El fascismo se desarrolló en Italia en respuesta a la pérdida territorial, la depresión económica y la agitación social de los años 20. Benito Mussolini y su Partido Nacional Fascista tomaron el poder en 1922 aprovechando la inestabilidad, y establecieron una dictadura totalitaria con Mussolini como líder absoluto. El fascismo italiano se caracterizó por el nacionalismo, el anticomunismo, el culto a la violencia y la intervención del estado en la economía.