El documento discute el concepto de emprendimiento social y cómo el Estado puede aprender de los emprendedores sociales. Explica que los emprendedores sociales buscan resolver problemas sociales a través de procesos innovadores y sostenibles que generen un impacto positivo. También destaca que el Estado puede apoyar escalando soluciones efectivas de emprendedores sociales para beneficiar a más personas. Finalmente, propone formas para que el Estado, el sector privado y la sociedad civil colaboren en fortalecer el ecosistema de emprendimiento social en el país.
Cómo el Estado puede aprender de los emprendedores sociales
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Emprender el
cambio en el país
Lo que el Estado puede aprender de los emprendedores sociales…
“
Todo tiempo pasado fue mejor” es
una frase que todos hemos escuchado
alguna vez en nuestras vidas. Qui-
zá algún familiar o persona mayor a
nosotros la usó cargado de una subjetividad
propia de sus experiencias personales. ¿Po-
demos decir que eso aplica para el país? El
Perú ha crecido de manera importante en los
últimos 20 años, superando décadas de mie-
do y conflicto, y todo ello ha venido acompa-
ñado de reformas que buscan, sobre todo, la
inclusión social de las poblaciones más vul-
nerables. Sin embargo, aún la quinta parte
del país vive en condiciones de pobreza y te-
nemos desafíos importantes en cuanto a edu-
cación, salud, infraestructura, entre otros..
El Estado, las organizaciones no gu-
bernamentales, las empresas y otros actores
vienen haciendo lo suyo, pero todo esto aún
no es suficiente. En este escenario, en los
últimos años en el país se escucha hablar de
un nuevo perfil: el emprendedor social. Este
concepto, que tiene grandes referentes como
Bill Drayton, fundador de Ashoka, o Mu-
hammad Yunnus, creador del microcrédito,
no es reciente, pero empieza a tener mayor
visibilidad. ¿Cómo definimos exactamente a
un emprendimiento social? En resumen, es
aquella iniciativa que busca resolver un pro-
blema social relevante o atender una necesi-
dad social de mejor forma que lo existente a
través de algún proceso, producto o servicio
que genere un cambio positivo en el sistema.
Personalmente,meparecequeesimpor-
tanteincluirenestadefiniciónlaimportancia
del uso y aplicación de principios y habilida-
des del management y la innovación para
generar valor social. Esto último es lo que
diferencia a los emprendedores en el sentido
amplio del término de los emprendedores
sociales. Mientras que el primer grupo busca
generar nuevos negocios para construir em-
presas sólidas e incrementar sus ganancias,
los emprendedores sociales ponen su misión
social por encima de otros intereses.
Los emprendedores sociales buscan
desarrollar modelos de negocios que les per-
mitan sostenerse en el tiempo y liberarse de
donaciones o aportes económicos esporádi-
cos. La efectividad de su modelo hace que su
MANUEL SILVA
Especialista en Comunicación Corporativa y
Sostenibilidad / Co-fundador de Kunan
impacto pueda ser escalable, y es ahí donde
el Estado puede jugar un rol clave. A través
del gobierno, se pueden escalar los empren-
dimientos sociales con soluciones más inno-
vadoras transformando casos exitosos que
benefician a un número reducido de perso-
nas en bienestar para miles de personas. La
pregunta es ¿cómo lo hacemos?
Emprendedores sociales:
¿qué podemos aprender
de ellos?
Entre las fortalezas de los emprendedores
sociales, destaca su apuesta por la creatividad
y la innovación en sus procesos y la mirada
a largo plazo que tienen. Ellos se preocupan
por generar un verdadero cambio sistémico,
que ataque no solo la superficialidad de un
problema, sino las estructuras que lo generan
(percepciones, actitudes y comportamientos).
Asimismo, resalta su habilidad de diri-
girse a los problemas desde abajo, investi-
gando, interactuando con los involucrados,
cuestionando, generando ideas, diseñando,
validando y mejorando continuamente lo
que hacen hasta que sus resultados sean po-
sitivos. El Estado, por su lado, muchas veces
no tiene la flexibilidad para pasar por todo
este proceso, por lo que sus soluciones son
implementadas sin ser validadas o adaptadas
y su enfoque es de arriba hacia abajo, lo que
dificulta un entendimiento holístico del pro-
blema en juego.
Políticas públicas para
favorecer el
emprendimiento social
En lugares como el Reino Unido, el Estado ha
jugadounrolclavecomofacilitadorenlospro-
cesos de surgimiento de emprendimientos so-
ciales, generando instrumentos para fortalecer
el ecosistema y brindando oportunidades para
dinamizar la innovación social. Hay varias for-
mas en las que el Estado podría involucrarse;
una de ellas es, por ejemplo, flexibilizando el
marco legal, de modo que las empresas socia-
les que se formen tengan incentivos y benefi-
cios claros.
Otra forma en la que puede y debe su-
marse es entendiendo cómo funciona el eco-
sistema de emprendedores sociales en el país.
Esto le permitirá identificar cómo se compone
este sector, donde confluyen diferentes acto-
res que cumplen ciertos roles. Las mesas de
trabajo intersectoriales sobre este tema pue-
den ser herramientas útiles para profundizar
en este conocimiento. A través de ellas, se
fomenta el diálogo y la construcción de una
agenda pública sobre el tema, que permitirá
alinear a los diferentes actores involucrados
con un discurso y visión compartida y deter-
minará las necesidades de apoyo y difusión
que necesitan los emprendedores sociales. La
agenda pública puede luego generar una se-
rie de recursos metodológicos construidos en
conjunto con distintos actores, que permitan
a más personas convertirse en emprendedores
sociales.
Desde luego, esta no es solo tarea del
Estado. El sector privado debe participar
activamente en los espacios que se generen,
ya sea a través de alianzas público privadas
o consorcios, creando fondos de inversión en
emprendimientos sociales o fomentando el in-
tra - emprendimiento social en su propia orga-
nización. La sociedad civil y academia, por su
parte, juegan también un rol clave para apor-
tar conocimiento, investigación, contactos y
asesoría. Por último, todos como ciudadanos
podemos apoyar a los emprendedores sociales
con nuestro talento, tiempo, recursos o sim-
plemente apostando por adquirir sus produc-
tos o servicios. Así, todos podemos aportar en
la construcción del país que queremos.
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