Este poema habla sobre un viaje interior para encontrarse a uno mismo. La persona se hace preguntas sobre hacia dónde va y cómo seguir, y escucha una voz que la guía a adentrarse en su interior. Al recorrer recuerdos y emociones, se descubre a sí misma como un reflejo de su alma. El alma es intangible pero se refleja en el cuerpo. Al recorrer el camino interior, la persona recorre los senderos de su alma y encuentra su esencia, que es luz, color y sentimiento. Al final, la persona

1. “Caminos interiores”
Encrucijadas de la vida.
Vida interior. Clamor del alma.
¿Hacia dónde voy? ¿Cómo seguir?
Me pregunto y me vuelvo a preguntar.
Una voz me susurra desde lejos:
“Ven por aquí… aquí… aquí”…
Voy camino adentro, adentro de mí.
Aparecen recuerdos, formas, colores,
Sentimientos, risas, lágrimas, miradas…
Sigo lentamente, con cautela,
Transitando la senda.
No me detengo, buscándome a mí.
Y allá, algo desdibujada, me veo:
Es el reflejo de mi Yo,
Un poco deslucido; pero con color.
Colores tenues, límpidos, diáfanos.
Me acerco más y lo descubro entonces:
Es mi alma. Yo soy mi alma. Y somos
Una misma persona.
El alma es intangible;

2. Pero se refleja en mi cuerpo.
Y al recorrer mi camino interior
Recorro los senderos de mi alma.
Cuando necesito de mí,
Cuando me busco,
Encuentro mi esencia.
Mi esencia es luz, color, sentimiento.
Cuerpo, alma y esencia.
Y así, sonrío feliz de encontrarme
Navegando por el jardín que trasciende
Y, que alguna vez, será eternidad.-
Rosana Waisman.-
30/12/2010