La energía interna de la Tierra proviene de su energía residual de formación y de los impactos de meteoritos. Esta energía causa los movimientos de las placas tectónicas, lo que a su vez genera vulcanismo y terremotos en los bordes de las placas donde colisionan o se separan. La litosfera está dividida en estas placas que se desplazan debido a la energía interna.