Llega (¡Por fin!) la esperada cinta del Banksy. Exit through the gift shop es un falso documental, donde convive la creatividad de importantes artistas callejeros de todo el mundo con el convulso y perverso mercado del arte contemporáneo. La película comienza documentando la obra de grafitis de callejeros como Banksy y Invader, pero luego se transforma en la historia del aficionado Thierry Guetta que termina convirtiéndose en el exitoso artista pop "Mr. Brainwash". Al final, queda claro que la película
1. La gaceta 711 de junio de 2012
El arte
BErENiCE CaStiLLo
L
a voz de un hombre con acento británico
llega distorsionada como la de un testigo
encubierto, su cara no se ve siquiera, lleva
una capucha como la del subcomandante
Marcos: es Banksy en su película Exit through
the gift shop. Pero ¿quién es Banksy: un tipo que
hace esténciles por todo el mundo para compar-
tirlos en fotografías en las redes sociales o un ar-
tista subversivo de las marcas registradas?
El filme comienza como cualquier documen-
tal más: un chico entrevistado, música de Air sin-
cronizada con las imágenes de grafiteros capta-
dos in fraganti por la policía, un obseso de grabar
todos, todos los minutos de su vida. La discusión
esperada y por cierto tan antigua como irresuelta
sería si los grafitis, esténciles, intervenciones ca-
llejeras son arte. Ésta no es la salida.
Thierry Guetta, el excéntrico francés colec-
cionista de cintas, explica cómo nació su hobby,
cómo de pronto se hallaba en las madrugadas
por las azoteas y banquetas de Los Ángeles
acompañando con su cámara a los artistas ca-
llejeros, entre ellos uno relativamente famoso,
Invader, primo suyo. La admiración de Guetta
va creciendo como una bola de nieve, su si-
guiente obsesión: conocer a Banksy. El asunto
tarda, pero finalmente se encuentran. Y la bola
de nieve sigue aumentando su perímetro.
Más pintas en L.A., en Londres, en Nueva
York, muñecos de plástico en Disneylandia. Has-
ta que un día, la palabra mágica del mercado en
el arte brota como margarita: exhibición. Banksy
exhibe sus obras en Los Ángeles: ahí están Jude
Law, Brad Pitt, Angelina Jolie, los noticieros “pri-
me time”. Incluso el elefante con la piel pintada
como alfombra victoriana parece feliz.
Entonces irrumpe el factor humano:
Guetta, el documentalista aficionado, el fiel
camarógrafo se convierte, milagrosamen-
te como decir al cristianismo, en artista, en
“Mr. Brainwash”. Ahora el documental de
Banksy no es de Banksy; ni el de arte calleje-
ro lo es. Arte pop reciclado en la misma lata
wharholiana, pero con etiqueta distinta, se
convierte en todo un suceso mediático nor-
teamericano.
Llega (¡Por fin!) la
esperada cinta del
Banksy. Exit through
the gift shop es un falso
documental, donde
convive la creatividad
de importantes
artistas callejeros de
todo el mundo con el
convulso y perverso
mercado del arte
contemporáneo
¿En qué momento pasamos de ver una pelí-
cula de Banksy a una de Guetta? Luego recor-
damos que el director es precisamente Banksy.
Ah. La percepción de la propuesta fílmica do-
cumental cambia: no es testimonial, es crítica
al eterno proceso de banalización que subyuga
al arte y que puede venir tanto de las exigen-
cias del mercado, la respuesta del espectador-
consumidor, como del artista mismo. Para ser
un artista lo mínimo requerido es talento. Para
ser un fenómeno mediático, con ser un “Sr. La-
vacerebros” basta.
En el buscador de Google y los perfiles de Fa-
cebook flotan como lirios las imágenes con obra
de Banksy. Es fácil distinguirlo, los protagonis-
tas son ratas o en su defecto, seres humanos en
una situación incómoda, impuesta, en la que es-
tán atrapados como ratas: la sirvienta que levan-
ta la cortina para esconder la basura; el hombre
desnudo que cuelga de la ventana de su amante;
el manifestante que en vez de lanzar una bomba
molotov arroja un ramo de flores; los niños que,
en pleno muro de la franja de Gaza dan paladas
en la arena de un paraíso tropical.
El arte gráfico callejero no es sólo una mo-
lesta invasión para el paisaje de postal, ni el
fondo perfecto de una fotografía para publici-
dad de patinetas, tenis o aerosoles. Es política-
mente incorrecto y por ello insoslayable, fasci-
na e indigna por igual.
“Exit through the gift shop” es un buen
ejemplo de la revolución artística cotidiana y
masiva en la creatividad de Banksy, pero tam-
bién de los cabezas huecas que abundan en las
galerías y el mainstream del arte remendado,
con el guiño de los reflectores.
Un filme del 2010 premiado por la crítica,
aunque se quede corto en su alcance de po-
lémica, que hasta hoy llega a las salas comer-
ciales. Algo queda claro: no responde muchas
interrogantes, sí abre otras.
réplicasréplicasréplicas
y sus cine
Banksy como
Banksy.
Fotograma:
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