Este documento discute las motivaciones para obedecer a Dios. Indica que muchos lo hacen por miedo o interés propio en lugar de amor. Explica que Dios desea una obediencia motivada por el Espíritu y el amor, lo cual requiere renunciar a lo que más se ama en la tierra. Solo el amor a Cristo hace posible tal obediencia mediante el poder de su Espíritu Santo. Promete una recompensa celestial a quienes lo siguen dejando todo por Él.