El documento se opone a los espectáculos taurinos como las corridas de toros porque atentan contra la vida de los toros y muestran una falta de piedad. Citas de Joaquín Araujo y otro autor argumentan que cuando la muerte de un animal es divertida, se renuncia a la compasión humana, y que los toros han influido negativamente en las guerras civiles de España. El documento concluye que los eventos taurinos no son arte ni cultura, sino solo una tradición cruel.