Este documento narra la historia de un escrito que dejó un hombre al morir que carecía de signos de puntuación. Esto llevó a distintas interpretaciones por parte de los posibles herederos mencionados en el texto: el sobrino Juan, el hermano Luis, y el sastre. Finalmente, la autoridad intervino y determinó que sin signos de puntuación no había un testamento válido, por lo que la herencia pertenecía al Estado.