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LOCALIZACIÓN DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA EN EL ESPACIO

1. Modelos normativos
1.1. Von Thünen
1.2. Coste de transporte: Weber
1.3. Áreas de mercado: Palander y Hotelling
1.4. Teoría de los lugares centrales: Christaller y Lösch
2. Distrito industrial marshalliano y la nueva geografía económica
3. Economías de aglomeración
3.1. Economías de localización
3.2. Economías de urbanización
4. Medidas con base a la localización espacial de la economía

Bibliografía:

“Localización industrial”, M. T. Costa y N. Duch
“Del distrito industrial marshalliano a la teoría del distrito contemporánea. Una
breve reconstrucción crítica”, G. Becattini
“Economía regional y urbana”, H. W. Richardson. Capítulos 2 y 3
“Economía urbana”, R. Cagmani. Capítulos 1, 2 y 4
“La localización industrial”, A. Precedo y M. Villarino. Capítulo 3
1.4 Teoría de los lugares centrales: Christaller y Lösch
A partir de las economías de escala y de los costes de transporte, Lösch encuentra una
razón para las aglomeraciones de actividades económicas incluso en un espacio
perfectamente homogéneo y establece simultáneamente un principio racional de
organización de su distancia y distribución espacial. Sin embargo, primero analizaremos
el modelo de Christaller.
Partiendo de la hipótesis de un espacio isótropo, homogéneo en todas las direcciones
tanto en términos de densidad demográfica como de características físicas y de
infraestructuras, y confirmando la valoración sobre la eficiencia espacial de una
estructura de concentraciones productivas equidistantes y de áreas de mercado
hexagonales para cada bien, Christaller se propone examinar cómo productos y
funciones diferentes, en particular funciones de servicios, se articulan en el territorio
dando origen a una jerarquía espacial.
Christaller define el alcance como la distancia máxima a la que puede ser vendido cada
bien. Por su parte, el umbral es la distancia o área correspondiente a la cantidad mínima
de cada bien producible de forma eficiente. Si el alcance es mayor que el umbral, el bien
será producido. Por el contrario, cuando el alcance sea menor que el umbral, el bien no
será producido. A partir de estas premisas, cada bien se coloca en una escala jerárquica
de bienes representada por la dimensión de los respectivos umbrales.
Habiendo definido la estructura espacial de la producción de un bien de orden superior,
producido por una red de centros de orden superior (A), y pasando a analizar el bien de
orden directamente inferior, se puede pensar que las correspondientes unidades de
producción se localizarán allí donde ya existe la producción de orden superior, esto es,
en los centros de tipo A, para así disfrutar de economías de aglomeración. Pero, dado
que el alcance del bien inferior es más limitado que el del bien superior, quedarán sobre
el territorio áreas no satisfechas por parte de productor alguno; en consecuencia, se
podrán tener, de forma equidistante de cada triada de centros A, una localización
productiva del bien inferior y, por tanto, un distinto sistema de centros de orden B
(inferior a A).

2
En términos de la estructura en “panal” de las áreas de mercado de los centros A, los
centros B se localizarán en cada una de las esquinas de los correspondientes hexágonos.
Así, se puede observar:
Cada centro mayor produce el bien correspondiente a su nivel jerárquico y todos
los bienes de orden inferior.
Para cada uno de los centros de orden superior existe, en cascada, una pluralidad
de centros de orden inferior, hasta llegar a la aglomeración de nivel más bajo, la
aldea, que es el caso más abundante.

Principio de mercado (K=3)

Principio de transporte (K=4)

Principio administrativo (K=7)

3
Principio organizador:
Mercado: Optimiza la localización de los centros en el sentido del mercado. El
número de centros o áreas de mercado se multiplica por 3 al pasar de un nivel
jerárquico a su nivel inferior.
Transporte: La existencia de una red de transporte que une directamente los
centros mayores impone a los centros menores una localización baricéntrica
entre cada par de centros mayores. Al pasar de un nivel determinado a su
inferior, el número de centros se multiplica por 4.
Administrativo: Busca que toda el área del mercado de los centros menores sea
interna al área del centro inmediatamente mayor. Al pasar de un nivel a su
inmediatamente inferior el número de centros se multiplica por 7.
Supuestos implícitos en el modelo de Christaller:
Comportamiento optimizador de los consumidores. Las áreas de mercado están
separadas y no se superponen.
En un espacio económico homogéneo, las aglomeraciones aparecen por
impulsos de tipo económico.
Coste de transporte proporcional a la distancia.
Presencia de economías de escala, implícitas en el concepto de umbral mínimo
de producción.
Presencia de economías de aglomeración, contenidas en el hecho de que el
número de centros ha de ser minimizado y, por tanto, presencia en todos los
centros mayores de todas las producciones de orden más bajo.
Alcance completo a todo el territorio, de forma que todos los consumidores
tienen acceso a todos los bienes.
El que el alcance sea superior al umbral de cada uno de los bienes supone que
las economías de escala deben ser superiores a los costes de transporte para que
haya aglomeración.
El modelo se contrasta con la estructura urbana de la Alemania meridional y Christaller
encuentra una alta concordancia.
Lösch presenta una versión del principio de jerarquía más formalizado y con mayor
fundamentación económica. Como ya hemos visto, Lösch construye un patrón de
4
organización espacial de un sector individual

sobre la base de un modelo de

competencia monopolística y, por tanto, sobre la base explícita de funciones de coste y
de demanda individual y de un equilibrio económico-espacial estable, alcanzado gracias
a la posibilidad de entrada de nuevas empresas en el sector. Emerge así, la estructura
hexagonal de las áreas de mercado y la distribución espacial homogénea de los centros
de producción.
Lösch describe 10 formas distintas de estructuración y jerarquización de las áreas de
mercado, correspondientes a una creciente dimensión mínima de producción.

Diferencias con el modelo de Christaller:
Christaller mantiene K constante, por el contrario, Lösch permite que pueda
variar a lo largo de la jerarquía, esto es, permite que varíe el factor de
proporcionalidad entre el número de centros de cada nivel. Así, admite la

5
posibilidad de una distinta composición de la estructura productiva de centros
del mismo nivel jerárquico.
Lösch abandona la hipótesis de que cada centro desarrolle, además de la función
que caracteriza a su rango, también todas las demás funciones inferiores. Así,
admite la posibilidad de especializaciones productivas de los centros, cada
centro puede acoger incluso sólo la función propia de su nivel jerárquico.
Lösch superpone geométricamente las distintas redes hexagonales de centros de
producción para cada sector de forma que tengan todas un centro común, productor de
todos los bienes y servicios considerados, y los hace rotar sobre este eje ideal hasta
alcanzar la máxima densidad de centros en algunos sectores circulares y la máxima
coincidencia de localizaciones de producciones distintas.

Este resultado está en consonancia con el
principio general de eficiencia en el
transporte.

El modelo de Lösch es más flexible que el de Christaller, mejor fundamentado
microeconómicamente y más claro y riguroso.
Consideraciones críticas a la teoría de los lugares centrales:
a) Validez relativa de los dos modelos.
A partir de un espacio homogéneo, tanto en la distribución de recursos como
en la estructura geofísica, y concentrando su atención en dos elementos, las
economías de escala y los costes de transporte, construye un espacio
heterogéneo, un paisaje urbano coherente y ordenado jerárquicamente.
El modelo de Christaller describe bien la estructura de centros de producción
de servicios donde el coste de transporte es soportado principalmente por el
6
consumidor. La hipótesis de que los centros mayores desarrollen todas las
funciones inferiores, además de la propia, encuentra un gran apoyo empírico.
La existencia de una distribución jerárquica de los umbrales mínimos de
producción es evidente (área de mercado de una peluquería y de un hospital
especializado).
El modelo de Lösch describe mejor el paisaje urbano donde el sector
industrial también desarrolla un papel importante.
La solución obtenida responde a criterios de racionalidad ya que está
construida sobre hipótesis de optimización: minimización de los costes de
transporte para los consumidores; maximización del numero de productores;
minimización del número de centros para alcanzar economías de
aglomeración y reducir las inversiones en redes de transporte; y
maximización de los beneficios de las empresas.
El modelo ha sido ampliamente utilizado con fines de planificación
territorial: Francia, Suecia y Brasil.
b) Límites del modelo de lugares centrales.
Le falta un análisis del lado de la demanda del consumidor (se la considera
exógena).
La función de costes es independiente de la localización.
Las distintas producciones están simplemente yuxtapuestas y agregadas
sobre el territorio pero no existe ningún mecanismo de interdependencia.
c) Contradicciones internas.
Inicialmente, se considera una distribución homogénea de la población sobre
el territorio pero el resultado del modelo indica una concentración de la
actividad en los centros urbanos de creciente nivel jerárquico.
Inexistencia de cualquier economía de localización, esto es, de ventaja
aglomerativa para productores pertenecientes al mismo sector.
Tampoco considera la existencia de economías de urbanización al no tener
en cuenta las relaciones intersectoriales y sus efectos sobre la aglomeración
de la actividad económica.

7
2. DISTRITO INDUSTRIAL MARSHALLIANO Y LA NUEVA GEOGRAFÍA ECONÓMICA
2.1 El distrito industrial marshalliano
En él, el territorio no es un simple soporte del sistema de actividades sino un integrante
del mismo. El territorio no es un dato previo al proceso sino un resultado del mismo,
debido a la interrelación industrial fruto de la aglomeración de actividades sobre el
territorio.
Marshall (1919) justifica la concentración de industrias especializadas a través del
concepto de economías externas. Sostiene que los patrones de localización perduran
durante largo tiempo, ya que las empresas obtienen ventajas de su proximidad. En este
sentido, Marshall introduce la historia industrial de un territorio como elemento
decisivo en la formación de economías externas y de la concentración de empresas de
una misma industria en un territorio.
Se trata de un nuevo sistema productivo donde lo fundamental son las relaciones y
complementariedades entre las distintas empresas. Interrelaciones de carácter material
pero también, y sobre todo, intangibles en forma de intercambios de información. La
base de su funcionamiento es la proximidad espacial de las empresas. La interacción de
las empresas próximas crea una atmósfera industrial que facilita la difusión de las
técnicas de producción, la cooperación entre empresas, la formación de un mercado de
mano de obra, que puede ser compartido, y amplía el mercado local de suministradores.
Los distritos industriales engloban a un conjunto de empresas que son sectorialmente
interdependientes. Hay una industria dominante que induce a la creación de otras,
relacionadas con la primera. Hay diversos tipos de relaciones:
Ligazones de carácter vertical, entre empresas que realizan distintas fases de un
proceso de producción.
Vinculaciones de carácter horizontal, entre las empresas que llevan a cabo las
mismas fases de procesos de producción similares.
Relaciones de carácter diagonal, que vienen dadas por las actividades de
servicios que nacen en función de las necesidades de las empresas.

8
Esta organización crea un conjunto de externalidades, dependen del desarrollo general
de la industria y no de los recursos propios de la empresa, de su organización y de la
eficiencia de la dirección. Estas externalidades van transformando el espacio en el
sentido de una creciente cualificación, una difusión del conocimiento sobre
innovaciones de proceso y de producto de forma que el conjunto de la industria local
alcanza rendimientos de escala crecientes (economías externas localizadas), si bien los
rendimientos de cada empresa individual son decrecientes.
Marshall distingue tres tipos de economías externas:
Las economías sobre costes de transacción tales como la facilidad de intercambios
entre fabricantes del producto y clientes que van a utilizarlo. Este contacto
continuado asegura el camino hacia la innovación permanente, al ir adaptándose a
las necesidades de la demanda. Un ejemplo es la aparición de proveedores de inputs
especializados y, por tanto, más eficientes en su uso productivo. El tamaño del
mercado resulta un elemento clave para que puedan surgir empresas especializadas
en actividades complementarias. Así, la eficiencia depende del tamaño del mercado
localizado y no de la escala de la empresa individual.
Paulatina transformación del mercado de trabajo local que se especializa en todas las
actividades desarrolladas en ese espacio. El resultado es la acumulación creciente y
continua de la competencia profesional, adaptada en todo momento a las
innovaciones sucesivas. Hay, así, una atmósfera industrial innovadora.
El conocimiento e información acerca de las innovaciones que se producen en el
sector es un activo intangible del territorio que beneficia a las empresas localizadas.
Hay un intercambio de ideas de cara al proceso general de innovación. La difusión o
desbordamiento de los avances tecnológicos y organizativos permite generar una
dinámica competitiva que hace aumentar la tasa de innovación del territorio,
reforzando su competitividad y su crecimiento.
La localización se convierte así en una forma de creación de tecnología, porque
constituye la oportunidad de crear redes de interrelaciones de empresas o de fases
productivas.
Se trata de economías externas en el sentido de que, para las empresas localizadas en el
territorio, el entorno actúa como un bien colectivo, del que sólo se beneficia el tejido
9
industrial local. Así, la instalación de una nueva empresa en el territorio le permitirá
disfrutar de estas economías externas y, al mismo tiempo, contribuirá a aumentar este
bien colectivo. Por el contrario, si una empresa abandona el distrito industrial no podrá
mantener las ventajas externas de las que disfrutaba ya que no son móviles.
Becattini (1979) amplía la noción de economías externas al incluir las instituciones
sociales y empresariales del territorio. Entre los factores sociales y culturales incluye: la
ética de trabajo, la familia y el sentido de reciprocidad. La existencia de un distrito
implica un conjunto de valores compartidos que fomentan la empresa, la difusión del
conocimiento y, por tanto, la introducción de cambios tecnológicos, y la cooperación
entre los miembros de la comunidad.
Signorini (1994) establece una serie de hipótesis que se deben cumplir para ratificar la
existencia de distrito industrial:
Mayor especialización en fases o menor grado de integración vertical. Se supone
que la cooperación interempresarial en el seno del distrito y el tamaño del mercado
permiten que las empresas se especialicen en fases del proceso de la producción y
con ello se pueda aumentar la productividad.
Menor tamaño de las empresas del distrito. La especialización en fases conduce a
una dimensión media de las empresas más reducida.
Mayores beneficios operativos. Es la consecuencia de las ventajas competitivas de
las empresas del distrito sobre las de fuera, de manera que es previsible que las
empresas de fuera del distrito, ceteris paribus, vayan desapareciendo o reduzcan su
número.
Mayor nivel de productividad global como consecuencia de la especialización en
fases y de las ventajas competitivas de las empresas del distrito.
Mayores niveles salariales en el distrito. El mercado laboral más denso y con
trabajadores más cualificados supondrá unos niveles medios salariales más altos
dentro del distrito (también salarios de eficiencia).
El modelo de distrito industrial pone de manifiesto las ventajas derivadas de la
concentración industrial como vía para el desarrollo tecnológico y la innovación. Así, el
modelo está detrás del desarrollo de los “parques tecnológicos”, espacios en donde se

10
dan formas particulares de investigación tecnológica dirigida a las actividades
industriales.
El avance tecnológico permite a las empresas situarse en un lugar privilegiado en el
mercado, supone una esperanza para la reconversión de áreas y sectores industriales en
crisis y permite implantar nuevas industrias en nuevas localizaciones. Así, la creación
de áreas de “alta tecnología” se convierte en el centro de las estrategias de política
regional. A partir de los 80s, se adquiere una conciencia clara y general de que el
desarrollo económico ha de fundamentarse en el desarrollo tecnológico.
2.2 La nueva geografía económica
Krugman (1992) distingue entre efectos externos positivos que generan fuerzas de
atracción hacia el territorio en que tienen lugar, y que denomina fuerzas centrípetas, y
efectos externos negativos que actúan como fuerza de repulsión para los agentes que
quieran instalarse en la aglomeración, y que denomina fuerzas centrífugas.
Krugman considera difíciles de cuantificar las externalidades derivadas de los
desbordamientos tecnológicos y argumenta que no existe evidencia de su influencia en
la localización. Por ello, plantea que es la interacción entre la demanda, los
rendimientos crecientes y los costes de transporte lo que genera la fuerza motriz de un
proceso que acumula las diferencias regionales, siendo los rendimientos crecientes
externos en forma de reducir el coste de los inputs, fruto de interrelaciones entre
empresas que operan a través del mercado, y están asociadas al tamaño del mercado, los
que explican la localización. Debido a la existencia de economías de escala y al coste
del transporte y de las transacciones, las empresas tienden a concentrar la producción.
El coste de transporte induce a la concentración en puntos en los que la demanda es
grande, y que por consiguiente permite aprovechar las economías de escala internas, o
donde la oferta de factores es particularmente conveniente.
Si los costes de transporte son altos es posible que las empresas opten por una
localización múltiple; si son bajos, la localización de la producción será en aquel
territorio donde se puedan obtener los inputs a un menor precio, típicamente, la mano de
obra; y si los precios de transporte son intermedios y existen economías de escala
11
primará el acceso a los mercados, con lo que las empresas se localizarán en las áreas
centrales, olvidándose de la periferia.
Además, las zonas con abundante actividad industrial serán también elegidas por otras
empresas del mismo ramo, con lo que la concentración de la industria, una vez creada,
tiende a sostenerse. Así, estos territorios pueden generar los elementos necesarios para
su propio crecimiento económico. Por lo tanto, las regiones ricas o más avanzadas
tienen elementos suficientes para seguir creciendo frente a las regiones menos
avanzadas (no convergencia).
3. ECONOMÍAS DE AGLOMERACIÓN
La actividad económica tiende a concentrarse espacialmente. Existen fuerzas que
empujan a las empresas a aglomerarse, es decir, a localizarse de forma próxima en un
mismo territorio.
Si las fuerzas de aglomeración no existiesen, entonces podríamos pensar que en un
sistema perfectamente competitivo de producción de un número elevado de bienes, con
factores de producción móviles y un recurso natural fijo pero distribuido uniformemente
en el territorio, la producción tendría lugar de una forma difusa, cada productor
produciendo cantidades limitadas de cada bien, exactamente las suficientes para
satisfacer la demanda local; en cada área habría un idéntico mix de productores, una
idéntica densidad de uso del suelo y una consiguiente idéntica remuneración de los
factores productivos.
Sin embargo, la aparición de economías de escala conduce a un esquema de localización
aglomerado, es decir, se produce la concentración espacial de la actividad y de los
factores de producción.
La existencia de economías externas a la empresa deriva en la concentración de la
actividad económica pues se obtienen ventajas de ésta. Estas ventajas proceden de:
la explotación de un capital fijo social localizado (infraestructuras de
comunicación, de transporte, de suministro de energía, etc.) o de recursos
naturales específicos;
12
la presencia de indivisibilidades en el suministro de bienes o servicios concretos,
superables sólo en presencia de un cierto umbral mínimo de demanda: con la
concentración de varias empresas nacen, por ejemplo, las condiciones para la
producción local de ciertos inputs usados en los procesos productivos;
la creación de sinergias que se manifiestan en una mejora de la eficiencia
conjunta de la producción: efectos de creación de una cultura profesional o de
gestión, efectos de imagen de mercado de los productos de un área,
posibilidades de colaboración entre empresas para la creación de servicios
colaterales, etc.;
el desarrollo de un mercado de trabajo especializado.
Scitovsky (1954) distingue entre:
Economías externas pecuniarias: obedecen a las interrelaciones entre empresas que
operan a través del mercado y permiten reducir el coste de los inputs afectando a la
función de beneficio.
Economías externas no pecuniarias o tecnológicas: se identifican con la difusión de
conocimientos entre empresas que se recogen en la función de producción pero que
no captura el mecanismo de precios. Operan gracias a los flujos de información.

CMe

CMe

CMe
CMe

CMe’

q

q
Avance tecnológico

Rendimientos de escala crecientes

Glaeser et al. (1992) distinguen tres tipos de externalidades como determinantes de las
fuerzas centrípetas que causan aglomeración:
Externalidades tipo MAR (por Marshall, Arroz y Romer) o externalidades
intraindustriales en contextos oligopolísticos. Se relacionan con desbordamientos

13
tecnológicos entre empresas de un sector, provocados por la imitación o el flujo de
trabajadores especializados entre empresas que diseminan las nuevas ideas entre las
empresas de un mismo sector localizadas en un territorio. En un contexto
oligopolístico hay más incentivos a la investigación ya que se pueden derivar más
beneficios de ella.
Externalidades tipo Porter o intraindustriales con mercados competitivos. En un
contexto de competencia se reduce el beneficio del innovador pero la presión para el
desarrollo de innovaciones es mayor al haber un riesgo de ser expulsado del
mercado.
Externalidades tipo Jacobs o interindustriales, también en mercados competitivos.
Las aportaciones de Jacobs sostienen que la diversidad de industrias en un territorio
es mejor que la especialización, ya que las transferencias más importantes de
tecnología para una industria provienen mayoritariamente de otros sectores,
produciéndose una fertilización cruzada.
Henderson et al. (1995) realizan un estudio de la localización de las empresas en EEUU
y concluyen que:
En las industrias de tecnología madura dominan las externalidades tipo MAR.
En las industrias de alta tecnología predominan las externalidades tipo Jacobs y
MAR.
En las industrias nacientes o muy dinámicas son mayoritarias las externalidades
tipo Porter.
Otra clasificación, muy arraigada, de las externalidades que dan lugar a la aglomeración
distingue entre economías de localización y de urbanización.
3.1 Economías de localización
Las economías de localización son economías externas a la empresa pero internas a la
industria; se trata de las ventajas que se derivan de la localización concentrada de
empresas pertenecientes a la misma industria o sector productivo. Los precursores del
tratamiento económico de estos factores fueron Marshall y Weber.
Las economías de localización se refieren a ventajas como:
14
La posibilidad de procesos de especialización entre empresas en el interior del ciclo
productivo sectorial y en el establecimiento de fuertes vínculos input/output entre
empresas que dan lugar a un aumento de la eficiencia conjunta (reducción de costes
o aumento de ingresos).
La reducción de costes de transacción en el interior del área entre las diversas
unidades productivas gracias a la proximidad y a la intensidad de las relaciones
personales y directas.
Formación de un mercado de trabajo especializado y la acumulación localizada de
competencias técnicas que redundan en una mayor productividad.
La formación de servicios que permiten una mejor valoración de la producción
local, además de efectos de sinergia sobre la imagen de mercado de la economía
local.
La creación de una cultura industrial difusa o atmósfera industrial (Marshall) capaz
de elegir la tecnología y la organización más eficiente y de generar la innovación en
estos campos y su rápida difusión.
3.2 Economías de urbanización
Las economías de urbanización son economías externas a la empresa y a la industria; se
trata de las ventajas típicas de un abiente urbano, que se derivan de la presencia de
infraestructuras genéricas, utilizables por todas las industrias y de la estrecha relación
entre instituciones y actividades diferentes.
Las economías de urbanización se refieren a ventajas como:
Las que tienen su origen en la concentración de la intervención del sector público en
un territorio (ciudad) tanto en lo que respecta a infraestructuras como a servicios
públicos.
Las que surgen de la naturaleza de gran mercado de la ciudad.
Las que proceden de la capacidad de la ciudad de generar factores productivos y
mercado de inputs de producción:
o Mercado de trabajo amplio, diversificado, flexible y avanzado.
o Acceso a un mercado de capitales eficiente, instituciones de formación
superior, a centros de investigación, centros de decisión públicos, etc.
o Disponibilidad de servicios a empresas especializados.
15
o Oferta de capacidades empresariales y directivas.
o Presencia de economías de comunicación e información.

4. MEDIDAS CON BASE A LA LOCALIZACIÓN ESPACIAL DE LA ECONOMÍA
4.1 Cociente de localización regional
Este indicador mide el peso relativo del i-ésimo sector en la región j.
X ij

X ij
Lij =

Xj

Xi =

Xj
Xi

X

X

El cociente de localización regional es la proporción que la variable estudiada (VAB,
empleo, etc.) del i-ésimo sector representa en la región j, respecto al mismo porcentaje a
nivel nacional.
Cuando Lij > 1 supone una mayor localización de la actividad i en la región, si Lij < 1, la
actividad i está menos asentada en la región, teniendo en cuenta la localización media a
escala nacional.
4.2 Coeficiente regional de localización sectorial
Este coeficiente mide la localización de la actividad i en las diferentes regiones que
componen el conjunto nacional.
CLi =

1 N X ij X j
−
∑
2 j =1 X i X

El coeficiente será igual a cero si la participación de la variable estudiada de la i-ésima
actividad puede localizarse en cualquier región, es decir, no existe concentración
espacial de la i-ésima actividad. Si por el contrario, el coeficiente tiende a 1 significa
que la actividad tiene un alto grado de concentración espacial al estar localizada en unas
pocas regiones.

16
4.3 Coeficiente de especialización
Para distinguir la concentración de la actividad, medida por Lij, de la especialización de
la región j, está el coeficiente de especialización.

CE j =

1 h X ij X i
−
∑
2 i =1 X j X

Para una desagregación en h sectores, si el coeficiente de especialización es igual a cero
supone que la región j tiene la misma estructura sectorial que la nación y como
consecuencia no está especializada. Por el contrario, si el coeficiente de especialización
tiende a 1 es que la región j tiene un patrón sectorial muy diferente del que posee el total
nacional y como consecuencia la región está muy especializada.
4.4 Coeficiente de diversificación
Este coeficiente mide el grado de diversificación de las actividades productivas de una
región.

CD j = 1 −

1
h

h
∑ 
 X ij 

2  i =1

2

h ∑ X ij
i =1

Si el coeficiente de diversificación es igual a cero supone que la región j tiene un grado
de diversificación máximo, la magnitud económica considerada se distribuye
uniformemente entre los h sectores o ramas de actividad considerados. Por el contrario,
si el coeficiente de diversificación es igual a 1 es que la región j tiene un patrón sectorial
muy concentrado ya que toda la actividad de la región se da en un único sector.
4.5 Número de sectores equivalentes
Este indicador también mide el grado de diversificación de las actividades productivas
de una región.
NSE j =

1

 X ij 

∑


i =1 X j



1 ≤ NSE ≤ h

2

h

17
Si el número de sectores equivalentes es igual a h supone que la región j tiene un grado
de diversificación máximo, la magnitud económica considerada se distribuye
uniformemente entre los h sectores o ramas de actividad considerados. Por el contrario,
si el número de sectores equivalentes es igual a 1 es que la región j tiene un patrón
sectorial muy concentrado ya que toda la actividad de la región se da en un único sector.

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7. aglomeracion localizacion

  • 1. LOCALIZACIÓN DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA EN EL ESPACIO 1. Modelos normativos 1.1. Von Thünen 1.2. Coste de transporte: Weber 1.3. Áreas de mercado: Palander y Hotelling 1.4. Teoría de los lugares centrales: Christaller y Lösch 2. Distrito industrial marshalliano y la nueva geografía económica 3. Economías de aglomeración 3.1. Economías de localización 3.2. Economías de urbanización 4. Medidas con base a la localización espacial de la economía Bibliografía: “Localización industrial”, M. T. Costa y N. Duch “Del distrito industrial marshalliano a la teoría del distrito contemporánea. Una breve reconstrucción crítica”, G. Becattini “Economía regional y urbana”, H. W. Richardson. Capítulos 2 y 3 “Economía urbana”, R. Cagmani. Capítulos 1, 2 y 4 “La localización industrial”, A. Precedo y M. Villarino. Capítulo 3
  • 2. 1.4 Teoría de los lugares centrales: Christaller y Lösch A partir de las economías de escala y de los costes de transporte, Lösch encuentra una razón para las aglomeraciones de actividades económicas incluso en un espacio perfectamente homogéneo y establece simultáneamente un principio racional de organización de su distancia y distribución espacial. Sin embargo, primero analizaremos el modelo de Christaller. Partiendo de la hipótesis de un espacio isótropo, homogéneo en todas las direcciones tanto en términos de densidad demográfica como de características físicas y de infraestructuras, y confirmando la valoración sobre la eficiencia espacial de una estructura de concentraciones productivas equidistantes y de áreas de mercado hexagonales para cada bien, Christaller se propone examinar cómo productos y funciones diferentes, en particular funciones de servicios, se articulan en el territorio dando origen a una jerarquía espacial. Christaller define el alcance como la distancia máxima a la que puede ser vendido cada bien. Por su parte, el umbral es la distancia o área correspondiente a la cantidad mínima de cada bien producible de forma eficiente. Si el alcance es mayor que el umbral, el bien será producido. Por el contrario, cuando el alcance sea menor que el umbral, el bien no será producido. A partir de estas premisas, cada bien se coloca en una escala jerárquica de bienes representada por la dimensión de los respectivos umbrales. Habiendo definido la estructura espacial de la producción de un bien de orden superior, producido por una red de centros de orden superior (A), y pasando a analizar el bien de orden directamente inferior, se puede pensar que las correspondientes unidades de producción se localizarán allí donde ya existe la producción de orden superior, esto es, en los centros de tipo A, para así disfrutar de economías de aglomeración. Pero, dado que el alcance del bien inferior es más limitado que el del bien superior, quedarán sobre el territorio áreas no satisfechas por parte de productor alguno; en consecuencia, se podrán tener, de forma equidistante de cada triada de centros A, una localización productiva del bien inferior y, por tanto, un distinto sistema de centros de orden B (inferior a A). 2
  • 3. En términos de la estructura en “panal” de las áreas de mercado de los centros A, los centros B se localizarán en cada una de las esquinas de los correspondientes hexágonos. Así, se puede observar: Cada centro mayor produce el bien correspondiente a su nivel jerárquico y todos los bienes de orden inferior. Para cada uno de los centros de orden superior existe, en cascada, una pluralidad de centros de orden inferior, hasta llegar a la aglomeración de nivel más bajo, la aldea, que es el caso más abundante. Principio de mercado (K=3) Principio de transporte (K=4) Principio administrativo (K=7) 3
  • 4. Principio organizador: Mercado: Optimiza la localización de los centros en el sentido del mercado. El número de centros o áreas de mercado se multiplica por 3 al pasar de un nivel jerárquico a su nivel inferior. Transporte: La existencia de una red de transporte que une directamente los centros mayores impone a los centros menores una localización baricéntrica entre cada par de centros mayores. Al pasar de un nivel determinado a su inferior, el número de centros se multiplica por 4. Administrativo: Busca que toda el área del mercado de los centros menores sea interna al área del centro inmediatamente mayor. Al pasar de un nivel a su inmediatamente inferior el número de centros se multiplica por 7. Supuestos implícitos en el modelo de Christaller: Comportamiento optimizador de los consumidores. Las áreas de mercado están separadas y no se superponen. En un espacio económico homogéneo, las aglomeraciones aparecen por impulsos de tipo económico. Coste de transporte proporcional a la distancia. Presencia de economías de escala, implícitas en el concepto de umbral mínimo de producción. Presencia de economías de aglomeración, contenidas en el hecho de que el número de centros ha de ser minimizado y, por tanto, presencia en todos los centros mayores de todas las producciones de orden más bajo. Alcance completo a todo el territorio, de forma que todos los consumidores tienen acceso a todos los bienes. El que el alcance sea superior al umbral de cada uno de los bienes supone que las economías de escala deben ser superiores a los costes de transporte para que haya aglomeración. El modelo se contrasta con la estructura urbana de la Alemania meridional y Christaller encuentra una alta concordancia. Lösch presenta una versión del principio de jerarquía más formalizado y con mayor fundamentación económica. Como ya hemos visto, Lösch construye un patrón de 4
  • 5. organización espacial de un sector individual sobre la base de un modelo de competencia monopolística y, por tanto, sobre la base explícita de funciones de coste y de demanda individual y de un equilibrio económico-espacial estable, alcanzado gracias a la posibilidad de entrada de nuevas empresas en el sector. Emerge así, la estructura hexagonal de las áreas de mercado y la distribución espacial homogénea de los centros de producción. Lösch describe 10 formas distintas de estructuración y jerarquización de las áreas de mercado, correspondientes a una creciente dimensión mínima de producción. Diferencias con el modelo de Christaller: Christaller mantiene K constante, por el contrario, Lösch permite que pueda variar a lo largo de la jerarquía, esto es, permite que varíe el factor de proporcionalidad entre el número de centros de cada nivel. Así, admite la 5
  • 6. posibilidad de una distinta composición de la estructura productiva de centros del mismo nivel jerárquico. Lösch abandona la hipótesis de que cada centro desarrolle, además de la función que caracteriza a su rango, también todas las demás funciones inferiores. Así, admite la posibilidad de especializaciones productivas de los centros, cada centro puede acoger incluso sólo la función propia de su nivel jerárquico. Lösch superpone geométricamente las distintas redes hexagonales de centros de producción para cada sector de forma que tengan todas un centro común, productor de todos los bienes y servicios considerados, y los hace rotar sobre este eje ideal hasta alcanzar la máxima densidad de centros en algunos sectores circulares y la máxima coincidencia de localizaciones de producciones distintas. Este resultado está en consonancia con el principio general de eficiencia en el transporte. El modelo de Lösch es más flexible que el de Christaller, mejor fundamentado microeconómicamente y más claro y riguroso. Consideraciones críticas a la teoría de los lugares centrales: a) Validez relativa de los dos modelos. A partir de un espacio homogéneo, tanto en la distribución de recursos como en la estructura geofísica, y concentrando su atención en dos elementos, las economías de escala y los costes de transporte, construye un espacio heterogéneo, un paisaje urbano coherente y ordenado jerárquicamente. El modelo de Christaller describe bien la estructura de centros de producción de servicios donde el coste de transporte es soportado principalmente por el 6
  • 7. consumidor. La hipótesis de que los centros mayores desarrollen todas las funciones inferiores, además de la propia, encuentra un gran apoyo empírico. La existencia de una distribución jerárquica de los umbrales mínimos de producción es evidente (área de mercado de una peluquería y de un hospital especializado). El modelo de Lösch describe mejor el paisaje urbano donde el sector industrial también desarrolla un papel importante. La solución obtenida responde a criterios de racionalidad ya que está construida sobre hipótesis de optimización: minimización de los costes de transporte para los consumidores; maximización del numero de productores; minimización del número de centros para alcanzar economías de aglomeración y reducir las inversiones en redes de transporte; y maximización de los beneficios de las empresas. El modelo ha sido ampliamente utilizado con fines de planificación territorial: Francia, Suecia y Brasil. b) Límites del modelo de lugares centrales. Le falta un análisis del lado de la demanda del consumidor (se la considera exógena). La función de costes es independiente de la localización. Las distintas producciones están simplemente yuxtapuestas y agregadas sobre el territorio pero no existe ningún mecanismo de interdependencia. c) Contradicciones internas. Inicialmente, se considera una distribución homogénea de la población sobre el territorio pero el resultado del modelo indica una concentración de la actividad en los centros urbanos de creciente nivel jerárquico. Inexistencia de cualquier economía de localización, esto es, de ventaja aglomerativa para productores pertenecientes al mismo sector. Tampoco considera la existencia de economías de urbanización al no tener en cuenta las relaciones intersectoriales y sus efectos sobre la aglomeración de la actividad económica. 7
  • 8. 2. DISTRITO INDUSTRIAL MARSHALLIANO Y LA NUEVA GEOGRAFÍA ECONÓMICA 2.1 El distrito industrial marshalliano En él, el territorio no es un simple soporte del sistema de actividades sino un integrante del mismo. El territorio no es un dato previo al proceso sino un resultado del mismo, debido a la interrelación industrial fruto de la aglomeración de actividades sobre el territorio. Marshall (1919) justifica la concentración de industrias especializadas a través del concepto de economías externas. Sostiene que los patrones de localización perduran durante largo tiempo, ya que las empresas obtienen ventajas de su proximidad. En este sentido, Marshall introduce la historia industrial de un territorio como elemento decisivo en la formación de economías externas y de la concentración de empresas de una misma industria en un territorio. Se trata de un nuevo sistema productivo donde lo fundamental son las relaciones y complementariedades entre las distintas empresas. Interrelaciones de carácter material pero también, y sobre todo, intangibles en forma de intercambios de información. La base de su funcionamiento es la proximidad espacial de las empresas. La interacción de las empresas próximas crea una atmósfera industrial que facilita la difusión de las técnicas de producción, la cooperación entre empresas, la formación de un mercado de mano de obra, que puede ser compartido, y amplía el mercado local de suministradores. Los distritos industriales engloban a un conjunto de empresas que son sectorialmente interdependientes. Hay una industria dominante que induce a la creación de otras, relacionadas con la primera. Hay diversos tipos de relaciones: Ligazones de carácter vertical, entre empresas que realizan distintas fases de un proceso de producción. Vinculaciones de carácter horizontal, entre las empresas que llevan a cabo las mismas fases de procesos de producción similares. Relaciones de carácter diagonal, que vienen dadas por las actividades de servicios que nacen en función de las necesidades de las empresas. 8
  • 9. Esta organización crea un conjunto de externalidades, dependen del desarrollo general de la industria y no de los recursos propios de la empresa, de su organización y de la eficiencia de la dirección. Estas externalidades van transformando el espacio en el sentido de una creciente cualificación, una difusión del conocimiento sobre innovaciones de proceso y de producto de forma que el conjunto de la industria local alcanza rendimientos de escala crecientes (economías externas localizadas), si bien los rendimientos de cada empresa individual son decrecientes. Marshall distingue tres tipos de economías externas: Las economías sobre costes de transacción tales como la facilidad de intercambios entre fabricantes del producto y clientes que van a utilizarlo. Este contacto continuado asegura el camino hacia la innovación permanente, al ir adaptándose a las necesidades de la demanda. Un ejemplo es la aparición de proveedores de inputs especializados y, por tanto, más eficientes en su uso productivo. El tamaño del mercado resulta un elemento clave para que puedan surgir empresas especializadas en actividades complementarias. Así, la eficiencia depende del tamaño del mercado localizado y no de la escala de la empresa individual. Paulatina transformación del mercado de trabajo local que se especializa en todas las actividades desarrolladas en ese espacio. El resultado es la acumulación creciente y continua de la competencia profesional, adaptada en todo momento a las innovaciones sucesivas. Hay, así, una atmósfera industrial innovadora. El conocimiento e información acerca de las innovaciones que se producen en el sector es un activo intangible del territorio que beneficia a las empresas localizadas. Hay un intercambio de ideas de cara al proceso general de innovación. La difusión o desbordamiento de los avances tecnológicos y organizativos permite generar una dinámica competitiva que hace aumentar la tasa de innovación del territorio, reforzando su competitividad y su crecimiento. La localización se convierte así en una forma de creación de tecnología, porque constituye la oportunidad de crear redes de interrelaciones de empresas o de fases productivas. Se trata de economías externas en el sentido de que, para las empresas localizadas en el territorio, el entorno actúa como un bien colectivo, del que sólo se beneficia el tejido 9
  • 10. industrial local. Así, la instalación de una nueva empresa en el territorio le permitirá disfrutar de estas economías externas y, al mismo tiempo, contribuirá a aumentar este bien colectivo. Por el contrario, si una empresa abandona el distrito industrial no podrá mantener las ventajas externas de las que disfrutaba ya que no son móviles. Becattini (1979) amplía la noción de economías externas al incluir las instituciones sociales y empresariales del territorio. Entre los factores sociales y culturales incluye: la ética de trabajo, la familia y el sentido de reciprocidad. La existencia de un distrito implica un conjunto de valores compartidos que fomentan la empresa, la difusión del conocimiento y, por tanto, la introducción de cambios tecnológicos, y la cooperación entre los miembros de la comunidad. Signorini (1994) establece una serie de hipótesis que se deben cumplir para ratificar la existencia de distrito industrial: Mayor especialización en fases o menor grado de integración vertical. Se supone que la cooperación interempresarial en el seno del distrito y el tamaño del mercado permiten que las empresas se especialicen en fases del proceso de la producción y con ello se pueda aumentar la productividad. Menor tamaño de las empresas del distrito. La especialización en fases conduce a una dimensión media de las empresas más reducida. Mayores beneficios operativos. Es la consecuencia de las ventajas competitivas de las empresas del distrito sobre las de fuera, de manera que es previsible que las empresas de fuera del distrito, ceteris paribus, vayan desapareciendo o reduzcan su número. Mayor nivel de productividad global como consecuencia de la especialización en fases y de las ventajas competitivas de las empresas del distrito. Mayores niveles salariales en el distrito. El mercado laboral más denso y con trabajadores más cualificados supondrá unos niveles medios salariales más altos dentro del distrito (también salarios de eficiencia). El modelo de distrito industrial pone de manifiesto las ventajas derivadas de la concentración industrial como vía para el desarrollo tecnológico y la innovación. Así, el modelo está detrás del desarrollo de los “parques tecnológicos”, espacios en donde se 10
  • 11. dan formas particulares de investigación tecnológica dirigida a las actividades industriales. El avance tecnológico permite a las empresas situarse en un lugar privilegiado en el mercado, supone una esperanza para la reconversión de áreas y sectores industriales en crisis y permite implantar nuevas industrias en nuevas localizaciones. Así, la creación de áreas de “alta tecnología” se convierte en el centro de las estrategias de política regional. A partir de los 80s, se adquiere una conciencia clara y general de que el desarrollo económico ha de fundamentarse en el desarrollo tecnológico. 2.2 La nueva geografía económica Krugman (1992) distingue entre efectos externos positivos que generan fuerzas de atracción hacia el territorio en que tienen lugar, y que denomina fuerzas centrípetas, y efectos externos negativos que actúan como fuerza de repulsión para los agentes que quieran instalarse en la aglomeración, y que denomina fuerzas centrífugas. Krugman considera difíciles de cuantificar las externalidades derivadas de los desbordamientos tecnológicos y argumenta que no existe evidencia de su influencia en la localización. Por ello, plantea que es la interacción entre la demanda, los rendimientos crecientes y los costes de transporte lo que genera la fuerza motriz de un proceso que acumula las diferencias regionales, siendo los rendimientos crecientes externos en forma de reducir el coste de los inputs, fruto de interrelaciones entre empresas que operan a través del mercado, y están asociadas al tamaño del mercado, los que explican la localización. Debido a la existencia de economías de escala y al coste del transporte y de las transacciones, las empresas tienden a concentrar la producción. El coste de transporte induce a la concentración en puntos en los que la demanda es grande, y que por consiguiente permite aprovechar las economías de escala internas, o donde la oferta de factores es particularmente conveniente. Si los costes de transporte son altos es posible que las empresas opten por una localización múltiple; si son bajos, la localización de la producción será en aquel territorio donde se puedan obtener los inputs a un menor precio, típicamente, la mano de obra; y si los precios de transporte son intermedios y existen economías de escala 11
  • 12. primará el acceso a los mercados, con lo que las empresas se localizarán en las áreas centrales, olvidándose de la periferia. Además, las zonas con abundante actividad industrial serán también elegidas por otras empresas del mismo ramo, con lo que la concentración de la industria, una vez creada, tiende a sostenerse. Así, estos territorios pueden generar los elementos necesarios para su propio crecimiento económico. Por lo tanto, las regiones ricas o más avanzadas tienen elementos suficientes para seguir creciendo frente a las regiones menos avanzadas (no convergencia). 3. ECONOMÍAS DE AGLOMERACIÓN La actividad económica tiende a concentrarse espacialmente. Existen fuerzas que empujan a las empresas a aglomerarse, es decir, a localizarse de forma próxima en un mismo territorio. Si las fuerzas de aglomeración no existiesen, entonces podríamos pensar que en un sistema perfectamente competitivo de producción de un número elevado de bienes, con factores de producción móviles y un recurso natural fijo pero distribuido uniformemente en el territorio, la producción tendría lugar de una forma difusa, cada productor produciendo cantidades limitadas de cada bien, exactamente las suficientes para satisfacer la demanda local; en cada área habría un idéntico mix de productores, una idéntica densidad de uso del suelo y una consiguiente idéntica remuneración de los factores productivos. Sin embargo, la aparición de economías de escala conduce a un esquema de localización aglomerado, es decir, se produce la concentración espacial de la actividad y de los factores de producción. La existencia de economías externas a la empresa deriva en la concentración de la actividad económica pues se obtienen ventajas de ésta. Estas ventajas proceden de: la explotación de un capital fijo social localizado (infraestructuras de comunicación, de transporte, de suministro de energía, etc.) o de recursos naturales específicos; 12
  • 13. la presencia de indivisibilidades en el suministro de bienes o servicios concretos, superables sólo en presencia de un cierto umbral mínimo de demanda: con la concentración de varias empresas nacen, por ejemplo, las condiciones para la producción local de ciertos inputs usados en los procesos productivos; la creación de sinergias que se manifiestan en una mejora de la eficiencia conjunta de la producción: efectos de creación de una cultura profesional o de gestión, efectos de imagen de mercado de los productos de un área, posibilidades de colaboración entre empresas para la creación de servicios colaterales, etc.; el desarrollo de un mercado de trabajo especializado. Scitovsky (1954) distingue entre: Economías externas pecuniarias: obedecen a las interrelaciones entre empresas que operan a través del mercado y permiten reducir el coste de los inputs afectando a la función de beneficio. Economías externas no pecuniarias o tecnológicas: se identifican con la difusión de conocimientos entre empresas que se recogen en la función de producción pero que no captura el mecanismo de precios. Operan gracias a los flujos de información. CMe CMe CMe CMe CMe’ q q Avance tecnológico Rendimientos de escala crecientes Glaeser et al. (1992) distinguen tres tipos de externalidades como determinantes de las fuerzas centrípetas que causan aglomeración: Externalidades tipo MAR (por Marshall, Arroz y Romer) o externalidades intraindustriales en contextos oligopolísticos. Se relacionan con desbordamientos 13
  • 14. tecnológicos entre empresas de un sector, provocados por la imitación o el flujo de trabajadores especializados entre empresas que diseminan las nuevas ideas entre las empresas de un mismo sector localizadas en un territorio. En un contexto oligopolístico hay más incentivos a la investigación ya que se pueden derivar más beneficios de ella. Externalidades tipo Porter o intraindustriales con mercados competitivos. En un contexto de competencia se reduce el beneficio del innovador pero la presión para el desarrollo de innovaciones es mayor al haber un riesgo de ser expulsado del mercado. Externalidades tipo Jacobs o interindustriales, también en mercados competitivos. Las aportaciones de Jacobs sostienen que la diversidad de industrias en un territorio es mejor que la especialización, ya que las transferencias más importantes de tecnología para una industria provienen mayoritariamente de otros sectores, produciéndose una fertilización cruzada. Henderson et al. (1995) realizan un estudio de la localización de las empresas en EEUU y concluyen que: En las industrias de tecnología madura dominan las externalidades tipo MAR. En las industrias de alta tecnología predominan las externalidades tipo Jacobs y MAR. En las industrias nacientes o muy dinámicas son mayoritarias las externalidades tipo Porter. Otra clasificación, muy arraigada, de las externalidades que dan lugar a la aglomeración distingue entre economías de localización y de urbanización. 3.1 Economías de localización Las economías de localización son economías externas a la empresa pero internas a la industria; se trata de las ventajas que se derivan de la localización concentrada de empresas pertenecientes a la misma industria o sector productivo. Los precursores del tratamiento económico de estos factores fueron Marshall y Weber. Las economías de localización se refieren a ventajas como: 14
  • 15. La posibilidad de procesos de especialización entre empresas en el interior del ciclo productivo sectorial y en el establecimiento de fuertes vínculos input/output entre empresas que dan lugar a un aumento de la eficiencia conjunta (reducción de costes o aumento de ingresos). La reducción de costes de transacción en el interior del área entre las diversas unidades productivas gracias a la proximidad y a la intensidad de las relaciones personales y directas. Formación de un mercado de trabajo especializado y la acumulación localizada de competencias técnicas que redundan en una mayor productividad. La formación de servicios que permiten una mejor valoración de la producción local, además de efectos de sinergia sobre la imagen de mercado de la economía local. La creación de una cultura industrial difusa o atmósfera industrial (Marshall) capaz de elegir la tecnología y la organización más eficiente y de generar la innovación en estos campos y su rápida difusión. 3.2 Economías de urbanización Las economías de urbanización son economías externas a la empresa y a la industria; se trata de las ventajas típicas de un abiente urbano, que se derivan de la presencia de infraestructuras genéricas, utilizables por todas las industrias y de la estrecha relación entre instituciones y actividades diferentes. Las economías de urbanización se refieren a ventajas como: Las que tienen su origen en la concentración de la intervención del sector público en un territorio (ciudad) tanto en lo que respecta a infraestructuras como a servicios públicos. Las que surgen de la naturaleza de gran mercado de la ciudad. Las que proceden de la capacidad de la ciudad de generar factores productivos y mercado de inputs de producción: o Mercado de trabajo amplio, diversificado, flexible y avanzado. o Acceso a un mercado de capitales eficiente, instituciones de formación superior, a centros de investigación, centros de decisión públicos, etc. o Disponibilidad de servicios a empresas especializados. 15
  • 16. o Oferta de capacidades empresariales y directivas. o Presencia de economías de comunicación e información. 4. MEDIDAS CON BASE A LA LOCALIZACIÓN ESPACIAL DE LA ECONOMÍA 4.1 Cociente de localización regional Este indicador mide el peso relativo del i-ésimo sector en la región j. X ij X ij Lij = Xj Xi = Xj Xi X X El cociente de localización regional es la proporción que la variable estudiada (VAB, empleo, etc.) del i-ésimo sector representa en la región j, respecto al mismo porcentaje a nivel nacional. Cuando Lij > 1 supone una mayor localización de la actividad i en la región, si Lij < 1, la actividad i está menos asentada en la región, teniendo en cuenta la localización media a escala nacional. 4.2 Coeficiente regional de localización sectorial Este coeficiente mide la localización de la actividad i en las diferentes regiones que componen el conjunto nacional. CLi = 1 N X ij X j − ∑ 2 j =1 X i X El coeficiente será igual a cero si la participación de la variable estudiada de la i-ésima actividad puede localizarse en cualquier región, es decir, no existe concentración espacial de la i-ésima actividad. Si por el contrario, el coeficiente tiende a 1 significa que la actividad tiene un alto grado de concentración espacial al estar localizada en unas pocas regiones. 16
  • 17. 4.3 Coeficiente de especialización Para distinguir la concentración de la actividad, medida por Lij, de la especialización de la región j, está el coeficiente de especialización. CE j = 1 h X ij X i − ∑ 2 i =1 X j X Para una desagregación en h sectores, si el coeficiente de especialización es igual a cero supone que la región j tiene la misma estructura sectorial que la nación y como consecuencia no está especializada. Por el contrario, si el coeficiente de especialización tiende a 1 es que la región j tiene un patrón sectorial muy diferente del que posee el total nacional y como consecuencia la región está muy especializada. 4.4 Coeficiente de diversificación Este coeficiente mide el grado de diversificación de las actividades productivas de una región. CD j = 1 − 1 h h ∑   X ij   2  i =1 2 h ∑ X ij i =1 Si el coeficiente de diversificación es igual a cero supone que la región j tiene un grado de diversificación máximo, la magnitud económica considerada se distribuye uniformemente entre los h sectores o ramas de actividad considerados. Por el contrario, si el coeficiente de diversificación es igual a 1 es que la región j tiene un patrón sectorial muy concentrado ya que toda la actividad de la región se da en un único sector. 4.5 Número de sectores equivalentes Este indicador también mide el grado de diversificación de las actividades productivas de una región. NSE j = 1  X ij   ∑   i =1 X j   1 ≤ NSE ≤ h 2 h 17
  • 18. Si el número de sectores equivalentes es igual a h supone que la región j tiene un grado de diversificación máximo, la magnitud económica considerada se distribuye uniformemente entre los h sectores o ramas de actividad considerados. Por el contrario, si el número de sectores equivalentes es igual a 1 es que la región j tiene un patrón sectorial muy concentrado ya que toda la actividad de la región se da en un único sector. 18