El documento habla sobre la relación entre Dios, los seres humanos y la propiedad. Indica que todo pertenece a Dios y que los humanos solo somos administradores de los bienes que Él nos ha dado. También explica que robar, en cualquiera de sus formas como fraude o retener pagos, va en contra de los mandamientos de Dios porque es apropiarse de lo que pertenece a otros. Finalmente, insta a administrar los bienes de forma responsable y compartirlos con los necesitados según la voluntad de Dios.