El documento compara la vida a un barco que navega por la vida, a veces en calma y otras con tormentas. Si no se define un destino claro, la vida se vivirá sin rumbo fijo y serán las circunstancias las que determinen el curso. Para conocer el verdadero destino, hay que entender la razón de la existencia y enfocarse en lo que queda por delante. Al aceptar a Dios en control y renovar la mente con sus enseñanzas, se puede comenzar a modelar la vida y garantizar un destino feliz