Los niños en Lanzarote solían disfrazarse con ropa vieja de sus padres o abuelos para los carnavales de San Bartolomé, donde jugaban en la plaza central del pueblo. También iban de casa en casa pidiendo dinero para enterrar una sardina y luego comprar golosinas. En La Gomera, los niños bailaban y cantaban en la plaza durante los carnavales, donde no sabían con quién estaban debido a las máscaras.