La tecnología de reconocimiento facial ha demostrado ser inexacta y potencialmente dañina. Los sistemas de reconocimiento facial actuales tienen más probabilidades de identificar erróneamente a las personas de color y a las mujeres, lo que plantea graves preocupaciones sobre la equidad y la privacidad. Se necesita más investigación y regulación para garantizar que la tecnología de reconocimiento facial se desarrolle y utilice de manera responsable y justa.