autoestima

1. Objetivo: Descubrir a mi persona como unidad de
cuerpo y espíritu

2. ¿Qué es lo que le da vida a mi cuerpo? El maravilloso motor
inseparable de nuestro cuerpo es el espíritu.
Cuando escuchamos del incendio ocurrido en el Casino Royale, nos
indigna la muerte sin sentido de 52 personas; pero cuando nos
enteramos de la identidad de una de estas personas, su valor
cobra un significado muy diferente: “era la mamá de mi amiga y
tenía 3 hijos y su marido está super triste”, etc..
El valor de la persona no lo da solo su existencia como ser vivo. Lo
da también el hecho de que piensa, ama, contempla, escucha, etc.
Estos hechos nos confirman que existe otra parte que sirve de
motor a nuestros cuerpos: el espíritu.
Sin espíritu el cuerpo no puede ser persona; sin el cuerpo, el
espíritu no puede existir en el mundo material.

3. Cada uno de nosotros tiene un valor propio que nos lo da el ser
inconfundibles, insustituibles, irrepetibles y únicos. Las plantas y
los animales no comparten estas características. Las personas con
capacidades diferentes, los ancianos y los niños, un enfermo
terminal y un bebé en gestación, tienen el mismo valor que tú y
que yo.
La dignidad y el valor de la persona humana no varía según quién
sea. Simplemente todos tenemos la misma dignidad y valor.
tendremos la misma dignidad y valor desde que somos concebidos
hasta que morimos.

4. ¿Es esto dignidad humana? ¿Ellos lo merecen?

5. Descubrir y respetar el valor de cada uno de nosotros nos abre
una nueva perspectiva del estilo de vida que necesitamos vivir
para realizarnos como personas.
Aún cuando nos vemos diferentes, nuestra alma es igual.

6. Conclusiones:
•La persona humana es una unidad de cuerpo y espíritu: no existe
uno sin el otro.
•Las personas humanas son únicas, inconfundibles, insustituibles
e irrepetibles.
•Las personas humanas son un fin en sí mismas: se realizan
cumpliendo su misión.
•Las personas humanas están abiertas al infinito: trascienden.

7. Actividades:
1.Cuaderno de trabajo.
2.Dinámica:
a. Escribe en una hoja las maneras en las que cuidas tu
espíritu y la frecuencia con que lo haces. Pueden ser
diarias, semanales, mensuales, anuales, de vez en cuando,
etc.