Este poema de tres estrofas le ruega a Cristo Jesús que disipe las tinieblas y sombras en el hablante para que sólo se escuche el amor de Dios. Pide a Cristo que sea como fuego que quema las tinieblas y que disipe las sombras para que sólo se escuche el amor divino.

1. Cristo Jesús,
oh fuego que abrasa,
que las tinieblas
en mí no tengan voz.
Cristo Jesús,
disipa mis sombras.
Y que en mí
sólo hable tu amor.