El capataz de la estancia llama al doctor en la madrugada para informarle que su loro murió después de comer carne podrida de unos caballos que fallecieron tras trabajar arduamente apagando un incendio en su casa causado por una vela olvidada en el velorio de su madre, a quien el capataz accidentalmente baleó al confundirla con un ladrón.