Este poema lamenta la pérdida de un niño que falleció, refiriéndose a él como un "ángel dormido" y un "corazón que naufragó". Describe objetos como un capazo vacío, un sonajero sin ruido y un triciclo parado que recuerdan la ausencia del niño. Concluye recordando al niño como un "tesoro" que quedó en la tierra.