El documento discute la importancia de no minimizar los requisitos bíblicos para la selección de ancianos. Señala que los aspirantes a ancianos deben estudiar diligentemente las Escrituras para estar capacitados para enseñar, en lugar de argumentar que no hay prospectos perfectos. También advierte que nombrar ancianos que no cumplen con los requisitos bíblicos pone en peligro la integridad de la iglesia de Cristo.