posiciones salvajes, follándome contra
la pared mientras sostenía mi peso, y lanzándome sobre la cama
como si no pesara nada. Yo no soy pesado, pero con mis 1.85
metros y mis 75 kilos, encontraba eso muy impresionante.

     Mav era un animal en la cama, y no creía que fuera sólo
porque hubiera bebido mi sangre. Me folló contra la pared,
luego contra la puerta con mi pecho apoyado en ella, tres veces
en la ducha, una vez en el suelo del baño, varias veces en la
cama, y por casi toda la habitación hasta que perdí la cuenta.

     Y no era sólo el sexo. De ninguna manera. Era pervertido y
estaba al mando durante la acción, pero cuando acabábamos,
era muy tierno conmigo. Mi compañero me limpiaba, se
aseguraba de que mi culo estuviera bien y no hubiera sido
demasiado duro conmigo, y luego me sostenía en sus brazos. Me
sentía querido y apreciado. Y aunque había visto todos mis
recuerdos, me hizo todo tipo de preguntas sobre mí.

     Cuando le pregunté por qué lo hacía, simplemente me dijo
que aunque había visto mis recuerdos, eso no significaba que
supiera cómo me sentía yo acerca de las cosas. Quería conocer
mis deseos y la forma de hacerme feliz. Si no hubiésemos estado
acostados, me habría caído en estado de shock. ¿Desde cuándo
le importaba a nadie lo que yo quería?

     Yo también le pregunté sobre su vida. Mav me confesó que
recientemente había estado deprimido y que había empezado a
preguntarse si alguna vez habría algo más en su vida que ayudar
a los demás todo el tiempo. Pensé que mi compañero hacía
tiempo que había pagado sus deudas siendo un guerrero, y
merecía un poco de felicidad. Y yo estaba decidido a dársela, no
importaba lo que tuviera que hacer.

     Hablamos de nuestro vínculo mental. A mí me hacía sentir
muy cercano a él, y me di cuenta de a Mav también le gustaba.
Dijo que lo hacía sentir como si fuéramos miembros de un
emocionante club secreto para niños, del que solo nosotros
sabíamos la contraseña. Si lo había dicho así para hacerme reír,
funcionó.

     Un día y medio más tarde, finalmente salimos de la
habitación. Alguien nos había estado enviando bandejas de
comida, pero decidimos volver al mundo real. Caminábamos
hacia el comedor, cuando olí algo grandioso.

     —Creo que tenemos que hablar de algo —le susurré a Mav,
tratando de contener un gruñido de deseo.

    —¿De qué, cachorro? —Levantó mis manos a sus labios y
me sonrió—. Necesitamos alimentarnos antes de que me digas
cómo deseas la próxima ronda de sexo.

     —No, esto es serio. —Vi su sonrisa caer en una mueca—.
Sabes que los Faes tienen dos compañeros, ¿verdad?

      —Había oído hablar de eso. —Pasó una fracción de
segundo antes de que se diera cuenta de a donde yo quería
llegar, y comenzó a olfatear el aire—. Hay demasiadas personas
en la habitación y todo lo que huelo es mi aroma en ti.
—Bien, pues es buena cosa que los lobos tengamos un
mejor sentido del olfato —le contesté con una risita—. Puedo
decir que nuestra pareja está aquí, pero no seré capaz de
averiguar cuál es sin cambiar. —Tenía razón, había demasiadas
personas en la habitación. Tenía que haber casi un centenar.
Mav me había dicho que había venido para llevar a algunos Faes
a los lugares designados en Grecia, donde acamparían el doble o
el triple de los que había allí, y habían preparado habitaciones
en varias fincas de su aquelarre.

     —Ve a buscar a nuestra pareja antes de que lo perdamos —
dijo Mav nerviosamente. Sí, yo tampoco estaba preparado para
ese desenlace. Le di un ardiente beso y rápidamente me quité
mi ropa antes de cambiar. Me dio una emocionada mirada
mientras recogía la ropa. Meneó la cabeza y me siguió mientras
me movía entre la multitud tratando de encontrar a nuestra
pareja.

     Mi lobo gimió cuando lo encontré. Mierda, era un chico
grande. Debía tener más de 2.13 metros de alto, con el pelo
rubio corto y ojos café claro. Era impresionante. Me debió haber
oído, porque su cabeza dejó su plato y se giró de golpe hacia a
mí. Entonces sus ojos se agrandaron.

      —¿Por qué hay un lobo en el comedor? —preguntó
vacilante, dejando su comida. Se estremeció cuando salté sobre
él, cambiando en el aire. Una parte de mí quería reír cuando
lanzó un gruñido, pero me sujetó.

     —Porque también soy un hombre, y tú eres mi compañero
—gruñí, enterrando mi nariz en su cuello para conseguir su olor
claramente. Sí, era nuestra pareja—. Y el otro también está aquí.

     —Mis dioses, estás desnudo —susurró mientras sus manos
se posaban en mi culo—. Espera, ¿compañero?
—¿No puedes olerme? —le pregunté, pero luego recordé
vagamente a Barnabas, diciendo algo sobre que los Faes no
podían oler a sus compañeros. ¿Sería cierto? Mierda, no había
prestado atención.

      —Nosotros no hacemos ese tipo de cosas —respondió
mientras me llevaba a un lado de la puerta que conducía a un
salón privado. No había nadie allí y estaba contento de que
pudiéramos tener esta conversación en privado—. Averiguamos
quién es nuestra pareja durante las relaciones sexuales, cuando
el vínculo encaja en su lugar.

     —Entonces tengamos relaciones sexuales. —Se me quedó
mirando con ojos muy abiertos, como si hubiera sugerido algo
loco—. ¿Qué?

     —Dame un minuto para ponerme al día —murmuró—. Soy
Asterio, uno de los guerreros de las hadas y ayer llegué a este
mundo por primera vez. Estoy adaptándome, ¿de acuerdo?

     —Bueno, ahora tienes dos compañeros que te ayudaremos
a aprender y ajustarte a este mundo —dijo Mav suavemente.
Miré por encima del hombro y le sonreí—. Tyler y yo nos
conocimos antes de ayer, y todavía estamos tratando de
ponernos al día. Soy Danker Maverick pero todo el mundo me
llama Mav. Y a quien estás sosteniendo, es Tyler Gilroy.

     —¿He encontrado a mis dos compañeros al mismo
tiempo? —susurró Asterio mientras se sentaba.

     Su control sobre mí era apretado, sus manos se movían
por mi espalda. Me di cuenta de que no era algo sexual, sino
más como si fuera su manta de seguridad para no volverse loco.
Yo lo sostenía a él, mientras mi lobo hacía ruidos felices que
eran lo más cercano a ronronear que podíamos hacer en ese
momento. —¿Y ya lo reclamaste?
—Sí. Tyler te olió cuando salimos a tomar aire después de
un día y un medio de acoplamiento. Soy el enlace encargado de
trasladar a algunos de los Faes a Grecia, por lo que no es mucho
lo que necesito atender antes de renunciar.

     —¿Lo dejas? —le pregunté, dándome la vuelta en los
brazos de Asterio, de modo que pudiera verlo. Habíamos
hablado de ello, pero el hecho de que hubiera tomado una
decisión, era toda una noticia.

     —Sí, cachorro. He vivido mucho tiempo y he aprendido
que lo más importante es lo que la vida nos da —respondió con
una sonrisa avanzando hacia nosotros. Froté mi mejilla contra
su mano cuando la acercó—. Podría ayudar aquí con todo esto, o
entrenar a los nuevos guerreros para que puedan aprender de
mi experiencia, pero es hora de vivir mi vida. —Me dio un guiño
y una sonrisa caliente—. Además, tengo un compañero
insaciable. Nunca sería capaz de manejar mi trabajo y cuidar de
sus necesidades.

     —¿Tan caliente es? —espetó Asterio, mirando entre
nosotros, como si viera un partido de tenis—. Me gusta el sexo.
Solo que han pasado un par de siglos desde que lo he tenido.

    —¿Qué edad tienes? ¿Estoy acoplado con dos viejos
chapados a la antigua? —le pregunté en un tono burlón.

     —Cerca de tres milenios. —Frunció las cejas, confuso—. No
entiendo la frase ‘estar chapado a la antigua’.

     —Es normal, ya que nunca has estado aquí antes. ¿Los
Faes jamás envejecéis ni os arrugáis? —Sacudió la cabeza y me
quedé perplejo sin saber cómo explicarlo—. Es una cosa
humana. Lo aprenderás viendo la TV.

     —¿Por qué no os vais conociendo mientras soluciono un
par de cosas? —dijo Mav con suavidad, al darse cuenta, como
yo, de que nuestra pareja se sentía abrumada—. Asterio, confío
en que vigilarás y protegerás a nuestra pareja en mi ausencia.

     —Sí, por supuesto —respondió.

      —No soy un niño, chicos. —Solté una risita, rodando mis
ojos—. En realidad soy más rápido que los vampiros y el
infierno, y si cambio a mi lobo, soy un culo duro de roer. —Mav
me dirigió una mirada que decía claramente: ‘No jodas’. Ah,
claro, haciendo que Asterio se preocupara de mi protección,
estaba tratando de que no se asustara y huyera. Maldita sea, ¡mi
hombre era inteligente!

     —Aquí está tu ropa. —Se echó a reír cuando la
comprensión iluminó mi rostro—. Vístete, prepara una bandeja
de comida, y sube a nuestra habitación con nuestro compañero.
Me reuniré con vosotros en breve.

      —¿Si obedezco, me azotarás? —gemí, ya estaba caliente de
nuevo. Wow, por la forma en que actuaba, alguien debía haber
deslizado viagra en el suministro de agua.

      Se inclinó y mordió mi cuello con sus colmillos, pero no lo
suficiente para extraer sangre. —Voy a golpear a mi puta y luego
follarlo hasta que se desmaye. Asterio puede ayudar. Creo que
puedes tomarnos a los dos. Pero tienes que ser una buena puta y
mostrarnos lo flexible que eres.

     —De acuerdo —gemí, girándome hacia Asterio.

     —¿Así es como le hablas a tu pareja? —preguntó Asterio
con desaprobación en su tono.

     —A él le gusta hablar sucio y que yo esté al mando —Mav
se comenzó a defender, pero lo corté, dándome la vuelta para
hacerle frente a Asterio.
—¿Puedo ser tu puta? —Decidí mostrarle lo que Mav
estaba diciendo de otra manera—. Puedes follarme de la forma
que desees, siempre y cuando sea fuerte y rápido, y domines mi
cuerpo mientras me sujetas duramente.

      Sus ojos se agrandaron, pero vi la lujuria en ellos. —
Realmente te tendremos que tomar los dos para mantenerte
satisfecho y en línea, ¿verdad?

      —Sí, por favor. —Me froté contra su estómago y lo
siguiente que supe es que me estaba besando.

     —Voy a dejaros chicos. —Se rio entre dientes Mav.

      Le di un gesto de despedida y escuché la puerta cerrarse
tras él. Estaba un poco ocupado para decirle adiós. Maldita sea,
¡vaya beso el de Asterio! Dejé que se hiciera cargo mientras mis
caderas se movían como si tuvieran mente propia. Cuando nos
faltó el aire a los dos, nos detuvimos jadeando.

      —Comida. Habitación —exigí—. Puedes alimentarme y
follarme, al mismo tiempo.

     —Dioses, que boca tienes. —Nos pusimos de pie y me vestí
rápidamente. Cuando llegamos de nuevo al comedor, el
desayuno más o menos había terminado, por lo que el lugar no
estaba tan lleno.

     —¿Encontraste a tu segundo compañero? —preguntó
Barnabas con una ceja levantada mientras miraba a mi mano
que sostenía la de Asterio.

     —Um, sí —respondí nervioso, aclarando mi garganta para
comprarme algo de tiempo y así pensar qué decir—. Mañana
por la mañana empezaré a trabajar en las reformas, lo juro. No
había previsto…
—Está bien, Tyler. —Miles se rio entre dientes, moviendo
la cabeza—. No es como si la finca se estuviera cayendo. Sólo
queremos empezar a darle un cambio de imagen y hacer de este
nuestro hogar. Pero no es nada que no pueda esperar, dado que
encontraste a tus compañeros.

     —Bien, bien. —Suspiré con alivio. Soy un duro trabajador y
no uno que se escaquea de las responsabilidades. En realidad no
estaba actuando como yo mismo... Bueno, a los ojos de los
demás. Estaba sosteniendo la mano de Asterio, mostrando
afecto, y le había permitido a Mav darme órdenes. Había sido
un ejecutor en mi manada, pero no porque lo hubiera querido.

      Joder, había estado en el lado de los lobos duros, pero en
mi corazón, soy un sumiso. No estaba en el rollo completo de las
relaciones de dominación-sumisión, pero me gustaba que me
dijeran qué hacer y sentir que estaba siendo cuidado. Nunca
había tenido la oportunidad de explorar esa parte, ni había
tenido a nadie que se hiciera cargo de mí.

     —¿No ibas a ayudarme a aclimatarme a este mundo,
cachorro? —preguntó Asterio, su voz muy, muy profunda envió
escalofríos por mi espina dorsal—. Y con la noticia que Mav nos
ha dado, creo que él también necesitará tu ayuda. Luego queda
encontrar un lugar en el que nosotros podamos tener nuestro
hogar, ¿no crees?

      —Sí, por supuesto —asentí y le di una mirada que esperaba
le dijera claramente: ‘Entonces dime que hago’.

     —Creo que quizás lo mejor sea que Tyler se comprometa a
discutir el proyecto a partir de la próxima semana, Señoría.

     —Estoy de acuerdo. Además, comenzamos la idea del
proyecto antes de saber la cantidad de Faes que iban a residir
aquí, aunque algunos lo hicieran temporalmente. —Barnabas,
suspiró y se apoyó en Miles—. Y pienso que solo generaríamos
una gran confusión, si empezáramos a destrozar habitaciones.
Hablaremos la próxima semana, y para entonces, ya deberíamos
saber quiénes se van a quedar aquí, al menos de momento.

      —Gracias. —Sonreí, cuando mi compañero tomó la
bandeja del desayuno, incluyendo el café. Me hizo un gesto con
el codo para que guiara el camino.

     Ah, claro, no sabía que habitación era. Maldita sea, me
había perdido en mis pensamientos de lo caliente que estaba de
nuevo. Me preguntaba cómo sería su aspecto desnudo.

     —¿Dónde estabas? —preguntó con una ceja levantada.

     —Imaginándote       desnudo     —admití,    mis     mejillas
sonrojadas.

      Se echó a reír, cuando finalmente salimos del comedor y
fuimos hacia nuestra habitación. Asterio tenía razón en una
cosa. Teníamos que encontrar un lugar para vivir, porque quería
estar relajado con mis compañeros sin tener que estar siempre
preocupándome sobre quien estaba alrededor o teniendo que
comportarme porque teníamos compañía.

     Pero entonces tuve una idea. Yo, idiota de mí, como un
imbécil solté la pregunta. —¿Los Faes tenéis dinero? —¿Y la
gente se preguntaba por qué no hablaba mucho? La mayoría
piensa que soy un tipo fuerte y silencioso, cuando la realidad es
simplemente que no tengo un filtro entre mi cerebro y mi boca.

      —Tenemos oro, que me han dicho es una forma de pago
aquí. ¿Por qué, necesitas algo? —Parecía preocupado, y eso era
lo último que quería.

     —No, no, nada de eso. —Me reí mientras subíamos las
escaleras—. Es sólo que estaba pensando donde íbamos a vivir.
Una de las familias fundadoras es propietaria de una finca
abandonada y hablaron conmigo acerca de dividir ese
patrimonio en parcelas. Supongo que la idea es compartir los
miles de hectáreas y así cualquiera podría comprar una o dos
hectáreas y construir una casa propia. Como estamos en una
zona rural, no hay desarrollos de viviendas o apartamentos,
pero me gustaría que tuviéramos un lugar que fuera nuestro.

     —No sé lo que es un desarrollo de viviendas,
apartamentos, ni patrimonios. —Parecía molesto, pero con él
mismo.

     —Está bien, explícame como vivíais en vuestro Plano.
¿Vivíais en casas tan grandes como estas?

     —No, la Reina tenía su palacio y como uno de sus
guerreros, yo tenía una habitación en él.

     —¿Entonces el palacio era más grande que esto?

     —Sí —respondió, sus cejas se juntaron. Habíamos llegado
a nuestra habitación prestada y le abrí la puerta.

    —Esto es una finca. Es una gran mansión rodeada de un
montón de tierra.

     Asintió entrando y dejando la bandeja, mientras yo
cerraba la puerta detrás de nosotros.

     —Entiendo.

     —¿Dónde viven los demás?

     —En el pueblo que rodea el palacio.

     —Eso es, básicamente, un desarrollo de viviendas. Es decir
cada uno tiene su trozo de tierra para cuidar y tiene una casa en
él. Un apartamento es un edificio lleno de habitaciones,
parecido a las suites de esta casa, solo que haces tu vida en él
todo el tiempo.
—Eres muy bueno explicando las cosas —dijo con orgullo
después de un momento—. ¿Así que esta familia fundadora
quiere convertir una gran cantidad de sus bienes en partes para
que cada uno podamos tener nuestras propias tierra y vivienda?

     —Exactamente. Dado que yo construí la mayoría de las
casas para mi vieja manada, vienen a hablar conmigo acerca de
cómo dividir la tierra y conseguir a los encargados de las
construcciones, pero haciendo casas más sencillas.

    —¿Y querías saber si tenía oro, para que pudiéramos
comprar una de esas piezas de tierra?

     —Sí, supongo que realmente no me paré a pensar —
respondí, mis mejillas calientes—. Me di cuenta que estaba de
acuerdo contigo sobre el deseo de tener un lugar nuestro, así
que me acordé de lo que Desmond me había dicho y luego me di
cuenta que no tenía dinero para comprar la tierra. Entonces,
simplemente, te solté la pregunta.

     —La      soltaste   —respondió     con    una    sonrisa
tranquilizadora—. Aprecio la honestidad en mis compañeros.
Debemos sentirnos lo suficientemente cómodos uno con los
otros y no tener que preocuparnos de lo que estamos pidiendo.
No es fácil para mí admitir que estoy perdido en este Plano,
pero si no puedo preguntarles a mis compañeros en busca de
ayuda, entonces, ¿en quién más voy a confiar?

     —Ese es un buen punto. —No lo había pensado así, pero
tenía sentido. Siempre tenía que ser capaz de ser yo mismo en
torno a mis compañeros.

     Por supuesto que acababa de conocerlos y nos llevaría un
tiempo adaptarnos y conseguir estar cómodos unos con otros,
pero siempre he pensado que esa es la razón por la que el
destino unía a los compañeros. Incluso había algunas personas,
que no eran específicamente compañeros, que se unían. De
inmediato sentí que podía relajarme alrededor de Mav y
Asterio.

     Comimos en un silencio cómodo, tomando piezas de frutas
y pasteles de la bandeja. Era como si hubiéramos hecho esto
todas las mañanas durante años, y sentí que la tensión, que ni
siquiera sabía que todavía tenía después de que Mav me hubiera
hecho el amor, dejaba mis músculos. Tal vez algunas de las
preguntas que Asterio había planteado habían hecho a mi
mente relajarse.

     Menos mal que él fue capaz de expresarlas, ¿eh?
Asterio.



     —Creo que deberíamos comprar el doble de tierra, ya que
eres un lobo —le dije después de unos momentos de silencio—.
Necesitas espacio para correr, y me sentiría incómodo si
tuvieras que ir a otro lugar para hacerlo.

     —No estoy en contra de la idea, pero realmente no tengo
nada de dinero —dijo nerviosamente mi compañero—. Yo
diseñaba y construía las casas con la ayuda de la manada,
combinábamos nuestros recursos, pero realmente no teníamos
nuestro propio dinero.

      —¿Cómo puedo saber si tengo suficiente oro para comprar
esa tierra? —Tal vez lo que traemos los Faes no es mucho para la
gente en este Plano.

     —Bueno, creo que por ahora debes traer tus cosas aquí y
compartir la habitación con nosotros, y si lo deseas puedes
mostrármelo. —Tyler se encogió de hombros de esa linda
manera que hacía que me hacía sentir, que si no teníamos lo
necesario, buscaríamos otra solución. Era muy agradable.

     —Acepto la invitación. —Tomé su mano más pequeña en la
mía, y salimos de la habitación. Me tomó un momento recordar
donde estaba la mía, ya que siempre me transportaba.

    Unos minutos más tarde, estábamos en la habitación que
compartía con otros guerreros. Habíamos tomado posiciones
alrededor de la habitación en la que se quedaba la Reina. No
creía que nadie en la casa de Barnabas quisiera hacerle daño,
pero nuestra paranoia era mantenerla a salvo.

     —Mi oro está aquí —dije, sacando un gran baúl que había
traído de casa. Tomé la llave de mi bolsillo y lo abrí, mi pecho
subía y bajaba con nerviosismo antes de enseñárselo a mi nuevo
compañero—. ¿Es esto suficiente?

     Los ojos de Tyler se ampliaron tanto, que pensé que
podrían salirse de sus cuencas. —Um, sí, eso es suficiente para
comprar varias fincas, Asterio. Podrías comprar muchas
parcelas de tierra si quisieras construir un infierno de casa, y
todavía te quedaría bastante oro para el resto de nuestras vidas.

     »¿Puedo preguntar de dónde sacaste todo esto?

      —Los guerreros recibimos un pago por nuestros servicios,
además mis padres murieron en un accidente cuando era joven
y la Reina Magdalena me acogió. Después de que su hija vino a
aquí a encontrar a sus compañeros y la Reina la perdió, creo que
le preocupaba que pudiera dejarla algún día. Así que comenzó a
echarme a perder cada vez que tenía la oportunidad, y cuando te
encuentres con ella, comprenderás que no es una mujer a la que
puedas devolver un regalo que te ha dado. Muchos de estos
bloques de oro los obtuve por mis cumpleaños, y con el tiempo
que he vivido, pues tengo un montón de ellos.

     —Maldita sea, con esto podrías comprar tu propia isla,
Asterio.

     Suspiré profundamente, empezando a sentirme frustrado,
pero no con mi pareja. —No sé lo que es una isla, Tyler. —No
soy estúpido y había leído mucho... Pero solo autores Faes de
nuestro pueblo. Había leído nuestra historia, acerca de nuestra
magia, de nuestro Plano, y en ocasiones sobre otros
paranormales, así es como entendía las necesidades de mi
hombre lobo. Sólo que no había leído mucho sobre la Tierra, o
cómo actuaban los seres humanos, ni cosas sobre su lenguaje.

     —Oye, no te estreses —dijo Tyler con suavidad, se volvió
hacia mí y me abrazó—. Lo pillarás. Veremos el Canal
Discovery, que es uno de mis favoritos, y verás como aprendes
más de lo que crees.

     —Realmente es duro, y aunque estoy agradecido de haber
encontrado a mis compañeros en este Plano y que estés
dispuesto a guiarme, me preocupo por los de mi pueblo que
están solos aquí. Sé que algunos de ellos han venido alguna vez
de visita para conocer tu mundo, pero para la mayoría, este es
su primer viaje.

    —Entonces tengo una idea —dijo con una sonrisa—.
Guarda el oro y dime que bolsas tengo que llevar.

      Hice lo que me había pedido, curioso por lo que estaba
pasando por esa bonita cabeza suya. No me dijo que
volviéramos a su habitación, o supongo que, nuestra habitación,
sino que fuimos en busca de Barnabas que nos dijeron que
estaba en su estudio. Tyler tocó y alguien nos dijo que
entráramos.

     —Alteza —le dije cuando vi a la Reina allí y me incliné—.
Disculpe por interrumpir su reunión con su nieto.

     —No, en absoluto, Asterio —respondió ella con una
sonrisa—. Me dijeron que encontraste a tus compañeros y
esperaba que me los presentaras pronto. ¿Es este uno de ellos?

      —Sí, Alteza —dijo Tyler, nervioso, haciendo lo que yo
había hecho y mirándome para que lo guiara. Le di una sonrisa
y una inclinación de cabeza, contento cuando se relajó
visiblemente—. Soy Tyler Gilroy.
—Es un placer conocerte, Tyler. —La Reina Magdalena se
trasladó con gracia por la habitación y le dio un abrazo—. Cuida
de mi niño. Asterio es muy especial, y merece todo el amor que
le puedas dar.

      —Voy a hacer mi mejor esfuerzo. —La cara de Tyler se
puso roja, y estaba seguro de que su mente se fue a las
actividades carnales de las que habíamos hablado antes... Como
hizo la mía.

      —¿Necesitas algo, Tyler? —preguntó Barnabas como si
tratara de calmar los nervios de mi pareja al estar alrededor de
la Realeza. Por ese gesto, me gustó el medio Fae mucho más.

      —Um, sí, me preguntaba si había una sala de reuniones, o
un lugar lo suficientemente grande donde pudieran caber todos
los Faes e instalar allí un televisor de pantalla grande.

     —Sí, pero ¿por qué? —planteó el jefe del Consejo de la
Costa Este elevando una ceja hacia mi compañero.

     —Bueno, eh, a ver —tartamudeó Tyler, mirándome, y me
tomó un momento para darme cuenta de por qué estaba
nervioso.

     —Puedes contarle a tu amigo nuestra conversación
anterior. Siento que has tenido una idea maravillosa que nos
ayudará a todos.

     —Tal vez. —Se encogió de hombros y miró hacia Barnabas.
—Asterio y yo estábamos hablando de donde deberíamos vivir,
ahora que estamos acoplados, y me he dado cuenta de que
algunos de los Faes no saben mucho acerca de nuestro mundo.

     —Algo que también nosotros estábamos discutiendo —dijo
Barnabas con un suspiro de cansancio—. Simplemente no estoy
seguro de cómo cerrar la brecha para que no se sientan como
extraños.
—Bueno, no estoy seguro de cómo reducir la brecha, pero
tengo una idea para hacer que tal vez se diviertan un poco y a la
vez darles a los Faes información sobre nuestro mundo.

     Barnabas, y la Reina intercambiaron una mirada antes de
que ambos asintieran para que continuara. —¿Asumo que los
Faes tienen alimentos diferentes?

    —Eso es verdad. —La Reina parecía tan interesada como
yo me sentía.

     —¿Tienen ustedes palomitas de maíz? —Sonreí y Barnabas
se carcajeó. No estaba seguro de por qué la comida extraña
hacía reír a hombre, y me intrigó aún más.

     La Reina miró a su nieto como si hubiera perdido la
cabeza. —Nunca he oído hablar de eso.

     —Creo que deberíamos buscar la serie sobre la Tierra del
canal Discovery, preparar un montón de comida para el cine, y
dejar que las hadas se relajen. Es decir, conseguirían una visión
general sin ser lanzados al abismo a ciegas, mostrándoselo
como si estuvieran viendo películas corrientes, y así podrían ver
algunas de las cosas divertidas que tenemos para ofrecer.

     —Listo y guapo —dijo Mav desde uno de los sofás a
nuestra derecha. Ni siquiera le había visto allí. Había estado tan
centrado en la Reina y en la idea de Tyler, que me perdí que
nuestro compañero estaba en la habitación.

      —Me alegra que lo pienses, compañero. —Tyler seguía de
color rojo brillante, pero le sopló un beso a Mav.

     —¿Maverick es tu otro compañero? —preguntó la Reina,
mirando entre nosotros. Asentí y sonrió—. Entonces has sido
bendecido con dos compañeros maravillosos, hijo mío. Me
gusta mucho. Es inteligente, de confianza, y cuando estaba
hablando con nosotros sobre su dimisión para vivir una vida
con sus nuevos compañeros, me encontré respetándolo más aún
por tener sus prioridades claras. Bendigo miles de veces tu
acoplamiento y alabo a los Dioses porque los hayas encontrado.

     —Gracias —le susurré, mi corazón hinchado ante sus
palabras. Esa era la declaración formal que los padres les daban
a sus hijos cuando conocían a sus compañeros y los aprobaban.
Después de haber perdido a los míos, nunca pensé que tendría a
alguien que me dijera las palabras. Me acerqué a ella, y la tiré a
mis brazos, dándole vueltas en el aire—. Gracias, Magdalena. Yo
también creo que son maravillosos.

     —Te mereces ser feliz, Asterio. Te quedarás aquí con
Barnabas, pero te doy permiso para que dejes de ser uno de mis
guardias personales, de modo que puedas concentrarte en tus
compañeros.

     —Gracias, pero si alguna vez viajas más allá de la
seguridad de esta comunidad, debo insistir en que estar al cargo
de tu protección —le contesté con firmeza. No quería
mantenerla a salvo, sólo porque fuera mi Reina, sino que
también era mi familia. Eché un vistazo a Mav y Tyler—. Ahora
puedo decir que estoy acoplado, pero tenéis que entender que la
Reina es la única madre que he conocido.

      —La próxima vez que tengas que tomar una decisión que
pueda afectarnos a todos, habla antes con nosotros —dijo Mav
vacilante, pero con una sonrisa suave, así que lo tomé como una
buena señal—. Pero lo entendemos, dadas las circunstancias.

      —Estoy de acuerdo. Protege a tu madre, tu Reina, pero, si
te lesionas haciéndolo, vamos a patear tu culo. —Tyler deslizó su
mano en la mía y yo solté a la Reina—. Entendemos el deber,
Asterio. Mav es jefe de seguridad de uno de los miembros de la
Realeza, y yo era el ejecutor de mi manada.
—¿Por qué no lo eres ahora? —le pregunté con una ceja
levantada. Desde que nos conocimos, no me había dicho mucho,
y quería saber más acerca de mi compañero.

     —Um, eso es más una, eh, una conversación privada —
masculló Tyler. No estaba seguro de qué decir a continuación,
pero Mav sí.

      —Estoy seguro de que alguien tendrá por aquí la serie que
ha sugerido Tyler —dijo con suavidad nuestro compañero,
dándome una inclinación de cabeza que comprendí. Después
articuló ‘luego te lo explico’ y me relajé. Entendí que Tyler no
quería hablar de ciertas cosas delante de todos, pero no podía
dejar de preocuparme por que algo estuviera mal.

      —En realidad, la tengo —anunció Barnabas—. Me estaba
riendo de la idea de las palomitas de maíz porque Tyler tiene
absolutamente razón. Tenemos que empezar poco a poco y el
resto ya lo irán pillando. Hemos hecho hincapié sobre la brecha
entre nuestros mundos como si tuvieran que aprenderlo todo en
este instante, y no hay necesidad de eso. Vamos a pasar un buen
rato. Propongo que llamemos también a algunos de los lobos y a
los guerreros, y de esa manera, si surgen preguntas, tendremos
aquí gente para ayudar a explicar las cosas.

     —O simplemente para que cada uno tenga un amigo que le
ayude a adaptarse —sugirió Tyler—, como hacíamos en nuestra
manada con los cachorros cuando iban a pasar a la pubertad.
Uno de los miembros mayores los tomaba bajo su ala,
enseñándoles a controlar su cambio, cazar, y cómo manejarse
en su forma de lobo. Siempre funciona mejor cuando la persona
no está directamente relacionada con ellos, porque así el
cachorro se siente mejor a la hora de exponer sus
preocupaciones.

     —Creo que hemos encontrado a nuestro coordinador de
ajuste —dijo la Reina con una sonrisa.
—¿Yo? —Palideció Tyler al instante, su sonrisa
desapareció—. No, por favor no me ponga a cargo de la
adaptación de las hadas a nuestro mundo. No soy la persona
adecuada para eso. Todo lo que he visto fuera y dentro de la
manada hasta que me mudé aquí, ha sido dolor. No tengo una
mente lo suficientemente sana como para decirle a nadie cómo
deberían ser las cosas. Era sólo una idea para algunos…

      —Detente, carrocho —dijo Mav con severidad mientras
corría al lado de Tyler—. La Reina simplemente hacía una
sugerencia y era un cumplido. Nadie dijo que tuvieras que
hacerlo, ¿vale? Nunca estarás al cargo de nuevo. ¿Por qué no vas
con Barnabas a preparar la sala de conferencias y encontrar la
serie de la que estabais hablando? Tal vez después podríais ir a
la cocina y pensar en algo divertido para comer. Apuesto a que a
los Faes les gustarían las magdalenas. Sé que puedes hacerlo.

     —Lo siento —susurró Tyler, rompiendo mi corazón.

      —No hay nada que lamentar —le dije rápidamente y lo
abracé—. Los pastelitos y las palomitas de maíz suenan muy
bien. ¿Me traerás algunos?

    Cabeceó hacia Tyler dándole una mirada de complicidad.
—Vas a decirle a Asterio lo que viste en mis recuerdos, ¿no?

      —Creo que necesita saberlo, y sería muy difícil para ti
decírselo, ¿no? —Mav estaba siendo muy amable con nuestro,
obviamente, frágil compañero. Eso hizo que mi corazón gritara
por lo que Tyler había pasado.

     —Prométeme que no me dejarás cuando conozcas lo
horrible que fue mi pasado —Tyler me miró al borde de las
lágrimas, el miedo en su mente.
—Nunca, cachorro. Todos tenemos cosas en nuestro
pasado que nos han hecho daño. Nunca abandonaría a mis
compañeros debido a eso.

     —Espero que digas lo mismo después de que Mav te lo
haya contado todo. —Entonces se alejó y prácticamente corrió
hacia la puerta. Barnabas nos dio un guiño y salió persiguiendo
a Tyler, dejándonos saber que nuestra pareja estaba en buenas
manos.

     Una vez que se hubieron ido, la Reina se volvió hacia
nosotros, mirando afectada.

     —Me disculpo profundamente. No quise traerle malos
recuerdos. Pienso que vuestra pareja es inteligente y talentosa, y
tiene buenísimas ideas, sólo quise decir que era sabio y podría
ayudar con la aclimatación de los Faes.

     —Lo sé, Alteza —dijo Mav con una sonrisa triste—. Usted
no sabía que Tyler ha tenido un pasado duro.

     Hizo un gesto para que todos se sentaran, Miles y Digger
se apoyaron contra el escritorio y la Reina y yo nos sentamos en
el sofá. Mav empezó a caminar delante de nosotros. Eso me
puso nervioso.

      —Tyler es un lobo fuerte físicamente, pero se crió sólo,
porque sus padres no querían al niño que habían tenido. Luego,
cuando apenas era un adulto, fue secuestrado por los demonios
y utilizado como una puta de sangre durante años. —Mav me
lanzó una mirada que decía claramente que había más en la
historia de lo que todo el mundo necesitaba escuchar. Asentí mi
entendimiento—. Cuando algunos guerreros lo liberaron, volvió
a la manada, pero el imbécil del Alfa no quería dejarlo volver.
—Mis dioses, ¿por qué? Cualquier dirigente estaría
encantado de que uno de los suyos estuviera a salvo—. Yo
compartía los sentimientos de la Reina.

      —No era un buen líder, era un idiota hambriento de poder
y despreciaba a Tyler porque había sido capturado. —Mav
suspiró y se pasó dedos por el pelo—. El Alfa le dijo que podría
quedarse si era capaz de luchar con el fin de llegar a ser un
ejecutor y protector de la manada, demostrando que era lo
suficientemente fuerte como para que no volviera a ocurrirle lo
mismo. —En mi libro eso era una lógica retorcida—. Lo hizo,
pero nunca quiso ser un ejecutor.

      —Odiaba al Alfa, pero estaba entre la espada y la pared.
Los Shifters que son arrojados de su manada no pueden unirse
a otra.

     »Se convierten en parias de la comunidad y nadie puede
hablarles si no quieren sufrir el mismo destino. Lo hizo lo mejor
que pudo porque es fuerte, pero después de la vida que ha
vivido, también es frágil en algunos aspectos.

     —Lo que es comprensible —murmuré cuando la Reina me
tomó la mano. Le dio un suave apretón dándole a entender que
apreciaba su apoyo.

    —He oído decir a Ayden que Tyler lo salvó —dijo Miles
mirando a Mav.

      —Se ofreció al Alfa para que dejara a Ayden en paz, ya que
el Alfa lo deseaba. Lo he visto todo en su cabeza. Esa manada lo
trató peor de lo que lo hicieron los demonios, utilizando su
cuerpo de la forma que les pareció. Nuestro compañero ha
sufrido trauma tras trauma, además de tener que protegerse a sí
mismo. Después de lo que tuvo que soportar, entiendo por qué
no quiere volver a tener un papel de liderazgo.
—Gracias por explicarnos esto —dijo la Reina con
simpatía—. Trato de permanecer fuera de las mentes de la gente
a menos que sea necesario, pero te agradezco tu confianza y voy
a mantener la confianza de Tyler y a asegurarme de que nadie
de mi pueblo ejerce presión sobre él pidiéndole ayuda.

      —Oh, le gusta ayudar. Es genial construyendo, y ya ha
restaurado una casa en este aquelarre, y lo hará también con la
de Barnabas. Incluso se puede dirigir a la gente sobre lo que
debe hacer, como un capataz. —No estaba seguro de lo que
significaba la última palabra, pero había pillado la idea general.

     —Es sólo que cuando le pediste que estuviera al cargo de la
aclimatación de los Faes aquí, le preocupó que su felicidad
pudiera depender de sus acciones, y eso es algo que no puede
manejar.

     —Entonces tenemos que asegurarnos de que sepa que
siempre podrá acudir a nosotros con cualquier cosa que le pase
o piense. —Reuní mi mirada con la de Mav, sabía que mi
compañero estaba de acuerdo. Bien. Estábamos en la misma
página y haríamos lo que Tyler necesitara. El amor y los
sentimientos valían la pena.
Maverick.



     —Oye, cachorro —le dije a Tyler mientras Asterio y yo nos
encontrábamos con él y Barnabas en la cocina. Estaban
preparando algunos tentempiés para el show. Dio media vuelta
y nos miró con nerviosismo, hasta que abrí los brazos para él.
Tyler suspiró y fue derecho a ellos.

     — ¿Se lo dijiste todo?

     —No, no la parte por la que piensas que deberías estar
avergonzado, puesto que no estábamos solos. Creo que eso es
algo que tienes que decirle tú, pero no me preocuparía por eso.
No hay nada malo con lo que te gusta en la cama, Tyler —le
susurré al oído en voz tan baja que nadie más pudo oírnos—.
Antes le diste a Asterio una idea de lo que te gusta, y no ha
corrido, ¿verdad?

     —Buen punto. Pero no importa qué, no me vas a dejar,
¿verdad?

     —No voy a ir a ninguna parte, cachorro —le dije con
suavidad, comprendiendo su inseguridad después de todo lo
que había pasado. Asintió contra mi pecho mientras yo miraba a
Barnabas—. El Señor Caleb me envió un mensaje en el que me
dice que ahora tiene tiempo para hablar conmigo. ¿Por
casualidad, no tendrás un dispositivo de videoconferencias que
pueda usar? Creo que este debate debería ser cara a cara,
aunque estemos a distancia.
—Entiendo. Caleb parece un buen tipo, Mav. Va a apoyar
tu decisión. —Barnabas me dio una sonrisa suave y abrió el
camino. Me quedé sorprendió cuando terminamos en una sala
de conferencias en vez de regreso en su estudio. Debió de
imaginarse mi sorpresa, porque me hizo un guiño mientras
sacaba un teclado inalámbrico y comenzaba a escribir—. ¿Para
qué utilizar un portátil cuando hoy en día la mayoría de los
televisores tienen Wi-Fi? Además, me gustan los juguetes
interesantes.

     —Sí, te gustan. —Miles se rio entre dientes, moviendo la
cabeza—. Permitirle entrar en Amazon o el Staples2 es peligroso.
Hemos bloqueado la página de Best Buy3 en su portátil.

      —Los juguetes son geniales. —Barnabas le hizo a su
compañero un puchero mientras me entregaba el teclado—.
Sólo tienes que escribir la dirección de Caleb para conectarte
con él. —. Él se fue hacia su compañero—. Tengo algo de tiempo
y algunos juguetes nuevos que no te he enseñado.

      —Que tengas una buena llamada —gruñó Miles cuando se
abalanzó sobre su compañero, levantándolo en sus brazos y
corriendo hacia la habitación.

     —Ahora estoy caliente. —Tyler soltó una risita—. Quiero
jugar con juguetes.

     —Después de hablar con Caleb. —Rodé mis ojos, amaba
sus travesuras, pero sabía muy bien que lo hacía porque
entendía que yo estaba preocupado porque iba a renunciar.
Escribí lo que necesitaba, junto con mi contraseña de inicio de
sesión. La pantalla parpadeó, lo que indicaba que el programa
estaba esperando a que el otro usuario contestara.



2
Sitios de compra de cosas tecnológicas.
3
Lo mismo pero tiene ofertas nuevas y descuentos cada semana.
—Va a ir bien, Mav —dijo Asterio suavemente mientras
frotaba mi espalda con su mano izquierda, de pie a mi lado—.
Nosotros lo resolveremos todo. —Si bien era bueno tenerlos
cuando yo estaba preocupado, sabía que ellos me necesitaban.
Tyler estaba traumatizado y teníamos que tratar con eso.
Asterio había vivido en otro Plano toda su vida y no tenía ni idea
de cómo vivir la vida aquí.

     En otras palabras, me necesitaban más que Caleb.

     —Mi Señor Caleb —le dije con una inclinación cuando su
imagen apareció en la gran pantalla, mis compañeros hicieron
lo mismo.

     —Maldita sea, Mav, ¿cuántas veces tengo que decirte que
me llames Ca… Ah, no estamos solos. —La sonrisa de Caleb cayó
cuando se dio cuenta, y entonces regresó de nuevo, pero pude
ver que era falsa. Lo entendí, lo hice. Era feliz por mí, pero con
un bebé en camino, estaba más preocupado por su propia
familia—. Has encontrado a tus compañeros.

     —Sí. Sé que me enviaste a este viaje para ayudarme a
despejar mi cabeza porque sabías que no era feliz.

     —Wow, y yo que pensé que había sido cauteloso. —Se rio
entre dientes—. Supongo que no lo suficiente.

      —Te conozco, Caleb —dije, mostrando mi aflicción en mi
voz—. Y te doy las gracias por haberme enviado, ya que me llevó
a lo que más necesitaba, mis compañeros.

     —Y ahora quieres renunciar.

      —¿Qué? —gritó alguien al fondo antes de que Liam
apareciera en la pantalla. Los compañeros de Caleb podían ser
gemelos idénticos, pero hacía mucho que yo había aprendido a
distinguirlos. Liam a veces podía ser una diva, mientras que
Lorcan era rápido en enfadarse, aunque lo disimulaba bien—.
No puedes dejarnos. Lo prohíbo. Estamos a punto de tener un
bebé. Nuestro Jefe de Seguridad…

     —Mi compañero puede hacer lo que jodidamente quiera —
gruñó Tyler, y sus dientes se alargaron por la amenaza potencial
que veía—. Se ha pasado casi dos milenios protegiendo a los
demás y cumpliendo con su deber. Eso es más de lo que hace la
mayoría. Es hora de que haga lo que quiera y sea feliz.

      —Lo sabe, cachorro —le dije suavemente mientras tiraba
de él poniéndolo delante de mí y rodeándolo con mis brazos.
Tyler se calmó e hizo ruidos de alegría ante mi tacto—. Están a
punto de tener un bebé. Están preocupados. —Entonces me
concentré en Liam—. ¿De verdad crees que te dejaría en
peligro? Conozco a los hombres con los que trabajo, Señor
Liam. Cualquiera de ellos está más que capacitado para ocupar
mi lugar.

     —Sí, bueno, lo siento —murmuró Liam—. Es solo que
nuestra madre de alquiler se puso de parto ayer por la noche,
pero fue una falsa alarma y estamos como locos. La idea de un
cambio en nuestra seguridad y que otra persona se haga cargo,
me da miedo.

     —Lo entiendo, pero hay otro lado en la moneda, alguien
nuevo podría ver cosas que yo no haya visto, ya que llevo
demasiado tiempo en el cargo, y hacerlas de forma diferente a
como yo lo hacía. Tener sangre nueva en el cargo puede ser una
buena cosa. Como cuando Caleb asumió el poder. —Había
pensado en el argumento durante la noche anterior. Estaba
bastante seguro de que era uno muy bueno.

     —¿Tienes a alguien en mente? —preguntó Caleb mientras
ponía a su compañero en su regazo.
—En realidad tengo dos en mente —le contesté, vacilante,
no estaba seguro de como iría la siguiente parte—. El trabajo es
demasiado grande para una persona, Caleb.

     —¿Por qué nunca me lo dijiste, Mav?

      —Porque podía manejarlo —suspiré—. He estado
haciéndolo durante mucho, mucho tiempo, y cuando asumiste
el cargo necesitabas la ayuda de alguien en quien confiaras. Sin
embargo, me dejó sin vida, y creo que acabé quemado. Estaba
pensando en dimitir cuando regresara a casa o decirte que para
hacer mi trabajo se necesitaban dos personas. Pero encontré a
mis compañeros, y eso tomó la decisión por mí.

     —Así que un Jefe de Seguridad y un Jefe de los Guerreros
—murmuró Caleb mientras escribía notas—. Me preguntaba por
qué realizabas ambos trabajos cuando teníamos un coordinador
del Complejo de los Guerreros.

      —Eso es lo que solía hacer hasta que descubrimos que
estabas vivo. Después, tu protección era lo más importante, y yo
era el más viejo y el más cualificado, Así que me convertí en el
Jefe de tu seguridad, pero nunca sustituyeron mi puesto y tú
estabas empezando con todo. Después, lo añadiste a mi
trabajo…

     —Él lo hará —dijo Tyler con cuidado, cortándome. Frotó
sus manos por mis muslos y caderas, recordándome que ahora
estaba aquí con mis compañeros y feliz—. Dos personas para el
trabajo.

     —Sí, lo sé y siento no haberme dado cuenta que eran
necesarias dos personas, Mav. —Me di cuenta de que Caleb
estaba molesto, y era la última cosa que quería.

     —Oye, si no hubiera podido manejarlo, te lo hubiera dicho
—le contesté con una sonrisa—. Iba a hacerlo cuando las cosas
se calmaran y estuvieras mejor aclimatado. Pero surgió una cosa
tras otra y nunca llegué a hacerlo.

     —Bueno, gracias por hacérmelo saber, entonces debo tener
dos remplazos. ¿Vas a ayudar con el traslado de los Faes a
Grecia, la organización y el avión, o debería enviar a alguien?

     —No, yo me encargo —le respondí con una sonrisa—. Ellos
se van a retrasar un día o dos, porque mi compañero ha tenido
una idea de cómo darles una visión inicial de nuestro mundo.

      —¿En serio? —Caleb levantó una ceja y se recostó en su
silla—. Cuéntame.

     Así que lo hice. Tyler entró en juego y ayudó con la teoría
detrás de la idea. A continuación, Asterio añadió su granito de
arena explicando que lo esperaba ansioso, porque nunca había
estado en nuestro mundo, y era intimidante.

      Hablamos con Caleb y Liam un poco más antes de
concluir. Le di mis sugerencias sobre a quién promover y los
detalles acerca de las medidas tomadas para el traslado de los
Faes y sus pertenencias por avión. Después de todo eran un
montón de cosas. Me desearon lo mejor y me hicieron prometer
que mantendría el contacto. Por supuesto, dije que sí. Me
preocupaba por su familia.

     Cuando acabamos, me dejé caer en uno de los sofás,
totalmente en estado de shock. —Acabo de dejarlo.

     —Sí, lo hiciste —dijo Tyler suavemente y luego levanté los
brazos. Realmente no estaba prestando atención, pero hice lo
que quería—. Es lo que querías, ¿verdad?

     —Sí, pero fue más duro de lo que pensé que sería. Me
siento como si los hubiera abandonado.
—No lo hiciste, Mav —susurró Asterio contra mi mejilla, y
me dio un beso. Estaba quitándome mi cinturón y luego, de
repente estaba desnudo. Um, ¿cómo me había perdido eso?—
Vamos a cuidar de ti.

     —Estoy bien. —No lo estaba, pero me necesitaban y ahora
no era el momento de tener un colapso.

     —No, no lo estás —susurró Tyler en voz baja mientras
ahuecaba mi cara en sus manos. También estaba desnudo.
Wow, si me había perdido ver a mi compañero desvestirse,
realmente estaba más noqueado de lo que pensaba—. ¿Asterio,
puedes ponerlo sobre mí? Estoy tratando de asegurarme de
mantenerme enfocado.

    —Claro —estuvo de acuerdo, y entonces sentí sus grandes
manos sobre mi polla. La empujó contra el orificio de Tyler y mi
compañero se deslizó hacia abajo, llevándome dentro de él.

     —Desnúdate, porque después me vas a follar, mientras
sigo sobre Mav —dijo Tyler con un gruñido—. Me siento muy
cachondo.

    —Tú eres tan malditamente caliente —susurré mientras
hundía la cara en su cuello y movía las manos a su culo.

      Tal vez tenían razón y no estaba bien. Esto me hacía falta.
Me sentí tranquilo, y no era el sexo, aunque eso siempre era una
ventaja. Era su necesidad por mí y la mía por ellos. Recordé que
la principal razón por la que había renunciado, era que tenía
que ponerlos en primer lugar, como ellos estaban haciendo por
mí en ese momento. No le estaba fallando a Caleb, simplemente
me liberé, para poder amar a mis compañeros como se
merecían.
—No estás hablando sucio ni haciéndote cargo —criticó
Tyler en voz baja cuando me perdí en mis propios
pensamientos—. ¿Te estoy montando y no estás listo todavía?

      —No —gruñí, levantando la cabeza tan rápido que se echó
hacia atrás y casi cayó de mi regazo. Lo abracé con fuerza y
comencé a ayudarlo a moverse—. Estaré siempre que me
necesites, cachorro. Esto es perfecto, y calienta a mi corazón que
sepas que siento nuestra conexión, incluso aunque mi cuerpo no
lo hiciera.

     —Bien, bien —gimió mientras me montaba.

     —Sí, cachorro, sé una buena puta y folla mi polla —me
burlé, sus ojos se ampliaron. Sabía lo que quería en el momento
en el que inclinó su cuello—. Sólo un sorbo o no lograremos
hacer ninguna otra cosa hoy.

     —Sólo quiero que me necesites desesperadamente —
murmuró, tratando de tirar de mi cara hasta su cuello para que
bebiera.

     —No necesito la sangre para eso. —En un instante nos
rodé, por lo que se quedó debajo de mí en el sofá. Le sujeté los
brazos sobre su cabeza y me empujé salvajemente dentro de él—
. ¿No pensarás que es la única razón por la que te follo con tanta
pasión? Tu sangre me puede mantener todo el día y la noche,
Tyler, pero esa no es la razón por la que te deseo tanto.

     —Lo siento, no te enfades —murmuró con una preocupada
expresión en su rostro.

      —No lo estoy —gruñí, golpeando tan duramente que el
sillón crujió—. Sólo quería aclarártelo. Te quiero, Tyler. No sólo
a tu cuerpo, no sólo el sexo caliente, y no sólo tu sangre. Te
quiero entero, cachorro. Tu corazón, tus emociones, tu amor.
Soy así de exigente.
—Está bien. —Me sonrió y luego levantó los labios para un
beso. Me incliné y devasté su boca como lo hacía con su cuerpo.
Alcanzamos el punto máximo juntos, y lo llené con mi semilla,
marcándolo como mío. Cuando terminamos, me giré, tirando de
él hasta que estuvo en mi regazo, tumbado en mi pecho—. Me
encanta ser tu puta.

     —A mí también. —Me reí entre dientes mientras
bloqueaba mi mirada con la de Asterio. Oh, sí, nuestro
compañero también quería algo de amor. Si la lujuria en sus
ojos era algo a tener en cuenta, él lo querría durante una
semana consecutiva—. Creo que deberías ser la puta de Asterio,
mientras juego con él. —Asintió, palmeando con las manos su
enorme polla.

     Había visto el largo de Caleb, pero la polla de Asterio era
enorme. Estaba contento de que el cuerpo de Tyler se ajustase
de forma automática al tamaño de sus compañeros, ya que de lo
contrario, esa polla le haría mucho daño. Yo no era pequeño, y
era más ancho que cualquier polla que hubiera visto antes, pero
nuestro compañero era muy ancho y muy largo.

      —No necesitamos ningún lubricante, y Tyler amará
tomarte, además su cuerpo se prepara de forma natural para
tener relaciones sexuales con sus compañeros —le expliqué a
Asterio que miraba a donde todavía estamos unidos—. Así que
estaba pensando que podría beber de ti y jugar un poco, si eso
está bien. Hasta que consigamos algo de lubricante más tarde.

     —Sería un honor darle a mi compañero el sustento que
necesite —contestó con una inclinación de cabeza. Esto no era
un asunto formal, pero lo tomé como la manera en la que los
Faes hacían las cosas, y lo dejé ir.

     —¿Puedo chuparte mientras me folla? —preguntó Tyler,
con las mejillas rojo brillante mientras se movía de mi regazo.
—Hey, no hay vergüenza en lo que compartimos juntos,
cachorro. Nunca te avergüences de pedir lo que quieras.

      —Pero Asterio tiene que saberlo. —La cara de Tyler estaba
tan llena de pena que se me rompió el corazón.

      —Aprenderemos unos de otros, esa es la mitad de la
diversión, Tyler —dijo Asterio juguetonamente mientras
levantaba a Tyler, como si no pesara nada y lo tiraba encima de
su hombro—. Sé que te gusta jugar duro y a ser una puta. Eso es
suficiente por ahora. Siempre he querido a alguien con el que
pudiera ser salvaje en la cama. Odio admitirlo, pero para mi
edad, no soy muy experimentado, y sólo he tenido relaciones
sexuales blancas.

     —Espera, ¿eh? —le pregunté, juntando mis cejas confuso—
. ¿Has tenido relaciones sexuales con hombres blancos?

     —No, también tenemos Faes de piel oscura —contestó,
pero luego me di cuenta del problema—. Había escuchado a uno
de los vampiros hablar de cómo pensaba romper con su novia
porque ella sólo quería sexo blanco y helado, y que él necesitaba
más.

      —Vainilla —exclamó Tyler, mordiéndose el labio para no
reírse—. Sexo vainilla, no sexo blanco, chico grande. La vainilla
es un helado, pero la frase correcta es ‘sexo vainilla’.

     —Oh, está bien, entonces sólo he tenido la vainilla —
murmuró Asterio—. No estoy seguro de que tiene que ver el
sexo con el helado, pero me gusta el helado.

     —Hay todo tipo de helados, como tipos de sexo —explicó
Tyler pacientemente con una sonrisa, cuando Asterio lo puso
sobre sus pies—. La vainilla se considera un helado simple, sin
extras añadidos. Así que cuando la gente habla sobre el sexo
normal, al estilo misionero, muy tranquilo y suave, se refiere a
él como sexo vainilla.

     —Pero tú estabas en esa posición con Mav y no eráis muy
suaves.

      —No, no todo lo misionero es vainilla —ronroneó Tyler,
inclinándose hacia adelante para lamer el pezón de Asterio—.
Nosotros añadimos crema caliente de chocolate, crema batida, y
un montón de cerezas y nueces.

     —Me gustan las nueces —susurró Asterio con un tono
entrecortado—. Tú quieres que me haga cargo de nuestra unión,
¿no?

     —Uh… huh. —El cerebro de Tyler parecía como si se
hubiera caído de un edificio. De nuevo, su pene estaba muy
duro y tenía fugas, por lo que no creo que tuviera mucha sangre
por el resto de su cuerpo.

      —Bien —nuestro gran guerrero gruñó. Le dio la vuelta a
Tyler y lo empujó a un lado del sofá, abriéndole sus piernas. Yo
lo observé mientras empujaba su enorme polla en Tyler
lentamente—. Chuparás a Mav, y lo llevarás hasta el final con tu
pequeña y caliente boca. Cuando estés cerca de correrte, quiero
oírte gritar tu placer mientras él se corre por toda tu cara.

     —Sí —gimió Tyler. Rápidamente agarré mi camiseta y la
metí en el vaso de agua que había traído conmigo antes,
limpiándome a mí mismo. En el momento en el que hube
acabado, Asterio estaba totalmente en el interior de Tyler, a
quien se le notaba que le gustaba—. Oh, Dios, Mav tiene una
enorme polla que me extiende la perfección, pero nunca he
tenía a nadie tan largo como tú. ¡Fóllame! Usa bien mi agujero.
¡Dame con tu mano!
—¿Qué? —jadeó Asterio, retirándose inmediatamente—.
¡No golpearé a mi compañero!

     —No, en el culo —le dije suavemente, cuando Tyler enterró
su cabeza en los cojines por la vergüenza—. No golpearlo. Azotar
firmemente su culo. —Asterio me dirigió una mirada
preocupada, pero asintió. Hizo lo que dije, y Tyler gimió y se
retorció—. Querías probar cosas nuevas y no tener sexo vainilla.
Esto es lo que le gusta a nuestra pareja.

     —Creo que puedo hacerlo —susurró con temor, mirando la
huella que su mano había dejado—. Prométeme que me dirás si
te hago daño, cachorro.

     —Lo haré —masculló Tyler levantando la cabeza y
mirándome. Gesticuló con su boca un ‘gracias’, y le sonreí. Me
moví poniéndome de rodillas delante del sofá, mi polla al nivel
de su cara, y él entendió la idea. Tyler me llevó a su boca
mientras Asterio lo azotaba y se clavaba duramente en él.

     —Te sientes maravilloso, compañero.

      Tyler gimió, sus ojos dando vueltas en su cabeza mientras
me chupaba. Con toda esa estimulación, yo no iba a durar
mucho tiempo. Pasé mis dedos por su pelo, agarrando un
puñado cuando empecé a follar su boca. Tyler se volvió loco,
tratando de retroceder para tomar más de la polla de Asterio,
así como ingería la mía.

      —Quieto —le ordenó Asterio dándole una dura bofetada en
el culo. Nuestro compañero asintió, a medida que le dábamos lo
que quería... Lo que queríamos.

      Unos minutos más tarde, Tyler gimió y solté su cabeza,
saliéndome de su boca. Me hizo una cabezada y gritó.

     —Me corro. Oh, joder, me corro. ¿Soy una buena puta,
Asterio? ¿Conseguiré más de tu pene?
—Oh, sí —gruñó mientras yo me acariciaba rápidamente.
Me gustaba la idea de lanzar mi carga por toda su cara, y me
alegré de que a Asterio se le hubiera ocurrido. Nunca había
hecho eso antes, pero la idea era caliente—. Me complaces
mucho, mi caliente puta. Vas a ser una pareja maravillosa.

    —Sí, seré un        buen   compañero     —coincidió   Tyler
inmediatamente.

       —¿Te comprometes con nosotros y sólo nosotros para
siempre? —le pregunté, ahuecando su mejilla con mi mano
libre.

     —Sí, siempre.

     Asterio me dirigió una mirada de comprensión y añadió
una pregunta. —¿Siempre vendrás a nosotros con tus
necesidades y nos dirás lo que deseas, confiarás en nosotros
para darte como nuestro compañero lo que necesites?

    —Sí —gimió Tyler—. Nunca volveré a mirar a ningún otro.
Os amo a los dos y os seré fiel.

      —Buen, cachorro —lo elogió Asterio, se acercó a mí e
inclinó su cuello. Tomé la oferta, hundiendo mis colmillos en su
cuello. Cuando su sangre bajó por mi garganta, me sentí raro.
Su sangre no era como la de Tyler o cualquier otra que jamás
hubiese tenido antes. Me sentía casi embrujado.

      Eso fue extraño. Pero empujé a un lado la idea cuando me
corrí, pulverizando mi semen por todo el rostro de Tyler y
rugiendo mi liberación. Bueno, había tenido mi primer ménage.
Era mejor de lo que jamás hubiera imaginado, y esperaba
muchos, muchos más.
Tyler.



     Cuando terminamos, todos tendidos unos sobre otros en
un montón tratando de calmarnos, me eché a reír. Oh Dios, mis
compañeros podían darme todo lo que siempre había querido y
más. No se limitaban a dominar mi cuerpo y a ayudarme con
mis inseguridades... Ellos se preocupaban por mí.

     Nunca pensé que fuera posible.

     —¿Puedo conseguirte cualquier cosa, Asterio? —preguntó
Mav a nuestra pareja mientras me empujaba fuera de ellos para
tirarme al suelo. «¿Qué coño?»

     —No, estoy bien —contestó él, mirando entre nosotros. Su
suposición era tan buena como la mía.

     —Déjame lamerte para limpiarte y entonces te traeré algo
para beber. Tienes que estar sediento —divagó Mav, y hundió su
rostro en la ingle de Asterio.

      —Mav, ¿estás bien? —gimió, pero no lo rechazó. Me quedé
allí en el suelo, mirándolos como un idiota. «¿Um, hola?»
«También, estoy aquí». Joder, había acabado con el semen de
Mav por toda mi cara y él estaba limpiando a Asterio. «¿Qué
coño?»

     Me di la vuelta y agarré mi camisa desechada, utilizándola
como un trapo y limpiándome a mí mismo. Sentí que tal vez
estaba siendo una diva, pero tenía mucho de su semen en mí, y
me sentí como si estuviera siendo dejado de lado. Bien, a un
lado, para ser más exactos.

      —¿A dónde vas? —preguntó Asterio cuando agarré de un
tirón mis zapatos y mis jeans.

     —Me sorprende que te des cuenta —gruñí.

     —Espera, Tyler, espera —gritó justo cuando llegué a la
puerta.

     —¿Quieres que se quede? Puedo hacer que se quede,
Asterio. —Los ojos de Mav se movían entre él y yo cuando miré
por encima de mi hombro—. Puedo hacer que tenga un
orgasmo. ¿Eso te hace feliz? Entonces se quedará.

     —Bueno, sí, quiero que se quede —dijo Asterio lentamente,
mirando a Mav como si le hubiera crecido una segunda cabeza.
Exactamente mis mismos sentimientos.

     —¿Estás drogado? —le pregunté a Mav en su lugar.

     —No. —Me miró fijamente y al instante caí de rodillas, su
don forzó mi orgasmo de la nada. En el momento en el que lo
estaba montando, Mav volvió a chupar a Asterio y me dejó en el
olvido. «Genial, hieren mis sentimientos y ahora tengo semen
en mis pantalones. Jodidamente fantástico.»

      Salí de la habitación y me dirigí a la parte trasera de la
casa. Ya que todo el mundo me ignoraba, tenía que dejar a mi
lobo correr. En el momento en el que estuve en la terraza
trasera, me desnudé, sin prestar atención a los gritos de
asombro de la gente a mi alrededor. Cambié y mi lobo dejó
escapar un aullido de dolor. Entonces salí corriendo a toda
velocidad intentando aclarar mi mente.

     No lo entendía. Antes de hoy Mav siempre había sido muy
paciente y suave conmigo después de que tuviéramos relaciones
sexuales. Por supuesto, no siempre eso era necesario. A veces un
rapidito era más que un rato de placer. ¿Pero soltarme en el
suelo y preocuparse por Asterio? ¿Qué fue eso? Actuaba como
una persona con un trastorno maniaco-compulsivo.

     «¿Qué había cambiado? Antes se preocupaba por mis
sentimientos.»

     Sabía que Asterio lo había lanzado a un bucle, pero él no
había peleado muy duro para poner fin a su trabajo de felación,
o eso entendía yo. El cambio tenía que ver con algo de Asterio.
«¿Mav lo respetaba más porque era mejor, y porque él no
estaba dañado como yo? ¿Ahora amaría solamente a nuestro
compañero porque no estaba jodido y yo sólo sería su
juguete?»

     Entonces uno de mis pensamientos mientras corría se
destacó entre el resto. El cambio tenía que ver con algo de
Asterio, pero, ¿qué? Me repetí lo que había sucedido y frené mi
carrera cuando me di cuenta. Cuando Mav había bebido su
sangre, se había puesto muy cachondo, alocado, y gruñón. ¿Qué
si la sangre Fae, afectaba de una manera diferente a los
vampiros?

      Me giré y regresé hacia la casa. Cuando llegué allí, cambié
y entré en la cocina. Me dirigí a la oficina de Barnabas, con la
esperanza de encontrar a la Reina allí. Llamé y entré cuando me
dijeron que lo hiciera. Eché un vistazo alrededor de la
habitación frenéticamente hasta que la encontré.

     —¿La sangre Fae desmadra a los vampiros? —Tenía que
saberlo, y ella era, después de todo, la mujer al cargo.

     —Querido, estás desnudo —dijo mientras              miraba
incómodamente a cualquier lugar menos a mí.
—Sí, a los shifters no nos molesta pasear desnudos. Me
vestiré después. Por favor, respóndame. Mav actuó raramente
cuando todos nos tiramos en el sofá después de tener sexo y se
puso prácticamente loco tratando de hacerle a Asterio…

      —Tyler, toma un respiro —dijo Barnabas suavemente.
Asentí y me di cuenta que había estado frotándome el pecho.
Me dolía mucho. Sabía que, pensar que la sangre de los Faes
jodiera a los vampiros era tener mucha esperanza, pero la
alternativa era demasiado dura para pensarla. Si no era la
sangre, entonces a mi compañero yo no le importaba. Y lo
necesitaba para que me cuidara.

      Justo en ese momento la puerta se abrió y Asterio entró
corriendo arrastrando a Mav detrás de él. —Creo que nuestra
sangre desmadra a los vampiros.

      —Vine a hacer la misma pregunta —suspiré, dándome
cuenta de que habían terminado su diversión y ahora estaban
vestidos.

     —Estás desnudo —gruñó Asterio—. ¿Por qué?

     —¿No lo quieres desnudo, Asterio? —Mav preguntó
mientras subía un pie al cuerpo del otro hombre. Era algo
extraño ver a un hombre tan grande prácticamente rebotar
alrededor del otro—. Si te hace feliz iré a buscar su ropa.

    —Oh, esto es raro —susurró la Reina, viéndolo todo—.
Maverick, quiero que sueltes la mano de Asterio.

     —No, no quiero —dijo Mav con un mohín, acercándose a
Asterio—. Tengo que hacerlo feliz. Quiero estar a su lado. Puedo
hacerlo feliz.

     —¿Ves? ¡Es como un maniaco adicto al crack! —grité,
levantando mis manos al aire—. ¿Qué está pasando?
—Barnabas, una vez vi a tus padres igual —dijo Miles en
voz baja, cuando se trasladó más cerca de Mav, estudiándolo
con cuidado—. Yo era su guardia, por lo que no es que como si
me lo contaran todo. Pero ahora que lo pienso, ellos bebían de
bolsas de sangre, y antes de que existieran los bancos de sangre,
de los seres humanos. Normalmente eso no es aceptable en un
apareamiento.

     —Sí, tu padre, dijo una vez algo acerca de que tu madre ya
controlaba la relación, que no necesitaban además beber mucho
de su sangre —Zacarías, el asesor de Barnabas, estuvo de
acuerdo—. Nunca pensé en ello como algo más que una broma.
Pero parece que la sangre Fae subordina al vampiro.

     —Mav, suelta mi mano —dijo Asterio suavemente.

     —¡No! —se lamentó Mav, agarrando a Asterio—. ¿Por qué
quieres echarme? Puedo cambiar. ¡Sólo dime lo que tengo que
hacer para que seas feliz!

      La Reina se había acercado mientras todo esto estaba
pasando. Ella tocó la cabeza de Mav. —Duerme. —Mav se relajó
al instante, y Asterio lo atrapó a tiempo.

     —No lo entiendo —susurré, desplomándome en el sofá—.
Me empujó fuera del sofá como si no significara nada para él.
Aunque la sangre de Asterio lo afectara de esa forma, ¿aun así
no debería cuidar de mí? Puede preocuparse por mí y aun así
hacerlo feliz.

     —Carrocho, él estaba casi obsesionado y loco —dijo Asterio
suavemente mientras ponía a Mav en otro sofá—. Dijiste que tu
sangre lo afectaba de tal forma que lo ponía muy cachondo. Mi
sangre también lo afecta, pero de manera diferente. No es capaz
de controlarse. —Se acercó para tocarme, pero me alejé—.
¿Cachorro?
—Tampoco se lo impediste —le susurré mientras me
levantaba y me alejaba de él—. Sólo me miraste divertido
cuando me tiró al suelo. Oh, por supuesto, trataste de conseguir
que no me marchara, pero no fue un esfuerzo muy duro. El
maniaco movimiento de la cabeza de Mav era más importante
que cómo me sentía, ¿verdad?

     —Tyler, eso no es verdad. —Bajó la cabeza avergonzado.
Tal vez no lo era, pero seguro como el infierno que no había
presentado mucha pelea—. Estaba conmocionado por todo. No
sabía qué hacer. No me di cuenta de que algo estaba mal con él
de inmediato. Era nuestra primera vez juntos. No quise hacer
nada que te dañara.

     —Y sin embargo lo hiciste. —Negué y me dirigí hacia la
puerta—. Os veré por ahí chicos.

     —Tyler, espera.

      —No —gruñí mientras le daba un tirón a la puerta
abriéndola—. Ve a buscar una nueva mamada de Mav así podrás
olvidar que alguna vez estuve aquí. —Sí, estaba siendo un
imbécil, pero no sabíamos a ciencia cierta que era su sangre lo
que había vuelto loco a Mav. Y Asterio no lo había manejado
muy bien. Lo siento, estaba siendo un malcriado, ¿pero era tan
malo que quisiera que ellos me hicieran su prioridad? ¿En
particular, durante una mamada?

      —Vamos a ver si lo entiendo —gritó la Reina Magdalena
antes de que yo saliera al pasillo. La puerta se cerró detrás de
mí, pero todavía podía oír su voz alta y clara. —¿Uno de tus
compañeros empuja al otro del sofá después de que tuvierais
relaciones íntimas, te distraes con el sexo oral, y te olvidas de
que el otro está en el suelo?

     —Sí, pero no sabía qué hacer cuando Mav se movió y Tyler
cayó al suelo. No creo que lo empujara, más bien se movió y
Tyler cayó. O tal vez sí. No lo sé. Me quedé allí sentado
preguntándose qué demonios estaba pasando. Y luego Mav
estaba sobre mí y Tyler se iba y… Bien, la jodí —concluyó
Asterio, probablemente al darse cuenta de que simplemente no
era una buena forma de defenderse.

     Seguí caminando. Volví y encontré mi ropa, poniéndomela
con movimientos espasmódicos, enojado. De repente había
alguien detrás de mí, agarrando mis caderas.

    —No te vistas por nosotros, sexi lobo —ronroneó en mi
oído—. ¿Quieres jugar?

      —Sí, pero estoy acoplado a dos idiotas y creo que han
terminado de jugar conmigo —le respondí, omitiendo
deliberadamente que se había ofrecido a jugar conmigo. En el
momento que dije que estaba acoplado, me dejó ir y dio un paso
atrás. Me di la vuelta y me quedé boquiabierto. Había tres
enormes guerreros Faes mirándome con tal ansia que no pude
dejar de temblar. Estaba acoplado, no muerto.

     —¿No te han hecho daño, verdad, pequeño? —preguntó
con suavidad mientras se acercaba y ahuecaba mi mejilla.

      —No, físicamente no. Creo que vuestra sangre vuelve a los
vampiros idiotas y el otro sólo tiene que sacar la cabeza de su
culo.

     —¿Cómo no iban a adorar una recompensa como tú? Si
fuera tu compañero, te valoraría siempre. Te ves como si
estuvieras hecho para el placer, pequeño lobo.

     —Lo está, pero no es tuyo, Lavache —gruñó Asterio, su
propia voz profunda y aún más baja. Peligrosa casi.

     —El lobo dijo que estaba acoplado —le espetó el hombre—.
Sus sentimientos han sido heridos y no vi nada de malo en
decirle que no podía haber sido por nada que hubiera hecho.
—Está bien, pero quita la mano de mi compañero. —
Asterio saltó entre nosotros y me apartó del tipo. Le di un
empujón y me alejé de los dos—. Lo siento, cachorro.

      —Lo que sea, es genial. ¿Quieres tener relaciones sexuales
otra vez? —No podía obligarlos a que me hicieran su prioridad y
estaba acoplado con ellos. Así que bien, podíamos ser
compañeros, pero realmente había sido hecho para ser su
juguete.

      —Sí. No, espera, ¿qué? ¿Estás enojado conmigo, pero sin
embargo, quieres sexo? —La mirada confusa en su rostro era
casi divertida.

     —No puedo cambiar lo que sientes, pero a los dos nos
encanta follar. Así que fóllame. Aquí delante de todos y
demuéstrales a quien pertenezco.

     —No voy a tratar a mi pareja como una vulgar prostituta.
—Se inclinó y me susurró al oído por lo que solo pude oírlo yo—.
Jugar a la puta cuando estamos solos es una cosa, Tyler, pero no
tendré una puta por compañero.

     —Jódete. —Las lágrimas ardían en mis ojos y lo empujé
con toda mi fuerza. Se tambaleó hacia atrás unos metros—. Eso
no significa que sea una puta. Eso es ser un lobo. No tenemos
problemas con tener relaciones sexuales delante de los demás.
Estos hombres me quieren, pero soy tuyo. Te decía que estaba
bien mostrarles exactamente a quien pertenezco. Me estaba
sometiendo a mi compañero, permitiéndote demostrar tu
dominio sobre mí.

     —Oh. —Palideció y dio un paso hacia mí. Negué y di un
paso atrás.

      —Golpe dos, Asterio. Solo te falta el tercero. Voy a volver a
vivir con Darcy y Ayden. Incluso si fuera la mayor zorra en el
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  • 2. Danker Maverick lleva centrado en su trabajo mucho tiempo. Ahora que acaba de celebrar su dos mil cumpleaños, le preocupa no encontrar nunca a los compañeros que se merece después de haber pasado toda su vida sirviendo a los demás. Tyler Gilroy, un hombre lobo que hace tiempo fue golpeado, torturado, y utilizado, ha perdido las esperanzas de encontrar a su compañero. Se siente demasiado asqueado de sí mismo como para aceptar cualquier tipo de afecto y sentirse querido, pero la alternativa es demasiado sombría para contemplarla. Asterio nunca ha abandonado el Plano de las hadas con anterioridad. Cuando entra en la Tierra, tiene que aprender una nueva forma de vida, adaptarse a tener dos compañeros, y enfrentarse a sus inseguridades después de más de cien años de sequía. ¿Podrán Mav, Tyler, y Asterio, luchar para superar los obstáculos en su camino hacia el amor? ¿O elegirá cada uno el camino más fácil y, finalmente, terminarán solos?
  • 3. Maverick. Estaba deprimido... Así de simple. Tenía dos mil años y todavía estaba solo, siempre solo. Siempre soy el hombre que está a las espaldas de otros, manteniéndolos a salvo y poniendo mi vida en la línea para protegerlos. No me malinterpreten, Caleb Kyros es un gran tipo, y estoy muy orgulloso de ser su Jefe de Seguridad. Es sólo que había pasado tanto tiempo garantizando el modo de vida y la felicidad de todos los demás, que no podía dejar de preguntarme cuando llegaría la mía. Cuando hace unas semanas cumplí dos mil años, todo en mi vida pareció cambiar de enfoque. No es que flaqueara en mi trabajo. Solamente estaba harto de todo y de la mayoría de las personas que me rodeaban. Todo el mundo acudía siempre a mí con cualquier problema, personal o profesional, y me miraban como si pudiera resolverlo mágicamente. Pero, ¿a quién podía acudir yo? A nadie. No había nadie con quien pudiera ir y ser yo mismo. No había nadie que me amara. Y eso jodía enormemente. Siempre era: ‘Mav, ¿qué hacemos?’ O ‘Mav, necesito que esto esté arreglado’. Y ‘Mav, necesito tu ayuda’. Constantemente. Durante todo el día, todos los días, y estaba cansado. No era que no me gustara ayudar o estar al cargo. Era sólo que estaba cansado de eso. Caleb me preparó una gran fiesta de cumpleaños, con los hermanos de sus compañeros revoloteando por ahí. Llegué a estar muy emocionado, pero
  • 4. después de haber conocido al par de gemelos, mi mente se dio cuenta de que no eran mis compañeros, nunca lo serían. No. Nada de compañeros. Joder, parecía que no me merecía unos compañeros y que no los encontraría jamás. Pero ¿Por qué? ¿Por qué no? Me había pasado toda mi vida al servicio de los demás por el bien mayor. ¿Por qué no podía también yo ser feliz? Una parte de mí quería renunciar. La mayoría de los guerreros no se retiraban ni tomaran trabajos para entrenar a la siguiente generación de guerreros hasta después de que se apareaban. Pero después de 1984 años de servicio, pensé que ya había dado suficiente. Creo que Caleb se dio cuenta de que estaba a punto de renunciar, y por eso me envió a este viaje, un cambio de escenario para que aclarara mi mente. Sé que me había convertido en un oso gruñón con todo el mundo. La gente que siempre me pedía consejo o ayuda, ahora me daba un amplio espacio en el palacio. Eso fue realmente lo que me hizo caer en una depresión, y supuse que no tenía ningún amigo de verdad. ¿No deberían mis amigos asegurarse de que estaba bien y tratar de ayudarme al menos una vez? Supuse que no tenía amigos. Sí, eso ayudó a mi crisis de los cuarenta. ¿O a la crisis del final de la vida? ¿Cómo coño se llamaba a eso cuando podías vivir para siempre? Bien, mi crisis de la vida. Así que ahora estaba en un Boeing 787 Dreamliner para recoger a unas cien hadas desplazadas. Era un vuelo de once horas, pero no me preocupaba. Estaba solo, sin nadie que me molestara o me dijera algo gracioso, ni me preguntara nada. Y el avión, aunque era enorme, era un lujo. Había adaptado el espacio, porque además de la gran cantidad de pasajeros que esperábamos, necesitábamos más sitio para todas sus
  • 5. pertenencias. Sólo esperaba que cupiera todo. Una gran cantidad de personas equivalía a un montón de cosas. De cualquier manera, Caleb me había enviado como su Embajador, para que lo arreglara todo de forma que los Faes pudieran hacer la transición a nuestro mundo lo más fácilmente posible. Lo haría con orgullo y les daría la bienvenida, pero cuando regresara a casa, estaba bastante decidido a hablar con él y con nuestro Consejo sobre mi renuncia. Ya era hora de vivir mi propia vida... Incluso si estaba solo. Tyler. Soy un monstruo. No hay manera de evitarlo. Soy completa, total, y absolutamente un monstruo. Mi Alfa me torturó, golpeó varias veces hasta dejarme cerca de mi último aliento de vida, y utilizó durante años como una puta de sangre. Pero no odié todo lo que me pasó. Por eso es por lo que nunca le permití a Ayden, nuestro Kappa y sanador de traumas, que me ayudara. No quería que viera lo que estaba pasando en mi cabeza. Por supuesto, no me gustaban los golpes ni ser torturado. Pero realmente me gustaba cuando me usaban y me trataban como a una puta, o cuando los demonios saltaban sobre mi sangre. Para un vampiro o un demonio, la sangre de un cambiaformas es como viagra, velocidad, y una inyección de testosterona. Una vez que la tenían en su sistema, me deseaban tan desesperadamente que solamente me desconectaba.
  • 6. Cierto que odiaba la forma en la que me golpeaban o mordían salvajemente, me dolía y me dejaban magullado. Pero echaba de menos a todos esos hombres queriéndome tan intensamente, golpeando en mí hasta que me desmayaba de placer. Infiernos, solían beber de algunos de los otros cambiaformas que tenían en cautiverio y luego venían a buscarme porque quería ser su puta. Sí, era un monstruo, y estaba totalmente jodido de la cabeza. Incluso cuando estuve de regreso con mi viejo Alfa después de que me rescataran, me convertí en su puta. Él me follaba una y otra vez, al igual que los otros ejecutores. Sabía que era un juego para ellos, pero la única razón por la que no me fastidiaban más, era porque había cambiado, era más fuerte y más duro. Aún más que los hombres lobo normales, por lo que podría derribar sus culos, incluso el del Alfa. ¿La parte enferma? Odiaba al hombre. Era pura maldad y la forma en la que dirigía la manada, me ponía enfermo. Pero cuando me encontraba solo en la noche, era como si nada de eso importara, solamente que alguien me amara. Desde hacía mucho tiempo había abandonado cualquier esperanza de ser amado por quién yo era, y estaba dispuesto a recoger todas las migajas de cariño que pudiera sentir, solo soñar por un momento, que era especial para alguien. Una parte de mí quería entrar en el Complejo de los Guerreros, desnudar mi cuello ante ellos para que saltaran sobre mi sangre, y luego ofrecer mi culo como la puta que era. Echaba de menos la presencia de hombres en fila y luchando por tenerme en ese momento. ¿Qué enfermo era eso? Y eso me dejaba como la sombra de un hombre, lleno de vergüenza y culpa.
  • 7. Pero cuando estaba solo en la noche, no podía evitar mis fantasías ni lo que quería. —Oye, Tyler —dijo Ferris con una sonrisa, interrumpiendo mis pensamientos—. ¿Empacaste? —Sí, hoy empiezo a trabajar en la casa del Jefe del Consejo de la Costa Este —le contesté, dándole una sonrisa vacilante. No importa lo que mi mente enferma quisiera, los vampiros todavía me asustaban. No por las relaciones sexuales que había tenido mientras estuve en cautividad, oh no, esa parte me encantó. Era por la forma en la que me pegaron y trataron a veces de arrancar mi garganta. Sin embargo, esos no eran vampiros, me recordé. Eran demonios, y los vampiros que ahora estaban cerca, eran buenos. —Genial. Ahora que habéis terminado aquí, por fin puedo entrar y empezar con los detalles sobre la seguridad. —Me di cuenta de que Ferris estaba muy emocionado, especialmente desde que me había estado preguntando casi todos los días cuánto tiempo faltaba hasta que su habitación estuviese lista. — Darcy me dijo que tendría una habitación del doble del tamaño de la que tenía en el Complejo de los Guerreros. Estoy totalmente emocionado. —Bueno, diviértete con ella. —Me reí entre dientes mientras tomaba mi caja de herramientas, el cinturón y la bolsa de extras. Le di una ola rápida y me dirigí a mi camión. Me alegraba de poder haberles devuelto algo. Cuando los vampiros fueron a rescatar a los hermanos menores de Ayden y nos ofrecieron refugio a cualquier otra persona que lo deseara, tuvimos que dejar todo atrás. Pero entonces nuestros ancianos se involucraron y sacaron a nuestro viejo Alfa fuera de escena. Nuestras cosas habían sido finalmente entregadas hacía unos días, y estaba contento por ello. Tener mis propias pertenencias, hacía que el hecho de haberme mudado y estar
  • 8. rodeado de otras especies, teniendo en cuenta mi historia, fuera soportable. Ahora iba a empezar a trabajar en la casa de Barnabas Leopold y a ayudarlo con algunas reformas, para que las hadas que estaban cruzando a nuestro Plano, se establecieran allí. Me alegré de que los lobos no fuéramos la única especie que viniera a vivir entre los vampiros. Pensé que el hecho de que los vampiros les dieran la bienvenida a las hadas, además de a algunos de mi manada, era un signo de esperanza de que estos eran los buenos. Al menos, esa era mi idea actual. Ahora bien, si tan sólo pudiera detener los deseos de mierda de mi cabeza, podría dejar el pasado atrás y tener una vida mejor aquí. De acuerdo, como si pensara que iban a desaparecer a corto plazo. Sin embargo, un hombre podía tener esperanzas. Asterio. Tenía miedo. Dioses, tenía miedo de perder mi bendita mente. Claro, tenía más de tres milenios de antigüedad y era uno de los mejores guerreros de entre los Faes, pero nunca antes había dejado nuestro Plano para ir a la Tierra. De lo asustado que estaba, me veía preparado para mear gatitos de color púrpura. Todo el mundo hablaba sobre el traslado, y había estado trabajando sin descanso para conseguir tenerlo todo listo y empacado para el viaje.
  • 9. Toda la Comunidad era una mezcla de emoción, miedo y esperanza. Era una rara combinación, pero aunque la mayoría no quería, teníamos que dejar nuestro Plano. En él nos sentíamos a salvo, sabíamos qué esperar día a día. Allí estaba nuestra casa... Pero ahora, eso había desaparecido. Mi parte racional, se daba cuenta que era lógico tener miedo, teniendo en cuenta a lo que nos enfrentábamos. La parte masculina de mí se burlaba de eso, diciendo que los guerreros nunca tenían miedo. «De acuerdooooooo.» —Vas a estar bien, Asterio —me susurró la Reina Magdalena mientras estaba de pie allí, mirando el Portal. Miré por encima de ella, amándola como a mi propia madre. Me había recogido cuando mis padres murieron trágicamente siendo un niño. Haría cualquier cosa por esa mujer, y no sólo porque fuera mi Reina y hubiera jurado protegerla. No, lo haría por amor. —Comparto tu preocupación, hijo, pero si queremos sobrevivir, esta es nuestra mejor opción como pueblo. —Lo sé y te seguiría a cualquier parte, Alteza —le dije, tratando de ignorar mi voz temblorosa—. La Tierra es agradable, ¿verdad? Quiero decir, somos un pueblo de la naturaleza. He oído hablar de sus enormes edificios y ciudades en las que no se puede ver el cielo. —Hay lugares como ese, pero a donde vamos, es un espacio rural y tiene un montón de tierra. Estas son buenas personas que nos dan la bienvenida en nuestro tiempo de necesidad. —Ella me hizo un gesto reconfortante y señaló hacia el Portal. Tomé una respiración profunda y lo atravesé.
  • 10. Di un grito ahogado cuando el poder irradió a mí alrededor y de repente, estaba de pie sobre tierra firme fuera de una gran casa. Me moví hacia la persona más cercana, y caí de rodillas. Era como si alguien me hubiera dado un puñetazo tan fuerte, que el aire me había abandonado, y luego me hubieran dejado caer por un precipicio. No lograba respirar. —Lo que estás sintiendo es normal, Asterio —dijo suavemente mi amigo Makari cuando se puso de rodillas junto a mí—. Tú nunca has cruzado antes. Su aire es tan respirable para nosotros como el de casa, pero es más delgado por lo que te llevará algún tiempo acostumbrarte. Después de una semana o dos, te ajustarás, y ni siquiera lo notarás. Y luego te mostraré toda la diversión que hay en este mundo. —Le di una débil sonrisa. Realmente lo estaba intentando. Es sólo que una vez había escuchado una adagio humano acerca de cómo ‘no se puede enseñar a un viejo perro nuevos trucos’. Y aunque este hablaba de animales, yo tenía más de tres milenios edad. El cambio no iba a ser fácil para mí, y era un enorme y jodido cambio. Ahora, la gran pregunta era si podría adaptarme o perdería mi mente. En serio, votaba a favor de lo primero.
  • 11. Maverick. —Gracias por venir —dijo alegremente Barnabas Leopold, Jefe del Consejo de la Costa Este, cuando entré en su casa. Tenía un Jet lag1 y trataba de adaptarme a la diferencia horaria de siete horas. Si estuviera en Grecia, estaría preparándome para irme a la cama, pero aquí era temprano. —Ha sido un placer, Señoría. El Señor Caleb envía sus saludos y espera reunirse con usted pronto. Se disculpa por no haber venido él mismo, pero con el nacimiento de su primer hijo hace nada más que un día, su conciencia no se quedaba tranquila si lo dejaba con una niñera —le expliqué, a lo que Barnabas hizo una respetuosa reverencia. —¡Oh! No sabía que era por eso por lo que se había quedado en Grecia. —Barnabas me dio una sonrisa y estrechó mi mano—. En nuestra conversación telefónica acerca de por qué no podía venir, fue muy críptico. —Las líneas telefónicas pueden ser pinchadas, y mantenemos oculto el hecho del nacimiento del heredero para mayor tranquilidad. Como el último de su línea, espero que comprenda los peligros a los que su hijo se enfrenta. —Por supuesto —dijo con una mueca—. Hace tan sólo unas semanas fuimos atacados por demonios que trataban de 1 Es lo que se conoce como el desfase horario entre continentes. Tienes que adaptarte.
  • 12. matarme. —Sacudió la cabeza como para dejar ir los pensamientos sombríos—. Pero pasemos a mejores temas. »Me gustaría que conocieras a mis compañeros y Jefes de Seguridad, Miles Juniper y Digger Slane. —Es un placer. —Todos me saludaron, e iba a decir algo más, cuando el olor más celestial me golpeó la nariz. Eché un vistazo alrededor del hall de entrada y mi vista cayó sobre un hombre que me miraba fijamente, temblando como si hubiera visto un fantasma. Mis colmillos cayeron de inmediato, e ignoré al resto de las personas y dio un paso hacia él. —No —susurró, y levantó las manos. Me quedé inmóvil, viendo que su angustia era muy real. —¿Sabes quién soy? —le pregunté en voz baja, porque no quería asustarlo más. —Sí, pero me dan miedo los vampiros. —No tuve la oportunidad de responder antes de que cambiara a su forma de lobo, desgarrando sus ropas. ¡Wow! Era hermoso. Mi compañero medía 1.85 metros, bien construido, duro, con el pelo color caoba que le llegaba hasta las orejas, y los ojos de un azul brillante. Era tan impresionante como su lobo, de brillante pelaje castaño rojizo y que también tenía los ojos azules. —Nunca te haría daño, cachorro. —Me fui agachando hasta quedar de rodillas y me deslicé poco a poco hacia él. Me dio un gruñido de advertencia sin verdadera malicia detrás de él. —Tú eres su compañero, ¿no?—preguntó Barnabas con un suspiro—. Esto es malo. —¿Por qué? —repliqué, pero luego me aclaré la garganta y traté de calmarme—. No soy una mala persona. Nunca le haría daño a mi compañero.
  • 13. —Tyler fue secuestrado por los demonios y utilizado como una puta de sangre durante años. »Tiene serios problemas con cualquiera que tenga colmillos. —Sin embargo, vive entre los vampiros —le respondí, sin entender nada de esto. —Es complicado —dijo Digger con cuidado—. Pero le corresponde a él explicarlo. —Si volviera a cambiar podría hacerlo —me quejé. Miré por encima a mi compañero cuidando de detectar cualquier signo de agresión, pero no había ninguno, así que me arriesgué. —Como tu pareja te ordeno que cambies de nuevo y hables conmigo, o saldré por esa puerta y me iré. No soy una amenaza para ti, y me duele que sea así como me trates en nuestra primera reunión. —Oí un grito ahogado de shock detrás de mí, pero lo ignoré. Tyler gimió antes de rodar para dejar al descubierto su vientre para mí. No sabía mucho acerca de los cambiaformas, pero sabía que en un lobo, eso era un signo de sumisión. —Por favor no me hagas esto. No me querrás cuando sepas lo jodido que estoy de la cabeza. Sólo abandóname. —No puedo hacer eso, cachorro —susurré, un poco en shock por poder oírlo en mi cabeza—. Si quieres, puedo verlo todo sin que tengas que explicármelo. —Le froté el estómago cuando me miró con recelo—. Seré amable, te lo juro. Si bebo de ti, entonces podré ver tus recuerdos. —Comenzó a temblar de nuevo—. O podría usar mi otro don y hacer que te corras aquí mismo, en el centro del hall, con testigos, y avergonzarte por ser un compañero muy malo.
  • 14. El aire vibró a su alrededor y de repente estaba frotando a Tyler, el hombre. —Esa no es una gran amenaza. —Sé que no lo es —le contesté con descaro—, pero funcionó. —Asintió y mostró su cuello para mí. Me puse encima de él, no daba dos mierdas por donde estábamos o quien estuviera viéndonos. —Espera, la sangre de cambiaformas afecta a los vampiros —me advirtió uno de los hombres detrás de mí. Rodé los ojos, dejando que mi pareja me viera, y sonriéndole. —Tengo dos mil años de antigüedad. Sé lo que nos hace la sangre de los cambiaformas. Acabo de conocer a mi compañero, por lo que suena divertido para mí. —Miré a mi compañero con una mirada lasciva—. Oh, sí, serán buenos tiempos para todos. —No esperé más, y hundí mis colmillos en su cuello tan suavemente como pude. —Oh Dios, qué bien se siente —gritó Tyler, y me rodeó con sus piernas, colgándose de mi cuerpo más grande. Él no era pequeño, pero dado que yo que medía 2.04 metros, casi todo el mundo era más pequeño que yo—. Esto no era lo que sentía cuando me mordían antes. Gruñí para mostrarle que lo entendía mientras bebía su sangre. Era como beber lava líquida, así que era difícil concentrarse, pero empujé los pensamientos a un lado y me concentré en los recuerdos que me daba. Después de unos pocos minutos, supe por qué mi compañero pensaba que era un bicho raro. Retiré mis colmillos y le lamí la mordedura, cerrándola antes de darle una mirada diabólica. —Sé lo que necesitas, cachorro —gruñí mientras extendía la mano y acariciaba su agujero—. Y te lo daré tan pronto como te comprometas a aceptar nuestro apareamiento.
  • 15. —Sí —susurró sobrecogido, como si acababa de conocer a Santa Claus. —Necesitamos un lugar privado —le dije a Barnabas, sin ni siquiera apartar mis ojos de mi compañero. —Está bien —arrastró las palabras—. Subid las escaleras y girad a la derecha, tercera puerta a la izquierda. —Gracias, Señoría. —Me puse de pie, mi compañero seguía envuelto a mi alrededor. Les di una rápida inclinación de cabeza, sonriendo mientras veía sus expresiones de shock. Entonces corrí por las escaleras a la habitación que me habían ofrecido. —No puedo creer que aún me quieras después de lo que has visto —Tyler susurró en mi cuello. Le di una patada a la puerta cerrándola y froté mis manos en su espalda. —Crees que estás enfermo porque te gustó una parte del cautiverio, Tyler, pero no era el cautiverio o el abuso lo que te gustaba. Sólo necesitabas encontrar a la persona adecuada que entienda tus deseos. —¿Y tú eres ese hombre? —Oh sí —gemí cuando lo aparté de mí. Me miró divertido, pero estaba demasiado ocupado tomando mi primera vista real de mi compañero—. Quédate quieto, quiero echar un vistazo a lo que me pertenece. —Se estremeció, y asintió. Siempre es una buena señal. —¿Realmente quieres ser mi puta? —Sí —gimoteó. —Bien. Entonces, inclínate y muéstrame lo que es mío. Quiero ver el estrecho agujero que voy a follar toda la noche.
  • 16. Sabía que lo haría, porque estaba sintiendo los efectos de su sangre, y estaba tan malditamente caliente, que me daría contra la pared si no me aliviaba pronto. Hizo lo que le ordené, y pensé que era el momento de recompensarlo. Me concentré en Tyler y dejé fluir mi don. Gritó cuando se corrió, y se habría caído si no lo hubiera agarrado por la cintura. —Oh, cachorro, eres perfecto. —Ya no soy un cachorro —jadeó, temblando por la fuerza de su orgasmo. —Eres mío. Pero tienes treinta y dos, y yo acabo de cumplir dos mil. Eso te hace un cachorro, y te encuentro caliente. —Entonces soy tu cachorro —gimió. Le acaricié el saco antes de lanzarlo a la cama. Me desvestí tan pronto como me fue posible mientras me miraba. —Eres muy caliente. —El sentimiento es mutuo —ronroneé—. Vi en tu mente que como soy tu compañero, no tengo que estirarte o lubricarte para follarte, ¿no? —Sí, es verdad —asintió, su polla con filtraciones ante la idea. Bien, porque eso me encendía. —Abre las piernas y actúa como una verdadera puta, mendigando mi atención —le ordené con una sonrisa salvaje. —Por favor, fóllame fuerte y rápido —declaró él, dándome el espectáculo de mi vida cuando abrió totalmente sus piernas al aire. Era genial saber que era tan flexible—. Golpéame con tu enorme polla hasta que me desmaye. Úsame como mejor te parezca. —Buen cachorro —elogié metiéndome en la cama con él y trasladando mi cuerpo sobre el suyo. Puse mi polla en su
  • 17. agujero y me empujé de un solo golpe, permitiendo que su cuerpo se adaptase. Había visto en su mente que los lobos producían un lubricante natural cuando se acoplaban con sus compañeros, y su cuerpo se extendió preparándose para mí—. Las manos encima de tu cabeza. —¿Vas a sujetarme y follarme? —El resplandor de la lujuria brillaba en sus hermosos ojos azules haciéndome saber lo mucho que le gustaba. —Sí, hasta que consigamos algunas restricciones y cadenas, esto tendrá que valer. —No esperé una respuesta, empujando mi polla en su totalidad. ¡Dios, se sentía como el cielo!—. Oh, cachorro, voy a follarte muy bien. Mi caliente y cachondo cachorro es perfecto. —Gracias —susurró, sus emociones luchaban por salir a la superficie. —Mi placer. —Bloqueé sus muñecas con una mano, sujetándolo abajo mientras movía una de sus piernas alrededor de mi cintura. Empecé a castigarlo duramente, amaba los pequeños aullidos que mi lobo hacía mientras lo follaba exactamente como quería—. ¿Vas a ser mi puta personal, Tyler? ¿Atenderás todos mis deseos y te entregarás a mí para siempre? —¡Sí, sí, soy tuyo, señor! —Odiaba esa mierda de Señor. —Maverick —gruñí, con ganas de golpearme a mí mismo en la cabeza cuando me di cuenta que ni siquiera le había dicho mi nombre—. Mi nombre es Maverick, pero todos me llaman Mav. —Me gusta. —Se inclinó y lamió mi cuello—. ¿Puedo reclamarte, Mav?
  • 18. —Mejor que sí —gruñí. Sentí como sus dientes se hundían en mi carne y nuestro vínculo encajando en su lugar—. Ya eres mío, Tyler, y me haré cargo de ti a partir de ahora, cachorro. —¿Algún día me amarás? —Pude oír el miedo que expresaba a través de sus emociones. Tyler sabía que era una buena y salvaje puta en la cama, pero pensaba que, por eso, nadie podría amarlo. —Sí, cachorro. Amaré a mi compañero mucho más que a su cuerpo —prometí—. Ahora córrete para mí. Sacó los dientes de mi cuello y gritó mi nombre. Sentí como su cuerpo me apretaba mientras llenaba el espacio entre nosotros con su semilla. Lo seguí directamente, llenándolo hasta que solo me quedé empujándome en él. Una vez no parecía ser suficiente. —¿Cómo lo quieres ahora? —le pregunté, lo último de mi semen ni siquiera había dejado mi cuerpo todavía—. ¿Quieres que golpee ese dulce culo desde atrás, mientras te sujeto a la cama? —Sí, por favor —rogó. Tiré de él y lo puse boca abajo. Entonces empujé de nuevo mi todavía dura polla en su dispuesto agujero. Empujé sus hombros hacia abajo en la cama, manteniendo mi mano allí, así que se quedó quieto mientras lo golpeaba. Lo follé duro y rápido una vez más, hablándole sucio todo el tiempo hasta que llegó con tanta fuerza que parecía listo para una siesta. Le exigí que fuera mi puta una vez más y lo hizo. Después de la cuarta vez, finalmente estaba cao. Yo seguía estando duro y con ganas, pero habíamos llegado al borde de lo que podía dar.
  • 19. Lo moví hacia el lado de la cama que no habíamos ensuciado y fui al cuarto de baño contiguo a por un paño. Lo mojé con agua tibia y luego regresé con mi compañero y lo limpié de arriba a abajo. Cuando terminé, me arrastré en la cama a su lado, y tiré de él a mis brazos. Incluso en su sueño, Tyler parecía saber a dónde pertenecía, porque se acurrucó contra mí. Estaba cansado, pero al mismo tiempo no lo estaba. Quiero decir, mi cuerpo lo hacía, pero mi mente seguía corriendo. ¿Debería quedarme en los Estados Unidos o llevarme a Tyler conmigo? Estar acoplado a un guerrero siempre era peligroso, pero dada mi posición como Jefe de Seguridad de Caleb, Tyler podría estar en un peligro incluso mayor. Tenía un equipo capacitado, cualquiera de ellos podría asumir mi papel. Tal vez era el momento de dejarlos y vivir una vida con mi pareja. —Si estás pensando tan duramente y no estás cansado, entonces es que no he hecho mi trabajo correctamente — masculló Tyler. Sonreí, ya amaba su lado juguetón y aventurero. —Tal vez deberías utilizar esa inteligente boca tuya y chupársela a tu compañero para que pueda descansar un poco. —¿Vas a golpear a tu pequeño y sucio cachorro, si no lo hace? —Lo haré incluso si lo haces, porque los dos sabemos que lo deseas. Incluso golpearé tu saco, como he visto en tu cabeza que te gusta. —Me gusta eso —gimió mientras se dio la vuelta y se movió por mi cuerpo. Mi compañero me tragó entero obedientemente, chupando con entusiasmo como si fuera su juguete favorito. Sí, podría acostumbrarme a ese tratamiento de alguien que me amara. Creo que lo necesitaba tanto como él me
  • 20. necesitaba a mí. Ambos estábamos cansados de estar solos. Y teniendo en cuenta que lo que él necesitaba sexualmente era exactamente lo que yo quería darle... éramos los compañeros perfectos.
  • 21. Tyler. Mi compañero era un dios entre los hombres, con su ligeramente ondulado cabello negro azabache y sus ojos grises humo. Y luego estaba su cuerpo, con todos sus gloriosos y definidos músculos. Era lo suficientemente fuerte como para sostenerme en diversas posiciones salvajes, follándome contra la pared mientras sostenía mi peso, y lanzándome sobre la cama como si no pesara nada. Yo no soy pesado, pero con mis 1.85 metros y mis 75 kilos, encontraba eso muy impresionante. Mav era un animal en la cama, y no creía que fuera sólo porque hubiera bebido mi sangre. Me folló contra la pared, luego contra la puerta con mi pecho apoyado en ella, tres veces en la ducha, una vez en el suelo del baño, varias veces en la cama, y por casi toda la habitación hasta que perdí la cuenta. Y no era sólo el sexo. De ninguna manera. Era pervertido y estaba al mando durante la acción, pero cuando acabábamos, era muy tierno conmigo. Mi compañero me limpiaba, se aseguraba de que mi culo estuviera bien y no hubiera sido demasiado duro conmigo, y luego me sostenía en sus brazos. Me sentía querido y apreciado. Y aunque había visto todos mis recuerdos, me hizo todo tipo de preguntas sobre mí. Cuando le pregunté por qué lo hacía, simplemente me dijo que aunque había visto mis recuerdos, eso no significaba que supiera cómo me sentía yo acerca de las cosas. Quería conocer mis deseos y la forma de hacerme feliz. Si no hubiésemos estado
  • 22. acostados, me habría caído en estado de shock. ¿Desde cuándo le importaba a nadie lo que yo quería? Yo también le pregunté sobre su vida. Mav me confesó que recientemente había estado deprimido y que había empezado a preguntarse si alguna vez habría algo más en su vida que ayudar a los demás todo el tiempo. Pensé que mi compañero hacía tiempo que había pagado sus deudas siendo un guerrero, y merecía un poco de felicidad. Y yo estaba decidido a dársela, no importaba lo que tuviera que hacer. Hablamos de nuestro vínculo mental. A mí me hacía sentir muy cercano a él, y me di cuenta de a Mav también le gustaba. Dijo que lo hacía sentir como si fuéramos miembros de un emocionante club secreto para niños, del que solo nosotros sabíamos la contraseña. Si lo había dicho así para hacerme reír, funcionó. Un día y medio más tarde, finalmente salimos de la habitación. Alguien nos había estado enviando bandejas de comida, pero decidimos volver al mundo real. Caminábamos hacia el comedor, cuando olí algo grandioso. —Creo que tenemos que hablar de algo —le susurré a Mav, tratando de contener un gruñido de deseo. —¿De qué, cachorro? —Levantó mis manos a sus labios y me sonrió—. Necesitamos alimentarnos antes de que me digas cómo deseas la próxima ronda de sexo. —No, esto es serio. —Vi su sonrisa caer en una mueca—. Sabes que los Faes tienen dos compañeros, ¿verdad? —Había oído hablar de eso. —Pasó una fracción de segundo antes de que se diera cuenta de a donde yo quería llegar, y comenzó a olfatear el aire—. Hay demasiadas personas en la habitación y todo lo que huelo es mi aroma en ti.
  • 23. —Bien, pues es buena cosa que los lobos tengamos un mejor sentido del olfato —le contesté con una risita—. Puedo decir que nuestra pareja está aquí, pero no seré capaz de averiguar cuál es sin cambiar. —Tenía razón, había demasiadas personas en la habitación. Tenía que haber casi un centenar. Mav me había dicho que había venido para llevar a algunos Faes a los lugares designados en Grecia, donde acamparían el doble o el triple de los que había allí, y habían preparado habitaciones en varias fincas de su aquelarre. —Ve a buscar a nuestra pareja antes de que lo perdamos — dijo Mav nerviosamente. Sí, yo tampoco estaba preparado para ese desenlace. Le di un ardiente beso y rápidamente me quité mi ropa antes de cambiar. Me dio una emocionada mirada mientras recogía la ropa. Meneó la cabeza y me siguió mientras me movía entre la multitud tratando de encontrar a nuestra pareja. Mi lobo gimió cuando lo encontré. Mierda, era un chico grande. Debía tener más de 2.13 metros de alto, con el pelo rubio corto y ojos café claro. Era impresionante. Me debió haber oído, porque su cabeza dejó su plato y se giró de golpe hacia a mí. Entonces sus ojos se agrandaron. —¿Por qué hay un lobo en el comedor? —preguntó vacilante, dejando su comida. Se estremeció cuando salté sobre él, cambiando en el aire. Una parte de mí quería reír cuando lanzó un gruñido, pero me sujetó. —Porque también soy un hombre, y tú eres mi compañero —gruñí, enterrando mi nariz en su cuello para conseguir su olor claramente. Sí, era nuestra pareja—. Y el otro también está aquí. —Mis dioses, estás desnudo —susurró mientras sus manos se posaban en mi culo—. Espera, ¿compañero?
  • 24. —¿No puedes olerme? —le pregunté, pero luego recordé vagamente a Barnabas, diciendo algo sobre que los Faes no podían oler a sus compañeros. ¿Sería cierto? Mierda, no había prestado atención. —Nosotros no hacemos ese tipo de cosas —respondió mientras me llevaba a un lado de la puerta que conducía a un salón privado. No había nadie allí y estaba contento de que pudiéramos tener esta conversación en privado—. Averiguamos quién es nuestra pareja durante las relaciones sexuales, cuando el vínculo encaja en su lugar. —Entonces tengamos relaciones sexuales. —Se me quedó mirando con ojos muy abiertos, como si hubiera sugerido algo loco—. ¿Qué? —Dame un minuto para ponerme al día —murmuró—. Soy Asterio, uno de los guerreros de las hadas y ayer llegué a este mundo por primera vez. Estoy adaptándome, ¿de acuerdo? —Bueno, ahora tienes dos compañeros que te ayudaremos a aprender y ajustarte a este mundo —dijo Mav suavemente. Miré por encima del hombro y le sonreí—. Tyler y yo nos conocimos antes de ayer, y todavía estamos tratando de ponernos al día. Soy Danker Maverick pero todo el mundo me llama Mav. Y a quien estás sosteniendo, es Tyler Gilroy. —¿He encontrado a mis dos compañeros al mismo tiempo? —susurró Asterio mientras se sentaba. Su control sobre mí era apretado, sus manos se movían por mi espalda. Me di cuenta de que no era algo sexual, sino más como si fuera su manta de seguridad para no volverse loco. Yo lo sostenía a él, mientras mi lobo hacía ruidos felices que eran lo más cercano a ronronear que podíamos hacer en ese momento. —¿Y ya lo reclamaste?
  • 25. —Sí. Tyler te olió cuando salimos a tomar aire después de un día y un medio de acoplamiento. Soy el enlace encargado de trasladar a algunos de los Faes a Grecia, por lo que no es mucho lo que necesito atender antes de renunciar. —¿Lo dejas? —le pregunté, dándome la vuelta en los brazos de Asterio, de modo que pudiera verlo. Habíamos hablado de ello, pero el hecho de que hubiera tomado una decisión, era toda una noticia. —Sí, cachorro. He vivido mucho tiempo y he aprendido que lo más importante es lo que la vida nos da —respondió con una sonrisa avanzando hacia nosotros. Froté mi mejilla contra su mano cuando la acercó—. Podría ayudar aquí con todo esto, o entrenar a los nuevos guerreros para que puedan aprender de mi experiencia, pero es hora de vivir mi vida. —Me dio un guiño y una sonrisa caliente—. Además, tengo un compañero insaciable. Nunca sería capaz de manejar mi trabajo y cuidar de sus necesidades. —¿Tan caliente es? —espetó Asterio, mirando entre nosotros, como si viera un partido de tenis—. Me gusta el sexo. Solo que han pasado un par de siglos desde que lo he tenido. —¿Qué edad tienes? ¿Estoy acoplado con dos viejos chapados a la antigua? —le pregunté en un tono burlón. —Cerca de tres milenios. —Frunció las cejas, confuso—. No entiendo la frase ‘estar chapado a la antigua’. —Es normal, ya que nunca has estado aquí antes. ¿Los Faes jamás envejecéis ni os arrugáis? —Sacudió la cabeza y me quedé perplejo sin saber cómo explicarlo—. Es una cosa humana. Lo aprenderás viendo la TV. —¿Por qué no os vais conociendo mientras soluciono un par de cosas? —dijo Mav con suavidad, al darse cuenta, como
  • 26. yo, de que nuestra pareja se sentía abrumada—. Asterio, confío en que vigilarás y protegerás a nuestra pareja en mi ausencia. —Sí, por supuesto —respondió. —No soy un niño, chicos. —Solté una risita, rodando mis ojos—. En realidad soy más rápido que los vampiros y el infierno, y si cambio a mi lobo, soy un culo duro de roer. —Mav me dirigió una mirada que decía claramente: ‘No jodas’. Ah, claro, haciendo que Asterio se preocupara de mi protección, estaba tratando de que no se asustara y huyera. Maldita sea, ¡mi hombre era inteligente! —Aquí está tu ropa. —Se echó a reír cuando la comprensión iluminó mi rostro—. Vístete, prepara una bandeja de comida, y sube a nuestra habitación con nuestro compañero. Me reuniré con vosotros en breve. —¿Si obedezco, me azotarás? —gemí, ya estaba caliente de nuevo. Wow, por la forma en que actuaba, alguien debía haber deslizado viagra en el suministro de agua. Se inclinó y mordió mi cuello con sus colmillos, pero no lo suficiente para extraer sangre. —Voy a golpear a mi puta y luego follarlo hasta que se desmaye. Asterio puede ayudar. Creo que puedes tomarnos a los dos. Pero tienes que ser una buena puta y mostrarnos lo flexible que eres. —De acuerdo —gemí, girándome hacia Asterio. —¿Así es como le hablas a tu pareja? —preguntó Asterio con desaprobación en su tono. —A él le gusta hablar sucio y que yo esté al mando —Mav se comenzó a defender, pero lo corté, dándome la vuelta para hacerle frente a Asterio.
  • 27. —¿Puedo ser tu puta? —Decidí mostrarle lo que Mav estaba diciendo de otra manera—. Puedes follarme de la forma que desees, siempre y cuando sea fuerte y rápido, y domines mi cuerpo mientras me sujetas duramente. Sus ojos se agrandaron, pero vi la lujuria en ellos. — Realmente te tendremos que tomar los dos para mantenerte satisfecho y en línea, ¿verdad? —Sí, por favor. —Me froté contra su estómago y lo siguiente que supe es que me estaba besando. —Voy a dejaros chicos. —Se rio entre dientes Mav. Le di un gesto de despedida y escuché la puerta cerrarse tras él. Estaba un poco ocupado para decirle adiós. Maldita sea, ¡vaya beso el de Asterio! Dejé que se hiciera cargo mientras mis caderas se movían como si tuvieran mente propia. Cuando nos faltó el aire a los dos, nos detuvimos jadeando. —Comida. Habitación —exigí—. Puedes alimentarme y follarme, al mismo tiempo. —Dioses, que boca tienes. —Nos pusimos de pie y me vestí rápidamente. Cuando llegamos de nuevo al comedor, el desayuno más o menos había terminado, por lo que el lugar no estaba tan lleno. —¿Encontraste a tu segundo compañero? —preguntó Barnabas con una ceja levantada mientras miraba a mi mano que sostenía la de Asterio. —Um, sí —respondí nervioso, aclarando mi garganta para comprarme algo de tiempo y así pensar qué decir—. Mañana por la mañana empezaré a trabajar en las reformas, lo juro. No había previsto…
  • 28. —Está bien, Tyler. —Miles se rio entre dientes, moviendo la cabeza—. No es como si la finca se estuviera cayendo. Sólo queremos empezar a darle un cambio de imagen y hacer de este nuestro hogar. Pero no es nada que no pueda esperar, dado que encontraste a tus compañeros. —Bien, bien. —Suspiré con alivio. Soy un duro trabajador y no uno que se escaquea de las responsabilidades. En realidad no estaba actuando como yo mismo... Bueno, a los ojos de los demás. Estaba sosteniendo la mano de Asterio, mostrando afecto, y le había permitido a Mav darme órdenes. Había sido un ejecutor en mi manada, pero no porque lo hubiera querido. Joder, había estado en el lado de los lobos duros, pero en mi corazón, soy un sumiso. No estaba en el rollo completo de las relaciones de dominación-sumisión, pero me gustaba que me dijeran qué hacer y sentir que estaba siendo cuidado. Nunca había tenido la oportunidad de explorar esa parte, ni había tenido a nadie que se hiciera cargo de mí. —¿No ibas a ayudarme a aclimatarme a este mundo, cachorro? —preguntó Asterio, su voz muy, muy profunda envió escalofríos por mi espina dorsal—. Y con la noticia que Mav nos ha dado, creo que él también necesitará tu ayuda. Luego queda encontrar un lugar en el que nosotros podamos tener nuestro hogar, ¿no crees? —Sí, por supuesto —asentí y le di una mirada que esperaba le dijera claramente: ‘Entonces dime que hago’. —Creo que quizás lo mejor sea que Tyler se comprometa a discutir el proyecto a partir de la próxima semana, Señoría. —Estoy de acuerdo. Además, comenzamos la idea del proyecto antes de saber la cantidad de Faes que iban a residir aquí, aunque algunos lo hicieran temporalmente. —Barnabas, suspiró y se apoyó en Miles—. Y pienso que solo generaríamos
  • 29. una gran confusión, si empezáramos a destrozar habitaciones. Hablaremos la próxima semana, y para entonces, ya deberíamos saber quiénes se van a quedar aquí, al menos de momento. —Gracias. —Sonreí, cuando mi compañero tomó la bandeja del desayuno, incluyendo el café. Me hizo un gesto con el codo para que guiara el camino. Ah, claro, no sabía que habitación era. Maldita sea, me había perdido en mis pensamientos de lo caliente que estaba de nuevo. Me preguntaba cómo sería su aspecto desnudo. —¿Dónde estabas? —preguntó con una ceja levantada. —Imaginándote desnudo —admití, mis mejillas sonrojadas. Se echó a reír, cuando finalmente salimos del comedor y fuimos hacia nuestra habitación. Asterio tenía razón en una cosa. Teníamos que encontrar un lugar para vivir, porque quería estar relajado con mis compañeros sin tener que estar siempre preocupándome sobre quien estaba alrededor o teniendo que comportarme porque teníamos compañía. Pero entonces tuve una idea. Yo, idiota de mí, como un imbécil solté la pregunta. —¿Los Faes tenéis dinero? —¿Y la gente se preguntaba por qué no hablaba mucho? La mayoría piensa que soy un tipo fuerte y silencioso, cuando la realidad es simplemente que no tengo un filtro entre mi cerebro y mi boca. —Tenemos oro, que me han dicho es una forma de pago aquí. ¿Por qué, necesitas algo? —Parecía preocupado, y eso era lo último que quería. —No, no, nada de eso. —Me reí mientras subíamos las escaleras—. Es sólo que estaba pensando donde íbamos a vivir. Una de las familias fundadoras es propietaria de una finca abandonada y hablaron conmigo acerca de dividir ese
  • 30. patrimonio en parcelas. Supongo que la idea es compartir los miles de hectáreas y así cualquiera podría comprar una o dos hectáreas y construir una casa propia. Como estamos en una zona rural, no hay desarrollos de viviendas o apartamentos, pero me gustaría que tuviéramos un lugar que fuera nuestro. —No sé lo que es un desarrollo de viviendas, apartamentos, ni patrimonios. —Parecía molesto, pero con él mismo. —Está bien, explícame como vivíais en vuestro Plano. ¿Vivíais en casas tan grandes como estas? —No, la Reina tenía su palacio y como uno de sus guerreros, yo tenía una habitación en él. —¿Entonces el palacio era más grande que esto? —Sí —respondió, sus cejas se juntaron. Habíamos llegado a nuestra habitación prestada y le abrí la puerta. —Esto es una finca. Es una gran mansión rodeada de un montón de tierra. Asintió entrando y dejando la bandeja, mientras yo cerraba la puerta detrás de nosotros. —Entiendo. —¿Dónde viven los demás? —En el pueblo que rodea el palacio. —Eso es, básicamente, un desarrollo de viviendas. Es decir cada uno tiene su trozo de tierra para cuidar y tiene una casa en él. Un apartamento es un edificio lleno de habitaciones, parecido a las suites de esta casa, solo que haces tu vida en él todo el tiempo.
  • 31. —Eres muy bueno explicando las cosas —dijo con orgullo después de un momento—. ¿Así que esta familia fundadora quiere convertir una gran cantidad de sus bienes en partes para que cada uno podamos tener nuestras propias tierra y vivienda? —Exactamente. Dado que yo construí la mayoría de las casas para mi vieja manada, vienen a hablar conmigo acerca de cómo dividir la tierra y conseguir a los encargados de las construcciones, pero haciendo casas más sencillas. —¿Y querías saber si tenía oro, para que pudiéramos comprar una de esas piezas de tierra? —Sí, supongo que realmente no me paré a pensar — respondí, mis mejillas calientes—. Me di cuenta que estaba de acuerdo contigo sobre el deseo de tener un lugar nuestro, así que me acordé de lo que Desmond me había dicho y luego me di cuenta que no tenía dinero para comprar la tierra. Entonces, simplemente, te solté la pregunta. —La soltaste —respondió con una sonrisa tranquilizadora—. Aprecio la honestidad en mis compañeros. Debemos sentirnos lo suficientemente cómodos uno con los otros y no tener que preocuparnos de lo que estamos pidiendo. No es fácil para mí admitir que estoy perdido en este Plano, pero si no puedo preguntarles a mis compañeros en busca de ayuda, entonces, ¿en quién más voy a confiar? —Ese es un buen punto. —No lo había pensado así, pero tenía sentido. Siempre tenía que ser capaz de ser yo mismo en torno a mis compañeros. Por supuesto que acababa de conocerlos y nos llevaría un tiempo adaptarnos y conseguir estar cómodos unos con otros, pero siempre he pensado que esa es la razón por la que el destino unía a los compañeros. Incluso había algunas personas, que no eran específicamente compañeros, que se unían. De
  • 32. inmediato sentí que podía relajarme alrededor de Mav y Asterio. Comimos en un silencio cómodo, tomando piezas de frutas y pasteles de la bandeja. Era como si hubiéramos hecho esto todas las mañanas durante años, y sentí que la tensión, que ni siquiera sabía que todavía tenía después de que Mav me hubiera hecho el amor, dejaba mis músculos. Tal vez algunas de las preguntas que Asterio había planteado habían hecho a mi mente relajarse. Menos mal que él fue capaz de expresarlas, ¿eh?
  • 33. Asterio. —Creo que deberíamos comprar el doble de tierra, ya que eres un lobo —le dije después de unos momentos de silencio—. Necesitas espacio para correr, y me sentiría incómodo si tuvieras que ir a otro lugar para hacerlo. —No estoy en contra de la idea, pero realmente no tengo nada de dinero —dijo nerviosamente mi compañero—. Yo diseñaba y construía las casas con la ayuda de la manada, combinábamos nuestros recursos, pero realmente no teníamos nuestro propio dinero. —¿Cómo puedo saber si tengo suficiente oro para comprar esa tierra? —Tal vez lo que traemos los Faes no es mucho para la gente en este Plano. —Bueno, creo que por ahora debes traer tus cosas aquí y compartir la habitación con nosotros, y si lo deseas puedes mostrármelo. —Tyler se encogió de hombros de esa linda manera que hacía que me hacía sentir, que si no teníamos lo necesario, buscaríamos otra solución. Era muy agradable. —Acepto la invitación. —Tomé su mano más pequeña en la mía, y salimos de la habitación. Me tomó un momento recordar donde estaba la mía, ya que siempre me transportaba. Unos minutos más tarde, estábamos en la habitación que compartía con otros guerreros. Habíamos tomado posiciones
  • 34. alrededor de la habitación en la que se quedaba la Reina. No creía que nadie en la casa de Barnabas quisiera hacerle daño, pero nuestra paranoia era mantenerla a salvo. —Mi oro está aquí —dije, sacando un gran baúl que había traído de casa. Tomé la llave de mi bolsillo y lo abrí, mi pecho subía y bajaba con nerviosismo antes de enseñárselo a mi nuevo compañero—. ¿Es esto suficiente? Los ojos de Tyler se ampliaron tanto, que pensé que podrían salirse de sus cuencas. —Um, sí, eso es suficiente para comprar varias fincas, Asterio. Podrías comprar muchas parcelas de tierra si quisieras construir un infierno de casa, y todavía te quedaría bastante oro para el resto de nuestras vidas. »¿Puedo preguntar de dónde sacaste todo esto? —Los guerreros recibimos un pago por nuestros servicios, además mis padres murieron en un accidente cuando era joven y la Reina Magdalena me acogió. Después de que su hija vino a aquí a encontrar a sus compañeros y la Reina la perdió, creo que le preocupaba que pudiera dejarla algún día. Así que comenzó a echarme a perder cada vez que tenía la oportunidad, y cuando te encuentres con ella, comprenderás que no es una mujer a la que puedas devolver un regalo que te ha dado. Muchos de estos bloques de oro los obtuve por mis cumpleaños, y con el tiempo que he vivido, pues tengo un montón de ellos. —Maldita sea, con esto podrías comprar tu propia isla, Asterio. Suspiré profundamente, empezando a sentirme frustrado, pero no con mi pareja. —No sé lo que es una isla, Tyler. —No soy estúpido y había leído mucho... Pero solo autores Faes de nuestro pueblo. Había leído nuestra historia, acerca de nuestra magia, de nuestro Plano, y en ocasiones sobre otros paranormales, así es como entendía las necesidades de mi
  • 35. hombre lobo. Sólo que no había leído mucho sobre la Tierra, o cómo actuaban los seres humanos, ni cosas sobre su lenguaje. —Oye, no te estreses —dijo Tyler con suavidad, se volvió hacia mí y me abrazó—. Lo pillarás. Veremos el Canal Discovery, que es uno de mis favoritos, y verás como aprendes más de lo que crees. —Realmente es duro, y aunque estoy agradecido de haber encontrado a mis compañeros en este Plano y que estés dispuesto a guiarme, me preocupo por los de mi pueblo que están solos aquí. Sé que algunos de ellos han venido alguna vez de visita para conocer tu mundo, pero para la mayoría, este es su primer viaje. —Entonces tengo una idea —dijo con una sonrisa—. Guarda el oro y dime que bolsas tengo que llevar. Hice lo que me había pedido, curioso por lo que estaba pasando por esa bonita cabeza suya. No me dijo que volviéramos a su habitación, o supongo que, nuestra habitación, sino que fuimos en busca de Barnabas que nos dijeron que estaba en su estudio. Tyler tocó y alguien nos dijo que entráramos. —Alteza —le dije cuando vi a la Reina allí y me incliné—. Disculpe por interrumpir su reunión con su nieto. —No, en absoluto, Asterio —respondió ella con una sonrisa—. Me dijeron que encontraste a tus compañeros y esperaba que me los presentaras pronto. ¿Es este uno de ellos? —Sí, Alteza —dijo Tyler, nervioso, haciendo lo que yo había hecho y mirándome para que lo guiara. Le di una sonrisa y una inclinación de cabeza, contento cuando se relajó visiblemente—. Soy Tyler Gilroy.
  • 36. —Es un placer conocerte, Tyler. —La Reina Magdalena se trasladó con gracia por la habitación y le dio un abrazo—. Cuida de mi niño. Asterio es muy especial, y merece todo el amor que le puedas dar. —Voy a hacer mi mejor esfuerzo. —La cara de Tyler se puso roja, y estaba seguro de que su mente se fue a las actividades carnales de las que habíamos hablado antes... Como hizo la mía. —¿Necesitas algo, Tyler? —preguntó Barnabas como si tratara de calmar los nervios de mi pareja al estar alrededor de la Realeza. Por ese gesto, me gustó el medio Fae mucho más. —Um, sí, me preguntaba si había una sala de reuniones, o un lugar lo suficientemente grande donde pudieran caber todos los Faes e instalar allí un televisor de pantalla grande. —Sí, pero ¿por qué? —planteó el jefe del Consejo de la Costa Este elevando una ceja hacia mi compañero. —Bueno, eh, a ver —tartamudeó Tyler, mirándome, y me tomó un momento para darme cuenta de por qué estaba nervioso. —Puedes contarle a tu amigo nuestra conversación anterior. Siento que has tenido una idea maravillosa que nos ayudará a todos. —Tal vez. —Se encogió de hombros y miró hacia Barnabas. —Asterio y yo estábamos hablando de donde deberíamos vivir, ahora que estamos acoplados, y me he dado cuenta de que algunos de los Faes no saben mucho acerca de nuestro mundo. —Algo que también nosotros estábamos discutiendo —dijo Barnabas con un suspiro de cansancio—. Simplemente no estoy seguro de cómo cerrar la brecha para que no se sientan como extraños.
  • 37. —Bueno, no estoy seguro de cómo reducir la brecha, pero tengo una idea para hacer que tal vez se diviertan un poco y a la vez darles a los Faes información sobre nuestro mundo. Barnabas, y la Reina intercambiaron una mirada antes de que ambos asintieran para que continuara. —¿Asumo que los Faes tienen alimentos diferentes? —Eso es verdad. —La Reina parecía tan interesada como yo me sentía. —¿Tienen ustedes palomitas de maíz? —Sonreí y Barnabas se carcajeó. No estaba seguro de por qué la comida extraña hacía reír a hombre, y me intrigó aún más. La Reina miró a su nieto como si hubiera perdido la cabeza. —Nunca he oído hablar de eso. —Creo que deberíamos buscar la serie sobre la Tierra del canal Discovery, preparar un montón de comida para el cine, y dejar que las hadas se relajen. Es decir, conseguirían una visión general sin ser lanzados al abismo a ciegas, mostrándoselo como si estuvieran viendo películas corrientes, y así podrían ver algunas de las cosas divertidas que tenemos para ofrecer. —Listo y guapo —dijo Mav desde uno de los sofás a nuestra derecha. Ni siquiera le había visto allí. Había estado tan centrado en la Reina y en la idea de Tyler, que me perdí que nuestro compañero estaba en la habitación. —Me alegra que lo pienses, compañero. —Tyler seguía de color rojo brillante, pero le sopló un beso a Mav. —¿Maverick es tu otro compañero? —preguntó la Reina, mirando entre nosotros. Asentí y sonrió—. Entonces has sido bendecido con dos compañeros maravillosos, hijo mío. Me gusta mucho. Es inteligente, de confianza, y cuando estaba hablando con nosotros sobre su dimisión para vivir una vida
  • 38. con sus nuevos compañeros, me encontré respetándolo más aún por tener sus prioridades claras. Bendigo miles de veces tu acoplamiento y alabo a los Dioses porque los hayas encontrado. —Gracias —le susurré, mi corazón hinchado ante sus palabras. Esa era la declaración formal que los padres les daban a sus hijos cuando conocían a sus compañeros y los aprobaban. Después de haber perdido a los míos, nunca pensé que tendría a alguien que me dijera las palabras. Me acerqué a ella, y la tiré a mis brazos, dándole vueltas en el aire—. Gracias, Magdalena. Yo también creo que son maravillosos. —Te mereces ser feliz, Asterio. Te quedarás aquí con Barnabas, pero te doy permiso para que dejes de ser uno de mis guardias personales, de modo que puedas concentrarte en tus compañeros. —Gracias, pero si alguna vez viajas más allá de la seguridad de esta comunidad, debo insistir en que estar al cargo de tu protección —le contesté con firmeza. No quería mantenerla a salvo, sólo porque fuera mi Reina, sino que también era mi familia. Eché un vistazo a Mav y Tyler—. Ahora puedo decir que estoy acoplado, pero tenéis que entender que la Reina es la única madre que he conocido. —La próxima vez que tengas que tomar una decisión que pueda afectarnos a todos, habla antes con nosotros —dijo Mav vacilante, pero con una sonrisa suave, así que lo tomé como una buena señal—. Pero lo entendemos, dadas las circunstancias. —Estoy de acuerdo. Protege a tu madre, tu Reina, pero, si te lesionas haciéndolo, vamos a patear tu culo. —Tyler deslizó su mano en la mía y yo solté a la Reina—. Entendemos el deber, Asterio. Mav es jefe de seguridad de uno de los miembros de la Realeza, y yo era el ejecutor de mi manada.
  • 39. —¿Por qué no lo eres ahora? —le pregunté con una ceja levantada. Desde que nos conocimos, no me había dicho mucho, y quería saber más acerca de mi compañero. —Um, eso es más una, eh, una conversación privada — masculló Tyler. No estaba seguro de qué decir a continuación, pero Mav sí. —Estoy seguro de que alguien tendrá por aquí la serie que ha sugerido Tyler —dijo con suavidad nuestro compañero, dándome una inclinación de cabeza que comprendí. Después articuló ‘luego te lo explico’ y me relajé. Entendí que Tyler no quería hablar de ciertas cosas delante de todos, pero no podía dejar de preocuparme por que algo estuviera mal. —En realidad, la tengo —anunció Barnabas—. Me estaba riendo de la idea de las palomitas de maíz porque Tyler tiene absolutamente razón. Tenemos que empezar poco a poco y el resto ya lo irán pillando. Hemos hecho hincapié sobre la brecha entre nuestros mundos como si tuvieran que aprenderlo todo en este instante, y no hay necesidad de eso. Vamos a pasar un buen rato. Propongo que llamemos también a algunos de los lobos y a los guerreros, y de esa manera, si surgen preguntas, tendremos aquí gente para ayudar a explicar las cosas. —O simplemente para que cada uno tenga un amigo que le ayude a adaptarse —sugirió Tyler—, como hacíamos en nuestra manada con los cachorros cuando iban a pasar a la pubertad. Uno de los miembros mayores los tomaba bajo su ala, enseñándoles a controlar su cambio, cazar, y cómo manejarse en su forma de lobo. Siempre funciona mejor cuando la persona no está directamente relacionada con ellos, porque así el cachorro se siente mejor a la hora de exponer sus preocupaciones. —Creo que hemos encontrado a nuestro coordinador de ajuste —dijo la Reina con una sonrisa.
  • 40. —¿Yo? —Palideció Tyler al instante, su sonrisa desapareció—. No, por favor no me ponga a cargo de la adaptación de las hadas a nuestro mundo. No soy la persona adecuada para eso. Todo lo que he visto fuera y dentro de la manada hasta que me mudé aquí, ha sido dolor. No tengo una mente lo suficientemente sana como para decirle a nadie cómo deberían ser las cosas. Era sólo una idea para algunos… —Detente, carrocho —dijo Mav con severidad mientras corría al lado de Tyler—. La Reina simplemente hacía una sugerencia y era un cumplido. Nadie dijo que tuvieras que hacerlo, ¿vale? Nunca estarás al cargo de nuevo. ¿Por qué no vas con Barnabas a preparar la sala de conferencias y encontrar la serie de la que estabais hablando? Tal vez después podríais ir a la cocina y pensar en algo divertido para comer. Apuesto a que a los Faes les gustarían las magdalenas. Sé que puedes hacerlo. —Lo siento —susurró Tyler, rompiendo mi corazón. —No hay nada que lamentar —le dije rápidamente y lo abracé—. Los pastelitos y las palomitas de maíz suenan muy bien. ¿Me traerás algunos? Cabeceó hacia Tyler dándole una mirada de complicidad. —Vas a decirle a Asterio lo que viste en mis recuerdos, ¿no? —Creo que necesita saberlo, y sería muy difícil para ti decírselo, ¿no? —Mav estaba siendo muy amable con nuestro, obviamente, frágil compañero. Eso hizo que mi corazón gritara por lo que Tyler había pasado. —Prométeme que no me dejarás cuando conozcas lo horrible que fue mi pasado —Tyler me miró al borde de las lágrimas, el miedo en su mente.
  • 41. —Nunca, cachorro. Todos tenemos cosas en nuestro pasado que nos han hecho daño. Nunca abandonaría a mis compañeros debido a eso. —Espero que digas lo mismo después de que Mav te lo haya contado todo. —Entonces se alejó y prácticamente corrió hacia la puerta. Barnabas nos dio un guiño y salió persiguiendo a Tyler, dejándonos saber que nuestra pareja estaba en buenas manos. Una vez que se hubieron ido, la Reina se volvió hacia nosotros, mirando afectada. —Me disculpo profundamente. No quise traerle malos recuerdos. Pienso que vuestra pareja es inteligente y talentosa, y tiene buenísimas ideas, sólo quise decir que era sabio y podría ayudar con la aclimatación de los Faes. —Lo sé, Alteza —dijo Mav con una sonrisa triste—. Usted no sabía que Tyler ha tenido un pasado duro. Hizo un gesto para que todos se sentaran, Miles y Digger se apoyaron contra el escritorio y la Reina y yo nos sentamos en el sofá. Mav empezó a caminar delante de nosotros. Eso me puso nervioso. —Tyler es un lobo fuerte físicamente, pero se crió sólo, porque sus padres no querían al niño que habían tenido. Luego, cuando apenas era un adulto, fue secuestrado por los demonios y utilizado como una puta de sangre durante años. —Mav me lanzó una mirada que decía claramente que había más en la historia de lo que todo el mundo necesitaba escuchar. Asentí mi entendimiento—. Cuando algunos guerreros lo liberaron, volvió a la manada, pero el imbécil del Alfa no quería dejarlo volver.
  • 42. —Mis dioses, ¿por qué? Cualquier dirigente estaría encantado de que uno de los suyos estuviera a salvo—. Yo compartía los sentimientos de la Reina. —No era un buen líder, era un idiota hambriento de poder y despreciaba a Tyler porque había sido capturado. —Mav suspiró y se pasó dedos por el pelo—. El Alfa le dijo que podría quedarse si era capaz de luchar con el fin de llegar a ser un ejecutor y protector de la manada, demostrando que era lo suficientemente fuerte como para que no volviera a ocurrirle lo mismo. —En mi libro eso era una lógica retorcida—. Lo hizo, pero nunca quiso ser un ejecutor. —Odiaba al Alfa, pero estaba entre la espada y la pared. Los Shifters que son arrojados de su manada no pueden unirse a otra. »Se convierten en parias de la comunidad y nadie puede hablarles si no quieren sufrir el mismo destino. Lo hizo lo mejor que pudo porque es fuerte, pero después de la vida que ha vivido, también es frágil en algunos aspectos. —Lo que es comprensible —murmuré cuando la Reina me tomó la mano. Le dio un suave apretón dándole a entender que apreciaba su apoyo. —He oído decir a Ayden que Tyler lo salvó —dijo Miles mirando a Mav. —Se ofreció al Alfa para que dejara a Ayden en paz, ya que el Alfa lo deseaba. Lo he visto todo en su cabeza. Esa manada lo trató peor de lo que lo hicieron los demonios, utilizando su cuerpo de la forma que les pareció. Nuestro compañero ha sufrido trauma tras trauma, además de tener que protegerse a sí mismo. Después de lo que tuvo que soportar, entiendo por qué no quiere volver a tener un papel de liderazgo.
  • 43. —Gracias por explicarnos esto —dijo la Reina con simpatía—. Trato de permanecer fuera de las mentes de la gente a menos que sea necesario, pero te agradezco tu confianza y voy a mantener la confianza de Tyler y a asegurarme de que nadie de mi pueblo ejerce presión sobre él pidiéndole ayuda. —Oh, le gusta ayudar. Es genial construyendo, y ya ha restaurado una casa en este aquelarre, y lo hará también con la de Barnabas. Incluso se puede dirigir a la gente sobre lo que debe hacer, como un capataz. —No estaba seguro de lo que significaba la última palabra, pero había pillado la idea general. —Es sólo que cuando le pediste que estuviera al cargo de la aclimatación de los Faes aquí, le preocupó que su felicidad pudiera depender de sus acciones, y eso es algo que no puede manejar. —Entonces tenemos que asegurarnos de que sepa que siempre podrá acudir a nosotros con cualquier cosa que le pase o piense. —Reuní mi mirada con la de Mav, sabía que mi compañero estaba de acuerdo. Bien. Estábamos en la misma página y haríamos lo que Tyler necesitara. El amor y los sentimientos valían la pena.
  • 44. Maverick. —Oye, cachorro —le dije a Tyler mientras Asterio y yo nos encontrábamos con él y Barnabas en la cocina. Estaban preparando algunos tentempiés para el show. Dio media vuelta y nos miró con nerviosismo, hasta que abrí los brazos para él. Tyler suspiró y fue derecho a ellos. — ¿Se lo dijiste todo? —No, no la parte por la que piensas que deberías estar avergonzado, puesto que no estábamos solos. Creo que eso es algo que tienes que decirle tú, pero no me preocuparía por eso. No hay nada malo con lo que te gusta en la cama, Tyler —le susurré al oído en voz tan baja que nadie más pudo oírnos—. Antes le diste a Asterio una idea de lo que te gusta, y no ha corrido, ¿verdad? —Buen punto. Pero no importa qué, no me vas a dejar, ¿verdad? —No voy a ir a ninguna parte, cachorro —le dije con suavidad, comprendiendo su inseguridad después de todo lo que había pasado. Asintió contra mi pecho mientras yo miraba a Barnabas—. El Señor Caleb me envió un mensaje en el que me dice que ahora tiene tiempo para hablar conmigo. ¿Por casualidad, no tendrás un dispositivo de videoconferencias que pueda usar? Creo que este debate debería ser cara a cara, aunque estemos a distancia.
  • 45. —Entiendo. Caleb parece un buen tipo, Mav. Va a apoyar tu decisión. —Barnabas me dio una sonrisa suave y abrió el camino. Me quedé sorprendió cuando terminamos en una sala de conferencias en vez de regreso en su estudio. Debió de imaginarse mi sorpresa, porque me hizo un guiño mientras sacaba un teclado inalámbrico y comenzaba a escribir—. ¿Para qué utilizar un portátil cuando hoy en día la mayoría de los televisores tienen Wi-Fi? Además, me gustan los juguetes interesantes. —Sí, te gustan. —Miles se rio entre dientes, moviendo la cabeza—. Permitirle entrar en Amazon o el Staples2 es peligroso. Hemos bloqueado la página de Best Buy3 en su portátil. —Los juguetes son geniales. —Barnabas le hizo a su compañero un puchero mientras me entregaba el teclado—. Sólo tienes que escribir la dirección de Caleb para conectarte con él. —. Él se fue hacia su compañero—. Tengo algo de tiempo y algunos juguetes nuevos que no te he enseñado. —Que tengas una buena llamada —gruñó Miles cuando se abalanzó sobre su compañero, levantándolo en sus brazos y corriendo hacia la habitación. —Ahora estoy caliente. —Tyler soltó una risita—. Quiero jugar con juguetes. —Después de hablar con Caleb. —Rodé mis ojos, amaba sus travesuras, pero sabía muy bien que lo hacía porque entendía que yo estaba preocupado porque iba a renunciar. Escribí lo que necesitaba, junto con mi contraseña de inicio de sesión. La pantalla parpadeó, lo que indicaba que el programa estaba esperando a que el otro usuario contestara. 2 Sitios de compra de cosas tecnológicas. 3 Lo mismo pero tiene ofertas nuevas y descuentos cada semana.
  • 46. —Va a ir bien, Mav —dijo Asterio suavemente mientras frotaba mi espalda con su mano izquierda, de pie a mi lado—. Nosotros lo resolveremos todo. —Si bien era bueno tenerlos cuando yo estaba preocupado, sabía que ellos me necesitaban. Tyler estaba traumatizado y teníamos que tratar con eso. Asterio había vivido en otro Plano toda su vida y no tenía ni idea de cómo vivir la vida aquí. En otras palabras, me necesitaban más que Caleb. —Mi Señor Caleb —le dije con una inclinación cuando su imagen apareció en la gran pantalla, mis compañeros hicieron lo mismo. —Maldita sea, Mav, ¿cuántas veces tengo que decirte que me llames Ca… Ah, no estamos solos. —La sonrisa de Caleb cayó cuando se dio cuenta, y entonces regresó de nuevo, pero pude ver que era falsa. Lo entendí, lo hice. Era feliz por mí, pero con un bebé en camino, estaba más preocupado por su propia familia—. Has encontrado a tus compañeros. —Sí. Sé que me enviaste a este viaje para ayudarme a despejar mi cabeza porque sabías que no era feliz. —Wow, y yo que pensé que había sido cauteloso. —Se rio entre dientes—. Supongo que no lo suficiente. —Te conozco, Caleb —dije, mostrando mi aflicción en mi voz—. Y te doy las gracias por haberme enviado, ya que me llevó a lo que más necesitaba, mis compañeros. —Y ahora quieres renunciar. —¿Qué? —gritó alguien al fondo antes de que Liam apareciera en la pantalla. Los compañeros de Caleb podían ser gemelos idénticos, pero hacía mucho que yo había aprendido a distinguirlos. Liam a veces podía ser una diva, mientras que Lorcan era rápido en enfadarse, aunque lo disimulaba bien—.
  • 47. No puedes dejarnos. Lo prohíbo. Estamos a punto de tener un bebé. Nuestro Jefe de Seguridad… —Mi compañero puede hacer lo que jodidamente quiera — gruñó Tyler, y sus dientes se alargaron por la amenaza potencial que veía—. Se ha pasado casi dos milenios protegiendo a los demás y cumpliendo con su deber. Eso es más de lo que hace la mayoría. Es hora de que haga lo que quiera y sea feliz. —Lo sabe, cachorro —le dije suavemente mientras tiraba de él poniéndolo delante de mí y rodeándolo con mis brazos. Tyler se calmó e hizo ruidos de alegría ante mi tacto—. Están a punto de tener un bebé. Están preocupados. —Entonces me concentré en Liam—. ¿De verdad crees que te dejaría en peligro? Conozco a los hombres con los que trabajo, Señor Liam. Cualquiera de ellos está más que capacitado para ocupar mi lugar. —Sí, bueno, lo siento —murmuró Liam—. Es solo que nuestra madre de alquiler se puso de parto ayer por la noche, pero fue una falsa alarma y estamos como locos. La idea de un cambio en nuestra seguridad y que otra persona se haga cargo, me da miedo. —Lo entiendo, pero hay otro lado en la moneda, alguien nuevo podría ver cosas que yo no haya visto, ya que llevo demasiado tiempo en el cargo, y hacerlas de forma diferente a como yo lo hacía. Tener sangre nueva en el cargo puede ser una buena cosa. Como cuando Caleb asumió el poder. —Había pensado en el argumento durante la noche anterior. Estaba bastante seguro de que era uno muy bueno. —¿Tienes a alguien en mente? —preguntó Caleb mientras ponía a su compañero en su regazo.
  • 48. —En realidad tengo dos en mente —le contesté, vacilante, no estaba seguro de como iría la siguiente parte—. El trabajo es demasiado grande para una persona, Caleb. —¿Por qué nunca me lo dijiste, Mav? —Porque podía manejarlo —suspiré—. He estado haciéndolo durante mucho, mucho tiempo, y cuando asumiste el cargo necesitabas la ayuda de alguien en quien confiaras. Sin embargo, me dejó sin vida, y creo que acabé quemado. Estaba pensando en dimitir cuando regresara a casa o decirte que para hacer mi trabajo se necesitaban dos personas. Pero encontré a mis compañeros, y eso tomó la decisión por mí. —Así que un Jefe de Seguridad y un Jefe de los Guerreros —murmuró Caleb mientras escribía notas—. Me preguntaba por qué realizabas ambos trabajos cuando teníamos un coordinador del Complejo de los Guerreros. —Eso es lo que solía hacer hasta que descubrimos que estabas vivo. Después, tu protección era lo más importante, y yo era el más viejo y el más cualificado, Así que me convertí en el Jefe de tu seguridad, pero nunca sustituyeron mi puesto y tú estabas empezando con todo. Después, lo añadiste a mi trabajo… —Él lo hará —dijo Tyler con cuidado, cortándome. Frotó sus manos por mis muslos y caderas, recordándome que ahora estaba aquí con mis compañeros y feliz—. Dos personas para el trabajo. —Sí, lo sé y siento no haberme dado cuenta que eran necesarias dos personas, Mav. —Me di cuenta de que Caleb estaba molesto, y era la última cosa que quería. —Oye, si no hubiera podido manejarlo, te lo hubiera dicho —le contesté con una sonrisa—. Iba a hacerlo cuando las cosas
  • 49. se calmaran y estuvieras mejor aclimatado. Pero surgió una cosa tras otra y nunca llegué a hacerlo. —Bueno, gracias por hacérmelo saber, entonces debo tener dos remplazos. ¿Vas a ayudar con el traslado de los Faes a Grecia, la organización y el avión, o debería enviar a alguien? —No, yo me encargo —le respondí con una sonrisa—. Ellos se van a retrasar un día o dos, porque mi compañero ha tenido una idea de cómo darles una visión inicial de nuestro mundo. —¿En serio? —Caleb levantó una ceja y se recostó en su silla—. Cuéntame. Así que lo hice. Tyler entró en juego y ayudó con la teoría detrás de la idea. A continuación, Asterio añadió su granito de arena explicando que lo esperaba ansioso, porque nunca había estado en nuestro mundo, y era intimidante. Hablamos con Caleb y Liam un poco más antes de concluir. Le di mis sugerencias sobre a quién promover y los detalles acerca de las medidas tomadas para el traslado de los Faes y sus pertenencias por avión. Después de todo eran un montón de cosas. Me desearon lo mejor y me hicieron prometer que mantendría el contacto. Por supuesto, dije que sí. Me preocupaba por su familia. Cuando acabamos, me dejé caer en uno de los sofás, totalmente en estado de shock. —Acabo de dejarlo. —Sí, lo hiciste —dijo Tyler suavemente y luego levanté los brazos. Realmente no estaba prestando atención, pero hice lo que quería—. Es lo que querías, ¿verdad? —Sí, pero fue más duro de lo que pensé que sería. Me siento como si los hubiera abandonado.
  • 50. —No lo hiciste, Mav —susurró Asterio contra mi mejilla, y me dio un beso. Estaba quitándome mi cinturón y luego, de repente estaba desnudo. Um, ¿cómo me había perdido eso?— Vamos a cuidar de ti. —Estoy bien. —No lo estaba, pero me necesitaban y ahora no era el momento de tener un colapso. —No, no lo estás —susurró Tyler en voz baja mientras ahuecaba mi cara en sus manos. También estaba desnudo. Wow, si me había perdido ver a mi compañero desvestirse, realmente estaba más noqueado de lo que pensaba—. ¿Asterio, puedes ponerlo sobre mí? Estoy tratando de asegurarme de mantenerme enfocado. —Claro —estuvo de acuerdo, y entonces sentí sus grandes manos sobre mi polla. La empujó contra el orificio de Tyler y mi compañero se deslizó hacia abajo, llevándome dentro de él. —Desnúdate, porque después me vas a follar, mientras sigo sobre Mav —dijo Tyler con un gruñido—. Me siento muy cachondo. —Tú eres tan malditamente caliente —susurré mientras hundía la cara en su cuello y movía las manos a su culo. Tal vez tenían razón y no estaba bien. Esto me hacía falta. Me sentí tranquilo, y no era el sexo, aunque eso siempre era una ventaja. Era su necesidad por mí y la mía por ellos. Recordé que la principal razón por la que había renunciado, era que tenía que ponerlos en primer lugar, como ellos estaban haciendo por mí en ese momento. No le estaba fallando a Caleb, simplemente me liberé, para poder amar a mis compañeros como se merecían.
  • 51. —No estás hablando sucio ni haciéndote cargo —criticó Tyler en voz baja cuando me perdí en mis propios pensamientos—. ¿Te estoy montando y no estás listo todavía? —No —gruñí, levantando la cabeza tan rápido que se echó hacia atrás y casi cayó de mi regazo. Lo abracé con fuerza y comencé a ayudarlo a moverse—. Estaré siempre que me necesites, cachorro. Esto es perfecto, y calienta a mi corazón que sepas que siento nuestra conexión, incluso aunque mi cuerpo no lo hiciera. —Bien, bien —gimió mientras me montaba. —Sí, cachorro, sé una buena puta y folla mi polla —me burlé, sus ojos se ampliaron. Sabía lo que quería en el momento en el que inclinó su cuello—. Sólo un sorbo o no lograremos hacer ninguna otra cosa hoy. —Sólo quiero que me necesites desesperadamente — murmuró, tratando de tirar de mi cara hasta su cuello para que bebiera. —No necesito la sangre para eso. —En un instante nos rodé, por lo que se quedó debajo de mí en el sofá. Le sujeté los brazos sobre su cabeza y me empujé salvajemente dentro de él— . ¿No pensarás que es la única razón por la que te follo con tanta pasión? Tu sangre me puede mantener todo el día y la noche, Tyler, pero esa no es la razón por la que te deseo tanto. —Lo siento, no te enfades —murmuró con una preocupada expresión en su rostro. —No lo estoy —gruñí, golpeando tan duramente que el sillón crujió—. Sólo quería aclarártelo. Te quiero, Tyler. No sólo a tu cuerpo, no sólo el sexo caliente, y no sólo tu sangre. Te quiero entero, cachorro. Tu corazón, tus emociones, tu amor. Soy así de exigente.
  • 52. —Está bien. —Me sonrió y luego levantó los labios para un beso. Me incliné y devasté su boca como lo hacía con su cuerpo. Alcanzamos el punto máximo juntos, y lo llené con mi semilla, marcándolo como mío. Cuando terminamos, me giré, tirando de él hasta que estuvo en mi regazo, tumbado en mi pecho—. Me encanta ser tu puta. —A mí también. —Me reí entre dientes mientras bloqueaba mi mirada con la de Asterio. Oh, sí, nuestro compañero también quería algo de amor. Si la lujuria en sus ojos era algo a tener en cuenta, él lo querría durante una semana consecutiva—. Creo que deberías ser la puta de Asterio, mientras juego con él. —Asintió, palmeando con las manos su enorme polla. Había visto el largo de Caleb, pero la polla de Asterio era enorme. Estaba contento de que el cuerpo de Tyler se ajustase de forma automática al tamaño de sus compañeros, ya que de lo contrario, esa polla le haría mucho daño. Yo no era pequeño, y era más ancho que cualquier polla que hubiera visto antes, pero nuestro compañero era muy ancho y muy largo. —No necesitamos ningún lubricante, y Tyler amará tomarte, además su cuerpo se prepara de forma natural para tener relaciones sexuales con sus compañeros —le expliqué a Asterio que miraba a donde todavía estamos unidos—. Así que estaba pensando que podría beber de ti y jugar un poco, si eso está bien. Hasta que consigamos algo de lubricante más tarde. —Sería un honor darle a mi compañero el sustento que necesite —contestó con una inclinación de cabeza. Esto no era un asunto formal, pero lo tomé como la manera en la que los Faes hacían las cosas, y lo dejé ir. —¿Puedo chuparte mientras me folla? —preguntó Tyler, con las mejillas rojo brillante mientras se movía de mi regazo.
  • 53. —Hey, no hay vergüenza en lo que compartimos juntos, cachorro. Nunca te avergüences de pedir lo que quieras. —Pero Asterio tiene que saberlo. —La cara de Tyler estaba tan llena de pena que se me rompió el corazón. —Aprenderemos unos de otros, esa es la mitad de la diversión, Tyler —dijo Asterio juguetonamente mientras levantaba a Tyler, como si no pesara nada y lo tiraba encima de su hombro—. Sé que te gusta jugar duro y a ser una puta. Eso es suficiente por ahora. Siempre he querido a alguien con el que pudiera ser salvaje en la cama. Odio admitirlo, pero para mi edad, no soy muy experimentado, y sólo he tenido relaciones sexuales blancas. —Espera, ¿eh? —le pregunté, juntando mis cejas confuso— . ¿Has tenido relaciones sexuales con hombres blancos? —No, también tenemos Faes de piel oscura —contestó, pero luego me di cuenta del problema—. Había escuchado a uno de los vampiros hablar de cómo pensaba romper con su novia porque ella sólo quería sexo blanco y helado, y que él necesitaba más. —Vainilla —exclamó Tyler, mordiéndose el labio para no reírse—. Sexo vainilla, no sexo blanco, chico grande. La vainilla es un helado, pero la frase correcta es ‘sexo vainilla’. —Oh, está bien, entonces sólo he tenido la vainilla — murmuró Asterio—. No estoy seguro de que tiene que ver el sexo con el helado, pero me gusta el helado. —Hay todo tipo de helados, como tipos de sexo —explicó Tyler pacientemente con una sonrisa, cuando Asterio lo puso sobre sus pies—. La vainilla se considera un helado simple, sin extras añadidos. Así que cuando la gente habla sobre el sexo
  • 54. normal, al estilo misionero, muy tranquilo y suave, se refiere a él como sexo vainilla. —Pero tú estabas en esa posición con Mav y no eráis muy suaves. —No, no todo lo misionero es vainilla —ronroneó Tyler, inclinándose hacia adelante para lamer el pezón de Asterio—. Nosotros añadimos crema caliente de chocolate, crema batida, y un montón de cerezas y nueces. —Me gustan las nueces —susurró Asterio con un tono entrecortado—. Tú quieres que me haga cargo de nuestra unión, ¿no? —Uh… huh. —El cerebro de Tyler parecía como si se hubiera caído de un edificio. De nuevo, su pene estaba muy duro y tenía fugas, por lo que no creo que tuviera mucha sangre por el resto de su cuerpo. —Bien —nuestro gran guerrero gruñó. Le dio la vuelta a Tyler y lo empujó a un lado del sofá, abriéndole sus piernas. Yo lo observé mientras empujaba su enorme polla en Tyler lentamente—. Chuparás a Mav, y lo llevarás hasta el final con tu pequeña y caliente boca. Cuando estés cerca de correrte, quiero oírte gritar tu placer mientras él se corre por toda tu cara. —Sí —gimió Tyler. Rápidamente agarré mi camiseta y la metí en el vaso de agua que había traído conmigo antes, limpiándome a mí mismo. En el momento en el que hube acabado, Asterio estaba totalmente en el interior de Tyler, a quien se le notaba que le gustaba—. Oh, Dios, Mav tiene una enorme polla que me extiende la perfección, pero nunca he tenía a nadie tan largo como tú. ¡Fóllame! Usa bien mi agujero. ¡Dame con tu mano!
  • 55. —¿Qué? —jadeó Asterio, retirándose inmediatamente—. ¡No golpearé a mi compañero! —No, en el culo —le dije suavemente, cuando Tyler enterró su cabeza en los cojines por la vergüenza—. No golpearlo. Azotar firmemente su culo. —Asterio me dirigió una mirada preocupada, pero asintió. Hizo lo que dije, y Tyler gimió y se retorció—. Querías probar cosas nuevas y no tener sexo vainilla. Esto es lo que le gusta a nuestra pareja. —Creo que puedo hacerlo —susurró con temor, mirando la huella que su mano había dejado—. Prométeme que me dirás si te hago daño, cachorro. —Lo haré —masculló Tyler levantando la cabeza y mirándome. Gesticuló con su boca un ‘gracias’, y le sonreí. Me moví poniéndome de rodillas delante del sofá, mi polla al nivel de su cara, y él entendió la idea. Tyler me llevó a su boca mientras Asterio lo azotaba y se clavaba duramente en él. —Te sientes maravilloso, compañero. Tyler gimió, sus ojos dando vueltas en su cabeza mientras me chupaba. Con toda esa estimulación, yo no iba a durar mucho tiempo. Pasé mis dedos por su pelo, agarrando un puñado cuando empecé a follar su boca. Tyler se volvió loco, tratando de retroceder para tomar más de la polla de Asterio, así como ingería la mía. —Quieto —le ordenó Asterio dándole una dura bofetada en el culo. Nuestro compañero asintió, a medida que le dábamos lo que quería... Lo que queríamos. Unos minutos más tarde, Tyler gimió y solté su cabeza, saliéndome de su boca. Me hizo una cabezada y gritó. —Me corro. Oh, joder, me corro. ¿Soy una buena puta, Asterio? ¿Conseguiré más de tu pene?
  • 56. —Oh, sí —gruñó mientras yo me acariciaba rápidamente. Me gustaba la idea de lanzar mi carga por toda su cara, y me alegré de que a Asterio se le hubiera ocurrido. Nunca había hecho eso antes, pero la idea era caliente—. Me complaces mucho, mi caliente puta. Vas a ser una pareja maravillosa. —Sí, seré un buen compañero —coincidió Tyler inmediatamente. —¿Te comprometes con nosotros y sólo nosotros para siempre? —le pregunté, ahuecando su mejilla con mi mano libre. —Sí, siempre. Asterio me dirigió una mirada de comprensión y añadió una pregunta. —¿Siempre vendrás a nosotros con tus necesidades y nos dirás lo que deseas, confiarás en nosotros para darte como nuestro compañero lo que necesites? —Sí —gimió Tyler—. Nunca volveré a mirar a ningún otro. Os amo a los dos y os seré fiel. —Buen, cachorro —lo elogió Asterio, se acercó a mí e inclinó su cuello. Tomé la oferta, hundiendo mis colmillos en su cuello. Cuando su sangre bajó por mi garganta, me sentí raro. Su sangre no era como la de Tyler o cualquier otra que jamás hubiese tenido antes. Me sentía casi embrujado. Eso fue extraño. Pero empujé a un lado la idea cuando me corrí, pulverizando mi semen por todo el rostro de Tyler y rugiendo mi liberación. Bueno, había tenido mi primer ménage. Era mejor de lo que jamás hubiera imaginado, y esperaba muchos, muchos más.
  • 57. Tyler. Cuando terminamos, todos tendidos unos sobre otros en un montón tratando de calmarnos, me eché a reír. Oh Dios, mis compañeros podían darme todo lo que siempre había querido y más. No se limitaban a dominar mi cuerpo y a ayudarme con mis inseguridades... Ellos se preocupaban por mí. Nunca pensé que fuera posible. —¿Puedo conseguirte cualquier cosa, Asterio? —preguntó Mav a nuestra pareja mientras me empujaba fuera de ellos para tirarme al suelo. «¿Qué coño?» —No, estoy bien —contestó él, mirando entre nosotros. Su suposición era tan buena como la mía. —Déjame lamerte para limpiarte y entonces te traeré algo para beber. Tienes que estar sediento —divagó Mav, y hundió su rostro en la ingle de Asterio. —Mav, ¿estás bien? —gimió, pero no lo rechazó. Me quedé allí en el suelo, mirándolos como un idiota. «¿Um, hola?» «También, estoy aquí». Joder, había acabado con el semen de Mav por toda mi cara y él estaba limpiando a Asterio. «¿Qué coño?» Me di la vuelta y agarré mi camisa desechada, utilizándola como un trapo y limpiándome a mí mismo. Sentí que tal vez estaba siendo una diva, pero tenía mucho de su semen en mí, y
  • 58. me sentí como si estuviera siendo dejado de lado. Bien, a un lado, para ser más exactos. —¿A dónde vas? —preguntó Asterio cuando agarré de un tirón mis zapatos y mis jeans. —Me sorprende que te des cuenta —gruñí. —Espera, Tyler, espera —gritó justo cuando llegué a la puerta. —¿Quieres que se quede? Puedo hacer que se quede, Asterio. —Los ojos de Mav se movían entre él y yo cuando miré por encima de mi hombro—. Puedo hacer que tenga un orgasmo. ¿Eso te hace feliz? Entonces se quedará. —Bueno, sí, quiero que se quede —dijo Asterio lentamente, mirando a Mav como si le hubiera crecido una segunda cabeza. Exactamente mis mismos sentimientos. —¿Estás drogado? —le pregunté a Mav en su lugar. —No. —Me miró fijamente y al instante caí de rodillas, su don forzó mi orgasmo de la nada. En el momento en el que lo estaba montando, Mav volvió a chupar a Asterio y me dejó en el olvido. «Genial, hieren mis sentimientos y ahora tengo semen en mis pantalones. Jodidamente fantástico.» Salí de la habitación y me dirigí a la parte trasera de la casa. Ya que todo el mundo me ignoraba, tenía que dejar a mi lobo correr. En el momento en el que estuve en la terraza trasera, me desnudé, sin prestar atención a los gritos de asombro de la gente a mi alrededor. Cambié y mi lobo dejó escapar un aullido de dolor. Entonces salí corriendo a toda velocidad intentando aclarar mi mente. No lo entendía. Antes de hoy Mav siempre había sido muy paciente y suave conmigo después de que tuviéramos relaciones
  • 59. sexuales. Por supuesto, no siempre eso era necesario. A veces un rapidito era más que un rato de placer. ¿Pero soltarme en el suelo y preocuparse por Asterio? ¿Qué fue eso? Actuaba como una persona con un trastorno maniaco-compulsivo. «¿Qué había cambiado? Antes se preocupaba por mis sentimientos.» Sabía que Asterio lo había lanzado a un bucle, pero él no había peleado muy duro para poner fin a su trabajo de felación, o eso entendía yo. El cambio tenía que ver con algo de Asterio. «¿Mav lo respetaba más porque era mejor, y porque él no estaba dañado como yo? ¿Ahora amaría solamente a nuestro compañero porque no estaba jodido y yo sólo sería su juguete?» Entonces uno de mis pensamientos mientras corría se destacó entre el resto. El cambio tenía que ver con algo de Asterio, pero, ¿qué? Me repetí lo que había sucedido y frené mi carrera cuando me di cuenta. Cuando Mav había bebido su sangre, se había puesto muy cachondo, alocado, y gruñón. ¿Qué si la sangre Fae, afectaba de una manera diferente a los vampiros? Me giré y regresé hacia la casa. Cuando llegué allí, cambié y entré en la cocina. Me dirigí a la oficina de Barnabas, con la esperanza de encontrar a la Reina allí. Llamé y entré cuando me dijeron que lo hiciera. Eché un vistazo alrededor de la habitación frenéticamente hasta que la encontré. —¿La sangre Fae desmadra a los vampiros? —Tenía que saberlo, y ella era, después de todo, la mujer al cargo. —Querido, estás desnudo —dijo mientras miraba incómodamente a cualquier lugar menos a mí.
  • 60. —Sí, a los shifters no nos molesta pasear desnudos. Me vestiré después. Por favor, respóndame. Mav actuó raramente cuando todos nos tiramos en el sofá después de tener sexo y se puso prácticamente loco tratando de hacerle a Asterio… —Tyler, toma un respiro —dijo Barnabas suavemente. Asentí y me di cuenta que había estado frotándome el pecho. Me dolía mucho. Sabía que, pensar que la sangre de los Faes jodiera a los vampiros era tener mucha esperanza, pero la alternativa era demasiado dura para pensarla. Si no era la sangre, entonces a mi compañero yo no le importaba. Y lo necesitaba para que me cuidara. Justo en ese momento la puerta se abrió y Asterio entró corriendo arrastrando a Mav detrás de él. —Creo que nuestra sangre desmadra a los vampiros. —Vine a hacer la misma pregunta —suspiré, dándome cuenta de que habían terminado su diversión y ahora estaban vestidos. —Estás desnudo —gruñó Asterio—. ¿Por qué? —¿No lo quieres desnudo, Asterio? —Mav preguntó mientras subía un pie al cuerpo del otro hombre. Era algo extraño ver a un hombre tan grande prácticamente rebotar alrededor del otro—. Si te hace feliz iré a buscar su ropa. —Oh, esto es raro —susurró la Reina, viéndolo todo—. Maverick, quiero que sueltes la mano de Asterio. —No, no quiero —dijo Mav con un mohín, acercándose a Asterio—. Tengo que hacerlo feliz. Quiero estar a su lado. Puedo hacerlo feliz. —¿Ves? ¡Es como un maniaco adicto al crack! —grité, levantando mis manos al aire—. ¿Qué está pasando?
  • 61. —Barnabas, una vez vi a tus padres igual —dijo Miles en voz baja, cuando se trasladó más cerca de Mav, estudiándolo con cuidado—. Yo era su guardia, por lo que no es que como si me lo contaran todo. Pero ahora que lo pienso, ellos bebían de bolsas de sangre, y antes de que existieran los bancos de sangre, de los seres humanos. Normalmente eso no es aceptable en un apareamiento. —Sí, tu padre, dijo una vez algo acerca de que tu madre ya controlaba la relación, que no necesitaban además beber mucho de su sangre —Zacarías, el asesor de Barnabas, estuvo de acuerdo—. Nunca pensé en ello como algo más que una broma. Pero parece que la sangre Fae subordina al vampiro. —Mav, suelta mi mano —dijo Asterio suavemente. —¡No! —se lamentó Mav, agarrando a Asterio—. ¿Por qué quieres echarme? Puedo cambiar. ¡Sólo dime lo que tengo que hacer para que seas feliz! La Reina se había acercado mientras todo esto estaba pasando. Ella tocó la cabeza de Mav. —Duerme. —Mav se relajó al instante, y Asterio lo atrapó a tiempo. —No lo entiendo —susurré, desplomándome en el sofá—. Me empujó fuera del sofá como si no significara nada para él. Aunque la sangre de Asterio lo afectara de esa forma, ¿aun así no debería cuidar de mí? Puede preocuparse por mí y aun así hacerlo feliz. —Carrocho, él estaba casi obsesionado y loco —dijo Asterio suavemente mientras ponía a Mav en otro sofá—. Dijiste que tu sangre lo afectaba de tal forma que lo ponía muy cachondo. Mi sangre también lo afecta, pero de manera diferente. No es capaz de controlarse. —Se acercó para tocarme, pero me alejé—. ¿Cachorro?
  • 62. —Tampoco se lo impediste —le susurré mientras me levantaba y me alejaba de él—. Sólo me miraste divertido cuando me tiró al suelo. Oh, por supuesto, trataste de conseguir que no me marchara, pero no fue un esfuerzo muy duro. El maniaco movimiento de la cabeza de Mav era más importante que cómo me sentía, ¿verdad? —Tyler, eso no es verdad. —Bajó la cabeza avergonzado. Tal vez no lo era, pero seguro como el infierno que no había presentado mucha pelea—. Estaba conmocionado por todo. No sabía qué hacer. No me di cuenta de que algo estaba mal con él de inmediato. Era nuestra primera vez juntos. No quise hacer nada que te dañara. —Y sin embargo lo hiciste. —Negué y me dirigí hacia la puerta—. Os veré por ahí chicos. —Tyler, espera. —No —gruñí mientras le daba un tirón a la puerta abriéndola—. Ve a buscar una nueva mamada de Mav así podrás olvidar que alguna vez estuve aquí. —Sí, estaba siendo un imbécil, pero no sabíamos a ciencia cierta que era su sangre lo que había vuelto loco a Mav. Y Asterio no lo había manejado muy bien. Lo siento, estaba siendo un malcriado, ¿pero era tan malo que quisiera que ellos me hicieran su prioridad? ¿En particular, durante una mamada? —Vamos a ver si lo entiendo —gritó la Reina Magdalena antes de que yo saliera al pasillo. La puerta se cerró detrás de mí, pero todavía podía oír su voz alta y clara. —¿Uno de tus compañeros empuja al otro del sofá después de que tuvierais relaciones íntimas, te distraes con el sexo oral, y te olvidas de que el otro está en el suelo? —Sí, pero no sabía qué hacer cuando Mav se movió y Tyler cayó al suelo. No creo que lo empujara, más bien se movió y
  • 63. Tyler cayó. O tal vez sí. No lo sé. Me quedé allí sentado preguntándose qué demonios estaba pasando. Y luego Mav estaba sobre mí y Tyler se iba y… Bien, la jodí —concluyó Asterio, probablemente al darse cuenta de que simplemente no era una buena forma de defenderse. Seguí caminando. Volví y encontré mi ropa, poniéndomela con movimientos espasmódicos, enojado. De repente había alguien detrás de mí, agarrando mis caderas. —No te vistas por nosotros, sexi lobo —ronroneó en mi oído—. ¿Quieres jugar? —Sí, pero estoy acoplado a dos idiotas y creo que han terminado de jugar conmigo —le respondí, omitiendo deliberadamente que se había ofrecido a jugar conmigo. En el momento que dije que estaba acoplado, me dejó ir y dio un paso atrás. Me di la vuelta y me quedé boquiabierto. Había tres enormes guerreros Faes mirándome con tal ansia que no pude dejar de temblar. Estaba acoplado, no muerto. —¿No te han hecho daño, verdad, pequeño? —preguntó con suavidad mientras se acercaba y ahuecaba mi mejilla. —No, físicamente no. Creo que vuestra sangre vuelve a los vampiros idiotas y el otro sólo tiene que sacar la cabeza de su culo. —¿Cómo no iban a adorar una recompensa como tú? Si fuera tu compañero, te valoraría siempre. Te ves como si estuvieras hecho para el placer, pequeño lobo. —Lo está, pero no es tuyo, Lavache —gruñó Asterio, su propia voz profunda y aún más baja. Peligrosa casi. —El lobo dijo que estaba acoplado —le espetó el hombre—. Sus sentimientos han sido heridos y no vi nada de malo en decirle que no podía haber sido por nada que hubiera hecho.
  • 64. —Está bien, pero quita la mano de mi compañero. — Asterio saltó entre nosotros y me apartó del tipo. Le di un empujón y me alejé de los dos—. Lo siento, cachorro. —Lo que sea, es genial. ¿Quieres tener relaciones sexuales otra vez? —No podía obligarlos a que me hicieran su prioridad y estaba acoplado con ellos. Así que bien, podíamos ser compañeros, pero realmente había sido hecho para ser su juguete. —Sí. No, espera, ¿qué? ¿Estás enojado conmigo, pero sin embargo, quieres sexo? —La mirada confusa en su rostro era casi divertida. —No puedo cambiar lo que sientes, pero a los dos nos encanta follar. Así que fóllame. Aquí delante de todos y demuéstrales a quien pertenezco. —No voy a tratar a mi pareja como una vulgar prostituta. —Se inclinó y me susurró al oído por lo que solo pude oírlo yo—. Jugar a la puta cuando estamos solos es una cosa, Tyler, pero no tendré una puta por compañero. —Jódete. —Las lágrimas ardían en mis ojos y lo empujé con toda mi fuerza. Se tambaleó hacia atrás unos metros—. Eso no significa que sea una puta. Eso es ser un lobo. No tenemos problemas con tener relaciones sexuales delante de los demás. Estos hombres me quieren, pero soy tuyo. Te decía que estaba bien mostrarles exactamente a quien pertenezco. Me estaba sometiendo a mi compañero, permitiéndote demostrar tu dominio sobre mí. —Oh. —Palideció y dio un paso hacia mí. Negué y di un paso atrás. —Golpe dos, Asterio. Solo te falta el tercero. Voy a volver a vivir con Darcy y Ayden. Incluso si fuera la mayor zorra en el