"Tienen a Francis también, Payton" Richard me dijo exasperado, ambos caminando de un lado a otro sin saber qué hacer, cómo escapar y dónde demonios esconder toda la evidencia.
"No dirá nada, Richard, nadie lo hará. Ahora compórtate como un hombre y ayúdame a cargar esto" señalé el gran archivero que se encontraba junto a mi escritorio. "Mientras, yo me encargo de los discos duros de las computadoras."
"Sabía que esto pasaría" rompió el silencio Richard después de estar conduciendo por dos horas hacia Liverpool, donde nos esperaba el único compañero que quedaba aparte de nosotros. Dee-dee. "No sé por qué estúpida razón me metí en este lío. ¡Los odio a todos!" Dijo soltando un par de lágrimas, cosa que me hizo poner los ojos en blanco. Qué patético se veía.
"Cierra la maldita boca de una ves, marica" exploté harta de escuchar tantos reclamos de él en toda la semana que llevabamos con este problema. "Entiende que a nadie le importa un maldito pepino si nos odias o no, ¿qué se te olvida que fue por tu odiosa culpa que nos hayan atrapado? O, ¿acaso ya lo olvidaste? Todos estamos metidos en esto por diferentes razones, y le debemos al grupo salvar todo los que nos queda, pero no puedo hacer nada de eso si no te agarras tus huevos y los llevas contigo todo el tiempo, lo menos que necesito es un cobarde chillón" Richard dejó de llorar para dirigirme después una cara fría y calculadora, al igual que la mía.
Ambos soltamos un largo suspiro antes de pisar el pedal del acelerador a su máxima potencia. Yo no caería, preferiría estar muerta a caer.
5. Prólogo
"Tienen a Francis también, Payton" Richard me
dijo exasperado, ambos caminando de un lado a
otro sin saber qué hacer, cómo escapar y dónde
demonios esconder toda la evidencia.
"No dirá nada, Richard, nadie lo hará. Ahora
compórtate como un hombre y ayúdame a cargar
esto" señalé el gran archivero que se encontraba
junto a mi escritorio. "Mientras, yo me encargo de
los discos duros de las computadoras."
"Sabía que esto pasaría" rompió el silencio
Richard después de estar conduciendo por dos
horas hacia Liverpool, donde nos esperaba el único
compañero que quedaba aparte de nosotros. Dee-dee.
"No sé por qué estúpida razón me metí en este
lío. ¡Los odio a todos!" Dijo soltando un par de
lágrimas, cosa que me hizo poner los ojos en
blanco. Qué patético se veía.
"Cierra la maldita boca de una ves, marica"
exploté harta de escuchar tantos reclamos de él en
toda la semana que llevabamos con este problema.
"Entiende que a nadie le importa un maldito pepino
si nos odias o no, ¿qué se te olvida que fue por tu
odiosa culpa que nos hayan atrapado? O, ¿acaso ya
lo olvidaste? Todos estamos metidos en esto por
diferentes razones, y le debemos al grupo salvar
6. todo los que nos queda, pero no puedo hacer nada
de eso si no te agarras tus huevos y los llevas
contigo todo el tiempo, lo menos que necesito es un
cobarde chillón" Richard dejó de llorar para
dirigirme después una cara fría y calculadora, al
igual que la mía.
Ambos soltamos un largo suspiro antes de pisar
el pedal del acelerador a su máxima potencia. Yo no
caería, preferiría estar muerta a caer.
7. 1. Reunión
7 meses antes
El sudor corría por mi frente como cascada, llevaba
nueve kilómetros corriendo, me faltaba un maldito
kilómetro para por fin romper mi récord. Después de un
año, por fin podré completar los diez kilómetros en 35
minutos. Si me obligaran a escoger entre ser caníbal o
dejar de correr, creo que tal vez optaría por lo primero;
correr era de las únicas formas en que dejaba todo atrás, y
me sentía completamente libre.
Al sonar la alarma en mi celular que indicaba mi
gran logro, me dirigí de inmediato a mis residencias
caminando, tratando de recuperar el aire perdido. Al
llegar, lo primero que llegó a mis oídos fue la inquietante
voz de Steph, la vecina, ensayando otra de sus canciones
para el recital que habría dentro de dos semanas. Llevaba
tres años estudiando en la Universidad, y aún no puedo
entender la razón de por qué le dan el gran honor a Steph
para cantar el coro principal.
Entro a mi cuarto y lo primero que encuentro es el
desastre que tiene Melinda, mi compañera, en más de la
mitad del cuarto. He pensado varias veces cambiar de
compañera de cuarto, pero luego recuerdo que todas las
demás son demasiado estresantes y chillonas para mi
8. gusto. Prefiero el desorden antes que un cuarto color rosa
con edor a perfume de vainilla, simplemente repugnante.
"Llegas temprano" fue lo primero que dijo Melinda
al verme. Hice una cara de disgusto por el holor de azufre
que había.
"¡¿Por qué demonios tienes que hacer tus
experimentos raros dentro de la habitación?! Creí que ya
habíamos llegado a un acuerdo." dije pateando algunos
materiales de trabajo que estaban en mi parte del cuarto.
"¡Hey! Eso es delicado" Me regañó, ignorando por
completo mi queja anterior. Bufé fastidiada y me dirigí a
mi escritorio, tenía una infinidad de trabajos que realizar y
el ruido de Steph no ayudaba en nada, por no decir el olor
intenso de azufre de Melinda.
"Payton, habrá una reunión en casa de Richard.
Quiero que vayamos juntas, ¿sí?" Dijo después de un
tiempo. Rodeé mis ojos fastidiada. Melinda sabía
perfectamente lo que sentía por el imbécil de Richard. Era
más delicado que la flor más roja del parque, un estúpido
cobarde que sólo estudiaba una ingeniería para complacer
a su padre, siendo un completo imbécil en las
matemáticas, el chico es un completo fracaso.
Lamentablemente, resultó ser que compartíamos algunas
clases, al igual que con Melinda, y su relación amistosa
dio fruto a una relación amorosa, por lo cual lo tenía que
ver prácticamente todo el día, frustrando aún más mis días.
9. "¿Sus padres no van a estar? Qué rebelde" dije con
sarcasmo. ¡El inservible ni siquiera se podía despegar de
su <<mami>> sin que el pobre llorara!
"Prometieron quedarse en su cuarto mientras
nosotros estaremos en el sótano" Melinda ignoró el
sarcasmo que había en mi tono de voz y siguió hablando.
"Sé que no se llevan nada bien, pero ahí estarán todos;
Mike y Jane juraron no faltar, al igual que Lynn, Rupert,
Francis y Ky. No tendrás que estar para nada con nosotros
dos."
A decir verdad, me agradaban demasiado los
chicos, Lynn y todos ellos. Eran graciosos, inteligentes, les
apetecía más un video juego y una buena cerveza que una
salida nocturna, pero eso no evitaba sus presencias en las
fiestas universitarias. Siendo de las únicas estudiantes
mujeres a Ingeniería Civil de esta generación, me he
tenido que acoplar a cada uno de sus comportamientos y,
para ser sincera, creo que cada día que pasa pierdo cada
enseñanza de la educación de una dama que mi madre
batalló tanto por enseñarme.
"Está bien, iré. Pero por favor, esta vez no hagas
tus escenas con Richard, juro que los dos parecen
principiantes besándose, lo único que se ven es babas."
Dije de lo más sincera posible, era odioso ver eso, y
repugnante hasta tal punto de tener que taparte los ojos
como un infante y tararear una canción para acallar el
sonido que hacen.
10. "¡Qué grosera!" Dijo lanzándome una pequeña
almohada, la cual esquivé sin ningún problema, gracias a
los reflejos que el Box me había dejado.
"Buena puntería" Señalé con ironía, a lo cual
Melinda respondió gruñendo, causando una pequeña
sonrisa socarrona en mis labios.
°------°--------°-------°-------°---------°--------°-------°-------°
"Eres un tramposo de mierda, Ky" grité aventando el
control del Xbox ONE al sillón, enojada. Ya le había
ganado a Rupert y Lynn en FIFA, y tenía la pequeña
esperanza de poder ganarle sin problemas a Ky, pero se
me había olvidado que él es el rey del video juego. Los
demás son más apasionados a Halo, o Call of Duty,
incluso a GTA, pero Ky amaba el futbol con toda su alma
en todos los aspectos. Yo prefería el futbol americano.
"Y tú una pésima perdedora, Marllow." respondió
sonriendo de lado triunfante.
Ky era el más atractivo de todos, y para mí, era el que
menos aguantaba del pequeño grupo de amigos. Es la
persona más culta que he conocido en el mundo, no hay un
dato que él no sepa, y si lo hay, es seguro que pronto lo
sabrá. Es alto, cabello castaño quebradizo y
cuidadosamente peinado, ojos cafés obscuros y una nariz
perfectamente imperfecta, si es que tiene sentido eso. De
algún modo, siempre me ha desagradado el hecho que sea
más inteligente que yo, es un golpe bajo para cualquiera.
11. Lynn era robusto, era la persona más sarcástica del
universo, pero era un genio para las derivadas, que eso
para mí es un gran don. Curiosamente, es el único del
grupo que tiene novia, aunque sólo la vea cada mes, pues
ella estudia al otro lado del país. Sus ojos verdes son lo
primero que te atrapan al conocerlo, es inevitable verlos
sin admiración.
En cambio, Rupert no era ni atlético ni obeso, era una
persona fanática de la comida rápida, pero de algún modo,
no engordaba ni un maldito kilogramo. Le decimos "La
mecha defectuosa", pues es pelirrojo de familia exitosa,
con todos sus hermanos siendo genios, Rupert fue el que
salió defectuoso, no entiendo cómo ha logrado pasar todos
los años.
"¿Qué piensan del nuevo amiguito de Francis?"
preguntó Ky dándole un trago a su cerveza, aún
dirigiéndome miradas burlonas.
"Se ve buena gente" admití sin interés, encogiéndome
de hombros y quitándole la bolsa de palomitas a Lynn,
recibiendo un insulto de su parte. "¿Cómo era que se
llamaba? ¿Luke? ¿Louis? ¿Lance?"
"Dee-dee, idiota." exclamó Lynn quitándome las
palomitas. "No confío en él."
"Ni yo, se ve como alguien que podría patear el trasero
si hago algo que no le guste." Dijo Rupert con la boca
llena de papas fritas siendo masticadas.
12. "Hasta Payton te ha partido el trasero, Rupert." dijo Ky
poniéndose de pie, haciéndonos reír a todos "Pero, la
verdad es que sí es algo intimidante."
Dee-dee era la persona más fornida que había visto
jamás, era morocho, y podría jurar que sus ojos eran de
color negro, aunque fuera imposible. Cuando me saludó,
juro que un escalofrío corrió por todo mi cuerpo. Sí, era
intimidante y terriblemente grande, pero no podía decir
aquellas cosas frente a los chicos, los conozco y estoy
seguro de que pensarían que lo estoy criticando, aunque
ellos lo hagan peor.
Me levante de mi asiento para dirigirme a la cocina en
busca de otra cerveza, llevaba sólo una en toda la noche
tratando de controlarme, pues supuestamente estaba en
otro intento de dieta. Tomé mi cerveza y al cerrar el
refrigerador me encuentro con la cara de Dee-dee. Solté un
pequeño grito por la sorpresa y el susto, mientras él sólo
me veía con detenimiento, perforándome con sus ojos
negros, causando un miedo dentro de mí.
"Amigo, me has sacado un susto." dije después de unos
segundos soltando una leve risa, tratando de esconder mi
miedo al estar aquí con él.
"No fue mi intención." respondió seco, abriendo de
nuevo el refrigerador y sacando otra cerveza. "Entonces,
soy intimidante." no sonó como pregunta. Oh, Dios, él nos
había escuchado.
13. "Pues, se nota que haces pesas, amigo. Por supuesto
que intimidas un poco." dije sonriente, aunque por mi
interior estaba temblando de nervios, no sabía qué hacer.
Me miró de nuevo, profundo, sin decir nada. Yo solo
me dedicaba a mirar a todos lados menos a sus ojos
negros.
"¿Por qué yo no te intimido?" Dijo después de un
tiempo. ¡¿Qué?! ¡Por supuesto que me intimidas a
sobremanera!
"¿Por qué lo dices? Me das un poco de miedo, porque
eres muy grande, pero es todo, no te preocupes" dije las
primeras palabras que cruzaron por mi mente, no podía
pensar con claridad.
"Yo no me preocupo." dijo acercándose más a mí,
ahogué un grito de miedo, pues de algún modo se veía
enojado "Y deberías tenerme pavor, amiga. No soy nada
amable." dijo recalcando la palabra amiga.
"Bueno, uno puede equivocarse ¿cierto?" dije tratando
de alivianar el ambiente.
"No en mi mundo. Un error, y estás muerto." dijo
viéndome una vez más, para voltearse e irse de la
cocina. Inmediatamente me recargué en el
refrigerador, pensando en lo que había pasado. ¿De
qué demonios hablaba ese chico?
14. 2. Curiosidades
Llevaba una semana de no ver al tal Dee-dee, y
mi inquietud hacia él aún no había desaparecido.
Trato de concentrarme en mis tareas y trabajos,
incluso he llegado a correr más de la cuenta para
quitar su imagen intimidante se mi mente, pero el
hombre está decidido a permanecer hasta en mis
sueños.
No era que me había gustado o algo parecido, sino
las cosas que me dijo.
“Un error y estás muerto.” Recuerdo que
dijo, pero el significado de esas palabras me tenía
ansiosa por saber la verdad oculta.
Lo único que me distraía de mi mente
fastidiosa y sus pensamientos incesantes, era el gran
examen que se avecinaba. Trataba de estudiar con
todas mis fuerzas, pero el único éxito obtenido fue
aprenderme los primero cinco temas.
El ruido de mi celular al recibir un mensaje
fue lo que me hizo dejar el estudio a un lado. Era un
mensaje de Lynn
15. Payton, agarra tus apuntes y libros y
tráetelos al depa de Francis, no entendemos nada
jaja. –Lynn
Bufé frustrada aventando mi celular. No me
gustaba la idea de ir a estudiar en grupo, y menos en
casa de Francis, comúnmente eran todos los chicos,
incluyendo a Ky, que este terminaba discutiendo
conmigo sobre temas del examen, dejando a todos
aún más estresados que antes. Era espantoso.
Sin embargo, era obvio que si me quedaba
no obtendría un mejor resultado.
Son unos inservibles -.- ya voy para allá
–Payton
Mandé el mensaje y me encaminé al
departamento de Francis, el cual quedaba a unos
diez minutos caminando desde mis residencias.
Tendría tiempo suficiente para calmarme un poco.
“Ky, por enésima vez, te digo que no puede ser
así.” dije señalando el maldito apunte de Ky,
tratando de controlar mis ganas de asesinarlo. “Si tu
construyes un muro en este lugar, es evidente que
con cualquier lluvia se caerá.”
“Payton, entiendo que siempre tienes la
necesidad de tener la razón, pero temo decirte que la
16. única equivocada aquí eres tú, cariño.” Dijo Ky, con
una sonrisa socarrona adornando su estúpida cara.
“Mira, Ky, no necesito tener siempre la razón.
Pero en este caso, yo estoy bien, y no hay modo que
me puedas contradecir y lo sabes.” Concluí.
Ambos nos mirábamos directo a los ojos,
ninguno dispuesto a ceder en su error. Tenía mi
mandíbula tensa y mis puños cerrados, siempre me
ponía así cuando estaba furiosa, y aunque me doliera
aceptarlo, la verdad es que no me gusta dañar mi
orgullo y decir que estoy equivocada en algo.
“Payton, puede que Ky tenga razón, ¿sabes?”
Interrumpió Rupert llamando mi atención,
rompiendo mi duelo de miradas con Ky a
regañadientes. “Puede que no sea muy bueno en
esto, pero recuerdo perfectamente que el profesor
nos repitió como cinco veces que con ciertos tipos
de materiales y el plan exacto elaborado, era posible
que una construcción de ese peso se podría realizar,
sin importar el clima.”
Ky al escucharlo, sonrió victoriosamente, con un
destello en sus ojos marrones; sabía que estaba feliz,
siempre lo estaba cuando lograba fastidiarme.
17. “Que extraña sorpesa, Payton. Como siempre, no
has tenido la razón.” Dijo Ky, obviamente tratando
de aumentar el daño a mi orgullo, como si fuese
posible.
“En realidad,” se escuchó una voz que me heló la
sangre por completo “la chica tiene razón, con el
tiempo, la construcción pierde fuerza, y la
reconstrucción es bastante cara. Cualquier idiota lo
sabe.” Dijo Dee-dee llegando al lado de Ky,
mirándolo fijamente, retándolo.
Todos estaban en completo silencio, incómodos
ante la situación. Yo sólo me dedicaba a ver la
escena con asombro. Dee-dee acababa de
defenderme, pensé que el hombre quería cortarme la
cabeza.
“Pero es posible la construcción, lo cual hace que
tú ganes el debate. Felicidades.” Concluyó Dee-dee
palmeando el brazo de Ky mientras este se calmaba
instantáneamente, estaba segura de que Ky le habría
contestado una estupidez que tal vez lo habría
dejado muerto.
Ahí fue cuando por primera vez desde su
intervención dirigió su mirada hacia mí. Pasmada, le
devolví la intensa mirada, estaba asustada, por
supuesto, pero mi curiosidad por saber qué hacía o a
18. qué se dedicaba era aún mayor que antes. Estaba
segura de algo, tenía que ganarme su confianza,
cueste lo que cueste.
Decidí sonreír de lado, y mirarlo de una manera
menos…acusadora, así jamás decidiría confiar en
mí.
“Bueno, al principio pensé que me habías salvado
de haber perdido el debate, amigo. Pero gracias por
ilusionarme.” Dije riendo levemente, expresando
confianza.
“No tenía pensado defender a nadie, sólo
recalcaba lo obvio.” Contestó secamente, desviando
su mirada hacia mi cuerpo levemente, analizándolo.
Maldito hijo de…
“Bueno, di lo que quieras, pudiste haber sido mi
héroe.” Dije acercándome más hacia él para darle
una palmeada en el brazo. Él estaba sorprendido, era
evidente que no esperaba esa reacción de mi parte y,
sinceramente, yo menos.
“Lamento interrumpir tu nuevo ligue, Payton,”
Interrumpió Ky, viéndome con gesto de
superioridad y algo más que no pude percibir. “pero
aún tenemos que estudiar sesenta páginas más, creo
que no hay tiempo suficiente para perderlo.”
19. Hablando de idiotas… Como odiaba que Ky me
dejara en ridículo frente a todos. Sentí como mis
mejillas ardían me excusé con ir al baño. La verdad
es que yo no intentaba ligar con Dee-dee, yo sólo
quería demostrar que podía ser su amiga; yo sólo
quería respuestas.
Una vez calmada, y que el tono rojizo de mis
mejillas ya hubiera desaparecido, decidí salir, no sin
antes reírme de mi actitud de adolescente. Un golpe
en la puerta me sacó de mis pensamientos. Abrí la
puerta para dejar entrar a la otra persona y, como era
de esperarse, era Dee-dee.
“No es normal eso de reírse sola en los baños,
¿sabes?” Dijo sonriendo levemente. Me quedé
embobada viendo su sonrisa, pues dudo que en la
vida lo vuelva a ver sonreír así.
“Bueno, no me describo como alguien normal,
así que no hay problema.” Dije riendo nerviosa, era
muy incómoda la situación, yo aún dentro del baño
y él recargado en el umbral. “Escucha, quiero
disculparme, allá afuera, juro que sólo trataba de
llevarme bien contigo, no creas que intentaba…”
“No te preocupes.” Me interrumpió sonriendo
aún más. “Sé que sólo querías poner celoso a tu
20. noviecito aquel, lo entiendo. Aunque no me gusta
ser usado.”
“Uou, espera, ¿de qué novio hablas?” dije
confundida.
“Del sabelotodo con quien estabas peleando.”
Dijo sin importancia.
“¿Ky? Oh por Dios, jamás. Primero me aviento
de un precipicio antes que salir con él.” Dije
soltando una carcajada, era gracioso que alguien me
imagine con Ky, simplemente algo imposible.
“Pensé que tenían una relación o algo así.” Dijo
encogiéndose.
“No, siento desmentirte.” Dije viéndolo a los
ojos, tratando de decirle por estos que me dijeran la
verdad.
Ambos nos veíamos sin decir nada, hasta que su
celular comenzó a sonar. Soltando una maldición,
contestó el teléfono.
“¿Qué pasa ahora?... ¡No es posible que seas tan
imbécil!, ¿cómo pudiste cagarla así, Mike?...
Olvídalo, yo me encargo… Sólo cierra la boca y yo
recogeré tu mierda, cómo siempre.” Colgó y cerró
21. los ojos, tenía la mandíbula tensa y había perdido
toda la amabilidad que tenía hace unos momentos.
De repente, golpeó la pared con fuerza, causando
un leve grito de sorpresa de mi parte, y que las fotos
enmarcadas de la pared cayeran al suelo.
Me miro a los ojos de nuevo, con una cólera
inexplicable en sus ojos.
“¿Qué escuchaste?” Dijo bastante serio.
“Na… nada, sólo lo que tu dijiste.” Mis nervios
que había tenido cuando recién lo había conocido
estaban de regreso, yo apunto de desmayarme.
“Ni una palabra de lo que acaba de pasar,
¿entiendes?” Asentí rápidamente.
Giró y se encaminó fuera del pasillo, pero antes
que saliera completamente, me miró de nuevo. Justo
cuando estaba a punto de irse, le grité.
“Espera” corrí hacia donde estaba él, teniendo el
ceño fruncido por mi petición. “Escucha, sea lo que
sea que tengas que hacer, quiero ir contigo.” Dije
firmemente, en verdad no tenía nada mejor que
hacer.
22. Su ceño fruncido se transformó en una cara
completa de sorpresa, la verdad ya no parecía del
todo enojado, mi propuesta lo había alejado de
cualquier pensamiento que antes hubiese tenido.
“¿Por qué mierdas aceptaría a eso?” Dijo con voz
ronca, tratando de intimidarme.
“Porque quiero conocerte.” Eso definitivamente
lo dejó asombrado.
“Créeme, no es lo que quieres.” Dijo con una
sombra oscura en sus palabras, sonriendo
amargamente.
“Eso ya lo decidiré yo.” Sabía que corría peligro,
pero una parte de mí estaba harta de mi maldito
promedio perfecto de excelencia, quería hacer algo
diferente, y si eso involucraba meterse en la vida de
un posible criminal bipolar, correría el riesgo.
“Mientras, llévame a donde vayas.”
“No sé si eres valiente o estúpida.” Dijo después
de un momento de silencio. “Pero te llevaré, sólo
para que aprendas que no todas las aventuras que
vienen en las novelas son buenas.”
“¿Qué quieres decir?”
23. “Que te prepares para una buena visión de la
realidad, y me refiero a la verdadera realidad.”
Con mi curiosidad explotando mis pensamientos,
nos dirigimos al automóvil de Dee-dee. Ahí fue
cuando todo empezó.
3. Valentía o estupidez
Todo el tiempo pasado dentro del automóvil de
Dee-dee, se trató de un silencio mortal. Yo me
dedicaba a mirar por la ventana absorta en mis
propios pensamientos, mientras Dee-dee manejaba,
su cara adornada por su mandíbula tensa.
“¿Tu nombre es en realidad Dee-dee?” pregunté
después de pensar en eso durante mucho tiempo.
No se dignó a verme, mucho menos a
contestarme. Hizo caso omiso a mis palabras y
siguió viendo directamente al camino que estaba
siguiendo, lo cual me hizo bufar y poner mis ojos en
blanco. Parece un maldito adolescente.
Dee-dee comenzó a bajar la velocidad de su
automóvil frente a un lugar que se localizaba en un
fraccionamiento solitario; sólo había dos casas en
éste. Finalmente se estacionó en la segunda casa.
24. “Mi nombre es Drake Donovan.” Dijo antes de
abrir su puerta y dirigirse a la mía, la cual yo ya
había abierto, pues nunca nadie me había abierto mi
puerta, menos lo haría Dee-dee. “Y si mencionas mi
nombre a cualquier habitante de esta ciudad, no
tendré piedad al acabar contigo.” Dijo con voz grave
y lenta, mirándome seriamente.
Un escalofrío pasó por mi cuerpo y sólo me
limite a asentir rápidamente. Este hombre terminaba
con toda la valentía que tenía dentro de mí.
Tomó mi mano con un poco de fuerza bruta y me
jaló fuera del coche, caminando con prisa hacia la
entrada de la casa. La puerta se veía grande y
pesada, era de metal. En vez de tocar el timbre, Dee-dee
sacó una tarjeta y la insertó en un orificio que
había de lado del timbre. Una lámpara debajo del
orificio se tornó color verde y se escuchó un gran
sonido antes de abrirse la puerta.
“¿Vives aquí?” Pregunté entrando a la hermosa
casa que tenía frente a mí.
“¿Podrías dejar de hablar por una mierda de
segundo?” Dijo parando bruscamente, provocando
que chocara con su espalda.
25. Decidí ignorar mi furia creciente y no contestarle
nada, era más que obvio que yo saldría peor que él
en esta situación.
Posó su mano en la parte baja de mi espalda para
empujarme hacia un pasillo donde supuse que
estaría la puerta para ir al sótano. No estaba
equivocada.
Abrí la puerta y baje las escaleras rápidamente,
ansiosa por saber qué era lo que ocultaba Dee-dee, o
mejor dicho Drake.
Al prender la luz me tomó la sorpresa de
encontrarme con un sótano común y corriente.
Desilusionada y confundida volteé a mirar a Drake,
pidiendo una explicación, mientras él sólo me veía
desde el último escalón aún con una sombra de
sonrisa en su cara.
“En verdad eres una curiosa sin arreglo.” Dijo
dirigiéndose a un gran buro lleno de libros que se
ubicaba pegado junto a la pared. ¿Será que sacará un
libro y se abrirá un pasadizo secreto? Oh, Dios.
Estoy tan nerviosa y ansiosa que he perdido la
razón.
Drake comenzó a empujar el buro hacia un lado,
dejando ver una pared polvorienta detrás de éste.
26. Solté todo el aire que no me había dado cuenta que
estaba reteniendo y miré a Drake con exasperación.
El soltó una carcajada y, ésta vez, se dirigió hacia el
costado de donde estaban las escaleras.
“¿En verdad creías que tenía una habitación
secreta o algo parecido?” Dijo con una gran sonrisa
estúpida en sus facciones, burlándose de mí. “Si
tuvieras un poco de visión, y tal vez lógica, te
habrías fijado para empezar en esta puerta.” Dijo
sacando una llave de su bolsillo izquierdo, para en
seguida abrir la puerta y desaparecer por la misma.
Yo seguía de lado del buró, y después de intentar
de borrar el rubor de mis mejillas, me dirigí a donde
se había ido. ¿Cómo pude ser tan estúpida para no
haber visto aquella puerta?
Al entrar, lo primero que me llamó la atención
fueron los grandes archiveros que estaban por toda
la pequeña habitación. Algunos estaban abiertos y
llenos.
“Toma aquella silla de la esquina y tráela a mi
lado.” Ordenó sentándose frente a una computadora.
Cumplí con lo que me dijo y me senté a su lado,
viendo enseguida escribía un correo en suizo.
27. “¿Sabes hablar suizo?” Pregunté sorprendida.
Reconocía el idioma por un amigo que trató de
enseñarme a hablarlo. Fue un intento en vano.
“Guarda silencio.” Gruñó sin siquiera dirigirme
la mirada.
Bufé y saque mi celular, absorta de lo que Drake
estaba haciendo ahora. La verdad es que esperaba
una pelea o una acción ilegal, pero lo único que
hacía Drake, era atacar el teclado del computador sin
piedad.
Sin que yo me diese cuenta, Drake sacó su celular
y realizó una llamada.
“Mike, dime exactamente cuántas personas tienen
el archivo… Ya bloqueé el archivo a Sean Jacobs,
Melinda Scott y Trevor Kensley. Los muy idiotas
pensaron que no podría meterme a su disco duro…
Sí, sí. Luego me lo pagarás… Te lo aseguro, ya
limpié tu mierda. Vuelve a cometer el mismo error y
estarás fuera, Mike, no miento… Entiendo…”
Creo que todos mis sentidos estaban
concentrados a lo que Drake estaba diciendo.
Entonces, ¿eso era lo que estaba haciendo antes?
¿Hackeando computadoras?
28. “Sí, se llama Payton… Exacto, la misa… Luego
veo qué hago, de eso yo me encargo.” Colgó la
llamada y automáticamente comencé a atormentarlo
con mis preguntas.
“¡¿Por qué dijiste mi nombre?! ¿Hackeas a las
personas? ¿Por eso eres tan amargado? ¡¿Hablaste
con tus amigos sobre mí?! ¿Por qué? ¿Tú has…”
“Si no cierras tu boca en este momento juro que
me encargaré de que para el día de mañana, no estés
dentro del sistema de la Universidad y te quedes
afuera del curso.” Dijo más que estresado.
Inmediatamente me callé, no quería aumentar su
enojo hacia mi. Suspiró pesadamente y me miró a
los ojos. “Dije tu nombre porque te investigue el día
que te conocí, a ti y a todos tus amigos. Ser hacker
no te hace amargado. Y, sí, hable con Mike de ti
porque me interesó un trabajo tuyo que hiciste sobre
la mafia rusa, ya que tenemos problemas con
algunos de ellos.”
Una serie de pensamientos cruzaron por mi
mente en aquel instante, intrigándome más sobre lo
que Drake hacía para estar en problemas.
“Uou, oye.” Dije al procesar de nuevo sus
palabras. “¡¿Quién demonios te da el permiso de ver
29. mis archivos o mi computadora y por qué jodidos
me hackeas?!”
Me miró impasible por un par de segundos, antes
de levantarse bruscamente de su silla; tomó mis
manos con fuerza bruta y me levantó de un jalón.
Asustada, miré sus ojos, que estaban echando
chispas de fuego.
“Escúchame bien, Payton.” Dijo lentamente. “No
voy a andar aguantando lloriqueos de nadie. Tengo
poca paciencia, y si quieres estar a mi alrededor te
voy a pedir que cierres tu maldita boca, a menos de
que te pida lo contrario. ¿Entendido?”
“Sí… pero suéltame ya.” Susurré enojada. ¡Pero
qué hombre tan más bruto, mal educado, grosero y
patán! No quiero sentirme como una dama en
peligro, pero su actitud es, ciertamente, muy mala
para una mujer.
Me soltó y desvió su mirada, relajando un poco
su mandíbula y rascándose la cabeza. Respiró
profundamente unos segundos, antes de volver a
verme con la misma intensidad de hace unos
momentos.
“Solo, no me desesperes, no cuestiones lo que
hago, y jamás me retes; son las cosas que pido.”
30. Dijo cruzándose de brazos, dejándome ver lo
musculosos que estaban.
“No quiero retractarme en mi pregunta pasada,
exijo saber por qué me has hackeado.” Dije con
firmeza, aunque una parte de mí temblaba por su
reacción.
Sorprendiéndome, sonrió de lado y comenzó a
negar suavemente, soltando una pequeña risa a su
vez.
“En verdad, no sé aun si eres valiente o
estúpida.” Dijo tomándome de la cintura.
“¿Qué…qué estás haciendo?” Pregunté nerviosa.
“¿Qué quieres que haga?” Preguntó acercándose
a mis labios.
Recargó su frente en mi frente y me miró a los
ojos fijamente, tratando de ver lo que pensaba. Mi
respiración estaba agitada por el evento que estaba
sucediendo, y mi estado de alerta estaba
completamente encendido.
“Que te alejes.” Contesté cortadamente.
“Aléjate.”
31. Sentí como su cuerpo se tensó, evidentemente
enojado; sin embargo, obedeció sin rechistar,
soltándome y alejándose unos cuantos pasos.
“Vamos, te llevaré de vuelta a tu dormitorio.”
32. 4. La paz entre dos
guerreros.
“Payton.” Escuché a Melinda hablarme por
enésima vez en el día, sin embargo, decidí ignorarla
y fingir que no la había escuchado; tenía los
audífonos puestos y escuchaba música instrumental,
tratando de evadir todos los reproches de Melinda.
Sin embargo, ella lograba sobrepasar los niveles del
volumen de la música.
Sin que me lo espere, Melinda me quita los
audífonos de un jalón, y me rebata el libro que tenía
en las manos. Confundida y enfadada, la miró con el
ceño fruncido y la mandíbula apretada.
“¿Qué es lo que te sucede? Llevas días sin hablar
conmigo o con los demás; lo único que haces es usar
tu computadora o irte e ignorarme. De verdad me
estás cansando con tu maldita indiferencia.” Dijo
frustrada Melinda caminando de un lado a otro. Me
dediqué a mirarla un segundo, meditando lo que
dijo, y en seguida me paré y caminé a mi closet para
sacar una chamarra y mis tenis para correr, tenía que
salir urgentemente. “¡Lo estás haciendo otra vez!
Por favor dime qué es lo que tienes, o por qué de
repente te volviste tan… tan perra.” Al decir eso la
33. observe sorprendida, Melinda jamás se habría
atrevido a decirme perra a mí o a nadie.
Fue sólo en ese momento, en que me di cuenta
que tenía lágrimas en los ojos, y ese fue mi aviso
que debía salir de ahí si no quería empeorar la
situación. Sabía que me estaba comportando muy
mal con todos mis amigos, pero si quería mantener
mi boca cerrada y no contar nada de lo que Drake
me había enseñado, no podía estar junto a ellos. Era
bastante difícil estar con Melinda todos los días en
el mismo cuarto, e ignorarla como si estuviera sola.
“Lo siento, pero no puedo decir nada.” Susurré
antes de salir por la puerta, huyendo de las
insistencias de Melinda.
Caminé durante lo que parecieron horas, hasta
llegar a un parque donde decidí sentarme a
descansar. No dejaba de recordar todo lo que había
pasado en los últimos días.
Drake me recogía todos los días de la semana a
las siete de la noche exactamente, para mis “clases”
de hackeo. Las primeras veces sólo veía lo que
hacía, pero no lograba entender nada de lo que me
estaba diciendo. Después de una semana, comencé a
adentrarme en el tema y conseguir mi primer hack.
Un tal James Robertson, de cuarenta y cinco años,
34. que sus documentos más “importantes”, constaban
de videos pornográficos caseros, algo que me dejo
más que traumada descubrir. Esa fue la única vez
que Drake había sonreído desde el incidente del casi
beso.
Drake sólo se limitaba a decirme que hacer,
recogerme y llevarme de vuelta a mi residencia, y a
corregir mis errores. Lo encontraba observándome
con intensidad algunas veces, pero desviaba su
mirada y se concentraba en su computadora,
ignorándome aún más que antes. Pero para ser
sincera, no me importaba en absoluto sus acciones,
puesto que no me sentía atraída a él. Me intrigaba su
vida y lo que hacía para vivirla, pero de ahí en más
había una barrera que me impedía verlo como algo
más. Y él lo sabía.
Nunca dejarás de sorprenderte de las personas, y
con esto me refiero a la gran sorpresa que me dio
cuando hackié el Facebook de Carl Lohart, mi ex
novio. El hombre ha sido traficante de drogas
profesional por unos dos años; por lo que alcancé a
leer, ha matado a más de quince personas, y entre
esas personas están algunas chicas con las que se
acostó o que salían con él; tiene un gran grupo de
matones en caso de que él no pueda hacer el “trabajo
sucio”, y el bastardo sigue yendo a la maldita iglesia
35. con su cara angelical y donando fuertes cantidades
de dinero a la misma. Hipócrita enfermo malnacido.
Claro está que cuando vi esto me puse histérica y
comencé a gritar obscenidades, tratando de dejar que
el rencor no se apoderara por completo de mi cuerpo
y cometiera una estupidez, como denunciarlo o algo
por el estilo. En cambio, Drake se dedicó a caminar
a mi lado, leer lo que había visto, mandarle un virus
y cerrar mi computadora, no sin antes amenazarme
con que una palabra sobre eso y podría estar muerta.
Eran incontables las personas que había hackeado
desde entonces, y aun así, no dejaba de
sorprenderme con lo que encontraba. Mi moral me
reclama cientos de veces por mi falta de respeto a la
privacidad ajena, sin embargo, mis ansias por saber
más de los otros, y conocer sus más íntimos
secretos, nublaban mi moral y comenzaba de nuevo
con todo el proceso. Todo comenzó a ser una
pequeña y cuidadosa adicción, pero la misma estaba
terminando con mis amistades, con mi forma de ver
el mundo, y con mi fe en la humanidad.
“¿Payton?” Escuchó mi nombre, sacándome de
mis pensamientos, y me giró a ver quién me habla.
Es Ky.
36. “Ky, hola.” Dije sorprendida por encontrarlo en
ese parque.
“Mucho sin verte, Marllow.” Dijo sonriendo de
lado. Traía ropa deportiva y estaba sudoroso, al
igual que yo.
“Si gustas sentarte.” Dije haciendo espacio en la
banca, lo cual inmediatamente agradeció y se sentó.
“He escuchado que ya eres una maldita
antisocial, Payton.” Dijo calmando su respiración.
“Sí, es lo que han dicho últimamente, pero para
ser sincera, no me interesa.” Dije encogiéndome de
hombros.
“Te conozco lo suficiente para saber que te estás
mintiendo completamente. Siempre te ha gustado el
tener compañía, tú no eres alguien que vino al
mundo para estar sola.” Dijo mirándome
profundamente, como si tratase de estudiarme, de
encontrar mis pensamientos y de tratar entenderlos.
“Son cosas que están pasando últimamente, nada
más.” Contesté desviando la mirada y mirando a un
niño en peculiar que comenzó a llorar en los brazos
de lo que parecía su madre. “No entenderías.”
37. Él suspiró pesadamente, tratando de controlar las
preguntas irónicas comunes de él.
“Puede que nuestra relación no haya sido nunca
de las mejores, Payton. Pero no me creo una mierda
de persona, como para que no me consideres alguien
que no podría entender un problema que te tiene
así.” Me contestó. Sentía su mirada penetrante en mi
cara, pero me negaba a verlo. Escucho como suspira
nuevamente y se acerca a mi lado, tomando mi
mentón entre sus manos y obligándome a verlo a los
ojos. “Si tan sólo me dejaras acercarme a ti, tal vez
podría entenderte.”
Su mirada avellanada me tenía hipnotizada, como
si no quería mirar a nada más más que sus ojos. Me
gritaban que le dijera lo que tenía, y había oculto
algo entre ellos, un sentimiento que no pude
descifrar.
“Creo que puedo intentarlo.” Dije aun perdida en
sus ojos. Él sonrió nuevamente con esa odiosa
sonrisa socarrona, pero esta vez, no me molestó
como las veces pasadas, sino que me provocó una
extraña sensación en el estómago.
Si eran mariposas, estoy segura de que luego me
encargaría personalmente de matarlas. Con
cervezas.
38. “Puedes comenzar a decirme lo que tienes, pero
primero quiero que me respondas otras cosas sin
importancia.” Dijo quitando su mano de mi mentón,
haciendo que mi cuerpo se relajara inmediatamente
por la falta de contacto, pues tanta cercanía me tenía
algo incómoda. Su expresión se tornó en una un
poco más seria, y pensé que me preguntaría algo
sobre la universidad o algo por el estilo.
“Dime.” Dije prestándole atención, tratando de
no ver sus ojos con tanta intensidad.
“El día que nos juntamos en casa de Francis, ¿lo
recuerdas?” Preguntó desviando su mirada hacia el
pequeño carrito de dulces que estaba pasando ante
nosotros.
“Claro, como olvidarlo.” Dije recordando todas
las locuras que hice ese día; fue mi primer día como
una hacker, jamás lo olvidaría.
“Bueno, espero que no lo puedas olvidar por
razones distintas a las que pienso que son.”
Concluyó, hablando con la mandíbula tensa, como si
estuviera enfadado con alguien. “Lo que te quiero
preguntar, es… no quiero sonar entrometido ni nada
por el estilo, pero… ¿por qué mierda te fuiste con el
amigo raro de Francis aquel día?” me preguntó
39. dirigiendo su mirada hacia mí nuevamente, sus ojos
llenos de una furia inexplicable.
Sorprendida, fui yo quien desvió la mirada esta
vez. No sabía ni qué contestar, había tratado ese día
de pasar desapercibida por todos ellos, estaba segura
de que ninguno me había visto yéndome con Drake,
o tan siquiera pensando que me iría con él. Y no
porque no quería que me vieran con él, pues me
daba igual que todos me vieran con Drake. Sino que,
él único que no quería que se diera cuenta de mi
ausencia, era Ky. Y justamente aquí está,
preguntándome por mis malditas idioteces las cuales
algún día tendrán que cesar.
“Ky, escucha, aquel día yo…” No sabía cómo
decir que me fui con Drake para ver que en realidad
era un hacker y que fui con él para aprender todo lo
que hacía y yo comenzar a ser una hacker. “Me fui
con él porque no toleraba estar en esa casa más
tiempo, sabes que cuando me peleo contigo y que
me ganas me pone de un humor espantoso, y no
quería estar así más, por eso cuando el me ofreció
llevarme a mi casa, tuve que aceptar.” Mentí
mirándolo a los ojos con una seguridad que sabía
que era indispensable para que él me creyese.
Conocía a Ky, y sabía que era muy inteligente para
deducir si alguien lo estaba engañando o no.
40. El me miró por unos segundos, estudiando,
nuevamente, mi cara. Un gesto de incredulidad
pasaba ante sus ojos. Sin embargo, su semblante
cambió de nuevo a la cara seria que tenía en el
comienzo de este tema tan incómodo para mí
persona.
“Dime que no pasó nada entre ustedes dos desde
entonces.” Me rogó, prácticamente, viéndome con
una expresión la cual no pude deducir qué
sentimientos guardaban, o qué mensajes mandaban
aquellos ojos.
“Yo…no pasó mucho. Él sólo…intentó, pero no
pasó mucho. No, no pasó nada. Yo…” No sabía si
decirle o no sobre mi pequeño acercamiento a
Drake, pero definitivamente estaba disimulando
muy mal la situación. Ky sólo me observaba atento,
callado a morir, sin levantar su vista ni moverla un
maldito centrímetro de mis ojos, impidiéndome el
escape sencillo de mentir.
“Él, ¿qué intentó, Payton?” Creo que jamás había
escuchado a Ky hablar tan lento y ronco en toda mi
vida, y oh Dios, eso me mandó un escalofrío tan
rápidamente, que no pude disimularlo.
“Pues…digamos que él intentó, pero no lo logró.
Es que fueron muchas cosas las que pasaron. ¡No
41. ese tipo de cosas que te estás imaginando! Oh
Dios…”
“¿¡Podrías simplemente decirme si pasó algo o
no, Payton, y ahorrarnos esta mierda!?” Me
interrumpió Ky, fulminándome con la mirada.
¿Y éste idiota quién se cree para gritarme?
Payton, no empieces. Mejor habla con él, es el
único que no trata de entenderte completamente, al
igual que es la primera vez que hablas con
sinceridad y sin peleas con él.
“No pasó nada, Ky.” Contesté finalmente,
provocando que Ky suspirara de alivio, como si
hubiera retenido la respiración y tuviera miedo de la
respuesta, cosa que me confundió. “Sólo intentó
besarme, pero yo me negué.”
Al parecer aquello lo sobresaltó un poco, porque
su semblante cambió completamente, sin embargo,
lo ocultó de nuevo.
“¿Por qué te negaste?” Dijo con una sonrisa
burlona en sus labios, sabía que se iba a burlar de
mí.
“Cierra la boca, Ky.” Dije golpeándolo en el
hombro, provocando que se riese de mí.
42. “No a la violencia, estoy feliz de que no lo
hubieras besado.” Dijo sonriendo aún.
“Eres un raro.” Dije negándo con la cabeza.
“Me gusta cuidar a las personas cercanas.” Dijo
mirándome a los ojos, causando que me ruborizara.
“Pero si no pasó nada…” continuó, entrecerrando
sus ojos suavemente. “Entonces, ¿por qué estás
saliendo con él todos los días, prácticamente?”
Esa pregunta, sin duda alguna, me sobresaltó de
una manera exagerada. Me asusté, no sabía ni que
hacer o decir. Tenía miedo de que Drake se enterara
de que alguien sabía que salía con él por las tardes,
pues fue lo primero que me prohibió en cuanto
comencé a hackear con él.
“¿Cómo…cómo supiste que yo salía con Drake
en las tardes?” Pregunté incómoda.
“Bueno, le pregunté una vez a Melinda por ti,
porque no te había visto en mucho tiempo y eso me
extrañaba mucho, por lo cual quise investigar, pero
me llevé la sorpresa de que ella tampoco sabía qué
era de tu vida, por lo cual juré investigar un poco
sobre tu situación. Un día fui a visitarte de sorpresa,
pero me tocó verte cuando estabas subiendo al coche
de Dee-dee, y eso me sacó de onda completamente,
43. pues no te imaginaba con él. Pero luego le comenté
algo a Francis sobre el tema y el mismo me dijo que
llevabas tiempo saliendo con su amigo, que él
pasaba todas las tardes por ti y que se la pasaban en
su casa.” Dijo con una expresión gélida. “Sólo
quiero saber que no estás saliendo con él en citas, o
si ya son pareja, o si…”
“No, Ky.” Dije riendo por la conclusión a la que
había llegado. “No salgo con él, ni saldré, ni nada
por el estilo. No te preocupes.” Dije dirigiendo mi
vista a mi celular, el cual estaba sonando. “¿Me
disculpas? Tengo que contestar.” Le dije a Ky, que
nada más me asintió. Me paré de la silla y me dirigí
a árbol cercano.
“¿Estás divertida?” Fue lo primero que escuché al
otro lado del auricular. Era Drake. “Sólo espero que
no le hayas dicho nada a ese idiota.” Y después de
decir esto, colgó.
Pero, ¿acaso ese extraño me vigilaba todo lo que
hacía?
“¿Qué pasó?” Preguntó Ky una vez que regresé.
“Nada, cosas de chicas.” Dije sonriendo. “¿Qué
te parece si vamos a ver el partido de los Santos
44. contra los vaqueros de Dallas? No me lo quiero
perder y faltan veinte minutos.”
“Esto sí que es un milagro.” Dijo Ky sonriendo
como jamás lo había visto. “¿Tú? ¿Proponiéndome
ir juntos a un lugar?” Dijo y reí suavemente,
desviando mi mirada a otro lado. “Aunque quisiera,
no me podría negar.” Sonrió.
“Pues más vale que muevas tu trasero de esa
banca, Ky, o si no jamás llegaremos a tiempo.” Dije
trotando en un mismo lugar, simulando que
correríamos.
“Quien llegue primero, le pagara un six-pack al
otro.” Propuso Ky levantándose de la banca.
“Entonces prepara tu billetera, Ky.” Dije
empezando a correr, escuchando como gritaba mi
nombre mientras yo reía sin parar.
45. 5. Más que un amigo.
“¡Pasa el maldito balón, Brees!” Gritó Ky
tomando una de sus cervezas. Sí, el desgraciado
me ganó.
“¿Si sabes que no te puede escuchar?”
Pregunté viendo cómo