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Breathe with me
With Me in Seattle # 7
Kristen Proby
El presente documento tiene como finalidad impulsar la lectura hacia aquellas
regiones de habla hispana en las cuales son escasas o nulas las publicaciones, cabe
destacar que dicho documento fue elaborado sin fines de lucro, así que se le
agradece a todas las colaboradoras que aportaron su esfuerzo, dedicación y
admiración para con el libro original para sacar adelante este proyecto.
Staff
Moderadora de Traducción
Blanca20011893
Grupo de Traducción
Blanca20011983
Vecina
Lizels
Bellen1930
Moderadora de Corrección
Leluli
Grupo de Corrección
Anaid
francatemartu
Yanii
ladypandora
vickyra
lsgab38
Revisión Final
Ivi04
Diseño
Jane
Índice
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Epílogo
Próximo Libro
Sobre la Autora
Sinopsis
A veces conoces a la persona adecuada en el momento equivocado...
Mark Williams ha amado a Meredith desde que tenía diecisiete años. Un hombre de
éxito con una familia fuerte, que ha trabajado duro para superar a Meredith, que
rompió su corazón hace ya unos años. Cuando su camino se cruza de nuevo con la
única mujer que ha amado, años más tarde, Mark sabe que va a hacer todo lo posible
para mantenerla en su vida. Pero cuando las cosas se ponen difíciles, ¿Se quedara
Meredith o la perderá de nuevo?
...Pero el verdadero amor tiene una manera de encontrar su camino de vuelta.
Meredith Summers es una bailarina. Una de las primeras cosas que aprendió
siguiendo sus sueños, es que el tiempo es todo. Ha pasado los últimos diez años
haciendo su gira de ensueño con las mega- estrellas, tratando de olvidar el amor de
la secundaria que dejó atrás. Ahora está de vuelta en Seattle, poniendo en marcha un
maravilloso estudio de baile con su mejor amigo Jax y decidida a olvidar su pasado
gitano. Hasta el día en que ella ve a Mark Williams y el tiempo se detiene. Parecía
que el tiempo no hubiese pasado en absoluto cuando Meredith se encuentra a sí
misma en los brazos de Mark de nuevo. La química, los vínculos y el amor son más
fuertes que nunca y escuchar a Mark susurrarle Breathe with me en el oído es un
bálsamo para su alma herida. Pero, ¿aprovechará ella esta segunda oportunidad en el
amor, o es el momento equivocado para ellos otra vez?
"Había días en los que habría cambiado un año de mi vida sólo para tocarte una vez
más."
Mark Williams
Prólogo
Traducido por Blanca20011983
Corregido por Anaid
Once años antes…
Meredith
os vemos en tu casa en 30 minutos. Te amo.
Sonrío y escribo un rápido «yo también te amo» en respuesta y apago
mi teléfono mientras me apresuro a casa cuando salgo de la clase de
baile. Quería perderme la clase hoy, pero Mark insistió en que fuera.
Dijo que entendía lo importante que la danza es para mí y que me vería más tarde.
Vamos a celebrar mi decimoséptimo cumpleaños esta noche. Es una semana antes
porque mi mamá estará en casa el día de mi cumpleaños, pero esta noche, se va a un
viaje de negocios, y Mark les dijo a sus padres que se iba a quedar con un amigo para
que pudiera estar conmigo toda la noche.
No puedo decidir si estoy súper nerviosa o súper emocionada. Tal vez ambos.
Porque esta noche lo haremos.
Sonrío y retuerzo mi culo en una pequeña danza feliz en el asiento del conductor de
mi Ford Escort 1995. Solo tengo el tiempo suficiente para tomar una ducha rápida y
retocar mi maquillaje antes de que Mark llegue a mi casa.
Me doy prisa en el baño, pero pongo mucha atención en afeitarme las piernas y las
ingles. Limpio la niebla del espejo de mi baño y arrugo mi nariz. Mi maquillaje no
sobrevivió a la danza y el baño, así que froto rápidamente mi cara para limpiarla y re
aplico mi delineador de ojos y rímel y me pongo un poco de brillo de labios. Mark
me vio sin maquillaje un montón de veces, pero quiero que al menos parezca que
estoy haciendo un esfuerzo esta noche.
N
Me pongo una falda corta negra y una blusa de color rojo que muestra mi estómago
y después de escoger una lencería de encaje negro que he guardado para esta ocasión,
giro sobre mi hermoso vestido y camino delante del espejo.
—Estás preciosa —oigo detrás de mí y sonrió cuando me doy la vuelta para ver a
Mark apoyando su hombro en el marco de la puerta—. Así que esto es lo que parece.
—Eso es. —Abro los brazos y miro alrededor de mi habitación. Mami no permite
que Mark esté aquí conmigo, cuando viene a casa.
Y es, probablemente, una buena idea, teniendo en cuenta para qué vamos a usar la
habitación esta noche.
Los nervios se apoderan de mí y tuerzo mis dedos cuando mariposas gigantes
revolotean en mi estómago.
—Me gusta esto. —Sus ojos todavía no se apartan de mí. Sonrío tímidamente.
—Ni siquiera lo has mirado.
Él sonríe y mira alrededor de mi habitación. Mis zapatos de baile se encuentran
dispersos. Fotos de mis amigos y grupos de danza están desordenadas en un corcho
en la parte superior de mi escritorio donde está el ordenador. Una foto de él y yo
juntos en el mercado de Pike Place está en un portarretratos al lado de mi cama. La
parte superior de mi armario está llena de maquillaje y joyas. Mi cama está hecha
perfectamente. He cambiado las sábanas antes de ir a bailar esta tarde.
—Me gusta —repite—. ¿Por qué estás ahí de pie, distante?
Me encojo de hombros y miro por la ventana, observando la lluvia por la ventana.
—Hey, M. —Camina hacia mí y me abraza. Esto es lo que necesitaba, la familiaridad
de su olor y la sensación de sus fuertes brazos alrededor de mis hombros. Es mucho
más grande que yo. Sus músculos están absurdamente definidos, pero fue su dulce
sonrisa y ojos azules lo que me capturaron desde el día que lo vi en la clase de biología
del año pasado.
Cuando sonríe, parece que tiene un indecente secreto.
Espero poder descubrir todos sus secretos indecentes esta noche.
—Voy a hacer la cena para ti —dice antes de besar mi frente y tomar mi mano para
guiarme a la planta baja, a la cocina.
—¿Lo harás? —Me río y bajo por las escaleras detrás de él saltando—. ¿Qué vas a
hacer?
—Pollo parmesano y fideos.
—¡Santas calorías, Batman! —Exclamo y mentalmente calculo la cantidad de
kilómetros que tengo que correr para quemarlos.
—Es tu cumpleaños, M, las calorías no cuentan —dice y me lleva a la barra con
comida en la cocina.
—¡Me has traído flores! —Exclamo e inmediatamente entierro mi nariz en las
hermosas rosas rojas que están en mi mesa de la cocina. Tiro de la tarjeta del soporte
de plástico y lo leo en voz alta—. Para M, feliz cumpleaños. Amor, M.
Sonrío, pero en mi cabeza estoy saltando arriba y abajo como una gran idiota y me
tiro a los brazos de Mark.
—Gracias.
—Por nada. —Me besa duro antes de ponerme abajo y empezar con la cena.
—Tendrás tu verdadero regalo después.
—¿Hay más? —pregunto y aplaudo con entusiasmo.
—Sí —responde. Me pone un poco de agua con gas y me siento a observar a mi
hombre corriendo en la cocina.
—Eres bueno en eso.
—Mamá hace que nos turnemos para cocinar —dice encogiéndose de hombros—.
Ella dice que tenemos que ganarnos la vida.
—Me encanta tu madre —le digo y le doy un trago al agua.
—Ella también te quiere.
—Estoy tan feliz de que gustemos a los padres de cada uno. Realmente sería algo
malo si fuese lo contrario.
—¿Tenías alguna duda de que le pudiera gustar a tu madre? —pregunta.
—No. —Me río y niego con la cabeza—. Eres muy encantador.
—Solo estoy bromeando. Me gusta mucho tu madre. Me siento culpable de mentirle
sobre esta noche.
—Lo sé. —Me muerdo el labio y miro hacia abajo a mi vaso.
—Hey, todo va a salir bien.
Asiento y me siento a observar cómo se mueve por la cocina, disfrutando de la
manera en que se mueve. Tiene una gracia natural que saca la bailarina en mí.
Cuando bailamos juntos en la fiesta de graduación, pensé que nada podría ser mejor
que eso.
Cuando la cena está lista, me sirve primero a mí y nos reímos durante toda la comida,
hablando acerca de la escuela y de nuestros amigos en común.
—¿Cómo está Luke? —pregunto a la ligera.
—Bueno, está tratando de hacer una audición para un proyecto de película sobre
vampiros —dice con una sonrisa—. ¿Puedes ver a mi hermano como un vampiro?
Me río con él y niego con la cabeza.
—Es bueno para ser un vampiro.
—Sam está disfrutando de la universidad —continúa mientras limpia nuestros
platos—. La casa parece tranquila sin ella.
—Ella no me quiere —le contesto y me muerdo el labio. No importa lo mucho que
trato de hablar con la hermana mayor de Mark, a ella no le gusto.
—Sam no te conoce muy bien, y está medio retraída con extraños —dice y pone el
último plato en el lavavajillas, a continuación, toma mi mano entre las suyas y la besa
suavemente—. Además, no me importa si a Sam no le gustas. Sam no está
enamorada de ti.
—Gracias a Dios —le digo con una sonrisa y me inclino hacia él, con la esperanza
de que me bese de nuevo. No me canso de besar a Mark. Apoya su frente contra la
mía y frota las manos arriba y abajo en mis brazos suavemente, enviando escalofríos
a través de mí.
—¿Estás segura de esto, M? No tenemos que hacer nada más que tumbarnos en el
sofá y ver la televisión, si quieres.
—¿Es eso lo que quieres? —le pregunto en voz baja.
—No. —Se ríe y, si no me equivoco, se ruboriza ligeramente—. No puedo mantener
mis manos lejos de ti, y no quiero nada más que hacer el amor contigo, pero es un
gran paso, y solo quiero que sepas que está bien si no estás lista.
Lo amo aún más después de este discurso. Con un renovado sentido de confianza,
entrelazo sus dedos con los míos, disparo una sonrisa satisfecha por encima de mi
hombro y lo llevo por las escaleras a mi habitación. Una vez dentro, cierro y bloqueo
la puerta —por si acaso— y me sigue a la cama. Mantengo el contacto visual con él,
me arrastro a la cama y me tumbo sobre los codos de la forma más seductora que
puedo hacer, inclino mi dedo en una invitación para que se una a mí.
—Supongo que eso significa que estás segura —dice entre dientes y se quita los
zapatos rápidamente arrastrándose sobre el colchón conmigo.
—Creo que sí —le susurro. Mi estómago está haciendo cabriolas locas cuando él se
inclina y me besa en la mejilla y luego por mi cuello.
—Eres tan hermosa, M —susurra—. Soy tan afortunado de que seas mía.
Sonrío y cierro los ojos mientras él empuja sus dedos en mi pelo y gira mi cabeza
para encontrar sus labios. Me guía a mi espalda y se cierne sobre mí, besándome por
lo que parece una eternidad. Mis manos están sobre su espalda y brazos. Dios, me
encanta la sensación de su cuerpo, y de repente, quiero sentirlo desnudo.
Ahora.
Tiro el dobladillo de su camisa y se aleja lo suficiente como para tirar de ella sobre
su cabeza, lanzarla al suelo y luego volver a besarme, pero ahora sus manos se pasean
por todo mi cuerpo.
A esto estoy acostumbrada. Lo hemos hecho en innumerables ocasiones. Incluso me
quito la camisa y el sujetador en el asiento trasero de su coche una noche después de
un partido de fútbol, antes de poner fin a la misma.
La lluvia está cayendo más fuerte fuera, y está mucho más oscuro. La única luz que
se ve es del rayo de luz que viene de la calle, en la esquina. La respiración de Mark
es más rápida cuando él empuja mi camisa y observa mi sostén.
—Te voy a quitar estas prendas increíbles —dice, mirándome atentamente. Asiento,
me siento y dejo que tire de mi camisa sobre mi cabeza, y mi sostén. Sus dedos
tiemblan tanto que se toma unos segundos para conseguir desabrochar el sostén.
Entonces me sacudo de mi falda y las bragas, y cuando me muevo para poner mis
manos en mis tetas, las retira y besa mis palmas suavemente—. Nunca he visto algo
más hermoso que tú.
Estoy perdida en sus ojos azules. Estoy muy delgada y mis pechos no han alcanzado
todavía su pleno potencial, pero cuando él me mira con tanto amor, sé que me está
diciendo la verdad.
—Te amo, M —murmuro y envuelvo su rostro entre mis manos—. Te quiero mucho.
—Yo también te amo bebé —dice y me besa suavemente. Alcanzo el botón de sus
vaqueros y un poco torpe y soltando unas cuantas maldiciones, él consigue tirarlo y
lanzarlo a un lado y de repente ahí está con toda su gloria.
—Eres malditamente caliente, Mark Williams —digo y miro mi mano deslizarse
sobre su cadera en ese músculo realmente sexy. Mis ojos se mueven a lo largo de su
cosa... y me emociono por la sorpresa—. Santa mierda.
—¿Esa es una buena santa mierda o una mala santa mierda? —pregunta con una risa.
—Eso no me va a caber —le digo y siento mi cara ardiente de rubor. ¡Jesús cierra la
boca, Meredith!
—Lo hará —promete, y empuja mi mirada de vuelta a la suya y me besa un poco
más. Sabe que me encanta besarlo. Se acuesta encima de mí y envuelve mi cabeza
entre sus manos y me besa suavemente, mordisqueando mis labios y acariciando mi
nariz con la suya. Bueno, cuando mis músculos del estómago se relajan, empuja entre
mis piernas y puedo sentirlo allí.
—Oh Dios —hablo con pánico.
—Oye, está bien, nena.
—Estoy muy nerviosa —le digo y me muerdo los labios, mirándolo a la cara.
—¿Todavía estás segura? ¿O sólo estás nerviosa sobre cuál va a ser la sensación de
eso?
—Solo nerviosa sobre cuál va a ser la sensación —le respondo con sinceridad.
—Mírame, M. Solo a mí. —Se mueve con cuidado un poco por dentro y me duele
—maldita sea, me duele— pero entonces no me duele tanto—. Respira conmigo,
Meredith.
Tomo una respiración profunda y sigo observando sus ojos con toda mi atención, y
cuando respiramos juntos, él se desliza más profundo dentro de mí. Su frente está
goteando de sudor y se lame los labios con nerviosismo, y puedo ver que está tan
nervioso como yo.
—Te amo, bebé —susurra en voz baja.
—Yo también te amo.
—Feliz cumpleaños.
—Gracias.
Entrelaza sus dedos con los míos y mantiene las manos contra la cama al lado de mi
cabeza. Dios, es tan jodidamente grande. Y es incómodo, pero tiene un ambiente
muy diferente. Completa. Nuestras respiraciones están llegando muy rápido, y
entonces empieza a moverse, como si él simplemente no pudiera evitarlo. Sus caderas
se mueven hacia atrás y empuja de vuelta, lentamente al principio y luego más rápido.
—Oh Dios mío, esto es tan jodidamente increíble —dice con reverencia—. Estoy tan
contento de que seas mía por primera vez, M.
—Yo también —le digo, me alegro de que esté hablando. Parece extraño cuando
estamos en silencio. Hablamos sin parar—. Estoy muy contenta de habernos
esperado uno al otro.
—Yo quiero ser tu único, bebé.
—¿Quieres?
—Oh, sí. Tú y yo, M y M, contra el mundo. —Sus caderas se mueven más rápido, y
puedo sentir mis ojos llenarse de lágrimas cuando su cuerpo se tensiona. Dios, yo
nunca sentí nada igual en mi vida. Es como si estuviéramos no solo conectados
físicamente, sino en todos los sentidos.
—Oh Dios, nena. Me voy a correr.
—Bien —acaricio su cara con las manos—. Es una buena cosa, ¿no? Goza, M.
—Oh, mierda. —Su rostro se contorsiona en esta extraña máscara, como si estuviera
en un gran dolor, y no puedo quitar mis ojos de él. Guau.
—¿Estás bien? —pregunto en voz baja.
—Supongo que yo tengo que preguntarte esto —contestó, respirando con dificultad.
—Estoy bien —le digo y sonrío para tranquilizarlo. Pero necesitas salir porque... ow.
—Te amo, M. —Inclina su frente contra la mía en voz baja.
—Yo también te amo, M.
Un año más tarde
Nunca he estado tan jodidamente nerviosa en mi vida. Ni siquiera la primera vez que
Mark y yo tuvimos sexo. Sonrío cuando pienso en esa noche, y las muchas, muchas
veces que hemos tenido sexo desde entonces. Mi Mark es insaciable y hemos
aprendido mucho el uno del otro el año pasado.
No va a ser mío por mucho tiempo.
Doy una respiración profunda y la suelto lentamente cuando veo su coche parar en
el camino de entrada. Nos graduamos de la escuela secundaria la semana pasada.
Fue un momento de orgullo para nosotros, para nuestras familias, que nos
prepararon una gran fiesta.
Y deberíamos ir juntos a Nueva York en dos días.
—Hola, cariño —dice con su sonrisa característica cuando me ve en el porche y me
abraza—. ¿Estás empacando?
—Sí —le contesto, enterrando mi nariz en su cuello, a sabiendas de que esta podía
ser la última vez que tengo el derecho de hacerlo.
—¿Qué pasa? ¿Que está mal? —Se aparta y estudia mi rostro. Me conoce tan
condenadamente bien—. ¿M?
—No creo que debas venir conmigo a Nueva York —le digo muy rápido como si
retirases una tirita.
Parpadea y frunce el ceño.
—¿De qué estás hablando? Hemos conversado de ello desde el año pasado.
—Lo sé, es solo que... —Empujo mis dedos por mi cabello y aseguro mi cordura—.
Tengo que concentrarme en el baile, Mark.
—Bien —niega con la cabeza como si no lo entendiera—. ¿Por qué el cambio?
—He estado pensando en ello durante un tiempo, pero no sabía cómo decírtelo.
—¿Cuánto tiempo?
—Hace unos meses —le susurro. Desde el día que mi instructor me llevó a un lado
cuando me agarró soñando con Mark y me gritó acerca de las responsabilidades y de
lo difícil que va a ser estar en Nueva York.
—¿Meses? —Se frota los dedos sobre su boca y comienza a verse un poco en pánico—
. Mer, ¿de dónde viene eso? ¿Hay alguien más?
—¡Por supuesto que no! —Lo miró boquiabierta como si hubiera perdido la cabeza—
. ¡Sabes que yo te quiero tanto que duele!
—¿Entonces por qué?
—Porque tengo que concentrarme en el baile, Mark. Esto será lo más difícil que voy
a hacer. Los días son muy largos, y es tan competitivo.
—Así que estás diciendo que voy a estar justo en el camino. —Apoya las manos en
las caderas, me mira y siento la primera lágrima caer.
—Vas a ser una distracción que no puedo permitirme, M. —Doy un paso hacia él,
rogándole con los ojos que entienda, pero él se retira.
—No quiero hacer las cosas a larga distancia, Meredith.
—Yo tampoco. —Es un susurro, y su rostro está pálido cuando él se da cuenta de qué
es exactamente lo que eso significa.
—¿Estás terminando conmigo?
—Te amo, Mark.
—Pero estás terminando.
—Acabo de pensar que somos muy jóvenes, y tengo que centrarme en la danza.
Él da un paso más lejos, parpadeando ciegamente, y sé que le estoy rompiendo su
corazón.
—Gran cosa, M y M contra el mundo —escupe.
—Mark, entra y habla conmigo.
—No, ya has dicho lo suficiente. —Se detiene y me mira mientras lloro, las lágrimas
de sus ojos—. Buena suerte para ti, Meredith.
Con eso, niega con la cabeza y se va, y yo corro dentro para encontrar a mi madre
llorando en la sala de estar, después de escuchar nuestra conversación.
—Madre —lloro y caigo en sus brazos.
—Oh, niña —murmura—. Lo siento por los dos.
—¿Qué acabo de hacer? —Estoy llorando incontrolablemente, apoyándome
pesadamente en mi madre.
—Tú tomaste una decisión adulta bebé. Pero yo sé que te duele. Y a él le duele
también.
—Yo le quiero mucho.
—Lo sé.
—¿Cómo voy a vivir sin él?
Ella acaricia el pelo y besa mi frente.
—Día a día, mi amor.
Dos días más tarde
Nunca he estado en un avión antes. No vengo de una familia pobre, pero nunca
vamos de vacaciones que requiera transporte aéreo. Y ahora aquí estoy, tan solo unos
meses después de mi décimo octavo cumpleaños y en un avión.
Sin Mark.
Saco mi teléfono de mi bolsillo y vuelvo a leer el mensaje de texto de anoche. Al que
yo no respondí.
*Por favor, no nos hagas esto. Podemos hacer que funcione. Te amo.
Dios, ¿qué he hecho? Lloré sin parar durante dos días. ¿Puedo salir de este avión?
Mierda, simplemente cerraron sus puertas. Tal vez no van a pedir mi identidad, si
pido una bebida. Nunca bebí un día en mi vida —un montón de calorías— pero
necesito algo para calmarme ahora.
¡Necesito a Mark!
¡Necesito a Mark!
Estoy a punto de levantarme y hacer una gran escena cuando su voz llena mi cabeza.
Solo respira, M. Respira conmigo. Respiro hondo y cierro los ojos y me concentro en
su voz, deseando con todo mi corazón que él estuviera en realidad a mi lado,
hablando conmigo.
Solo respira, M.
Capítulo 1
Traducido por Blanca 20011983
Corregido por Anaid
Diez años después…
Mark
ey, hombre. Entra. —Mi hermano Luke, da un paso atrás
cuando cruzo por su puerta y veo a mi hermosa cuñada,
Natalie, cerrando los pantalones de su hijo recién nacido,
Keaton, y levantándolo en brazos.
—¡Tío Mawk! —Olivia, la hermana mayor de Keaton, exclama y camina con paso
inseguro hacia mí con sus brazos en alto y una amplia sonrisa en su rostro perfecto.
—Hola, pequeño polluelo —le digo, la levanto y la acurruco en mis brazos.
—Mi bebé —dice y señala a su hermano.
—Ella lo reivindicó —le digo con una sonrisa y me inclino para besar el rostro de
Nat.
—De hecho —respondió ella con sequedad—. Keaton es de ella, junto con todos sus
juguetes y ropa.
—Está bien, puedes tener lo que quieras —le digo y soplo ruidosamente en su cuello,
haciéndola reír.
—Ya casi termino —dice Luke, y acaricia los bolsillos de los pantalones del traje,
mirando alrededor de la habitación con el ceño fruncido—. ¿Dónde está mi billetera,
nena?
—H
—En el mostrador de la cocina —le señala y luego se echa a reír—. Está más
despistado que yo desde que Keaton llegó.
Natalie es una mujer hermosa con el pelo largo, grandes ojos verdes y curvas que se
extienden. Mi hermano es un hombre con suerte, y yo hago mi parte de coquetear
con ella tanto como sea posible, solo para volverle loco.
—Huye conmigo —le digo y envuelvo mi brazo alrededor de sus hombros,
acercándola a mi lado—. Es feo y apesta la mayor parte del tiempo.
—Quita tus manos de mi mujer, hombre. —Luke me frunce el ceño y sacude la
cabeza.
—Ella me ama. ¿No, querida?
—Yo te amo. —Me da una palmadita en mi pecho y sonrío orgullosamente—. Pero
amo a mi marido todavía más.
—Qué daño —le susurro en voz alta y jadeo en fingida desesperación—. ¿Qué voy a
hacer ahora?
—Estoy seguro de que tienes decenas de mujeres en fila quienes adorarían la misma
invitación.
Sonrío y asiento, pero la verdad es que no tengo muchas mujeres en fila que adorarían
la misma invitación.
Y estoy a punto de encontrarme cara a cara con la única mujer que me puede dejar
de rodillas por primera vez en diez años.
—Estoy tan triste de escuchar sobre Adelaide Summers, Mark. —Nat le besa en la
mejilla y le frota el brazo con suavidad—. Era una buena mujer.
—Era —asiento mientras el dolor atraviesa mi corazón de nuevo. La madre de
Meredith perdió su lucha contra el cáncer de mama hace apenas una semana, y voy
a ir a su funeral hoy—. Fue con certeza buena para mí.
—Me gustaría ir con ustedes, pero tengo que estar con el bebé todo el día.
Le sonrío y beso la mejilla de Livie de nuevo.
—Está bien. Luke, tú no tienes que ir tampoco. No es gran cosa.
—Sí, lo es —dice y frunce el ceño hacia mí. Puede leerme muy bien—. Quiero ir.
Addie me gustaba.
Asiento, secretamente aliviado de no ir solo, y pongo a Olivia en el suelo cuando
Luke me lleva a la puerta principal. A mitad de camino, se vuelve rápidamente y
agarra a su mujer con un beso largo y profundo.
Querido Jesús, se podría pensar que todavía son novios.
—La vas a ver en unas pocas horas, Romeo.
—Vete a la mierda —dice con una sonrisa—. Estás celoso.
—Estoy enfermo —le contesto, y lo llevo a mi jeep.
—¿Cómo estás realmente? —me pregunta Luke en voz baja, cuando salgo del garaje
de su nuevo hogar hacia Bellevue, donde se celebrará el funeral.
—No lo sé, hombre. Sabía que estaba enferma, por lo que no fue algo sorprendente.
—Quiero decir sobre Meredith, Mark. Jesús, eres terco.
Me encojo de hombros y froto mi mano sobre mi cara. Tuve diez años para
acostumbrarme a la idea de volver a verla, y ahora estoy nervioso como el infierno.
—Probablemente se haya casado —le contesto.
—Los dos sabemos que eso no es cierto —dice en voz baja.
—Mira, no hay mucho tiempo. Solo voy a despedirme de una mujer a la que quería.
Ver a Mer es parte de eso —trago saliva y Luke se da cuenta.
—Pero… —pregunta.
—Pero parece que por fin estoy diciendo adiós a Mer definitivamente. Como si fuese
el final de todo esto.
Luke suspira y desliza sus gafas de sol.
—Lo siento, hombre.
Me encojo de hombros y me centro en la carretera.
—Es lo que es.
La funeraria no está lejos de nuestra casa de la infancia. Hay varios coches aparcados
en el estacionamiento y algunas personas fuera están hablando.
Otros están entrando y saliendo de las grandes puertas rojas de la funeraria.
—Vamos a ver cómo va —le susurro. Jesús, no he estado tan nervioso en años. Luke
y yo cerramos nuestras puertas y caminamos hacia la entrada. Luke parece la
celebridad millonaria en un traje de diseñador personalizado. Yo también estoy con
un traje oscuro y una corbata de color púrpura. Púrpura era el color favorito de
Addie.
Caminamos a través de la puerta principal y saludo con la mano a algunas personas
que conocemos. Mamá y papá están hablando en voz baja con otra pareja que
conocen y nos saludan a nosotros cuando nos ven, luego vuelven a su conversación.
Cuando entramos en la zona de la capilla, escucho su voz.
La voz de ella.
Me detengo donde estoy y la miro, de pie junto al féretro cerrado, que está cubierto
con todas las flores favoritas de Addie, hablando con el pastor. Está limpiando sus
ojos con un pañuelo y sacudiendo la cabeza. No me ha visto todavía, así que espero
un momento y me deleito con su visión.
No es más joven de lo que conocí una vez tan íntimamente. Conocía cada centímetro
de ella. Sabía lo que la excitaba y lo que la hacía estremecer. Lo que la hacía sonreír.
Lo que la hacía suspirar de placer.
Pero mejor que eso, sabía lo que hacía reír. Lo que la ponía triste. Cómo animarla e
incluso lo que iba a decir antes de decirlo.
Lo sabía todo.
Ella era mi mundo, y aunque sé que yo era muy joven, nada iba a borrar lo que sentí,
de pie en el balcón de ella, diciéndome que no me quería más. Luché con ese demonio
particular, durante años.
Ella se vuelve y me mira, sus ojos azules brillantes en mí, y, de repente, viene hacia
mí, caminando rápidamente en esos tacones negros. Su está rostro arrugado y, para
mi sorpresa, se lanza a mis brazos y se agarra con todas sus fuerzas.
—No puedo creer que haya muerto, M —susurra y entierra su cara en mi cuello,
como siempre solía hacer, como si no hubiera pasado el tiempo y mi corazón se siente
como si alguien lo estuviera apuñalando una y otra vez con una pica hielo.
—Lo siento —le susurro y envuelvo mis brazos alrededor de ella, abrazándola contra
mí—. Siento lo de Addie, M.
—Por lo menos pude pasar la Navidad con ella —dice ella, y respira—. Quería pasar
la Navidad y lo consiguió.
Asiento y me dejo llevar por el momento, besándola en la cabeza. No me jodas, tiene
el mismo olor.
¿Cómo es esto posible?
—No sé qué más decir, querida —murmuro y le froto la espalda suavemente. Todavía
es tan delgada. Tan pequeña. Sus caderas y pechos parecen tener más cuerpo por la
feminidad, pero tiene exactamente la misma sensación que tenía en mis brazos.
Como si hubiera nacido para estar aquí.
¡Detente, idiota!
Parece regresar a sus sentidos y se aleja de mi abrazo, secándose los ojos. Sonríe a
Luke.
—Hola, Luke.
—Me alegro de verte, Meredith —la besa en la mejilla y se inclina para susurrarle al
oído. Ella sonríe suavemente y le hace señas cuando él se aleja.
Un hombre que no conozco se para al lado de Meredith y envuelve su brazo alrededor
de ella.
—¿Estás bien, cupcake?
¿Cupcake?
Luke y yo nos miramos el uno al otro de forma rápida, y todo un capítulo del diálogo
pasa entre nosotros.
¿Cupcake? ¿Quién demonios llama a su chica cupcake? ¿Cómo puede soportarlo?
¿Y quién demonios es este idiota?
Meredith le sonríe y gesticula para nosotros.
—Estoy bien, Jax. Estos son Mark y Luke Williams. Ambos son viejos amigos míos.
Cierto. Viejos amigos. Pasé la mayor parte de un año dentro de ti, querida.
—Este es Jax —continúa.
Luke y yo asentimos y, de repente, la música se inicia y el servicio está a punto de
comenzar.
Encontramos asientos en el centro, cerca de nuestros padres, mientras Mer y Jax
caminan a la parte delantera de la sala. La observo acomodarse, con mis ojos
agujereando su brazo todavía alrededor de sus hombros.
¿Permite que le llame cupcake?
—Así que ella está con alguien —le susurro a Luke.
—Puede ser solo un amigo.
Sonrío y niego con la cabeza. ¿Qué esperaba, de todos modos? ¿Algún tipo de
reunión feliz? Si esto era lo que yo esperaba que sucediese, habría corrido a su lado
en el momento en que descubrí que estaba de regreso a Seattle a principios del año
pasado.
No va a suceder.
El servicio comienza con la música y enseguida el pastor habla acerca de Addie y sus
contribuciones a la comunidad, la familia, y las oraciones. Después de unas cuantas
palabras más, pide a los voluntarios que compartan sus historias sobre Addie. Hay
fotos colocadas al lado del ataúd. Fotos de Addie y Meredith, y fotos de la familia
cuando Meredith era muy joven.
Meredith se levanta y camina hacia el podio sosteniendo un pañuelo blanco en su
pequeña mano. Quisiera estar allí con ella, para sostener su mano mientras pasa por
eso.
—Hola a todos —comienza y se aclara la garganta—. Gracias a todos por venir hoy.
Mamá estaría orgullosa y feliz de verlos a todos. Seguro que ella los amaba.
Aprieto mis manos en mi regazo y observo, con mis ojos fijos en los suyos.
Lo siento, M.
—Todos ustedes saben que mamá y yo perdimos a mi padre y Tiffany hace quince
años —empieza, en referencia al accidente de coche que tuvo a su padre y su hermana
cuando solo tenía trece años—. Supongo que sigo recordándome a mí misma que
mamá está con ellos ahora, y están tan contentos de verse.
Tiene que hacer una pausa y tomar una respiración profunda y, cuando lo hace, sus
ojos se encuentran con los míos en la multitud. Parece enderezar los hombros y
continuar.
—Mi madre me enseñó a ser una luchadora. Siempre decía: «Nadie va a perseguir
sus sueños por ti, mi amor.» Y tenía razón. Me enseñó cómo ser una buena mujer, y
luchar por lo que crees que es lo correcto.
Asiente lentamente, sin dejar de mirar hacia mí.
—La voy a extrañar. Todos los días. Pero estoy contenta de que ella ya no esté
enferma. Siempre fue tan fuerte, una mujer tan fuerte, que estar enferma el año
pasado apenas la molestó.
Nos reímos y todos asentimos, sabiendo que tenía razón.
—Así que, aunque es tan difícil decir adiós, sé en mi corazón que ahora es mucho
más feliz. Te quiero, mamá.
Regresa a su asiento y otros amigos se ponen a contar historias de Addie. Algunas
son divertidas, otras simplemente agradables.
Por último, me levanto, abotono mi chaqueta, y camino hacia el podio. Cuando miro
a Mer en la primera fila, el hijo de puta de Jax tiene su brazo alrededor de los hombros
de nuevo, frotando suavemente su brazo.
Nunca quise golpear tanto a alguien en toda mi vida.
—Soy Mark Williams —empiezo a hablar y sonrío, mirando el ataúd de Addie—.
No podía estar aquí hoy y no compartir una historia sobre mi Addie.
Jesús, ¿qué historia digo?
—Conozco a esta mujer increíble desde que era joven. Solía asustar a la mierda fuera
de mí, sobre todo porque estaba saliendo con su hija.
Todo el mundo se rio de mí, sintiéndome más cómodo.
—Pero rápidamente me enteré de que Addie era una mujer sensata que nunca salió
con un extraño. Era generosa y leal. Y aunque mi relación con su familia ha
cambiado con el tiempo —miro hacia abajo para ver nuevas lágrimas rodando por la
cara de Mer y me hace realizar una pausa. Me aclaro la garganta y continuó—: Addie
nunca me trató de manera diferente. La visité muchas veces durante estos años. Le
cortaba el césped, o la ayudaba en la casa. Y cada vez que me presentaba en su casa,
estaba como si no me hubiera visto en los últimos años, y siempre tenía un cálido
abrazo y un vaso de limonada esperándome.
Me muerdo el labio y miro al fondo de la sala, perdido en mis propios pensamientos
de esa mujer especial.
—Gracias, Addie, por hacerme sentir como en familia. Era usted una señora
increíble.
Sonrío y vuelvo a mi lugar. Varias personas se levantan para hablar, luego otra
canción se reproduce cuando el pastor da la bendición.
—¿Quieren venir con nosotros a la recepción? —pregunta mamá y toma mi mano en
la suya cuando se levanta.
—Supongo que no —le respondo. No puedo soportar ver a Meredith con este hombre
durante las próximas horas.
De ninguna manera.
—Tengo que volver con Nat y los niños —dice Luke besando el rostro de nuestra
madre.
—Lo que dijiste fue realmente genial, hijo mío —dice papá, y golpea su mano en mi
hombro—. A Addie le hubiera gustado eso.
—Gracias, papá.
Miro alrededor de la habitación por última vez y veo a Mer secándose los ojos y
abrazando a uno de sus antiguos vecinos.
—Vamos, hombre —le murmuro a Luke.
—¿No quieres decir adiós?
Niego con la cabeza y miro a la mujer más bella en la habitación.
—Ya lo hice.
Nos despedimos de nuestros padres y hacemos una salida rápida a mi Jeep.
—Bueno, fue mejor de lo que esperaba —dice Luke, y suspira.
—Fue un funeral, hombre. ¿Qué esperabas que sucediera?
—No seas un culo. Mer se ve muy bien. Y ella te abrazó. Eso me sorprendió.
—Ella está de luto. —Me encojo de hombros, como si no fuera gran cosa, pero mi
estómago sigue nervioso—. Soy un familiar. Si la hubiera visto en la calle, hace dos
meses, no habría sido de esa manera.
—Si tú lo dices...
—¿Qué estás tratando de hacer? ¿Juntarme con ella? Tiene un hombre. Señor
cupcake.
—¿Quién demonios llama cupcake a su chica? —pregunta Luke con una risa.
—Me pregunto lo mismo. ¿Cómo diablos puede soportarlo?
—Es muy cursi —concuerda con un movimiento de cabeza—. ¿Estás bien?
—Estoy bien.
—Ven dentro —dice Luke cuando aparco en su casa—. Parece que Jules y Nate están
aquí.
—No he visto al bebé desde que nació. —Nos bajamos del jeep y cuando entramos,
nos encontramos a Jules y Nat riendo. Nate está tendido en el suelo boca abajo y
Livie está subiendo encima de él.
—Le compramos un trepa-trepa1
última generación, y lo único que quiere es llegar a
1
Trepa-trepa: Una estructura de palos y barras para que los niños suban y jueguen.
Nate —murmura Luke con disgusto.
—Yo misma quiero subir encima de Nate —responde Jules y mueve las cejas—. Oye,
guapo —se levanta y envuelve sus brazos alrededor de mí—. Lo siento por tu pérdida.
—Gracias, cariño. —Le doy un fuerte abrazo y le beso en la frente antes de que se
marche, por lo que hago un camino directo a la hermosa niña en los brazos de Nat—
. Mi turno.
—¿Quién diría que babearías tanto por los bebés? —dice Nat y se levanta del suelo.
—Soy una ventosa para las mujeres —le respondo y sonrío hacia abajo a su recién
nacida Stella Montgomery McKenna—. Hola, preciosa niña.
—Es caliente verte con un bebé —dice Nat, pensativa.
—Me alegro de que lo apruebes. Es bueno saber que la mujer que voy a robar de mi
hermano piensa que soy caliente.
—Eso no va a suceder —responde Luke cuando le pasa a Keaton dormido a Nat, y
luego la envuelve en sus brazos y la sienta en su regazo—. Consigue a tu propia chica.
—Encontré una —le contesto y sonrío a Stella que me está mirando con grandes ojos
azules—. Dios, Jules, es increíble.
—Lo sé —suspira y se apoya en el brazo de Nate, observándonos. Livie se tambalea
entre las rodillas de Nate, pidiendo ser atrapada en su regazo. Nat está sosteniendo a
Keaton.
—Esto parece una guardería.
Natalie se ríe y besa la rubia cabeza de su hijo. Mientras que Livie nació con el pelo
oscuro, su hermano menor tiene el pelo claro como Luke.
—El parto de Brynna es en cualquier momento, ¿verdad? —le pregunta Nate a Jules,
refiriéndose a su cuñada.
—Sí, solo unas pocas semanas más.
—Todos son unas máquinas de hacer bebés. Pero gracias por quitarme la presión de
encima con mamá y papá —parpadeo hacia Luke riendo y suavemente frota las
yemas de los dedos sobre la cabeza de Keaton.
—De nada. A tu disposición.
El pequeño labio rosado de Stella se arruga, y de repente, deja escapar un fuerte grito.
—Oh, bueno, esa es mi señal para salir. —Me muevo suavemente con el bebé que
llora por su madre y me retiro con las manos levantadas en señal de rendición—. Yo
no lidio con mujeres llorando.
—Marica —me insulta Luke.
—Llámame todos los nombres que desees. No me gusta hacer llorar a una chica. —
Beso a cada una de las chicas en la mejilla y me dirijo de nuevo hacia la puerta
principal—. Que tengan una buena tarde.
—¡Hasta luego! —Todos hacen señas y me dirijo a mi Jeep y hacia la casa que he
comprado recientemente en el norte de Seattle. Es una casa que necesita
reparaciones, pero me lo compré por una ganga, ya que trabajo en la construcción
para vivir, creo que puedo arreglarla y luego venderla por una buena cantidad.
Ganar-ganar.
Me pregunto qué hará Mer con la casa de su madre. ¿Se quedará con ella?
¿Vivirá en ella? ¿Con Jax?
¿Por qué esa idea me pone violento?
Porque sigo pensando en ella como si fuera mía. Después de todo este tiempo,
cuando pienso en Meredith, ella es mi Meredith. ¿Irracional? Sí.
¿Estúpido? Por supuesto.
Pero me importa un carajo.
Respiro hondo, froto la mano sobre mi cara y me siento, de repente... pesado. A partir
de ahora, parece definitivo. Terminado. Tal vez tuve la esperanza todos esos años,
que iba a volver a sus sentidos y venir corriendo de nuevo a mí. Joder, no sé lo que
pensé. Pero al verla hoy, abrazarla con tanta fuerza y escuchar su voz en mi oído
llamarme M, y luego ver a otro hombre reclamarla, finalmente, hizo caer la ficha.
No es mía. No ha sido mía durante un tiempo, mucho, mucho tiempo.
Era hora de seguir adelante.
Capítulo 2
Traducido por Blanca20011983
Corregido por Anaid
Tres meses después
Meredith
adison, para no ser confundida con Madeline, así no le
decimos Maddie, olvidó sus zapatos en casa —dice Jax
deprisa, pasando agitado a mi lado entre los
bastidores—. Así que su madre está haciendo una
carrera loca hasta la casa para conseguirlos.
—Está bien, tenemos unos treinta minutos —digo y apoyo las manos en las caderas
para hacer un estudio de la zona. Las niñas se están admirando en los espejos con
sus hermosos tutús2
y maquillaje—. No puedo creer que alquilásemos los tutus —
murmuro.
—A las madres les encanta verlos en ropa de baile con volantes. —Jax se encoge de
hombros y luego se ríe cuando una niña, mirándose en el espejo, hace una vuelta
completa, paralizada por la visión que tiene delante—. Y a las niñas les gusta eso,
también
Asiento y luego me agacho para ayudar a otra niña con sus zapatos.
En poco tiempo, la emoción entre los bastidores es cada vez mayor. Las chicas están
emocionadas para mostrar a sus mamás y papás lo que aprendieron. O simplemente
mostrarse en el escenario. Tenemos chicas de todas las edades bailando hoy.
—¡Diez minutos! —dice Jax y todas las chicas aplauden con entusiasmo—. Hey, ¿ese
2 Tutús: falda de bailarinas.
—M
no es el Sr. Hot Tamale3
, en el público?
Frunzo el ceño, miro a través de la cortina y tengo una visión general del público.
Efectivamente, allí mismo, en la primera fila, Mark está con Luke y su familia.
¿Qué están haciendo aquí?
Miro de nuevo a Jax con la certeza de que el pánico está escrito por toda mi cara. Se
ríe y me da palmaditas en el hombro.
—Ve a saludar.
—Oh Dios. —Agarro mi estómago e, interiormente, me estremezco cuando pienso
en la manera en que me lancé a él en el funeral de mi madre. No sé qué me pasó. Lo
vi, y fue como si no hubiera pasado el tiempo y, en ese momento, supe que él era el
único que me podía consolar.
Y entonces me di cuenta de lo que había hecho, y cuando me aparté, él estaba distante
y era alguien que no conocía.
Ni siquiera se despidió.
Me muerdo el labio y decido: ¿qué diablos?
—Ya vuelvo.
—No hay prisa, por aquí estamos listos —parpadea Jax y pone su atención en una
madre que pregunta por la clase de adultos.
Voy detrás del escenario y me acerco a Mark y Luke.
—Hola, chicos —digo, con una sonrisa brillante—. ¿Qué los trae por aquí?
Es entonces cuando me doy cuenta de que hay una rubia impresionante sentada a la
derecha de Mark, y el pequeño bebé que ella sostiene.
3Modismo que indica un hombre verdaderamente muy sexy.
Santo Jesús, María y José, está casado y tiene un hijo.
Y ese es el sonido de mi corazón despedazado cayendo al suelo.
—Hola, Meredith —responde Luke con una sonrisa. La cabeza de Mark se gira hacia
el lado cuando coge al bebé de su esposa.
—¿Qué estáis haciendo aquí?
—Estamos aquí para ver el espectáculo —dice Luke y equilibra al niño en su
regazo—. Esta es mi esposa, Natalie, y nuestros hijos, Olivia —señala a la niña en
sus rodillas y luego al bebé durmiendo acurrucado en los brazos de su esposa—: y
Keaton.
Sonrío y aprieto la mano de Natalie, luego vuelvo la atención a Mark.
—Veo que debo felicitarte a ti también, Mark.
Frunce el ceño por un momento y luego parece recordar que está sosteniendo al bebé.
—Oh, esta es Stella —le besa la cabeza y me duele el pecho. ¡Ay Dios, se ve increíble
con un bebé en sus brazos!. Pero no es nuestro bebé.
No llores. No te desesperes. Puedes pasar por esto. Sigue sonriendo.
—Es hermosa —suelto con la peor voz monótona que he oído nunca. Me está
observando cuidadosamente y la mujer junto a él está escribiendo furiosamente en
su teléfono, luego me mira y sonríe.
—Hola, soy Jules. Lo siento, estaba enviando mensajes de texto a mi esposo. Está
preocupado por Stella. Siempre se preocupa demasiado —se ríe y mete el teléfono en
su Louis Vuitton junto a sus pies—. Es muy lindo.
—Entonces, no es tu bebé —le digo a Mark, mortificada al escuchar el alivio en mi
voz.
—No, Nate podría tener problemas si tuviera hijos con Mark —se ríe otra vez, y lo
empuja con el hombro—. Mark no podría sobrevivir a la ira de Nate si eso sucediera.
—Seria un hombre muerto —concuerda Mark con una carcajada.
Besa la cabeza de Stella de nuevo, con esa sonrisa pícara en su rostro que siempre me
encantó. Se ve delicioso con una camisa roja y pantalones vaqueros desgastados.
—Maddie, Josie y Sophie son mis sobrinas —continúa Jules y coge a Stella de los
brazos de Mark—. Esta es nuestra familia.
Mis ojos siguen su gesto y luego los veo a punto de enloquecer cuando una veintena
de personas me saludan, incluyendo Brynna y Stacy, cuyas hijas están en mi clase.
—¿Trajiste a toda la familia para un recital de baile? —pregunto sorpresa.
—Maddie y Josie casi nos chantajearon emocionalmente para que viniésemos —
respondió Mark—. Al parecer, tendrán el corazón roto si no estamos todos aquí.
—Chantajistas —murmuró Caleb.
—Hola a todos. Soy Meredith Summers. Soy propietaria de este estudio. ¡Gracias
por venir! Espero que disfruten el espectáculo.
Me giro para a salir y estoy justo en el backstage cuando una mano fuerte me agarra
del brazo, me gira alrededor y me quedo mirando a un muy sexy Mark Williams.
—¿Necesitas algo? —pregunto con la mayor calma posible. Sus labios se contraen, y
sé que no le estoy engañando.
—No tengo esposa ni hijos, Mer.
Me encojo de hombros y miro ciegamente alrededor, evitando su cara.
—Muy bien. Eso realmente no es de mi incumbencia.
—No, no lo es —dice con voz baja—. ¿Cómo estás, M?
Me muerdo el labio y cruzo los brazos sobre el pecho.
—Estoy un poco ocupada ahora mismo. Siento mucho haberme abalanzado sobre ti,
en el funeral de mi madre, estaba muy emocional y - …
—Está bien —hace una pausa y mueve la cabeza. Dios, se ha desarrollado bien. Es
robusto, con los hombros anchos y fuertes, y sus bíceps se contraen contra las mangas
de su camisa. Creció unos centímetros. Su pelo está un poco más largo de cómo lo
solía llevar, solo un poco despeinado, como si no se hubiera cortado el pelo por un
tiempo.
—Bueno, disfruta del espectáculo —vuelvo a salir, pero él me interrumpe de nuevo
con su mano en mi brazo.
—¿Cómo esta Mr. Maravilloso? —me pregunta de forma abrupta.
Frunzo el ceño.
—¿Quién?
—Hey, entramos dentro de cinco minutos, bola de nieve —dice Jax cuando pasa
corriendo. Me guiña un ojo, le sonríe a Mark y corre.
—Él —dice Mark encogiéndose de hombros, y se me ocurre que debe pensar Jax es
mi hombre.
—Jax está bien. Es mi compañero. —Mark está de acuerdo y, si no me equivoco, sus
ojos parecen húmedos antes de parpadear y ofrecerme una pequeña sonrisa—. Es
mi pareja de baile y de negocios —aclaro.
Inclina la cabeza, mirándome.
—Está más interesado sexualmente en ti de lo que está en mí.
Mark parpadea dos veces y cuando asume lo que estoy diciendo, una amplia sonrisa
lenta se propaga a través de su hermoso rostro.
—¿Puedo ver tu teléfono, por favor? —me pregunta y extiende su mano, expectante.
Saco mi teléfono de mi bolsillo y se lo doy.
—Es necesario que introduzcas el código de acceso —dice secamente. Me muerdo el
labio y sonrío, cojo el teléfono para introducir el código de cuatro dígitos y se lo
devuelvo. Toca la pantalla con los pulgares, concentrado y con el ceño fruncido entre
sus ojos.
Tengo que apretar los puños para no estirar los dedos y pasarlos por ese ceño.
—¿Seguimos siendo amigos, M? —me pregunta, con el rostro repentinamente serio
y de repente, me siento tan triste como jamás lo he estado, cuando mis ojos recorren
su cara hermosa y familiar. Sus profundos ojos azules y la mandíbula cuadrada.
Labios gruesos. Rubio.
—No somos amigos, Mark —le digo con tristeza—. Somos desconocidos con
recuerdos.
Sacude la cabeza y mira a mi teléfono todavía en sus manos. Se mueve de nuevo y
me mira con una media sonrisa que hace que mi estómago y mis muslos se tensen.
—Vamos a ver qué podemos hacer al respecto. Mi número está ahí. El siguiente paso
depende de ti.
Parpadea y se aparta exactamente cuando Jax tira de mi mano, tomando mi atención.
—Vamos, ya es hora.
Estoy de acuerdo y niego con la cabeza, sorprendiendo a Mark cuando guardo mi
teléfono en mi bolsillo y vuelvo al trabajo. Tengo veinte chicas que quieren bailar para
sus padres.
Y, al parecer, para todas sus tías y tíos también.
—¡Vamos, chicas! ¡Es hora de mostrarles lo que tienen! No olviden lo que Jax y yo
les dijimos acerca de la respiración y concentrarse en mí. Voy a estar en el público,
ayudándolas a recordar los pasos, pero no me vais a necesitar. ¿De acuerdo?
Todos ellas asienten con grandes ojos y yo sonrío alentadoramente. Esta es una de
mis partes favoritas de este trabajo. Jax lleva a las chicas al escenario mientras tomo
mi lugar en el público, de pie, cerca del escenario para que los más pequeños puedan
verme. La música comienza y los destellos de las cámaras comienzan frenéticamente
a mí alrededor, mientras los padres toman fotos, sus chicas giran y sonríen en el
escenario, saludando a sus padres y madres. Sophie sonríe y dice:
—¡Hola, papá!
Son estúpidamente adorables.
Cuando sus dos canciones terminan, agitan y dejan el escenario y unos momentos
después, las reemplazan las niñas de más edad.
Son tan divertidas cuando tratan de actuar de una manera más sofisticada,
recordando sus pasos y cantando junto a Kelly Clarkson cuando ella canta acerca de
ser más fuerte.
Hay muchos aplausos y silbidos cuando termina el número, por lo que todas las
chicas regresan al escenarios para un baile mas.
Cuando todo está dicho y hecho, las chicas se llenan de emoción, felices con sus
actuaciones. Jax y yo recibimos muchos abrazos y besos en la mejilla.
—Te quiero señorita Mer —dice Maddie Montgomery y envuelve sus brazos
alrededor de mi cuello—. Quiero ser una bailarina igual que tú y el Sr. Jax cuando
crezca.
—¿Quieres? —Me río y la abrazo con fuerza—. Sé que tú puedes hacer que suceda,
dulce niña. Eres una joven talentosa.
—Oh ¿en serio? —Pone sus manos sobre mis hombros y me mira con admiración.
—Por supuesto —asiento y sonrío ampliamente con confianza.
—¿Me vas a ayudar?
—Me encantaría.
Sonríe de nuevo y corre hacia su padre, Caleb, quien está acunando a un bebé recién
nacido contra su pecho grande.
El hombre es enorme, haciendo que el pequeño bebé parezca aún más pequeño en
su contra.
—¿Quién es este? —pregunto y señalo al bebé.
—Este es nuestro nuevo hermanito —dice Josie con orgullo y Caleb sonríe
suavemente hacia mí.
—El espectáculo fue muy bueno —dice Brynna. La nueva mamá tiene un aspecto
fantástico.
—Gracias. ¿Cuándo lo tuviste? —Acaricio su pequeño culete cubierto con el pañal,
pero estoy muy lejos. Los bebés me asustan.
—Hace un mes —dice y mira amorosamente a su hijo.
—Su nombre es Michael —dice Maddie.
—Es un buen nombre —le respondo—. Felicidades.
—Gracias —responde Caleb y besa la cabeza de su hijo. Wow, todos estos hombres
calientes con bebés me están haciendo retorcerme.
Me dirijo a buscar a Jax y en su lugar veo a Mark caminando hacia la salida. ¿Se va
sin decir adiós otra vez? No debería estar decepcionada, pero no puedo evitarlo. Pero
entonces, como si pudiera sentirme, se da la vuelta y me sonríe, asiente y señala a mi
bolsillo donde está mi móvil, y desaparece por la puerta.
*****
—Entonces, háblame sobre el Sr. Hot Tamale —dice Jax y me entrega la vinagreta
para nuestras ensaladas.
—¿Quién?
—No te hagas la tímida conmigo. Ese tipo alto con el que estaba hablando hoy. Era
el mismo chico de la funeraria.
Nos instalamos en la sala de estar, yo en el sofá y Jax en el suelo con nuestra ensalada
de pollo a la parrilla y agua.
—Ese es Mark.
Su tenedor se para a mitad de camino entre el plato y la boca, y él me mira.
—¿Es aquel Mark?
—El único y propio —le digo y tomo un bocado de la ensalada.
—Ya sabía yo que no podía tener la suerte de que fuera gay —sacude la cabeza con
disgusto y sigue comiendo. Jax es un chico caliente. Alto, de pelo oscuro y ojos
oscuros, rostro y cuerpo escultural. Es perfecto físicamente, incluso con treinta.
Podría haber seguido bailando un año o dos más, pero optó por retirarse y regresar a
Seattle conmigo cuando mi madre se enfermó el año pasado.
Es también el mejor amigo que he tenido. Nos conocimos durante mi primera
semana en Nueva York y nos quedamos juntos desde entonces. Hemos pasado por
todo junto: Audiencias. Espectáculos. Amantes.
Todo el drama que viene con el mundo de la danza.
Él es mi hermano en todos los sentidos que haya.
—Definitivamente no es gay —murmuro y bebo la mitad de una botella de agua de
un golpe.
—Está por ti —dice y me mira de cerca.
—Solía estarlo, Jax. Solía estarlo.
—No, todavía lo está.
Alzo las cejas y lo miro como si estuviera loco.
—No me conoce ya.
—A él le gustaría volver a verte, cariño —apunta con su tenedor y sigue hablando
con la boca llena de comida—. Confía en mí. Sé cuando un hombre mira con lujuria.
—Estoy segura que lo sabes, hombre prostituto.
—Eso ha dolido.
—Solo porque es verdad.
Jax se ríe y se encoge de hombros.
—Está bien, es cierto. Entonces, ¿lo ves? Sé lo que parece.
Termino mi ensalada, pongo el plato a un lado, ato mi pelo en una cola de caballo
con ambas manos, e inclino la cabeza hacia atrás en el sofá.
—Mark y yo fuimos pareja hace mucho tiempo. —Sin embargo, cuando estoy a su
lado, parece que fue ayer. Tiene la sensación de hogar.
—Vi esa mirada en tus ojos cuando pensabas que tenía una esposa y un hijo —dice
Jax y deja a un lado su plato.
—Fue una reacción visceral —insisto, pero Jax asiente.
—A ti te importa, Mer. Todavía te importa. Solo admítelo.
Dejo escapar un largo suspiro y no me gusta el peso que siento sobre mi pecho.
—Me importa.
—¿Sabes cómo contactar con él?
—Me ha dado su número hoy —le digo, ausente y arranco un hilo del cojín—. No
sé si debería llamarlo. Nosotros éramos niños, Jax. Bebés. Fue hace una eternidad.
—¿Y qué? —Se encoge de hombros—. Ahora no son bebés. Si todavía sientes algo,
¿por qué no lo llamas? Conózcanse. Tal vez encuentres que se ha convertido en un
idiota y puedas poner todo en el olvido.
—No es un idiota —le contesto con una sonrisa—. Eso lo sé a ciencia cierta. Mamá
no hubiera querido a un idiota.
—Mira, la forma en que me contaste aquella vez que nos emborrachamos y vertimos
nuestros corazones el uno al otro, esa noche que nos escapamos de la audición Annie,
tú fuiste la que rompió su corazón, y no al revés. Así que, si él está dispuesto a darte
otra oportunidad, tal vez deberías darle una oportunidad también.
—¿Quién eres? ¿Dr. Phil4
?
—Soy mucho más lindo que el Dr. Phil —responde—. No me insultes.
—Ahora estoy ocupada con el estudio. El negocio es una locura y estoy asistiendo a
más clientes privados también, y tú estás empezando ese trabajo de coreógrafo en la
universidad —sueno como un idiota a mis propios oídos.
—¿Es el sexo lo que te preocupa? —me pregunta con cara de inteligente—. Aquí, yo
te ayudo. Sexo 1015
.
—Basta —me río y le pateo, fallando por unos buenos dos metros.
—Cómo hacer la masturbación.
—¡Deja de hablar! —Me estoy riendo tanto, amando a Jax por ser tan divertido.
—Paso uno: utiliza tu boca.
—¡Dios mío! —Me río y me río y Jax se une a mí, mostrando esa sonrisa blanca y
perfecta.
—No estoy preocupada por el sexo. —No muy preocupada.
4
Dr. Phil: Phillip Calvin McGraw, más conocido como Dr. Phil, es una personalidad de la televisión
estadounidense, autor, psicólogo y presentador del programa de televisión Dr. Phil.
5
Sexo 101: Las primeras lecciones sobre el sexo.
—Ha sido un tiempo para ti. Lo entiendo.
Le muestro la lengua y veo cómo se empieza a reír de nuevo.
—Estoy tan contenta que me divierto.
—Lo haces, cupcake. Tu realmente lo haces —coge una respiración profunda y luego
se pone serio—. Llámalo. Podrías tener un poco de emoción en tu vida.
—Tal vez —me pongo la almohada contra mi pecho y suspiro—. Voy a pensar en
ello.
—Piensa en conseguir algunas almohadas nuevas, mientras estás en ello. Estas son
horribles.
—Te dije que podíamos ir a comprar muebles, cuando quieras.
—Bueno, vamos este fin de semana, entonces.
Asiento, luego me levanto y estiro los brazos sobre la cabeza.
—Voy a tomar una ducha y a dormir.
—¿Vienes a correr conmigo por la mañana?
—Sí, despiértame.
—Pon la maldita alarma. Me lanzas mierda cuando te despierto.
Asiento y le aparto sin contestar. Me va a despertar. Lo hace todas las mañanas.
El baño es cálido y perfecto y estoy bajo el agua durante unos diez minutos más de
lo necesario para lavarme la cara, afeitarme las piernas y apagar el agua.
Limpio mi cuerpo, me seco el pelo y me pongo una camiseta y pantalones cortos
antes de subir a mi cama y llevar el iPad conmigo para pasar la programación para
el resto del mes.
Mi teléfono me está burlando. El número de Mark está ahí. ¿Cuántas veces en los
últimos diez años, estaba en la cama por la noche y deseaba con todas mis fuerzas
poder llamarle y escuchar su voz una vez?
Después de dos años, reuní todo el coraje que pude y marqué su número, pero estaba
apagado.
Y ahora tengo su número y no me atrevo a llamar.
Me muerdo el labio y levanto mi teléfono, mirando el número de mis contactos. Él
no sólo puso su número, sino que en lugar de escribir su nombre completo, solo puso
M.
Te juro que puedo oír a mi madre en mi cabeza diciendo:
—Solo se vive una vez, chica. Simplemente llama al muchacho.
Antes de que me lo pueda cuestionar, presiono el botón verde y contengo la
respiración mientras espero a que él responda.
Pero no lo hace. Una voz automatizada viene en la línea diciendo que la persona en
este número no está disponible.
Termino la llamada, en lugar de dejar un mensaje. Mis hombros ceden por la
decepción, pero me encojo de hombros y pongo mi teléfono lejos, y luego vuelvo a
concentrarme en mi iPad.
Menos de un minuto después, mi teléfono suena.
M.
—¿Hola?
—Dime que eres Meredith —dice. Está jadeando y no puedo evitar preguntarme qué
estaba haciendo.
O con quién.
—¿Y si digo que no soy Meredith? —le pregunto con una sonrisa.
—Entonces estaré enfadado por tener que salir corriendo de la remodelación de mi
bañera para llamar a este número de vuelta. Necesito mi bañera de nuevo.
Tengo una ducha que puedes utilizar.
Casi lo digo en voz alta, pero me controlo. Aún no estamos en ese punto.
—Remodelando tu bañera, ¿no es así?
—¿Así que eres Meredith, entonces?
—Como si no pudieras reconocer mi voz.
Se ríe y le oigo tragar. Dios, apuesto a que su garganta se siente increíble cuando bebe
agua.
—Dijiste que debería llamarte —digo un poco vacilante.
—Sí, lo dije. ¿Tienes planes para esta noche?
Miro alrededor de mi habitación y río sin querer.
—Sí, estoy trabajando en la cama.
—Hmm, bailar en la cama siempre es divertido.
—No, el lado comercial de eso, divertidísimo. —¡Oh, cómo echaba de menos ese
lado divertido que tiene!—. Me fui a la cama temprano.
—¿Corres por la mañana?
—¿Te acuerdas de mí rutina de correr? —pregunto sorprendida.
—Me acuerdo de todo, M.
Me muerdo el labio mientras las lágrimas llenan mis ojos.
—Yo también.
—Trabajo mañana —murmura y solo puedo oír las ruedas girando en su cabeza—.
Pero estoy libre mañana por la noche y tengo libre el día siguiente.
—Mi horario es el mismo —le respondo.
—¿Te voy a buscar mañana por la noche a las siete?
Hago una pausa, las palabras «ven ahora» se ciernen sobre mi lengua, pero creo que
puedo esperar hasta mañana para verlo.
Esperé diez putos años.
—¿Mer?
—Sí, eso está perfecto.
—Muy bien. Te veo después.
—Espera, tengo que darte mi dirección.
—¿No estás en la casa de tu madre?
—No, he vendido la casa. Estoy en Seattle. Jax y yo compartimos un apartamento
no muy lejos del estudio. Es más fácil.
—¿Compartes un apartamento con Jax? —Su voz es más dura de repente y no puedo
evitar sonreír con satisfacción.
No soy la única que está celosa.
—Sí, estamos separados. Diferentes cuartos, M.
—Muy bien. Envíame un mensaje de texto con tu dirección y te veré mañana por la
noche.
—¿Seguro? —Mi voz es tranquila.
—Nunca he estado más seguro.
—Bien —asiento una vez—. Es una cita.
Capítulo 3
Traducido por Bellen1930
Corregido por Anaid
Mark
oce horas. Simplemente tengo que dejar pasar las próximas doce horas y
tendré a Meredith solo para mí.
Jesús, estoy tan jodidamente nervioso que es ridículo. Tuve mi cuota de
mujeres a lo largo de la última década, y ninguna de ellas hizo que las palmas de mis
manos se humedecieran, ni que mi estómago se retorciera.
Porque ellas no importaban.
Y Mer me importa.
Voy hacia la obra de construcción y estaciono. Como de costumbre, llego temprano.
Quiero visitar el local, el progreso y la calidad del trabajo realizado antes de que
llegue el resto del equipo.
He trabajado como supervisor de obras de construcción de Isaac Montgomery
desde que me mudé de vuelta a casa, hace casi dos años. Amo mi trabajo. Y soy
jodidamente bueno en él. Tengo un equipo excelente, pero no soporto las gilipolleces,
y ellos lo saben.
Esto funciona bien con nosotros.
Así que recorro un círculo completo alrededor del exterior de la casa de millones de
dólares que estamos construyendo al norte de Seattle, en la costa. Isaac detiene mi
inspección.
—¿No estás hoy en la oficina? —le pregunto al cruzarme con él. Tiene dos tazas de
Starbucks y me pasa una.
D
—Hoy no. Brynna está en la oficina. —Me estrecha la mano y mira hacia la casa.
—Está quedando bien.
—Gracias. Estaba a punto de entrar. ¿Quieres hacer un tour?
—Vamos —concuerda, y me sigue a través de la puerta principal. Todavía no está
colocada, y cuando miro alrededor del interior de la gran sala, mis ojos se estrechan
amenazadoramente.
—Maldita sea —susurra Isaac.
Alguien entró furtivamente durante la noche y pintó una pared con grafiti de
pandilleros. Afortunadamente, los paneles de yeso no se han colocado y podemos
cubrirlo fácilmente.
—Hijos de puta —gruño y sacudo la cabeza.
—Voy a llamar a Matt y a pedirle que patrulle este barrio con más regularidad —dice
con severidad, refiriéndose a su hermano más joven, uno de los mejores detectives de
Seattle.
—Me aseguraré de que las puertas y ventanas se instalen hoy, por lo que estará
cerrado a partir de ahora —contesto.
Isaac asiente y me sigue, mientras camino por los dos mil quinientos metros
cuadrados de la casa.
—Esto será impresionante —dice Isaac.
—Estoy de acuerdo. Es una de las casas más grandes que he construido, eso seguro.
—Cuando salimos por la puerta principal, los dos nos sentamos en los escalones
provisionales y disfrutamos de nuestro café.
—¿Cómo van el resto de los locales?
—Sin problemas por ahora —responde, y luego niega con la cabeza—. Excepto
aquella remodelación de Alki. La propietaria cambió de opinión acerca de la ducha
cuatro veces.
—Oh, ¿en serio? —Me río y bebo de mi café—. Eso es una putada.
—Es su dinero —dice Isaac encogiéndose de hombros, como si simplemente, no
consiguiese entenderla—. Me gustaría terminar con esto para poder pasar a la
siguiente.
—¿Cómo están Stacy y los niños?
—Perfectamente —responde rápidamente con una sonrisa de satisfacción. Por
primera vez en mi vida, estoy celoso de Isaac, de nuestros hermanos y de sus
familias—. Stacy está preciosa y muy ocupada con Soph y Liam.
Asiento y veo cómo empiezan a llegar algunos miembros del equipo, reuniendo sus
herramientas y otros equipos de sus camiones.
—¿Irás a casa de Will el domingo? —me pregunta Isaac.
—¿Y qué pasa el domingo?
—Barbacoa familiar de última hora. —Se encoge de hombros y, después, se ríe—. El
tiempo está mejorando, así que creo que todo el mundo quiere aprovechar y estar al
aire libre.
—Suena bien —hago una pausa y luego decido que se joda—. ¿Crees que estará bien
si llevo a alguien?
La cabeza de Isaac se vuelve y sus ojos se ven sorprendidos cuando pregunta:
—¿Quién?
—Una vieja amiga —respondo suavemente, lo digo en voz baja y después maldigo
con un susurro, horriblemente incómodo por la forma en que me mira—. Meredith.
—¿Desde cuándo llevas mujeres a las reuniones familiares? —pregunta con
incredulidad, y luego se ríe—. Me encantaría burlarme de ti sobre esto, pero voy a
ser el único maduro y solo decir que sí. Está bien. Will y los otros no te van a dejar
escapar tan fácilmente, mi amigo.
—No me importa.
Y es verdad. No me importa. Solo la quiero conmigo.
Jesús, me estoy precipitando mucho. Nosotros ni siquiera tuvimos una cita todavía.
La paciencia nunca fue una de mis virtudes.
—Voy a invitarla —le digo y rompo mi taza de café vacía en la mano.
—¿Es ella la razón? —pregunta en voz baja y no gira la cabeza para mirarme. No
aclara nada más, y no es necesario que lo haga. Simplemente, se sienta en silencio y
espera a que le responda, observando la taza que está en mis manos.
—Sí. —Mi voz es tranquila y suspiro profundamente—. Una vez ella fue todo.
—Buena suerte, amigo.
Asiento y me levanto con él cuando los otros se reúnen con nosotros en la escalera.
—¿Qué está programado para hoy, jefe?
—Puertas y ventanas —comienzo, y aparto los pensamientos de Meredith para más
tarde, mientras empiezo a trabajar.
*****
Llamo a la puerta del apartamento de Mer y me muevo hacia adelante y hacia atrás
con mis pies. No he estado tan nervioso desde la primera vez que llegué a una reunión
a principios de nuestra escuela de secundaria.
He recorrido un largo camino desde entonces.
De repente, la puerta se abre y Jax está allí con una gran sonrisa.
—Hey —dice.
—Hola, estoy aquí para recoger a Meredith.
—¡Sr. Delicioso está aquí para venir a buscarte, cariño! —grita Jax.
—Estoy aquí, idiota —dice Meredith cuando ella se desliza por debajo de su brazo
hacia el pasillo—. Ignóralo. Tiene unos modales horribles.
—Diviértete —continúa Jax, apoyado en el marco de la puerta con los brazos
cruzados y mirándonos caminar hasta el ascensor. Le coloco la mano en la parte
inferior de la espalda y siento la electricidad que viaja desde mi brazo hasta mi
entrepierna. Después de tanto tiempo, la química todavía sigue ahí—. Tráela de
vuelta a casa a una hora decente. Voy a dejar la luz encendida.
—Cierra la boca, Jax —dice Mer con una sonrisa.
—¡Usa condón! —grita cuando llega el ascensor.
—¡Oh, Dios mío! ¡Cierra la boca de una vez, Jax!
Él se ríe cuando se cierran las puertas y yo solo puedo sonreír con deleite hacia ella.
Sus mejillas están rojas de vergüenza. Su cabello está estirado en uno de sus
tradicionales moños desordenados, vestida con jeans y un suéter azul del mismo
color que sus ojos.
Jesús, ella es jodidamente hermosa.
—Estás maravillosa —le digo y le acaricio con un círculo grande en su delgada
espalda.
—Como tú —susurra y me mira de arriba y abajo, desde mi camisa negra lisa, hasta
mis jeans. Me puse una camisa de manga larga, pero sus ojos inspeccionaron mis
brazos de todos modos.
A ella siempre le habían gustado mis brazos.
—Gracias por salir conmigo esta noche.
—Gracias por invitarme —responde ella con una sonrisa—. ¿A dónde vamos?
—Ya lo verás. —La guío hacia mi Jeep, la ayudo a subir y salto hacia el lado del
conductor. Antes de apartarme, la miro y considero darle un beso rápido, pero sé que
cuando empiece a besarla, no voy a querer parar, y hay mucho que decir antes de
llegar a eso.
Si ella está interesada en llegar a eso.
—¿Qué pasa? —pregunta, agarrando su bolso negro con fuerza en su regazo, como
si ella estuviese tan nerviosa como yo.
—Nada — contesto con una inclinación de cabeza, mientras me peleo con el tráfico
de camino a nuestro antiguo barrio. Estábamos en relativa calma, ambos perdidos en
nuestros propios pensamientos, y tal vez un poco nerviosos por lo que íbamos a decir.
Tengo muchas preguntas, pero por ahora estoy feliz de tenerla a mi lado cuando me
detengo en nuestro lugar especial y apago el motor.
—Nuestro muelle —susurra en voz baja.
—Sí —le digo y me vuelvo hacia ella—. Traje la cena. Pensé que podríamos sentarnos
aquí y hablar, si te parece bien.
—Va a hacer frío —empieza a decir, pero le corto con un movimiento de cabeza.
—He traído mantas. Estaremos calientes.
Se muerde el labio, mirando el agua y las casas a lo largo del lago y luego de vuelta
a mí con una leve sonrisa.
—Me encanta.
Acaricio su cara con mis dedos y luego, a regañadientes, me alejo.
Jesús, solo quiero seguir tocándola. Por todas partes.
Cojo el refrigerador con la cena de la parte de atrás y me dirijo a la final del muelle
donde nos sentábamos durante horas hace más de diez años.
—Dios mío, ¿cuántas horas pasamos aquí? —me pregunta, reflejando mis
pensamientos.
—Cientos —respondo, y extiendo una gruesa manta en el muelle de madera, justo
en el borde y le hago un gesto para que se siente. Está empezando a anochecer y las
luces alrededor del lago están brillando. Un barco de vela navega lentamente y
saludamos con la mano al Capitán—. ¿Tienes hambre?
—Estoy muerta de hambre —dice con una sonrisa—. ¿Qué me has traído?
—Salmón con ensalada, agua y pastelitos de chocolate para el postre.
—Dame.
Me río y pongo su comida en el plato, luego la mía y comemos en silencio, mirando
el agua.
—Esto todavía es tranquilo —dice ella.
—Mm —asiento y la observo mientras termina su pescado y ensalada y
pone su plato en el interior del refrigerador, luego toma mi plato vacío haciendo lo
mismo—. ¿Cómo estás, M?
Sus manos se paralizan por un momento, luego se vuelve hacia mí, junta las rodillas
con el pecho y envuelve sus brazos alrededor de sus piernas.
—Cada vez mejor. Han sido unos meses difíciles.
Asiento y frunzo el ceño.
—Yo también la extraño. ¿Alguna vez te dijo que todavía iba a visitarla en los últimos
años, cada vez que estaba en la ciudad?
—No —niega con la cabeza tristemente—. Sabía que hablar de ti me hacía
daño, así que nunca te mencionaba.
Parpadeo y miro su hermoso rostro.
—La veía por lo menos una vez al año. Hacía reparaciones en su casa y le ayudaba
como podía.
—Gracias por eso —susurra ella—. Mark, siento mucho como acabó todo.
—Para. —Tomo su mano en la mía y le beso en los nudillos—. No hay nada de que
disculparse, M. Fue hace mucho tiempo.
Asiente y se muerde el labio, pero luego niega con la cabeza y
continúa:
—No, tengo que decir que esto. Es importante para mí. —Endereza sus hombros y
se aclara la garganta, y yo me inclino hacia atrás en mis manos y escucho—. Sé que
ha pasado mucho tiempo, pero nunca hablamos después de ese día, M. Yo no quería
terminar. Sabía que era lo que estaba haciendo, pero eso me destrozó. Un día, estando
en la clase de baile, no estaba concentrada, y el profesor me llamó la atención. Sabía
que estaba soñando despierta, y me explicó que tenía que mantener la cabeza en su
sitio —frunce el ceño y se calla, como si no se sintiese cómoda y, enseguida, se encoge
de hombros—. Solo sabía que éramos muy jóvenes, y que si la danza era lo que yo
quería, tenía que ir tras ello.
—Entiendo, Mer. —Retiro un mechón de cabello que se escapó de su moño detrás
de la oreja—. Éramos jóvenes. Probablemente habría terminado con el tiempo. Me
dolió muchísimo en el momento, pero ahora lo veo más claramente, ¿verdad?
Asiente y libera las piernas, cruzándolas en frente de ella.
—Háblame de Nueva York —le digo de forma inesperada, sorprendiéndonos a los
dos, pero me doy cuenta de que quiero saber todo acerca del tiempo que estuvimos
separados. Cada detalle—. Empieza por el principio y cuéntamelo todo.
—¿De verdad? ¿Quieres saberlo?
—Por supuesto. —Suelto su mano y tomo un sorbo de mi agua, mientras observo
cómo trata de aclarar sus pensamientos.
—No quería entrar en aquel avión —comienza en voz baja, con sus ojos distantes,
mirando las luces de los barcos en el agua. No puedo apartar la mirada de ella. Joder,
todavía me siento atraído por ella de una manera que nunca fui capaz de explicar. Ya
me sentía así cuando tenía los malditos diecisiete años, y era tan fuerte como ahora—
. Fue una tortura saber que te dejaba. La primera semana fue aterradora y mucho
más difícil de lo que nunca pensé que sería.
Traga, me mira, y luego contempla los barcos, como si estuviera nerviosa, por lo que
me acerco a ella y junto sus dedos con los míos.
—Encontré un apartamento y empecé a bailar inmediatamente. Desde el primer día,
fueron de doce a catorce horas diarias bailando, prácticamente sin parar. También
conocí a Jax en esa primera semana —sonríe mientras recuerda ese momento—. Era
un par de años mayor que yo, pero también era nuevo en la zona, y por eso nos
juntamos. Tiene un montón de historias que contar. —De repente, frunce el ceño y
luego vuelve esos ojos azules de bebé hacia mí—. Tal vez algún día él te cuente esas
historias. De todos modos, básicamente trabajábamos todo el tiempo. Las clases eran
hasta altas horas de la noche, así que a veces terminábamos durmiendo en el estudio,
nos levantábamos por la mañana y empezábamos otra vez.
Mierda. Sabía que tendría que trabajar mucho, pero no tenía ni idea de que era tan
agobiante. ¿Fue eso lo que ella trató de decirme aquel día en el porche?
—Pensé que mi cuerpo estaba preparado pero me lesioné por todas partes durante el
primer año. Mis piernas, mis articulaciones, mi mente. Estaba constantemente
cansada. Las audiciones eran estresantes. Conseguí algunos pequeños papales en
shows. Hice el Grammy y Tony y comencé a tener un nombre en el gremio —sonríe
con orgullo y me aprieta la mano.
—Estoy tan orgulloso de ti, M.
—Gracias. Era un montón de trabajo. Físico y mental. Mucha competición. Y, ¡oh,
Dios mío, las cosas que las niñas son capaces de hacer por conseguir los papeles! ¡Se
acostaban con cualquiera!
Me pongo inmediatamente tenso y ella se ríe.
—No, M, yo no. Pero admito que, cuando me hice mayor y las más jóvenes
revoloteaban alrededor de un director o productor, mi espalda se erguía
inmediatamente y me decía, «Oh no, no. Tú no vas a conseguir mi papel».
—¿Cómo acabaste en la gira? —pregunto.
—¿Lo sabías?
—Trataba de prestar atención —contesto.
—Jax. Es un coreógrafo increíble. El mejor que existe. Coreografió shows para
Justin, Beyonce y Pink. Y entonces, un día, Starla lo llamó.
Sonrió, perdida en sus pensamientos. Starla es una mega estrella, y sé que Mer fue
de gira con ella por algún tiempo.
—Starla quería que Jax coreografiase su gira Belladonna, e él insistió en que nos
contratara a los dos, ya que generalmente trabajábamos juntos, especialmente cuando
se trataba de coreografías en parejas, y ella aceptó. Tuvimos ese trabajo casi cuatro
años —sonríe y toma un sorbo de agua—. Viajamos por todo el mundo, M. No he
visto mucho de él, porque trabajábamos duro, pero fue muy divertido actuar delante
de toda esta gente cada noche. Y Starla es simplemente espectacular. ¡Qué artista!
Trabaja mucho, si no más que el resto de nosotros.
—Se hicieron amigas.
—Sí —asiente y tiembla. Compruebo mi reloj y me doy cuenta de que llevamos
algunas horas ya. Cojo una manta para cada uno de nosotros, envuelvo una alrededor
de Mer y la otra en torno a mí y me siento, preparado para seguir escuchando—. Y
entonces, mamá enfermó. —Su voz se vuelve más suave y más distante, todavía está
mirando el agua como si estuviera viendo cómo pasa una película—. Sabía que tenía
que ir a casa. Al principio, ella no quería que volviese. Insistió en que estaba bien y,
honestamente, si todavía tuviese a papá o a Tiff aquí, probablemente no hubiera
vuelto a casa cuando lo hice, pero no tenía a nadie, M.
Asiento y froto su espalda suavemente, dejando que hable.
—De todas formas, estaba cerca de la edad de jubilación.
—Tenías veintisiete años. —Mi voz suena exasperada, incluso a mis oídos.
—La mayoría de los bailarines llegan a su auge a los veinticinco. —Se encoge de
hombros, como si le diera igual—. La vida de las giras pierde su gracia después de
un tiempo, y mi madre me necesitaba.
—¿Por qué vino Jax contigo?
—Es mayor que yo, y hemos estado juntos desde la primera semana. —Se muerde el
labio y me mira en silencio por un momento—. Jax es lo más cercano
un hermano que he tenido desde que murió Tiff, M. Habíamos hablado de abrir una
escuela de baile durante mucho tiempo, y parecía que este era el momento. Me alegro
de haberlo hecho. La escuela está yendo muy bien.
—Otra cosa de la que me siento orgulloso de ti —le digo y beso sus dedos de nuevo—
. Continúa —le digo.
—Bueno, eso es básicamente todo.
—¿Vas a salir de gira otra vez? —Aguanto la respiración, esperando su respuesta.
Por favor, di que no.
—No —niega—. Esa parte de mi vida se ha acabado. Nos pidieron crear la
coreografía de Starla para el VMA6
el próximo mes, así que estaremos en Los Ángeles
durante algunos días para ello, pero no volveremos a hacer cosas como esas. Nuestro
negocio está aquí.
—¿Por qué Jax te llama por todos esos apodos raros? —pregunto.
—Oh —traga y se encoge—. Bueno, los trastornos alimenticios son muy comunes en
el mundo de la danza. Eso no es ningún secreto.
Mis manos se cierran en puños, aunque mi cuerpo se pone rígido cuando pienso en
ella lastimándose de esa manera.
6
VMA: Video Music Awards —Premio Musical presentado por la MTV.
—No te preocupes, no caí en esa trampa. Bueno —se encoge de hombros otra vez y
se muerde el labio—. Había un director que simplemente era un idiota intransigente.
Más que cualquier otra persona. Me dijo que tenía unos senos demasiado grandes —
reviró los ojos—. No podía evitar tener pechos, pero pensé que si hacía dieta, podría
perder algo de peso. Jax lo descubrió y me echó una bronca monumental.
—Bien por él —murmuro, molesto de que alguien pudiera siquiera pensar que
Meredith estaba gorda. De hecho, siempre fue muy delgada.
—Este director hizo comentarios sarcásticos sobre mi pecho casi todos los días. Fue
un infierno. Pero yo estaba decidida a no darme por vencida. Luché como el infierno
en ese trabajo. Años más tarde, me llamó y me pidió que hiciera una prueba para otra
función, y me negué.
—Apuesto a que te sentiste muy bien. —Dios, es tan jodidamente increíble. Se
convirtió en una mujer muy fuerte y segura.
—Fue increíble decirle que besara mi gordo culo —se ríe e inclina la cabeza
en mi hombro—. Así que a partir de eso, Jax me llama cosas como Twinkie7 y
Cheesecake8. Es solo una broma.
—Parece ser un tipo gracioso.
—Una de las razones por la que somos amigos —dice ella con una sonrisa—. Me
hace reír, y soporta mi mal humor de mierda. Y no hay ninguna posibilidad de que
alguna vez me haga daño.
—Y por lo tanto, es mi nuevo mejor amigo.
Se ríe y luego se calla. Ya no hay tantos barcos y los grillos y las ranas a nuestro
alrededor cantan. Es muy tarde, pero no tengo ninguna intención de que nos vayamos
muy temprano.
7 Twinkie: galleta para aperitivos americana, que se comercializa como una "torta de oro esponjosa con relleno
cremoso." En Brasil es conocido como cookie de Ana María.
8 Cheesecake: tarta de queso.
—¿Y tú? ¿Qué estás haciendo con ese impresionante título en ciencias?
—¿Cómo sabes que tengo un título en ciencias?
—Todavía conocemos a un montón de gente en común, ya sabes.
Cojo una respiración profunda y asiento.
—No estoy haciendo absolutamente nada con él. Trabajé en barcos de pesca en
Alaska durante un tiempo, y ahora estoy trabajando en la construcción.
—Está bien, esa es la versión abreviada. Cuéntame algo más, por favor.
Suspiro y paso mi mano por el cabello despeinado. Joder, necesito un corte de pelo.
Siempre necesito un corte de pelo.
—Mi formación fue en ingeniería aeroespacial.
—Mierda —responde ella con los ojos muy abiertos—. ¿Eres un científico de
cohetes?
—No, no lo soy. ¿No me estás escuchando?
—Eso es solo semántica. Podrías ser un científico aeroespacial. ¿Cómo conseguiste
eso tan rápido?
Me encojo de hombros y veo el vuelo de un búho sobre el lago.
—Después de que te marcharas, lo único que hice fue estudiar. Trabajé como un loco
para llegar a la universidad lo antes posible. Me consumía con fórmulas y algoritmos
y si estaba exhausto con la escuela y el trabajo, no podía concentrarme en añorar tu
falta.
Me estremezco y me vuelvo para ver otra vez sus ojos llenos de lágrimas.
—Está todo bien, M —me susurra—. Es la verdad. Yo hice lo mismo con la danza.
—Así que conseguí mi licenciatura y maestría en cinco años y luego decidí que no
quería vivir en un laboratorio. Fui a Alaska con un amigo de la universidad un
verano. Trabajaba en los barcos para sustentarse en la universidad. Me gustaba la
soledad de ese trabajo. Hice mucho dinero.
—¿No es peligroso? —Sus ojos están muy abiertos mientras me mira.
—Puede ser. —No voy a hablarle de las veces que tenía tanto miedo que se retorcían
mis entrañas. No hay necesidad de sobrecargarla con eso.
—¿Qué te trajo de vuelta a Seattle? —Está acostada de lado, con la cabeza apoyada
en el codo y me mira en silencio.
—Mi hermano se casó con Natalie y me pareció que estaban pasando muchas cosas
en mi familia que me estaba perdiendo.
—Luke tiene una hermosa familia —comenta, con ese tono melancólico de vuelta
en su voz.
—Son increíbles —le digo en voz baja dejando que mis ojos recorran su hermoso
rostro—. Los Montgomery se han convertido en parte de nuestra familia también.
Así que decidí que había estado fuera de casa durante demasiado tiempo y volví hace
unos años en el momento en el que Jules y Nate se casaron. El hermano mayor de
Jules posee una empresa de construcción y yo me encargo de uno de sus equipos.
—Estoy sorprendida.
Mis ojos se encuentran con los suyos cuando levanto una ceja.
—¿Por qué?
—Amabas la ciencia.
—Yo te amaba todavía más —le digo sin pensar, y enseguida me gustaría retirar las
palabras y poder tirarlas al agua.
Muy hábil, Williams.
Abre los ojos, y luego se sienta y me mira.
—¿Sabes que siempre que estaba nerviosa, tanto si se trataba de una prueba, o incluso
antes de un espectáculo... o por cualquier cosa, era tu voz la que oía? Respira
conmigo, M. Me aferré a eso más veces de las que puedo contar. Tú estabas conmigo
todos los días. Incluso cuando trataba de olvidarte.
—¿Hubo otros hombres? —le pregunto con acero en mi voz sin poder evitarlo.
—Ya han pasado diez años. ¿Vas a decirme que nunca dormiste con nadie en diez
años?
Parpadeo hacia ella y luego miro el agua.
—No, no puedo decirte eso.
—No voy a darte detalles, M, porque yo tampoco los quiero de ti. Eso seguramente
me mataría. —Su voz es fuerte y segura cuando la miro de nuevo—. Pero voy a
decirte lo siguiente: nunca sabrás lo mucho que te deseaba. Incluso sabiendo que yo
era egoísta y mala, solo te quería a ti.
Abro mi manta y tiro de ella contra mí, descansando mis labios sobre su frente y
saboreo la sensación de tenerla en mis brazos. Esconde su cara en mi cuello, de la
forma en que siempre lo hacía, y respira larga y profundamente.
—¿Todavía me quieres? —le pregunto, sin estar seguro de querer escuchar la
respuesta.
—Todos los días. Es difícil olvidar a alguien que te ha dado tantas cosas que recordar.
—Se esconde más profundamente, aferrándose a mí—. ¿Y tú?
—Había días —comienzo suavemente y froto la nariz contra su pelo suave— que
habría cambiado un año de mi vida solo para tocarte una vez más. Eres lo más, M.
Nos sentamos en silencio, abrazados durante un largo tiempo, mezclando nuestras
respiraciones y disfrutando de la noche que nos rodea.
—¿Cómo es posible que todavía tengas el mismo olor? —pregunta
entrecortadamente. Sonrío sobre su sien y luego la beso allí.
—Yo pensé lo mismo cuando me abrazaste en el funeral de Addie.
—Mark, ¿qué haremos a partir de ahora?
Empujo su barbilla hacia atrás para mirarla a los ojos. Están llenos de confusión y
lágrimas no derramadas. Joder, yo también estoy confundido.
—¿Quieres empezar de nuevo? ¿Conocernos otra vez? —Trago saliva y veo cómo ella
se muerde ese hermoso labio inferior—. No somos las mismas personas que éramos
en aquella época, M.
—La química todavía está ahí —responde ella con sequedad.
Asiento pero no puedo dejar de preguntarme, ¿es la química? ¿O simplemente está
destinado a ser?
—Me gustaría —responde—. Me gustaría mucho.
Sus ojos caen en mis labios, y no puedo soportarlo más. Esos labios tentarían a un
santo. Bajo la cabeza y pongo mis labios en los de ella suavemente.
Una vez, dos veces, luego un mordisco en la comisura de su boca. Ella suspira y gime
en voz baja, envuelve mi rostro en sus pequeñas manos y me besa de nuevo. Dios, la
sensación de ella apretándose contra mí es tan jodidamente buena que sus pezones
erectos se frotan contra mi pecho mientras se empuja contra mí, tratando de acercarse
más.
Abre la boca para mí, y mi lengua se enreda con la de ella y, de repente, nos besamos
como si el tiempo no hubiera pasado. Mis manos recuerdan dónde agarrarla y sus
manos revuelven mi pelo de manera firme, como siempre lo hizo. Suspira mientras
mis manos se deslizan por su espalda hasta las caderas y de vuelta a su rostro mientras
me aparto de mala gana.
—Dios, eché de menos tus besos —murmuro.
Me besa en la nariz y luego apoya su frente contra la mía.
—Es lo suficientemente tarde para que nadie pueda vernos —dice con una sonrisa
traviesa.
—Jesús, condenarías a un ángel en el infierno —gruño y empujo mis manos bajo su
blusa, deslizándolas hacia arriba y abajo en su espalda desnuda, en la fina tela de su
sujetador—. Pero que me aspen si la primera vez que haga de nuevo el amor contigo
sea en este muelle de mierda.
—¿Desde cuándo es tan sucia tu boca? —me pregunta con una sonrisa y un beso en
mi mejilla, revolviendo todavía mi pelo con los dedos.
—Desde hace muchos años en un barco de pesca con un grupo de hombres —le
contesto con una risa—. Además, paso mucho tiempo con los Montgomery y ellos
no son más que bocas sucias.
—Parecen ser una gran familia. —Me echo hacia atrás para mirar en sus ojos por el
tono melancólico de su voz.
—Vamos a reunirnos todos el domingo. Ven conmigo.
No es una petición.
Rápidamente ella parpadea y sacude la cabeza.
—Umm, nosotros apenas...
—Te quiero allí —le susurro y arrastro la punta de los dedos suavemente por su
cara—. Por favor.
—Esto va muy rápido.
—Solo estamos recuperando el tiempo perdido, cariño.
Envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y me abraza fuerte, enterrando su cara en
mi cuello y aprieta.
—Iré.
Sonrío y la abrazo de vuelta.
—Mira. —Se aleja y sigue mi brazo extendido—. El sol está saliendo.
—Mierda, ¿llevamos aquí tanto tiempo?
—Tuvimos que ponernos al día —le contesto y me recuesto en el muelle, anidando
a Mer en mi pecho. Envuelvo firmemente la manta a nuestro alrededor y le beso la
cabeza sin dejar de mirar al cielo empezando a despertar.
—Debería irme a casa. Probablemente Jax trató de llamarme. Dejé mi teléfono en el
Jeep.
—Eres una mujer adulta y Jax puede quedar fuera de esto —le respondo—. Pero tú
necesitas dormir.
—Ven conmigo a casa —dice ella espontáneamente—. Sin sexo, lo juro.
—Bueno, eso no es divertido.
Se ríe y me aprieta el brazo.
—Dormiremos una siesta y luego te haré un café y podremos ir al cine o algo así. A
menos que tengas planeado algo más para tu día libre.
Pienso en todas las cosas que tendría que hacer hoy, incluyendo los arreglos en mi
cuarto de baño y luego lo dejo todo de lado.
—No tengo nada más importante que una siesta planeada y ver una película contigo.
—Vamos. —Se levanta y me ayuda a doblar las mantas.
—¿Cuan firme estás en el asunto de “sin sexo” en este plan? —le pregunto con
esperanza en los ojos.
—Meh. —Se encoge de hombros e inclina su mano hacia arriba y abajo, como
diciendo más o menos.
—¿Estás diciendo que hay una posibilidad? —le respondo con la sonrisa más
encantadora que puedo exhibir.
—Siempre amé esa sonrisa traviesa tuya.
—¡Oh, cariño, solo espera a ver todas las cosas traviesas que puedo hacer!
Capítulo 4
Meredith
e despierto lentamente y parpadeo ante la luz del sol cayendo sobre mi
cara. Estoy caliente. Muy caliente, pero me doy cuenta de que no es
por la luz del sol.
Hay un hombre muy grande y caliente apretado contra mi espalda con el brazo
alrededor de mi cintura, sosteniéndome fuertemente contra él, incluso durante el
sueño.
Por más caliente que esté, de ninguna maldita manera pienso moverme de sus brazos.
La noche anterior vuelve a mis pensamientos y lo único que puedo hacer es suspirar.
Es como si una carga muy pesada hubiese desaparecido. Decidimos dejar el pasado
atrás y vivir el presente. Es un científico aeronáutico. Él vivió en Alaska y ha tenido
experiencias increíbles desde la última vez que lo vi.
Él maduró. Pero yo también, y no puedo esperar para comenzar a conocernos de
nuevo.
“Había días en que hubiera cambiando un año de mi vida sólo para tocarte una vez
más.” Mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo, y no puedo evitar girarme para
mirarlo, despertándolo. Él inhala profundamente, con los ojos todavía cerrados, y
besa mi frente.
¿Está realmente aquí?
Su barbilla está cubierta de barba, y mis manos quieren acariciarlo.
Sus labios están llenos y suaves, y su cabello rubio está muy despeinado, mucho más
de lo habitual.
M
Los dos estamos todavía completamente vestidos. A pesar de que estábamos
agotados, yo no confiaba tanto en mí misma como para dormir con él en ropa
interior. Me resulta imposible mantener las manos alejadas. Siempre me sentí atraída
por Mark. Desde el momento en que nuestros ojos se encontraron en esa clase
ciencias hace tantos años. Pero Mark como hombre adulto es un gran espectáculo
para la vista.
Acaricio con mi mano su cuello, por encima del hombro y hacia abajo, a lo largo de
su brazo, deteniéndome donde la camiseta termina sobre sus bíceps.
Jesús, los brazos de este hombre deberían incluir una etiqueta de peligro. Puede
causar combustión espontánea en las bragas.
—Vuelve a dormir —susurra y besa mi frente otra vez. Levanto los ojos para ver su
mirada azul brillante observándome a través de sus párpados pesados.
—Tienes unos brazos enormes.
Él gruñe y rápidamente rueda encima de mí, apoyando sus codos a ambos lados de
mi cabeza, apartando perezosamente el pelo de mi cara con sus dedos. Frota su nariz
contra la mía y me besa suavemente todavía medio dormido.
—Estás hermosa por las mañanas —dice mordisqueándome hasta la barbilla. Yo
siento como su polla se endurece contra mi núcleo a través de sus pantalones
vaqueros y no puedo evitar moverme, sólo un poco, tratando de acercarme—. Si
continúas así, hoy no dejaremos esta cama.
—Quiero hacerte el desayuno. —Miro mi reloj despertador—. Mejor dicho el
almuerzo. Y quiero ir al cine.
—Quiero desnudarte y besar cada centímetro de tu increíble cuerpo. —Mis pezones
se endurecen y me muerdo el labio cuando se echa hacia atrás para mirarme—. Te
deseo, M.
—Lo sé, y confía en mí, yo también te deseo. —Entierro mis dedos en su cabello y le
sonrió suavemente—. Vamos a disfrutar de este día y divertirnos. Quiero reírme
contigo. Nosotros solíamos reírnos todo el tiempo.
—Eso es porque eras tonta —dice y me besa la mano dos veces antes de separarse de
mí.
—Yo no voy a ninguna parte —le digo en serio. Sus ojos miran los míos y sé que
duda. Arrastro mis dedos por su mejilla áspera, sobre su labio inferior—. Yo no voy
a ninguna parte. Soy toda tuya, M.
—Joder, sí, lo eres. —Me besa dominante, reclamándome como nunca había hecho
antes, y eso hace que mi cuerpo cobre vida, pero él lentamente se aparta y desliza su
mano por mi cuello, por mi pecho, sobre mi pezón y mi torso—. Será mejor que
salgamos de esta cama antes de que lo mande todo a la mierda y te desnude, cariño.
Sonrío maliciosamente y muerdo su barbilla con suavidad.
—Sí, señor.
Él golpea mi culo, ruedo y salgo de la cama. Me estiro inmediatamente, como cada
mañana, levantando mis brazos al cielo, y entonces me doblo para presionar las
palmas en el suelo al lado de mis pies.
—Mostrarme tu culo no está ayudando, Mer.
Lanzo una sonrisa sobre mi hombro y niego con la cabeza.
—¿Sólo piensas en sexo?
—No, el sexo no es en todo lo que pienso. —Esa sonrisa maliciosa se extiende a
través de su bonito rostro—. También pienso en ti desnuda.
—Vamos, perro excitado. Voy a hacerte BLTs9.
—¿Comes bacón? —me pregunta sorprendido, sacándome de la cama.
9
BLT (tocino, lechuga y tomate) sándwich de tocino, lechuga y tomate.
—Bacón de pavo.
—¿Qué mierda es bacón de pavo? —Él frunce la nariz como si acabara de decirle que
es bacón de tofu.
—Está hecha de tocino de pavo.
—Entonces no es bacón. —Él apoya las manos en las caderas y yo empiezo a salivar.
Jesús María y José, el hombre llena muy bien un par de pantalones vaqueros.
—Te va a gustar.
—Sólo llama a eso TLT10
—insiste, y me sigue a la cocina.
—¿Un qué? —Me río.
—Sándwich de pavo, lechuga y tomate.
—Lo que te haga sentir mejor —le digo y sonrío cuando veo Jax sentado en la cocina
bebiendo agua y leyendo una revista de fitness—. Buen día.
—Es tarde. ¿A qué hora llegaste a casa? —me pregunta mirando a Mark desconfiado.
—¿Ella tiene toque de queda? —pregunta Mark fríamente, mirando a Jax.
—No, pero ella se merece respeto, y mantenerla fuera de casa durante toda la noche
y luego dormir con ella no es respetarla, hombre.
—Nadie —responde Mark echando fuego por los ojos a medida que avanza hacia
Jax, acercando su rostro hacia el de él— respeta a Meredith más que yo. No conoces
nuestra historia.
—Yo sé mucho —Jax responde en voz baja, sin romper el contacto visual con Mark—
. Y te estoy vigilando.
Sorprendentemente, Mark extiende la mano para apretar la de Jax.
10
TLT (pavo, lechuga y tomate) de pavo, lechuga y tomate.
—Gracias por protegerla —dice en voz baja.
—La quiero —responde Jax honestamente.
Mark sacude la cabeza, me mira y luego se inclina para susurrarle algo a Jax que no
puedo oír.
—Me parece bien —le responde Jax con un movimiento de cabeza.
—Ummh, ¿podemos olvidar el concurso de meadas, chicos? —pregunto
secamente—. No tienes que preocuparte, Jax. Llegamos de madrugada. —Voy a
hacer TLT de pavo, lechuga y tomate.
Le echo mi mirada de “todo está bien” y me dirijo a la nevera para encontrar los
ingredientes para el almuerzo.
—Nosotros vamos al cine más tarde. ¿Quieres venir?
—Me encantaría Piruleta, pero tengo una cita. —Él sonríe, lanza su revista al banco,
y luego se inclina hacia atrás y cruza los brazos.
—No he recibido mi Men’s Fitness11
por correo todavía —dice Mark y recoge la
revista, pero yo pongo mi mano encima, interrumpiendo toda conversación.
—Espera. Me volví. ¿Una cita con quién?
—No lo conoces. —Jax asiente y empieza a caminar fuera de la cocina, pero agarro
su camiseta con mi mano, deteniéndolo.
—Espera. Necesito más información. No puedo dejar que salgas con cualquier chico
de la calle.
—No creo que él sea un vagabundo, Mer —responde Jax con sarcasmo y Mark suelta
una risita.
—Sabes lo que quiero decir.
11
Mens’s Fitness: Revista relacionada con el deporte y la salud de los hombres.
—Déjalo pasar. Si se convierte en algo más que sexo, te lo diré.
Cruzo los brazos sobre el pecho y miro a mi amigo. Siempre hablamos acerca de con
quién estamos saliendo.
—Usa condones.
—Siempre. —Él parpadea, sale de la cocina, y luego se vuelve bruscamente—. No te
olvides de que tenemos un ensayo para la presentación de Starla el lunes antes de la
clase.
—No me olvidaré —le respondo y asiento hacia él—. ¿Qué le susurraste al oído?
—Cosas de hombres —responde Mark e inclina sus caderas contra el banco de
granito, mirándome mientras corto un tomate.
—¿No me lo vas a decir?
—No.
—Bien. —Pongo los ojos en blanco y preparo nuestros bocadillos—. ¿Quieres un
poco de sandía?
—Por supuesto.
Comemos en silencio, mirándonos. Cuando traga, los músculos de su cuello se
flexionan, y no puedo evitar querer lamerlo ahí.
Definitivamente voy a lamerlo ahí.
—¿Qué estás pensando? —Me pregunta inclinando la cabeza hacia un lado.
—En nada.
—Te sonrojaste y parpadeaste rápidamente. Estabas pensando en algo.
Lamo mis labios y luego simplemente sonrío y me encojo de hombros.
—Estaba pensando en lamer tu cuello.
Él para de masticar, me mira durante un largo minuto, luego traga, como si la comida
de su boca fuese cartón, y tira el resto de nuestro almuerzo a la basura.
—Necesitamos salir de aquí.
—¿Por qué?
—Porque estoy a dos segundos de llevarte de vuelta a la habitación y mandar a la
mierda la película. Vamos. —Él agarra mi mano con la suya, y cuando nuestros dedos
se unen, me saca del apartamento y me lleva hasta su Jeep.
—¿Qué película quieres ver? —me pregunta mientras se dirige a la ciudad de Seattle
y encuentra aparcamiento.
—Hmm... Algo que sea divertido o con mucha acción.
—¿Ninguna película de mujeres? —pregunta, sorprendido.
—De ninguna manera. Nada cursi.
—Eres mi tipo de chica.
—Estoy tan contenta de escuchar eso —le contesto con una sonrisa y sigo Mark al
cine. Él compra las entradas a algo llamado Waterfall12
.
—He oído buenas críticas sobre ella. Es el nuevo film de acción de Mark Wahlberg13
,
¿no?
—Sí —confirma—. Luke la produjo.
—¿Él hizo eso? ¡Mierda, eso es genial.
Mark sonríe con orgullo y espera en la fila conmigo por unas palomitas.
12
Waterfall: Cascada/catarata
13
Marcos Robert Michael Wahlberg: (Boston 5 de junio de 1971) es un actor estadounidense, el rapero y
productor de cine y televisión de EE.UU. Conocido al principio de su carrera como Marky Mark, se hizo famoso
como músico en su debut en el rap en 1991 con la banda Marky Marcos y el Funky Bunch.
—¿Todavía mezclas M&M en tus palomitas?
—Por supuesto —le respondo.
Juntamos nuestros aperitivos y elegimos asientos en la parte de atrás del cine.
—Así que Luke produce películas —comento casualmente y vierto mi M & M en el
cubo de palomitas de maíz—. Acostumbrabas a llevarme M & M a la escuela todos
los días.
Mark sonríe, me roba uno y lo saborea en la boca.
—Pensaba que era muy inteligente llevarlos en nuestras primeras citas.
—Eras muy inteligente —insisto—. Lo encontraba increíblemente romántico.
—Eras muy fácil de agradar.
—Tenía dieciséis años. —Me encojo de hombros—. Háblame de Luke.
—Sí, él dirige desde hace mucho tiempo. Principalmente recluta actores y encuentra
financiación para grandes proyectos de modo que pueda trabajar casi todo el tiempo
en casa.
—Eso es increíble. —Y meto unas pocas palomitas en la boca.
—Eres toda una dama —dice riéndose.
—Son palomitas —le digo, pero suena más como “es POCA”—. Vi la película
Nightwalker de Luke.
—¿También tenías un póster de él colgado en la pared?
—No, era demasiado mayor para eso, y ya me había acostado con su hermano —
respondo sin pensar y luego suspiro y miro con horror a Mark—. Lo siento mucho.
—No, me alegro de que no tuvieras un póster de él en la pared, y de que te hayas
acostado conmigo.
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  • 1.
  • 2. Breathe with me With Me in Seattle # 7 Kristen Proby
  • 3. El presente documento tiene como finalidad impulsar la lectura hacia aquellas regiones de habla hispana en las cuales son escasas o nulas las publicaciones, cabe destacar que dicho documento fue elaborado sin fines de lucro, así que se le agradece a todas las colaboradoras que aportaron su esfuerzo, dedicación y admiración para con el libro original para sacar adelante este proyecto.
  • 4. Staff Moderadora de Traducción Blanca20011893 Grupo de Traducción Blanca20011983 Vecina Lizels Bellen1930 Moderadora de Corrección Leluli Grupo de Corrección Anaid francatemartu Yanii ladypandora vickyra lsgab38 Revisión Final Ivi04 Diseño Jane
  • 5. Índice Sinopsis Prólogo Capítulo 01 Capítulo 02 Capítulo 03 Capítulo 04 Capítulo 05 Capítulo 06 Capítulo 07 Capítulo 08 Capítulo 09 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15 Capítulo 16 Capítulo 17 Capítulo 18 Capítulo 19 Capítulo 20 Capítulo 21 Capítulo 22 Epílogo Próximo Libro Sobre la Autora
  • 6. Sinopsis A veces conoces a la persona adecuada en el momento equivocado... Mark Williams ha amado a Meredith desde que tenía diecisiete años. Un hombre de éxito con una familia fuerte, que ha trabajado duro para superar a Meredith, que rompió su corazón hace ya unos años. Cuando su camino se cruza de nuevo con la única mujer que ha amado, años más tarde, Mark sabe que va a hacer todo lo posible para mantenerla en su vida. Pero cuando las cosas se ponen difíciles, ¿Se quedara Meredith o la perderá de nuevo? ...Pero el verdadero amor tiene una manera de encontrar su camino de vuelta. Meredith Summers es una bailarina. Una de las primeras cosas que aprendió siguiendo sus sueños, es que el tiempo es todo. Ha pasado los últimos diez años haciendo su gira de ensueño con las mega- estrellas, tratando de olvidar el amor de la secundaria que dejó atrás. Ahora está de vuelta en Seattle, poniendo en marcha un maravilloso estudio de baile con su mejor amigo Jax y decidida a olvidar su pasado gitano. Hasta el día en que ella ve a Mark Williams y el tiempo se detiene. Parecía que el tiempo no hubiese pasado en absoluto cuando Meredith se encuentra a sí misma en los brazos de Mark de nuevo. La química, los vínculos y el amor son más fuertes que nunca y escuchar a Mark susurrarle Breathe with me en el oído es un bálsamo para su alma herida. Pero, ¿aprovechará ella esta segunda oportunidad en el amor, o es el momento equivocado para ellos otra vez? "Había días en los que habría cambiado un año de mi vida sólo para tocarte una vez más." Mark Williams
  • 7. Prólogo Traducido por Blanca20011983 Corregido por Anaid Once años antes… Meredith os vemos en tu casa en 30 minutos. Te amo. Sonrío y escribo un rápido «yo también te amo» en respuesta y apago mi teléfono mientras me apresuro a casa cuando salgo de la clase de baile. Quería perderme la clase hoy, pero Mark insistió en que fuera. Dijo que entendía lo importante que la danza es para mí y que me vería más tarde. Vamos a celebrar mi decimoséptimo cumpleaños esta noche. Es una semana antes porque mi mamá estará en casa el día de mi cumpleaños, pero esta noche, se va a un viaje de negocios, y Mark les dijo a sus padres que se iba a quedar con un amigo para que pudiera estar conmigo toda la noche. No puedo decidir si estoy súper nerviosa o súper emocionada. Tal vez ambos. Porque esta noche lo haremos. Sonrío y retuerzo mi culo en una pequeña danza feliz en el asiento del conductor de mi Ford Escort 1995. Solo tengo el tiempo suficiente para tomar una ducha rápida y retocar mi maquillaje antes de que Mark llegue a mi casa. Me doy prisa en el baño, pero pongo mucha atención en afeitarme las piernas y las ingles. Limpio la niebla del espejo de mi baño y arrugo mi nariz. Mi maquillaje no sobrevivió a la danza y el baño, así que froto rápidamente mi cara para limpiarla y re aplico mi delineador de ojos y rímel y me pongo un poco de brillo de labios. Mark me vio sin maquillaje un montón de veces, pero quiero que al menos parezca que estoy haciendo un esfuerzo esta noche. N
  • 8. Me pongo una falda corta negra y una blusa de color rojo que muestra mi estómago y después de escoger una lencería de encaje negro que he guardado para esta ocasión, giro sobre mi hermoso vestido y camino delante del espejo. —Estás preciosa —oigo detrás de mí y sonrió cuando me doy la vuelta para ver a Mark apoyando su hombro en el marco de la puerta—. Así que esto es lo que parece. —Eso es. —Abro los brazos y miro alrededor de mi habitación. Mami no permite que Mark esté aquí conmigo, cuando viene a casa. Y es, probablemente, una buena idea, teniendo en cuenta para qué vamos a usar la habitación esta noche. Los nervios se apoderan de mí y tuerzo mis dedos cuando mariposas gigantes revolotean en mi estómago. —Me gusta esto. —Sus ojos todavía no se apartan de mí. Sonrío tímidamente. —Ni siquiera lo has mirado. Él sonríe y mira alrededor de mi habitación. Mis zapatos de baile se encuentran dispersos. Fotos de mis amigos y grupos de danza están desordenadas en un corcho en la parte superior de mi escritorio donde está el ordenador. Una foto de él y yo juntos en el mercado de Pike Place está en un portarretratos al lado de mi cama. La parte superior de mi armario está llena de maquillaje y joyas. Mi cama está hecha perfectamente. He cambiado las sábanas antes de ir a bailar esta tarde. —Me gusta —repite—. ¿Por qué estás ahí de pie, distante? Me encojo de hombros y miro por la ventana, observando la lluvia por la ventana. —Hey, M. —Camina hacia mí y me abraza. Esto es lo que necesitaba, la familiaridad de su olor y la sensación de sus fuertes brazos alrededor de mis hombros. Es mucho más grande que yo. Sus músculos están absurdamente definidos, pero fue su dulce sonrisa y ojos azules lo que me capturaron desde el día que lo vi en la clase de biología del año pasado.
  • 9. Cuando sonríe, parece que tiene un indecente secreto. Espero poder descubrir todos sus secretos indecentes esta noche. —Voy a hacer la cena para ti —dice antes de besar mi frente y tomar mi mano para guiarme a la planta baja, a la cocina. —¿Lo harás? —Me río y bajo por las escaleras detrás de él saltando—. ¿Qué vas a hacer? —Pollo parmesano y fideos. —¡Santas calorías, Batman! —Exclamo y mentalmente calculo la cantidad de kilómetros que tengo que correr para quemarlos. —Es tu cumpleaños, M, las calorías no cuentan —dice y me lleva a la barra con comida en la cocina. —¡Me has traído flores! —Exclamo e inmediatamente entierro mi nariz en las hermosas rosas rojas que están en mi mesa de la cocina. Tiro de la tarjeta del soporte de plástico y lo leo en voz alta—. Para M, feliz cumpleaños. Amor, M. Sonrío, pero en mi cabeza estoy saltando arriba y abajo como una gran idiota y me tiro a los brazos de Mark. —Gracias. —Por nada. —Me besa duro antes de ponerme abajo y empezar con la cena. —Tendrás tu verdadero regalo después. —¿Hay más? —pregunto y aplaudo con entusiasmo. —Sí —responde. Me pone un poco de agua con gas y me siento a observar a mi hombre corriendo en la cocina. —Eres bueno en eso.
  • 10. —Mamá hace que nos turnemos para cocinar —dice encogiéndose de hombros—. Ella dice que tenemos que ganarnos la vida. —Me encanta tu madre —le digo y le doy un trago al agua. —Ella también te quiere. —Estoy tan feliz de que gustemos a los padres de cada uno. Realmente sería algo malo si fuese lo contrario. —¿Tenías alguna duda de que le pudiera gustar a tu madre? —pregunta. —No. —Me río y niego con la cabeza—. Eres muy encantador. —Solo estoy bromeando. Me gusta mucho tu madre. Me siento culpable de mentirle sobre esta noche. —Lo sé. —Me muerdo el labio y miro hacia abajo a mi vaso. —Hey, todo va a salir bien. Asiento y me siento a observar cómo se mueve por la cocina, disfrutando de la manera en que se mueve. Tiene una gracia natural que saca la bailarina en mí. Cuando bailamos juntos en la fiesta de graduación, pensé que nada podría ser mejor que eso. Cuando la cena está lista, me sirve primero a mí y nos reímos durante toda la comida, hablando acerca de la escuela y de nuestros amigos en común. —¿Cómo está Luke? —pregunto a la ligera. —Bueno, está tratando de hacer una audición para un proyecto de película sobre vampiros —dice con una sonrisa—. ¿Puedes ver a mi hermano como un vampiro? Me río con él y niego con la cabeza. —Es bueno para ser un vampiro.
  • 11. —Sam está disfrutando de la universidad —continúa mientras limpia nuestros platos—. La casa parece tranquila sin ella. —Ella no me quiere —le contesto y me muerdo el labio. No importa lo mucho que trato de hablar con la hermana mayor de Mark, a ella no le gusto. —Sam no te conoce muy bien, y está medio retraída con extraños —dice y pone el último plato en el lavavajillas, a continuación, toma mi mano entre las suyas y la besa suavemente—. Además, no me importa si a Sam no le gustas. Sam no está enamorada de ti. —Gracias a Dios —le digo con una sonrisa y me inclino hacia él, con la esperanza de que me bese de nuevo. No me canso de besar a Mark. Apoya su frente contra la mía y frota las manos arriba y abajo en mis brazos suavemente, enviando escalofríos a través de mí. —¿Estás segura de esto, M? No tenemos que hacer nada más que tumbarnos en el sofá y ver la televisión, si quieres. —¿Es eso lo que quieres? —le pregunto en voz baja. —No. —Se ríe y, si no me equivoco, se ruboriza ligeramente—. No puedo mantener mis manos lejos de ti, y no quiero nada más que hacer el amor contigo, pero es un gran paso, y solo quiero que sepas que está bien si no estás lista. Lo amo aún más después de este discurso. Con un renovado sentido de confianza, entrelazo sus dedos con los míos, disparo una sonrisa satisfecha por encima de mi hombro y lo llevo por las escaleras a mi habitación. Una vez dentro, cierro y bloqueo la puerta —por si acaso— y me sigue a la cama. Mantengo el contacto visual con él, me arrastro a la cama y me tumbo sobre los codos de la forma más seductora que puedo hacer, inclino mi dedo en una invitación para que se una a mí. —Supongo que eso significa que estás segura —dice entre dientes y se quita los zapatos rápidamente arrastrándose sobre el colchón conmigo. —Creo que sí —le susurro. Mi estómago está haciendo cabriolas locas cuando él se
  • 12. inclina y me besa en la mejilla y luego por mi cuello. —Eres tan hermosa, M —susurra—. Soy tan afortunado de que seas mía. Sonrío y cierro los ojos mientras él empuja sus dedos en mi pelo y gira mi cabeza para encontrar sus labios. Me guía a mi espalda y se cierne sobre mí, besándome por lo que parece una eternidad. Mis manos están sobre su espalda y brazos. Dios, me encanta la sensación de su cuerpo, y de repente, quiero sentirlo desnudo. Ahora. Tiro el dobladillo de su camisa y se aleja lo suficiente como para tirar de ella sobre su cabeza, lanzarla al suelo y luego volver a besarme, pero ahora sus manos se pasean por todo mi cuerpo. A esto estoy acostumbrada. Lo hemos hecho en innumerables ocasiones. Incluso me quito la camisa y el sujetador en el asiento trasero de su coche una noche después de un partido de fútbol, antes de poner fin a la misma. La lluvia está cayendo más fuerte fuera, y está mucho más oscuro. La única luz que se ve es del rayo de luz que viene de la calle, en la esquina. La respiración de Mark es más rápida cuando él empuja mi camisa y observa mi sostén. —Te voy a quitar estas prendas increíbles —dice, mirándome atentamente. Asiento, me siento y dejo que tire de mi camisa sobre mi cabeza, y mi sostén. Sus dedos tiemblan tanto que se toma unos segundos para conseguir desabrochar el sostén. Entonces me sacudo de mi falda y las bragas, y cuando me muevo para poner mis manos en mis tetas, las retira y besa mis palmas suavemente—. Nunca he visto algo más hermoso que tú. Estoy perdida en sus ojos azules. Estoy muy delgada y mis pechos no han alcanzado todavía su pleno potencial, pero cuando él me mira con tanto amor, sé que me está diciendo la verdad. —Te amo, M —murmuro y envuelvo su rostro entre mis manos—. Te quiero mucho. —Yo también te amo bebé —dice y me besa suavemente. Alcanzo el botón de sus
  • 13. vaqueros y un poco torpe y soltando unas cuantas maldiciones, él consigue tirarlo y lanzarlo a un lado y de repente ahí está con toda su gloria. —Eres malditamente caliente, Mark Williams —digo y miro mi mano deslizarse sobre su cadera en ese músculo realmente sexy. Mis ojos se mueven a lo largo de su cosa... y me emociono por la sorpresa—. Santa mierda. —¿Esa es una buena santa mierda o una mala santa mierda? —pregunta con una risa. —Eso no me va a caber —le digo y siento mi cara ardiente de rubor. ¡Jesús cierra la boca, Meredith! —Lo hará —promete, y empuja mi mirada de vuelta a la suya y me besa un poco más. Sabe que me encanta besarlo. Se acuesta encima de mí y envuelve mi cabeza entre sus manos y me besa suavemente, mordisqueando mis labios y acariciando mi nariz con la suya. Bueno, cuando mis músculos del estómago se relajan, empuja entre mis piernas y puedo sentirlo allí. —Oh Dios —hablo con pánico. —Oye, está bien, nena. —Estoy muy nerviosa —le digo y me muerdo los labios, mirándolo a la cara. —¿Todavía estás segura? ¿O sólo estás nerviosa sobre cuál va a ser la sensación de eso? —Solo nerviosa sobre cuál va a ser la sensación —le respondo con sinceridad. —Mírame, M. Solo a mí. —Se mueve con cuidado un poco por dentro y me duele —maldita sea, me duele— pero entonces no me duele tanto—. Respira conmigo, Meredith. Tomo una respiración profunda y sigo observando sus ojos con toda mi atención, y cuando respiramos juntos, él se desliza más profundo dentro de mí. Su frente está goteando de sudor y se lame los labios con nerviosismo, y puedo ver que está tan nervioso como yo.
  • 14. —Te amo, bebé —susurra en voz baja. —Yo también te amo. —Feliz cumpleaños. —Gracias. Entrelaza sus dedos con los míos y mantiene las manos contra la cama al lado de mi cabeza. Dios, es tan jodidamente grande. Y es incómodo, pero tiene un ambiente muy diferente. Completa. Nuestras respiraciones están llegando muy rápido, y entonces empieza a moverse, como si él simplemente no pudiera evitarlo. Sus caderas se mueven hacia atrás y empuja de vuelta, lentamente al principio y luego más rápido. —Oh Dios mío, esto es tan jodidamente increíble —dice con reverencia—. Estoy tan contento de que seas mía por primera vez, M. —Yo también —le digo, me alegro de que esté hablando. Parece extraño cuando estamos en silencio. Hablamos sin parar—. Estoy muy contenta de habernos esperado uno al otro. —Yo quiero ser tu único, bebé. —¿Quieres? —Oh, sí. Tú y yo, M y M, contra el mundo. —Sus caderas se mueven más rápido, y puedo sentir mis ojos llenarse de lágrimas cuando su cuerpo se tensiona. Dios, yo nunca sentí nada igual en mi vida. Es como si estuviéramos no solo conectados físicamente, sino en todos los sentidos. —Oh Dios, nena. Me voy a correr. —Bien —acaricio su cara con las manos—. Es una buena cosa, ¿no? Goza, M. —Oh, mierda. —Su rostro se contorsiona en esta extraña máscara, como si estuviera en un gran dolor, y no puedo quitar mis ojos de él. Guau. —¿Estás bien? —pregunto en voz baja.
  • 15. —Supongo que yo tengo que preguntarte esto —contestó, respirando con dificultad. —Estoy bien —le digo y sonrío para tranquilizarlo. Pero necesitas salir porque... ow. —Te amo, M. —Inclina su frente contra la mía en voz baja. —Yo también te amo, M. Un año más tarde Nunca he estado tan jodidamente nerviosa en mi vida. Ni siquiera la primera vez que Mark y yo tuvimos sexo. Sonrío cuando pienso en esa noche, y las muchas, muchas veces que hemos tenido sexo desde entonces. Mi Mark es insaciable y hemos aprendido mucho el uno del otro el año pasado. No va a ser mío por mucho tiempo. Doy una respiración profunda y la suelto lentamente cuando veo su coche parar en el camino de entrada. Nos graduamos de la escuela secundaria la semana pasada. Fue un momento de orgullo para nosotros, para nuestras familias, que nos prepararon una gran fiesta. Y deberíamos ir juntos a Nueva York en dos días. —Hola, cariño —dice con su sonrisa característica cuando me ve en el porche y me abraza—. ¿Estás empacando? —Sí —le contesto, enterrando mi nariz en su cuello, a sabiendas de que esta podía ser la última vez que tengo el derecho de hacerlo. —¿Qué pasa? ¿Que está mal? —Se aparta y estudia mi rostro. Me conoce tan condenadamente bien—. ¿M? —No creo que debas venir conmigo a Nueva York —le digo muy rápido como si retirases una tirita.
  • 16. Parpadea y frunce el ceño. —¿De qué estás hablando? Hemos conversado de ello desde el año pasado. —Lo sé, es solo que... —Empujo mis dedos por mi cabello y aseguro mi cordura—. Tengo que concentrarme en el baile, Mark. —Bien —niega con la cabeza como si no lo entendiera—. ¿Por qué el cambio? —He estado pensando en ello durante un tiempo, pero no sabía cómo decírtelo. —¿Cuánto tiempo? —Hace unos meses —le susurro. Desde el día que mi instructor me llevó a un lado cuando me agarró soñando con Mark y me gritó acerca de las responsabilidades y de lo difícil que va a ser estar en Nueva York. —¿Meses? —Se frota los dedos sobre su boca y comienza a verse un poco en pánico— . Mer, ¿de dónde viene eso? ¿Hay alguien más? —¡Por supuesto que no! —Lo miró boquiabierta como si hubiera perdido la cabeza— . ¡Sabes que yo te quiero tanto que duele! —¿Entonces por qué? —Porque tengo que concentrarme en el baile, Mark. Esto será lo más difícil que voy a hacer. Los días son muy largos, y es tan competitivo. —Así que estás diciendo que voy a estar justo en el camino. —Apoya las manos en las caderas, me mira y siento la primera lágrima caer. —Vas a ser una distracción que no puedo permitirme, M. —Doy un paso hacia él, rogándole con los ojos que entienda, pero él se retira. —No quiero hacer las cosas a larga distancia, Meredith. —Yo tampoco. —Es un susurro, y su rostro está pálido cuando él se da cuenta de qué es exactamente lo que eso significa.
  • 17. —¿Estás terminando conmigo? —Te amo, Mark. —Pero estás terminando. —Acabo de pensar que somos muy jóvenes, y tengo que centrarme en la danza. Él da un paso más lejos, parpadeando ciegamente, y sé que le estoy rompiendo su corazón. —Gran cosa, M y M contra el mundo —escupe. —Mark, entra y habla conmigo. —No, ya has dicho lo suficiente. —Se detiene y me mira mientras lloro, las lágrimas de sus ojos—. Buena suerte para ti, Meredith. Con eso, niega con la cabeza y se va, y yo corro dentro para encontrar a mi madre llorando en la sala de estar, después de escuchar nuestra conversación. —Madre —lloro y caigo en sus brazos. —Oh, niña —murmura—. Lo siento por los dos. —¿Qué acabo de hacer? —Estoy llorando incontrolablemente, apoyándome pesadamente en mi madre. —Tú tomaste una decisión adulta bebé. Pero yo sé que te duele. Y a él le duele también. —Yo le quiero mucho. —Lo sé. —¿Cómo voy a vivir sin él? Ella acaricia el pelo y besa mi frente.
  • 18. —Día a día, mi amor. Dos días más tarde Nunca he estado en un avión antes. No vengo de una familia pobre, pero nunca vamos de vacaciones que requiera transporte aéreo. Y ahora aquí estoy, tan solo unos meses después de mi décimo octavo cumpleaños y en un avión. Sin Mark. Saco mi teléfono de mi bolsillo y vuelvo a leer el mensaje de texto de anoche. Al que yo no respondí. *Por favor, no nos hagas esto. Podemos hacer que funcione. Te amo. Dios, ¿qué he hecho? Lloré sin parar durante dos días. ¿Puedo salir de este avión? Mierda, simplemente cerraron sus puertas. Tal vez no van a pedir mi identidad, si pido una bebida. Nunca bebí un día en mi vida —un montón de calorías— pero necesito algo para calmarme ahora. ¡Necesito a Mark! ¡Necesito a Mark! Estoy a punto de levantarme y hacer una gran escena cuando su voz llena mi cabeza. Solo respira, M. Respira conmigo. Respiro hondo y cierro los ojos y me concentro en su voz, deseando con todo mi corazón que él estuviera en realidad a mi lado, hablando conmigo. Solo respira, M.
  • 19. Capítulo 1 Traducido por Blanca 20011983 Corregido por Anaid Diez años después… Mark ey, hombre. Entra. —Mi hermano Luke, da un paso atrás cuando cruzo por su puerta y veo a mi hermosa cuñada, Natalie, cerrando los pantalones de su hijo recién nacido, Keaton, y levantándolo en brazos. —¡Tío Mawk! —Olivia, la hermana mayor de Keaton, exclama y camina con paso inseguro hacia mí con sus brazos en alto y una amplia sonrisa en su rostro perfecto. —Hola, pequeño polluelo —le digo, la levanto y la acurruco en mis brazos. —Mi bebé —dice y señala a su hermano. —Ella lo reivindicó —le digo con una sonrisa y me inclino para besar el rostro de Nat. —De hecho —respondió ella con sequedad—. Keaton es de ella, junto con todos sus juguetes y ropa. —Está bien, puedes tener lo que quieras —le digo y soplo ruidosamente en su cuello, haciéndola reír. —Ya casi termino —dice Luke, y acaricia los bolsillos de los pantalones del traje, mirando alrededor de la habitación con el ceño fruncido—. ¿Dónde está mi billetera, nena? —H
  • 20. —En el mostrador de la cocina —le señala y luego se echa a reír—. Está más despistado que yo desde que Keaton llegó. Natalie es una mujer hermosa con el pelo largo, grandes ojos verdes y curvas que se extienden. Mi hermano es un hombre con suerte, y yo hago mi parte de coquetear con ella tanto como sea posible, solo para volverle loco. —Huye conmigo —le digo y envuelvo mi brazo alrededor de sus hombros, acercándola a mi lado—. Es feo y apesta la mayor parte del tiempo. —Quita tus manos de mi mujer, hombre. —Luke me frunce el ceño y sacude la cabeza. —Ella me ama. ¿No, querida? —Yo te amo. —Me da una palmadita en mi pecho y sonrío orgullosamente—. Pero amo a mi marido todavía más. —Qué daño —le susurro en voz alta y jadeo en fingida desesperación—. ¿Qué voy a hacer ahora? —Estoy seguro de que tienes decenas de mujeres en fila quienes adorarían la misma invitación. Sonrío y asiento, pero la verdad es que no tengo muchas mujeres en fila que adorarían la misma invitación. Y estoy a punto de encontrarme cara a cara con la única mujer que me puede dejar de rodillas por primera vez en diez años. —Estoy tan triste de escuchar sobre Adelaide Summers, Mark. —Nat le besa en la mejilla y le frota el brazo con suavidad—. Era una buena mujer. —Era —asiento mientras el dolor atraviesa mi corazón de nuevo. La madre de Meredith perdió su lucha contra el cáncer de mama hace apenas una semana, y voy a ir a su funeral hoy—. Fue con certeza buena para mí.
  • 21. —Me gustaría ir con ustedes, pero tengo que estar con el bebé todo el día. Le sonrío y beso la mejilla de Livie de nuevo. —Está bien. Luke, tú no tienes que ir tampoco. No es gran cosa. —Sí, lo es —dice y frunce el ceño hacia mí. Puede leerme muy bien—. Quiero ir. Addie me gustaba. Asiento, secretamente aliviado de no ir solo, y pongo a Olivia en el suelo cuando Luke me lleva a la puerta principal. A mitad de camino, se vuelve rápidamente y agarra a su mujer con un beso largo y profundo. Querido Jesús, se podría pensar que todavía son novios. —La vas a ver en unas pocas horas, Romeo. —Vete a la mierda —dice con una sonrisa—. Estás celoso. —Estoy enfermo —le contesto, y lo llevo a mi jeep. —¿Cómo estás realmente? —me pregunta Luke en voz baja, cuando salgo del garaje de su nuevo hogar hacia Bellevue, donde se celebrará el funeral. —No lo sé, hombre. Sabía que estaba enferma, por lo que no fue algo sorprendente. —Quiero decir sobre Meredith, Mark. Jesús, eres terco. Me encojo de hombros y froto mi mano sobre mi cara. Tuve diez años para acostumbrarme a la idea de volver a verla, y ahora estoy nervioso como el infierno. —Probablemente se haya casado —le contesto. —Los dos sabemos que eso no es cierto —dice en voz baja. —Mira, no hay mucho tiempo. Solo voy a despedirme de una mujer a la que quería. Ver a Mer es parte de eso —trago saliva y Luke se da cuenta. —Pero… —pregunta.
  • 22. —Pero parece que por fin estoy diciendo adiós a Mer definitivamente. Como si fuese el final de todo esto. Luke suspira y desliza sus gafas de sol. —Lo siento, hombre. Me encojo de hombros y me centro en la carretera. —Es lo que es. La funeraria no está lejos de nuestra casa de la infancia. Hay varios coches aparcados en el estacionamiento y algunas personas fuera están hablando. Otros están entrando y saliendo de las grandes puertas rojas de la funeraria. —Vamos a ver cómo va —le susurro. Jesús, no he estado tan nervioso en años. Luke y yo cerramos nuestras puertas y caminamos hacia la entrada. Luke parece la celebridad millonaria en un traje de diseñador personalizado. Yo también estoy con un traje oscuro y una corbata de color púrpura. Púrpura era el color favorito de Addie. Caminamos a través de la puerta principal y saludo con la mano a algunas personas que conocemos. Mamá y papá están hablando en voz baja con otra pareja que conocen y nos saludan a nosotros cuando nos ven, luego vuelven a su conversación. Cuando entramos en la zona de la capilla, escucho su voz. La voz de ella. Me detengo donde estoy y la miro, de pie junto al féretro cerrado, que está cubierto con todas las flores favoritas de Addie, hablando con el pastor. Está limpiando sus ojos con un pañuelo y sacudiendo la cabeza. No me ha visto todavía, así que espero un momento y me deleito con su visión. No es más joven de lo que conocí una vez tan íntimamente. Conocía cada centímetro de ella. Sabía lo que la excitaba y lo que la hacía estremecer. Lo que la hacía sonreír.
  • 23. Lo que la hacía suspirar de placer. Pero mejor que eso, sabía lo que hacía reír. Lo que la ponía triste. Cómo animarla e incluso lo que iba a decir antes de decirlo. Lo sabía todo. Ella era mi mundo, y aunque sé que yo era muy joven, nada iba a borrar lo que sentí, de pie en el balcón de ella, diciéndome que no me quería más. Luché con ese demonio particular, durante años. Ella se vuelve y me mira, sus ojos azules brillantes en mí, y, de repente, viene hacia mí, caminando rápidamente en esos tacones negros. Su está rostro arrugado y, para mi sorpresa, se lanza a mis brazos y se agarra con todas sus fuerzas. —No puedo creer que haya muerto, M —susurra y entierra su cara en mi cuello, como siempre solía hacer, como si no hubiera pasado el tiempo y mi corazón se siente como si alguien lo estuviera apuñalando una y otra vez con una pica hielo. —Lo siento —le susurro y envuelvo mis brazos alrededor de ella, abrazándola contra mí—. Siento lo de Addie, M. —Por lo menos pude pasar la Navidad con ella —dice ella, y respira—. Quería pasar la Navidad y lo consiguió. Asiento y me dejo llevar por el momento, besándola en la cabeza. No me jodas, tiene el mismo olor. ¿Cómo es esto posible? —No sé qué más decir, querida —murmuro y le froto la espalda suavemente. Todavía es tan delgada. Tan pequeña. Sus caderas y pechos parecen tener más cuerpo por la feminidad, pero tiene exactamente la misma sensación que tenía en mis brazos. Como si hubiera nacido para estar aquí. ¡Detente, idiota!
  • 24. Parece regresar a sus sentidos y se aleja de mi abrazo, secándose los ojos. Sonríe a Luke. —Hola, Luke. —Me alegro de verte, Meredith —la besa en la mejilla y se inclina para susurrarle al oído. Ella sonríe suavemente y le hace señas cuando él se aleja. Un hombre que no conozco se para al lado de Meredith y envuelve su brazo alrededor de ella. —¿Estás bien, cupcake? ¿Cupcake? Luke y yo nos miramos el uno al otro de forma rápida, y todo un capítulo del diálogo pasa entre nosotros. ¿Cupcake? ¿Quién demonios llama a su chica cupcake? ¿Cómo puede soportarlo? ¿Y quién demonios es este idiota? Meredith le sonríe y gesticula para nosotros. —Estoy bien, Jax. Estos son Mark y Luke Williams. Ambos son viejos amigos míos. Cierto. Viejos amigos. Pasé la mayor parte de un año dentro de ti, querida. —Este es Jax —continúa. Luke y yo asentimos y, de repente, la música se inicia y el servicio está a punto de comenzar. Encontramos asientos en el centro, cerca de nuestros padres, mientras Mer y Jax caminan a la parte delantera de la sala. La observo acomodarse, con mis ojos agujereando su brazo todavía alrededor de sus hombros. ¿Permite que le llame cupcake?
  • 25. —Así que ella está con alguien —le susurro a Luke. —Puede ser solo un amigo. Sonrío y niego con la cabeza. ¿Qué esperaba, de todos modos? ¿Algún tipo de reunión feliz? Si esto era lo que yo esperaba que sucediese, habría corrido a su lado en el momento en que descubrí que estaba de regreso a Seattle a principios del año pasado. No va a suceder. El servicio comienza con la música y enseguida el pastor habla acerca de Addie y sus contribuciones a la comunidad, la familia, y las oraciones. Después de unas cuantas palabras más, pide a los voluntarios que compartan sus historias sobre Addie. Hay fotos colocadas al lado del ataúd. Fotos de Addie y Meredith, y fotos de la familia cuando Meredith era muy joven. Meredith se levanta y camina hacia el podio sosteniendo un pañuelo blanco en su pequeña mano. Quisiera estar allí con ella, para sostener su mano mientras pasa por eso. —Hola a todos —comienza y se aclara la garganta—. Gracias a todos por venir hoy. Mamá estaría orgullosa y feliz de verlos a todos. Seguro que ella los amaba. Aprieto mis manos en mi regazo y observo, con mis ojos fijos en los suyos. Lo siento, M. —Todos ustedes saben que mamá y yo perdimos a mi padre y Tiffany hace quince años —empieza, en referencia al accidente de coche que tuvo a su padre y su hermana cuando solo tenía trece años—. Supongo que sigo recordándome a mí misma que mamá está con ellos ahora, y están tan contentos de verse. Tiene que hacer una pausa y tomar una respiración profunda y, cuando lo hace, sus ojos se encuentran con los míos en la multitud. Parece enderezar los hombros y continuar.
  • 26. —Mi madre me enseñó a ser una luchadora. Siempre decía: «Nadie va a perseguir sus sueños por ti, mi amor.» Y tenía razón. Me enseñó cómo ser una buena mujer, y luchar por lo que crees que es lo correcto. Asiente lentamente, sin dejar de mirar hacia mí. —La voy a extrañar. Todos los días. Pero estoy contenta de que ella ya no esté enferma. Siempre fue tan fuerte, una mujer tan fuerte, que estar enferma el año pasado apenas la molestó. Nos reímos y todos asentimos, sabiendo que tenía razón. —Así que, aunque es tan difícil decir adiós, sé en mi corazón que ahora es mucho más feliz. Te quiero, mamá. Regresa a su asiento y otros amigos se ponen a contar historias de Addie. Algunas son divertidas, otras simplemente agradables. Por último, me levanto, abotono mi chaqueta, y camino hacia el podio. Cuando miro a Mer en la primera fila, el hijo de puta de Jax tiene su brazo alrededor de los hombros de nuevo, frotando suavemente su brazo. Nunca quise golpear tanto a alguien en toda mi vida. —Soy Mark Williams —empiezo a hablar y sonrío, mirando el ataúd de Addie—. No podía estar aquí hoy y no compartir una historia sobre mi Addie. Jesús, ¿qué historia digo? —Conozco a esta mujer increíble desde que era joven. Solía asustar a la mierda fuera de mí, sobre todo porque estaba saliendo con su hija. Todo el mundo se rio de mí, sintiéndome más cómodo. —Pero rápidamente me enteré de que Addie era una mujer sensata que nunca salió con un extraño. Era generosa y leal. Y aunque mi relación con su familia ha cambiado con el tiempo —miro hacia abajo para ver nuevas lágrimas rodando por la
  • 27. cara de Mer y me hace realizar una pausa. Me aclaro la garganta y continuó—: Addie nunca me trató de manera diferente. La visité muchas veces durante estos años. Le cortaba el césped, o la ayudaba en la casa. Y cada vez que me presentaba en su casa, estaba como si no me hubiera visto en los últimos años, y siempre tenía un cálido abrazo y un vaso de limonada esperándome. Me muerdo el labio y miro al fondo de la sala, perdido en mis propios pensamientos de esa mujer especial. —Gracias, Addie, por hacerme sentir como en familia. Era usted una señora increíble. Sonrío y vuelvo a mi lugar. Varias personas se levantan para hablar, luego otra canción se reproduce cuando el pastor da la bendición. —¿Quieren venir con nosotros a la recepción? —pregunta mamá y toma mi mano en la suya cuando se levanta. —Supongo que no —le respondo. No puedo soportar ver a Meredith con este hombre durante las próximas horas. De ninguna manera. —Tengo que volver con Nat y los niños —dice Luke besando el rostro de nuestra madre. —Lo que dijiste fue realmente genial, hijo mío —dice papá, y golpea su mano en mi hombro—. A Addie le hubiera gustado eso. —Gracias, papá. Miro alrededor de la habitación por última vez y veo a Mer secándose los ojos y abrazando a uno de sus antiguos vecinos. —Vamos, hombre —le murmuro a Luke. —¿No quieres decir adiós?
  • 28. Niego con la cabeza y miro a la mujer más bella en la habitación. —Ya lo hice. Nos despedimos de nuestros padres y hacemos una salida rápida a mi Jeep. —Bueno, fue mejor de lo que esperaba —dice Luke, y suspira. —Fue un funeral, hombre. ¿Qué esperabas que sucediera? —No seas un culo. Mer se ve muy bien. Y ella te abrazó. Eso me sorprendió. —Ella está de luto. —Me encojo de hombros, como si no fuera gran cosa, pero mi estómago sigue nervioso—. Soy un familiar. Si la hubiera visto en la calle, hace dos meses, no habría sido de esa manera. —Si tú lo dices... —¿Qué estás tratando de hacer? ¿Juntarme con ella? Tiene un hombre. Señor cupcake. —¿Quién demonios llama cupcake a su chica? —pregunta Luke con una risa. —Me pregunto lo mismo. ¿Cómo diablos puede soportarlo? —Es muy cursi —concuerda con un movimiento de cabeza—. ¿Estás bien? —Estoy bien. —Ven dentro —dice Luke cuando aparco en su casa—. Parece que Jules y Nate están aquí. —No he visto al bebé desde que nació. —Nos bajamos del jeep y cuando entramos, nos encontramos a Jules y Nat riendo. Nate está tendido en el suelo boca abajo y Livie está subiendo encima de él. —Le compramos un trepa-trepa1 última generación, y lo único que quiere es llegar a 1 Trepa-trepa: Una estructura de palos y barras para que los niños suban y jueguen.
  • 29. Nate —murmura Luke con disgusto. —Yo misma quiero subir encima de Nate —responde Jules y mueve las cejas—. Oye, guapo —se levanta y envuelve sus brazos alrededor de mí—. Lo siento por tu pérdida. —Gracias, cariño. —Le doy un fuerte abrazo y le beso en la frente antes de que se marche, por lo que hago un camino directo a la hermosa niña en los brazos de Nat— . Mi turno. —¿Quién diría que babearías tanto por los bebés? —dice Nat y se levanta del suelo. —Soy una ventosa para las mujeres —le respondo y sonrío hacia abajo a su recién nacida Stella Montgomery McKenna—. Hola, preciosa niña. —Es caliente verte con un bebé —dice Nat, pensativa. —Me alegro de que lo apruebes. Es bueno saber que la mujer que voy a robar de mi hermano piensa que soy caliente. —Eso no va a suceder —responde Luke cuando le pasa a Keaton dormido a Nat, y luego la envuelve en sus brazos y la sienta en su regazo—. Consigue a tu propia chica. —Encontré una —le contesto y sonrío a Stella que me está mirando con grandes ojos azules—. Dios, Jules, es increíble. —Lo sé —suspira y se apoya en el brazo de Nate, observándonos. Livie se tambalea entre las rodillas de Nate, pidiendo ser atrapada en su regazo. Nat está sosteniendo a Keaton. —Esto parece una guardería. Natalie se ríe y besa la rubia cabeza de su hijo. Mientras que Livie nació con el pelo oscuro, su hermano menor tiene el pelo claro como Luke. —El parto de Brynna es en cualquier momento, ¿verdad? —le pregunta Nate a Jules, refiriéndose a su cuñada. —Sí, solo unas pocas semanas más.
  • 30. —Todos son unas máquinas de hacer bebés. Pero gracias por quitarme la presión de encima con mamá y papá —parpadeo hacia Luke riendo y suavemente frota las yemas de los dedos sobre la cabeza de Keaton. —De nada. A tu disposición. El pequeño labio rosado de Stella se arruga, y de repente, deja escapar un fuerte grito. —Oh, bueno, esa es mi señal para salir. —Me muevo suavemente con el bebé que llora por su madre y me retiro con las manos levantadas en señal de rendición—. Yo no lidio con mujeres llorando. —Marica —me insulta Luke. —Llámame todos los nombres que desees. No me gusta hacer llorar a una chica. — Beso a cada una de las chicas en la mejilla y me dirijo de nuevo hacia la puerta principal—. Que tengan una buena tarde. —¡Hasta luego! —Todos hacen señas y me dirijo a mi Jeep y hacia la casa que he comprado recientemente en el norte de Seattle. Es una casa que necesita reparaciones, pero me lo compré por una ganga, ya que trabajo en la construcción para vivir, creo que puedo arreglarla y luego venderla por una buena cantidad. Ganar-ganar. Me pregunto qué hará Mer con la casa de su madre. ¿Se quedará con ella? ¿Vivirá en ella? ¿Con Jax? ¿Por qué esa idea me pone violento? Porque sigo pensando en ella como si fuera mía. Después de todo este tiempo, cuando pienso en Meredith, ella es mi Meredith. ¿Irracional? Sí. ¿Estúpido? Por supuesto. Pero me importa un carajo.
  • 31. Respiro hondo, froto la mano sobre mi cara y me siento, de repente... pesado. A partir de ahora, parece definitivo. Terminado. Tal vez tuve la esperanza todos esos años, que iba a volver a sus sentidos y venir corriendo de nuevo a mí. Joder, no sé lo que pensé. Pero al verla hoy, abrazarla con tanta fuerza y escuchar su voz en mi oído llamarme M, y luego ver a otro hombre reclamarla, finalmente, hizo caer la ficha. No es mía. No ha sido mía durante un tiempo, mucho, mucho tiempo. Era hora de seguir adelante.
  • 32. Capítulo 2 Traducido por Blanca20011983 Corregido por Anaid Tres meses después Meredith adison, para no ser confundida con Madeline, así no le decimos Maddie, olvidó sus zapatos en casa —dice Jax deprisa, pasando agitado a mi lado entre los bastidores—. Así que su madre está haciendo una carrera loca hasta la casa para conseguirlos. —Está bien, tenemos unos treinta minutos —digo y apoyo las manos en las caderas para hacer un estudio de la zona. Las niñas se están admirando en los espejos con sus hermosos tutús2 y maquillaje—. No puedo creer que alquilásemos los tutus — murmuro. —A las madres les encanta verlos en ropa de baile con volantes. —Jax se encoge de hombros y luego se ríe cuando una niña, mirándose en el espejo, hace una vuelta completa, paralizada por la visión que tiene delante—. Y a las niñas les gusta eso, también Asiento y luego me agacho para ayudar a otra niña con sus zapatos. En poco tiempo, la emoción entre los bastidores es cada vez mayor. Las chicas están emocionadas para mostrar a sus mamás y papás lo que aprendieron. O simplemente mostrarse en el escenario. Tenemos chicas de todas las edades bailando hoy. —¡Diez minutos! —dice Jax y todas las chicas aplauden con entusiasmo—. Hey, ¿ese 2 Tutús: falda de bailarinas. —M
  • 33. no es el Sr. Hot Tamale3 , en el público? Frunzo el ceño, miro a través de la cortina y tengo una visión general del público. Efectivamente, allí mismo, en la primera fila, Mark está con Luke y su familia. ¿Qué están haciendo aquí? Miro de nuevo a Jax con la certeza de que el pánico está escrito por toda mi cara. Se ríe y me da palmaditas en el hombro. —Ve a saludar. —Oh Dios. —Agarro mi estómago e, interiormente, me estremezco cuando pienso en la manera en que me lancé a él en el funeral de mi madre. No sé qué me pasó. Lo vi, y fue como si no hubiera pasado el tiempo y, en ese momento, supe que él era el único que me podía consolar. Y entonces me di cuenta de lo que había hecho, y cuando me aparté, él estaba distante y era alguien que no conocía. Ni siquiera se despidió. Me muerdo el labio y decido: ¿qué diablos? —Ya vuelvo. —No hay prisa, por aquí estamos listos —parpadea Jax y pone su atención en una madre que pregunta por la clase de adultos. Voy detrás del escenario y me acerco a Mark y Luke. —Hola, chicos —digo, con una sonrisa brillante—. ¿Qué los trae por aquí? Es entonces cuando me doy cuenta de que hay una rubia impresionante sentada a la derecha de Mark, y el pequeño bebé que ella sostiene. 3Modismo que indica un hombre verdaderamente muy sexy.
  • 34. Santo Jesús, María y José, está casado y tiene un hijo. Y ese es el sonido de mi corazón despedazado cayendo al suelo. —Hola, Meredith —responde Luke con una sonrisa. La cabeza de Mark se gira hacia el lado cuando coge al bebé de su esposa. —¿Qué estáis haciendo aquí? —Estamos aquí para ver el espectáculo —dice Luke y equilibra al niño en su regazo—. Esta es mi esposa, Natalie, y nuestros hijos, Olivia —señala a la niña en sus rodillas y luego al bebé durmiendo acurrucado en los brazos de su esposa—: y Keaton. Sonrío y aprieto la mano de Natalie, luego vuelvo la atención a Mark. —Veo que debo felicitarte a ti también, Mark. Frunce el ceño por un momento y luego parece recordar que está sosteniendo al bebé. —Oh, esta es Stella —le besa la cabeza y me duele el pecho. ¡Ay Dios, se ve increíble con un bebé en sus brazos!. Pero no es nuestro bebé. No llores. No te desesperes. Puedes pasar por esto. Sigue sonriendo. —Es hermosa —suelto con la peor voz monótona que he oído nunca. Me está observando cuidadosamente y la mujer junto a él está escribiendo furiosamente en su teléfono, luego me mira y sonríe. —Hola, soy Jules. Lo siento, estaba enviando mensajes de texto a mi esposo. Está preocupado por Stella. Siempre se preocupa demasiado —se ríe y mete el teléfono en su Louis Vuitton junto a sus pies—. Es muy lindo. —Entonces, no es tu bebé —le digo a Mark, mortificada al escuchar el alivio en mi voz. —No, Nate podría tener problemas si tuviera hijos con Mark —se ríe otra vez, y lo empuja con el hombro—. Mark no podría sobrevivir a la ira de Nate si eso sucediera.
  • 35. —Seria un hombre muerto —concuerda Mark con una carcajada. Besa la cabeza de Stella de nuevo, con esa sonrisa pícara en su rostro que siempre me encantó. Se ve delicioso con una camisa roja y pantalones vaqueros desgastados. —Maddie, Josie y Sophie son mis sobrinas —continúa Jules y coge a Stella de los brazos de Mark—. Esta es nuestra familia. Mis ojos siguen su gesto y luego los veo a punto de enloquecer cuando una veintena de personas me saludan, incluyendo Brynna y Stacy, cuyas hijas están en mi clase. —¿Trajiste a toda la familia para un recital de baile? —pregunto sorpresa. —Maddie y Josie casi nos chantajearon emocionalmente para que viniésemos — respondió Mark—. Al parecer, tendrán el corazón roto si no estamos todos aquí. —Chantajistas —murmuró Caleb. —Hola a todos. Soy Meredith Summers. Soy propietaria de este estudio. ¡Gracias por venir! Espero que disfruten el espectáculo. Me giro para a salir y estoy justo en el backstage cuando una mano fuerte me agarra del brazo, me gira alrededor y me quedo mirando a un muy sexy Mark Williams. —¿Necesitas algo? —pregunto con la mayor calma posible. Sus labios se contraen, y sé que no le estoy engañando. —No tengo esposa ni hijos, Mer. Me encojo de hombros y miro ciegamente alrededor, evitando su cara. —Muy bien. Eso realmente no es de mi incumbencia. —No, no lo es —dice con voz baja—. ¿Cómo estás, M? Me muerdo el labio y cruzo los brazos sobre el pecho. —Estoy un poco ocupada ahora mismo. Siento mucho haberme abalanzado sobre ti,
  • 36. en el funeral de mi madre, estaba muy emocional y - … —Está bien —hace una pausa y mueve la cabeza. Dios, se ha desarrollado bien. Es robusto, con los hombros anchos y fuertes, y sus bíceps se contraen contra las mangas de su camisa. Creció unos centímetros. Su pelo está un poco más largo de cómo lo solía llevar, solo un poco despeinado, como si no se hubiera cortado el pelo por un tiempo. —Bueno, disfruta del espectáculo —vuelvo a salir, pero él me interrumpe de nuevo con su mano en mi brazo. —¿Cómo esta Mr. Maravilloso? —me pregunta de forma abrupta. Frunzo el ceño. —¿Quién? —Hey, entramos dentro de cinco minutos, bola de nieve —dice Jax cuando pasa corriendo. Me guiña un ojo, le sonríe a Mark y corre. —Él —dice Mark encogiéndose de hombros, y se me ocurre que debe pensar Jax es mi hombre. —Jax está bien. Es mi compañero. —Mark está de acuerdo y, si no me equivoco, sus ojos parecen húmedos antes de parpadear y ofrecerme una pequeña sonrisa—. Es mi pareja de baile y de negocios —aclaro. Inclina la cabeza, mirándome. —Está más interesado sexualmente en ti de lo que está en mí. Mark parpadea dos veces y cuando asume lo que estoy diciendo, una amplia sonrisa lenta se propaga a través de su hermoso rostro. —¿Puedo ver tu teléfono, por favor? —me pregunta y extiende su mano, expectante. Saco mi teléfono de mi bolsillo y se lo doy.
  • 37. —Es necesario que introduzcas el código de acceso —dice secamente. Me muerdo el labio y sonrío, cojo el teléfono para introducir el código de cuatro dígitos y se lo devuelvo. Toca la pantalla con los pulgares, concentrado y con el ceño fruncido entre sus ojos. Tengo que apretar los puños para no estirar los dedos y pasarlos por ese ceño. —¿Seguimos siendo amigos, M? —me pregunta, con el rostro repentinamente serio y de repente, me siento tan triste como jamás lo he estado, cuando mis ojos recorren su cara hermosa y familiar. Sus profundos ojos azules y la mandíbula cuadrada. Labios gruesos. Rubio. —No somos amigos, Mark —le digo con tristeza—. Somos desconocidos con recuerdos. Sacude la cabeza y mira a mi teléfono todavía en sus manos. Se mueve de nuevo y me mira con una media sonrisa que hace que mi estómago y mis muslos se tensen. —Vamos a ver qué podemos hacer al respecto. Mi número está ahí. El siguiente paso depende de ti. Parpadea y se aparta exactamente cuando Jax tira de mi mano, tomando mi atención. —Vamos, ya es hora. Estoy de acuerdo y niego con la cabeza, sorprendiendo a Mark cuando guardo mi teléfono en mi bolsillo y vuelvo al trabajo. Tengo veinte chicas que quieren bailar para sus padres. Y, al parecer, para todas sus tías y tíos también. —¡Vamos, chicas! ¡Es hora de mostrarles lo que tienen! No olviden lo que Jax y yo les dijimos acerca de la respiración y concentrarse en mí. Voy a estar en el público, ayudándolas a recordar los pasos, pero no me vais a necesitar. ¿De acuerdo? Todos ellas asienten con grandes ojos y yo sonrío alentadoramente. Esta es una de mis partes favoritas de este trabajo. Jax lleva a las chicas al escenario mientras tomo
  • 38. mi lugar en el público, de pie, cerca del escenario para que los más pequeños puedan verme. La música comienza y los destellos de las cámaras comienzan frenéticamente a mí alrededor, mientras los padres toman fotos, sus chicas giran y sonríen en el escenario, saludando a sus padres y madres. Sophie sonríe y dice: —¡Hola, papá! Son estúpidamente adorables. Cuando sus dos canciones terminan, agitan y dejan el escenario y unos momentos después, las reemplazan las niñas de más edad. Son tan divertidas cuando tratan de actuar de una manera más sofisticada, recordando sus pasos y cantando junto a Kelly Clarkson cuando ella canta acerca de ser más fuerte. Hay muchos aplausos y silbidos cuando termina el número, por lo que todas las chicas regresan al escenarios para un baile mas. Cuando todo está dicho y hecho, las chicas se llenan de emoción, felices con sus actuaciones. Jax y yo recibimos muchos abrazos y besos en la mejilla. —Te quiero señorita Mer —dice Maddie Montgomery y envuelve sus brazos alrededor de mi cuello—. Quiero ser una bailarina igual que tú y el Sr. Jax cuando crezca. —¿Quieres? —Me río y la abrazo con fuerza—. Sé que tú puedes hacer que suceda, dulce niña. Eres una joven talentosa. —Oh ¿en serio? —Pone sus manos sobre mis hombros y me mira con admiración. —Por supuesto —asiento y sonrío ampliamente con confianza. —¿Me vas a ayudar? —Me encantaría. Sonríe de nuevo y corre hacia su padre, Caleb, quien está acunando a un bebé recién
  • 39. nacido contra su pecho grande. El hombre es enorme, haciendo que el pequeño bebé parezca aún más pequeño en su contra. —¿Quién es este? —pregunto y señalo al bebé. —Este es nuestro nuevo hermanito —dice Josie con orgullo y Caleb sonríe suavemente hacia mí. —El espectáculo fue muy bueno —dice Brynna. La nueva mamá tiene un aspecto fantástico. —Gracias. ¿Cuándo lo tuviste? —Acaricio su pequeño culete cubierto con el pañal, pero estoy muy lejos. Los bebés me asustan. —Hace un mes —dice y mira amorosamente a su hijo. —Su nombre es Michael —dice Maddie. —Es un buen nombre —le respondo—. Felicidades. —Gracias —responde Caleb y besa la cabeza de su hijo. Wow, todos estos hombres calientes con bebés me están haciendo retorcerme. Me dirijo a buscar a Jax y en su lugar veo a Mark caminando hacia la salida. ¿Se va sin decir adiós otra vez? No debería estar decepcionada, pero no puedo evitarlo. Pero entonces, como si pudiera sentirme, se da la vuelta y me sonríe, asiente y señala a mi bolsillo donde está mi móvil, y desaparece por la puerta. ***** —Entonces, háblame sobre el Sr. Hot Tamale —dice Jax y me entrega la vinagreta para nuestras ensaladas. —¿Quién? —No te hagas la tímida conmigo. Ese tipo alto con el que estaba hablando hoy. Era
  • 40. el mismo chico de la funeraria. Nos instalamos en la sala de estar, yo en el sofá y Jax en el suelo con nuestra ensalada de pollo a la parrilla y agua. —Ese es Mark. Su tenedor se para a mitad de camino entre el plato y la boca, y él me mira. —¿Es aquel Mark? —El único y propio —le digo y tomo un bocado de la ensalada. —Ya sabía yo que no podía tener la suerte de que fuera gay —sacude la cabeza con disgusto y sigue comiendo. Jax es un chico caliente. Alto, de pelo oscuro y ojos oscuros, rostro y cuerpo escultural. Es perfecto físicamente, incluso con treinta. Podría haber seguido bailando un año o dos más, pero optó por retirarse y regresar a Seattle conmigo cuando mi madre se enfermó el año pasado. Es también el mejor amigo que he tenido. Nos conocimos durante mi primera semana en Nueva York y nos quedamos juntos desde entonces. Hemos pasado por todo junto: Audiencias. Espectáculos. Amantes. Todo el drama que viene con el mundo de la danza. Él es mi hermano en todos los sentidos que haya. —Definitivamente no es gay —murmuro y bebo la mitad de una botella de agua de un golpe. —Está por ti —dice y me mira de cerca. —Solía estarlo, Jax. Solía estarlo. —No, todavía lo está. Alzo las cejas y lo miro como si estuviera loco.
  • 41. —No me conoce ya. —A él le gustaría volver a verte, cariño —apunta con su tenedor y sigue hablando con la boca llena de comida—. Confía en mí. Sé cuando un hombre mira con lujuria. —Estoy segura que lo sabes, hombre prostituto. —Eso ha dolido. —Solo porque es verdad. Jax se ríe y se encoge de hombros. —Está bien, es cierto. Entonces, ¿lo ves? Sé lo que parece. Termino mi ensalada, pongo el plato a un lado, ato mi pelo en una cola de caballo con ambas manos, e inclino la cabeza hacia atrás en el sofá. —Mark y yo fuimos pareja hace mucho tiempo. —Sin embargo, cuando estoy a su lado, parece que fue ayer. Tiene la sensación de hogar. —Vi esa mirada en tus ojos cuando pensabas que tenía una esposa y un hijo —dice Jax y deja a un lado su plato. —Fue una reacción visceral —insisto, pero Jax asiente. —A ti te importa, Mer. Todavía te importa. Solo admítelo. Dejo escapar un largo suspiro y no me gusta el peso que siento sobre mi pecho. —Me importa. —¿Sabes cómo contactar con él? —Me ha dado su número hoy —le digo, ausente y arranco un hilo del cojín—. No sé si debería llamarlo. Nosotros éramos niños, Jax. Bebés. Fue hace una eternidad. —¿Y qué? —Se encoge de hombros—. Ahora no son bebés. Si todavía sientes algo, ¿por qué no lo llamas? Conózcanse. Tal vez encuentres que se ha convertido en un
  • 42. idiota y puedas poner todo en el olvido. —No es un idiota —le contesto con una sonrisa—. Eso lo sé a ciencia cierta. Mamá no hubiera querido a un idiota. —Mira, la forma en que me contaste aquella vez que nos emborrachamos y vertimos nuestros corazones el uno al otro, esa noche que nos escapamos de la audición Annie, tú fuiste la que rompió su corazón, y no al revés. Así que, si él está dispuesto a darte otra oportunidad, tal vez deberías darle una oportunidad también. —¿Quién eres? ¿Dr. Phil4 ? —Soy mucho más lindo que el Dr. Phil —responde—. No me insultes. —Ahora estoy ocupada con el estudio. El negocio es una locura y estoy asistiendo a más clientes privados también, y tú estás empezando ese trabajo de coreógrafo en la universidad —sueno como un idiota a mis propios oídos. —¿Es el sexo lo que te preocupa? —me pregunta con cara de inteligente—. Aquí, yo te ayudo. Sexo 1015 . —Basta —me río y le pateo, fallando por unos buenos dos metros. —Cómo hacer la masturbación. —¡Deja de hablar! —Me estoy riendo tanto, amando a Jax por ser tan divertido. —Paso uno: utiliza tu boca. —¡Dios mío! —Me río y me río y Jax se une a mí, mostrando esa sonrisa blanca y perfecta. —No estoy preocupada por el sexo. —No muy preocupada. 4 Dr. Phil: Phillip Calvin McGraw, más conocido como Dr. Phil, es una personalidad de la televisión estadounidense, autor, psicólogo y presentador del programa de televisión Dr. Phil. 5 Sexo 101: Las primeras lecciones sobre el sexo.
  • 43. —Ha sido un tiempo para ti. Lo entiendo. Le muestro la lengua y veo cómo se empieza a reír de nuevo. —Estoy tan contenta que me divierto. —Lo haces, cupcake. Tu realmente lo haces —coge una respiración profunda y luego se pone serio—. Llámalo. Podrías tener un poco de emoción en tu vida. —Tal vez —me pongo la almohada contra mi pecho y suspiro—. Voy a pensar en ello. —Piensa en conseguir algunas almohadas nuevas, mientras estás en ello. Estas son horribles. —Te dije que podíamos ir a comprar muebles, cuando quieras. —Bueno, vamos este fin de semana, entonces. Asiento, luego me levanto y estiro los brazos sobre la cabeza. —Voy a tomar una ducha y a dormir. —¿Vienes a correr conmigo por la mañana? —Sí, despiértame. —Pon la maldita alarma. Me lanzas mierda cuando te despierto. Asiento y le aparto sin contestar. Me va a despertar. Lo hace todas las mañanas. El baño es cálido y perfecto y estoy bajo el agua durante unos diez minutos más de lo necesario para lavarme la cara, afeitarme las piernas y apagar el agua. Limpio mi cuerpo, me seco el pelo y me pongo una camiseta y pantalones cortos antes de subir a mi cama y llevar el iPad conmigo para pasar la programación para el resto del mes. Mi teléfono me está burlando. El número de Mark está ahí. ¿Cuántas veces en los
  • 44. últimos diez años, estaba en la cama por la noche y deseaba con todas mis fuerzas poder llamarle y escuchar su voz una vez? Después de dos años, reuní todo el coraje que pude y marqué su número, pero estaba apagado. Y ahora tengo su número y no me atrevo a llamar. Me muerdo el labio y levanto mi teléfono, mirando el número de mis contactos. Él no sólo puso su número, sino que en lugar de escribir su nombre completo, solo puso M. Te juro que puedo oír a mi madre en mi cabeza diciendo: —Solo se vive una vez, chica. Simplemente llama al muchacho. Antes de que me lo pueda cuestionar, presiono el botón verde y contengo la respiración mientras espero a que él responda. Pero no lo hace. Una voz automatizada viene en la línea diciendo que la persona en este número no está disponible. Termino la llamada, en lugar de dejar un mensaje. Mis hombros ceden por la decepción, pero me encojo de hombros y pongo mi teléfono lejos, y luego vuelvo a concentrarme en mi iPad. Menos de un minuto después, mi teléfono suena. M. —¿Hola? —Dime que eres Meredith —dice. Está jadeando y no puedo evitar preguntarme qué estaba haciendo. O con quién. —¿Y si digo que no soy Meredith? —le pregunto con una sonrisa.
  • 45. —Entonces estaré enfadado por tener que salir corriendo de la remodelación de mi bañera para llamar a este número de vuelta. Necesito mi bañera de nuevo. Tengo una ducha que puedes utilizar. Casi lo digo en voz alta, pero me controlo. Aún no estamos en ese punto. —Remodelando tu bañera, ¿no es así? —¿Así que eres Meredith, entonces? —Como si no pudieras reconocer mi voz. Se ríe y le oigo tragar. Dios, apuesto a que su garganta se siente increíble cuando bebe agua. —Dijiste que debería llamarte —digo un poco vacilante. —Sí, lo dije. ¿Tienes planes para esta noche? Miro alrededor de mi habitación y río sin querer. —Sí, estoy trabajando en la cama. —Hmm, bailar en la cama siempre es divertido. —No, el lado comercial de eso, divertidísimo. —¡Oh, cómo echaba de menos ese lado divertido que tiene!—. Me fui a la cama temprano. —¿Corres por la mañana? —¿Te acuerdas de mí rutina de correr? —pregunto sorprendida. —Me acuerdo de todo, M. Me muerdo el labio mientras las lágrimas llenan mis ojos. —Yo también.
  • 46. —Trabajo mañana —murmura y solo puedo oír las ruedas girando en su cabeza—. Pero estoy libre mañana por la noche y tengo libre el día siguiente. —Mi horario es el mismo —le respondo. —¿Te voy a buscar mañana por la noche a las siete? Hago una pausa, las palabras «ven ahora» se ciernen sobre mi lengua, pero creo que puedo esperar hasta mañana para verlo. Esperé diez putos años. —¿Mer? —Sí, eso está perfecto. —Muy bien. Te veo después. —Espera, tengo que darte mi dirección. —¿No estás en la casa de tu madre? —No, he vendido la casa. Estoy en Seattle. Jax y yo compartimos un apartamento no muy lejos del estudio. Es más fácil. —¿Compartes un apartamento con Jax? —Su voz es más dura de repente y no puedo evitar sonreír con satisfacción. No soy la única que está celosa. —Sí, estamos separados. Diferentes cuartos, M. —Muy bien. Envíame un mensaje de texto con tu dirección y te veré mañana por la noche. —¿Seguro? —Mi voz es tranquila. —Nunca he estado más seguro.
  • 47. —Bien —asiento una vez—. Es una cita.
  • 48. Capítulo 3 Traducido por Bellen1930 Corregido por Anaid Mark oce horas. Simplemente tengo que dejar pasar las próximas doce horas y tendré a Meredith solo para mí. Jesús, estoy tan jodidamente nervioso que es ridículo. Tuve mi cuota de mujeres a lo largo de la última década, y ninguna de ellas hizo que las palmas de mis manos se humedecieran, ni que mi estómago se retorciera. Porque ellas no importaban. Y Mer me importa. Voy hacia la obra de construcción y estaciono. Como de costumbre, llego temprano. Quiero visitar el local, el progreso y la calidad del trabajo realizado antes de que llegue el resto del equipo. He trabajado como supervisor de obras de construcción de Isaac Montgomery desde que me mudé de vuelta a casa, hace casi dos años. Amo mi trabajo. Y soy jodidamente bueno en él. Tengo un equipo excelente, pero no soporto las gilipolleces, y ellos lo saben. Esto funciona bien con nosotros. Así que recorro un círculo completo alrededor del exterior de la casa de millones de dólares que estamos construyendo al norte de Seattle, en la costa. Isaac detiene mi inspección. —¿No estás hoy en la oficina? —le pregunto al cruzarme con él. Tiene dos tazas de Starbucks y me pasa una. D
  • 49. —Hoy no. Brynna está en la oficina. —Me estrecha la mano y mira hacia la casa. —Está quedando bien. —Gracias. Estaba a punto de entrar. ¿Quieres hacer un tour? —Vamos —concuerda, y me sigue a través de la puerta principal. Todavía no está colocada, y cuando miro alrededor del interior de la gran sala, mis ojos se estrechan amenazadoramente. —Maldita sea —susurra Isaac. Alguien entró furtivamente durante la noche y pintó una pared con grafiti de pandilleros. Afortunadamente, los paneles de yeso no se han colocado y podemos cubrirlo fácilmente. —Hijos de puta —gruño y sacudo la cabeza. —Voy a llamar a Matt y a pedirle que patrulle este barrio con más regularidad —dice con severidad, refiriéndose a su hermano más joven, uno de los mejores detectives de Seattle. —Me aseguraré de que las puertas y ventanas se instalen hoy, por lo que estará cerrado a partir de ahora —contesto. Isaac asiente y me sigue, mientras camino por los dos mil quinientos metros cuadrados de la casa. —Esto será impresionante —dice Isaac. —Estoy de acuerdo. Es una de las casas más grandes que he construido, eso seguro. —Cuando salimos por la puerta principal, los dos nos sentamos en los escalones provisionales y disfrutamos de nuestro café. —¿Cómo van el resto de los locales? —Sin problemas por ahora —responde, y luego niega con la cabeza—. Excepto aquella remodelación de Alki. La propietaria cambió de opinión acerca de la ducha
  • 50. cuatro veces. —Oh, ¿en serio? —Me río y bebo de mi café—. Eso es una putada. —Es su dinero —dice Isaac encogiéndose de hombros, como si simplemente, no consiguiese entenderla—. Me gustaría terminar con esto para poder pasar a la siguiente. —¿Cómo están Stacy y los niños? —Perfectamente —responde rápidamente con una sonrisa de satisfacción. Por primera vez en mi vida, estoy celoso de Isaac, de nuestros hermanos y de sus familias—. Stacy está preciosa y muy ocupada con Soph y Liam. Asiento y veo cómo empiezan a llegar algunos miembros del equipo, reuniendo sus herramientas y otros equipos de sus camiones. —¿Irás a casa de Will el domingo? —me pregunta Isaac. —¿Y qué pasa el domingo? —Barbacoa familiar de última hora. —Se encoge de hombros y, después, se ríe—. El tiempo está mejorando, así que creo que todo el mundo quiere aprovechar y estar al aire libre. —Suena bien —hago una pausa y luego decido que se joda—. ¿Crees que estará bien si llevo a alguien? La cabeza de Isaac se vuelve y sus ojos se ven sorprendidos cuando pregunta: —¿Quién? —Una vieja amiga —respondo suavemente, lo digo en voz baja y después maldigo con un susurro, horriblemente incómodo por la forma en que me mira—. Meredith. —¿Desde cuándo llevas mujeres a las reuniones familiares? —pregunta con incredulidad, y luego se ríe—. Me encantaría burlarme de ti sobre esto, pero voy a ser el único maduro y solo decir que sí. Está bien. Will y los otros no te van a dejar
  • 51. escapar tan fácilmente, mi amigo. —No me importa. Y es verdad. No me importa. Solo la quiero conmigo. Jesús, me estoy precipitando mucho. Nosotros ni siquiera tuvimos una cita todavía. La paciencia nunca fue una de mis virtudes. —Voy a invitarla —le digo y rompo mi taza de café vacía en la mano. —¿Es ella la razón? —pregunta en voz baja y no gira la cabeza para mirarme. No aclara nada más, y no es necesario que lo haga. Simplemente, se sienta en silencio y espera a que le responda, observando la taza que está en mis manos. —Sí. —Mi voz es tranquila y suspiro profundamente—. Una vez ella fue todo. —Buena suerte, amigo. Asiento y me levanto con él cuando los otros se reúnen con nosotros en la escalera. —¿Qué está programado para hoy, jefe? —Puertas y ventanas —comienzo, y aparto los pensamientos de Meredith para más tarde, mientras empiezo a trabajar. ***** Llamo a la puerta del apartamento de Mer y me muevo hacia adelante y hacia atrás con mis pies. No he estado tan nervioso desde la primera vez que llegué a una reunión a principios de nuestra escuela de secundaria. He recorrido un largo camino desde entonces. De repente, la puerta se abre y Jax está allí con una gran sonrisa. —Hey —dice.
  • 52. —Hola, estoy aquí para recoger a Meredith. —¡Sr. Delicioso está aquí para venir a buscarte, cariño! —grita Jax. —Estoy aquí, idiota —dice Meredith cuando ella se desliza por debajo de su brazo hacia el pasillo—. Ignóralo. Tiene unos modales horribles. —Diviértete —continúa Jax, apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados y mirándonos caminar hasta el ascensor. Le coloco la mano en la parte inferior de la espalda y siento la electricidad que viaja desde mi brazo hasta mi entrepierna. Después de tanto tiempo, la química todavía sigue ahí—. Tráela de vuelta a casa a una hora decente. Voy a dejar la luz encendida. —Cierra la boca, Jax —dice Mer con una sonrisa. —¡Usa condón! —grita cuando llega el ascensor. —¡Oh, Dios mío! ¡Cierra la boca de una vez, Jax! Él se ríe cuando se cierran las puertas y yo solo puedo sonreír con deleite hacia ella. Sus mejillas están rojas de vergüenza. Su cabello está estirado en uno de sus tradicionales moños desordenados, vestida con jeans y un suéter azul del mismo color que sus ojos. Jesús, ella es jodidamente hermosa. —Estás maravillosa —le digo y le acaricio con un círculo grande en su delgada espalda. —Como tú —susurra y me mira de arriba y abajo, desde mi camisa negra lisa, hasta mis jeans. Me puse una camisa de manga larga, pero sus ojos inspeccionaron mis brazos de todos modos. A ella siempre le habían gustado mis brazos. —Gracias por salir conmigo esta noche. —Gracias por invitarme —responde ella con una sonrisa—. ¿A dónde vamos?
  • 53. —Ya lo verás. —La guío hacia mi Jeep, la ayudo a subir y salto hacia el lado del conductor. Antes de apartarme, la miro y considero darle un beso rápido, pero sé que cuando empiece a besarla, no voy a querer parar, y hay mucho que decir antes de llegar a eso. Si ella está interesada en llegar a eso. —¿Qué pasa? —pregunta, agarrando su bolso negro con fuerza en su regazo, como si ella estuviese tan nerviosa como yo. —Nada — contesto con una inclinación de cabeza, mientras me peleo con el tráfico de camino a nuestro antiguo barrio. Estábamos en relativa calma, ambos perdidos en nuestros propios pensamientos, y tal vez un poco nerviosos por lo que íbamos a decir. Tengo muchas preguntas, pero por ahora estoy feliz de tenerla a mi lado cuando me detengo en nuestro lugar especial y apago el motor. —Nuestro muelle —susurra en voz baja. —Sí —le digo y me vuelvo hacia ella—. Traje la cena. Pensé que podríamos sentarnos aquí y hablar, si te parece bien. —Va a hacer frío —empieza a decir, pero le corto con un movimiento de cabeza. —He traído mantas. Estaremos calientes. Se muerde el labio, mirando el agua y las casas a lo largo del lago y luego de vuelta a mí con una leve sonrisa. —Me encanta. Acaricio su cara con mis dedos y luego, a regañadientes, me alejo. Jesús, solo quiero seguir tocándola. Por todas partes. Cojo el refrigerador con la cena de la parte de atrás y me dirijo a la final del muelle donde nos sentábamos durante horas hace más de diez años. —Dios mío, ¿cuántas horas pasamos aquí? —me pregunta, reflejando mis
  • 54. pensamientos. —Cientos —respondo, y extiendo una gruesa manta en el muelle de madera, justo en el borde y le hago un gesto para que se siente. Está empezando a anochecer y las luces alrededor del lago están brillando. Un barco de vela navega lentamente y saludamos con la mano al Capitán—. ¿Tienes hambre? —Estoy muerta de hambre —dice con una sonrisa—. ¿Qué me has traído? —Salmón con ensalada, agua y pastelitos de chocolate para el postre. —Dame. Me río y pongo su comida en el plato, luego la mía y comemos en silencio, mirando el agua. —Esto todavía es tranquilo —dice ella. —Mm —asiento y la observo mientras termina su pescado y ensalada y pone su plato en el interior del refrigerador, luego toma mi plato vacío haciendo lo mismo—. ¿Cómo estás, M? Sus manos se paralizan por un momento, luego se vuelve hacia mí, junta las rodillas con el pecho y envuelve sus brazos alrededor de sus piernas. —Cada vez mejor. Han sido unos meses difíciles. Asiento y frunzo el ceño. —Yo también la extraño. ¿Alguna vez te dijo que todavía iba a visitarla en los últimos años, cada vez que estaba en la ciudad? —No —niega con la cabeza tristemente—. Sabía que hablar de ti me hacía daño, así que nunca te mencionaba. Parpadeo y miro su hermoso rostro. —La veía por lo menos una vez al año. Hacía reparaciones en su casa y le ayudaba
  • 55. como podía. —Gracias por eso —susurra ella—. Mark, siento mucho como acabó todo. —Para. —Tomo su mano en la mía y le beso en los nudillos—. No hay nada de que disculparse, M. Fue hace mucho tiempo. Asiente y se muerde el labio, pero luego niega con la cabeza y continúa: —No, tengo que decir que esto. Es importante para mí. —Endereza sus hombros y se aclara la garganta, y yo me inclino hacia atrás en mis manos y escucho—. Sé que ha pasado mucho tiempo, pero nunca hablamos después de ese día, M. Yo no quería terminar. Sabía que era lo que estaba haciendo, pero eso me destrozó. Un día, estando en la clase de baile, no estaba concentrada, y el profesor me llamó la atención. Sabía que estaba soñando despierta, y me explicó que tenía que mantener la cabeza en su sitio —frunce el ceño y se calla, como si no se sintiese cómoda y, enseguida, se encoge de hombros—. Solo sabía que éramos muy jóvenes, y que si la danza era lo que yo quería, tenía que ir tras ello. —Entiendo, Mer. —Retiro un mechón de cabello que se escapó de su moño detrás de la oreja—. Éramos jóvenes. Probablemente habría terminado con el tiempo. Me dolió muchísimo en el momento, pero ahora lo veo más claramente, ¿verdad? Asiente y libera las piernas, cruzándolas en frente de ella. —Háblame de Nueva York —le digo de forma inesperada, sorprendiéndonos a los dos, pero me doy cuenta de que quiero saber todo acerca del tiempo que estuvimos separados. Cada detalle—. Empieza por el principio y cuéntamelo todo. —¿De verdad? ¿Quieres saberlo? —Por supuesto. —Suelto su mano y tomo un sorbo de mi agua, mientras observo cómo trata de aclarar sus pensamientos. —No quería entrar en aquel avión —comienza en voz baja, con sus ojos distantes, mirando las luces de los barcos en el agua. No puedo apartar la mirada de ella. Joder,
  • 56. todavía me siento atraído por ella de una manera que nunca fui capaz de explicar. Ya me sentía así cuando tenía los malditos diecisiete años, y era tan fuerte como ahora— . Fue una tortura saber que te dejaba. La primera semana fue aterradora y mucho más difícil de lo que nunca pensé que sería. Traga, me mira, y luego contempla los barcos, como si estuviera nerviosa, por lo que me acerco a ella y junto sus dedos con los míos. —Encontré un apartamento y empecé a bailar inmediatamente. Desde el primer día, fueron de doce a catorce horas diarias bailando, prácticamente sin parar. También conocí a Jax en esa primera semana —sonríe mientras recuerda ese momento—. Era un par de años mayor que yo, pero también era nuevo en la zona, y por eso nos juntamos. Tiene un montón de historias que contar. —De repente, frunce el ceño y luego vuelve esos ojos azules de bebé hacia mí—. Tal vez algún día él te cuente esas historias. De todos modos, básicamente trabajábamos todo el tiempo. Las clases eran hasta altas horas de la noche, así que a veces terminábamos durmiendo en el estudio, nos levantábamos por la mañana y empezábamos otra vez. Mierda. Sabía que tendría que trabajar mucho, pero no tenía ni idea de que era tan agobiante. ¿Fue eso lo que ella trató de decirme aquel día en el porche? —Pensé que mi cuerpo estaba preparado pero me lesioné por todas partes durante el primer año. Mis piernas, mis articulaciones, mi mente. Estaba constantemente cansada. Las audiciones eran estresantes. Conseguí algunos pequeños papales en shows. Hice el Grammy y Tony y comencé a tener un nombre en el gremio —sonríe con orgullo y me aprieta la mano. —Estoy tan orgulloso de ti, M. —Gracias. Era un montón de trabajo. Físico y mental. Mucha competición. Y, ¡oh, Dios mío, las cosas que las niñas son capaces de hacer por conseguir los papeles! ¡Se acostaban con cualquiera! Me pongo inmediatamente tenso y ella se ríe. —No, M, yo no. Pero admito que, cuando me hice mayor y las más jóvenes
  • 57. revoloteaban alrededor de un director o productor, mi espalda se erguía inmediatamente y me decía, «Oh no, no. Tú no vas a conseguir mi papel». —¿Cómo acabaste en la gira? —pregunto. —¿Lo sabías? —Trataba de prestar atención —contesto. —Jax. Es un coreógrafo increíble. El mejor que existe. Coreografió shows para Justin, Beyonce y Pink. Y entonces, un día, Starla lo llamó. Sonrió, perdida en sus pensamientos. Starla es una mega estrella, y sé que Mer fue de gira con ella por algún tiempo. —Starla quería que Jax coreografiase su gira Belladonna, e él insistió en que nos contratara a los dos, ya que generalmente trabajábamos juntos, especialmente cuando se trataba de coreografías en parejas, y ella aceptó. Tuvimos ese trabajo casi cuatro años —sonríe y toma un sorbo de agua—. Viajamos por todo el mundo, M. No he visto mucho de él, porque trabajábamos duro, pero fue muy divertido actuar delante de toda esta gente cada noche. Y Starla es simplemente espectacular. ¡Qué artista! Trabaja mucho, si no más que el resto de nosotros. —Se hicieron amigas. —Sí —asiente y tiembla. Compruebo mi reloj y me doy cuenta de que llevamos algunas horas ya. Cojo una manta para cada uno de nosotros, envuelvo una alrededor de Mer y la otra en torno a mí y me siento, preparado para seguir escuchando—. Y entonces, mamá enfermó. —Su voz se vuelve más suave y más distante, todavía está mirando el agua como si estuviera viendo cómo pasa una película—. Sabía que tenía que ir a casa. Al principio, ella no quería que volviese. Insistió en que estaba bien y, honestamente, si todavía tuviese a papá o a Tiff aquí, probablemente no hubiera vuelto a casa cuando lo hice, pero no tenía a nadie, M. Asiento y froto su espalda suavemente, dejando que hable. —De todas formas, estaba cerca de la edad de jubilación.
  • 58. —Tenías veintisiete años. —Mi voz suena exasperada, incluso a mis oídos. —La mayoría de los bailarines llegan a su auge a los veinticinco. —Se encoge de hombros, como si le diera igual—. La vida de las giras pierde su gracia después de un tiempo, y mi madre me necesitaba. —¿Por qué vino Jax contigo? —Es mayor que yo, y hemos estado juntos desde la primera semana. —Se muerde el labio y me mira en silencio por un momento—. Jax es lo más cercano un hermano que he tenido desde que murió Tiff, M. Habíamos hablado de abrir una escuela de baile durante mucho tiempo, y parecía que este era el momento. Me alegro de haberlo hecho. La escuela está yendo muy bien. —Otra cosa de la que me siento orgulloso de ti —le digo y beso sus dedos de nuevo— . Continúa —le digo. —Bueno, eso es básicamente todo. —¿Vas a salir de gira otra vez? —Aguanto la respiración, esperando su respuesta. Por favor, di que no. —No —niega—. Esa parte de mi vida se ha acabado. Nos pidieron crear la coreografía de Starla para el VMA6 el próximo mes, así que estaremos en Los Ángeles durante algunos días para ello, pero no volveremos a hacer cosas como esas. Nuestro negocio está aquí. —¿Por qué Jax te llama por todos esos apodos raros? —pregunto. —Oh —traga y se encoge—. Bueno, los trastornos alimenticios son muy comunes en el mundo de la danza. Eso no es ningún secreto. Mis manos se cierran en puños, aunque mi cuerpo se pone rígido cuando pienso en ella lastimándose de esa manera. 6 VMA: Video Music Awards —Premio Musical presentado por la MTV.
  • 59. —No te preocupes, no caí en esa trampa. Bueno —se encoge de hombros otra vez y se muerde el labio—. Había un director que simplemente era un idiota intransigente. Más que cualquier otra persona. Me dijo que tenía unos senos demasiado grandes — reviró los ojos—. No podía evitar tener pechos, pero pensé que si hacía dieta, podría perder algo de peso. Jax lo descubrió y me echó una bronca monumental. —Bien por él —murmuro, molesto de que alguien pudiera siquiera pensar que Meredith estaba gorda. De hecho, siempre fue muy delgada. —Este director hizo comentarios sarcásticos sobre mi pecho casi todos los días. Fue un infierno. Pero yo estaba decidida a no darme por vencida. Luché como el infierno en ese trabajo. Años más tarde, me llamó y me pidió que hiciera una prueba para otra función, y me negué. —Apuesto a que te sentiste muy bien. —Dios, es tan jodidamente increíble. Se convirtió en una mujer muy fuerte y segura. —Fue increíble decirle que besara mi gordo culo —se ríe e inclina la cabeza en mi hombro—. Así que a partir de eso, Jax me llama cosas como Twinkie7 y Cheesecake8. Es solo una broma. —Parece ser un tipo gracioso. —Una de las razones por la que somos amigos —dice ella con una sonrisa—. Me hace reír, y soporta mi mal humor de mierda. Y no hay ninguna posibilidad de que alguna vez me haga daño. —Y por lo tanto, es mi nuevo mejor amigo. Se ríe y luego se calla. Ya no hay tantos barcos y los grillos y las ranas a nuestro alrededor cantan. Es muy tarde, pero no tengo ninguna intención de que nos vayamos muy temprano. 7 Twinkie: galleta para aperitivos americana, que se comercializa como una "torta de oro esponjosa con relleno cremoso." En Brasil es conocido como cookie de Ana María. 8 Cheesecake: tarta de queso.
  • 60. —¿Y tú? ¿Qué estás haciendo con ese impresionante título en ciencias? —¿Cómo sabes que tengo un título en ciencias? —Todavía conocemos a un montón de gente en común, ya sabes. Cojo una respiración profunda y asiento. —No estoy haciendo absolutamente nada con él. Trabajé en barcos de pesca en Alaska durante un tiempo, y ahora estoy trabajando en la construcción. —Está bien, esa es la versión abreviada. Cuéntame algo más, por favor. Suspiro y paso mi mano por el cabello despeinado. Joder, necesito un corte de pelo. Siempre necesito un corte de pelo. —Mi formación fue en ingeniería aeroespacial. —Mierda —responde ella con los ojos muy abiertos—. ¿Eres un científico de cohetes? —No, no lo soy. ¿No me estás escuchando? —Eso es solo semántica. Podrías ser un científico aeroespacial. ¿Cómo conseguiste eso tan rápido? Me encojo de hombros y veo el vuelo de un búho sobre el lago. —Después de que te marcharas, lo único que hice fue estudiar. Trabajé como un loco para llegar a la universidad lo antes posible. Me consumía con fórmulas y algoritmos y si estaba exhausto con la escuela y el trabajo, no podía concentrarme en añorar tu falta. Me estremezco y me vuelvo para ver otra vez sus ojos llenos de lágrimas. —Está todo bien, M —me susurra—. Es la verdad. Yo hice lo mismo con la danza. —Así que conseguí mi licenciatura y maestría en cinco años y luego decidí que no
  • 61. quería vivir en un laboratorio. Fui a Alaska con un amigo de la universidad un verano. Trabajaba en los barcos para sustentarse en la universidad. Me gustaba la soledad de ese trabajo. Hice mucho dinero. —¿No es peligroso? —Sus ojos están muy abiertos mientras me mira. —Puede ser. —No voy a hablarle de las veces que tenía tanto miedo que se retorcían mis entrañas. No hay necesidad de sobrecargarla con eso. —¿Qué te trajo de vuelta a Seattle? —Está acostada de lado, con la cabeza apoyada en el codo y me mira en silencio. —Mi hermano se casó con Natalie y me pareció que estaban pasando muchas cosas en mi familia que me estaba perdiendo. —Luke tiene una hermosa familia —comenta, con ese tono melancólico de vuelta en su voz. —Son increíbles —le digo en voz baja dejando que mis ojos recorran su hermoso rostro—. Los Montgomery se han convertido en parte de nuestra familia también. Así que decidí que había estado fuera de casa durante demasiado tiempo y volví hace unos años en el momento en el que Jules y Nate se casaron. El hermano mayor de Jules posee una empresa de construcción y yo me encargo de uno de sus equipos. —Estoy sorprendida. Mis ojos se encuentran con los suyos cuando levanto una ceja. —¿Por qué? —Amabas la ciencia. —Yo te amaba todavía más —le digo sin pensar, y enseguida me gustaría retirar las palabras y poder tirarlas al agua. Muy hábil, Williams. Abre los ojos, y luego se sienta y me mira.
  • 62. —¿Sabes que siempre que estaba nerviosa, tanto si se trataba de una prueba, o incluso antes de un espectáculo... o por cualquier cosa, era tu voz la que oía? Respira conmigo, M. Me aferré a eso más veces de las que puedo contar. Tú estabas conmigo todos los días. Incluso cuando trataba de olvidarte. —¿Hubo otros hombres? —le pregunto con acero en mi voz sin poder evitarlo. —Ya han pasado diez años. ¿Vas a decirme que nunca dormiste con nadie en diez años? Parpadeo hacia ella y luego miro el agua. —No, no puedo decirte eso. —No voy a darte detalles, M, porque yo tampoco los quiero de ti. Eso seguramente me mataría. —Su voz es fuerte y segura cuando la miro de nuevo—. Pero voy a decirte lo siguiente: nunca sabrás lo mucho que te deseaba. Incluso sabiendo que yo era egoísta y mala, solo te quería a ti. Abro mi manta y tiro de ella contra mí, descansando mis labios sobre su frente y saboreo la sensación de tenerla en mis brazos. Esconde su cara en mi cuello, de la forma en que siempre lo hacía, y respira larga y profundamente. —¿Todavía me quieres? —le pregunto, sin estar seguro de querer escuchar la respuesta. —Todos los días. Es difícil olvidar a alguien que te ha dado tantas cosas que recordar. —Se esconde más profundamente, aferrándose a mí—. ¿Y tú? —Había días —comienzo suavemente y froto la nariz contra su pelo suave— que habría cambiado un año de mi vida solo para tocarte una vez más. Eres lo más, M. Nos sentamos en silencio, abrazados durante un largo tiempo, mezclando nuestras respiraciones y disfrutando de la noche que nos rodea. —¿Cómo es posible que todavía tengas el mismo olor? —pregunta entrecortadamente. Sonrío sobre su sien y luego la beso allí.
  • 63. —Yo pensé lo mismo cuando me abrazaste en el funeral de Addie. —Mark, ¿qué haremos a partir de ahora? Empujo su barbilla hacia atrás para mirarla a los ojos. Están llenos de confusión y lágrimas no derramadas. Joder, yo también estoy confundido. —¿Quieres empezar de nuevo? ¿Conocernos otra vez? —Trago saliva y veo cómo ella se muerde ese hermoso labio inferior—. No somos las mismas personas que éramos en aquella época, M. —La química todavía está ahí —responde ella con sequedad. Asiento pero no puedo dejar de preguntarme, ¿es la química? ¿O simplemente está destinado a ser? —Me gustaría —responde—. Me gustaría mucho. Sus ojos caen en mis labios, y no puedo soportarlo más. Esos labios tentarían a un santo. Bajo la cabeza y pongo mis labios en los de ella suavemente. Una vez, dos veces, luego un mordisco en la comisura de su boca. Ella suspira y gime en voz baja, envuelve mi rostro en sus pequeñas manos y me besa de nuevo. Dios, la sensación de ella apretándose contra mí es tan jodidamente buena que sus pezones erectos se frotan contra mi pecho mientras se empuja contra mí, tratando de acercarse más. Abre la boca para mí, y mi lengua se enreda con la de ella y, de repente, nos besamos como si el tiempo no hubiera pasado. Mis manos recuerdan dónde agarrarla y sus manos revuelven mi pelo de manera firme, como siempre lo hizo. Suspira mientras mis manos se deslizan por su espalda hasta las caderas y de vuelta a su rostro mientras me aparto de mala gana. —Dios, eché de menos tus besos —murmuro. Me besa en la nariz y luego apoya su frente contra la mía.
  • 64. —Es lo suficientemente tarde para que nadie pueda vernos —dice con una sonrisa traviesa. —Jesús, condenarías a un ángel en el infierno —gruño y empujo mis manos bajo su blusa, deslizándolas hacia arriba y abajo en su espalda desnuda, en la fina tela de su sujetador—. Pero que me aspen si la primera vez que haga de nuevo el amor contigo sea en este muelle de mierda. —¿Desde cuándo es tan sucia tu boca? —me pregunta con una sonrisa y un beso en mi mejilla, revolviendo todavía mi pelo con los dedos. —Desde hace muchos años en un barco de pesca con un grupo de hombres —le contesto con una risa—. Además, paso mucho tiempo con los Montgomery y ellos no son más que bocas sucias. —Parecen ser una gran familia. —Me echo hacia atrás para mirar en sus ojos por el tono melancólico de su voz. —Vamos a reunirnos todos el domingo. Ven conmigo. No es una petición. Rápidamente ella parpadea y sacude la cabeza. —Umm, nosotros apenas... —Te quiero allí —le susurro y arrastro la punta de los dedos suavemente por su cara—. Por favor. —Esto va muy rápido. —Solo estamos recuperando el tiempo perdido, cariño. Envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y me abraza fuerte, enterrando su cara en mi cuello y aprieta. —Iré.
  • 65. Sonrío y la abrazo de vuelta. —Mira. —Se aleja y sigue mi brazo extendido—. El sol está saliendo. —Mierda, ¿llevamos aquí tanto tiempo? —Tuvimos que ponernos al día —le contesto y me recuesto en el muelle, anidando a Mer en mi pecho. Envuelvo firmemente la manta a nuestro alrededor y le beso la cabeza sin dejar de mirar al cielo empezando a despertar. —Debería irme a casa. Probablemente Jax trató de llamarme. Dejé mi teléfono en el Jeep. —Eres una mujer adulta y Jax puede quedar fuera de esto —le respondo—. Pero tú necesitas dormir. —Ven conmigo a casa —dice ella espontáneamente—. Sin sexo, lo juro. —Bueno, eso no es divertido. Se ríe y me aprieta el brazo. —Dormiremos una siesta y luego te haré un café y podremos ir al cine o algo así. A menos que tengas planeado algo más para tu día libre. Pienso en todas las cosas que tendría que hacer hoy, incluyendo los arreglos en mi cuarto de baño y luego lo dejo todo de lado. —No tengo nada más importante que una siesta planeada y ver una película contigo. —Vamos. —Se levanta y me ayuda a doblar las mantas. —¿Cuan firme estás en el asunto de “sin sexo” en este plan? —le pregunto con esperanza en los ojos. —Meh. —Se encoge de hombros e inclina su mano hacia arriba y abajo, como diciendo más o menos.
  • 66. —¿Estás diciendo que hay una posibilidad? —le respondo con la sonrisa más encantadora que puedo exhibir. —Siempre amé esa sonrisa traviesa tuya. —¡Oh, cariño, solo espera a ver todas las cosas traviesas que puedo hacer!
  • 67. Capítulo 4 Meredith e despierto lentamente y parpadeo ante la luz del sol cayendo sobre mi cara. Estoy caliente. Muy caliente, pero me doy cuenta de que no es por la luz del sol. Hay un hombre muy grande y caliente apretado contra mi espalda con el brazo alrededor de mi cintura, sosteniéndome fuertemente contra él, incluso durante el sueño. Por más caliente que esté, de ninguna maldita manera pienso moverme de sus brazos. La noche anterior vuelve a mis pensamientos y lo único que puedo hacer es suspirar. Es como si una carga muy pesada hubiese desaparecido. Decidimos dejar el pasado atrás y vivir el presente. Es un científico aeronáutico. Él vivió en Alaska y ha tenido experiencias increíbles desde la última vez que lo vi. Él maduró. Pero yo también, y no puedo esperar para comenzar a conocernos de nuevo. “Había días en que hubiera cambiando un año de mi vida sólo para tocarte una vez más.” Mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo, y no puedo evitar girarme para mirarlo, despertándolo. Él inhala profundamente, con los ojos todavía cerrados, y besa mi frente. ¿Está realmente aquí? Su barbilla está cubierta de barba, y mis manos quieren acariciarlo. Sus labios están llenos y suaves, y su cabello rubio está muy despeinado, mucho más de lo habitual. M
  • 68. Los dos estamos todavía completamente vestidos. A pesar de que estábamos agotados, yo no confiaba tanto en mí misma como para dormir con él en ropa interior. Me resulta imposible mantener las manos alejadas. Siempre me sentí atraída por Mark. Desde el momento en que nuestros ojos se encontraron en esa clase ciencias hace tantos años. Pero Mark como hombre adulto es un gran espectáculo para la vista. Acaricio con mi mano su cuello, por encima del hombro y hacia abajo, a lo largo de su brazo, deteniéndome donde la camiseta termina sobre sus bíceps. Jesús, los brazos de este hombre deberían incluir una etiqueta de peligro. Puede causar combustión espontánea en las bragas. —Vuelve a dormir —susurra y besa mi frente otra vez. Levanto los ojos para ver su mirada azul brillante observándome a través de sus párpados pesados. —Tienes unos brazos enormes. Él gruñe y rápidamente rueda encima de mí, apoyando sus codos a ambos lados de mi cabeza, apartando perezosamente el pelo de mi cara con sus dedos. Frota su nariz contra la mía y me besa suavemente todavía medio dormido. —Estás hermosa por las mañanas —dice mordisqueándome hasta la barbilla. Yo siento como su polla se endurece contra mi núcleo a través de sus pantalones vaqueros y no puedo evitar moverme, sólo un poco, tratando de acercarme—. Si continúas así, hoy no dejaremos esta cama. —Quiero hacerte el desayuno. —Miro mi reloj despertador—. Mejor dicho el almuerzo. Y quiero ir al cine. —Quiero desnudarte y besar cada centímetro de tu increíble cuerpo. —Mis pezones se endurecen y me muerdo el labio cuando se echa hacia atrás para mirarme—. Te deseo, M. —Lo sé, y confía en mí, yo también te deseo. —Entierro mis dedos en su cabello y le sonrió suavemente—. Vamos a disfrutar de este día y divertirnos. Quiero reírme
  • 69. contigo. Nosotros solíamos reírnos todo el tiempo. —Eso es porque eras tonta —dice y me besa la mano dos veces antes de separarse de mí. —Yo no voy a ninguna parte —le digo en serio. Sus ojos miran los míos y sé que duda. Arrastro mis dedos por su mejilla áspera, sobre su labio inferior—. Yo no voy a ninguna parte. Soy toda tuya, M. —Joder, sí, lo eres. —Me besa dominante, reclamándome como nunca había hecho antes, y eso hace que mi cuerpo cobre vida, pero él lentamente se aparta y desliza su mano por mi cuello, por mi pecho, sobre mi pezón y mi torso—. Será mejor que salgamos de esta cama antes de que lo mande todo a la mierda y te desnude, cariño. Sonrío maliciosamente y muerdo su barbilla con suavidad. —Sí, señor. Él golpea mi culo, ruedo y salgo de la cama. Me estiro inmediatamente, como cada mañana, levantando mis brazos al cielo, y entonces me doblo para presionar las palmas en el suelo al lado de mis pies. —Mostrarme tu culo no está ayudando, Mer. Lanzo una sonrisa sobre mi hombro y niego con la cabeza. —¿Sólo piensas en sexo? —No, el sexo no es en todo lo que pienso. —Esa sonrisa maliciosa se extiende a través de su bonito rostro—. También pienso en ti desnuda. —Vamos, perro excitado. Voy a hacerte BLTs9. —¿Comes bacón? —me pregunta sorprendido, sacándome de la cama. 9 BLT (tocino, lechuga y tomate) sándwich de tocino, lechuga y tomate.
  • 70. —Bacón de pavo. —¿Qué mierda es bacón de pavo? —Él frunce la nariz como si acabara de decirle que es bacón de tofu. —Está hecha de tocino de pavo. —Entonces no es bacón. —Él apoya las manos en las caderas y yo empiezo a salivar. Jesús María y José, el hombre llena muy bien un par de pantalones vaqueros. —Te va a gustar. —Sólo llama a eso TLT10 —insiste, y me sigue a la cocina. —¿Un qué? —Me río. —Sándwich de pavo, lechuga y tomate. —Lo que te haga sentir mejor —le digo y sonrío cuando veo Jax sentado en la cocina bebiendo agua y leyendo una revista de fitness—. Buen día. —Es tarde. ¿A qué hora llegaste a casa? —me pregunta mirando a Mark desconfiado. —¿Ella tiene toque de queda? —pregunta Mark fríamente, mirando a Jax. —No, pero ella se merece respeto, y mantenerla fuera de casa durante toda la noche y luego dormir con ella no es respetarla, hombre. —Nadie —responde Mark echando fuego por los ojos a medida que avanza hacia Jax, acercando su rostro hacia el de él— respeta a Meredith más que yo. No conoces nuestra historia. —Yo sé mucho —Jax responde en voz baja, sin romper el contacto visual con Mark— . Y te estoy vigilando. Sorprendentemente, Mark extiende la mano para apretar la de Jax. 10 TLT (pavo, lechuga y tomate) de pavo, lechuga y tomate.
  • 71. —Gracias por protegerla —dice en voz baja. —La quiero —responde Jax honestamente. Mark sacude la cabeza, me mira y luego se inclina para susurrarle algo a Jax que no puedo oír. —Me parece bien —le responde Jax con un movimiento de cabeza. —Ummh, ¿podemos olvidar el concurso de meadas, chicos? —pregunto secamente—. No tienes que preocuparte, Jax. Llegamos de madrugada. —Voy a hacer TLT de pavo, lechuga y tomate. Le echo mi mirada de “todo está bien” y me dirijo a la nevera para encontrar los ingredientes para el almuerzo. —Nosotros vamos al cine más tarde. ¿Quieres venir? —Me encantaría Piruleta, pero tengo una cita. —Él sonríe, lanza su revista al banco, y luego se inclina hacia atrás y cruza los brazos. —No he recibido mi Men’s Fitness11 por correo todavía —dice Mark y recoge la revista, pero yo pongo mi mano encima, interrumpiendo toda conversación. —Espera. Me volví. ¿Una cita con quién? —No lo conoces. —Jax asiente y empieza a caminar fuera de la cocina, pero agarro su camiseta con mi mano, deteniéndolo. —Espera. Necesito más información. No puedo dejar que salgas con cualquier chico de la calle. —No creo que él sea un vagabundo, Mer —responde Jax con sarcasmo y Mark suelta una risita. —Sabes lo que quiero decir. 11 Mens’s Fitness: Revista relacionada con el deporte y la salud de los hombres.
  • 72. —Déjalo pasar. Si se convierte en algo más que sexo, te lo diré. Cruzo los brazos sobre el pecho y miro a mi amigo. Siempre hablamos acerca de con quién estamos saliendo. —Usa condones. —Siempre. —Él parpadea, sale de la cocina, y luego se vuelve bruscamente—. No te olvides de que tenemos un ensayo para la presentación de Starla el lunes antes de la clase. —No me olvidaré —le respondo y asiento hacia él—. ¿Qué le susurraste al oído? —Cosas de hombres —responde Mark e inclina sus caderas contra el banco de granito, mirándome mientras corto un tomate. —¿No me lo vas a decir? —No. —Bien. —Pongo los ojos en blanco y preparo nuestros bocadillos—. ¿Quieres un poco de sandía? —Por supuesto. Comemos en silencio, mirándonos. Cuando traga, los músculos de su cuello se flexionan, y no puedo evitar querer lamerlo ahí. Definitivamente voy a lamerlo ahí. —¿Qué estás pensando? —Me pregunta inclinando la cabeza hacia un lado. —En nada. —Te sonrojaste y parpadeaste rápidamente. Estabas pensando en algo. Lamo mis labios y luego simplemente sonrío y me encojo de hombros. —Estaba pensando en lamer tu cuello.
  • 73. Él para de masticar, me mira durante un largo minuto, luego traga, como si la comida de su boca fuese cartón, y tira el resto de nuestro almuerzo a la basura. —Necesitamos salir de aquí. —¿Por qué? —Porque estoy a dos segundos de llevarte de vuelta a la habitación y mandar a la mierda la película. Vamos. —Él agarra mi mano con la suya, y cuando nuestros dedos se unen, me saca del apartamento y me lleva hasta su Jeep. —¿Qué película quieres ver? —me pregunta mientras se dirige a la ciudad de Seattle y encuentra aparcamiento. —Hmm... Algo que sea divertido o con mucha acción. —¿Ninguna película de mujeres? —pregunta, sorprendido. —De ninguna manera. Nada cursi. —Eres mi tipo de chica. —Estoy tan contenta de escuchar eso —le contesto con una sonrisa y sigo Mark al cine. Él compra las entradas a algo llamado Waterfall12 . —He oído buenas críticas sobre ella. Es el nuevo film de acción de Mark Wahlberg13 , ¿no? —Sí —confirma—. Luke la produjo. —¿Él hizo eso? ¡Mierda, eso es genial. Mark sonríe con orgullo y espera en la fila conmigo por unas palomitas. 12 Waterfall: Cascada/catarata 13 Marcos Robert Michael Wahlberg: (Boston 5 de junio de 1971) es un actor estadounidense, el rapero y productor de cine y televisión de EE.UU. Conocido al principio de su carrera como Marky Mark, se hizo famoso como músico en su debut en el rap en 1991 con la banda Marky Marcos y el Funky Bunch.
  • 74. —¿Todavía mezclas M&M en tus palomitas? —Por supuesto —le respondo. Juntamos nuestros aperitivos y elegimos asientos en la parte de atrás del cine. —Así que Luke produce películas —comento casualmente y vierto mi M & M en el cubo de palomitas de maíz—. Acostumbrabas a llevarme M & M a la escuela todos los días. Mark sonríe, me roba uno y lo saborea en la boca. —Pensaba que era muy inteligente llevarlos en nuestras primeras citas. —Eras muy inteligente —insisto—. Lo encontraba increíblemente romántico. —Eras muy fácil de agradar. —Tenía dieciséis años. —Me encojo de hombros—. Háblame de Luke. —Sí, él dirige desde hace mucho tiempo. Principalmente recluta actores y encuentra financiación para grandes proyectos de modo que pueda trabajar casi todo el tiempo en casa. —Eso es increíble. —Y meto unas pocas palomitas en la boca. —Eres toda una dama —dice riéndose. —Son palomitas —le digo, pero suena más como “es POCA”—. Vi la película Nightwalker de Luke. —¿También tenías un póster de él colgado en la pared? —No, era demasiado mayor para eso, y ya me había acostado con su hermano — respondo sin pensar y luego suspiro y miro con horror a Mark—. Lo siento mucho. —No, me alegro de que no tuvieras un póster de él en la pared, y de que te hayas acostado conmigo.