Este documento describe la tierra de Patillal y su papel en el origen del vallenato lírico. Patillal es un paraje de gran belleza natural que inspira a los trovadores bohemios a cantar sobre el amor, la naturaleza y la nostalgia. La vida en Patillal está llena de romanticismo y espontaneidad, reflejada en las canciones y tradiciones de sus habitantes. El autor siente nostalgia al recordar sus últimas experiencias bohemias en Patillal junto a amigos, cantando bajo la luna llena.

1. MIS ÚLTIMAS BOHEMIASPATILLALERAS
POR: FERNANDO DAZA DAZA
CuandoMaría Antonia de Nieves quitó el velo de ese embriagador paraje, sucumbió a la placidezde la más
incipiente belleza pastoril. Luego, escribió su nombre en los níveos pergaminos de la historia, dejando en el
regazo el halo mortal de sus lágrimas para que el vago estupor de los ruiseñores convirtiera en canción.
Desde entonces no hay un instante en las páginas memorables de esa tierra que no esté precedido por la
magiadela melodíayel verso. La sapienciapopular se desborda en nuestro suelo yla vida se transfigura en
ese aurade inspiración quecadapatillalerollevaensus venas y que, sin unplenodominiode la razón pero si
delalma,esgrimeconabsolutalibertadcadavezque quierecantarlealaañoranza, a los amigossinceros,las
penas de amor yel olvido.
En ese terruño, indudablemente, tiene lugar la génesis del vallenato lírico. Es allí donde las notas de los
acordeones desvelan las almas del bohemio trovador que, aún desde el sepulcro, se inspira un instante y
canta romances de luna llena, décimas de un Silva andante ymujeriego, versos de poetas soñadores que,
desde su eterna laxitud, custodian el roce entrañable de un sinsonte ylos secretos de las flores de abril.
En cada expresión del nativo, parece florecer el eco de ese abnegado romanticismo, en la franqueza del
campesino bizarro y bobalicón cuya honda sensibilidad se avizora en cada gesto, en la espontaneidad y
gracia del hombreholgazány parrandero,oen el dulcecandordelas mujeres que después de una serenata
van predicando en los brazos de su enamorado el fiel evangelio de sus besos, el amor yla pureza.
Es Patillal una tierra pródiga yfértil que, como esa erudita de los sueños pastorea fantasmas yleyendas, un
verdadero paraíso solariego ensalzado al júbilo de las lavanderas y hacheros, la trova de los grillos en los
caracolíes, yla soledad prosaica del arhuaco que entre sus mochilones yabarcas esconde, con celos, los
embrujos de la serranía.
A la sombrademisevocaciones,sientoqueescapademíel corazónconla mismalibertadysolturadel noble
cordero que sale a peregrinar por los campos solitarios de Alejandría, pero que llegado el ocaso, lleno de
tristeza y desconsuelo, busca su feliz retorno a la manada. Vuelvo a encontrarme entonces con todos, con
Ramón Augusto, Gustavo, Luisca, José Martín, y hasta padezco el delirio consciente de que en las
madrugadas decembrinas vemos asomar la luna llena tras la Falda, que cantamos al unísono a la
sanandresana y el pirata, a las luciérnagas, los amores colegiales y las estrellas, mientras que el alma
apasionada de un bardo va descolgándose mansamente por las cuerdas rotas de una guitarra; se mezclan
lágrimas y recuerdos, aromas de rosas, fogones de leña y sabor a tinto y, aunque a esta angustiada
existenciafaltemucha vida por vivir, no sé porque presiento al recordarlos el fervor irrepetible de mis últimas
bohemias patillaleras….