La educación es más efectiva cuando los estudiantes aprenden haciendo. Los estudiantes retienen más información cuando participan activamente en proyectos y actividades prácticas que cuando simplemente escuchan lecturas o ven presentaciones. Un enfoque de aprendizaje basado en la acción permite a los estudiantes aplicar conceptos teóricos a situaciones del mundo real y comprender mejor los temas a través de la experiencia.