Una niña llamada Ricitos de Oro entró a la casa de los Tres Osos mientras ellos no estaban. Probó sus sillones, platos y camas y rompió la mecedora del oso pequeño. Cuando los Tres Osos regresaron, descubrieron que alguien había estado usando sus cosas. Vieron a Ricitos de Oro durmiendo en la cama del oso pequeño y ella huyó asustada.