El documento narra la historia de Don Pedro, quien escribió un epitafio para honrar la memoria de los porteros de su edificio que fallecieron. La Curia diocesana rechazó el epitafio original y las versiones posteriores de Don Pedro, debido a que afirmaban con certeza el paradero de las almas en el cielo o con Dios, lo cual nadie puede afirmar. Finalmente, Don Pedro escribió una versión final irónica que la Curia nunca contestó.