El abanico se originó en la prehistoria cuando las personas usaban objetos para agitar el aire y avivar el fuego. En Egipto, los abanicos eran grandes y de plumas usados por esclavos para dar aire a los faraones. Una leyenda atribuye su invención a la hija de un mandarín chino que agitó su antifaz para darse aire durante un baile sin revelar su rostro. El abanico fue popular en los siglos XVIII y XIX hasta que fue reemplazado gradualmente por los ventiladores el