El poema describe una tarde de otoño en la que la pareja camina junto al río, con la cabeza de ella en el hombro de él y su cintura en su brazo, a pesar de que es pleno verano. Caminan sin rumbo con las manos unidas, sin decirse nada aunque quisieran decirse mil cosas, y él le besa los ojos y juega con su pelo bajo la luna mientras ella se queda en silencio.