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KATIE MACALISTER   FORO AD   1
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                              SINOPSIS

Si Allie no encuentra pronto un fantasma, su corta carrera como “Invocadora”
para la Asociación de Investigación Psíquica Unida será algo del pasado, así
que naturalmente está encantada al encontrar lo que piensa es el torturado
espíritu de un apuesto y desnudo hombre herido. Pero el irritado espíritu, que
se ve exactamente como el atractivo hombre que ha estado atormentando los
sueños de Allie, no necesita su ayuda porque no es un fantasma, sino Christian
Dante. Autor best-seller de romances vampíricos y Oscuros Moravian. Por
supuesto, Allie quiere algunas respuestas del arrogante y dominante Christian,
pero él está más interesado en entender la naturaleza exacta de su relación, ya
que el destino ha escogido a Allie como su “Amada.”
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            UNA CITA CON LA OSCURIDAD

—Sí —dijo ella, sus oscuros ojos evaluándome mientras masticaba un muffin de
limón. Lamió las migajas de sus labios y observó a Roxy—. Cristian es un
querido amigo nuestro. El año pasado prometimos ayudarlo a encontrar… a
alguien.

—¿Alguien? ¿Como una cita a ciegas?

Roxy resopló.

—No exactamente —dijo Joy, poniendo otro pedazo de muffin en su boca.

No le creí. Ella estaba tratando de emparejar a Cristian con alguien. Podía sentir
su preocupación con respecto a él. Aun así, esto no tenía nada que ver conmigo.
Nada, a menos que resultara que él realmente había estado en el hotel anoche, y
de ser así, entonces tenía algunas preguntas para él. Preguntas como qué
demonios estaba haciendo cortándose a sí mismo, y quiénes eran esas personas
que lo estaban esperando y cómo salió de todo tan rápidamente sin que me
diera cuenta… de repente la palabra vampiro hizo eco en mi cabeza.

Pestañeé.

—¿Es un vampiro?
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                                  Capítulo 1


                                                          Traducido por princesa_artemisa

                                                                   Corregido por Xiamara



El mensaje que esperaba por mí en el escritorio del hotel era corto y conciso:



O regresas de Inglaterra con una prueba autentica de una entidad espiritual, o no
necesitas regresar a la oficina. No hay lugar en UPRA para chiflados e ineptos.



Estaba firmada por mi jefe y por Anton Melrose II, la cabeza de la división oeste
de U.S. de la Asociación de Investigación Psíquica Unida.

—Bien, si no es el finísimo Jim Dandy—susurré al mensaje mientras lo arrugaba
y lo arrojaba dentro de un receptáculo apropiado, situado al final del escritorio
de la recepción, deseando saber cómo podría invocar un demonio o dos,
demonios menores, lo suficientemente malos como para atemorizar de muerte a
mi empleador—. Pagaría una buena cantidad de dinero para verlo comerse sus
palabras.

La mujer del escritorio sonrió y me entregó la llave de mi dormitorio.

—Lo siento, señorita Telford; no somos responsables de la calidad de los
mensajes. Tenemos que entregarlos sin importar lo que digan.

Le sonreí, segura detrás de los lentes de sol que usaba en todas partes.

—De acuerdo es sólo que mi vida se está desmoronando, nada de qué
preocuparse. ¿Sabe si hay alguna computadora libre? Únicamente la usaré por
15 minutos.

Tina, la recepcionista del hotel St. Aloysius en la sumamente vieja Londres,
revisó la bitácora de las dos computadoras, mantenidas en un cuarto pequeño y
oscuro, para el uso de la gente de negocios quienes no podían vivir sin una
conexión a Internet.

—Toda tuya.
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Recogí mi bolsa, ignorando el tintineo que venía desde adentro, y murmurando
gracias, bajé cojeando el corto corredor que llevaba al cuarto de computación.
Una de las dos computadoras ya estaba ocupada por un hombre joven de
alrededor de 20 años, de cabello puntiagudo, con un arete levantado sobre su
ceja, cuidadosamente puse mi bolso en la silla de la segunda computadora. El
tintineo de las botellas de vidrio fue ruidosamente evidente.

—Es sólo agua bendita —le dije cuando el arete en su ceja se levantó aun más—.
Para los fantasmas. Nada bebible. Aunque podrías beberla, pero yo tendría la
mayor autoridad para decir que el agua bendita sabe como agua de cañería que
se ha estado oxidando por un par de días.

El chico pestañeó.

—Insípido —expliqué, entonces regresé mi atención a la computadora. Esperé
hasta que el chico estuvo ocupado con su propia pantalla antes de quitarme los
lentes de sol y poder ver mejor la pantalla de la computadora, entrando
rápidamente en mi cuenta de correo electrónico que había creado para aquellas
raras ocasiones en que la UPRA había sido forzada a enviarme fuera del área de
Sacramento (lo cual sea dicho, fueron dos veces), rápidamente escaneé los seis
mensajes recibidos: Basura acerca de un producto herbal que garantiza hacer mi
pene más largo, basura acerca de índices hipotecarios, un correo de mamá,
basura acerca de qué hacer con peludos amigos del corral que ni siquiera voy a
abrir, un correo de Corrine, y un correo preguntándome si estoy soltera. Bien, es
agradable saber que me extrañan.

El joven rió disimuladamente y cerró la sesión de su computadora, levantando
un maletín que tenía el nombre de la mayor compañía de Software grabado en
un lado.

—¿Entonces tú ves muchos fantasmas? —preguntó mientras se ponía de pie y
empujaba la silla.

Regresé los lentes a su posición normal y le di una pequeña mueca de
arrepentimiento.

—Tantos que difícilmente tengo un momento para mí misma. Tienen una
mente muy simple, ¿sabes? Realmente no difieren mucho de un cachorrito. Sólo
una palabra o dos, una palmadita en la cabeza y ellos te persiguen para
siempre.

El chico me observó por un momento, mirándome como si no pudiera decidir si
hablaba en serio o no.
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Levanté ambas manos mostrándole que no había nada en mis mangas.

—Estoy bromeando, no hay fantasmas para tener citas.

Él me miró aliviado, pero se las ingenió para transformar su alivio en una burla
común de todos los jóvenes veinteañeros. Lo ignoré hasta que se fue, quitando
mis lentes leí el correo de mi madre, contestándolo antes de abrir el correo de
Corrine.



Allie: esto es para recordarte, en caso de que lo hayas olvidado, la firma del libro de
Dante es en la nueva tienda Hartwells en Covent Garden a las 7 pm tiempo de Londres.
Estarás ahí o te haré algo tan horrible que es ilegal ponerlo por escrito. ¡Espero que te
diviertas! ¿No se supone que tomaste mi consejo y dejaste las sombras en casa?

Corrine.

P.D. No olvides darle a Dante el llavero que hice para él. Asegúrate de decirle cuánto
tiempo me llevó grabar su nombre dentro del patrón a conjurar. ¡Y no olvides
protegerlo! ¡Dudo poder vivir con la vergüenza de la ocasión que entregaste un llavero
sin protección a Russell Crowe!



—Mmm, que pena, el llavero de C.J. Dante fue dejado misteriosamente en casa
—le dije a la computadora. Cerré la sesión y me puse los lentes de sol, por si
acaso me encontraba con alguien en el corredor. Por un momento me senté,
exhausta, escuchando los sonidos del hotel y el ruido exterior de Londres en
una ocupada tarde de invierno. El mensaje de Anton no hizo más que agregar
más cansancio. Había visto su caligrafía durante los últimos 6 meses en la
pared “Produce o si no” era su lema, y yo lamentablemente salí deficiente en la
prueba del departamento.

—Esto es todo, Allie —dije en voz alta al cuarto vacío—. Levántate o cállate de
una vez, y tengo que decírtelo, las oportunidades de trabajo para un invocador
sin experiencia son muy escasas.

Mi voz hizo eco en la habitación y continué sentada, pensando obsesivamente
en mi sombrío futuro. Casi parecía como si tuviera muchos problemas para
obligarme a mí misma a levantarme de la silla y transportar mi bolso de trucos
escaleras arriba a la pequeña habitación esquinada que había sido destinada
para mí, pero una mirada a mi reloj me hizo levantarme y dirigirme a la cama
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con la promesa de una muy necesaria y dichosa siesta antes de marcharme al
hostal embrujado y cazar fantasmas.

El sueño comenzó aún antes que me sintiera completamente relajada y
durmiera. Estaba obscuro, era de noche, el aire era húmedo y olía a moho.
Caminé a través de una casa vacía, sus paredes teñidas con moho, envejecidas y
con cosas desagradables que mi mente se negaba a identificar, mis pasos hacían
eco ruidosamente mientras me movía de habitación en habitación, buscando
algo, un lugar, un lugar donde se suponía debía estar. Pequeñas formas
obscuras se movían rápidamente más allá de mi rango de visión, en cada cuarto
que entraba, débiles, suaves ruidos de fantasmas, arrastrándose detrás de mí
como una estela. ¿Ratones? ¿O quizá algo más perturbador? Me preguntaba
cómo había permitido a mis dedos arrastrarse sobre el polvoriento barandal
que me guiaba escaleras abajo hacia una obscura piscina de una espesa negrura.
Intrépida como nunca era en la vida real, abrí la puerta y al pie de las escaleras
vi a un hombre tendido sobre la mesa.

¿Un hombre? Aún en mi sueño modificaba esa palabra. No era un hombre
mortal; él era un dios, un perfecto espécimen de masculinidad creado sólo para
mi placer. Largo cabello negro derramado sobre la mesa, un halo de ébano en
contra de la madera clara. Tenía los ojos abiertos, oscuro, pero no tan oscuro
como su cabello, casi color caoba, rico en marrones y rojos, e incluso un poco de
dorado alrededor de los bordes de sus iris. Las largas cinceladas líneas de su
mandíbula y su mentón cuadrado estaban quietas, como si estuviera
durmiendo, pero sus ojos me seguían mientras me movía en la habitación.
Estaba desnudo excepto por una pieza de ropa cubriendo su ingle, su cuerpo
marcado por lo que parecían cientos de pequeños cortes, goteando sangre
lentamente desde sus heridas hasta el piso por debajo de la mesa.

Me aproximé a él, queriendo tocar sus heridas, queriendo curarlas, pero su voz
me atrapó y me mantuvo en una red de inmovilidad cuando pronunció mi
nombre.

—Allegra —dijo, sus ojos oscuros atormentados—. Ayúdame. Tú eres mi única
esperanza.

Extendí mi mano para tocarlo, para quitar el cabello de su frente, para
reconfortarlo y lo que fuera que él necesitara, lo haría, no lo dejaría sufrir más.
Lo enviaría al eterno descanso. Y cuando mis dedos tocaron su pálida piel,
desperté, jadeando por aire, incorporándome bruscamente en la cama de mi
cuarto de hotel.
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Estremeciéndome a pesar del hecho de que había echado a andar el termostato
justo antes de decidir tomar mi siesta.

—¿Qué diablos?… Oh, no. ¿Ahora estoy soñando durante el día? —Logré
alcanzar una garrafa de agua que mantenía al lado mi cama. Me he dado
cuenta de que aunque el agua no puede alejar el mal sabor que los terrores
nocturnos invariablemente dejan en mi boca, mantenerme hidratada es una
parte importante de limitar la duración de mi prueba de cada noche.

Débiles murmullos del sueño permanecieron conmigo mientras me bañaba,
cepillaba mis dientes y me vestía con un par de pantalones de lana negros y una
blusa blanca de seda. Fruncí el ceño mientras peinaba mi ordinario cabello café
quitándolo de mis ojos, apliqué el mínimo maquillaje necesario para aparecer
en público sin parecer un espantoso niño pequeño o un viejo. Había manchas
obscuras bajo mis ojos, haciendo que mi piel pareciera amoratada.

—Esto se pondrá peor si también comienzo a soñar durante el día —le dije a mi
reflejo. La Allie en el espejo tampoco parecía muy feliz ante este pensamiento.
Sabía cómo se sentía: dormir es demasiado valioso. Si el único tiempo que había
encontrado para hacerlo, comenzaba a perderlo, sería un zombi caminante en
tan solo un par de días.

Curioseé por la habitación un rato, poniendo en orden mi bolso de trucos (la
grabadora digital de voces necesitaba baterías nuevas, a una botella de agua
bendita se   había soltado de su capullo de algodón y estaba golpeando el
grabador de video de imagen-térmica, y el contador                  EMF (fuerza
electromagnética) estaba casi fuera de su funda de piel, lo cual habría rayado el
frente del analizador de iones. Até firmemente con una correa los detectores de
movimiento, revisé dos veces que los aparatos infrarrojos estuvieran seguros, y
reemplacé el detector de emisión ultrasónico dañado con la versión actualizada
que había comprado esa tarde.

—Lástima que ninguna de estas cosas parezca funcionar realmente —le dije
tristemente al bolso. Se rehusó a contestarme.      Me desplomé en el suelo,
mirando el reloj. Aún había una hora antes de que tuviera que salir.

—Supongo que no hay tiempo mejor que el presente —dije mientras extraía
una delgada pieza de tiza del bolso—. No puede hacer daño darle otra
oportunidad. ¿Qué sentido tiene ser colocada en un cuarto de hotel embrujado
si no logras ver el fantasma?
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Aclarando mi mente de todo salvo la visión de una puerta abierta, tracé un
círculo ante mí usando la tiza. El círculo debería contener al fantasma después
que yo lo convoque, hasta que lo libere a su siguiente existencia o lo deje
atrapado aquí y ahora.

Al menos, esa era la teoría. Realmente no he Invocado exitosamente a ningún
fantasma real, aunque tuve un repugnante enfrentamiento con un huidizo
viento frío en una mansión en la costa de Oregon que se suponía que estaba
embrujada por un duro barón. Aun así, como Anton fue el primero en decirme,
un bosquejo no hace un fantasma, lo cual me dejó más que un poco
desesperada. Mi trabajo con UPRA estaba en riesgo, y aunque yo supiera que
Inglaterra estaba llena de actividad espiritual, aun así los fantasmitas habían
escogido mantenerse lejos de mí.

Con un poco de cansancio entoné las palabras tradicionalmente usadas para
invocar fantasmas.

—Esto no va a funcionar —le dije a la punta de mis pies cuando finalicé la
invocación—. Esto nunca funciona. Voy a tener que ir a casa sin una simple
invocación exitosa bajo mi cinturón y ese será el fin de mi corta y menos
brillante carrera como Invocadora regional. Estúpidos fantasmas ingleses. ¿No
creen que al menos podrían mostrarse frente a un visitante extranjero?

Toqué el frasco de ceniza de hombre muerto que había traído conmigo sólo por
si acaso. La ceniza de hombre muerto, para aquellos de ustedes quienes no
están interesados en la invocación, es creada quemando cortezas de árboles que
han caído sobre una tumba, realmente no hay hombres muertos ahí. Aunque
me gusta el llamativo nombre. Una bruja una vez me dijo que ella tenía buena
suerte usando ceniza de hombre muerto, así que abrí la botella y rocié un poco
de ceniza gris en mi palma, repetí las palabras de invocación y me mantuve
dentro del círculo, liberándome con la imagen mental de una puerta abriéndose
lentamente para permitir todas las posibilidades.

El aire dentro del círculo brilló un poco. Entrecerré los ojos, pequeñas ondas de
ceniza estaban flotando fuera del círculo en línea recta hacia mi nariz. ¿Era solo
la ceniza o había algo formándose en el círculo?

El aire definitivamente estaba brillando, aunque aun débilmente. Parpadeé y un
poco más de ceniza estaba a la deriva hacia mi cara y me pregunté si debería
esparcir más ceniza de hombre muerto. El aire dentro del círculo estaba
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paralizado, reuniéndose a sí mismo como si quisiera formar algo, pero no podía
formarse en mi mente el qué.

Tomé una profunda respiración preparatoria para repetir las palabras de la
invocación, y terminé estornudando toda la ceniza que había entrado en mi
sensitiva nariz.

Un pequeño gato disgustado, de tres piernas, blanco y negro estaba de pie en el
círculo, mirándome con sus ojos amarillos. Mi mandíbula aterrizó en el piso
cuando me di cuenta de que podía ver a través del cuerpo nebuloso del gato, la
cama que se encontraba detrás de él.

La piel de mis brazos y espalda se tensó, el cabello en mi cuello se erizó cuando
me di cuenta de que estaba mirando… un fantasma.

—¡Lo logré! ¡He Invocado un fantasma! Oh, mi Dios, no puedo esperar a
decirles en la oficina. ¡Tú, pequeño gatito has salvado mi trabajo!

Salté repetidamente mientras le sonreía al gato.

—Mi primer fantasma, mi primer fantasma vivo.

El gato dobló una oreja ante mi voz y se sentó a lamer sus patas delanteras.

—Está bien, de acuerdo, no estás vivo, ¡pero eres un fantasma! ¡Un gato
fantasma! ¿Quién hubiera pensado que este cuarto estaría embrujado por un
gato? Esto es tan fantástico.

Avancé hacia el círculo para ver si podía sentir alguna sensación alrededor del
gato, pero este ondeaba y se rompía como una mala película de televisión.

—Oh, correcto, no puedo romper el círculo a menos que te encierre primero.
—Gateé hasta mi bolso y rebusqué hasta que encontré mi libreta—. ¡Esto es tan
sorprendente! ¡No puedo creer que lo logré! ¡Un fantasma! Anton va a parecer
un guisante verde de los celos. Bien, minino, solo siéntate ahí, voy a encerrarte y
entonces podrás dejar el circulo. Déjame ver… um… encierro, encierro… ah.
Aquí vamos.

El procedimiento para encerrar un espíritu invocado era bastante sencillo: los
seres invocados, por la naturaleza de la invocación, están unidos a la persona
quien los llamo. Encerrarlos o encallarlos simplemente significa que ellos no
pueden escabullirse a otro plano de existencia sin que el Invocador primero los
haya liberado.
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—Las fuerzas de la vida brillan fuertes dentro de mí —le dije al gato. No
parecía impresionado por mi prosa y continuaba lamiéndose su parte trasera—.
El poder de la muerte nos une a ti y a mí. Hasta que la muerte alcance a la vida,
tú obedecerás mi orden. Por mis palabras, estás de esta manera unido.

Era corto y simple, no mucho, después de todo, pero mientras decía las palabras
y trazaba símbolos de protección sobre mi mano izquierda y mi ojo derecho, la
figura del gato lentamente se solidificó hasta que parecía una pintura en escala
de grises de un gato lamiéndose el trasero. Introduje mi mano dentro del círculo
y con complacencia noté que la imagen del gato ya no brillaba.

—Al menos sabemos que el encierro funciona —le dije mientras mi mano
exploraba a través del gato. A excepción de un ligero hormigueo sobre las
puntas de mis dedos, el gato fantasma se sentía como… bien, Aire. Como ligero
y cosquilleante aire.

—¡Fotografías! —chillé, rebusqué en el bolso. Saqué mi cámara digital y troné
mis dedos unas cuantas veces hasta que el gato me miró. Sus orejas estaban
aplastadas hacia atrás durante el flash, pero obtuve unas cuantas fotos antes de
que se parara y cojeara a investigar mis zapatos—. No van a creer esto cuando
regrese a casa    —murmuré y regrese mi atención a la cámara a las imágenes
que había tomado. El gato estaba débil y un poco borroso, pero claramente
visible. Podría haberlo abrazado, estaba tan feliz.

Estaba ocupada con el analizador de iones cuando la alarma del reloj sonó.

—Maldición, Carlos debe de estar esperándome. —Me mordí el labio y miré al
gato. Este había cojeado hasta una silla y enroscado su cuerpo sobre un cojín,
mirándome mientras        usaba cada máquina que poseía para registrar su
presencia. Quería quedarme y continuar grabando, pero me había llevado tres
meses de ruegos y suplicantes correos electrónicos arreglar una cita con el
representante local de la Sociedad de la Investigación Paranormal para
mostrarme uno de lugares más embrujados de Londres. No podía cancelar.

Me puse de pie y me puse una versión más ligera de los lentes de sol que usaba
durante el día. Una mirada rápida al espejo confirmó lo que ya sabía: mis ojos
no habían cambiando durante el milagro de la invocación.

Miré una vez más al gato, quien aparentemente estaba durmiendo. De acuerdo
a las reglas de la invocación, no debería ser capaz de irse hasta que lo libere
pero quizá haya una fecha de caducidad o algo que signifique que tengo sólo
un poco de tiempo con esto.
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—Sólo quédate aquí, gatito, regresaré tan pronto como me sea posible —le dije
mientras me ponía las gafas y agarraba mi bolso. El letrero de NO MOLESTAR
se mecía en le picaporte de la puerta cuando cerré la puerta y me dirigí a las
escaleras.

El desgarbado muchacho que leía una revista en el escritorio de la recepción era
el encargado nocturno; lo reconocí de un par de noches atrás cuando me había
escabullido fuera del hotel en mis misiones de cazar fantasmas.

—Hola, estoy en el cuarto 114. Voy a salir por un rato; ¿podrías tomar mis
mensajes por mí? Oh y dejé un equipo, un equipo muy frágil y caro, así que no
quiero que nadie entre en mi cuarto.

—No hay problema —dijo el encargado aún sin alzar los ojos de su revista.

Vacilé un momento, entonces decidí tirar la precaución al viento.

—Um, yo he escuchado que la habitación en la que estoy se supone que esta
embrujada.

Él me miró frunciendo el ceño ante mis lentes obscuros.

—Condición ocular —le dije agitando una mano sobre mi rostro—. Mis ojos
son… uh… sensibles.

—Oh.

—¿Qué pasa con el cuarto 114? ¿Se supone que está embrujado por…?

Su gesto se endureció.

—Si usted desea otro cuarto…

—No, no, no es eso; el cuarto está bien. Es sólo que tenía curiosidad acerca del
fantasma que ronda el cuarto. Me encanta la historia, verás pensé que podría
haber una interesante historia conectada con la habitación.

—Oh —dijo de nuevo, su mirada se deslizo a la revista—. Se supone que son
una anciana y su gato. Murieron en esa habitación en un incendio.

—¿La anciana o el gato?

El chico se encogió de hombros y humedeció su regordete dedo para voltear la
página de la revista.

—Ambos

—Ah. ¿Cuándo fue esto, sabes? —Él me lanzó una mirada molesta.
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—¿Por qué te interesa? —Fue mi turno para encogerme de hombros.

—Sólo casual interés.

Sus ojos me miraron sospechosamente por un momento pero entonces regresó a
su revista.

—He escuchado que la anciana murió durante la segunda guerra mundial. Este
hotel fue bombardeado. Todos salieron excepto ella y su gato.

Interesante. ¿Me pregunto por qué mi Invocatoria únicamente atrajo un gato y
no el fantasma humano? Quizá no usé suficiente ceniza de muerto. O quizá no
tenía suficiente fuerza para invocar un espíritu más complejo como un humano.
O alguna vez humano.

Asentí con la cabeza agradeciéndole al encargado y salí del hotel para encontrar
un taxi. Cuando tienes una pierna más corta que la otra, atravesada por tejido
cicatrizante donde han fallado los más aclamados cirujanos ortopédicos, te
resistes a pasar muchas horas de pie, y menos caminar a cualquier lugar donde
fácilmente puedes llegar en un cómodo taxi. Usé el angosto taxi que estaba
estacionado afuera del edificio cerca del puente Southwark para darle vueltas a
si la exitosa invocación de un gato fantasma significaba que había tenido suerte
en el hotel embrujado.

—Quizá con una pizca más de ceniza de hombre muerto —meditaba en voz alta
antes de darme cuenta que el chofer del taxi me estaba dando una mirada
preocupada a través del espejo retrovisor. Sonreí en lo que esperaba que fuera
una manera conveniente y confortable y mantuve mis pensamientos para mí.

Diez minutos después cojeaba alrededor de la parte de atrás de un minúsculo,
viejo edificio rodeado de complejos deportivos. Cerca de 300 años antes el
pequeño edificio había sido un hotel, pero más recientemente había sido usado
como centro de operaciones de una muy moderna tienda de decoración. Ahora
estaba vacía, supuestamente debido al inusual e inexplicable “fenómeno” que
estaba conectado con el pasado distante del hotel. Un hombre delgado de
complexión media estaba de pie temblando junto a la puerta, agitando su
linterna hacia mí mientras yo entraba.

—Ahí estas, pensé que nunca llegarías. ¡Me estaba congelando el culo aquí!

—Lo siento, ¿eres Carlos?

El hombre pisoteo sus pies, asintiendo mientras sacaba una llave y abría la
puerta.
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—Puedo darte únicamente 20 minutos. Hay un espectáculo para todos de SIP y
comienza a las diez.

—¿Un espectáculo? —pregunté mientras seguía al hombre dentro del edificio.
Saqué el detector de emisiones ultrasónicas de mi bolso y lo prendí—. ¿Qué
clase de espectáculo?

Nuestros pasos hacían eco inquietantemente mientras caminábamos por un
corredor pavimentado con baldosas rotas, nuestro aliento hacía pequeñas nubes
de aire que soplaba ante nosotros. Inhalé por la nariz, después solté una
respiración indignada. El aire estaba denso con el mal olor que provenía de las
cercanías del Thames, claramente todo el edificio sufría de la humedad, largos
dedos de moho reptaban por los tapices de las paredes. Además del olor a
moho del cerrado edificio, la agria nota ácida de deshechos de roedores dejaba
claro que aunque los humanos podrían evitarlo, los residentes de cuatro patas
lo encontraban un alojamiento confortable.

—No es realmente un espectáculo, en sí, es más como un examen para
psíquicos. Está patrocinado por una médium muy poderosa, la Guarda Blanca.
Ella está trayendo cada noche a los Invocadores durante una semana, tratando
de ensamblar un grupo de psíquicos acreditados. Todos en SIP están locos por
conseguir un lugar en su equipo.

Eso sonaba como un montón de tonterías para mí. Los mejores Invocadores no
se presentaban en teatros para el asombro de las masas. Aun así, Carlos era mi
anfitrión. Probablemente lo mejor era no ridiculizar su excitación.

—¿Por qué está formando un equipo de psíquicos? —pregunté mientras
subíamos una obscura escalera. Tenía mi propia linterna ahora, mis lentes
levantados mientras escaneaba alternadamente el suelo enfrente de mí por
basura y revisaba las paredes de la habitación común que se alargaban ante
nosotros. El detector ultrasónico estaba en silencio. Me detuve lo suficiente para
abrir mi bolso y sacar el detector de iones antes de apresurarme en alcanzar a
Carlos.

—… creando el más grande equipo de investigadores de lo paranormal que
Gran Bretaña jamás ha visto. Pura investigación por supuesto, el equipo ha sido
enviado a los “lugares más calientes” para localizar y verificar entidades y
disturbios. El equipo será patrocinado por una fundación privada establecida
por la señora White.
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En otras palabras, era un proyecto mascota establecido por otro admirador de lo
inexplicable probablemente con más dinero que células cerebrales. Ah, bien,
pensé para mí misma mientras subíamos al piso de arriba del edificio, su
pequeño grupo de fanáticos ciertamente no podrían dañar la causa, y podrían, de hecho
hacer algo bueno si usan métodos científicos para obtener pruebas que sacudirían los
argumentos de los críticos más escépticos en contra de la existencia de fantasmas,
poltergeist y otros hasta ahora, inexplicables fenómenos.

—Este es el piso de arriba —dijo Carlos, la luz de su linterna estaba barriendo
un arco alrededor de la parte superior de las escaleras—. Esta habitación ha
estado registrando descensos de temperatura de 10 grados. La puerta al final
del corredor lleva a una habitación donde un porcicultor fue asesinado. Él ha
sido visto únicamente en las noches de luna llena, probablemente no tengas
mucha suerte ahí. Cruzando el vestíbulo estaba el cuarto de un vicario de
nombre Phillip Michaels que fue atacado por ladrones dejándolo colgado. Y a la
izquierda…            —Volteó su luz más allá de mí. Alejé mi rostro. No hay
necesidad de asustarlo—… está el cuarto donde la dama de rojo ha sido vista.

—¿Es la que prefirió saltar a su muerte antes que someterse a su prometido?
—pregunté mientras sacaba el equipo infrarrojo, haciendo malabarismos no
muy exitosamente con el detector de iones, la linterna y el infrarrojo, mientras
me dirigía a la izquierda.

—Ese es el cuarto.

Coloqué mi bolso fuera de la puerta y tomé una lectura. No había nada.
Cuidadosamente, como para no asustar a ningún espíritu que pudiera estar
acechando dentro, abrí la puerta. Esta rechinó y se abrió de manera
escalofriante.

La habitación tenía un par de piezas rotas de un mobiliario de oficina y un
fuerte olor a ratones, pero nada que pareciera ni remotamente un fantasma.
Uno por uno revisé mis detectores y no obtuve lectura. Carlos de pie en el
marco de la puerta, cambiaba nerviosamente de un pie a otro mientras yo
dictaba unas cuantas anotaciones sobre lo que estaba viendo y sintiendo (frío y
una clara aversión a los ratones) a mi grabadora.

Miré mi reloj y me di cuenta de que me restaban solamente siete minutos para
examinar el resto del edificio. Me mordí el labio por un minuto, tratando de
decidir qué hacer. Realmente no quería quedarme sola en el edificio pero
realmente quería intentar una invocación después de mi éxito anterior. La
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pregunta era, ¿cuánto lo quería? Tomé una respiración profunda y me recordé a
mí misma que aunque había visto montones de cosas extrañas en mi tiempo —
no por nada había un gato de tres piernas semi-transparente actualmente
durmiendo en mi cuarto de hotel— no tenía tiempo para sentirme físicamente
amenazada. Después de todo era una Invocadora. Tenía mis protecciones.
Estaba en control, y nadie podría quitarme eso. Dibujé un símbolo de
protección en frente de mí y dije—: Um… Carlos, ¿por qué no vas a esta sesión
de espiritismo que quieres ver? Yo cerraré aquí cuando haya terminado.

Lo miré a hurtadillas a través de la cortina de mi cabello. Él pareció indeciso por
un rato pero de pronto se dio cuenta de que entre más pronto se fuera, más
pronto estaría caliente.

—Si a ti no te importa estar aquí sola, ¿segura? —Miró alrededor y apenas
suprimió un temblor.

—No. No hay problema. No me importan este tipo de lugares. Usualmente
suelen ser muy pacíficos. —Lo eran hasta que había Invocado con éxito a mi
primer fantasma. Palmeé mis manos ante el pensamiento de lo que podría
lograr en un edificio realmente embrujado como este—. Si sólo colocas las llaves
en mi bolso, cerraré cuando me vaya y pasaré a dejar las llaves a tu oficina por
la mañana.

Él dudo por un momento.

—¿Estás segura?

Tragué grueso e hice un gesto con la mano sin mirarlo.

—Absolutamente. Voy a tratar de encontrar un punto de invocación. Después
revisaré el resto de las habitaciones. Únicamente el piso superior resultó tener
actividad, ¿no?

—Eso es correcto.

—De acuerdo, entonces. Revisaré afuera de las habitaciones, después de eso
caminaré de regreso a mi hotel. Ten una agradable sesión espiritista.

Él se había ido antes de que las palabras salieran de mis labios. Me senté
silenciosamente y escuché los sonidos de los pasos mientras se retiraba
escaleras abajo, después, una débil percusión de la puerta cerrándose tras él.
Estaba sola. Por mí misma. En un edificio que se suponía era uno de los lugares
más embrujados de Londres.

Algunas veces no soy muy brillante.
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Una hora después me levantaba de donde había estado arrodillada en el cuarto
supuestamente embrujado por un puericultor asesinado. Mis piernas estaban
tiesas y adoloridas por estar sentada sobre el duro piso de madera, mis dedos
estaban casi entumidos por el frío a pesar de mis guantes y ya había perdido
toda sensibilidad en mi nariz.

—Tanto para ser uno de los edificios más embrujados de todo Londres —le dije
amargamente al cuarto vacío mientras recogía mi equipo y me dirigía a las
escaleras. El sentimiento de desconsuelo que me había embargado cuando
Carlos se fue no había desaparecido, pero no había luchado por el control de mi
vida para dejar que una cosa tan pequeña como el temor me controle. Así que
aunque el cabello de mi nuca había estado erizado todo el tiempo mientras
revisaba las habitaciones superiores, apreté mis dientes y realicé cuatro
Invocaciones, ninguna de las cuales trajo nada más que el deseo de un termo de
café caliente y un realmente gran pedazo de pastel de limón.

—Y no hay ninguna oportunidad de alguna materialización en este lugar —dije
ruidosamente mientras me deslizaba pesadamente escaleras abajo. Mi voz hizo
un extraño eco mientras subía al segundo piso. Tuve un caso severo de carne
de gallina, pero nada se mostraba en ninguno de los dos detectores que
sostenía, o sobre el más eficiente escáner de mi sensibilidad personal a lo que
estaba pasando. Me detuve en el fondo de las escaleras y contuve el aliento,
abriéndome a mí misma al edificio, imaginándome a mí misma caminando
lentamente a través de las habitaciones. No había nada en este piso que me
perturbara y nada en el piso de abajo, pero profundo en la tierra, en el sótano
había un área sombreada que me hizo temblar incontroladamente. No podía
penetrar la obscuridad para determinar qué había ahí, pero podía sentir su
conciencia, un sentido de negrura que iba más allá de la mera ausencia de
color.

Algo sin alma estaba ahí.

Y lo que fuera que estuviera ahí, sabía que yo estaba aquí.
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                                Capítulo 2

                                                            Traducido por Aradiapsy

                                                             Corregido por Xiamara



—Ok, Allie, no entres en pánico. Esto es exactamente lo que esperabas —me
dije a mí misma mientras peleaba por no correr por las escaleras hacia la
puerta—. Esto es para lo que estudiaste. Lo que juraste que podías hacer
cuando Anton te contrató. Este es tu trabajo, el fracaso no es una opción. ¡Sabes
qué pasará si no investigas esto!

Oh, lo sabía. Todo por lo que había trabajado estos siete años, cada contusión
que había sufrido, cada pequeño éxito desde aprender a manejar una chequera
hasta encontrar un trabajo, cada triunfo sobre el monstruo que había dominado
mi vida sería olvidado, erradicado, limpiado, y no sería el fracaso que Timothy
tan a menudo gritaba que era. Buena para nada, demasiado estúpida para
sobrevivir por mí misma.

Un fenómeno.

Levanté mi cabeza y cuadré mis hombros, manteniendo mi bolso cerca de mí,
mientras bajaba las escaleras lentamente. No había nada en esta tierra que
pudiera asustarme tanto como la vida en la que había estado atrapada alguna
vez, si era lo suficientemente fuerte como para dejar a un esposo abusivo, era lo
suficientemente fuerte para encarar un poco de oscuridad sensible.

Mantuve ese pensamiento hasta que bajé las escaleras hasta el sótano. Entonces
todo tipo de campanas de advertencia y silbatos llenaron mi cabeza, sin
mencionar la voz de cordura, que estaba gritando al diablo con tu honor,
necesitaba salir de ahí enseguida, antes que lo que sea que estaba detrás de la
puerta al final de las escaleras, me atrapara.

Una ola fría de puro y absoluto terror pasó a través de mí, deteniéndome en
medio de las escaleras, mis pies rehusándose a moverse más, mi mano asida
fuertemente en el polvoriento pasamanos de una manera que tomaría una
palanca para liberarla. No podía respirar, tan opresiva era la negrura más allá
de la puerta. No podía tragar, no podía parpadear, y seriamente dudé si mi
corazón estaba latiendo. Un sonido débil, un suave, distante y apagado latido
desde la habitación vibró con fuerza a lo largo del borde de mi conciencia.
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—Latido cardiaco —grazné a través de mis labios entumecidos por el miedo,
entonces instantáneamente me arrepentí de las palabras cuando sentí la
oscuridad más allá reuniéndose, volviendo su atención hacia mí—. ¡Oh, diablos!
—susurré, dividida entre la necesidad de escapar y el conocimiento de que
fallaría al llamado de mi vida si no confrontaba lo que había en esa habitación.

Mi corazón de repente volvió a latir, rápidamente ahora, mareándome con el
repentino flujo de sangre que pasaba por mi cerebro. Estaba mareada y
desorientada, pero repentinamente tomé la decisión. Resistiría la urgencia de
huir del peligro, es un instinto poderoso y difícil de negar. Usé mi mano libre
para quitar mis dedos del pasamano, y gimoteé suavemente mientras movía
mis piernas hasta que dieron un paso hacia abajo.

—Uno —conté con una voz tan suave que incluso una pluma cayendo al suelo
la ahogaría. Di otro paso—. Dos. Quedan Tres. Tres. Quedan dos…

Mi estómago se irritó, haciendo que me arrepintiera de beber agua más
temprano.

—Cuatro, uno más, Allie. Puedes hacerlo.

Mi respiración se quedó atrapada en una extraña clase de jadeo rítmico, que usé
para distraer esa parte de mi cerebro que gritaba que huyera. Logré dar el
último paso y me detuve delante de la puerta cerrada.

Podía sentir lo que fuera que habría más allá de la puerta, sin incluso tener que
abrir mi mente. De hecho, hice lo opuesto, poniendo tantas barreras como podía
crear entre mi mente y la cosa. No ayudó mucho. Dentro del cuarto podía
sentir un viento de tormento, angustia, dolor tan profundo que no tenía
principio ni fin. Y por todas partes había oscuridad, negrura, un vacío absoluto
de luz. La desesperanza llenaba ese cuarto y me recordó a los antiguos mapas
donde los cartógrafos habían dibujado imágenes de criaturas marinas
monstruosas, con la anotación de “Aquí hay dragones”.

De alguna manera tuve el presentimiento de que un dragón sería mucho más
fácil de encarar.

Esbocé protecciones a mí alrededor en todas las direcciones de la brújula, hice
un esfuerzo hercúleo para calmar mi mente llena de pánico, y con un rápido y
continuo movimiento que no me dejó pensar, puse mi mano en el pomo y abrí
la puerta.
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La luz de mi linterna no parecía penetrar la oscuridad al principio, entonces un
débil sonido captó mi atención, y dirigí la luz a la parte izquierda de la
habitación.

La luz se reflejó desde una mesa de madera. Sobre la mesa había una forma
oscura, una corpulenta forma oscura, una forma oscura humana. El
reconocimiento repentinamente llenó mi mente mientras avanzaba vacilante,
entonces dejé caer mi bolso y corrí hacia la habitación. Era el hombre de mi
sueño, el hombre que había sufrido una horrible muerte. Su fantasma estaba
aquí, atrapado en esta habitación, yaciendo en eterno tormento y sufrimiento,
esperando a alguien —a mí— para que lo libere de esta esclavitud terrenal.

—Oh, pobrecito —dije mientras me paraba sobre él, agarrando mis manos.
Quería tocarlo, pero sabía que no era bueno para romper el ciclo del espíritu.
Aunque sus ojos no estaban abiertos, como estaban en mi sueño, sabía que era
consciente de mí—. No te preocupes, soy una profesional. Voy a ayudarte, a
enviarte, para que estés en paz al fin. Oh chico, esa sangre se ve muy real,
debiste haber sufrido terriblemente antes de morir. Sólo mantente ahí, y déjame
buscar mi libro, y me encargaré de todo.

Me apuré hacia mi bolso y busqué el cuaderno de notas, la tiza y el ginseng en
polvo que un amigo mago juró que era genial en la Liberación. Me paré sobre el
cuerpo del hombre, las débiles gotas de sangre goteando desde la mesa hasta el
piso hacían el único ruido.

—Um… Liberando espíritu, liberando espíritu, donde está, yo sé que… ¡oh,
aquí está! —Puse la linterna bajo mi barbilla y usé una mano para abrir el
ginseng, la otra para trazar un símbolo de protección sobre el fantasma. Pobre
hombre, necesitaba toda la ayuda que pudiera conseguir.

Plop, plop, hacía la gotera de sangre. Espolvoreé el ginseng molido sobre el
fantasma y me cosquilleó la nariz.

—Vete.

Dejé de mirar el cuaderno donde estaba leyendo el procedimiento para Liberar
un fantasma para mirar al hombre que yacía a mi lado. ¿Había hablado, o era
sólo mi propia imaginación sobrecalentada que me hizo pensarlo? El fantasma
estaba acostado tranquilo como siempre, ni siquiera su pecho se movía. Me
incliné más cerca y no pude evitar notar que el hombre que vi en mi sueño, el
dios, la perfecta personificación de la masculinidad, era nada comparado con él
en carne.
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Por así decirlo.

A pesar de tener cada superficie visible (y tenía el peor impulso de asomarme
bajo la tela colocada sobre su entrepierna) mutilada por cortes, era
increíblemente hermoso. Su piel estaba bronceada y se veía —aparte de los
cortes— firme y seductivamente tocable. Los músculos que cruzaban su pecho y
atravesaban su estómago estaban bien definidos sin ser muy obvios. Sus brazos,
cruzados sobre su abdomen, cubiertos de un fino vello oscuro que combinaba
con el de su pecho. Salté las partes cubiertas y lamenté que alguien hubiera
torturado a un hombre tan delicioso. Él claramente pertenecía a una época al
menos 100 años o más del pasado, si los gruesos músculos de sus muslos —que
mi madre solía llamar muslos de cabalgante — daban algún indicio. Pero fue su
cara la que llamó mi atención, una cara fuerte, echa de fuertes ángulos y un
mentón testarudo.

—Realmente debiste haber sido algo antes de que te torturaran —dije, mis
dedos picándome por empujar el mechón de cabello de su frente. Sólo su cara
no tenía marcas, y me pregunté qué evento horrible lo había traído a este final.
Quité mi vista de sus labios —labios realmente, realmente buenos— y me
recordé a mí misma que no era cortés comerse con los ojos a los fantasmas.

—Debe haber sido mi imaginación —le dije, entonces puse la tiza en el suelo,
junto a mí para poder hacer los símbolos de protección mientras decía las
palabras de Liberación.

—Vete. No quiero ser Liberado.

Solté mi cuaderno.

—¿Qué? ¿Quién dijo eso?

Me di vuelta, sacando la linterna de donde estaba sujeta por mi barbilla.

—¿Carlos? ¿Eres tú?

—Vete ahora.

Volví mi mirada al fantasma. La voz —baja, hermosa y tan suave como la seda
flotando en el agua— vino de él. Mientras lo miraba más de cerca, un párpado
se abrió, y un hermoso ojo café me miró.

—Um —dije.

—Vete ahora —dijo el fantasma, sus palabras saliendo de su mandíbula
apretada y labios delgados como un susurro silbante.
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—No te preocupes —dije de modo tranquilizador, deseando como los
demonios poder acariciarlo—.Voy a asegurarme de que este tormento en el que
has estado atrapado por tanto tiempo termine.

Los ojos se cerraron por un momento, después se abrieron de vuelta. Había una
extraña cualidad del iris que me hacía sentir como si hubiera sido capturada por
sus profundidades caoba.

—Ahora. Vete ahora. Ahora mismo.

Asentí y me incliné para tomar mi cuaderno. Él estaba apurado por ser liberado.
No lo culpaba ni un poco. Si estuviera goteando sangre por todas partes, estaría
apurada también.

—Voy a ser lo más rápida que pueda. Tú solo tienes que ser paciente por un par
de minutos más, esto es un poco nuevo para mí. No he tenido mucha práctica
haciendo esto, y no quiero estropear algo y tenerlo en mi conciencia. Oh, rayos,
ahora he perdido mi punto. Sólo un segundo, solo será un momento, entonces
te puedes ir.

Busqué por el cuaderno, ausentemente limpiando sobre mi pierna la sustancia
mojada que cubría la tapa del cuaderno.

—Si no te vas de mi presencia y de este edificio en 30 segundos, tu conciencia
será la última de tus preocupaciones.

Me estaba mirando con ambos ojos abiertos ahora, mirándome realmente, sus
manos apretadas en puños sobre su vientre, su cuerpo antinatural —o mejor
sobrenaturalmente— quieto. Saqué mi mente de la maravilla y gozo que era su
voz, una voz que tenía un delicioso y sexy acento europeo, de regreso a cosas
más importantes.

Como su actitud.

—¿Discúlpeme? —Cerré mi cuaderno y froté mis dedos. El suelo debía tener
una filtración de agua porque el cuaderno estaba mojado—. Ahora vamos a
aclarar algunas cosas, ¿podemos? Estoy aquí para ayudarte, tú estás aquí para
ser ayudado. Con esa actitud no vas a lograr nada salvo molestarme y demorar
la ayuda antes mencionada. Así que por qué mejor no te quedas quieto, y yo me
encargaré de la Liberación, ok?

Los ojos del fantasma rodaron de una manera realista, molesto; entonces se
levantó en un codo y me frunció el ceño. Retrocedí, alarmada de que estuviera
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tan cerca de mí, porque si alguna parte de su etéreo, aunque de aspecto
extremadamente sólido cuerpo me tocara, rompería su ciclo.

—Estoy tratando de decirte que me dejes. ¿Qué es tan difícil de entender? Vete,
dije, y todo lo que haces es asentir y seguir con tu tonto hechizo de liberación.
¡No quiero que me liberes, quiero que te vayas de este edificio. ¡Ya!

—Eres un fantasma muy grosero —le dije, señalándolo con mi cuaderno.

—No soy un fantasma.

Resoplé.

—Lo eres, estas aquí, goteando sangre por una atroz tortura que sufriste antes
de morir. Reconozco a un fantasma cuando lo veo, y puedes creerme, estás
muerto. Finito. Un cadáver. Una expersona.

Ahora el fantasma estaba rechinando los dientes. Era asombrosa la diferencia
entre un fantasma humano y el gato semitransparente. Este hombre se veía tan
real que tenía que luchar para mantener mis manos apartadas de él.

—Voy a decir esto una vez más. No soy un fantasma. No necesito ser Liberado.
No quiero tu ayuda. Quiero que me dejes en paz y regreses por donde sea que
viniste. ¿Está suficientemente claro?

—Soy una Invocadora —dije con dignidad.

—Bravo. Vete a invocar a otro lado.

—Conozco a los fantasmas. Está bien, puede que seas el primer fantasma
completamente humano que he visto, pero conozco a los fantasmas. Muchas
veces los fallecidos están confundidos con su estado. Lo primero que nos
enseñan en la escuela de Invocadores es que no todos los fantasmas están
dispuestos a admitir que están muertos. Claramente estás en esa categoría.
Ahora, sólo quédate quieto por tres minutos más, terminaré la Liberación y
puedes irte en tu feliz camino.

El fantasma se bajó de la mesa y se paró mirándome. No pude evitar mirar
desde donde había caído la tela.

—Eep —dije, mis ojos desorbitados casi salen de mi cabeza.

Él gruñó algo y recogió la tela del suelo, enrollándola alrededor de sus caderas.

—¡Por todos los santos! ¿Me dejarás en paz? —Por extraño que parezca, esa
hermosa y sedosa voz no perdía nada de su encanto cuando me estaba
gritando.
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No me gusta que me griten, de todas formas. Me hace recordar los días en los
que estaba casada y no tenía suficiente cerebro para saber que no tenía que
aguantar el abuso físico ni verbal. Por esa razón, tiendo a ponerme un poco
gruñona cuando alguien comienza a relajarse conmigo.

—¡Eso es lo que estoy tratando de hacer, darte paz, estúpido espectro! ¡Ahora
quédate quieto y cállate!

Había dejado caer el cuaderno otra vez, cuando él se bajó de la mesa, y me
incliné para recogerlo, secretamente divertida por la expresión aturdida en la
cara del fantasma. Mi diversión terminó cuando recogí el cuaderno. Estaba
húmedo y pegajoso, lo abrí y noté que en todas las partes que tocaba dejaba
manchas rojas.

Manchas de sangre.

Miré mis manos por un segundo, después miré al piso donde la sangre del
fantasma se había acumulado.

—¿Qué es… es ectoplasma?

El fantasma levantó sus manos al cielo.

—¡En todos mis años nunca había estado tan afligido como estoy ahora en este
momento! ¡No, no es ectoplasma!

Toqué un punto mojado en mi cuaderno, después miré los cortes en su pecho,
que estaban lentamente goteando sangre. Vacilante, extendí mi mano y
presioné un dedo contra su piel. Era cálida, firme y se sentía como el terciopelo
más suave sobre acero. Instantáneamente quise tocar más, mucho más.

Entonces me di cuenta lo que significaba. Parpadeé. Tragué. Me aclaré la
garganta.

—No eres un fantasma.

El no fantasma parecía estar respirando con dificultad, lo que hizo que su
herida goteara sangre mucho más rápido.

—No soy un fantasma —reconoció, sus dientes aparentemente seguían
rechinando—. Te lo he dicho al menos seis veces ahora…

—Dos veces.

Siseó con sus labios realmente lindos. Sus ojos se oscurecieron hasta que se
pusieron de color obsidiana. Sus dedos se apretaron.
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—¿Dos veces qué?

—Dijiste que no eras un fantasma dos veces, no seis. La pérdida de sangre debe
estar confundiéndote un poco.

Los músculos de su pecho se tensaron. Traté de no mirarlo, sintiendo que era
grosero quedarme mirando a ese magnífico —aunque sangriento— pecho
cuando su dueño estaba claramente necesitando un psiquiátrico y cuidado
médico inmediato.

—Nunca me han hablado como tú lo has hecho.

—¿Y?

—No me gusta —continuó, como si no hubiera dicho nada—. Terminarás esto
inmediatamente y te irás.

—Irme. ¿Como… ahora? —Claramente él no estaba pensando bien. Me
correspondía tratar de calmarlo antes que se hiciera más daño.

—¡Sí, ahora! —me respondió, un músculo en su mandíbula tensándose—.
Tienes que irte ahora mismo, antes que arruines... —Sus labios reprimieron las
palabras, cortándolas.

—¿Arruinar qué? —no pude evitar preguntar—. Me doy cuenta que es un poco
entrometido de mi parte, pero no encuentro frecuentemente hombres desnudos
desangrándose en el sótano de posadas embrujadas. Llámame tonta, pero creo
que necesitas ayuda. No puede ser bueno para ti cortarte así y después
tumbarte sin hacer nada en la humedad y goteando sangre en todos lados.
Estoy segura que varios buenos doctores estarán encantados de encargase de ti.

Dijo algo en un idioma que no reconocí, pero que sonó sospechosamente como
si estuviera maldiciendo, entonces se congeló y miró hacia la puerta. Había un
sonido suave arriba que sonaba como si alguien hubiera cerrado la puerta
trasera.

—Peste —siseó, dándose la vuelta para regresar a la mesa. Su voz se hizo más
profunda, hasta que se sintió como el más rico terciopelo sobre mi piel—. Te
ordeno que te vayas ahora, sin permitir que otros te vean. Olvidarás todo lo que
has visto aquí esta noche.

—Sabes estuve casada con un arrogante, dominante, tiránico supuesto hombre
que pensó que podía controlarme. Puedes tener por seguro que el acto de alto y
poderoso no va a lograr nada conmigo
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El hombre golpeó su cabeza contra la mesa dos veces. Hice un gesto de dolor
por él, la mesa sonaba terriblemente sólida.

Un débil eco de una voz me llegó. Le di la espalda al hombre loco y me
apresuré hacia la puerta.

—¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Escuche necesito algo de ayuda aquí, hay un tipo
que necesita un doctor y… uhhm… un policía. ¿Hola?

Voces calladas susurraron entre ellas por un momento.

—Saben, hay un karma realmente malo por negarse a ayudar a alguien cuando
esta herido —grité—. Si no quieren venir acá abajo y ayudarme con él, lo
mínimo que pueden hacer es llamar

Una mano se envolvió alrededor de mi boca y me tiró hacia atrás, contra un
tibio y firme cuerpo.

—Ahora escucha con cuidado —dijo el hombre en mi oreja. La sedosa voz
haciéndome todo tipo de cosas traviesas—. Prestarás atención a mis palabras y
harás lo que te ordeno.

Fue la voz de mando la que lo hizo. Desde Timothy, reaccionaba realmente mal
a eso. Sin el mero pensamiento acerca de las consecuencias de mis acciones en
un hombre obviamente demente y muy mal herido, di un pisotón con mi bota
sobre su pie desnudo y golpeé su estómago con mi codo. Él gruñó de dolor y se
dobló mientras yo corría escaleras arriba. Sabía que era una autentica locura
dejar a un lunático con una bolsa llena de equipos costosos, pero no tuve
opción. A quien sea que él estuviera esperando, quien sea que lo haya dejado
sin tener la decencia de ayudarlo, claramente no iba a llamar a la policía o a un
médico. Subí las escaleras, ignorando el dolor en mi pierna y las punzadas que
instantáneamente se formaron en mi costado mientras corría por el pasillo hacia
la puerta. Recordé haber visto una cabina telefónica en la misma calle. Llamaría
por ayuda, y después me escabulliría de vuelta a la posada y mantendría un ojo
en el pobre, guapo, y muy trastornado hombre.

Estaba lloviendo —una fría y sucia lluvia— mientras galopaba de manera
extraña por la calle en busca de la cabina telefónica. Me tomó tres intentos
marcar el 911, pero al fin estaba conectado con un operador de emergencias.
Dos minutos después, habiendo descrito dónde estaba y cuál era mi problema
con el hombre, me dirigí de vuelta a la vieja posada a un paso más lento,
preocupada que mi escape tal vez hubiera mandado al pobre hombre al
profundo final.
KATIE MACALISTER                                                     FORO AD       27



Entre silenciosamente al pasillo y me paré de espaldas a una mohosa pared,
manteniendo un ojo en las escaleras hacia el sótano. Parecía como si hubiera
pasado una hora hasta que escuché una sirena de policía, duplicada contra el
edificio pero de acuerdo con mi reloj sólo habían pasado 8 minutos y medio.
Saludé a los policías, les expliqué rápidamente lo que había visto y los seguí a
las escaleras abajo a la ahora cerrada puerta. Ellos encendieron poderosas
linternas y cautelosamente abrieron la puerta.

La habitación estaba vacía.

No solamente estaba vacía, la mesa no estaba, y la piscina de sangre del suelo se
había desvanecido. Mi bolsa, un pedazo de tiza y la linterna estaban ahí, pero
todo lo demás se había ido.

Espera un minuto…

—Yo… Había un… ¡Estaba justo aquí! Como pudo… y la sangre, ¡estaba justo
ahí! ¡Esa mesa debe haber pesado una tonelada! ¿Cómo pudo haberla movido
tan rápido?

—Señora —dijo el más bajo de los policías, poniendo su linterna directo en mi
cara. Lo escuché dar un grito ahogado mientras me volteaba para quedar de
perfil—. Señora —dijo otra vez, su voz un poco temblosa—. ¿Está consciente de
que es un crimen llamar a la policía por una situación de no emergencia?

—Pero… —Miré alrededor de la habitación, manteniendo mi cabeza hacia abajo
para que no pudieran mirar directo a mis ojos. No había nada ahí más que un
cuarto vacío, dos policías y mi bolso—. ¡Él estaba aquí! ¡Lo juro, él estaba aquí!
Sangrando por todo el lugar, y desnudo como el día en el que nació.

El policía más alto tomó una respiración profunda, no requería ninguna
habilidad psíquica saber que me iban a dar un sermón, recogí mis cosas
mientras ellos tomaban turnos diciéndome qué les pasaba a los turistas que
hacían falsas alarmas. Para el momento que expliqué qué estaba haciendo ahí,
reiteré que yo no hacía llamadas de broma, y escuché su segunda ronda de
sermones, me empujaron hacia arriba. Estaba más que dispuesta a creer que
había tenido un extraño tipo de episodio en la posada, algo relacionado con sus
habitantes espectrales, y que me había imaginado todo con el guapo aunque
molesto hombre.

Hasta que metí la mano a mi bolso para sacar la llave para cerrar la puerta
detrás de nosotros. Y entonces vi mi cuaderno.
KATIE MACALISTER                                                      FORO AD      28



Tenía huellas sangrientas por todos lados.

Pasé el resto de la noche escribiendo mi experiencia, entremedio mirando al
gato fantasma dormir, acicalarse a sí mismo, y renguear por el cuarto tocando
cosas. No parecía estar emocionado de verme, y después de tratar sin éxito de
convencerlo de quedarse en la cama a mi lado (para poder tomar una foto de
los dos juntos), terminé más o menos ignorándolo como él me ignoraba a mí.

Para el tiempo que el amanecer iluminó la capa gris de nubes lo suficiente para
indicar que era mañana, estaba exhausta y malhumorada, insegura de si lo que
había presenciado era un sorprendente encuentro espectral con un fantasma
que podía manifestar una presencia física, o si estaba delirando.

Me quedé dormida deseando lo primero. Al menos entonces lo podría tocar.



                                       * * *



—No tiene mensajes, señorita Telford —dijo Tina la recepcionista esa tarde
mientras me pasaba la llave de mi habitación. Esperé para ver si tenía algo más
que agregar, algo sobre quejas por un felino semitransparente de tres patas que
habitaba mi cuarto, pero ella sólo sonrió y se puso a atender a otro cliente.

—Curioso —dije mientras cojeaba al elevador, mi bolsa tintineando y sonando.
La cambié a mi otro hombro y deseé estar en una línea de trabajo que no
necesitara tanto equipo, equipo que tenía que llevar a todos lados, sólo en caso
de necesitarlo. Mi viaje a una abadía embrujada resultó ser una de las veces
donde no resultó ser más que un pesado albatros colgando de mi hombro.
Presioné el número de mi piso, preguntándome si la invocación se había
desvanecido lo suficiente como para hacer que el gato regresara a su existencia
previa. Tal vez la criada no había visto al gato porque ya se había ido.

—Oh, hola gatito —dije mientras abría la puerta. Estaba sentado en el alféizar,
mirando fuera de la ventana—. Pensé que te habías ido, me alegra ver que no,
pero… —Tiré de mi labio. Entre los exámenes que había realizado esa tarde, y
los que había hecho durante las oscuras horas de la noche, tenía tanta
información como podría colectar. Fotos, videos, lecturas infra rojas y
ultrasónicas, análisis de iones, tú nómbralo, yo lo hice, suficiente como para
darle al analista de la oficina un orgasmo. Tal vez era tiempo de liberar al gato.
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—¿Quieres irte a casa gatito? Creo que ya es hora. Realmente no quiero tener
que explicarle al equipo de mantenimiento qué he estado haciendo aquí, y
aunque eres casi la mascota ideal —no derramas nada, ningún olor de caja de
desperdicios, no tienes hábitos alimenticios— entiendo que no estás
emocionado de estar aquí tampoco.

Saqué las herramientas necesarias y las puse frente a mí, después de
espolvorear un poco de ginseng sobre el gato, comencé a recitar las palabras de
Liberación.

Tuve que parar en la mitad para pellizcarme el puente de la nariz. El ginseng en
polvo me hacía cosquillas en la nariz, haciéndome cerrar los ojos y tener ganas
de estornudar. Esperé hasta que pasara, completé el canto de Liberación, hice
los símbolos de protección, y desprotegí mi mente para visualizar el espíritu
liberándose a otro plano de existencia.

El gato se movió y comenzó a lamerse el hombro.

—Oh, oh. —Me mordí el labio inferior y miré el gato.

¿Tal vez no usé suficiente ginseng? O tal vez parar a la mitad de las palabras lo
arruinaron. Traté otra vez, esta vez teniendo cuidado de no respirar el ginseng.

Cuando la última palabra de liberación dejó mis labios, el gato se movió y
comenzó a lamer su única pierna trasera.

—Mierda, algo no está bien aquí. ¿Me pregunto si el ginseng no está lo
suficientemente fresco?

Pasé la próxima hora y media tratando variantes del encantamiento, añadiendo
y sustrayendo ginseng, incluso agregando una cucharada de cenizas de muerto
en caso de que fuera un ingrediente secreto para una liberación exitosa.

Nada funcionó.

Estaba comenzando a preocuparme, sabía por las reglas de las invocaciones que
si no liberaba al gato, este estaría atado a mí por todos mis días, y aunque éste
se las había arreglado para no ser visto por la criada, no podía contar con
lograrlo todos los días.

Sin mencionar cómo iba a poder regresar a mi apartamento en el norte de
California. Odiaba pensar que iba a tener que escribir en la forma de aduana:
Un felino translucido, muerto por 50 y algo de años, con todas sus vacunas.

La alarma de mi reloj comenzó a sonar, señalando algo que debía hacer.
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—Oh, ese estúpido libro. Maldición. Tenía que ser ahora, cuando estoy en algo
importante.

Pensé evitarlo, pero Corrine me había suplicado antes de venir a Londres que
fuera a esa firma de libros.

—Honestamente, Cori, y sus romances de vampiros —me mofé mientras volvía
a re empacar el bolso—.Un autor famoso tiene una firma de libros. Gran cosa.
¡Tengo trabajo que hacer! Pero no, tengo que ir y pararme en una línea a esperar
que un petulante autor me firme una copia de un libro que ella podría comprar
en casa. Tengo que aguantarme y parecer simpática para que él escriba algo
agradable que ella olvidará 5 minutos después de leerlo. Tengo que ir y pasar
mi tarde parada en mi pierna mala en una línea que de seguro va a ser
larguísima, porque El Sr. Tan importante Dante, no puede ser molestado para
hacer más de una firma de libros al año, bueno, bien, hazme rendirme en la
liberación de mi gato fantasma. ¡Ella me va a deber esto!

Terminé de arreglar el bolso, me puse mis lentes de sol, le dije al gato que se
comportara y salí en busca de un taxi al Convent Garden, en el camino repasé la
lista mental de a quién podía consultar en el área acerca de por qué la liberación
del gato no era exitosa.

—Veamos… esta Carlos en el SIP, pero él no es un Invocador. Esta esa bruja que
Ras mencionó, que supuestamente invoco al fantasma de Karl Marx, pero no
tengo su dirección. —Además, no estoy segura si quiero pasar tiempo con
alguien que de verdad quería pasar tiempo con un Marx muerto que no fuera
Groucho—. Ummm. —Toqué mis labios mirando cómo las oscuras y mojadas
calles de Londres pasaban por las ventanas salpicadas de lluvia—. Oh, ese
ermitaño que la mujer en la oficina del SIP mencionó. Ese puede ser,
posiblemente.

—¿SIP significa sociedad de investigación de lo paranormal? —el taxista me
preguntó.

Ratas, estaba hablando en voz alta de nuevo. Es un mal hábito que no puedo
quitarme. Sonreí al taxista y asentí, esperando que no fuera de esos fanáticos
religiosos que se deleitan en dar sermones por la naturaleza pecaminosa de mi
trabajo.

—¿Usted conoce acerca de ellos?

—Mi esposa y yo hemos ido a cazar fantasmas un par de veces al año. Justo el
pasado agosto pasamos la noche en la Torre.
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La Torre de Londres, se dice que es el lugar más embrujado en toda Inglaterra.
Era la versión paranormal de Disney.

—¿Vio algo interesante?

Se encogió de hombros.

—Un par de orbes, una mano saliendo de la pared, sentimos dos puntos fríos,
pero nada que captáramos en video. ¿Eres una Invocadora?

Normalmente no admito mi trabajo frente a la gente, pero el conductor parecía
estar familiarizado con toda la idea de fantasmas y espectros, así que asentí otra
vez.

—Eso pensé, ¿qué hay de las gafas oscuras?

Esperé a que él se detuviera en la luz y levanté mis lentes por un momento.

Sus ojos se abrieron mientras silbó.

—¿Eso es natural?

Reí una brusca y amarga risa.

—No es nada que quiera, créame.

Se vio pensativo por un momento.

—Supongo que no, debe causarle unas miradas extrañas, ¿eh?

Y respuestas más raras, respuestas como gente gritando y tirando cosas,
clamando que lo hacía sólo para llamar la atención y lo peor de todo,
acusaciones de ser un fenómeno.

El resto del camino, fue en silencio. Miré Londres de noche y me pregunté si mi
oculista no estaba equivocado; la última vez que traté de usar lentes de
contacto, logré usarlos casi una semana antes que mis ojos comenzaran a
irritarse. Eso había sido hace un año. Tal vez ahora si podía aguantarlos.

Cuando dejaba el taxi, el conductor puso una tarjeta en mi mano.

—En caso de que necesite un chofer para llevarla fuera de Londres. También
hago eso.

Le agradecí y me uní a la multitud entrando en la nueva tienda de libros.

—¿Cuantas copias quieres? —me preguntó una hostil vendedora un par de
minutos más tarde mientras estaba en la fila tan larga que me garantizaba que
mi pierna me iba a doler.
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—Una, o el que sea que es el último libro.

—¿Uno? —Me miró de arriba abajo como si fuera un insecto a quien le habían
donado ropa humana—. ¿Sólo uno? ¿Uno?

—Oh, quieres más de uno querida —dijo la mujer en la línea detrás de mí,
mientras tocaba mi brazo—, son muy buenos.

—Nunca los he leído, sólo lo hago por una amiga.

—¡Nunca los has leído! —La mujer dio un grito ahogado mientras yo aceptaba
una copia de tapa dura que me daba la empleada—. ¡Nunca los has leído!
Bueno, tienes que leerlos, tú, dale a esta chica otra copia. Lo vas a amar, de
verdad.

—No, gracias —dije mientras rechazaba la otra copia—. Uno está bien, estoy
segura que son buenos, pero no me gustan esa clase de libros.

Los ojos de la mujer se estrecharon.

—¿A qué te refieres con esa clase de libros? —Sacudió las tres copias que me
sostenía—. ¡Son libros hermosos, maravillosamente escritos y llenos de hombres
oscuros y las mujeres que los salvan!

—Y el sexo es bueno también —añadió la mujer detrás de ella.

La mujer detrás de mi asintió empáticamente.

—Sencillamente adorables escenas de amor, muy creativas y lo suficientemente
sexy para derretir tus rodillas. Toma. —Lanzó un libro a mis manos—. Tú toma
esto, léelo, serás una creyente enseguida, la forma en que Dante escribe… es de
otro mundo.

Levanté mis lentes para que ella pudiera ver bien mis ojos.

—Créame no necesito leer este libro para saber cómo se siente el otro mundo.

Ella se ahogó y quitó su mirada de la mía. Me puse mis lentes y regresé el libro
que me había dado, dándome vuelta para volver a mi lugar en la línea. Odiaba
llamar la atención de esa manera, mi cojera era suficiente para hacer que la
gente se me quedara mirando, pero si hay algo que me disgusta es una fan
feroz.

Esos fueron mis pensamientos hasta que la línea lentamente serpenteó hacia los
estantes de los libros, lo suficientemente cerca para poder ver el grupo de gente
reunida alrededor de la mesa situada en el centro de la tienda. Los cuerpos se
movían en una intrincada danza de colores y patrones. Me quedé parada,
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aburrida, mentalmente previniendo hechizos para protegerme de los
hambrientos lectores, hasta que de repente cada vello de mis brazos se levantó.
La persona directamente en frente de la mesa, se movió dejándome ver al
hombre que estaba sentado detrás de una torre de libros, su cabeza hacia el
libro que estaba firmando.

Cabello negro largo hacia atrás en una cola de caballo, pero un mechón se
escapaba, sirviendo de marco para un lado de su duro mentón, un mentón que
llevaba a una barbilla cuadrada que se me hacia familiar. El hombre miró hacia
arriba a la persona a quien le firmaba el libro y sonrió. Me quedé helada como si
me hubieran dado un golpe en el estómago, literalmente sintiendo como si el
aire hubiera sido sacado completamente de la habitación.

¿Era el hombre, que había visto primero en mis sueños, después más tarde en la
posada, el hombre loco que se había cortado a sí mismo su exquisito cuerpo y
después había desaparecido… o había sido una fantasía, nada más que locos
laberintos de mi muy cansada mente? Froté mi frente, insegura acerca de haber
imaginado todo, o si él era… Mi mente sólo me dio vacíos como explicación de
si él realmente había estado en la posada. Nadie pudo haber limpiado esa
habitación y deshacerse de la mesa en los diez minutos que me fui. Nadie
humano.

C.J Dante, afamado autor de vampiros, que vino a mí en sueños y me suplicó
para que lo ayudara. Un hombre atormentado, cuya angustia pude sentir sin
abrirle mi mente. Un hombre que se cortó como una barra de pan y después se
puso de mal genio cuando traté ayudarlo.

—¿Sólo que quién —o más importante— qué… era él? —susurré para mí
misma.

Desafortunadamente, no tenía respuesta.
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                                Capítulo 3

                                                          Traducido por Dama0scura

                                                              Corregido por Xiamara



Tal como lo veía, tenía dos opciones. Podía asumir que no era real que la tarde
anterior había estado en presencia de una persona con trastornos mentales a la
que no le importaba torturarse horriblemente a sí misma, algo que mi mente
había desenterrado por un motivo u otro, o podría rasgar el suéter negro del
varonil pecho de Dante y buscar cortes en curación, llamar a gritos a la policía y
a los agradables chicos de trajes blancos.

Al final decidí tomar como punto de partida al propio hombre. Si él me
reconoce, sabré que aquel episodio fue real. Si no lo hace, sabré que tuve la
visión más vívida y realista que alguna vez pude imaginar, una que había
dejado huellas dactilares por todo mi cuadernillo.

Mientras la línea avanzaba hacia adelante, me mantuve escondida al lado de la
mujer fornida que se encontraba frente a mí, sólo en caso de que Dante me viera
y empezara a hacer una escena. Uno de los empleados de la tienda estaba
escoltando a la gente, alcanzando los libros para ser autografiados, luego
asegurándose que los fans se retiraran para que el siguiente pudiera tomar su
lugar. Miré detrás de mí y luego de nuevo hacia adelante. Todas las personas en
la fila eran mujeres. Hmm. Me asomé por el hombro de la mujer que estaba
frente a mí y estudié a Dante. Estaba tan guapo como lo recordaba, más aún ya
que no estaba chorreando sangre por todas partes.

—Algunos hombres lucen realmente bien vestidos de negro —dije sin pensar.
La mujer frente a mí se dio la vuelta y asintió enfáticamente. Le di una sonrisa
forzada a cambio. Sentí algo detrás de mí, una especie de oleada en el aire, me
di la vuelta para ver el contorno de una mujer alta y embarazada pasando la
línea de la gente que aguardaba. Estaba acompañada por una mujer de corta
estatura con uno de esos hermosos rostros en forma de corazón que yo siempre
había deseado en secreto. Ambas sonrieron y rodearon la parte trasera de la
mesa para saludar a Dante. Detuvo la firma de autógrafos lo suficiente para
besar ambas manos, y hablar con ellas por algunos minutos antes de
disculparse con la persona que estaba esperando su libro.
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Así que tiene grupis me dije a mí misma. ¿Y qué? No puedes esperar que un hombre
vaya por ahí luciendo como él lo hace sin lograr que una horda de mujeres caiga sobre él.
No significa nada para ti, a menos por supuesto de que la escena de rebanar y cortar en
cuadritos de anoche no fuera real; de lo contrario tendrás que hacer algo con él antes que
rebané a otros.

Me mordí el labio y traté de decidir qué hacer mientras la línea serpenteaba
seguramente hacia adelante, al final simplemente me mantuve escondida detrás
de la mujer fornida mientras era la siguiente en la fila. La vendedora de la
librería tomó mi libro.

—¿Sólo el autógrafo, o una dedicatoria para alguien?

—Um… Una dedicatoria, por favor. Para Corrine.

La mujer asintió y se dio la vuelta para mirar a Dante mientras la fornida mujer
sonreía y le decía que no era mejor de lo que debería ser. Él sonrió y la mujer de
la librería le entrego el libro de Corrine, inclinándose hacia adelante para darle
la información. Se inclinó sobre el libro, escribiendo con una mano elegante lo
que me recordó al estilo de letra “Victorian copper plate”.

—Espero que disfrutes el libro —dijo mientras firmaba su nombre con broche
de oro, su voz era tan hermosa como la recordaba. El tono puro y rico se deslizó
sobre mi piel como la seda, erizando los vellos de mi brazo. Alzo la mirada y
sonrió mientras me entregaba el libro, luego se quedó congelado como el
puntero de la mira de un arma al detectar un faisán.

—¿Christian? —La mujer embarazada miraba entre los dos quietos como
estatuas.

Mi respiración se detuvo. Incluso a través de mis lentes oscuros podía sentir la
fuerza de sus ojos. Fue como si estuviese siendo succionada dentro de ellos,
balanceándome al borde de un abismo.

—¿Christian? —La mujer tocó su brazo.

Sin ser consciente de aquello, desprotegí mi mente y sentí hundirme en las
profundidades de sus ojos, cayendo en una oscuridad que me rodeaba,
llenándome de una tristeza, una angustia y una desesperación sin fin. Estaba
abrumada con su dolor, llena de ello, incapaz de respirar bajo su sofocante
presencia.

—Christian, ¿estás bien?
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Traté desesperadamente de resguardar mi mente, derribando tantas barreras
mentales como pude para alejarlo de llenarme con su tormento.

—¿Quién eres? —pregunté en voz baja ya que era lo único que podía hacer
después de la experiencia de mirar dentro de su mente.

Sus ojos se oscurecieron.

—Lo más importante es, ¿quién eres tú? —preguntó la mujer de baja estatura
con el rostro hermoso. Me miró con curiosidad, observándome de pies a cabeza
antes de darse la vuelta hacia Dante y golpear su hombro—. ¡Te dije que era
una buena idea! ¿Lo ves? ¡La encontramos después de sólo media hora! Qué
bien. Ahora puedo irme a casa.

La mujer de la librería me dio un codazo, y cuando no hice nada más que
quedarme mirando al hombre frente a mí —quien, cabe señalar, tenía la vista
clavada en mí con sus ojos negros mezclados con sorpresa y dolor y gran
especulación— ella tomó el libro de su mano y lo empujó hacia mí, dándome un
pequeño empujón para que me pusiera en marcha. Me tambaleé hacia adelante,
incapaz de separar mi mirada de la de Dante mientras la mujer embarazada
levantaba una mano y me tocaba el hombro.

—Probablemente vas a creer que esto es muy extraño de mi parte, pero, ¿me
pregunto si podría hablar unos minutos contigo?

Parpadeé y arrastré la mirada de los ojos torturados de Dante para mirar a la
mujer que estaba junto a mí. Era unos cuantos centímetros más alta que yo,
tenía ojos amigables y un aura de amabilidad que pude sentir sin necesidad de
bajar la guardia.

—Um… —dije, sintiéndome todavía un poco más que aturdida. Mentalmente
sacudí mi cabeza y reuní mi ingenio. Los Invocadores estaban bajo control todo
el tiempo. Estar fuera de control era peligroso; eso exponía a los Invocadores a
toda clase de horribles eventualidades. No podía permitir que algo tan pequeño
como encontrarme con… Mis ojos se dirigieron una vez más hacia donde
Dante estaba sentado. Estaba mirándome, incluso mientras la mujer delante de
él parloteaba sobre lo mucho que adoraba sus libros. Tomé un gran trago de
aire y me volteé hacia la mujer que también me miraba de cerca. Tenía por lo
menos un centenar de preguntas que hacer sobre Dante; sus grupis
probablemente fueran un buen tema para empezar—. Seguro, tengo libre
algunos minutos.

La mujer sonrió con un radiante halo cálido a su alrededor.
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—¿Bien, Rox?

—Estoy a tu lado —dijo la mujer más pequeña, sujetando mi brazo—. Vamos al
stand de café. No sé el resto, pero yo estoy segura que necesito un latte ahora
mismo. Cazar es un trabajo bienamado muy duro.

Le eché una ojeada por el rabillo del ojo. Debió haberse dado cuenta, porque
sonrió y me jaló hacia adelante hasta que estaba como una rana machacada
entre las dos, sintiéndome ni más ni menos que como una prisionera escoltada
hacia una celda.

La mujer alta se detuvo después de algunos pasos y bajó la mirada hacia mi
pierna.

—Lo siento. Caminaré más despacio.

Me encogí de hombros para corresponderle y cojeé hacia adelante.

—Está bien. A mi pierna no le gusta si me quedo de pie por ahí mucho tiempo.

—¿Y entonces, de que van las gafas oscuras? —preguntó la mujer más pequeña
mientras caminaba a mi lado—. ¿Tienes alguna enfermedad en el ojo              o
simplemente te gusta lucir a la moda?

—¡Roxy! ¡No seas grosera! Tendrás que disculparla —dijo la mujer embarazada
mientras nos deteníamos ante la tienda de Café—. Se cayó de cabeza cuando era
bebé. Varias veces, de hecho. Dos cafés dobles con leche y poca azúcar, y… ¿Tú
qué quieres?

—Un americano —dije, preguntándome qué clase de hombre atraería grupis
tan extrañas. ¿El bebé que la mujer alta llevaba era de él? Más importante aún,
¿por qué deseaba tanto que no fuera de él?

Ella hizo el pedido.

—Y quiero uno de esos muffins de limón, y ese pedazo de pastel con cerezas
encima, y… um… ese brownie de chocolate. —Se dio la vuelta hacia nosotras—.
¿Alguna de ustedes quiere algo más?

—Vas a explotar si te comes todo eso —dijo la mujer de baja estatura con el
ceño fruncido señalando el vientre de embarazada. Moví la cabeza de lado a
lado, luego me permití ser conducida hacia una mesa cercana.

—Espero que tengas un poco de curiosidad sobre todo esto —dijo la mujer alta,
dándome una sonrisa tranquilizadora—. Antes que todo, soy Joy, esta es mi
amiga Roxy, ¿y tú eres…?
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—Allie, Alegra Telford.

—¿También eres americana?

—Sí. —Me retorcí un poco incomoda en la silla, deseando que existiera alguna
razón por la cual volver donde Dante y así poder mirarlo un poco más.

—Que bien —dijo Roxy—. Pero la pregunta más importante, por supuesto es,
¿crees en vampiros?

—¡Roxy!

Ella se dio la vuelta hacia su indignada amiga.

—¿Qué? ¡Es importante!

—¡Sí, pero no puedes soltarlo de esa forma! Debes trabajar esas cosas
cautelosamente, cuidadosamente. A la mayoría de personas se les paran los
pelos de punta si empiezas a hablar sobre vampiros, los Oscuros y todo eso.
Tienes que abordar el tema con guantes de seda. Lo siento, Allie; Ella no tiene
nada de tacto o delicadeza.

¿Delicadeza? ¿Respecto a lo paranormal? ¿A mi alrededor? La risa burbujeo
dentro de mí hasta que no pude contenerla por más tiempo. Chillé de risa hasta
que mis ojos se humedecieron, obligándome a tomar una servilleta y a secarme
debajo de las gafas. Las dos mujeres me miraban como si tuviera un gato
fantasma de tres patas parados sobre mi cabeza.

—Lo lamento, simplemente me pareció gracioso. Lo que dijeron. Y en respuesta
a tu pregunta, Roxy, sí, tengo un problema visual, aunque no es sensitivo, si
era lo que pensabas. Si realmente quieres ver, te lo mostraré, pero muchas
personas encuentran que mi ojo es… algo desconcertante. Y no me pongo con
los pelos de punta por cosas como Vampiros, Joy, aunque debo admitir que
nunca he visto ninguna prueba de su existencia. ¿Por casualidad saben qué es
un invocador, por simple casualidad?

Las dos mujeres sacudieron sus cabezas, luego Roxy, a mi izquierda, se inclinó
cercanamente y entrecerró los ojos para ver detrás de mis gafas. Moví mis ojos
hacia ella.

—Oooh, que bien, realmente tienes ojos claros.         ¿Qué color son, grises?
¿Plateados? Sí, es un poco extraño tener ojos de color de la luna llena con un aro
negro alrededor del borde, pero no veo qué es lo inquietante en ellos.
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Joy, al otro lado, inclinó su cabeza para mirar por el lado derecho de mis gafas,
luego frunció el ceño.

—No tiene ojos claros, ¡idiota! Son algo así como del color dorado de una
avellana con manchas café oscuro. Es interesante como el color varia dentro de
tu iris. Aun así, estoy de acuerdo con Roxy: Son diferentes, más no inquietantes.

Suspiré y me aseguré de que nadie estuviera cerca, luego me quité las gafas. Las
dos mujeres se quedaron sin aliento.

—¡Oh, es totalmente genial! ¡Tus ojos son de dos colores diferentes! ¿Son lentes
de contacto? —pregunto Roxy, inclinándose más cerca para mirar mis ojos.

—No.

—¿Naciste así? Genial.

No pude evitar sonreírle. Era la única persona que había conocido en mi vida
que pensaba que mis ojos no eran espeluznantes.

—Es una afección llamada heterocromía del iris, es bastante rara, y la mayoría
de los casos no tienen una variación de color tan extrema como la mía, es tan así
que algunas personas creen, que es una señal de que estoy marcada por el
diablo.

—Bueno, por supuesto que no —dijo Joy—. Personalmente, me encanta el
efecto. Te hace lucir… única.

Resoplé.

—Única, es una forma agradable de decirlo. El ojo plateado podría ser malo
por sí mismo, pero emparejado con el ojo oscuro… —Me encogí de hombros y
me puse las gafas de nuevo—. La mayoría de la gente se pone nerviosa a mi
alrededor cuando no estoy usando las gafas.

Roxy miró por un lado de mis gafas una vez más mientras Joy golpeaba su
brazo y le decía que se comportara.

—Es inusual, Allie, pero no inquietante. No sientas como si tuvieras que
esconder tus ojos de nosotras.

—Bueno, ¿qué es un Invocador? —Roxy cambió de tema abruptamente
mientras la mesera traía nuestras bebidas y la comida de Joy.

Me mordí el labio un momento. Algo estaba molestándome, alguna vaga
sensación de malestar estaba aumentando. Miré por largo tiempo a las dos
mujeres que se encontraban junto a mí, pero el sentimiento no provenía de ellas.
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—Un Invocador tiene el poder de hablar con fantasmas. —Volteé la cabeza para
analizar a las personas del alrededor, mi mirada se trasladó más allá de la línea
visible de personas que esperaban que Dante autografiara sus libros. La línea
era pequeña ahora, sólo quedaban veinte personas, pero algo estaba
fastidiándome, accionando mi mente como si estuviera olvidando algo
importante.

—Genial —dijo Roxy en voz baja—. ¿Y tú eres una de ellos? ¿Puedes hablar con
fantasmas? ¿Usas una tabla Ouija o algo así?

—Espera un minuto —dijo Joy, frunció el ceño mientras tamborileaba los dedos,
marcando un ritmo—. Creo haber leído algo sobre eso en uno de los libros de
Christian… ¿Acaso un Invocador no es alguien que puede resucitar de la
muerte?

Le di una última mirada de preocupación a la línea, luego me volví y sacudí la
cabeza hacia Joy.

—No, realmente no. Nosotros solo podemos llamar a los espíritus que están
presentes, atados a un lugar, no los que han pasado a otra existencia. Una vez
que los llamamos, se mantendrán unidos a nosotros hasta que los liberemos.
Los Invocadores son usados primordialmente en caso de apariciones que
causen problemas en la vida, duendes y cosas similares. El espíritu es Invocado,
luego Liberado para avanzar hacia el lugar a donde estaban destinados a ir.

—¿Nosotros? ¿Así que eres una Invocadora? —pregunto Roxy con los ojos muy
abiertos.

Asentí.

—Wow. ¿Alguien puede hacer eso? Quiero decir, es cuestión de sólo algunas
palabras mágicas y voilà, ¿Atraes al fantasma del bisabuelo Joe?

—No seas impertinente, Roxy; este es un asunto serio. Si Allie es de Christian
su…       —se   detuvo    y   me   dirigió   una   sonrisa   abierta—.    Bueno,
independientemente de lo que sea, estoy segura de que ella está cualificada
para hacer lo que hace.

—Oh. —Roxy me miró—. Sí, veo lo que quieres decir.

—Yo no —respondí, pasando la mirada de ella a Joy—. ¿Asumo que Christian
es C.J Dante?

Ambas asintieron.
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—¿Alguna de ustedes por casualidad sabe si está lleno de por lo menos un
centenar de cortes en el torso, brazos y piernas?

Como si estuvieran al unísono, sus bocas se abrieron de sorpresa.

Suspiré.

—Tomaré eso como un no. De acuerdo. Entonces qué tiene que ver Christian
conmigo, que no sea… —Fue mi turno de parar en la mitad de la frase.

—¿Aparte de qué? —pregunto Roxy, justo como sabía que lo haría—. ¿Lo has
visto antes? Nunca mencionó conocerte, y creo que debió haberlo hecho, ¿no
crees, Joy?

—Sí—dijo, sus oscuros ojos me evaluaban mientras mordía el muffin de limón.
Lamió las migas de sus labios y miró a Roxy—. Christian es un amigo muy
querido para nosotras. El año pasado prometimos ayudarlo a encontrar… a
alguien.

—¿A alguien? ¿Algo como una cita a ciegas?

Roxy resopló.

—No precisamente —dijo Joy, tragando otro pedazo de muffin dentro de su
boca.

No le creo. Ella estaba tratando de reunir a Christian con alguien; pude sentir
que estaba preocupada por él. Aun así, eso no tenía nada que ver conmigo,
nada a menos de que realmente él hubiera estado en aquel sótano anoche, por
lo tanto tendría algunas preguntas qué hacerle, preguntas cómo: ¿Qué mierdas
estaba haciendo cortándose a sí mismo de esa forma, y quiénes eran las
personas a quienes estaba esperando, y cómo pudo deshacerse de todo tan
rápido sin que yo pudiera verlo…? De repente la palabra Vampiro se hizo eco en
mi cabeza. Parpadeé.

—¿Es un vampiro?

—¡Shhh! —Ambas mujeres me callaron, echando un vistazo alrededor para ver
si alguien estaba escuchando a distancia. Sólo una persona lo estaba haciendo, y
desprotegí mi mente un momento para ver si ella realmente creía lo escuchado.
No lo hizo.

—¿Están bromeando, verdad? Me doy cuenta de que él es un poco… bueno…
intenso, ¿pero un tú-sabes-qué? —Las dos me miraron con seriedad, sin
pestañear. Negué con la cabeza, mirando una vez más hacia la línea antes de
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volver a mirar a las dos mujeres junto a mí—. Señoritas, el mundo de lo
supernatural es mi negocio. Soy una Invocadora, trabajo para una organización
internacional que investiga actividades paranormales en un intento de
proveerles una explicación. Conozco acerca de fantasmas, duendes, demonios
menores y mayores…

—¿Demonios? —preguntó Roxy—. ¿Quieres decir que verdaderamente hay
cosas como demonios por ahí? ¡Dios mío! —Se volvió hacia su amiga—. Te
apuesto 5 dólares a que la maestra de algebra de noveno grado era un demonio.

Joy ignoró la interrupción. Yo también. El sentimiento de muerte fue creciendo,
avanzando sobre mí, poniéndome intranquila con la necesidad de estar
haciendo algo. Mordí mi labio un momento, examinando a todos los que
quedaban en la fila del libro, pero sin desprotegerme —algo que no quería
hacer con Christian sentado allí pensando quien sabe qué— no pude identificar
la fuente de mi preocupación. Tomé una gran bocanada de aire y volví a lo que
estaba diciendo.

—Conozco brujas y magos, me he sentado en un círculo Wiccan, y he visto
cosas que a la mayoría de personas habría hecho mojar sus pantalones.

—Nosotras también —dijo Roxy con una sonrisa. Joy le frunció el ceño.

—Pero nunca jamás he visto un vampiro. Nunca he escuchado a nadie
mencionar haber visto uno. Algunas cosas, los vampiros y el monstruo del
Lago Ness tienen más fundamento en mitos que en la realidad. Me doy cuenta
de que su amigo es un poco fuera de lo normal, sólo el cielo sabe qué les ha
dicho, pero puedo asegurar que él no es…

La piel de mi espalda se tensó incómodamente mientras mi cabeza era
inundada con fuertes emociones. Me levanté de un salto de la mesa y corrí hacia
la línea de gente, mi pierna tiesa y adolorida me enlenteció así que pensé que
no llegaría a tiempo. Vi el arma incluso antes de que Christian lo hiciera, y grité
una advertencia. La empleada de la librería parada junto a la cliente la sujetó,
volteándola de manera que el arma apuntara lejos de Christian… directamente
hacia mí.

Traté hacer que mi cuerpo se moviera de lado por uno de los pasillos, traté de
detener mi ataque hacia adelante donde estaba la mujer loca con intenciones de
dispararle a Christian, pero fui demasiado lenta. Su dedo presiono el gatillo aun
cuando la empleada de la tienda luchaba contra ella. Justo antes de que la bala
explotara a través de mí, hubo una ráfaga de aire, y de repente estaba recostada
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en mi espalda en un pasillo entre dos filas de estanterías, mi aliento estaba
siendo obstruido por un cuerpo pesado que estaba sobre mí. Parpadeé y alcé la
mirada hacia los ojos que me miraban fijamente.

—Tienes ojos diferentes —dijo Christian, casi contra mis labios—. Tienes la
Mirada.

Repentinamente me llenó el abrumador deseo de levantar mi barbilla lo
suficiente para probar su boca, pero en lugar de eso liberé una mano y toqué mi
cara. Mis gafas habían caído cuando me empujó hacia un lado.

—¿Cómo hiciste eso? —pregunté, extremadamente consciente de su cuerpo
apoyado contra el mío. Su cabello se había soltado de la cola de caballo,
fluyendo alrededor de nuestras cabezas como una cortina de seda—. ¿Cómo te
moviste más rápido que la bala? Tu nombre real no es Clark Kent, ¿verdad?

Frunció el ceño. Todo tipo de lugares en mi cuerpo empezaron a hormiguear,
especialmente las partes que estaban presionadas contra las partes de él.

—Creo que una mejor pregunta es, ¿cuánto hacía que sabías que esa mujer
estaba intentando dispararme?

—Oh, dios mío, ¿están bien ustedes dos? —esa era Joy, de pie junto a nuestros
pies.

—¿Estás insinuando que he tenido algo que ver con esto? —Ignoré la pregunta
de ella para hacer la mía—. Porque si es así, puedes pensártelo una vez más. En
caso de que lo hayas olvidado, yo traté de ayudarte.

Sus ojos se estrecharon.

—El gerente de la tienda se habría dado cuenta de la mujer a tiempo, incluso sin
que gritaras de manera tan conveniente.

—¿Christian? ¿Allie? ¿Alguno de los dos está herido?

—¡Oh, esto me encanta! Me tomé la molestia de salvarte —dos veces— y actúas
como si todo esto fuera mi culpa. ¡Qué ingrato!

—¿Dos veces? ¿Ingrato? —Su aliento se desplegó en mi cara combinándose con
esa suave voz para enloquecerme de deseo de agarrar su cabeza y besarlo a
pesar de las cosas horribles que sus deliciosos labios estaban pronunciado.

—Parece que están charlando, así que asumiré que los dos están bien, pero de
verdad, Christian, sería mejor si ayudaras a pararse a Allie. Hay un poco de
gente alrededor.
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—Dos veces —dije con énfasis, ignorando las llamas activándose alrededor de
mi cuerpo debido a su contacto—. La primera vez fue anoche, cuando
sangrabas por todos lados, haciéndome creer que eras un fantasma.

—Nunca te hice creer que…

—¿Están bien? ¿Qué hacen? ¿Por qué Christian esta acostado sobre Allie?

—¡Ha! —Sus ojos color caoba de ébano se oscurecieron ante mi bufido de
incredulidad—. Me gustaría saber qué hubieras pensado tú si te hubieras
cruzado con un hombre desangrándose hasta morir en el sótano de un hotel
embrujado. Lo que me recuerda, ¿qué hacías allí?

—Creo que están discutiendo algo. Allie no parece estar muy contenta con algo
que dijo Christian.

—Oh. A mí me parece que va a besarla.

—Todo mi ser está en libertad de decir que arruinaste exitosamente mi plan.
Estarás feliz con eso —dijo, mirándome momentáneamente. Sus ojos, ya negros
como la noche, se oscurecieron aún más; luego su boca toco la mía por un breve,
breve, muy breve instante antes de que él mismo se apartara de mí. Las llamas
que su cercanía había encendido dentro de mis traidoras entrañas se
convirtieron en un infierno con ese beso ligero como una pluma, causándome
mucho más que una pequeña sorpresa al encontrar mi cuerpo entero y
completo, tumbado de forma torpe. Christian se levantó y me ofreció su mano.

—¿Ves? Yo tenía razón. Él la besó.

Ignoré a Roxy para fruncirle el ceño a Christian. ¿Qué habrá querido decir con
eso de que yo arruiné sus planes? ¿Qué clase de plan incluiría rebanarse a sí
mismo y abandonarse en un sótano húmedo? Y ahora que lo pienso, ¿qué
insinuaba diciendo que lo alerté de una forma conveniente? ¿Estaba insinuando
que yo era cómplice de la mujer del arma, y que simplemente trate de hacerme
pasar por inocente?

Mi ceño se convirtió en una mirada encolerizada mientras ignoraba su mano y
(dolorosamente y con menos gracia de la que me hubiera gustado con una
audiencia) me puse de pie. Escuché un par de gritos ahogados a causa del
horror y empecé a buscar mis gafas en el suelo.

—Aquí —dijo Roxy empujándolas en mis manos—. Estaban a los pies de Joy,
pero ella no puede agacharse.
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Me las puse. El mundo se retiró a un oscuro y familiar lugar haciéndome sentir
protegida. Que sin duda es una sensación extraña para alguien que acaba de ser
empujado fuera de la trayectoria de una bala.

Joy quien había estado hablando en voz baja con Christian, se dio la vuelta y
tomó mis manos entre las suyas.

—¿Estás bien, Allie? ¿Christian no te hirió?

—¡Salvé su vida¡ —protesto él.

—Y yo salvé la tuya —espeté. ¿Qué clase de persona creía que era yo?
Evidentemente el hombre tenía algunos problemas de confianza.

—Ese es un tema debatible —dijo mientras se sacudía.

La forma indiferente en la que me trató me resultó ofensiva. Todo lo que puedo
decir es que la combinación del dolor de mi pierna y un hombre petulante y
arrogante me impulsó más allá de lo educado y aceptable en una situación así.

Puse las manos sobre las caderas y aumente la potencia de mi mirada
envenenada.

—Realmente eres desagradable, ¿lo sabías? No se me ocurre ningún otro
hombre que no cayera de rodillas en señal de gratitud por tener a alguien que le
importara tanto como para salvarlo, pero tú tienes que ponerlo todo al revés y
hacer insinuaciones sarcásticas en lugar de estar agradecido por haberme
tomado el tiempo de salvar tu podrida vida.

—Mi vida hubiera estado completamente a salvo sin tu intromisión —dijo
Christian en un tono bajo y hermoso que juro que pude sentirlo deslizándose
por mi piel.

—Están discutiendo —le dijo Roxy a Joy.

—Está bien —dije, pinchando su pecho con la punta de mi dedo—. La próxima
vez que traten de matarte, simplemente los dejaré, ¿lo hago? Así podrás esperar
hasta que estés muerto y te invocaré para hacerte pedirme disculpas. Y créeme,
¡estarás disculpándote por un buen tiempo!

Christian se acercó un paso hacia mí con la mandíbula apretada.

—No eres ni por asomo el tipo de mujer que me gusta. Eres agresiva e
independiente y pareces sentir que tienes el derecho a insultarme sin motivo.

—¿Se supone que no están discutiendo, verdad?
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Chasqueé los dedos y desprecié sus comentarios.

—Como si me importara qué clase de mujer te gusta. Y tienes toda la maldita
razón, soy agresiva e independiente y si te caen los insultos, aguántate.

—¿Supongo que esto no está bien, verdad? ¿Eso de que peleen de esa manera?
¿Esto no va contra las reglas?

—No sé —dijo Joy con ojos preocupados—. Pensé que algo como esto habría
sido imposible, pero… tal vez estemos equivocadas.

Christian miro a Joy, gruñó algo que sonó en alemán y que estaba segura era
una grosería, luego se marchó. La policía se dejó caer por allí en ese momento,
llevando el caos de la tienda varios niveles arriba. Tuve que describirle a tres
policías diferentes lo que había pasado, eludiendo cuidadosamente la pregunta
de cómo supe que la mujer tenía un arma y que estaba intentando matar a
Christian cuando yo estaba sentada a más de novecientos metros de distancia
con mi espalda hacia la mesa de autógrafos.

No pude dejar de mirar a Christian, no importó lo mucho que intenté ignorarlo.
La mayor parte del tiempo me di cuenta de que me estaba mirando, sin
embargo una vez lo vi discutiendo en voz baja y vehemente con Joy. Ella hacía
gestos en mi dirección y le decía algo que a él no le agradaba. Negó con la
cabeza repetidas veces, haciendo gestos de negación con sus manos. Finalmente
le contestó algo bruscamente y giró sobre sus talones, despotricando lejos de
ella. Por el aspecto de sorpresa en el rostro de ella, pude suponer que no era tan
grosero normalmente.

Con ella. A mí, él casi me había acusado de ser cómplice de un crimen con una
mujer con una pistola. Sin mencionar estropear algún plan sospechoso que
involucraba cortarse a sí mismo quién sabe por qué razón. Tal vez formaba
parte de un extraño culto de sangre, deporte y sexo. Indudablemente tenía el
erotismo suficiente de cinco hombres; viniendo de él no me extrañaría en
absoluto que fuera la clase de hombre dominante, confiado y egocéntrico que
adoraba tener mujeres aduladoras a su alrededor. ¡Hombres! Si no fuera tan
débil con ellos —a veces, bajo ciertas circunstancias— renunciaría por completo
a ellos.

Para el momento en que la policía había terminado de interrogar a todos los que
presenciaron lo sucedido, estaba exhausta. Apenas podía quedarme de pie; mi
pierna se sentía como si alguien la hubiera usado como tiro al blanco con
cuchillos, incluso después de que una mujer policía me trajera una silla. Me
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  • 1. KATIE MACALISTER FORO AD 1
  • 2. KATIE MACALISTER FORO AD 2 SINOPSIS Si Allie no encuentra pronto un fantasma, su corta carrera como “Invocadora” para la Asociación de Investigación Psíquica Unida será algo del pasado, así que naturalmente está encantada al encontrar lo que piensa es el torturado espíritu de un apuesto y desnudo hombre herido. Pero el irritado espíritu, que se ve exactamente como el atractivo hombre que ha estado atormentando los sueños de Allie, no necesita su ayuda porque no es un fantasma, sino Christian Dante. Autor best-seller de romances vampíricos y Oscuros Moravian. Por supuesto, Allie quiere algunas respuestas del arrogante y dominante Christian, pero él está más interesado en entender la naturaleza exacta de su relación, ya que el destino ha escogido a Allie como su “Amada.”
  • 3. KATIE MACALISTER FORO AD 3 UNA CITA CON LA OSCURIDAD —Sí —dijo ella, sus oscuros ojos evaluándome mientras masticaba un muffin de limón. Lamió las migajas de sus labios y observó a Roxy—. Cristian es un querido amigo nuestro. El año pasado prometimos ayudarlo a encontrar… a alguien. —¿Alguien? ¿Como una cita a ciegas? Roxy resopló. —No exactamente —dijo Joy, poniendo otro pedazo de muffin en su boca. No le creí. Ella estaba tratando de emparejar a Cristian con alguien. Podía sentir su preocupación con respecto a él. Aun así, esto no tenía nada que ver conmigo. Nada, a menos que resultara que él realmente había estado en el hotel anoche, y de ser así, entonces tenía algunas preguntas para él. Preguntas como qué demonios estaba haciendo cortándose a sí mismo, y quiénes eran esas personas que lo estaban esperando y cómo salió de todo tan rápidamente sin que me diera cuenta… de repente la palabra vampiro hizo eco en mi cabeza. Pestañeé. —¿Es un vampiro?
  • 4. KATIE MACALISTER FORO AD 4 Capítulo 1 Traducido por princesa_artemisa Corregido por Xiamara El mensaje que esperaba por mí en el escritorio del hotel era corto y conciso: O regresas de Inglaterra con una prueba autentica de una entidad espiritual, o no necesitas regresar a la oficina. No hay lugar en UPRA para chiflados e ineptos. Estaba firmada por mi jefe y por Anton Melrose II, la cabeza de la división oeste de U.S. de la Asociación de Investigación Psíquica Unida. —Bien, si no es el finísimo Jim Dandy—susurré al mensaje mientras lo arrugaba y lo arrojaba dentro de un receptáculo apropiado, situado al final del escritorio de la recepción, deseando saber cómo podría invocar un demonio o dos, demonios menores, lo suficientemente malos como para atemorizar de muerte a mi empleador—. Pagaría una buena cantidad de dinero para verlo comerse sus palabras. La mujer del escritorio sonrió y me entregó la llave de mi dormitorio. —Lo siento, señorita Telford; no somos responsables de la calidad de los mensajes. Tenemos que entregarlos sin importar lo que digan. Le sonreí, segura detrás de los lentes de sol que usaba en todas partes. —De acuerdo es sólo que mi vida se está desmoronando, nada de qué preocuparse. ¿Sabe si hay alguna computadora libre? Únicamente la usaré por 15 minutos. Tina, la recepcionista del hotel St. Aloysius en la sumamente vieja Londres, revisó la bitácora de las dos computadoras, mantenidas en un cuarto pequeño y oscuro, para el uso de la gente de negocios quienes no podían vivir sin una conexión a Internet. —Toda tuya.
  • 5. KATIE MACALISTER FORO AD 5 Recogí mi bolsa, ignorando el tintineo que venía desde adentro, y murmurando gracias, bajé cojeando el corto corredor que llevaba al cuarto de computación. Una de las dos computadoras ya estaba ocupada por un hombre joven de alrededor de 20 años, de cabello puntiagudo, con un arete levantado sobre su ceja, cuidadosamente puse mi bolso en la silla de la segunda computadora. El tintineo de las botellas de vidrio fue ruidosamente evidente. —Es sólo agua bendita —le dije cuando el arete en su ceja se levantó aun más—. Para los fantasmas. Nada bebible. Aunque podrías beberla, pero yo tendría la mayor autoridad para decir que el agua bendita sabe como agua de cañería que se ha estado oxidando por un par de días. El chico pestañeó. —Insípido —expliqué, entonces regresé mi atención a la computadora. Esperé hasta que el chico estuvo ocupado con su propia pantalla antes de quitarme los lentes de sol y poder ver mejor la pantalla de la computadora, entrando rápidamente en mi cuenta de correo electrónico que había creado para aquellas raras ocasiones en que la UPRA había sido forzada a enviarme fuera del área de Sacramento (lo cual sea dicho, fueron dos veces), rápidamente escaneé los seis mensajes recibidos: Basura acerca de un producto herbal que garantiza hacer mi pene más largo, basura acerca de índices hipotecarios, un correo de mamá, basura acerca de qué hacer con peludos amigos del corral que ni siquiera voy a abrir, un correo de Corrine, y un correo preguntándome si estoy soltera. Bien, es agradable saber que me extrañan. El joven rió disimuladamente y cerró la sesión de su computadora, levantando un maletín que tenía el nombre de la mayor compañía de Software grabado en un lado. —¿Entonces tú ves muchos fantasmas? —preguntó mientras se ponía de pie y empujaba la silla. Regresé los lentes a su posición normal y le di una pequeña mueca de arrepentimiento. —Tantos que difícilmente tengo un momento para mí misma. Tienen una mente muy simple, ¿sabes? Realmente no difieren mucho de un cachorrito. Sólo una palabra o dos, una palmadita en la cabeza y ellos te persiguen para siempre. El chico me observó por un momento, mirándome como si no pudiera decidir si hablaba en serio o no.
  • 6. KATIE MACALISTER FORO AD 6 Levanté ambas manos mostrándole que no había nada en mis mangas. —Estoy bromeando, no hay fantasmas para tener citas. Él me miró aliviado, pero se las ingenió para transformar su alivio en una burla común de todos los jóvenes veinteañeros. Lo ignoré hasta que se fue, quitando mis lentes leí el correo de mi madre, contestándolo antes de abrir el correo de Corrine. Allie: esto es para recordarte, en caso de que lo hayas olvidado, la firma del libro de Dante es en la nueva tienda Hartwells en Covent Garden a las 7 pm tiempo de Londres. Estarás ahí o te haré algo tan horrible que es ilegal ponerlo por escrito. ¡Espero que te diviertas! ¿No se supone que tomaste mi consejo y dejaste las sombras en casa? Corrine. P.D. No olvides darle a Dante el llavero que hice para él. Asegúrate de decirle cuánto tiempo me llevó grabar su nombre dentro del patrón a conjurar. ¡Y no olvides protegerlo! ¡Dudo poder vivir con la vergüenza de la ocasión que entregaste un llavero sin protección a Russell Crowe! —Mmm, que pena, el llavero de C.J. Dante fue dejado misteriosamente en casa —le dije a la computadora. Cerré la sesión y me puse los lentes de sol, por si acaso me encontraba con alguien en el corredor. Por un momento me senté, exhausta, escuchando los sonidos del hotel y el ruido exterior de Londres en una ocupada tarde de invierno. El mensaje de Anton no hizo más que agregar más cansancio. Había visto su caligrafía durante los últimos 6 meses en la pared “Produce o si no” era su lema, y yo lamentablemente salí deficiente en la prueba del departamento. —Esto es todo, Allie —dije en voz alta al cuarto vacío—. Levántate o cállate de una vez, y tengo que decírtelo, las oportunidades de trabajo para un invocador sin experiencia son muy escasas. Mi voz hizo eco en la habitación y continué sentada, pensando obsesivamente en mi sombrío futuro. Casi parecía como si tuviera muchos problemas para obligarme a mí misma a levantarme de la silla y transportar mi bolso de trucos escaleras arriba a la pequeña habitación esquinada que había sido destinada para mí, pero una mirada a mi reloj me hizo levantarme y dirigirme a la cama
  • 7. KATIE MACALISTER FORO AD 7 con la promesa de una muy necesaria y dichosa siesta antes de marcharme al hostal embrujado y cazar fantasmas. El sueño comenzó aún antes que me sintiera completamente relajada y durmiera. Estaba obscuro, era de noche, el aire era húmedo y olía a moho. Caminé a través de una casa vacía, sus paredes teñidas con moho, envejecidas y con cosas desagradables que mi mente se negaba a identificar, mis pasos hacían eco ruidosamente mientras me movía de habitación en habitación, buscando algo, un lugar, un lugar donde se suponía debía estar. Pequeñas formas obscuras se movían rápidamente más allá de mi rango de visión, en cada cuarto que entraba, débiles, suaves ruidos de fantasmas, arrastrándose detrás de mí como una estela. ¿Ratones? ¿O quizá algo más perturbador? Me preguntaba cómo había permitido a mis dedos arrastrarse sobre el polvoriento barandal que me guiaba escaleras abajo hacia una obscura piscina de una espesa negrura. Intrépida como nunca era en la vida real, abrí la puerta y al pie de las escaleras vi a un hombre tendido sobre la mesa. ¿Un hombre? Aún en mi sueño modificaba esa palabra. No era un hombre mortal; él era un dios, un perfecto espécimen de masculinidad creado sólo para mi placer. Largo cabello negro derramado sobre la mesa, un halo de ébano en contra de la madera clara. Tenía los ojos abiertos, oscuro, pero no tan oscuro como su cabello, casi color caoba, rico en marrones y rojos, e incluso un poco de dorado alrededor de los bordes de sus iris. Las largas cinceladas líneas de su mandíbula y su mentón cuadrado estaban quietas, como si estuviera durmiendo, pero sus ojos me seguían mientras me movía en la habitación. Estaba desnudo excepto por una pieza de ropa cubriendo su ingle, su cuerpo marcado por lo que parecían cientos de pequeños cortes, goteando sangre lentamente desde sus heridas hasta el piso por debajo de la mesa. Me aproximé a él, queriendo tocar sus heridas, queriendo curarlas, pero su voz me atrapó y me mantuvo en una red de inmovilidad cuando pronunció mi nombre. —Allegra —dijo, sus ojos oscuros atormentados—. Ayúdame. Tú eres mi única esperanza. Extendí mi mano para tocarlo, para quitar el cabello de su frente, para reconfortarlo y lo que fuera que él necesitara, lo haría, no lo dejaría sufrir más. Lo enviaría al eterno descanso. Y cuando mis dedos tocaron su pálida piel, desperté, jadeando por aire, incorporándome bruscamente en la cama de mi cuarto de hotel.
  • 8. KATIE MACALISTER FORO AD 8 Estremeciéndome a pesar del hecho de que había echado a andar el termostato justo antes de decidir tomar mi siesta. —¿Qué diablos?… Oh, no. ¿Ahora estoy soñando durante el día? —Logré alcanzar una garrafa de agua que mantenía al lado mi cama. Me he dado cuenta de que aunque el agua no puede alejar el mal sabor que los terrores nocturnos invariablemente dejan en mi boca, mantenerme hidratada es una parte importante de limitar la duración de mi prueba de cada noche. Débiles murmullos del sueño permanecieron conmigo mientras me bañaba, cepillaba mis dientes y me vestía con un par de pantalones de lana negros y una blusa blanca de seda. Fruncí el ceño mientras peinaba mi ordinario cabello café quitándolo de mis ojos, apliqué el mínimo maquillaje necesario para aparecer en público sin parecer un espantoso niño pequeño o un viejo. Había manchas obscuras bajo mis ojos, haciendo que mi piel pareciera amoratada. —Esto se pondrá peor si también comienzo a soñar durante el día —le dije a mi reflejo. La Allie en el espejo tampoco parecía muy feliz ante este pensamiento. Sabía cómo se sentía: dormir es demasiado valioso. Si el único tiempo que había encontrado para hacerlo, comenzaba a perderlo, sería un zombi caminante en tan solo un par de días. Curioseé por la habitación un rato, poniendo en orden mi bolso de trucos (la grabadora digital de voces necesitaba baterías nuevas, a una botella de agua bendita se había soltado de su capullo de algodón y estaba golpeando el grabador de video de imagen-térmica, y el contador EMF (fuerza electromagnética) estaba casi fuera de su funda de piel, lo cual habría rayado el frente del analizador de iones. Até firmemente con una correa los detectores de movimiento, revisé dos veces que los aparatos infrarrojos estuvieran seguros, y reemplacé el detector de emisión ultrasónico dañado con la versión actualizada que había comprado esa tarde. —Lástima que ninguna de estas cosas parezca funcionar realmente —le dije tristemente al bolso. Se rehusó a contestarme. Me desplomé en el suelo, mirando el reloj. Aún había una hora antes de que tuviera que salir. —Supongo que no hay tiempo mejor que el presente —dije mientras extraía una delgada pieza de tiza del bolso—. No puede hacer daño darle otra oportunidad. ¿Qué sentido tiene ser colocada en un cuarto de hotel embrujado si no logras ver el fantasma?
  • 9. KATIE MACALISTER FORO AD 9 Aclarando mi mente de todo salvo la visión de una puerta abierta, tracé un círculo ante mí usando la tiza. El círculo debería contener al fantasma después que yo lo convoque, hasta que lo libere a su siguiente existencia o lo deje atrapado aquí y ahora. Al menos, esa era la teoría. Realmente no he Invocado exitosamente a ningún fantasma real, aunque tuve un repugnante enfrentamiento con un huidizo viento frío en una mansión en la costa de Oregon que se suponía que estaba embrujada por un duro barón. Aun así, como Anton fue el primero en decirme, un bosquejo no hace un fantasma, lo cual me dejó más que un poco desesperada. Mi trabajo con UPRA estaba en riesgo, y aunque yo supiera que Inglaterra estaba llena de actividad espiritual, aun así los fantasmitas habían escogido mantenerse lejos de mí. Con un poco de cansancio entoné las palabras tradicionalmente usadas para invocar fantasmas. —Esto no va a funcionar —le dije a la punta de mis pies cuando finalicé la invocación—. Esto nunca funciona. Voy a tener que ir a casa sin una simple invocación exitosa bajo mi cinturón y ese será el fin de mi corta y menos brillante carrera como Invocadora regional. Estúpidos fantasmas ingleses. ¿No creen que al menos podrían mostrarse frente a un visitante extranjero? Toqué el frasco de ceniza de hombre muerto que había traído conmigo sólo por si acaso. La ceniza de hombre muerto, para aquellos de ustedes quienes no están interesados en la invocación, es creada quemando cortezas de árboles que han caído sobre una tumba, realmente no hay hombres muertos ahí. Aunque me gusta el llamativo nombre. Una bruja una vez me dijo que ella tenía buena suerte usando ceniza de hombre muerto, así que abrí la botella y rocié un poco de ceniza gris en mi palma, repetí las palabras de invocación y me mantuve dentro del círculo, liberándome con la imagen mental de una puerta abriéndose lentamente para permitir todas las posibilidades. El aire dentro del círculo brilló un poco. Entrecerré los ojos, pequeñas ondas de ceniza estaban flotando fuera del círculo en línea recta hacia mi nariz. ¿Era solo la ceniza o había algo formándose en el círculo? El aire definitivamente estaba brillando, aunque aun débilmente. Parpadeé y un poco más de ceniza estaba a la deriva hacia mi cara y me pregunté si debería esparcir más ceniza de hombre muerto. El aire dentro del círculo estaba
  • 10. KATIE MACALISTER FORO AD 10 paralizado, reuniéndose a sí mismo como si quisiera formar algo, pero no podía formarse en mi mente el qué. Tomé una profunda respiración preparatoria para repetir las palabras de la invocación, y terminé estornudando toda la ceniza que había entrado en mi sensitiva nariz. Un pequeño gato disgustado, de tres piernas, blanco y negro estaba de pie en el círculo, mirándome con sus ojos amarillos. Mi mandíbula aterrizó en el piso cuando me di cuenta de que podía ver a través del cuerpo nebuloso del gato, la cama que se encontraba detrás de él. La piel de mis brazos y espalda se tensó, el cabello en mi cuello se erizó cuando me di cuenta de que estaba mirando… un fantasma. —¡Lo logré! ¡He Invocado un fantasma! Oh, mi Dios, no puedo esperar a decirles en la oficina. ¡Tú, pequeño gatito has salvado mi trabajo! Salté repetidamente mientras le sonreía al gato. —Mi primer fantasma, mi primer fantasma vivo. El gato dobló una oreja ante mi voz y se sentó a lamer sus patas delanteras. —Está bien, de acuerdo, no estás vivo, ¡pero eres un fantasma! ¡Un gato fantasma! ¿Quién hubiera pensado que este cuarto estaría embrujado por un gato? Esto es tan fantástico. Avancé hacia el círculo para ver si podía sentir alguna sensación alrededor del gato, pero este ondeaba y se rompía como una mala película de televisión. —Oh, correcto, no puedo romper el círculo a menos que te encierre primero. —Gateé hasta mi bolso y rebusqué hasta que encontré mi libreta—. ¡Esto es tan sorprendente! ¡No puedo creer que lo logré! ¡Un fantasma! Anton va a parecer un guisante verde de los celos. Bien, minino, solo siéntate ahí, voy a encerrarte y entonces podrás dejar el circulo. Déjame ver… um… encierro, encierro… ah. Aquí vamos. El procedimiento para encerrar un espíritu invocado era bastante sencillo: los seres invocados, por la naturaleza de la invocación, están unidos a la persona quien los llamo. Encerrarlos o encallarlos simplemente significa que ellos no pueden escabullirse a otro plano de existencia sin que el Invocador primero los haya liberado.
  • 11. KATIE MACALISTER FORO AD 11 —Las fuerzas de la vida brillan fuertes dentro de mí —le dije al gato. No parecía impresionado por mi prosa y continuaba lamiéndose su parte trasera—. El poder de la muerte nos une a ti y a mí. Hasta que la muerte alcance a la vida, tú obedecerás mi orden. Por mis palabras, estás de esta manera unido. Era corto y simple, no mucho, después de todo, pero mientras decía las palabras y trazaba símbolos de protección sobre mi mano izquierda y mi ojo derecho, la figura del gato lentamente se solidificó hasta que parecía una pintura en escala de grises de un gato lamiéndose el trasero. Introduje mi mano dentro del círculo y con complacencia noté que la imagen del gato ya no brillaba. —Al menos sabemos que el encierro funciona —le dije mientras mi mano exploraba a través del gato. A excepción de un ligero hormigueo sobre las puntas de mis dedos, el gato fantasma se sentía como… bien, Aire. Como ligero y cosquilleante aire. —¡Fotografías! —chillé, rebusqué en el bolso. Saqué mi cámara digital y troné mis dedos unas cuantas veces hasta que el gato me miró. Sus orejas estaban aplastadas hacia atrás durante el flash, pero obtuve unas cuantas fotos antes de que se parara y cojeara a investigar mis zapatos—. No van a creer esto cuando regrese a casa —murmuré y regrese mi atención a la cámara a las imágenes que había tomado. El gato estaba débil y un poco borroso, pero claramente visible. Podría haberlo abrazado, estaba tan feliz. Estaba ocupada con el analizador de iones cuando la alarma del reloj sonó. —Maldición, Carlos debe de estar esperándome. —Me mordí el labio y miré al gato. Este había cojeado hasta una silla y enroscado su cuerpo sobre un cojín, mirándome mientras usaba cada máquina que poseía para registrar su presencia. Quería quedarme y continuar grabando, pero me había llevado tres meses de ruegos y suplicantes correos electrónicos arreglar una cita con el representante local de la Sociedad de la Investigación Paranormal para mostrarme uno de lugares más embrujados de Londres. No podía cancelar. Me puse de pie y me puse una versión más ligera de los lentes de sol que usaba durante el día. Una mirada rápida al espejo confirmó lo que ya sabía: mis ojos no habían cambiando durante el milagro de la invocación. Miré una vez más al gato, quien aparentemente estaba durmiendo. De acuerdo a las reglas de la invocación, no debería ser capaz de irse hasta que lo libere pero quizá haya una fecha de caducidad o algo que signifique que tengo sólo un poco de tiempo con esto.
  • 12. KATIE MACALISTER FORO AD 12 —Sólo quédate aquí, gatito, regresaré tan pronto como me sea posible —le dije mientras me ponía las gafas y agarraba mi bolso. El letrero de NO MOLESTAR se mecía en le picaporte de la puerta cuando cerré la puerta y me dirigí a las escaleras. El desgarbado muchacho que leía una revista en el escritorio de la recepción era el encargado nocturno; lo reconocí de un par de noches atrás cuando me había escabullido fuera del hotel en mis misiones de cazar fantasmas. —Hola, estoy en el cuarto 114. Voy a salir por un rato; ¿podrías tomar mis mensajes por mí? Oh y dejé un equipo, un equipo muy frágil y caro, así que no quiero que nadie entre en mi cuarto. —No hay problema —dijo el encargado aún sin alzar los ojos de su revista. Vacilé un momento, entonces decidí tirar la precaución al viento. —Um, yo he escuchado que la habitación en la que estoy se supone que esta embrujada. Él me miró frunciendo el ceño ante mis lentes obscuros. —Condición ocular —le dije agitando una mano sobre mi rostro—. Mis ojos son… uh… sensibles. —Oh. —¿Qué pasa con el cuarto 114? ¿Se supone que está embrujado por…? Su gesto se endureció. —Si usted desea otro cuarto… —No, no, no es eso; el cuarto está bien. Es sólo que tenía curiosidad acerca del fantasma que ronda el cuarto. Me encanta la historia, verás pensé que podría haber una interesante historia conectada con la habitación. —Oh —dijo de nuevo, su mirada se deslizo a la revista—. Se supone que son una anciana y su gato. Murieron en esa habitación en un incendio. —¿La anciana o el gato? El chico se encogió de hombros y humedeció su regordete dedo para voltear la página de la revista. —Ambos —Ah. ¿Cuándo fue esto, sabes? —Él me lanzó una mirada molesta.
  • 13. KATIE MACALISTER FORO AD 13 —¿Por qué te interesa? —Fue mi turno para encogerme de hombros. —Sólo casual interés. Sus ojos me miraron sospechosamente por un momento pero entonces regresó a su revista. —He escuchado que la anciana murió durante la segunda guerra mundial. Este hotel fue bombardeado. Todos salieron excepto ella y su gato. Interesante. ¿Me pregunto por qué mi Invocatoria únicamente atrajo un gato y no el fantasma humano? Quizá no usé suficiente ceniza de muerto. O quizá no tenía suficiente fuerza para invocar un espíritu más complejo como un humano. O alguna vez humano. Asentí con la cabeza agradeciéndole al encargado y salí del hotel para encontrar un taxi. Cuando tienes una pierna más corta que la otra, atravesada por tejido cicatrizante donde han fallado los más aclamados cirujanos ortopédicos, te resistes a pasar muchas horas de pie, y menos caminar a cualquier lugar donde fácilmente puedes llegar en un cómodo taxi. Usé el angosto taxi que estaba estacionado afuera del edificio cerca del puente Southwark para darle vueltas a si la exitosa invocación de un gato fantasma significaba que había tenido suerte en el hotel embrujado. —Quizá con una pizca más de ceniza de hombre muerto —meditaba en voz alta antes de darme cuenta que el chofer del taxi me estaba dando una mirada preocupada a través del espejo retrovisor. Sonreí en lo que esperaba que fuera una manera conveniente y confortable y mantuve mis pensamientos para mí. Diez minutos después cojeaba alrededor de la parte de atrás de un minúsculo, viejo edificio rodeado de complejos deportivos. Cerca de 300 años antes el pequeño edificio había sido un hotel, pero más recientemente había sido usado como centro de operaciones de una muy moderna tienda de decoración. Ahora estaba vacía, supuestamente debido al inusual e inexplicable “fenómeno” que estaba conectado con el pasado distante del hotel. Un hombre delgado de complexión media estaba de pie temblando junto a la puerta, agitando su linterna hacia mí mientras yo entraba. —Ahí estas, pensé que nunca llegarías. ¡Me estaba congelando el culo aquí! —Lo siento, ¿eres Carlos? El hombre pisoteo sus pies, asintiendo mientras sacaba una llave y abría la puerta.
  • 14. KATIE MACALISTER FORO AD 14 —Puedo darte únicamente 20 minutos. Hay un espectáculo para todos de SIP y comienza a las diez. —¿Un espectáculo? —pregunté mientras seguía al hombre dentro del edificio. Saqué el detector de emisiones ultrasónicas de mi bolso y lo prendí—. ¿Qué clase de espectáculo? Nuestros pasos hacían eco inquietantemente mientras caminábamos por un corredor pavimentado con baldosas rotas, nuestro aliento hacía pequeñas nubes de aire que soplaba ante nosotros. Inhalé por la nariz, después solté una respiración indignada. El aire estaba denso con el mal olor que provenía de las cercanías del Thames, claramente todo el edificio sufría de la humedad, largos dedos de moho reptaban por los tapices de las paredes. Además del olor a moho del cerrado edificio, la agria nota ácida de deshechos de roedores dejaba claro que aunque los humanos podrían evitarlo, los residentes de cuatro patas lo encontraban un alojamiento confortable. —No es realmente un espectáculo, en sí, es más como un examen para psíquicos. Está patrocinado por una médium muy poderosa, la Guarda Blanca. Ella está trayendo cada noche a los Invocadores durante una semana, tratando de ensamblar un grupo de psíquicos acreditados. Todos en SIP están locos por conseguir un lugar en su equipo. Eso sonaba como un montón de tonterías para mí. Los mejores Invocadores no se presentaban en teatros para el asombro de las masas. Aun así, Carlos era mi anfitrión. Probablemente lo mejor era no ridiculizar su excitación. —¿Por qué está formando un equipo de psíquicos? —pregunté mientras subíamos una obscura escalera. Tenía mi propia linterna ahora, mis lentes levantados mientras escaneaba alternadamente el suelo enfrente de mí por basura y revisaba las paredes de la habitación común que se alargaban ante nosotros. El detector ultrasónico estaba en silencio. Me detuve lo suficiente para abrir mi bolso y sacar el detector de iones antes de apresurarme en alcanzar a Carlos. —… creando el más grande equipo de investigadores de lo paranormal que Gran Bretaña jamás ha visto. Pura investigación por supuesto, el equipo ha sido enviado a los “lugares más calientes” para localizar y verificar entidades y disturbios. El equipo será patrocinado por una fundación privada establecida por la señora White.
  • 15. KATIE MACALISTER FORO AD 15 En otras palabras, era un proyecto mascota establecido por otro admirador de lo inexplicable probablemente con más dinero que células cerebrales. Ah, bien, pensé para mí misma mientras subíamos al piso de arriba del edificio, su pequeño grupo de fanáticos ciertamente no podrían dañar la causa, y podrían, de hecho hacer algo bueno si usan métodos científicos para obtener pruebas que sacudirían los argumentos de los críticos más escépticos en contra de la existencia de fantasmas, poltergeist y otros hasta ahora, inexplicables fenómenos. —Este es el piso de arriba —dijo Carlos, la luz de su linterna estaba barriendo un arco alrededor de la parte superior de las escaleras—. Esta habitación ha estado registrando descensos de temperatura de 10 grados. La puerta al final del corredor lleva a una habitación donde un porcicultor fue asesinado. Él ha sido visto únicamente en las noches de luna llena, probablemente no tengas mucha suerte ahí. Cruzando el vestíbulo estaba el cuarto de un vicario de nombre Phillip Michaels que fue atacado por ladrones dejándolo colgado. Y a la izquierda… —Volteó su luz más allá de mí. Alejé mi rostro. No hay necesidad de asustarlo—… está el cuarto donde la dama de rojo ha sido vista. —¿Es la que prefirió saltar a su muerte antes que someterse a su prometido? —pregunté mientras sacaba el equipo infrarrojo, haciendo malabarismos no muy exitosamente con el detector de iones, la linterna y el infrarrojo, mientras me dirigía a la izquierda. —Ese es el cuarto. Coloqué mi bolso fuera de la puerta y tomé una lectura. No había nada. Cuidadosamente, como para no asustar a ningún espíritu que pudiera estar acechando dentro, abrí la puerta. Esta rechinó y se abrió de manera escalofriante. La habitación tenía un par de piezas rotas de un mobiliario de oficina y un fuerte olor a ratones, pero nada que pareciera ni remotamente un fantasma. Uno por uno revisé mis detectores y no obtuve lectura. Carlos de pie en el marco de la puerta, cambiaba nerviosamente de un pie a otro mientras yo dictaba unas cuantas anotaciones sobre lo que estaba viendo y sintiendo (frío y una clara aversión a los ratones) a mi grabadora. Miré mi reloj y me di cuenta de que me restaban solamente siete minutos para examinar el resto del edificio. Me mordí el labio por un minuto, tratando de decidir qué hacer. Realmente no quería quedarme sola en el edificio pero realmente quería intentar una invocación después de mi éxito anterior. La
  • 16. KATIE MACALISTER FORO AD 16 pregunta era, ¿cuánto lo quería? Tomé una respiración profunda y me recordé a mí misma que aunque había visto montones de cosas extrañas en mi tiempo — no por nada había un gato de tres piernas semi-transparente actualmente durmiendo en mi cuarto de hotel— no tenía tiempo para sentirme físicamente amenazada. Después de todo era una Invocadora. Tenía mis protecciones. Estaba en control, y nadie podría quitarme eso. Dibujé un símbolo de protección en frente de mí y dije—: Um… Carlos, ¿por qué no vas a esta sesión de espiritismo que quieres ver? Yo cerraré aquí cuando haya terminado. Lo miré a hurtadillas a través de la cortina de mi cabello. Él pareció indeciso por un rato pero de pronto se dio cuenta de que entre más pronto se fuera, más pronto estaría caliente. —Si a ti no te importa estar aquí sola, ¿segura? —Miró alrededor y apenas suprimió un temblor. —No. No hay problema. No me importan este tipo de lugares. Usualmente suelen ser muy pacíficos. —Lo eran hasta que había Invocado con éxito a mi primer fantasma. Palmeé mis manos ante el pensamiento de lo que podría lograr en un edificio realmente embrujado como este—. Si sólo colocas las llaves en mi bolso, cerraré cuando me vaya y pasaré a dejar las llaves a tu oficina por la mañana. Él dudo por un momento. —¿Estás segura? Tragué grueso e hice un gesto con la mano sin mirarlo. —Absolutamente. Voy a tratar de encontrar un punto de invocación. Después revisaré el resto de las habitaciones. Únicamente el piso superior resultó tener actividad, ¿no? —Eso es correcto. —De acuerdo, entonces. Revisaré afuera de las habitaciones, después de eso caminaré de regreso a mi hotel. Ten una agradable sesión espiritista. Él se había ido antes de que las palabras salieran de mis labios. Me senté silenciosamente y escuché los sonidos de los pasos mientras se retiraba escaleras abajo, después, una débil percusión de la puerta cerrándose tras él. Estaba sola. Por mí misma. En un edificio que se suponía era uno de los lugares más embrujados de Londres. Algunas veces no soy muy brillante.
  • 17. KATIE MACALISTER FORO AD 17 Una hora después me levantaba de donde había estado arrodillada en el cuarto supuestamente embrujado por un puericultor asesinado. Mis piernas estaban tiesas y adoloridas por estar sentada sobre el duro piso de madera, mis dedos estaban casi entumidos por el frío a pesar de mis guantes y ya había perdido toda sensibilidad en mi nariz. —Tanto para ser uno de los edificios más embrujados de todo Londres —le dije amargamente al cuarto vacío mientras recogía mi equipo y me dirigía a las escaleras. El sentimiento de desconsuelo que me había embargado cuando Carlos se fue no había desaparecido, pero no había luchado por el control de mi vida para dejar que una cosa tan pequeña como el temor me controle. Así que aunque el cabello de mi nuca había estado erizado todo el tiempo mientras revisaba las habitaciones superiores, apreté mis dientes y realicé cuatro Invocaciones, ninguna de las cuales trajo nada más que el deseo de un termo de café caliente y un realmente gran pedazo de pastel de limón. —Y no hay ninguna oportunidad de alguna materialización en este lugar —dije ruidosamente mientras me deslizaba pesadamente escaleras abajo. Mi voz hizo un extraño eco mientras subía al segundo piso. Tuve un caso severo de carne de gallina, pero nada se mostraba en ninguno de los dos detectores que sostenía, o sobre el más eficiente escáner de mi sensibilidad personal a lo que estaba pasando. Me detuve en el fondo de las escaleras y contuve el aliento, abriéndome a mí misma al edificio, imaginándome a mí misma caminando lentamente a través de las habitaciones. No había nada en este piso que me perturbara y nada en el piso de abajo, pero profundo en la tierra, en el sótano había un área sombreada que me hizo temblar incontroladamente. No podía penetrar la obscuridad para determinar qué había ahí, pero podía sentir su conciencia, un sentido de negrura que iba más allá de la mera ausencia de color. Algo sin alma estaba ahí. Y lo que fuera que estuviera ahí, sabía que yo estaba aquí.
  • 18. KATIE MACALISTER FORO AD 18 Capítulo 2 Traducido por Aradiapsy Corregido por Xiamara —Ok, Allie, no entres en pánico. Esto es exactamente lo que esperabas —me dije a mí misma mientras peleaba por no correr por las escaleras hacia la puerta—. Esto es para lo que estudiaste. Lo que juraste que podías hacer cuando Anton te contrató. Este es tu trabajo, el fracaso no es una opción. ¡Sabes qué pasará si no investigas esto! Oh, lo sabía. Todo por lo que había trabajado estos siete años, cada contusión que había sufrido, cada pequeño éxito desde aprender a manejar una chequera hasta encontrar un trabajo, cada triunfo sobre el monstruo que había dominado mi vida sería olvidado, erradicado, limpiado, y no sería el fracaso que Timothy tan a menudo gritaba que era. Buena para nada, demasiado estúpida para sobrevivir por mí misma. Un fenómeno. Levanté mi cabeza y cuadré mis hombros, manteniendo mi bolso cerca de mí, mientras bajaba las escaleras lentamente. No había nada en esta tierra que pudiera asustarme tanto como la vida en la que había estado atrapada alguna vez, si era lo suficientemente fuerte como para dejar a un esposo abusivo, era lo suficientemente fuerte para encarar un poco de oscuridad sensible. Mantuve ese pensamiento hasta que bajé las escaleras hasta el sótano. Entonces todo tipo de campanas de advertencia y silbatos llenaron mi cabeza, sin mencionar la voz de cordura, que estaba gritando al diablo con tu honor, necesitaba salir de ahí enseguida, antes que lo que sea que estaba detrás de la puerta al final de las escaleras, me atrapara. Una ola fría de puro y absoluto terror pasó a través de mí, deteniéndome en medio de las escaleras, mis pies rehusándose a moverse más, mi mano asida fuertemente en el polvoriento pasamanos de una manera que tomaría una palanca para liberarla. No podía respirar, tan opresiva era la negrura más allá de la puerta. No podía tragar, no podía parpadear, y seriamente dudé si mi corazón estaba latiendo. Un sonido débil, un suave, distante y apagado latido desde la habitación vibró con fuerza a lo largo del borde de mi conciencia.
  • 19. KATIE MACALISTER FORO AD 19 —Latido cardiaco —grazné a través de mis labios entumecidos por el miedo, entonces instantáneamente me arrepentí de las palabras cuando sentí la oscuridad más allá reuniéndose, volviendo su atención hacia mí—. ¡Oh, diablos! —susurré, dividida entre la necesidad de escapar y el conocimiento de que fallaría al llamado de mi vida si no confrontaba lo que había en esa habitación. Mi corazón de repente volvió a latir, rápidamente ahora, mareándome con el repentino flujo de sangre que pasaba por mi cerebro. Estaba mareada y desorientada, pero repentinamente tomé la decisión. Resistiría la urgencia de huir del peligro, es un instinto poderoso y difícil de negar. Usé mi mano libre para quitar mis dedos del pasamano, y gimoteé suavemente mientras movía mis piernas hasta que dieron un paso hacia abajo. —Uno —conté con una voz tan suave que incluso una pluma cayendo al suelo la ahogaría. Di otro paso—. Dos. Quedan Tres. Tres. Quedan dos… Mi estómago se irritó, haciendo que me arrepintiera de beber agua más temprano. —Cuatro, uno más, Allie. Puedes hacerlo. Mi respiración se quedó atrapada en una extraña clase de jadeo rítmico, que usé para distraer esa parte de mi cerebro que gritaba que huyera. Logré dar el último paso y me detuve delante de la puerta cerrada. Podía sentir lo que fuera que habría más allá de la puerta, sin incluso tener que abrir mi mente. De hecho, hice lo opuesto, poniendo tantas barreras como podía crear entre mi mente y la cosa. No ayudó mucho. Dentro del cuarto podía sentir un viento de tormento, angustia, dolor tan profundo que no tenía principio ni fin. Y por todas partes había oscuridad, negrura, un vacío absoluto de luz. La desesperanza llenaba ese cuarto y me recordó a los antiguos mapas donde los cartógrafos habían dibujado imágenes de criaturas marinas monstruosas, con la anotación de “Aquí hay dragones”. De alguna manera tuve el presentimiento de que un dragón sería mucho más fácil de encarar. Esbocé protecciones a mí alrededor en todas las direcciones de la brújula, hice un esfuerzo hercúleo para calmar mi mente llena de pánico, y con un rápido y continuo movimiento que no me dejó pensar, puse mi mano en el pomo y abrí la puerta.
  • 20. KATIE MACALISTER FORO AD 20 La luz de mi linterna no parecía penetrar la oscuridad al principio, entonces un débil sonido captó mi atención, y dirigí la luz a la parte izquierda de la habitación. La luz se reflejó desde una mesa de madera. Sobre la mesa había una forma oscura, una corpulenta forma oscura, una forma oscura humana. El reconocimiento repentinamente llenó mi mente mientras avanzaba vacilante, entonces dejé caer mi bolso y corrí hacia la habitación. Era el hombre de mi sueño, el hombre que había sufrido una horrible muerte. Su fantasma estaba aquí, atrapado en esta habitación, yaciendo en eterno tormento y sufrimiento, esperando a alguien —a mí— para que lo libere de esta esclavitud terrenal. —Oh, pobrecito —dije mientras me paraba sobre él, agarrando mis manos. Quería tocarlo, pero sabía que no era bueno para romper el ciclo del espíritu. Aunque sus ojos no estaban abiertos, como estaban en mi sueño, sabía que era consciente de mí—. No te preocupes, soy una profesional. Voy a ayudarte, a enviarte, para que estés en paz al fin. Oh chico, esa sangre se ve muy real, debiste haber sufrido terriblemente antes de morir. Sólo mantente ahí, y déjame buscar mi libro, y me encargaré de todo. Me apuré hacia mi bolso y busqué el cuaderno de notas, la tiza y el ginseng en polvo que un amigo mago juró que era genial en la Liberación. Me paré sobre el cuerpo del hombre, las débiles gotas de sangre goteando desde la mesa hasta el piso hacían el único ruido. —Um… Liberando espíritu, liberando espíritu, donde está, yo sé que… ¡oh, aquí está! —Puse la linterna bajo mi barbilla y usé una mano para abrir el ginseng, la otra para trazar un símbolo de protección sobre el fantasma. Pobre hombre, necesitaba toda la ayuda que pudiera conseguir. Plop, plop, hacía la gotera de sangre. Espolvoreé el ginseng molido sobre el fantasma y me cosquilleó la nariz. —Vete. Dejé de mirar el cuaderno donde estaba leyendo el procedimiento para Liberar un fantasma para mirar al hombre que yacía a mi lado. ¿Había hablado, o era sólo mi propia imaginación sobrecalentada que me hizo pensarlo? El fantasma estaba acostado tranquilo como siempre, ni siquiera su pecho se movía. Me incliné más cerca y no pude evitar notar que el hombre que vi en mi sueño, el dios, la perfecta personificación de la masculinidad, era nada comparado con él en carne.
  • 21. KATIE MACALISTER FORO AD 21 Por así decirlo. A pesar de tener cada superficie visible (y tenía el peor impulso de asomarme bajo la tela colocada sobre su entrepierna) mutilada por cortes, era increíblemente hermoso. Su piel estaba bronceada y se veía —aparte de los cortes— firme y seductivamente tocable. Los músculos que cruzaban su pecho y atravesaban su estómago estaban bien definidos sin ser muy obvios. Sus brazos, cruzados sobre su abdomen, cubiertos de un fino vello oscuro que combinaba con el de su pecho. Salté las partes cubiertas y lamenté que alguien hubiera torturado a un hombre tan delicioso. Él claramente pertenecía a una época al menos 100 años o más del pasado, si los gruesos músculos de sus muslos —que mi madre solía llamar muslos de cabalgante — daban algún indicio. Pero fue su cara la que llamó mi atención, una cara fuerte, echa de fuertes ángulos y un mentón testarudo. —Realmente debiste haber sido algo antes de que te torturaran —dije, mis dedos picándome por empujar el mechón de cabello de su frente. Sólo su cara no tenía marcas, y me pregunté qué evento horrible lo había traído a este final. Quité mi vista de sus labios —labios realmente, realmente buenos— y me recordé a mí misma que no era cortés comerse con los ojos a los fantasmas. —Debe haber sido mi imaginación —le dije, entonces puse la tiza en el suelo, junto a mí para poder hacer los símbolos de protección mientras decía las palabras de Liberación. —Vete. No quiero ser Liberado. Solté mi cuaderno. —¿Qué? ¿Quién dijo eso? Me di vuelta, sacando la linterna de donde estaba sujeta por mi barbilla. —¿Carlos? ¿Eres tú? —Vete ahora. Volví mi mirada al fantasma. La voz —baja, hermosa y tan suave como la seda flotando en el agua— vino de él. Mientras lo miraba más de cerca, un párpado se abrió, y un hermoso ojo café me miró. —Um —dije. —Vete ahora —dijo el fantasma, sus palabras saliendo de su mandíbula apretada y labios delgados como un susurro silbante.
  • 22. KATIE MACALISTER FORO AD 22 —No te preocupes —dije de modo tranquilizador, deseando como los demonios poder acariciarlo—.Voy a asegurarme de que este tormento en el que has estado atrapado por tanto tiempo termine. Los ojos se cerraron por un momento, después se abrieron de vuelta. Había una extraña cualidad del iris que me hacía sentir como si hubiera sido capturada por sus profundidades caoba. —Ahora. Vete ahora. Ahora mismo. Asentí y me incliné para tomar mi cuaderno. Él estaba apurado por ser liberado. No lo culpaba ni un poco. Si estuviera goteando sangre por todas partes, estaría apurada también. —Voy a ser lo más rápida que pueda. Tú solo tienes que ser paciente por un par de minutos más, esto es un poco nuevo para mí. No he tenido mucha práctica haciendo esto, y no quiero estropear algo y tenerlo en mi conciencia. Oh, rayos, ahora he perdido mi punto. Sólo un segundo, solo será un momento, entonces te puedes ir. Busqué por el cuaderno, ausentemente limpiando sobre mi pierna la sustancia mojada que cubría la tapa del cuaderno. —Si no te vas de mi presencia y de este edificio en 30 segundos, tu conciencia será la última de tus preocupaciones. Me estaba mirando con ambos ojos abiertos ahora, mirándome realmente, sus manos apretadas en puños sobre su vientre, su cuerpo antinatural —o mejor sobrenaturalmente— quieto. Saqué mi mente de la maravilla y gozo que era su voz, una voz que tenía un delicioso y sexy acento europeo, de regreso a cosas más importantes. Como su actitud. —¿Discúlpeme? —Cerré mi cuaderno y froté mis dedos. El suelo debía tener una filtración de agua porque el cuaderno estaba mojado—. Ahora vamos a aclarar algunas cosas, ¿podemos? Estoy aquí para ayudarte, tú estás aquí para ser ayudado. Con esa actitud no vas a lograr nada salvo molestarme y demorar la ayuda antes mencionada. Así que por qué mejor no te quedas quieto, y yo me encargaré de la Liberación, ok? Los ojos del fantasma rodaron de una manera realista, molesto; entonces se levantó en un codo y me frunció el ceño. Retrocedí, alarmada de que estuviera
  • 23. KATIE MACALISTER FORO AD 23 tan cerca de mí, porque si alguna parte de su etéreo, aunque de aspecto extremadamente sólido cuerpo me tocara, rompería su ciclo. —Estoy tratando de decirte que me dejes. ¿Qué es tan difícil de entender? Vete, dije, y todo lo que haces es asentir y seguir con tu tonto hechizo de liberación. ¡No quiero que me liberes, quiero que te vayas de este edificio. ¡Ya! —Eres un fantasma muy grosero —le dije, señalándolo con mi cuaderno. —No soy un fantasma. Resoplé. —Lo eres, estas aquí, goteando sangre por una atroz tortura que sufriste antes de morir. Reconozco a un fantasma cuando lo veo, y puedes creerme, estás muerto. Finito. Un cadáver. Una expersona. Ahora el fantasma estaba rechinando los dientes. Era asombrosa la diferencia entre un fantasma humano y el gato semitransparente. Este hombre se veía tan real que tenía que luchar para mantener mis manos apartadas de él. —Voy a decir esto una vez más. No soy un fantasma. No necesito ser Liberado. No quiero tu ayuda. Quiero que me dejes en paz y regreses por donde sea que viniste. ¿Está suficientemente claro? —Soy una Invocadora —dije con dignidad. —Bravo. Vete a invocar a otro lado. —Conozco a los fantasmas. Está bien, puede que seas el primer fantasma completamente humano que he visto, pero conozco a los fantasmas. Muchas veces los fallecidos están confundidos con su estado. Lo primero que nos enseñan en la escuela de Invocadores es que no todos los fantasmas están dispuestos a admitir que están muertos. Claramente estás en esa categoría. Ahora, sólo quédate quieto por tres minutos más, terminaré la Liberación y puedes irte en tu feliz camino. El fantasma se bajó de la mesa y se paró mirándome. No pude evitar mirar desde donde había caído la tela. —Eep —dije, mis ojos desorbitados casi salen de mi cabeza. Él gruñó algo y recogió la tela del suelo, enrollándola alrededor de sus caderas. —¡Por todos los santos! ¿Me dejarás en paz? —Por extraño que parezca, esa hermosa y sedosa voz no perdía nada de su encanto cuando me estaba gritando.
  • 24. KATIE MACALISTER FORO AD 24 No me gusta que me griten, de todas formas. Me hace recordar los días en los que estaba casada y no tenía suficiente cerebro para saber que no tenía que aguantar el abuso físico ni verbal. Por esa razón, tiendo a ponerme un poco gruñona cuando alguien comienza a relajarse conmigo. —¡Eso es lo que estoy tratando de hacer, darte paz, estúpido espectro! ¡Ahora quédate quieto y cállate! Había dejado caer el cuaderno otra vez, cuando él se bajó de la mesa, y me incliné para recogerlo, secretamente divertida por la expresión aturdida en la cara del fantasma. Mi diversión terminó cuando recogí el cuaderno. Estaba húmedo y pegajoso, lo abrí y noté que en todas las partes que tocaba dejaba manchas rojas. Manchas de sangre. Miré mis manos por un segundo, después miré al piso donde la sangre del fantasma se había acumulado. —¿Qué es… es ectoplasma? El fantasma levantó sus manos al cielo. —¡En todos mis años nunca había estado tan afligido como estoy ahora en este momento! ¡No, no es ectoplasma! Toqué un punto mojado en mi cuaderno, después miré los cortes en su pecho, que estaban lentamente goteando sangre. Vacilante, extendí mi mano y presioné un dedo contra su piel. Era cálida, firme y se sentía como el terciopelo más suave sobre acero. Instantáneamente quise tocar más, mucho más. Entonces me di cuenta lo que significaba. Parpadeé. Tragué. Me aclaré la garganta. —No eres un fantasma. El no fantasma parecía estar respirando con dificultad, lo que hizo que su herida goteara sangre mucho más rápido. —No soy un fantasma —reconoció, sus dientes aparentemente seguían rechinando—. Te lo he dicho al menos seis veces ahora… —Dos veces. Siseó con sus labios realmente lindos. Sus ojos se oscurecieron hasta que se pusieron de color obsidiana. Sus dedos se apretaron.
  • 25. KATIE MACALISTER FORO AD 25 —¿Dos veces qué? —Dijiste que no eras un fantasma dos veces, no seis. La pérdida de sangre debe estar confundiéndote un poco. Los músculos de su pecho se tensaron. Traté de no mirarlo, sintiendo que era grosero quedarme mirando a ese magnífico —aunque sangriento— pecho cuando su dueño estaba claramente necesitando un psiquiátrico y cuidado médico inmediato. —Nunca me han hablado como tú lo has hecho. —¿Y? —No me gusta —continuó, como si no hubiera dicho nada—. Terminarás esto inmediatamente y te irás. —Irme. ¿Como… ahora? —Claramente él no estaba pensando bien. Me correspondía tratar de calmarlo antes que se hiciera más daño. —¡Sí, ahora! —me respondió, un músculo en su mandíbula tensándose—. Tienes que irte ahora mismo, antes que arruines... —Sus labios reprimieron las palabras, cortándolas. —¿Arruinar qué? —no pude evitar preguntar—. Me doy cuenta que es un poco entrometido de mi parte, pero no encuentro frecuentemente hombres desnudos desangrándose en el sótano de posadas embrujadas. Llámame tonta, pero creo que necesitas ayuda. No puede ser bueno para ti cortarte así y después tumbarte sin hacer nada en la humedad y goteando sangre en todos lados. Estoy segura que varios buenos doctores estarán encantados de encargase de ti. Dijo algo en un idioma que no reconocí, pero que sonó sospechosamente como si estuviera maldiciendo, entonces se congeló y miró hacia la puerta. Había un sonido suave arriba que sonaba como si alguien hubiera cerrado la puerta trasera. —Peste —siseó, dándose la vuelta para regresar a la mesa. Su voz se hizo más profunda, hasta que se sintió como el más rico terciopelo sobre mi piel—. Te ordeno que te vayas ahora, sin permitir que otros te vean. Olvidarás todo lo que has visto aquí esta noche. —Sabes estuve casada con un arrogante, dominante, tiránico supuesto hombre que pensó que podía controlarme. Puedes tener por seguro que el acto de alto y poderoso no va a lograr nada conmigo
  • 26. KATIE MACALISTER FORO AD 26 El hombre golpeó su cabeza contra la mesa dos veces. Hice un gesto de dolor por él, la mesa sonaba terriblemente sólida. Un débil eco de una voz me llegó. Le di la espalda al hombre loco y me apresuré hacia la puerta. —¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Escuche necesito algo de ayuda aquí, hay un tipo que necesita un doctor y… uhhm… un policía. ¿Hola? Voces calladas susurraron entre ellas por un momento. —Saben, hay un karma realmente malo por negarse a ayudar a alguien cuando esta herido —grité—. Si no quieren venir acá abajo y ayudarme con él, lo mínimo que pueden hacer es llamar Una mano se envolvió alrededor de mi boca y me tiró hacia atrás, contra un tibio y firme cuerpo. —Ahora escucha con cuidado —dijo el hombre en mi oreja. La sedosa voz haciéndome todo tipo de cosas traviesas—. Prestarás atención a mis palabras y harás lo que te ordeno. Fue la voz de mando la que lo hizo. Desde Timothy, reaccionaba realmente mal a eso. Sin el mero pensamiento acerca de las consecuencias de mis acciones en un hombre obviamente demente y muy mal herido, di un pisotón con mi bota sobre su pie desnudo y golpeé su estómago con mi codo. Él gruñó de dolor y se dobló mientras yo corría escaleras arriba. Sabía que era una autentica locura dejar a un lunático con una bolsa llena de equipos costosos, pero no tuve opción. A quien sea que él estuviera esperando, quien sea que lo haya dejado sin tener la decencia de ayudarlo, claramente no iba a llamar a la policía o a un médico. Subí las escaleras, ignorando el dolor en mi pierna y las punzadas que instantáneamente se formaron en mi costado mientras corría por el pasillo hacia la puerta. Recordé haber visto una cabina telefónica en la misma calle. Llamaría por ayuda, y después me escabulliría de vuelta a la posada y mantendría un ojo en el pobre, guapo, y muy trastornado hombre. Estaba lloviendo —una fría y sucia lluvia— mientras galopaba de manera extraña por la calle en busca de la cabina telefónica. Me tomó tres intentos marcar el 911, pero al fin estaba conectado con un operador de emergencias. Dos minutos después, habiendo descrito dónde estaba y cuál era mi problema con el hombre, me dirigí de vuelta a la vieja posada a un paso más lento, preocupada que mi escape tal vez hubiera mandado al pobre hombre al profundo final.
  • 27. KATIE MACALISTER FORO AD 27 Entre silenciosamente al pasillo y me paré de espaldas a una mohosa pared, manteniendo un ojo en las escaleras hacia el sótano. Parecía como si hubiera pasado una hora hasta que escuché una sirena de policía, duplicada contra el edificio pero de acuerdo con mi reloj sólo habían pasado 8 minutos y medio. Saludé a los policías, les expliqué rápidamente lo que había visto y los seguí a las escaleras abajo a la ahora cerrada puerta. Ellos encendieron poderosas linternas y cautelosamente abrieron la puerta. La habitación estaba vacía. No solamente estaba vacía, la mesa no estaba, y la piscina de sangre del suelo se había desvanecido. Mi bolsa, un pedazo de tiza y la linterna estaban ahí, pero todo lo demás se había ido. Espera un minuto… —Yo… Había un… ¡Estaba justo aquí! Como pudo… y la sangre, ¡estaba justo ahí! ¡Esa mesa debe haber pesado una tonelada! ¿Cómo pudo haberla movido tan rápido? —Señora —dijo el más bajo de los policías, poniendo su linterna directo en mi cara. Lo escuché dar un grito ahogado mientras me volteaba para quedar de perfil—. Señora —dijo otra vez, su voz un poco temblosa—. ¿Está consciente de que es un crimen llamar a la policía por una situación de no emergencia? —Pero… —Miré alrededor de la habitación, manteniendo mi cabeza hacia abajo para que no pudieran mirar directo a mis ojos. No había nada ahí más que un cuarto vacío, dos policías y mi bolso—. ¡Él estaba aquí! ¡Lo juro, él estaba aquí! Sangrando por todo el lugar, y desnudo como el día en el que nació. El policía más alto tomó una respiración profunda, no requería ninguna habilidad psíquica saber que me iban a dar un sermón, recogí mis cosas mientras ellos tomaban turnos diciéndome qué les pasaba a los turistas que hacían falsas alarmas. Para el momento que expliqué qué estaba haciendo ahí, reiteré que yo no hacía llamadas de broma, y escuché su segunda ronda de sermones, me empujaron hacia arriba. Estaba más que dispuesta a creer que había tenido un extraño tipo de episodio en la posada, algo relacionado con sus habitantes espectrales, y que me había imaginado todo con el guapo aunque molesto hombre. Hasta que metí la mano a mi bolso para sacar la llave para cerrar la puerta detrás de nosotros. Y entonces vi mi cuaderno.
  • 28. KATIE MACALISTER FORO AD 28 Tenía huellas sangrientas por todos lados. Pasé el resto de la noche escribiendo mi experiencia, entremedio mirando al gato fantasma dormir, acicalarse a sí mismo, y renguear por el cuarto tocando cosas. No parecía estar emocionado de verme, y después de tratar sin éxito de convencerlo de quedarse en la cama a mi lado (para poder tomar una foto de los dos juntos), terminé más o menos ignorándolo como él me ignoraba a mí. Para el tiempo que el amanecer iluminó la capa gris de nubes lo suficiente para indicar que era mañana, estaba exhausta y malhumorada, insegura de si lo que había presenciado era un sorprendente encuentro espectral con un fantasma que podía manifestar una presencia física, o si estaba delirando. Me quedé dormida deseando lo primero. Al menos entonces lo podría tocar. * * * —No tiene mensajes, señorita Telford —dijo Tina la recepcionista esa tarde mientras me pasaba la llave de mi habitación. Esperé para ver si tenía algo más que agregar, algo sobre quejas por un felino semitransparente de tres patas que habitaba mi cuarto, pero ella sólo sonrió y se puso a atender a otro cliente. —Curioso —dije mientras cojeaba al elevador, mi bolsa tintineando y sonando. La cambié a mi otro hombro y deseé estar en una línea de trabajo que no necesitara tanto equipo, equipo que tenía que llevar a todos lados, sólo en caso de necesitarlo. Mi viaje a una abadía embrujada resultó ser una de las veces donde no resultó ser más que un pesado albatros colgando de mi hombro. Presioné el número de mi piso, preguntándome si la invocación se había desvanecido lo suficiente como para hacer que el gato regresara a su existencia previa. Tal vez la criada no había visto al gato porque ya se había ido. —Oh, hola gatito —dije mientras abría la puerta. Estaba sentado en el alféizar, mirando fuera de la ventana—. Pensé que te habías ido, me alegra ver que no, pero… —Tiré de mi labio. Entre los exámenes que había realizado esa tarde, y los que había hecho durante las oscuras horas de la noche, tenía tanta información como podría colectar. Fotos, videos, lecturas infra rojas y ultrasónicas, análisis de iones, tú nómbralo, yo lo hice, suficiente como para darle al analista de la oficina un orgasmo. Tal vez era tiempo de liberar al gato.
  • 29. KATIE MACALISTER FORO AD 29 —¿Quieres irte a casa gatito? Creo que ya es hora. Realmente no quiero tener que explicarle al equipo de mantenimiento qué he estado haciendo aquí, y aunque eres casi la mascota ideal —no derramas nada, ningún olor de caja de desperdicios, no tienes hábitos alimenticios— entiendo que no estás emocionado de estar aquí tampoco. Saqué las herramientas necesarias y las puse frente a mí, después de espolvorear un poco de ginseng sobre el gato, comencé a recitar las palabras de Liberación. Tuve que parar en la mitad para pellizcarme el puente de la nariz. El ginseng en polvo me hacía cosquillas en la nariz, haciéndome cerrar los ojos y tener ganas de estornudar. Esperé hasta que pasara, completé el canto de Liberación, hice los símbolos de protección, y desprotegí mi mente para visualizar el espíritu liberándose a otro plano de existencia. El gato se movió y comenzó a lamerse el hombro. —Oh, oh. —Me mordí el labio inferior y miré el gato. ¿Tal vez no usé suficiente ginseng? O tal vez parar a la mitad de las palabras lo arruinaron. Traté otra vez, esta vez teniendo cuidado de no respirar el ginseng. Cuando la última palabra de liberación dejó mis labios, el gato se movió y comenzó a lamer su única pierna trasera. —Mierda, algo no está bien aquí. ¿Me pregunto si el ginseng no está lo suficientemente fresco? Pasé la próxima hora y media tratando variantes del encantamiento, añadiendo y sustrayendo ginseng, incluso agregando una cucharada de cenizas de muerto en caso de que fuera un ingrediente secreto para una liberación exitosa. Nada funcionó. Estaba comenzando a preocuparme, sabía por las reglas de las invocaciones que si no liberaba al gato, este estaría atado a mí por todos mis días, y aunque éste se las había arreglado para no ser visto por la criada, no podía contar con lograrlo todos los días. Sin mencionar cómo iba a poder regresar a mi apartamento en el norte de California. Odiaba pensar que iba a tener que escribir en la forma de aduana: Un felino translucido, muerto por 50 y algo de años, con todas sus vacunas. La alarma de mi reloj comenzó a sonar, señalando algo que debía hacer.
  • 30. KATIE MACALISTER FORO AD 30 —Oh, ese estúpido libro. Maldición. Tenía que ser ahora, cuando estoy en algo importante. Pensé evitarlo, pero Corrine me había suplicado antes de venir a Londres que fuera a esa firma de libros. —Honestamente, Cori, y sus romances de vampiros —me mofé mientras volvía a re empacar el bolso—.Un autor famoso tiene una firma de libros. Gran cosa. ¡Tengo trabajo que hacer! Pero no, tengo que ir y pararme en una línea a esperar que un petulante autor me firme una copia de un libro que ella podría comprar en casa. Tengo que aguantarme y parecer simpática para que él escriba algo agradable que ella olvidará 5 minutos después de leerlo. Tengo que ir y pasar mi tarde parada en mi pierna mala en una línea que de seguro va a ser larguísima, porque El Sr. Tan importante Dante, no puede ser molestado para hacer más de una firma de libros al año, bueno, bien, hazme rendirme en la liberación de mi gato fantasma. ¡Ella me va a deber esto! Terminé de arreglar el bolso, me puse mis lentes de sol, le dije al gato que se comportara y salí en busca de un taxi al Convent Garden, en el camino repasé la lista mental de a quién podía consultar en el área acerca de por qué la liberación del gato no era exitosa. —Veamos… esta Carlos en el SIP, pero él no es un Invocador. Esta esa bruja que Ras mencionó, que supuestamente invoco al fantasma de Karl Marx, pero no tengo su dirección. —Además, no estoy segura si quiero pasar tiempo con alguien que de verdad quería pasar tiempo con un Marx muerto que no fuera Groucho—. Ummm. —Toqué mis labios mirando cómo las oscuras y mojadas calles de Londres pasaban por las ventanas salpicadas de lluvia—. Oh, ese ermitaño que la mujer en la oficina del SIP mencionó. Ese puede ser, posiblemente. —¿SIP significa sociedad de investigación de lo paranormal? —el taxista me preguntó. Ratas, estaba hablando en voz alta de nuevo. Es un mal hábito que no puedo quitarme. Sonreí al taxista y asentí, esperando que no fuera de esos fanáticos religiosos que se deleitan en dar sermones por la naturaleza pecaminosa de mi trabajo. —¿Usted conoce acerca de ellos? —Mi esposa y yo hemos ido a cazar fantasmas un par de veces al año. Justo el pasado agosto pasamos la noche en la Torre.
  • 31. KATIE MACALISTER FORO AD 31 La Torre de Londres, se dice que es el lugar más embrujado en toda Inglaterra. Era la versión paranormal de Disney. —¿Vio algo interesante? Se encogió de hombros. —Un par de orbes, una mano saliendo de la pared, sentimos dos puntos fríos, pero nada que captáramos en video. ¿Eres una Invocadora? Normalmente no admito mi trabajo frente a la gente, pero el conductor parecía estar familiarizado con toda la idea de fantasmas y espectros, así que asentí otra vez. —Eso pensé, ¿qué hay de las gafas oscuras? Esperé a que él se detuviera en la luz y levanté mis lentes por un momento. Sus ojos se abrieron mientras silbó. —¿Eso es natural? Reí una brusca y amarga risa. —No es nada que quiera, créame. Se vio pensativo por un momento. —Supongo que no, debe causarle unas miradas extrañas, ¿eh? Y respuestas más raras, respuestas como gente gritando y tirando cosas, clamando que lo hacía sólo para llamar la atención y lo peor de todo, acusaciones de ser un fenómeno. El resto del camino, fue en silencio. Miré Londres de noche y me pregunté si mi oculista no estaba equivocado; la última vez que traté de usar lentes de contacto, logré usarlos casi una semana antes que mis ojos comenzaran a irritarse. Eso había sido hace un año. Tal vez ahora si podía aguantarlos. Cuando dejaba el taxi, el conductor puso una tarjeta en mi mano. —En caso de que necesite un chofer para llevarla fuera de Londres. También hago eso. Le agradecí y me uní a la multitud entrando en la nueva tienda de libros. —¿Cuantas copias quieres? —me preguntó una hostil vendedora un par de minutos más tarde mientras estaba en la fila tan larga que me garantizaba que mi pierna me iba a doler.
  • 32. KATIE MACALISTER FORO AD 32 —Una, o el que sea que es el último libro. —¿Uno? —Me miró de arriba abajo como si fuera un insecto a quien le habían donado ropa humana—. ¿Sólo uno? ¿Uno? —Oh, quieres más de uno querida —dijo la mujer en la línea detrás de mí, mientras tocaba mi brazo—, son muy buenos. —Nunca los he leído, sólo lo hago por una amiga. —¡Nunca los has leído! —La mujer dio un grito ahogado mientras yo aceptaba una copia de tapa dura que me daba la empleada—. ¡Nunca los has leído! Bueno, tienes que leerlos, tú, dale a esta chica otra copia. Lo vas a amar, de verdad. —No, gracias —dije mientras rechazaba la otra copia—. Uno está bien, estoy segura que son buenos, pero no me gustan esa clase de libros. Los ojos de la mujer se estrecharon. —¿A qué te refieres con esa clase de libros? —Sacudió las tres copias que me sostenía—. ¡Son libros hermosos, maravillosamente escritos y llenos de hombres oscuros y las mujeres que los salvan! —Y el sexo es bueno también —añadió la mujer detrás de ella. La mujer detrás de mi asintió empáticamente. —Sencillamente adorables escenas de amor, muy creativas y lo suficientemente sexy para derretir tus rodillas. Toma. —Lanzó un libro a mis manos—. Tú toma esto, léelo, serás una creyente enseguida, la forma en que Dante escribe… es de otro mundo. Levanté mis lentes para que ella pudiera ver bien mis ojos. —Créame no necesito leer este libro para saber cómo se siente el otro mundo. Ella se ahogó y quitó su mirada de la mía. Me puse mis lentes y regresé el libro que me había dado, dándome vuelta para volver a mi lugar en la línea. Odiaba llamar la atención de esa manera, mi cojera era suficiente para hacer que la gente se me quedara mirando, pero si hay algo que me disgusta es una fan feroz. Esos fueron mis pensamientos hasta que la línea lentamente serpenteó hacia los estantes de los libros, lo suficientemente cerca para poder ver el grupo de gente reunida alrededor de la mesa situada en el centro de la tienda. Los cuerpos se movían en una intrincada danza de colores y patrones. Me quedé parada,
  • 33. KATIE MACALISTER FORO AD 33 aburrida, mentalmente previniendo hechizos para protegerme de los hambrientos lectores, hasta que de repente cada vello de mis brazos se levantó. La persona directamente en frente de la mesa, se movió dejándome ver al hombre que estaba sentado detrás de una torre de libros, su cabeza hacia el libro que estaba firmando. Cabello negro largo hacia atrás en una cola de caballo, pero un mechón se escapaba, sirviendo de marco para un lado de su duro mentón, un mentón que llevaba a una barbilla cuadrada que se me hacia familiar. El hombre miró hacia arriba a la persona a quien le firmaba el libro y sonrió. Me quedé helada como si me hubieran dado un golpe en el estómago, literalmente sintiendo como si el aire hubiera sido sacado completamente de la habitación. ¿Era el hombre, que había visto primero en mis sueños, después más tarde en la posada, el hombre loco que se había cortado a sí mismo su exquisito cuerpo y después había desaparecido… o había sido una fantasía, nada más que locos laberintos de mi muy cansada mente? Froté mi frente, insegura acerca de haber imaginado todo, o si él era… Mi mente sólo me dio vacíos como explicación de si él realmente había estado en la posada. Nadie pudo haber limpiado esa habitación y deshacerse de la mesa en los diez minutos que me fui. Nadie humano. C.J Dante, afamado autor de vampiros, que vino a mí en sueños y me suplicó para que lo ayudara. Un hombre atormentado, cuya angustia pude sentir sin abrirle mi mente. Un hombre que se cortó como una barra de pan y después se puso de mal genio cuando traté ayudarlo. —¿Sólo que quién —o más importante— qué… era él? —susurré para mí misma. Desafortunadamente, no tenía respuesta.
  • 34. KATIE MACALISTER FORO AD 34 Capítulo 3 Traducido por Dama0scura Corregido por Xiamara Tal como lo veía, tenía dos opciones. Podía asumir que no era real que la tarde anterior había estado en presencia de una persona con trastornos mentales a la que no le importaba torturarse horriblemente a sí misma, algo que mi mente había desenterrado por un motivo u otro, o podría rasgar el suéter negro del varonil pecho de Dante y buscar cortes en curación, llamar a gritos a la policía y a los agradables chicos de trajes blancos. Al final decidí tomar como punto de partida al propio hombre. Si él me reconoce, sabré que aquel episodio fue real. Si no lo hace, sabré que tuve la visión más vívida y realista que alguna vez pude imaginar, una que había dejado huellas dactilares por todo mi cuadernillo. Mientras la línea avanzaba hacia adelante, me mantuve escondida al lado de la mujer fornida que se encontraba frente a mí, sólo en caso de que Dante me viera y empezara a hacer una escena. Uno de los empleados de la tienda estaba escoltando a la gente, alcanzando los libros para ser autografiados, luego asegurándose que los fans se retiraran para que el siguiente pudiera tomar su lugar. Miré detrás de mí y luego de nuevo hacia adelante. Todas las personas en la fila eran mujeres. Hmm. Me asomé por el hombro de la mujer que estaba frente a mí y estudié a Dante. Estaba tan guapo como lo recordaba, más aún ya que no estaba chorreando sangre por todas partes. —Algunos hombres lucen realmente bien vestidos de negro —dije sin pensar. La mujer frente a mí se dio la vuelta y asintió enfáticamente. Le di una sonrisa forzada a cambio. Sentí algo detrás de mí, una especie de oleada en el aire, me di la vuelta para ver el contorno de una mujer alta y embarazada pasando la línea de la gente que aguardaba. Estaba acompañada por una mujer de corta estatura con uno de esos hermosos rostros en forma de corazón que yo siempre había deseado en secreto. Ambas sonrieron y rodearon la parte trasera de la mesa para saludar a Dante. Detuvo la firma de autógrafos lo suficiente para besar ambas manos, y hablar con ellas por algunos minutos antes de disculparse con la persona que estaba esperando su libro.
  • 35. KATIE MACALISTER FORO AD 35 Así que tiene grupis me dije a mí misma. ¿Y qué? No puedes esperar que un hombre vaya por ahí luciendo como él lo hace sin lograr que una horda de mujeres caiga sobre él. No significa nada para ti, a menos por supuesto de que la escena de rebanar y cortar en cuadritos de anoche no fuera real; de lo contrario tendrás que hacer algo con él antes que rebané a otros. Me mordí el labio y traté de decidir qué hacer mientras la línea serpenteaba seguramente hacia adelante, al final simplemente me mantuve escondida detrás de la mujer fornida mientras era la siguiente en la fila. La vendedora de la librería tomó mi libro. —¿Sólo el autógrafo, o una dedicatoria para alguien? —Um… Una dedicatoria, por favor. Para Corrine. La mujer asintió y se dio la vuelta para mirar a Dante mientras la fornida mujer sonreía y le decía que no era mejor de lo que debería ser. Él sonrió y la mujer de la librería le entrego el libro de Corrine, inclinándose hacia adelante para darle la información. Se inclinó sobre el libro, escribiendo con una mano elegante lo que me recordó al estilo de letra “Victorian copper plate”. —Espero que disfrutes el libro —dijo mientras firmaba su nombre con broche de oro, su voz era tan hermosa como la recordaba. El tono puro y rico se deslizó sobre mi piel como la seda, erizando los vellos de mi brazo. Alzo la mirada y sonrió mientras me entregaba el libro, luego se quedó congelado como el puntero de la mira de un arma al detectar un faisán. —¿Christian? —La mujer embarazada miraba entre los dos quietos como estatuas. Mi respiración se detuvo. Incluso a través de mis lentes oscuros podía sentir la fuerza de sus ojos. Fue como si estuviese siendo succionada dentro de ellos, balanceándome al borde de un abismo. —¿Christian? —La mujer tocó su brazo. Sin ser consciente de aquello, desprotegí mi mente y sentí hundirme en las profundidades de sus ojos, cayendo en una oscuridad que me rodeaba, llenándome de una tristeza, una angustia y una desesperación sin fin. Estaba abrumada con su dolor, llena de ello, incapaz de respirar bajo su sofocante presencia. —Christian, ¿estás bien?
  • 36. KATIE MACALISTER FORO AD 36 Traté desesperadamente de resguardar mi mente, derribando tantas barreras mentales como pude para alejarlo de llenarme con su tormento. —¿Quién eres? —pregunté en voz baja ya que era lo único que podía hacer después de la experiencia de mirar dentro de su mente. Sus ojos se oscurecieron. —Lo más importante es, ¿quién eres tú? —preguntó la mujer de baja estatura con el rostro hermoso. Me miró con curiosidad, observándome de pies a cabeza antes de darse la vuelta hacia Dante y golpear su hombro—. ¡Te dije que era una buena idea! ¿Lo ves? ¡La encontramos después de sólo media hora! Qué bien. Ahora puedo irme a casa. La mujer de la librería me dio un codazo, y cuando no hice nada más que quedarme mirando al hombre frente a mí —quien, cabe señalar, tenía la vista clavada en mí con sus ojos negros mezclados con sorpresa y dolor y gran especulación— ella tomó el libro de su mano y lo empujó hacia mí, dándome un pequeño empujón para que me pusiera en marcha. Me tambaleé hacia adelante, incapaz de separar mi mirada de la de Dante mientras la mujer embarazada levantaba una mano y me tocaba el hombro. —Probablemente vas a creer que esto es muy extraño de mi parte, pero, ¿me pregunto si podría hablar unos minutos contigo? Parpadeé y arrastré la mirada de los ojos torturados de Dante para mirar a la mujer que estaba junto a mí. Era unos cuantos centímetros más alta que yo, tenía ojos amigables y un aura de amabilidad que pude sentir sin necesidad de bajar la guardia. —Um… —dije, sintiéndome todavía un poco más que aturdida. Mentalmente sacudí mi cabeza y reuní mi ingenio. Los Invocadores estaban bajo control todo el tiempo. Estar fuera de control era peligroso; eso exponía a los Invocadores a toda clase de horribles eventualidades. No podía permitir que algo tan pequeño como encontrarme con… Mis ojos se dirigieron una vez más hacia donde Dante estaba sentado. Estaba mirándome, incluso mientras la mujer delante de él parloteaba sobre lo mucho que adoraba sus libros. Tomé un gran trago de aire y me volteé hacia la mujer que también me miraba de cerca. Tenía por lo menos un centenar de preguntas que hacer sobre Dante; sus grupis probablemente fueran un buen tema para empezar—. Seguro, tengo libre algunos minutos. La mujer sonrió con un radiante halo cálido a su alrededor.
  • 37. KATIE MACALISTER FORO AD 37 —¿Bien, Rox? —Estoy a tu lado —dijo la mujer más pequeña, sujetando mi brazo—. Vamos al stand de café. No sé el resto, pero yo estoy segura que necesito un latte ahora mismo. Cazar es un trabajo bienamado muy duro. Le eché una ojeada por el rabillo del ojo. Debió haberse dado cuenta, porque sonrió y me jaló hacia adelante hasta que estaba como una rana machacada entre las dos, sintiéndome ni más ni menos que como una prisionera escoltada hacia una celda. La mujer alta se detuvo después de algunos pasos y bajó la mirada hacia mi pierna. —Lo siento. Caminaré más despacio. Me encogí de hombros para corresponderle y cojeé hacia adelante. —Está bien. A mi pierna no le gusta si me quedo de pie por ahí mucho tiempo. —¿Y entonces, de que van las gafas oscuras? —preguntó la mujer más pequeña mientras caminaba a mi lado—. ¿Tienes alguna enfermedad en el ojo o simplemente te gusta lucir a la moda? —¡Roxy! ¡No seas grosera! Tendrás que disculparla —dijo la mujer embarazada mientras nos deteníamos ante la tienda de Café—. Se cayó de cabeza cuando era bebé. Varias veces, de hecho. Dos cafés dobles con leche y poca azúcar, y… ¿Tú qué quieres? —Un americano —dije, preguntándome qué clase de hombre atraería grupis tan extrañas. ¿El bebé que la mujer alta llevaba era de él? Más importante aún, ¿por qué deseaba tanto que no fuera de él? Ella hizo el pedido. —Y quiero uno de esos muffins de limón, y ese pedazo de pastel con cerezas encima, y… um… ese brownie de chocolate. —Se dio la vuelta hacia nosotras—. ¿Alguna de ustedes quiere algo más? —Vas a explotar si te comes todo eso —dijo la mujer de baja estatura con el ceño fruncido señalando el vientre de embarazada. Moví la cabeza de lado a lado, luego me permití ser conducida hacia una mesa cercana. —Espero que tengas un poco de curiosidad sobre todo esto —dijo la mujer alta, dándome una sonrisa tranquilizadora—. Antes que todo, soy Joy, esta es mi amiga Roxy, ¿y tú eres…?
  • 38. KATIE MACALISTER FORO AD 38 —Allie, Alegra Telford. —¿También eres americana? —Sí. —Me retorcí un poco incomoda en la silla, deseando que existiera alguna razón por la cual volver donde Dante y así poder mirarlo un poco más. —Que bien —dijo Roxy—. Pero la pregunta más importante, por supuesto es, ¿crees en vampiros? —¡Roxy! Ella se dio la vuelta hacia su indignada amiga. —¿Qué? ¡Es importante! —¡Sí, pero no puedes soltarlo de esa forma! Debes trabajar esas cosas cautelosamente, cuidadosamente. A la mayoría de personas se les paran los pelos de punta si empiezas a hablar sobre vampiros, los Oscuros y todo eso. Tienes que abordar el tema con guantes de seda. Lo siento, Allie; Ella no tiene nada de tacto o delicadeza. ¿Delicadeza? ¿Respecto a lo paranormal? ¿A mi alrededor? La risa burbujeo dentro de mí hasta que no pude contenerla por más tiempo. Chillé de risa hasta que mis ojos se humedecieron, obligándome a tomar una servilleta y a secarme debajo de las gafas. Las dos mujeres me miraban como si tuviera un gato fantasma de tres patas parados sobre mi cabeza. —Lo lamento, simplemente me pareció gracioso. Lo que dijeron. Y en respuesta a tu pregunta, Roxy, sí, tengo un problema visual, aunque no es sensitivo, si era lo que pensabas. Si realmente quieres ver, te lo mostraré, pero muchas personas encuentran que mi ojo es… algo desconcertante. Y no me pongo con los pelos de punta por cosas como Vampiros, Joy, aunque debo admitir que nunca he visto ninguna prueba de su existencia. ¿Por casualidad saben qué es un invocador, por simple casualidad? Las dos mujeres sacudieron sus cabezas, luego Roxy, a mi izquierda, se inclinó cercanamente y entrecerró los ojos para ver detrás de mis gafas. Moví mis ojos hacia ella. —Oooh, que bien, realmente tienes ojos claros. ¿Qué color son, grises? ¿Plateados? Sí, es un poco extraño tener ojos de color de la luna llena con un aro negro alrededor del borde, pero no veo qué es lo inquietante en ellos.
  • 39. KATIE MACALISTER FORO AD 39 Joy, al otro lado, inclinó su cabeza para mirar por el lado derecho de mis gafas, luego frunció el ceño. —No tiene ojos claros, ¡idiota! Son algo así como del color dorado de una avellana con manchas café oscuro. Es interesante como el color varia dentro de tu iris. Aun así, estoy de acuerdo con Roxy: Son diferentes, más no inquietantes. Suspiré y me aseguré de que nadie estuviera cerca, luego me quité las gafas. Las dos mujeres se quedaron sin aliento. —¡Oh, es totalmente genial! ¡Tus ojos son de dos colores diferentes! ¿Son lentes de contacto? —pregunto Roxy, inclinándose más cerca para mirar mis ojos. —No. —¿Naciste así? Genial. No pude evitar sonreírle. Era la única persona que había conocido en mi vida que pensaba que mis ojos no eran espeluznantes. —Es una afección llamada heterocromía del iris, es bastante rara, y la mayoría de los casos no tienen una variación de color tan extrema como la mía, es tan así que algunas personas creen, que es una señal de que estoy marcada por el diablo. —Bueno, por supuesto que no —dijo Joy—. Personalmente, me encanta el efecto. Te hace lucir… única. Resoplé. —Única, es una forma agradable de decirlo. El ojo plateado podría ser malo por sí mismo, pero emparejado con el ojo oscuro… —Me encogí de hombros y me puse las gafas de nuevo—. La mayoría de la gente se pone nerviosa a mi alrededor cuando no estoy usando las gafas. Roxy miró por un lado de mis gafas una vez más mientras Joy golpeaba su brazo y le decía que se comportara. —Es inusual, Allie, pero no inquietante. No sientas como si tuvieras que esconder tus ojos de nosotras. —Bueno, ¿qué es un Invocador? —Roxy cambió de tema abruptamente mientras la mesera traía nuestras bebidas y la comida de Joy. Me mordí el labio un momento. Algo estaba molestándome, alguna vaga sensación de malestar estaba aumentando. Miré por largo tiempo a las dos mujeres que se encontraban junto a mí, pero el sentimiento no provenía de ellas.
  • 40. KATIE MACALISTER FORO AD 40 —Un Invocador tiene el poder de hablar con fantasmas. —Volteé la cabeza para analizar a las personas del alrededor, mi mirada se trasladó más allá de la línea visible de personas que esperaban que Dante autografiara sus libros. La línea era pequeña ahora, sólo quedaban veinte personas, pero algo estaba fastidiándome, accionando mi mente como si estuviera olvidando algo importante. —Genial —dijo Roxy en voz baja—. ¿Y tú eres una de ellos? ¿Puedes hablar con fantasmas? ¿Usas una tabla Ouija o algo así? —Espera un minuto —dijo Joy, frunció el ceño mientras tamborileaba los dedos, marcando un ritmo—. Creo haber leído algo sobre eso en uno de los libros de Christian… ¿Acaso un Invocador no es alguien que puede resucitar de la muerte? Le di una última mirada de preocupación a la línea, luego me volví y sacudí la cabeza hacia Joy. —No, realmente no. Nosotros solo podemos llamar a los espíritus que están presentes, atados a un lugar, no los que han pasado a otra existencia. Una vez que los llamamos, se mantendrán unidos a nosotros hasta que los liberemos. Los Invocadores son usados primordialmente en caso de apariciones que causen problemas en la vida, duendes y cosas similares. El espíritu es Invocado, luego Liberado para avanzar hacia el lugar a donde estaban destinados a ir. —¿Nosotros? ¿Así que eres una Invocadora? —pregunto Roxy con los ojos muy abiertos. Asentí. —Wow. ¿Alguien puede hacer eso? Quiero decir, es cuestión de sólo algunas palabras mágicas y voilà, ¿Atraes al fantasma del bisabuelo Joe? —No seas impertinente, Roxy; este es un asunto serio. Si Allie es de Christian su… —se detuvo y me dirigió una sonrisa abierta—. Bueno, independientemente de lo que sea, estoy segura de que ella está cualificada para hacer lo que hace. —Oh. —Roxy me miró—. Sí, veo lo que quieres decir. —Yo no —respondí, pasando la mirada de ella a Joy—. ¿Asumo que Christian es C.J Dante? Ambas asintieron.
  • 41. KATIE MACALISTER FORO AD 41 —¿Alguna de ustedes por casualidad sabe si está lleno de por lo menos un centenar de cortes en el torso, brazos y piernas? Como si estuvieran al unísono, sus bocas se abrieron de sorpresa. Suspiré. —Tomaré eso como un no. De acuerdo. Entonces qué tiene que ver Christian conmigo, que no sea… —Fue mi turno de parar en la mitad de la frase. —¿Aparte de qué? —pregunto Roxy, justo como sabía que lo haría—. ¿Lo has visto antes? Nunca mencionó conocerte, y creo que debió haberlo hecho, ¿no crees, Joy? —Sí—dijo, sus oscuros ojos me evaluaban mientras mordía el muffin de limón. Lamió las migas de sus labios y miró a Roxy—. Christian es un amigo muy querido para nosotras. El año pasado prometimos ayudarlo a encontrar… a alguien. —¿A alguien? ¿Algo como una cita a ciegas? Roxy resopló. —No precisamente —dijo Joy, tragando otro pedazo de muffin dentro de su boca. No le creo. Ella estaba tratando de reunir a Christian con alguien; pude sentir que estaba preocupada por él. Aun así, eso no tenía nada que ver conmigo, nada a menos de que realmente él hubiera estado en aquel sótano anoche, por lo tanto tendría algunas preguntas qué hacerle, preguntas cómo: ¿Qué mierdas estaba haciendo cortándose a sí mismo de esa forma, y quiénes eran las personas a quienes estaba esperando, y cómo pudo deshacerse de todo tan rápido sin que yo pudiera verlo…? De repente la palabra Vampiro se hizo eco en mi cabeza. Parpadeé. —¿Es un vampiro? —¡Shhh! —Ambas mujeres me callaron, echando un vistazo alrededor para ver si alguien estaba escuchando a distancia. Sólo una persona lo estaba haciendo, y desprotegí mi mente un momento para ver si ella realmente creía lo escuchado. No lo hizo. —¿Están bromeando, verdad? Me doy cuenta de que él es un poco… bueno… intenso, ¿pero un tú-sabes-qué? —Las dos me miraron con seriedad, sin pestañear. Negué con la cabeza, mirando una vez más hacia la línea antes de
  • 42. KATIE MACALISTER FORO AD 42 volver a mirar a las dos mujeres junto a mí—. Señoritas, el mundo de lo supernatural es mi negocio. Soy una Invocadora, trabajo para una organización internacional que investiga actividades paranormales en un intento de proveerles una explicación. Conozco acerca de fantasmas, duendes, demonios menores y mayores… —¿Demonios? —preguntó Roxy—. ¿Quieres decir que verdaderamente hay cosas como demonios por ahí? ¡Dios mío! —Se volvió hacia su amiga—. Te apuesto 5 dólares a que la maestra de algebra de noveno grado era un demonio. Joy ignoró la interrupción. Yo también. El sentimiento de muerte fue creciendo, avanzando sobre mí, poniéndome intranquila con la necesidad de estar haciendo algo. Mordí mi labio un momento, examinando a todos los que quedaban en la fila del libro, pero sin desprotegerme —algo que no quería hacer con Christian sentado allí pensando quien sabe qué— no pude identificar la fuente de mi preocupación. Tomé una gran bocanada de aire y volví a lo que estaba diciendo. —Conozco brujas y magos, me he sentado en un círculo Wiccan, y he visto cosas que a la mayoría de personas habría hecho mojar sus pantalones. —Nosotras también —dijo Roxy con una sonrisa. Joy le frunció el ceño. —Pero nunca jamás he visto un vampiro. Nunca he escuchado a nadie mencionar haber visto uno. Algunas cosas, los vampiros y el monstruo del Lago Ness tienen más fundamento en mitos que en la realidad. Me doy cuenta de que su amigo es un poco fuera de lo normal, sólo el cielo sabe qué les ha dicho, pero puedo asegurar que él no es… La piel de mi espalda se tensó incómodamente mientras mi cabeza era inundada con fuertes emociones. Me levanté de un salto de la mesa y corrí hacia la línea de gente, mi pierna tiesa y adolorida me enlenteció así que pensé que no llegaría a tiempo. Vi el arma incluso antes de que Christian lo hiciera, y grité una advertencia. La empleada de la librería parada junto a la cliente la sujetó, volteándola de manera que el arma apuntara lejos de Christian… directamente hacia mí. Traté hacer que mi cuerpo se moviera de lado por uno de los pasillos, traté de detener mi ataque hacia adelante donde estaba la mujer loca con intenciones de dispararle a Christian, pero fui demasiado lenta. Su dedo presiono el gatillo aun cuando la empleada de la tienda luchaba contra ella. Justo antes de que la bala explotara a través de mí, hubo una ráfaga de aire, y de repente estaba recostada
  • 43. KATIE MACALISTER FORO AD 43 en mi espalda en un pasillo entre dos filas de estanterías, mi aliento estaba siendo obstruido por un cuerpo pesado que estaba sobre mí. Parpadeé y alcé la mirada hacia los ojos que me miraban fijamente. —Tienes ojos diferentes —dijo Christian, casi contra mis labios—. Tienes la Mirada. Repentinamente me llenó el abrumador deseo de levantar mi barbilla lo suficiente para probar su boca, pero en lugar de eso liberé una mano y toqué mi cara. Mis gafas habían caído cuando me empujó hacia un lado. —¿Cómo hiciste eso? —pregunté, extremadamente consciente de su cuerpo apoyado contra el mío. Su cabello se había soltado de la cola de caballo, fluyendo alrededor de nuestras cabezas como una cortina de seda—. ¿Cómo te moviste más rápido que la bala? Tu nombre real no es Clark Kent, ¿verdad? Frunció el ceño. Todo tipo de lugares en mi cuerpo empezaron a hormiguear, especialmente las partes que estaban presionadas contra las partes de él. —Creo que una mejor pregunta es, ¿cuánto hacía que sabías que esa mujer estaba intentando dispararme? —Oh, dios mío, ¿están bien ustedes dos? —esa era Joy, de pie junto a nuestros pies. —¿Estás insinuando que he tenido algo que ver con esto? —Ignoré la pregunta de ella para hacer la mía—. Porque si es así, puedes pensártelo una vez más. En caso de que lo hayas olvidado, yo traté de ayudarte. Sus ojos se estrecharon. —El gerente de la tienda se habría dado cuenta de la mujer a tiempo, incluso sin que gritaras de manera tan conveniente. —¿Christian? ¿Allie? ¿Alguno de los dos está herido? —¡Oh, esto me encanta! Me tomé la molestia de salvarte —dos veces— y actúas como si todo esto fuera mi culpa. ¡Qué ingrato! —¿Dos veces? ¿Ingrato? —Su aliento se desplegó en mi cara combinándose con esa suave voz para enloquecerme de deseo de agarrar su cabeza y besarlo a pesar de las cosas horribles que sus deliciosos labios estaban pronunciado. —Parece que están charlando, así que asumiré que los dos están bien, pero de verdad, Christian, sería mejor si ayudaras a pararse a Allie. Hay un poco de gente alrededor.
  • 44. KATIE MACALISTER FORO AD 44 —Dos veces —dije con énfasis, ignorando las llamas activándose alrededor de mi cuerpo debido a su contacto—. La primera vez fue anoche, cuando sangrabas por todos lados, haciéndome creer que eras un fantasma. —Nunca te hice creer que… —¿Están bien? ¿Qué hacen? ¿Por qué Christian esta acostado sobre Allie? —¡Ha! —Sus ojos color caoba de ébano se oscurecieron ante mi bufido de incredulidad—. Me gustaría saber qué hubieras pensado tú si te hubieras cruzado con un hombre desangrándose hasta morir en el sótano de un hotel embrujado. Lo que me recuerda, ¿qué hacías allí? —Creo que están discutiendo algo. Allie no parece estar muy contenta con algo que dijo Christian. —Oh. A mí me parece que va a besarla. —Todo mi ser está en libertad de decir que arruinaste exitosamente mi plan. Estarás feliz con eso —dijo, mirándome momentáneamente. Sus ojos, ya negros como la noche, se oscurecieron aún más; luego su boca toco la mía por un breve, breve, muy breve instante antes de que él mismo se apartara de mí. Las llamas que su cercanía había encendido dentro de mis traidoras entrañas se convirtieron en un infierno con ese beso ligero como una pluma, causándome mucho más que una pequeña sorpresa al encontrar mi cuerpo entero y completo, tumbado de forma torpe. Christian se levantó y me ofreció su mano. —¿Ves? Yo tenía razón. Él la besó. Ignoré a Roxy para fruncirle el ceño a Christian. ¿Qué habrá querido decir con eso de que yo arruiné sus planes? ¿Qué clase de plan incluiría rebanarse a sí mismo y abandonarse en un sótano húmedo? Y ahora que lo pienso, ¿qué insinuaba diciendo que lo alerté de una forma conveniente? ¿Estaba insinuando que yo era cómplice de la mujer del arma, y que simplemente trate de hacerme pasar por inocente? Mi ceño se convirtió en una mirada encolerizada mientras ignoraba su mano y (dolorosamente y con menos gracia de la que me hubiera gustado con una audiencia) me puse de pie. Escuché un par de gritos ahogados a causa del horror y empecé a buscar mis gafas en el suelo. —Aquí —dijo Roxy empujándolas en mis manos—. Estaban a los pies de Joy, pero ella no puede agacharse.
  • 45. KATIE MACALISTER FORO AD 45 Me las puse. El mundo se retiró a un oscuro y familiar lugar haciéndome sentir protegida. Que sin duda es una sensación extraña para alguien que acaba de ser empujado fuera de la trayectoria de una bala. Joy quien había estado hablando en voz baja con Christian, se dio la vuelta y tomó mis manos entre las suyas. —¿Estás bien, Allie? ¿Christian no te hirió? —¡Salvé su vida¡ —protesto él. —Y yo salvé la tuya —espeté. ¿Qué clase de persona creía que era yo? Evidentemente el hombre tenía algunos problemas de confianza. —Ese es un tema debatible —dijo mientras se sacudía. La forma indiferente en la que me trató me resultó ofensiva. Todo lo que puedo decir es que la combinación del dolor de mi pierna y un hombre petulante y arrogante me impulsó más allá de lo educado y aceptable en una situación así. Puse las manos sobre las caderas y aumente la potencia de mi mirada envenenada. —Realmente eres desagradable, ¿lo sabías? No se me ocurre ningún otro hombre que no cayera de rodillas en señal de gratitud por tener a alguien que le importara tanto como para salvarlo, pero tú tienes que ponerlo todo al revés y hacer insinuaciones sarcásticas en lugar de estar agradecido por haberme tomado el tiempo de salvar tu podrida vida. —Mi vida hubiera estado completamente a salvo sin tu intromisión —dijo Christian en un tono bajo y hermoso que juro que pude sentirlo deslizándose por mi piel. —Están discutiendo —le dijo Roxy a Joy. —Está bien —dije, pinchando su pecho con la punta de mi dedo—. La próxima vez que traten de matarte, simplemente los dejaré, ¿lo hago? Así podrás esperar hasta que estés muerto y te invocaré para hacerte pedirme disculpas. Y créeme, ¡estarás disculpándote por un buen tiempo! Christian se acercó un paso hacia mí con la mandíbula apretada. —No eres ni por asomo el tipo de mujer que me gusta. Eres agresiva e independiente y pareces sentir que tienes el derecho a insultarme sin motivo. —¿Se supone que no están discutiendo, verdad?
  • 46. KATIE MACALISTER FORO AD 46 Chasqueé los dedos y desprecié sus comentarios. —Como si me importara qué clase de mujer te gusta. Y tienes toda la maldita razón, soy agresiva e independiente y si te caen los insultos, aguántate. —¿Supongo que esto no está bien, verdad? ¿Eso de que peleen de esa manera? ¿Esto no va contra las reglas? —No sé —dijo Joy con ojos preocupados—. Pensé que algo como esto habría sido imposible, pero… tal vez estemos equivocadas. Christian miro a Joy, gruñó algo que sonó en alemán y que estaba segura era una grosería, luego se marchó. La policía se dejó caer por allí en ese momento, llevando el caos de la tienda varios niveles arriba. Tuve que describirle a tres policías diferentes lo que había pasado, eludiendo cuidadosamente la pregunta de cómo supe que la mujer tenía un arma y que estaba intentando matar a Christian cuando yo estaba sentada a más de novecientos metros de distancia con mi espalda hacia la mesa de autógrafos. No pude dejar de mirar a Christian, no importó lo mucho que intenté ignorarlo. La mayor parte del tiempo me di cuenta de que me estaba mirando, sin embargo una vez lo vi discutiendo en voz baja y vehemente con Joy. Ella hacía gestos en mi dirección y le decía algo que a él no le agradaba. Negó con la cabeza repetidas veces, haciendo gestos de negación con sus manos. Finalmente le contestó algo bruscamente y giró sobre sus talones, despotricando lejos de ella. Por el aspecto de sorpresa en el rostro de ella, pude suponer que no era tan grosero normalmente. Con ella. A mí, él casi me había acusado de ser cómplice de un crimen con una mujer con una pistola. Sin mencionar estropear algún plan sospechoso que involucraba cortarse a sí mismo quién sabe por qué razón. Tal vez formaba parte de un extraño culto de sangre, deporte y sexo. Indudablemente tenía el erotismo suficiente de cinco hombres; viniendo de él no me extrañaría en absoluto que fuera la clase de hombre dominante, confiado y egocéntrico que adoraba tener mujeres aduladoras a su alrededor. ¡Hombres! Si no fuera tan débil con ellos —a veces, bajo ciertas circunstancias— renunciaría por completo a ellos. Para el momento en que la policía había terminado de interrogar a todos los que presenciaron lo sucedido, estaba exhausta. Apenas podía quedarme de pie; mi pierna se sentía como si alguien la hubiera usado como tiro al blanco con cuchillos, incluso después de que una mujer policía me trajera una silla. Me