El documento discute diversas perspectivas sobre el concepto de amor. Define el amor como un sentimiento universal relacionado con el afecto y el apego. Explica que estudios de neuroimagen muestran que la meditación sobre el amor y la compasión aumenta la actividad cerebral asociada con emociones positivas y reduce la asociada con emociones negativas. También discute que los humanos pueden adoptar actitudes altruistas o egoístas y que existen personas polarizadas hacia uno u otro extremo, así como personas que combinan ambos enfoques.
2. El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las
diferentes ideologías y puntos de vista (artístico, científico, filosófico, religioso). De manera habitual, y
fundamentalmente en Occidente, se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y
resultante y productor de una serie de actitudes, emociones y experiencias. En el contexto filosófico, el
amor es una virtud que representa todo el afecto, la bondad y la compasión del ser humano. También
puede describirse como acciones dirigidas hacia otros y basadas en la compasión, o bien como acciones
dirigidas hacia otros (o hacia uno mismo) y basadas en el afecto.
3. Matthieu Ricard se sometió a un exhaustivo estudio mediante escáneres cerebrales bajo un estado especial
de meditación en el que se genera un estado de amor y compasión puros y no enfocados hacia nada ni
nadie en particular. Los resultados mostraron un aumento sin precedentes en la actividad
del córtex prefrontal izquierdo del cerebro, relacionado con las emociones positivas, mientras que la
actividad en la zona del lóbulo derecho relacionada con la depresión disminuía, como si la compasión
fuese un buen antídoto contra la depresión. Y también disminuía la actividad de la amígdala, relacionada
con el miedo y la ira.
4. Los seres humanos podemos desarrollar en esencia dos tipos de actitudes: bajo una de ellas
somos altruistas y colaboradores, y bajo la otra somos egoístas y competidores. Existen
personas totalmente polarizadas hacia una de las dos actitudes por voluntad propia; por
ejemplo, los monjes budistas están totalmente volcados hacia el altruismo, y los practicantes
del objetivismo, hacia el egoísmo. Y también existen personas que combinan ambas formas
de ser, comportándose, unas veces, de forma altruista y colaboradora, otras, de forma egoísta
y competitiva, y otras, de forma parcialmente altruista y competitiva.
5. El capitalismo sitúa a la sociedad dentro del marco de un proceso de
producción. Con este marco, el amor se convierte en un elemento más de
dicho proceso. Las empresas analizan al ser humano y buscan la forma de
extraer de él la mayor cantidad de consumo, no dudando en utilizar el
amor y el sexo como reclamo de un modo desnaturalizado y grotesco: la
empresa evoca en el consumidor sentimientos amorosos y de deseo, pero
su fin último no es buscar el amor ni el sexo por parte del consumidor,
sino su dinero y su trabajo.
6. Amor auto personal: El amor propio, amor compasivo, es,
desde el punto de vista de la psicología humanista, el sano
amor hacia uno mismo. Aparece situado como prerrequisito
de la autoestima y, en cierto contexto, como sinónimo de ésta.
Es algo positivo para el desarrollo personal e indispensable
para las buenas relaciones interpersonales,17 y no debe
confundirse con el narcisismo, que conlleva egocentrismo y
que coincide con una autoestima baja.
7. Amor incondicional: Es el amor compasivo, altruista, que se
profesa sin esperar nada a cambio. El amor espiritual,
predicado por las diferentes religiones, es el amor
incondicional por antonomasia. El amor maternal, o amor de
madre a hijo, se reconoce también como amor de este tipo, y,
por tradición, se considera motivado por un fuerte instinto que
lo hace especialmente intenso; no obstante, hay también quien
cuestiona la existencia de dicho instinto.
8. Amor fraternal: En su sentido estricto, es el afecto entre hermanos, aunque
puede extenderse a otros parientes exceptuados los padres y los descendientes.
Nace de un sentimiento profundo de gratitud y reconocimiento a la familia, y
se manifiesta por emociones que apuntan a la convivencia, la colaboración y
la identificación de cada sujeto dentro de una estructura de parentesco.