La contaminación del agua puede ocurrir de forma natural o antropogénica y altera su composición de manera que no es adecuada para el consumo humano o animal. Algunas fuentes comunes de contaminación son efluentes industriales y domésticos, agricultura y ganadería, así como residuos sólidos. La contaminación atmosférica incluye la presencia de gases como el dióxido de carbono y óxidos de nitrógeno, los cuales han aumentado desde la revolución industrial y son dañinos para la salud. El efecto
2. La contaminación hídrica o contaminación del
agua es una modificación de esta,
generalmente provocada por el ser humano,
que la vuelve impropia o peligrosa para el
consumo humano, la industria, la agricultura,
la pesca y las actividades recreativas, así como
para los animales
3. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),
el agua está contaminada cuando su composición se
haya alterado de modo que no reúna las
condiciones necesarias para ser utilizada
beneficiosamente en el consumo del hombre y de
los animales. En los cursos de agua, los
microorganismos descomponedores mantienen
siempre igual el nivel de concentración de las
diferentes sustancias que puedan estar disueltas en
el medio. Este proceso se denomina auto
depuración del agua. Cuando la cantidad de
contaminantes es excesiva, la autodepuración
resulta imposible.
4. Algunas fuentes de contaminación del agua son naturales.
Por ejemplo, el mercurio que se encuentra naturalmente en
la corteza de la Tierra y en los océanos genera
contaminación de forma natural de estos. Algo similar pasa
con los hidrocarburos y con muchos otros productos.
Normalmente las fuentes de contaminación natural son muy
dispersas y no provocan concentraciones altas de polución,
excepto en algunos lugares muy concretos. La
contaminación de origen humano, en cambio, se concentra
en zonas concretas y, para la mayor parte de los
contaminantes, es mucho más peligrosa que la natural.
Los factores naturales no pueden controlarse fácilmente y
pueden tener un impacto significativo sobre la calidad de
una fuente de agua. Los factores que se deben considerar
son los siguientes: el clima, las características de la cuenca, la
geología, el crecimiento microbiológico y de los nutrientes,
los incendios, la intrusión salina y la estratificación térmica
5. Los factores antropogénicos que afectan la calidad de las fuentes
de agua suelen categorizarse en dos tipos: puntuales y no
puntuales. Las puntuales son aquellas fuentes de contaminación
caracterizadas por descargas únicas o discretas, en las que los
contaminantes se vuelcan desde una única área geográfica
aislada o confinada. Por otra parte las no puntuales involucran
fuentes de contaminación difusas y comprenden actividades que
abarcan un área mayor, pudiendo causar la contaminación
general del agua subterránea, razón por la cual son más difíciles
de controlar que las fuentes puntuales.
Entre las fuentes puntuales podemos mencionar: Descargas de
efluentes domésticos, descargas de efluentes industriales,
operaciones con residuos peligrosos, drenaje en minas, derrames
y descargas accidentales.
Las fuentes no puntuales se pueden clasificar en las
provenientes de: la agricultura y la ganadería, del drenaje
urbano, de la explotación del suelo, de los rellenos sanitarios, de
la deposición atmosférica y de distintas actividades recreativas.
puntual
impuntual
6. Un río, un lago o un embalse sufren eutrofización cuando
sus aguas se enriquecen en nutrientes. Podría parecer a
primera vista que es bueno que las aguas estén bien
repletas de nutrientes, porque así podrían vivir más fácil
los seres vivos. Pero la situación no es tan sencilla. El
problema está en que si hay exceso de nutrientes crecen en
abundancia las plantas y otros organismos. Más tarde,
cuando mueren, se pudren y llenan el agua de malos
olores y le dan un aspecto nauseabundo, disminuyendo
drásticamente su calidad.
El proceso de putrefacción consume una gran cantidad del
oxígeno disuelto y las aguas dejan de ser aptas para la
mayor parte de los seres vivos. El resultado final es un
ecosistema casi destruido.
En condiciones naturales entra a un sistema acuático menos de 1 kg
de fosfato por hectárea y año. Con los vertidos humanos esta
cantidad sube mucho. Durante muchos años los jabones y
detergentes fueron los principales causantes de este problema. En las
décadas de 1960 y 1970 el 65 % del peso de los detergentes era un
compuesto de fósforo, el tripolifosfato de sodio, que se usaba para
"sujetar" (quelar) a los iones Ca, Mg, Fe y Mn. De esta forma se
conseguía que estos iones no impidieran el trabajo de las moléculas
surfactantes que son las que hacen el lavado. Estos detergentes
tenían alrededor de un 16 % en peso de fósforo. El resultado era que
los vertidos domésticos y de lavanderías contenían una gran
proporción de ion fosfato. A partir de 1973, Canadá primero y luego
otros países, prohibieron el uso de detergentes que tuvieran más de
un 2,2 % de fósforo, obligando así a usar otros quelantes con menor
contenido de este elemento. Algunas legislaciones han llegado a
prohibir los detergentes con más de 0,5 % de fósforo.
7. Se entiende por contaminación atmosférica a la presencia en
el aire de materias o formas de energía que implican riesgo,
daño o molestia grave para las personas y bienes de
cualquier naturaleza,1 así como que puedan atacar a
distintos materiales, reducir la visibilidad o producir olores
desagradables
"Desde la Revolución Industrial inicio, en la segunda mitad
del siglo XVIII, los procesos de producción en las fábricas, el
desarrollo del transporte y el uso de los combustibles han
incrementado la concentración del dióxido de carbono en la
atmósfera y otros gases que son muy perjudiciales para la
salud, como los óxidos de azufre y los óxidos de nitrógeno."
8. Contaminantes gaseosos: en ambientes exteriores e interiores los
vapores y contaminantes gaseosos aparecen en diferentes
concentraciones. Los contaminantes gaseosos más comunes son el
dióxido de carbono, el monóxido de carbono, los hidrocarburos, los
óxidos de nitrógeno, los óxidos de azufre y el ozono. Diferentes
fuentes producen estos compuestos químicos pero la principal
fuente artificial es la quema de combustible fósil. La contaminación
del aire interior es producida por el consumo de tabaco, el uso de
ciertos materiales de construcción, productos de limpieza y muebles
del hogar. Los contaminantes gaseosos del aire provienen de
volcanes, e industrias. El tipo más comúnmente reconocido de
contaminación del aire es la niebla tóxica (smog). La niebla tóxica
generalmente se refiere a una condición producida por la acción de
la luz solar sobre los gases de escape de automotores, fábricas,
edificios, casas, etc.
Los aerosoles: un aerosol es a una mezcla heterogénea de partículas
sólidas o líquidas suspendidas en un gas como el aire de la
atmósfera.2 Algunas partículas son lo suficientemente grandes y
oscuras para verse en forma de hollín o humo. Otras son tan
pequeñas que solo pueden detectarse con un microscopio
electrónico. Cuando se respira el polvo, ésta puede irritar y dañar
los pulmones con lo cual se producen problemas respiratorios. Las
partículas finas se inhalan de manera fácil profundamente dentro de
los pulmones donde se pueden absorber en el torrente sanguíneo o
permanecer arraigadas por períodos prolongados de tiempo
9. El efecto invernadero evita que una parte del calor recibido desde el
sol deje la atmósfera y vuelva al espacio. Esto calienta la superficie
de la Tierra. Existe una cierta cantidad de gases de efecto de
invernadero en la atmósfera que son absolutamente necesarios para
calentar la Tierra, pero en la debida proporción. Actividades como
la quema de combustibles derivados del carbono aumentan esa
proporción y el efecto invernadero aumenta. Muchos científicos
consideran que como consecuencia se está produciendo el
calentamiento global. Otros gases que contribuyen al problema
incluyen los clorofluorocarbonos (CFC), el metano, los óxidos
nitrosos y el ozono.
Daño a la capa de ozono: el ozono es una forma de oxígeno O3 que
se encuentra en la atmósfera superior de la tierra. El daño a la capa
de ozono se produce principalmente por el uso de
clorofluorocarbonos (CFC). La capa fina de moléculas de ozono en
la atmósfera absorbe algunos de los rayos ultravioletas (UV) antes
de que lleguen a la superficie de la tierra, con lo cual se hace posible
la vida en la tierra. El agotamiento del ozono produce niveles más
altos de radiación UV en la tierra, con lo cual se pone en peligro
tanto a plantas como a animales.