1. Ciclo B
28 octubre 2012
30 Domingo
Tiempo Ordinario
Música: Sinagoga Hebrea
2. Jr 31,7-9 Así dice el Señor:
¡Gritad de alegría por Jacob!
¡Ensalzad a la capitana de las naciones!
¡Que se escuche vuestra alabanza!
Decid: «El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de
Israel»!
Yo los traeré del país del norte, los reuniré de los
extremos de la tierra: entre ellos hay cojos, ciegos,
mujeres embarazadas, y a punto de dar a luz;
retorna una gran multitud.
Vuelven entre llantos, agradecidos porque retornan;
los conduciré a corrientes de agua por un camino
llano, en el que no tropezarán, porque soy un padre
para Israel, y Efraín es mi primogénito.
Entre ellos habrá cojos y ciegos
3. Salmo 125
El Señor ha hecho cosas grandes
por nosotros, y estamos alegres.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos
parecía un sueño:la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de canciones.
Los paganos decían: «El Señor ha hecho grandes
cosas por ellos».
El Señor ha hecho grandes cosas por nosotros,
y estamos alegres.
4. El Señor ha hecho cosas grandes
por nosotros, y estamos alegres.
¡Cambia, Señor, nuestra suerte
como cambian los torrentes del Négueb!
Los que sembraban con lágrimas, cosechan
entre canciones.
5. El Señor ha hecho cosas grandes
por nosotros, y estamos alegres.
Aunque iban llorando al llevar la semilla,
vuelven contentos, trayendo las gavillas.
6. Hb 5,1-6 Todo sumo sacerdote, en efecto, es tomado
de entre los hombres y puesto al servicio de Dios en
favor de los hombres, a fin de ofrecer dones y
sacrificios por los pecados. Es capaz de ser
comprensivo con los ignorantes y los extraviados, ya
que él también está lleno de flaquezas, y a causa de
ellas debe ofrecer sacrificios por los pecados propios,
a la vez que por los del pueblo. Nadie puede
arrogarse esta dignidad, sino aquel a quien Dios
llama, como ocurrió en el caso de Aarón. Así también
Cristo no se apropió la gloria de ser sumo sacerdote,
sino que Dios mismo le había dicho: Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy. O como dice también en
otro lugar:Tú eres sacerdote para siempre a la
manera de Melquisedec.
Melquisedec
7. Nuestro Señor Jesucristo destruyó
la muerte, y sacó a la luz la vida, por medio
del Evangelio.
2Tm 1,10b
8. Llegaron a Jericó. Más tarde, cuando Jesús salía de allí acompañado por
sus discípulos y por bastante gente, el hijo de Timeo, Bartimeo, un
mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Cuando se enteró de que
era Jesús el Nazareno quien pasaba, se puso a gritar:
–¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!
Muchos lo reprendían para que callara. Pero él gritaba todavía más fuerte:
–¡Hijo de David, ten compasión de mí!
Jesús se detuvo y dijo:
–Llamadlo.
Llamaron entonces al ciego, diciéndole:
–Ánimo, levántate, que te llama.
Él, arrojando su manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús, dirigiéndose a él, le dijo:
–¿Qué quieres que haga por ti?
El ciego le contestó:
–Maestro, que recobre la vista.
Jesús le dijo:
–Vete, tu fe te ha salvado.
Y al momento recobró la vista y le siguió por el camino.
Mc 10, 46-5
Jericó