Un anciano de 75 años vivía solo con su perro como única compañía. Un día, mientras caminaban, la serpiente mordió al anciano y el veneno comenzó a extenderse. Cuando el anciano ya no tenía fuerzas, su fiel perro llegó y atacó a la serpiente para defenderlo, pero también recibió la mordedura venenosa. Agarrados el uno al otro, el anciano y su perro fallecieron juntos.