Ricitos de Oro era una niña curiosa que le gustaba explorar las cosas de los demás. Un día se alejó del camino habitual en el bosque y encontró una casita de aspecto acogedor. Su curiosidad la llevó a entrar sin permiso y descubrió que la mesa estaba puesta con tres tazones de leche. Probo la leche de cada tazón y encontró que solo la más pequeña estaba a la temperatura adecuada.