El arte islámico se caracteriza por la ausencia de figuras humanas o animales debido a las recomendaciones del Corán, aunque algunos países como Irán, India y Pakistán presentan excepciones. La arquitectura islámica destaca por la decoración de sus edificios religiosos y palacios, que a menudo incluye azulejos, madera y jardines. Dos de los ejemplos más representativos son la Mezquita de Córdoba y la Alhambra, conocidos por su belleza estética.