Este poema habla sobre el deseo de tener un minuto a solas con la persona amada para mirarse a los ojos y comunicarse todo el amor que siente sin necesidad de palabras. El autor recuerda cuando la amada alguna vez le reprochó su mirada de deseo contenido, sin comprender que en realidad era una mirada llena de amor. Si el destino le diera un minuto a solas, podría mirarla a los ojos de frente para repetirle su amor en voz baja.