La arquitectura basada en componentes se enfoca en descomponer el diseño de un sistema en componentes funcionales o lógicos independientes que interactúan a través de interfaces bien definidas. Este estilo de diseño usa componentes discretos que se comunican mediante métodos, eventos y propiedades, lo que ofrece beneficios como facilidad de instalación, costos reducidos, reusabilidad y mitigación de complejidad.