El autor escuchó ruidos en el jardín de su casa y vio a un ladrón afuera. Llamó a la policía pero le dijeron que no tenían patrullas disponibles. Luego llamó de nuevo y mintió, diciendo que había matado al ladrón de un disparo. En pocos minutos llegó un gran despliegue de fuerzas policiales y de emergencia. Cuando la policía le preguntó sobre el ladrón supuestamente muerto, el autor respondió que creyó que no había nadie disponible para ayudar.