Este poema describe al "Señor del Desaliento" como un parásito y saboteador que se alimenta de los sueños, ilusiones, talentos y méritos de la persona, celebrando sus derrotas y llenándola de desidia. Se le representa como ladrón, termita, vampiro y atracador que conduce las pesadillas y torpedea los anhelos de la persona, a quien se niega la entrada en su país de la energía.