1. ¡Por qué no corbatas, chicas! Por Alejandra Mónica Silvera
Antes he hablado de los pañuelos como uno de los accesorios más interesantes para la mujer (y
para el hombre también, díganme si no se ven bien con esos pañuelos al cuello al estilo de un
cowboy o de un palestino, si no agrega un toque delicado perfecto a la encantadora rudeza
masculina). Pero ahora quiero hablar de otro accesorio, del accesorio que, en principio, sería
masculino por excelencia pero del cual nosotras podemos apropiarnos. Si nos apropiamos de los
pantalones, ¿qué importa otra apropiación? Estoy hablando de la corbata.
Una mujer que escandalizó a la sociedad de su época vistiéndose como hombre y usando
corbata fue George Sand, escritora cuyo salón fue un centro de discusión de las nuevas ideas
sociales (socialismo, feminismo) que alborotaban el gallinero durante la primera mitad del siglo
XIX. Vinculada sentimentalmente al poeta Alfred Musset y al compositor Frederic Chopin,
George Sand se convertiría en el prototipo de mujer emancipada, feminista y rebelde de su
época.
Más recientemente, Avril Lavigne ha utilizado corbata en sus presentaciones ¿reminiscencia de
la era mod? No lo sabemos, quizás se trata, simplemente, de recombinar lo que ya existía y en
esa recombinación se producen coincidencias afortunadas. Bueno, basta de clase de historia.
Aquí algunos tips para llevar corbata.
Si bien en Europa es común ver a mujeres en corbata y se pueden pedir en las tiendas corbatas
para dama, en América Latina aún no es tan sencillo conseguir estas prendas, por lo que te
recomiendo empezar con corbatas pequeñas para hombres. Puedes combinar tu corbata con una
camisa para adentro y una falda a la cintura o un pantalón de vestir. La camisa color blanco es
un clásico. Sin embargo hoy en día tienes otras opciones, como melón, azul, etc.
Lo dicho vale para llevar corbata al trabajo. Si vamos a salir de noche, el cato de llevar corbat
deja abierta la puerta a la transgresión, es una elegante transgresión. Los límites son los de la
fantasía misma.