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abemos que en el origen de los Museos Técnicos, fue el estu-
dio, salvaguardia y conservación de máquinas, herramientas y
utensilios de producción, uno de sus objetivos, es decir, el estu-
dio riguroso y científico de los bienes muebles de la industria y la
técnica. Así, el origen del Conservatoire des Arts et Métiers de
París, primer museo técnico del mundo, se encuentra en la peti-
ción del Abad Grégoire, en 1794, de crear un “depôt public de
machines, modèles, outils, dessins, descriptions et livres de tous
genres darts et métiers”1. Esta sensibilización hacia la cultura ma-
terial y conservación de bienes muebles de nuestro pasado in-
dustrial, de gran desarrollo en el siglo XIX, fue ampliándose, a
partir de los años cincuenta de nuestro siglo XX, hacia las cons-
trucciones propiamente dichas. De esta forma, los primeros tex-
tos escritos en defensa del patrimonio arquitectónico industrial
surgieron en los años posteriores a la segunda guerra mundial,
motivados por la destrucción de un gran número de edificios in-
dustriales. Desde ese momento, se fue cada vez más consciente
Inmaculada Aguilar Civera
Presidenta de la AVAI
El patrimonio
arquitectónico industrial.
Una reflexión a partir de la
actividad valenciana
S
PH Boletín21 119
del peligro y degradación que este patrimonio estaba
sufriendo ante el gran desarrollo de urbanización de
las ciudades, ante la presión inmobiliaria, ante la crisis
económica y la reconversión de las propias industrias
Es a partir de esta concienciación, que nacen los pri-
meros centros pioneros2 en el estudio, difusión y re-
cuperación del Patrimonio Industrial, que se concibe y
define la nueva disciplina Arqueología Industrial, que
surgen las primeras Asociaciones, Congresos e iniciati-
vas en defensa de este patrimonio. La revalorización
del patrimonio industrial es, por lo tanto, consecuen-
cia de una nueva sensibilidad hacia la conservación y la
recuperación de los restos de un pasado industrial. Es-
ta nueva actitud está en íntima relación y en el origen
de la nueva disciplina llamada Arqueología Industrial.
Esta disciplina debería orientar la realización de traba-
jos de estudio y asesorar a la administración sobre su
protección así como sobre sus potencialidades cultu-
rales y educativas.
Hoy en día, el valor cultural e histórico de estos edifi-
cios está, en principio, fuera de toda duda. Su conser-
vación como testimonio de un pasado industrial, de
un momento histórico determinado, desde un punto
de vista global, es decir, el de un edificio que alberga
un conjunto de máquinas o un sistema de producción
o una actividad comercial, dentro de un entorno de-
terminado, es un tema del que se es consciente. Pero,
a pesar de ese interés creciente todavía falta una sen-
sibilización de la opinión pública, falta un programa es-
pecífico y sobre todo criterios para la conservación y
para la rehabilitación de este patrimonio, falta una for-
mación especializada por parte de quienes van a inter-
venir en este tipo de acciones. Y por último, falta una
legislación específica para la protección de este patri-
monio, tanto a nivel estatal como autonómico. Una
valoración general de lo que se ha ido realizando en
España desde la década de los ochenta, no podemos
decir que sea realmente positiva.
Debido a la precariedad legislativa sobre protección
de estos edificios, nos encontramos en la actualidad
en una situación ambigua e incoherente. Existe una
fuerte implicación de ciertos colectivos en Asociacio-
nes y Universidad, que estudian, catalogan, inventarían
y difunden este patrimonio. Frente ellos, la imparable
presión inmobiliaria, que derriba sistemáticamente
complejos industriales, la falta de sensibilidad de las
administraciones públicas y la falta de criterios en los
artífices de muchas intervenciones o rehabilitaciones
que se están realizando.
En concreto en la Comunidad Valenciana, la situación
sobre el patrimonio arquitectónico industrial se eviden-
cia en estos frentes señalados. En primer lugar, entre
los estudios e inventarios realizados hasta el momento
debemos reseñar las Actas al primer y segundo con-
greso de arqueología industrial celebrados en Alcoy3
(1990) y Sagunto4 (1994). Con anterioridad debemos
señalar los primeros trabajos realizados sobre el tema
en la Comunidad Valenciana como el libro de R. Aracil,
M.Cerda y M. Garcia Bonafé sobre Alcoy5, mis prime-
ros trabajos en torno a la arquitectura industrial6, o las
Jornadas sobre teoría y métodos de la Arqueología In-
dustrial celebradas en Alcoy en 19897. Debemos tam-
bién contar con los estudios referentes a las distintas ti-
pologías arquitectónicas industriales tales como
almacenes8, puentes9, estaciones10, complejos indus-
triales11, etc. La última aportación es la publicación de
la Enciclopedia Valenciana de Arqueología Indus-
trial12. En cuanto al inventario, su estado es realmen-
te precario, iniciado con el eje Alcoy-Onteniente, si-
guió la Ribera baja13 y Manises14. En la actualidad se
está realizando el de Valencia y sus alrededores15. Co-
mo inventario temático se realizó el de puentes metáli-
cos16. A la sombra de gran parte de estos trabajos se
encuentra la Associació Valenciana dArqueologia In-
dustrial fundada en 1990, con determinadas actividades
en seminarios, congresos, publicaciones17.
En nuestra Comunidad no es nuevo comentar que no
existe una legislación adecuada al Patrimonio Industrial
en la actualidad, teniéndose que acoger a la normativa
general que existe sobre patrimonio histórico. En ese
sentido deberíamos siempre tener en cuenta que el
artículo 46 de la Constitución impone a los poderes
públicos el deber de garantizar la conservación y pro-
mover el enriquecimiento del patrimonio histórico; si
entendemos este patrimonio como aquellos bienes
que tienen un valor cultural en tanto que manifesta-
ciones de una cultura material, el patrimonio industrial
es, sin duda, una parte de este patrimonio histórico y
como tal se debe proteger. En el anteproyecto de ley
del 14/2/95 la única indicación que podría encauzar al-
gunos de estos bienes se encuentra en la primera de
las disposiciones transitorias en la que se hace referen-
cia a la remisión de bienes etnológicos18. La única po-
sibilidad de protección se encuentra en su declaración
como B.I.C. Sin embargo esta posibilidad no se ha vis-
to reflejada en la práctica. En la actualidad entre los
B.I.C. declarados en el ámbitoterritorial de la Comuni-
dad valenciana sólo podemos contar con la Estación
del Norte, el Molí de la Reixa en Onda o el sindicato
arrocero de Alfafar y entre los incoados el Mercado
Central, el Mercado de Colon o el Molino aceitero de
Cervera del Maestre.
Sin embargo debemos apuntar algunas de las activida-
des que se están realizando en el seno de la Dirección
General de Patrimonio como es el caso de la rehabili-
tación del Horno Alto nº 2 de la desmantelada indus-
tria siderúrgica de Sagunto. Para ello se gestionó la
creación de la “Fundación para la Protección del Patri-
monio Histórico-Industrial de Sagunto” que fue regis-
trada el 12 de febrero de 1996 y que tiene por obje-
to, de acuerdo con el artículo 2 de sus estatutos
“estudiar, conservar, difundir y llenar de contenido los
conocimientos, los recuerdos, los sonidos, los objetos
materiales, las imágenes y cualquier otro elemento
que configuró y organizó las actividades de origen si-
derúrgico que han tenido en el Puerto de Sagunto en
el siglo XX”. En estos momentos ya está aprobado el
proyecto de rehabilitación del Horno Alto y se ha
puesto en marcha la creación de un Museo de la in-
dustrialización que recogerá así mismo el archivo de
esta empresa. Pendientes de su rehabilitación se en-
cuentran entre otros los antiguos mataderos del Pa-
DOSSIERPatrimonioindustrial
120PH Boletín21
seo de la Pechina y del Cabañal (Valencia), la nave em-
botelladora de la fábrica de cervezas El Aguila del Ca-
bañal, temiéndose su lenta ruina. A su vez, el Ayunta-
miento de Valencia está llevando a cabo algunas
rehabilitaciones en edificios que en su momento fue-
ron protegidos en su Catálogo monumental del Plan
General de Ordenación Urbana como la fábrica de hi-
lados de seda, llamada la Batifora reconvertida en poli-
deportivo con piscina, el Mercado de Abastos en Insti-
tuto de enseñanza media, la vieja serrería de la calle
Doctor Chiarri en pequeño polideportivo, la estación
del trenet (Valencia) como oficina de información del
Metro. Quedan muchas obras pendientes, como el
complejo ferroviario de la estación de Marchalenes, la
fábrica de Bombas Ceyda o antiguos talleres Gens, el
almacén de abonos de la calle Islas Canarias, la antigua
Lonja de pescado, los docks comerciales del Puerto, la
central hidroeléctrica española, el Mercado de Colón,
por citar algunos de los que están protegidos. Tam-
bién se ha solicitado la declaración de B.I.C. para las
naves de la fábrica Cross (Valencia) y para el palacete
de la fábrica de mosaicos Nolla (Meliana).
Frente a estos estudios, inventarios o rehabilitaciones la
actividad arquitectónica y urbanizadora lleva otros de-
rroteros. Podemos encontrarnos con ejemplos de lo
mas dispares: derribos improcedentes como el caso de
los talleres Genovois en la calle Islas Canarias, los talle-
res Devis-Noguera en el antiguo camino de Barcelona,
las fábricas de muebles de Mariano García o de Ventu-
ra Feliú en la calle Nicolas Factor, por citar los más re-
cientes, pues la lista de derribos anteriores es realmen-
te exhaustiva: estación central de Aragón, conjunto
obrero de la calle General Pando, las antiguas fábricas
de seda alrededor de la plaza de la Bocha, el conjunto
fabril de la calle serrería, entre algunas de la ciudad de
Valencia. Incluso a veces no hace falta llegar a una peti-
ción de derribo, pues el tiempo, el desuso, la dejadez,
el hurto de materiales, va dinamitando de forma irre-
cuperable estos edificios, como ha ocurrido en las na-
ves de madera de la fábrica Cross, en la fábrica de ce-
rámica La Ceramo, la estación de Benalúa en
Alicante,... por no citar las numerosas fábricas hidroe-
léctricas que se encuentran en nuestro entorno rural.
O bien, la tímida y precaria solución de mantener la fa-
chada derribando el resto de la edificación como es el
caso de la magnífica fábrica de Aceites Casanova, para
la construcción de viviendas de protección oficial. A su
vez, se han realizado muchas rehabilitaciones, general-
mente a cargo de distintas Consejerías (Cultura y Edu-
cación, Sanidad y Turismo) o Ayuntamientos como la
de la estación de Bocairente en hotel, la de Gandía en
biblioteca infantil, l fábrica textil Giner de Morella en
hotel, la fábrica textil Bernabeu de Alcoy en centro de
salud, la fábrica textil Terol de Alcoy en supermercado
(Mercadona), el antiguo edificio de Papeleras Reunidas
S. A. (Alcoy). ha sido reutilizado por la Asociación de
la Industria Textil de Alcoy y el Centro de Empresa e
innovación, la fábrica de alpargatas de Elche en escuela
pública (El Candalix), el almacén de naranjas de José
Ribera en Carcagente en local para bodas, etc. Las in-
tervenciones son realmente diversas, en unas se man-
tiene el espacio interior y son concebidas como puros
contenedores, en otras se mantiene únicamente la fa-
chada, sin embargo en la mayor parte de las ocasiones
se ha perdido la identidad del edificio, se ha perdido la
memoria del proceso, se ha perdido la memoria histó-
rica. Elementos que son el verdadero objetivo de la
preservación del patrimonio industrial.
Con el breve panorama aquí esbozado19, donde no se
observan criterios de ningún tipo, donde las actuacio-
nes son aleatorias o circunstanciales, debemos clara-
mente realizar una reflexión, necesidad que debe ser
común en todas las comunidades autónomas. Refle-
xión que debería tener dos niveles, un nivel científico
e investigador y un nivel de intervención, pues antes
de denunciar o de valorar se deben tener ciertos con-
ceptos y criterios claros.
En primer lugar creo que debemos plantearnos saber
a que nos referimos al hablar de arquitectura indus-
trial: arquitectura para la industria?, arquitectura del
hierro? arquitectura comercial? arquitectura del inge-
niero? obra pública? arquitectura del trabajo? Evidente-
mente, el objeto de estudio en inventarios, trabajos
de investigación, catálogos, publicaciones, ha sido di-
verso según los autores que lo han realizado. Creo
que una definición que responda exactamente a esta
denominación no ha sido todavía realizada20.
Si observamos los trabajos realizados en el ámbito es-
pañol nos encontramos que en los inventarios tanto la
delimitación cronológica como la temática de esta dis-
ciplina ha variado según las distintas comunidades21.
DOSSIERPatrimonioindustrial
1. Fábrica Giner. Torrella
PH Boletín21 121
Las divergencias empiezan ya en la delimitación cro-
nológica del objeto de inventario. La disparidad de
criterios proviene tanto de la definición y aplicación
del concepto “industrial”, más restringido o amplio,
según el ya viejo debate de la Arqueología industrial.
En Andalucía, Asturias, Comunidad Valenciana y País
Vasco se ha considerado el inicio de la Revolución in-
dustrial como punto de partida, y si bien, en el caso
vasco y asturiano se finaliza en la guerra civil, los in-
ventarios efectuados en Málaga y Almería alcanzan la
posguerra y los años sesenta respectivamente. Por
contra, en las comunidades de Castilla-León y Catalu-
ña, los inventarios efectuados abarcan un periodo cro-
nológico notoriamente más amplio. El primer caso
abarca desde el neolítico hasta finales del novecientos.
En cuanto a Cataluña, los límites temporales –desde la
Edad Antigua hasta el siglo XX– vienen impuestos
por el inventario arquitectónico en el que se inserta el
industrial. En cuanto al ámbito temático, de nuevo la
disparidad de criterios es patente. No sólo me refiero
a los diferentes objetivos que pueden tener un inven-
tario temático frente al fundamental, sino que en es-
tos últimos los objetos de estudio suelen ser distintos;
y junto a aquellos elementos de arquitectura genuina-
mente industrial, se recogen en algunas ocasiones es-
taciones de ferrocarril, en otras mercados o matade-
ros, en otras la obra pública, en otras la vivienda..., los
bancos..., las escuelas industriales, etc.
Si nos centramos en la todavía escasa bibliografía so-
bre esta materia, se evidencia de nuevo esta proble-
mática. El libro de José Angel Sanz y Josep Giner
“LArquitectura de la industria a Catalunya en els se-
gles XVIII y XIX”22 se centra en la arquitectura cons-
truida para la producción industrial entre 1714 y
1900, lo mismo ocurre en el de J. Corredor-Matheos
y J.M.Montaner “Arquitectura Industrial a Catalunya.
Del 1732 al 1929”23 aunque amplían su objeto de es-
tudio a las colonias industriales. En 1986, J. García Gil
y L. Peñalver Gómez publican el libro “Arquitectura
Industrial en Sevilla”24, un catálogo de 39 edificios
construidos entre 1885-1930 con una introducción
donde realizan una aproximación de la arquitectura
industrial desde el S.XVI al s.XX. Su campo de trabajo
incluye fábricas, almacenes, oficinas, garajes, matade-
ros, tinglados, etc. En cuanto a la trilogía de textos so-
bre el País Vasco25, se recogen de nuevo los sectores
industriales y los ferrocarriles; sólo en el libro dedica-
do a Gipuzkoa se abre un capítulo a los servicios pú-
blicos (mercados y mataderos); su límite cronológico
se amplia recogiendo estadios artesanales y tradicio-
nales como las ferrerías, molinos, tenerías... hasta la
gran industria actual. En el libro referente a la “Arqui-
tectura para la industria” en Castilla la Mancha26 se
estudia de nuevo los sectores industriales y la arqui-
tectura para los servicios públicos, incluyendo el fe-
rrocarril y los mataderos, iniciando el trabajo con la
Revolución Industrial. Por último el tratamiento que al
respecto da J. Sobrino27 a su “Historia sobre arquitec-
tura industrial en España” es, posiblemente, el más
amplio, incluso excesivamente amplio, pues, incluye,
además de los sectores industriales, los edificios rela-
cionados con los transportes y comunicaciones, las
obras públicas, los relacionados con las finanzas y la
banca (aunque mezcla tipologías tan distintas como
bancos, casinos, bolsas, fábricas de monedas, edificios
de seguros), mercados y otros edificios públicos (in-
cluyendo cualquier edificio que use el hierro o nuevos
materiales de construcción desde el edificio del Sena-
do en Madrid, ateneos, plazas de toros, parques y jar-
dines públicos, escuelas, centros de investigación...
junto con los almacenes, invernaderos o pasajes cu-
biertos); En cuanto a la delimitación cronológica, no
llega a definirla, dando distintas opciones, desde la
prehistoria a nuestros días, aunque se centra funda-
mentalmente entre 1830-1990. Como podemos ob-
servar, en este breve comentario de la historiografía
española sobre arquitectura industrial, tanto los lími-
tes cronológicos como los objetos de estudio difieren
en gran medida y no se encuentra en ninguno de
ellos un razonamiento científico global sobre los crite-
rios adoptados ni sobre el concepto de arquitectura
industrial.
Creo, sin embargo, que podemos llegar a definir la
ARQUITECTURA INDUSTRIAL como aquella que
tiene una finalidad explotativa, industrial, viva expre-
sión del comercio y que tiene su fundamento en
unas necesidades socio-económicas. Esta definición
reúne, ya, a todos aquellos edificios construidos o
adaptados a la producción industrial cualquiera que
sea o fuese su rama de producción: textil, química,
metalúrgica, alimentaria, agrícola, papelera, tabacale-
ra, naval.... así como todo lo referido a la extracción
de materias primas. A su vez, la arquitectura Indus-
trial no es sólo la arquitectura de edificios de uso
genuinamente industrial, sino también la de aquellos
edificios que son concebidos con unos modelos de
pensamiento y praxis derivados de los paradigmas
de la era mecánica, que, lógicamente, vinieron ínti-
mamente relacionados con la aparición en el merca-
do de nuevos materiales preparados por la propia
industria como el hierro, el acero o el hormigón ar-
mado y con la aparición de nuevas tipologías arqui-
tectónicas que urgieron como resultado de las nue-
2. Fábrica Bernabé Alcoy
Centro de Salud
122PH Boletín21
vas necesidades de la sociedad industrial (mercados,
mataderos, estaciones...). Lo mismo podemos decir
de los puentes, canales, ferrocarriles, metropolita-
nos, comunicaciones, conducción de aguas potables,
suministro de gas y electricidad, es decir, de todo
aquello que podemos definir como equipamiento
técnico puesto al servicio de las colectividades y por
lo tanto la llamada Obra Pública. Así mismo, los in-
muebles de habitación, obrera fundamentalmente,
su estudio sociológico y urbanístico es indisociable
del fenómeno de la industria y por lo tanto de la Ar-
quitectura industrial28.
La clave creo que se encuentra en definir la arquitec-
tura industrial como la más característica de la era
mecánica, de ella asume sus conceptos principales, los
cuales tienen su origen en la mecánica clásica de
Newton y en el proceso de industrialización a partir
de la Revolución industrial (funcionalidad, racionalidad,
prefabricación, ensamblaje, estandarización, economía,
mercado, etc.). Conceptos que la definen como res-
puesta a un periodo concreto y marcan una clara par-
cela en la clasificación arquitectónica.
En segundo lugar, si queremos hablar de Patrimonio
Industrial, si queremos llegar a interpretar y valorar
adecuadamente los restos físicos industriales es im-
prescindible el conocimiento de la historia, de la evo-
lución y la transformación de la arquitectura industrial
de una ciudad, de un entorno rural. A través de estos
estudios podremos empezar a establecer la impor-
tancia de edificios y lugares concretos en relación con
otros que tienen una función idéntica o similar. Es im-
portante este estudio en el momento de realizar una
catalogación o definir el valor del patrimonio indus-
trial y por supuesto, es imprescindible a la hora de
plantear una rehabilitación o reutilización de un edifi-
cio industrial. Deberíamos hablar, por lo tanto, de cul-
tura arquitectónica de la industria, como aquella que
esta formada en primer lugar por el conjunto de mo-
delos en los que se inspiran los ingenieros, arquitec-
tos o maestros de obras en su práctica del proyecto.
Patrimonio inmenso que engloba todos los edificios
construidos conocidos, existentes, desaparecidos que
tienen una finalidad explotativa o comercial. Esta cul-
tura arquitectónica de la industria también estará for-
mada por el conjunto de ideas y opiniones donde se
fusionan el sentido crítico, económico, social y estéti-
co de un determinado grupo social. Patrimonio co-
mún de una sociedad donde se encuentran reunidas
todas las fórmulas funcionales, sociales e incluso poé-
ticas de comprender el territorio, la ciudad, la indus-
tria y el comercio. Muy lejos estamos todavía de po-
der contar con una historia de la arquitectura
industrial. En la comunidad valenciana, aparte de no
tener un inventario completo, los trabajos específicos
que se han ido realizado, sobre historia económica,
historia social o tipologías arquitectónicas (estaciones,
puentes, almacenes de naranjas) es totalmente insufi-
ciente. ¿qué sabemos de las distintas tipologías de los
numerosos sectores industriales?, de la arquitectura
comercial? de la arquitectura de empresa? de los
equipamientos técnicos colectivos?, etc. Generalmen-
te se han trabajado los nuevos materiales como el
hierro o el hormigón pero poco sabemos de otros
que también fueron característicos de este mismo pe-
riodo, como la uralita, el aluminio, el cartón cuero o
el de amianto, los mosaicos hidráulicos, el cemento
Portland, el Glasbeton, los bloques huecos Pálmer, los
múltiples derivados del cristal, etc. Lo mismo pode-
mos decir de los sistemas constructivos; de los méto-
dos de difusión y de mercado de todos estos ele-
mentos; de su debate arquitectónico, económico y
comercial. Otro campo prácticamente inédito son los
manuales de construcción y de ingeniería. Sabemos
que el edificio industrial fue por una parte campo de
experimentación en el uso de nuevos materiales y
técnicas constructivas, y que éstos mismos, décadas
después, fueron empleados en la clásica arquitectura
civil; por otra parte, es también conocida la gran in-
fluencia que esta arquitectura industrial ejerció en el
nacimiento del movimiento moderno. De ahí el valor
añadido que tiene este estudio.
Todos estos vacíos historiográficos, que en mayor o
menor medida se observan en el conjunto del estado
español, hacen que todavía no podamos tener una vi-
sión global de nuestra arquitectura industrial española,
ni una evolución, ni una valoración científica de ella.
Por ello creo que todavía estamos lejos de poder va-
lorar o hacer un juicio razonado sobre la conveniencia
o inconveniencia de un derribo, de una restauración o
de una reutilización
En tercer lugar, si tratamos de ver la problemática que
hoy vivimos en la restauración de la arquitectura in-
dustrial, de nuevo el panorama es desalentador. Ya he
comentado el caso valenciano, con disparidad de cri-
terios, objetivos distintos y actuaciones de lo más dis-
pares. Parece ser que uno de los criterios más mane-
jados sea el de la adaptabilidad de estos espacios
industriales, sin embargo podemos observar que no
todas las tipologías mantienen esa característica... y la
adecuación a la nueva función en muchas ocasiones se
contradice.
3. Talleres
Valencia
PH Boletín21 123
Es importante, a través de la investigación histórica re-
alizada del monumento industrial en cuestión, remar-
car las características más relevantes de su tipología, de
los materiales empleados en la construcción, de las
nuevas tecnologías, de su proceso de producción, de
su carácter arquitectónico, de la memoria del lugar.
Podemos encontrarnos con diferentes conceptos es-
paciales que determinan estos edificios29: “espacios
mínimos” (talleres, bajos comerciales) donde la pro-
ducción o la maquinaria es en sí misma la que da
identidad al lugar, mientras que el espacio no identifi-
caría ni el sector industrial ni el proceso de produc-
ción; “espacios neutros” (naves, almacenes) concebi-
dos como espacios diáfanos cuyo carácter industrial
viene definido por la cubrición de estos o bien aque-
llos que por necesidades de producción se subdividen
en distintos niveles; “espacios medidos” concebidos
por los distintos procesos de la producción (por
ejemplo una fábrica de harina) o por el programa a
cumplir del edificio (estaciones, mataderos, etc.); y por
último tendríamos la categoría de “inmueble-máquina”
para aquella arquitectura industrial donde la propia ar-
quitectura es indisoluble de la máquina (hornos Hoff-
man, Hornos Altos).
También habría que entender que cada material tiene
sus propias características. El hierro nos habla de
adaptabilidad, ensamblaje e intercambiabilidad30; el
hormigón de estructura, de ligereza, de diafanidad; el
vidrio de transparencia y luminosidad; el ladrillo, la pie-
dra y la cerámica de los muros texturados... etc.
Habría que remarcar el carácter industrial del edificio
estableciendo una lectura sobre aquellos conceptos
que nacen de la cultura arquitectónica de la industria y
del rigor constructivo de los arquitectos e ingenieros
del siglo XIX como racionalidad, funcionalidad, prefabri-
cación, seriación, estandarización, imagen o cultura de
empresa, o bien aquellas características generales que
puede ofrecernos esta arquitectura: ritmo y orden,
complejidad y coherencia, ambiente y textura, monu-
mentalidad y proporción, confrontaciones y articulacio-
nes, espacialidad y macicez, estructuras y techumbres,
sombra y luz, silencio y sonoridad, recorridos.
Y por último, la memoria del lugar debe ser conserva-
da. Aunque un edificio, en su propio devenir histórico
se encuentre hoy en día vacío de contenido, de ma-
quinaria, de testimonios materiales, es un elemento
sujeto a un paisaje urbano o rural, testigo de un en-
torno social y económico determinado.
Evidentemente, hoy la restauración o rehabilitación de
edificios industriales, no se plantea generalmente estos
criterios bsicos. Estos edificios son, como mucho, meros
contenedores, así una estación puede pasar a ser un in-
vernadero31, es decir de un espacio concebido como
entrada y salida de viajeros, o puerta de la ciudad se
convierte en un espacio estancial o jardín de invierno;
una fábrica de algodón32 en un centro administrativo
donde el valor emblemático del organismo anula y
oculta por completo la memoria del lugar; La casuística
es enorme, las necesidades de la nueva ciudad marcan
los programas sin observar si son, al menos, compati-
bles sus características funcionales, La necesidad de
nuevos centros culturales y polideportivos ha provoca-
do que numerosas fábricas, mercados, almacenes o ta-
lleres hayan sido rehabilitados para este fin. Por supues-
to, no se ha tenido en cuenta las tipologías o el
concepto de espacio de éstas a la hora de su elección.
Otra actuación bastante común ha sido la de rehabili-
tarlas como nuevos conjuntos residenciales, así, naves,
fábricas, silos, molinos, hoy son viviendas. Las diferencias
tipológicas son, en estos casos, tan fuertes que hacen
realmente difícil dar una coherencia a estas actuaciones.
Es evidente que se trata de solares inmersos dentro de
la ciudad debido al continuo ensanche de nuestras ciu-
dades. La periferia de antes se convierte en centro y las
viejas industrias ubicadas en los tradicionales caminos
de salida son, en la actualidad, cotizados solares. En oca-
siones, se conserva únicamente la fachada, en otras, la
volumetría del edificio aunque realizando un vaciado
completo en su interior, o bien, ni siquiera se mantiene
la volumetría, sino que se interviene en ella o se mutila.
DOSSIERPatrimonioindustrial
4 y 5. Proyecto de restauración
Horno alto nº. 2
Sagunto
124PH Boletín21
El abanico de nuevas funciones que se programan en
estos viejos edificios es enorme: escuelas, institutos,
hospitales, centros comerciales, espacios polifuncionales,
museos, salas de exposiciones... todo tiene cabida en
esta arquitectura industrial. Y lógicamente el resultado
no siempre es positivo
Sólo cabe una conclusión, la necesidad de acercarnos
con mayor sensibilidad y seriedad a esta arquitectura in-
dustrial, conocer su historia, su evolución, sus caracterís-
ticas, preservar su estructura, su carácter, su planimetría,
conservar su memoria, memoria arquitectónica, memo-
ria tecnológica, memoria productiva, memoria humana.
1. H.B. GRÉGOIRE.: Rapport fait par le citoyen Grégoire, au nom
dune commission spéciales sur le Conservatoire des Arts et
Métiers, París, impr. nationale, an VI, p. 8, citado en A .Picon.:
L’invention de lingenieur moderne. Presses de lécole nationale
des Ponts et Chaussées, Paris, 1992, pp. 295.
2. Entre otros debemos citar: el Museo Alemán de Bochum
(19689, la Fundación del Ironbridge Gorge Museum Trust
(1968), o el Ecomusée de Le Creusot (1973).
3. Arqueologia Industrial. Actes des primer congrés del País Valencià,
Història Local/7- Diputació de València, 1991. La ponencia presen-
tada por S. Forner y J.M. Santacreu: “Arqueologia Industrial al País
Valencià: estat actual y perspectives de futur” presenta una exten-
ta bibliografía sobre los trabajos realizados hasta el momento.
4 . Cultura material y canvi social. Actes del segon congrés d’Ar-
queologia Industrial al País Valencià. AVAI, Valencia, 1996.
5 . R. Aracil, M. Cerda y M. Garcia Bonafé., Arqueología Industrial
de Alcoy, Alcoy, s.a..
6. I. Aguilar., “Arquitectura Industrial en Valencia/1837-1936)” I
Jornadas sobre la Protección y Revalorización del Patrimonio
Industrial, Bilbao 1984, pp. 143-151. Ese mismo año se publicó
otro artículo sobre un trabajo que realicé en torno a la arqui-
tectura de las fábricas textiles “Arqueología Industrial en Va-
lencia” Debats, nº 4, Valencia, 1982, pp. 59-64. En 1990 publi-
qué El orden industrial en la ciudad, Valencia en la segunda
mitad del siglo XIX, Valencia.
7. Jornadas sobre teoria y mètodes d’Arqueologia Industrial, ed. De-
partament d’Humanitats Contemporánies. Univ. d’Alacant, 1990.
8. E. Domenech Alcover: Los Almacenes de Naranja en el Pais
Valenciano (1900-1960) Trabajo de investigación (inédito).
9. C. Sanchis Deusa: Els ponts valencians antics, Valencia 1993.
10. Entre los diversos estudios que he realizado sobre la arquitec-
tura ferroviaria debo citar los siguientes libros: Historia de las
estaciones. Arquitectura ferroviaria en Valencia, Valencia 1984;
La estación de ferrocarril, Puerta de la Ciudad, Valencia, 2 vol.
1988; Estaciones y ferrocarriles valencianos, Valencia 1995.
11. J. Martín Martinez: Urbanismo y Arquitectura Industrial en Puerto
de Sagunto, Sagunto 1990. M. Deasit y J. Seró: El vapor de San
Jaime en la industria textil enguerina, Valencia 1989. S. Montoya:
Los materiales constructivos y elementos industriales en Valencia
(1850-1925), Trabajo de investigación, 1994-95 (inédito).
12. M. Bonafé y M. Cerdá (dirs): La enciclopedia valenciana de
Arqueología Industrial, Valencia 1995.
13. Ambos dirigidos por la Associació Valenciana d’Arqueologia
Industrial y financiado por la Conselleria de Cultura.
14. Realizado por V. Algarra y P. Berrocal, financiado por la Con-
sellería de Cultura.
15. Se está realizando a través de un convenio entre la Conselleria
de Cultura y la Universidad de Valencia, dirigido por I. Aguilar.
16. Realizado por N. Piqueras y E. Vayá, financiado por el Centro
de estudios de Historia Local de la Diputación de Valencia.
Dirigido por I. Aguilar.
17. Entre las actividades más relevantes estarían: La publicación
de un boletín nª 1-6; la organización de Congresos: el prime-
ro en Alcoy del 9 al 11 de noviembre de 1990, Arqueologia
Industrial Actes del primer Congrés del País Valencià, Diputa-
ció de València, Valencia 1991 y el segundo el Sagunto del 17
al 19 de febrero de 1994 Cultura material y canvi social. Ac-
tes del Segon Congrés d’Arqueologia Industrial, AVAI, Valen-
cia, 1996; y la colaboración en inventarios y en la Enciclope-
dia Valencia de Arqueologia Industrial, antes citada.
18. En esta disposición transitoria se indica: “En el plazo de un
año a partir de la entrada en vigor de esta Ley, los municipios
en cuyo términoexistan barracas, alquerías, masías, pozos de
nieve, riuraus, fábricas de transformación agricola, ganadera o
minera de carácter tradicional o industrial, o construcciones e
ingenios hidráulicos, anteriores a 1920, deberán remitir a la
Consellería de Cultura una relación de dichos bienes” pp.
20.058-59.
19. He de indicar que este breve listado de derribos e interven-
ciones podría ampliarse pero no por ello, la valoración gene-
ral de la actividad valenciana frente al patrimonio arquitectó-
nico industrial variaría.
20. Este proyecto, que en ocasiones he abordado, ha dado por
resultado un libro titulado “Arquitectura Industrial.
Reflexiones sobre una nueva disciplina” que se encuentra en
estos momentos en prensa..
21. Un estado de la cuestión fue presentado en las V Jornadas
Ibéricas del Patrimonio Industrial y la Obra Pública celebradas
en Sevilla-Motril en octubre de 1990, por la Asociación de
Arqueología Industrial del Pais vasco, “Catálogación e inventa-
rio del Patrimonio Industrial”. Las Actas fueron publicadas por
la Junta de Andalucia y la Consejería de Cultura, Sevilla 1994.
22. J.A.SANZ Y J. GINER., L’Arquitectura de la industria a Catalunya
en els segles XVIII y XIX, Publicaciones de lEscola Tecnica
Superior dArquitectura del Vallés, 1984.
23. J. CORREDOR-MATHEOS Y J. Mª MONTANER., Arquitectura
Industrial a Catalunya. Del 1732 al 1929, Barcelona, 1984.
24. J. GARCÍA GIL Y L. PEÑALVER GÓMEZ. Arquitectura
Industrial en Sevilla, Sevilla 1986.
25. M. IBAÑEZ, A. SANTANA Y M. ZABALA. Arqueología
Industrial en Bizkaia, Bilbao, 1988; M. IBAÑEZ, Mª. J.
TORRECILLA, Y M. ZABALA., Arqueología Industrial en
Gipuzkoa, Bilbao, 1990; M. Ibañez, Mª. J. Torrecilla y M. Zabala.,
Arqueología Industrial en Alava, Bilbao, 1992..
26. R. DIAZ, F. GARCÍA, D. PERIS, R. VILLAR., Arquitectura para la
industria en Castilla-La Mancha, Toledo, 1995.
27. J. SOBRINO., Arquitectura Industrial en España (1830-1990),
Banco de Crédito Industrial, Madrid 1989 y Arquitectura
Industrial en España, 1830-1990, de. Cátedra, Madrid 1996.
28. I. AGUILAR., “Arquitectura Industrial” Enciclopedia Valenciana
de Arqueología Industrial, Valencia, 1995, pp. 99-104.
29. CLAUDINE CARTIER., “Le patrimoine industriel: de la machi-
ne fixe à la usine meuble” Meubles et Inmuebles.
30. No podemos olvidarnos de la definición que H. Horeau nos dá
sobre la arquitectura del hierro: “esa arquitectura ligera, rica,
incombustible, durable, extensible, polícroma por la materia,
mobil y facilmente desmontable” Recogido por P. Dufornet en
“Quelques aspects essentiels de loeuvre dHector Horeau”
Catálogo de la exposición Hector Horeau, Paris, 1979, pp. 150.
31. Como ocurre en la estación de Atocha en Madrid.
32. Hoy Consejería de Agricultura y Pesca en Sevilla .
DOSSIERPatrimonioindustrial
Notas

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575 575-1-pb

  • 1. 118 abemos que en el origen de los Museos Técnicos, fue el estu- dio, salvaguardia y conservación de máquinas, herramientas y utensilios de producción, uno de sus objetivos, es decir, el estu- dio riguroso y científico de los bienes muebles de la industria y la técnica. Así, el origen del Conservatoire des Arts et Métiers de París, primer museo técnico del mundo, se encuentra en la peti- ción del Abad Grégoire, en 1794, de crear un “depôt public de machines, modèles, outils, dessins, descriptions et livres de tous genres darts et métiers”1. Esta sensibilización hacia la cultura ma- terial y conservación de bienes muebles de nuestro pasado in- dustrial, de gran desarrollo en el siglo XIX, fue ampliándose, a partir de los años cincuenta de nuestro siglo XX, hacia las cons- trucciones propiamente dichas. De esta forma, los primeros tex- tos escritos en defensa del patrimonio arquitectónico industrial surgieron en los años posteriores a la segunda guerra mundial, motivados por la destrucción de un gran número de edificios in- dustriales. Desde ese momento, se fue cada vez más consciente Inmaculada Aguilar Civera Presidenta de la AVAI El patrimonio arquitectónico industrial. Una reflexión a partir de la actividad valenciana S
  • 2. PH Boletín21 119 del peligro y degradación que este patrimonio estaba sufriendo ante el gran desarrollo de urbanización de las ciudades, ante la presión inmobiliaria, ante la crisis económica y la reconversión de las propias industrias Es a partir de esta concienciación, que nacen los pri- meros centros pioneros2 en el estudio, difusión y re- cuperación del Patrimonio Industrial, que se concibe y define la nueva disciplina Arqueología Industrial, que surgen las primeras Asociaciones, Congresos e iniciati- vas en defensa de este patrimonio. La revalorización del patrimonio industrial es, por lo tanto, consecuen- cia de una nueva sensibilidad hacia la conservación y la recuperación de los restos de un pasado industrial. Es- ta nueva actitud está en íntima relación y en el origen de la nueva disciplina llamada Arqueología Industrial. Esta disciplina debería orientar la realización de traba- jos de estudio y asesorar a la administración sobre su protección así como sobre sus potencialidades cultu- rales y educativas. Hoy en día, el valor cultural e histórico de estos edifi- cios está, en principio, fuera de toda duda. Su conser- vación como testimonio de un pasado industrial, de un momento histórico determinado, desde un punto de vista global, es decir, el de un edificio que alberga un conjunto de máquinas o un sistema de producción o una actividad comercial, dentro de un entorno de- terminado, es un tema del que se es consciente. Pero, a pesar de ese interés creciente todavía falta una sen- sibilización de la opinión pública, falta un programa es- pecífico y sobre todo criterios para la conservación y para la rehabilitación de este patrimonio, falta una for- mación especializada por parte de quienes van a inter- venir en este tipo de acciones. Y por último, falta una legislación específica para la protección de este patri- monio, tanto a nivel estatal como autonómico. Una valoración general de lo que se ha ido realizando en España desde la década de los ochenta, no podemos decir que sea realmente positiva. Debido a la precariedad legislativa sobre protección de estos edificios, nos encontramos en la actualidad en una situación ambigua e incoherente. Existe una fuerte implicación de ciertos colectivos en Asociacio- nes y Universidad, que estudian, catalogan, inventarían y difunden este patrimonio. Frente ellos, la imparable presión inmobiliaria, que derriba sistemáticamente complejos industriales, la falta de sensibilidad de las administraciones públicas y la falta de criterios en los artífices de muchas intervenciones o rehabilitaciones que se están realizando. En concreto en la Comunidad Valenciana, la situación sobre el patrimonio arquitectónico industrial se eviden- cia en estos frentes señalados. En primer lugar, entre los estudios e inventarios realizados hasta el momento debemos reseñar las Actas al primer y segundo con- greso de arqueología industrial celebrados en Alcoy3 (1990) y Sagunto4 (1994). Con anterioridad debemos señalar los primeros trabajos realizados sobre el tema en la Comunidad Valenciana como el libro de R. Aracil, M.Cerda y M. Garcia Bonafé sobre Alcoy5, mis prime- ros trabajos en torno a la arquitectura industrial6, o las Jornadas sobre teoría y métodos de la Arqueología In- dustrial celebradas en Alcoy en 19897. Debemos tam- bién contar con los estudios referentes a las distintas ti- pologías arquitectónicas industriales tales como almacenes8, puentes9, estaciones10, complejos indus- triales11, etc. La última aportación es la publicación de la Enciclopedia Valenciana de Arqueología Indus- trial12. En cuanto al inventario, su estado es realmen- te precario, iniciado con el eje Alcoy-Onteniente, si- guió la Ribera baja13 y Manises14. En la actualidad se está realizando el de Valencia y sus alrededores15. Co- mo inventario temático se realizó el de puentes metáli- cos16. A la sombra de gran parte de estos trabajos se encuentra la Associació Valenciana dArqueologia In- dustrial fundada en 1990, con determinadas actividades en seminarios, congresos, publicaciones17. En nuestra Comunidad no es nuevo comentar que no existe una legislación adecuada al Patrimonio Industrial en la actualidad, teniéndose que acoger a la normativa general que existe sobre patrimonio histórico. En ese sentido deberíamos siempre tener en cuenta que el artículo 46 de la Constitución impone a los poderes públicos el deber de garantizar la conservación y pro- mover el enriquecimiento del patrimonio histórico; si entendemos este patrimonio como aquellos bienes que tienen un valor cultural en tanto que manifesta- ciones de una cultura material, el patrimonio industrial es, sin duda, una parte de este patrimonio histórico y como tal se debe proteger. En el anteproyecto de ley del 14/2/95 la única indicación que podría encauzar al- gunos de estos bienes se encuentra en la primera de las disposiciones transitorias en la que se hace referen- cia a la remisión de bienes etnológicos18. La única po- sibilidad de protección se encuentra en su declaración como B.I.C. Sin embargo esta posibilidad no se ha vis- to reflejada en la práctica. En la actualidad entre los B.I.C. declarados en el ámbitoterritorial de la Comuni- dad valenciana sólo podemos contar con la Estación del Norte, el Molí de la Reixa en Onda o el sindicato arrocero de Alfafar y entre los incoados el Mercado Central, el Mercado de Colon o el Molino aceitero de Cervera del Maestre. Sin embargo debemos apuntar algunas de las activida- des que se están realizando en el seno de la Dirección General de Patrimonio como es el caso de la rehabili- tación del Horno Alto nº 2 de la desmantelada indus- tria siderúrgica de Sagunto. Para ello se gestionó la creación de la “Fundación para la Protección del Patri- monio Histórico-Industrial de Sagunto” que fue regis- trada el 12 de febrero de 1996 y que tiene por obje- to, de acuerdo con el artículo 2 de sus estatutos “estudiar, conservar, difundir y llenar de contenido los conocimientos, los recuerdos, los sonidos, los objetos materiales, las imágenes y cualquier otro elemento que configuró y organizó las actividades de origen si- derúrgico que han tenido en el Puerto de Sagunto en el siglo XX”. En estos momentos ya está aprobado el proyecto de rehabilitación del Horno Alto y se ha puesto en marcha la creación de un Museo de la in- dustrialización que recogerá así mismo el archivo de esta empresa. Pendientes de su rehabilitación se en- cuentran entre otros los antiguos mataderos del Pa- DOSSIERPatrimonioindustrial
  • 3. 120PH Boletín21 seo de la Pechina y del Cabañal (Valencia), la nave em- botelladora de la fábrica de cervezas El Aguila del Ca- bañal, temiéndose su lenta ruina. A su vez, el Ayunta- miento de Valencia está llevando a cabo algunas rehabilitaciones en edificios que en su momento fue- ron protegidos en su Catálogo monumental del Plan General de Ordenación Urbana como la fábrica de hi- lados de seda, llamada la Batifora reconvertida en poli- deportivo con piscina, el Mercado de Abastos en Insti- tuto de enseñanza media, la vieja serrería de la calle Doctor Chiarri en pequeño polideportivo, la estación del trenet (Valencia) como oficina de información del Metro. Quedan muchas obras pendientes, como el complejo ferroviario de la estación de Marchalenes, la fábrica de Bombas Ceyda o antiguos talleres Gens, el almacén de abonos de la calle Islas Canarias, la antigua Lonja de pescado, los docks comerciales del Puerto, la central hidroeléctrica española, el Mercado de Colón, por citar algunos de los que están protegidos. Tam- bién se ha solicitado la declaración de B.I.C. para las naves de la fábrica Cross (Valencia) y para el palacete de la fábrica de mosaicos Nolla (Meliana). Frente a estos estudios, inventarios o rehabilitaciones la actividad arquitectónica y urbanizadora lleva otros de- rroteros. Podemos encontrarnos con ejemplos de lo mas dispares: derribos improcedentes como el caso de los talleres Genovois en la calle Islas Canarias, los talle- res Devis-Noguera en el antiguo camino de Barcelona, las fábricas de muebles de Mariano García o de Ventu- ra Feliú en la calle Nicolas Factor, por citar los más re- cientes, pues la lista de derribos anteriores es realmen- te exhaustiva: estación central de Aragón, conjunto obrero de la calle General Pando, las antiguas fábricas de seda alrededor de la plaza de la Bocha, el conjunto fabril de la calle serrería, entre algunas de la ciudad de Valencia. Incluso a veces no hace falta llegar a una peti- ción de derribo, pues el tiempo, el desuso, la dejadez, el hurto de materiales, va dinamitando de forma irre- cuperable estos edificios, como ha ocurrido en las na- ves de madera de la fábrica Cross, en la fábrica de ce- rámica La Ceramo, la estación de Benalúa en Alicante,... por no citar las numerosas fábricas hidroe- léctricas que se encuentran en nuestro entorno rural. O bien, la tímida y precaria solución de mantener la fa- chada derribando el resto de la edificación como es el caso de la magnífica fábrica de Aceites Casanova, para la construcción de viviendas de protección oficial. A su vez, se han realizado muchas rehabilitaciones, general- mente a cargo de distintas Consejerías (Cultura y Edu- cación, Sanidad y Turismo) o Ayuntamientos como la de la estación de Bocairente en hotel, la de Gandía en biblioteca infantil, l fábrica textil Giner de Morella en hotel, la fábrica textil Bernabeu de Alcoy en centro de salud, la fábrica textil Terol de Alcoy en supermercado (Mercadona), el antiguo edificio de Papeleras Reunidas S. A. (Alcoy). ha sido reutilizado por la Asociación de la Industria Textil de Alcoy y el Centro de Empresa e innovación, la fábrica de alpargatas de Elche en escuela pública (El Candalix), el almacén de naranjas de José Ribera en Carcagente en local para bodas, etc. Las in- tervenciones son realmente diversas, en unas se man- tiene el espacio interior y son concebidas como puros contenedores, en otras se mantiene únicamente la fa- chada, sin embargo en la mayor parte de las ocasiones se ha perdido la identidad del edificio, se ha perdido la memoria del proceso, se ha perdido la memoria histó- rica. Elementos que son el verdadero objetivo de la preservación del patrimonio industrial. Con el breve panorama aquí esbozado19, donde no se observan criterios de ningún tipo, donde las actuacio- nes son aleatorias o circunstanciales, debemos clara- mente realizar una reflexión, necesidad que debe ser común en todas las comunidades autónomas. Refle- xión que debería tener dos niveles, un nivel científico e investigador y un nivel de intervención, pues antes de denunciar o de valorar se deben tener ciertos con- ceptos y criterios claros. En primer lugar creo que debemos plantearnos saber a que nos referimos al hablar de arquitectura indus- trial: arquitectura para la industria?, arquitectura del hierro? arquitectura comercial? arquitectura del inge- niero? obra pública? arquitectura del trabajo? Evidente- mente, el objeto de estudio en inventarios, trabajos de investigación, catálogos, publicaciones, ha sido di- verso según los autores que lo han realizado. Creo que una definición que responda exactamente a esta denominación no ha sido todavía realizada20. Si observamos los trabajos realizados en el ámbito es- pañol nos encontramos que en los inventarios tanto la delimitación cronológica como la temática de esta dis- ciplina ha variado según las distintas comunidades21. DOSSIERPatrimonioindustrial 1. Fábrica Giner. Torrella
  • 4. PH Boletín21 121 Las divergencias empiezan ya en la delimitación cro- nológica del objeto de inventario. La disparidad de criterios proviene tanto de la definición y aplicación del concepto “industrial”, más restringido o amplio, según el ya viejo debate de la Arqueología industrial. En Andalucía, Asturias, Comunidad Valenciana y País Vasco se ha considerado el inicio de la Revolución in- dustrial como punto de partida, y si bien, en el caso vasco y asturiano se finaliza en la guerra civil, los in- ventarios efectuados en Málaga y Almería alcanzan la posguerra y los años sesenta respectivamente. Por contra, en las comunidades de Castilla-León y Catalu- ña, los inventarios efectuados abarcan un periodo cro- nológico notoriamente más amplio. El primer caso abarca desde el neolítico hasta finales del novecientos. En cuanto a Cataluña, los límites temporales –desde la Edad Antigua hasta el siglo XX– vienen impuestos por el inventario arquitectónico en el que se inserta el industrial. En cuanto al ámbito temático, de nuevo la disparidad de criterios es patente. No sólo me refiero a los diferentes objetivos que pueden tener un inven- tario temático frente al fundamental, sino que en es- tos últimos los objetos de estudio suelen ser distintos; y junto a aquellos elementos de arquitectura genuina- mente industrial, se recogen en algunas ocasiones es- taciones de ferrocarril, en otras mercados o matade- ros, en otras la obra pública, en otras la vivienda..., los bancos..., las escuelas industriales, etc. Si nos centramos en la todavía escasa bibliografía so- bre esta materia, se evidencia de nuevo esta proble- mática. El libro de José Angel Sanz y Josep Giner “LArquitectura de la industria a Catalunya en els se- gles XVIII y XIX”22 se centra en la arquitectura cons- truida para la producción industrial entre 1714 y 1900, lo mismo ocurre en el de J. Corredor-Matheos y J.M.Montaner “Arquitectura Industrial a Catalunya. Del 1732 al 1929”23 aunque amplían su objeto de es- tudio a las colonias industriales. En 1986, J. García Gil y L. Peñalver Gómez publican el libro “Arquitectura Industrial en Sevilla”24, un catálogo de 39 edificios construidos entre 1885-1930 con una introducción donde realizan una aproximación de la arquitectura industrial desde el S.XVI al s.XX. Su campo de trabajo incluye fábricas, almacenes, oficinas, garajes, matade- ros, tinglados, etc. En cuanto a la trilogía de textos so- bre el País Vasco25, se recogen de nuevo los sectores industriales y los ferrocarriles; sólo en el libro dedica- do a Gipuzkoa se abre un capítulo a los servicios pú- blicos (mercados y mataderos); su límite cronológico se amplia recogiendo estadios artesanales y tradicio- nales como las ferrerías, molinos, tenerías... hasta la gran industria actual. En el libro referente a la “Arqui- tectura para la industria” en Castilla la Mancha26 se estudia de nuevo los sectores industriales y la arqui- tectura para los servicios públicos, incluyendo el fe- rrocarril y los mataderos, iniciando el trabajo con la Revolución Industrial. Por último el tratamiento que al respecto da J. Sobrino27 a su “Historia sobre arquitec- tura industrial en España” es, posiblemente, el más amplio, incluso excesivamente amplio, pues, incluye, además de los sectores industriales, los edificios rela- cionados con los transportes y comunicaciones, las obras públicas, los relacionados con las finanzas y la banca (aunque mezcla tipologías tan distintas como bancos, casinos, bolsas, fábricas de monedas, edificios de seguros), mercados y otros edificios públicos (in- cluyendo cualquier edificio que use el hierro o nuevos materiales de construcción desde el edificio del Sena- do en Madrid, ateneos, plazas de toros, parques y jar- dines públicos, escuelas, centros de investigación... junto con los almacenes, invernaderos o pasajes cu- biertos); En cuanto a la delimitación cronológica, no llega a definirla, dando distintas opciones, desde la prehistoria a nuestros días, aunque se centra funda- mentalmente entre 1830-1990. Como podemos ob- servar, en este breve comentario de la historiografía española sobre arquitectura industrial, tanto los lími- tes cronológicos como los objetos de estudio difieren en gran medida y no se encuentra en ninguno de ellos un razonamiento científico global sobre los crite- rios adoptados ni sobre el concepto de arquitectura industrial. Creo, sin embargo, que podemos llegar a definir la ARQUITECTURA INDUSTRIAL como aquella que tiene una finalidad explotativa, industrial, viva expre- sión del comercio y que tiene su fundamento en unas necesidades socio-económicas. Esta definición reúne, ya, a todos aquellos edificios construidos o adaptados a la producción industrial cualquiera que sea o fuese su rama de producción: textil, química, metalúrgica, alimentaria, agrícola, papelera, tabacale- ra, naval.... así como todo lo referido a la extracción de materias primas. A su vez, la arquitectura Indus- trial no es sólo la arquitectura de edificios de uso genuinamente industrial, sino también la de aquellos edificios que son concebidos con unos modelos de pensamiento y praxis derivados de los paradigmas de la era mecánica, que, lógicamente, vinieron ínti- mamente relacionados con la aparición en el merca- do de nuevos materiales preparados por la propia industria como el hierro, el acero o el hormigón ar- mado y con la aparición de nuevas tipologías arqui- tectónicas que urgieron como resultado de las nue- 2. Fábrica Bernabé Alcoy Centro de Salud
  • 5. 122PH Boletín21 vas necesidades de la sociedad industrial (mercados, mataderos, estaciones...). Lo mismo podemos decir de los puentes, canales, ferrocarriles, metropolita- nos, comunicaciones, conducción de aguas potables, suministro de gas y electricidad, es decir, de todo aquello que podemos definir como equipamiento técnico puesto al servicio de las colectividades y por lo tanto la llamada Obra Pública. Así mismo, los in- muebles de habitación, obrera fundamentalmente, su estudio sociológico y urbanístico es indisociable del fenómeno de la industria y por lo tanto de la Ar- quitectura industrial28. La clave creo que se encuentra en definir la arquitec- tura industrial como la más característica de la era mecánica, de ella asume sus conceptos principales, los cuales tienen su origen en la mecánica clásica de Newton y en el proceso de industrialización a partir de la Revolución industrial (funcionalidad, racionalidad, prefabricación, ensamblaje, estandarización, economía, mercado, etc.). Conceptos que la definen como res- puesta a un periodo concreto y marcan una clara par- cela en la clasificación arquitectónica. En segundo lugar, si queremos hablar de Patrimonio Industrial, si queremos llegar a interpretar y valorar adecuadamente los restos físicos industriales es im- prescindible el conocimiento de la historia, de la evo- lución y la transformación de la arquitectura industrial de una ciudad, de un entorno rural. A través de estos estudios podremos empezar a establecer la impor- tancia de edificios y lugares concretos en relación con otros que tienen una función idéntica o similar. Es im- portante este estudio en el momento de realizar una catalogación o definir el valor del patrimonio indus- trial y por supuesto, es imprescindible a la hora de plantear una rehabilitación o reutilización de un edifi- cio industrial. Deberíamos hablar, por lo tanto, de cul- tura arquitectónica de la industria, como aquella que esta formada en primer lugar por el conjunto de mo- delos en los que se inspiran los ingenieros, arquitec- tos o maestros de obras en su práctica del proyecto. Patrimonio inmenso que engloba todos los edificios construidos conocidos, existentes, desaparecidos que tienen una finalidad explotativa o comercial. Esta cul- tura arquitectónica de la industria también estará for- mada por el conjunto de ideas y opiniones donde se fusionan el sentido crítico, económico, social y estéti- co de un determinado grupo social. Patrimonio co- mún de una sociedad donde se encuentran reunidas todas las fórmulas funcionales, sociales e incluso poé- ticas de comprender el territorio, la ciudad, la indus- tria y el comercio. Muy lejos estamos todavía de po- der contar con una historia de la arquitectura industrial. En la comunidad valenciana, aparte de no tener un inventario completo, los trabajos específicos que se han ido realizado, sobre historia económica, historia social o tipologías arquitectónicas (estaciones, puentes, almacenes de naranjas) es totalmente insufi- ciente. ¿qué sabemos de las distintas tipologías de los numerosos sectores industriales?, de la arquitectura comercial? de la arquitectura de empresa? de los equipamientos técnicos colectivos?, etc. Generalmen- te se han trabajado los nuevos materiales como el hierro o el hormigón pero poco sabemos de otros que también fueron característicos de este mismo pe- riodo, como la uralita, el aluminio, el cartón cuero o el de amianto, los mosaicos hidráulicos, el cemento Portland, el Glasbeton, los bloques huecos Pálmer, los múltiples derivados del cristal, etc. Lo mismo pode- mos decir de los sistemas constructivos; de los méto- dos de difusión y de mercado de todos estos ele- mentos; de su debate arquitectónico, económico y comercial. Otro campo prácticamente inédito son los manuales de construcción y de ingeniería. Sabemos que el edificio industrial fue por una parte campo de experimentación en el uso de nuevos materiales y técnicas constructivas, y que éstos mismos, décadas después, fueron empleados en la clásica arquitectura civil; por otra parte, es también conocida la gran in- fluencia que esta arquitectura industrial ejerció en el nacimiento del movimiento moderno. De ahí el valor añadido que tiene este estudio. Todos estos vacíos historiográficos, que en mayor o menor medida se observan en el conjunto del estado español, hacen que todavía no podamos tener una vi- sión global de nuestra arquitectura industrial española, ni una evolución, ni una valoración científica de ella. Por ello creo que todavía estamos lejos de poder va- lorar o hacer un juicio razonado sobre la conveniencia o inconveniencia de un derribo, de una restauración o de una reutilización En tercer lugar, si tratamos de ver la problemática que hoy vivimos en la restauración de la arquitectura in- dustrial, de nuevo el panorama es desalentador. Ya he comentado el caso valenciano, con disparidad de cri- terios, objetivos distintos y actuaciones de lo más dis- pares. Parece ser que uno de los criterios más mane- jados sea el de la adaptabilidad de estos espacios industriales, sin embargo podemos observar que no todas las tipologías mantienen esa característica... y la adecuación a la nueva función en muchas ocasiones se contradice. 3. Talleres Valencia
  • 6. PH Boletín21 123 Es importante, a través de la investigación histórica re- alizada del monumento industrial en cuestión, remar- car las características más relevantes de su tipología, de los materiales empleados en la construcción, de las nuevas tecnologías, de su proceso de producción, de su carácter arquitectónico, de la memoria del lugar. Podemos encontrarnos con diferentes conceptos es- paciales que determinan estos edificios29: “espacios mínimos” (talleres, bajos comerciales) donde la pro- ducción o la maquinaria es en sí misma la que da identidad al lugar, mientras que el espacio no identifi- caría ni el sector industrial ni el proceso de produc- ción; “espacios neutros” (naves, almacenes) concebi- dos como espacios diáfanos cuyo carácter industrial viene definido por la cubrición de estos o bien aque- llos que por necesidades de producción se subdividen en distintos niveles; “espacios medidos” concebidos por los distintos procesos de la producción (por ejemplo una fábrica de harina) o por el programa a cumplir del edificio (estaciones, mataderos, etc.); y por último tendríamos la categoría de “inmueble-máquina” para aquella arquitectura industrial donde la propia ar- quitectura es indisoluble de la máquina (hornos Hoff- man, Hornos Altos). También habría que entender que cada material tiene sus propias características. El hierro nos habla de adaptabilidad, ensamblaje e intercambiabilidad30; el hormigón de estructura, de ligereza, de diafanidad; el vidrio de transparencia y luminosidad; el ladrillo, la pie- dra y la cerámica de los muros texturados... etc. Habría que remarcar el carácter industrial del edificio estableciendo una lectura sobre aquellos conceptos que nacen de la cultura arquitectónica de la industria y del rigor constructivo de los arquitectos e ingenieros del siglo XIX como racionalidad, funcionalidad, prefabri- cación, seriación, estandarización, imagen o cultura de empresa, o bien aquellas características generales que puede ofrecernos esta arquitectura: ritmo y orden, complejidad y coherencia, ambiente y textura, monu- mentalidad y proporción, confrontaciones y articulacio- nes, espacialidad y macicez, estructuras y techumbres, sombra y luz, silencio y sonoridad, recorridos. Y por último, la memoria del lugar debe ser conserva- da. Aunque un edificio, en su propio devenir histórico se encuentre hoy en día vacío de contenido, de ma- quinaria, de testimonios materiales, es un elemento sujeto a un paisaje urbano o rural, testigo de un en- torno social y económico determinado. Evidentemente, hoy la restauración o rehabilitación de edificios industriales, no se plantea generalmente estos criterios bsicos. Estos edificios son, como mucho, meros contenedores, así una estación puede pasar a ser un in- vernadero31, es decir de un espacio concebido como entrada y salida de viajeros, o puerta de la ciudad se convierte en un espacio estancial o jardín de invierno; una fábrica de algodón32 en un centro administrativo donde el valor emblemático del organismo anula y oculta por completo la memoria del lugar; La casuística es enorme, las necesidades de la nueva ciudad marcan los programas sin observar si son, al menos, compati- bles sus características funcionales, La necesidad de nuevos centros culturales y polideportivos ha provoca- do que numerosas fábricas, mercados, almacenes o ta- lleres hayan sido rehabilitados para este fin. Por supues- to, no se ha tenido en cuenta las tipologías o el concepto de espacio de éstas a la hora de su elección. Otra actuación bastante común ha sido la de rehabili- tarlas como nuevos conjuntos residenciales, así, naves, fábricas, silos, molinos, hoy son viviendas. Las diferencias tipológicas son, en estos casos, tan fuertes que hacen realmente difícil dar una coherencia a estas actuaciones. Es evidente que se trata de solares inmersos dentro de la ciudad debido al continuo ensanche de nuestras ciu- dades. La periferia de antes se convierte en centro y las viejas industrias ubicadas en los tradicionales caminos de salida son, en la actualidad, cotizados solares. En oca- siones, se conserva únicamente la fachada, en otras, la volumetría del edificio aunque realizando un vaciado completo en su interior, o bien, ni siquiera se mantiene la volumetría, sino que se interviene en ella o se mutila. DOSSIERPatrimonioindustrial 4 y 5. Proyecto de restauración Horno alto nº. 2 Sagunto
  • 7. 124PH Boletín21 El abanico de nuevas funciones que se programan en estos viejos edificios es enorme: escuelas, institutos, hospitales, centros comerciales, espacios polifuncionales, museos, salas de exposiciones... todo tiene cabida en esta arquitectura industrial. Y lógicamente el resultado no siempre es positivo Sólo cabe una conclusión, la necesidad de acercarnos con mayor sensibilidad y seriedad a esta arquitectura in- dustrial, conocer su historia, su evolución, sus caracterís- ticas, preservar su estructura, su carácter, su planimetría, conservar su memoria, memoria arquitectónica, memo- ria tecnológica, memoria productiva, memoria humana. 1. H.B. GRÉGOIRE.: Rapport fait par le citoyen Grégoire, au nom dune commission spéciales sur le Conservatoire des Arts et Métiers, París, impr. nationale, an VI, p. 8, citado en A .Picon.: L’invention de lingenieur moderne. Presses de lécole nationale des Ponts et Chaussées, Paris, 1992, pp. 295. 2. Entre otros debemos citar: el Museo Alemán de Bochum (19689, la Fundación del Ironbridge Gorge Museum Trust (1968), o el Ecomusée de Le Creusot (1973). 3. Arqueologia Industrial. Actes des primer congrés del País Valencià, Història Local/7- Diputació de València, 1991. La ponencia presen- tada por S. Forner y J.M. Santacreu: “Arqueologia Industrial al País Valencià: estat actual y perspectives de futur” presenta una exten- ta bibliografía sobre los trabajos realizados hasta el momento. 4 . Cultura material y canvi social. Actes del segon congrés d’Ar- queologia Industrial al País Valencià. AVAI, Valencia, 1996. 5 . R. Aracil, M. Cerda y M. Garcia Bonafé., Arqueología Industrial de Alcoy, Alcoy, s.a.. 6. I. Aguilar., “Arquitectura Industrial en Valencia/1837-1936)” I Jornadas sobre la Protección y Revalorización del Patrimonio Industrial, Bilbao 1984, pp. 143-151. Ese mismo año se publicó otro artículo sobre un trabajo que realicé en torno a la arqui- tectura de las fábricas textiles “Arqueología Industrial en Va- lencia” Debats, nº 4, Valencia, 1982, pp. 59-64. En 1990 publi- qué El orden industrial en la ciudad, Valencia en la segunda mitad del siglo XIX, Valencia. 7. Jornadas sobre teoria y mètodes d’Arqueologia Industrial, ed. De- partament d’Humanitats Contemporánies. Univ. d’Alacant, 1990. 8. E. Domenech Alcover: Los Almacenes de Naranja en el Pais Valenciano (1900-1960) Trabajo de investigación (inédito). 9. C. Sanchis Deusa: Els ponts valencians antics, Valencia 1993. 10. Entre los diversos estudios que he realizado sobre la arquitec- tura ferroviaria debo citar los siguientes libros: Historia de las estaciones. Arquitectura ferroviaria en Valencia, Valencia 1984; La estación de ferrocarril, Puerta de la Ciudad, Valencia, 2 vol. 1988; Estaciones y ferrocarriles valencianos, Valencia 1995. 11. J. Martín Martinez: Urbanismo y Arquitectura Industrial en Puerto de Sagunto, Sagunto 1990. M. Deasit y J. Seró: El vapor de San Jaime en la industria textil enguerina, Valencia 1989. S. Montoya: Los materiales constructivos y elementos industriales en Valencia (1850-1925), Trabajo de investigación, 1994-95 (inédito). 12. M. Bonafé y M. Cerdá (dirs): La enciclopedia valenciana de Arqueología Industrial, Valencia 1995. 13. Ambos dirigidos por la Associació Valenciana d’Arqueologia Industrial y financiado por la Conselleria de Cultura. 14. Realizado por V. Algarra y P. Berrocal, financiado por la Con- sellería de Cultura. 15. Se está realizando a través de un convenio entre la Conselleria de Cultura y la Universidad de Valencia, dirigido por I. Aguilar. 16. Realizado por N. Piqueras y E. Vayá, financiado por el Centro de estudios de Historia Local de la Diputación de Valencia. Dirigido por I. Aguilar. 17. Entre las actividades más relevantes estarían: La publicación de un boletín nª 1-6; la organización de Congresos: el prime- ro en Alcoy del 9 al 11 de noviembre de 1990, Arqueologia Industrial Actes del primer Congrés del País Valencià, Diputa- ció de València, Valencia 1991 y el segundo el Sagunto del 17 al 19 de febrero de 1994 Cultura material y canvi social. Ac- tes del Segon Congrés d’Arqueologia Industrial, AVAI, Valen- cia, 1996; y la colaboración en inventarios y en la Enciclope- dia Valencia de Arqueologia Industrial, antes citada. 18. En esta disposición transitoria se indica: “En el plazo de un año a partir de la entrada en vigor de esta Ley, los municipios en cuyo términoexistan barracas, alquerías, masías, pozos de nieve, riuraus, fábricas de transformación agricola, ganadera o minera de carácter tradicional o industrial, o construcciones e ingenios hidráulicos, anteriores a 1920, deberán remitir a la Consellería de Cultura una relación de dichos bienes” pp. 20.058-59. 19. He de indicar que este breve listado de derribos e interven- ciones podría ampliarse pero no por ello, la valoración gene- ral de la actividad valenciana frente al patrimonio arquitectó- nico industrial variaría. 20. Este proyecto, que en ocasiones he abordado, ha dado por resultado un libro titulado “Arquitectura Industrial. Reflexiones sobre una nueva disciplina” que se encuentra en estos momentos en prensa.. 21. Un estado de la cuestión fue presentado en las V Jornadas Ibéricas del Patrimonio Industrial y la Obra Pública celebradas en Sevilla-Motril en octubre de 1990, por la Asociación de Arqueología Industrial del Pais vasco, “Catálogación e inventa- rio del Patrimonio Industrial”. Las Actas fueron publicadas por la Junta de Andalucia y la Consejería de Cultura, Sevilla 1994. 22. J.A.SANZ Y J. GINER., L’Arquitectura de la industria a Catalunya en els segles XVIII y XIX, Publicaciones de lEscola Tecnica Superior dArquitectura del Vallés, 1984. 23. J. CORREDOR-MATHEOS Y J. Mª MONTANER., Arquitectura Industrial a Catalunya. Del 1732 al 1929, Barcelona, 1984. 24. J. GARCÍA GIL Y L. PEÑALVER GÓMEZ. Arquitectura Industrial en Sevilla, Sevilla 1986. 25. M. IBAÑEZ, A. SANTANA Y M. ZABALA. Arqueología Industrial en Bizkaia, Bilbao, 1988; M. IBAÑEZ, Mª. J. TORRECILLA, Y M. ZABALA., Arqueología Industrial en Gipuzkoa, Bilbao, 1990; M. Ibañez, Mª. J. Torrecilla y M. Zabala., Arqueología Industrial en Alava, Bilbao, 1992.. 26. R. DIAZ, F. GARCÍA, D. PERIS, R. VILLAR., Arquitectura para la industria en Castilla-La Mancha, Toledo, 1995. 27. J. SOBRINO., Arquitectura Industrial en España (1830-1990), Banco de Crédito Industrial, Madrid 1989 y Arquitectura Industrial en España, 1830-1990, de. Cátedra, Madrid 1996. 28. I. AGUILAR., “Arquitectura Industrial” Enciclopedia Valenciana de Arqueología Industrial, Valencia, 1995, pp. 99-104. 29. CLAUDINE CARTIER., “Le patrimoine industriel: de la machi- ne fixe à la usine meuble” Meubles et Inmuebles. 30. No podemos olvidarnos de la definición que H. Horeau nos dá sobre la arquitectura del hierro: “esa arquitectura ligera, rica, incombustible, durable, extensible, polícroma por la materia, mobil y facilmente desmontable” Recogido por P. Dufornet en “Quelques aspects essentiels de loeuvre dHector Horeau” Catálogo de la exposición Hector Horeau, Paris, 1979, pp. 150. 31. Como ocurre en la estación de Atocha en Madrid. 32. Hoy Consejería de Agricultura y Pesca en Sevilla . DOSSIERPatrimonioindustrial Notas