La Cueva de Altamira, ubicada en Cantabria, España, es famosa por sus pinturas rupestres prehistóricas de bisontes, toros y otras figuras que fueron descubiertas en 1868 por un cazador que buscaba a su perro. El museo de Altamira exhibe réplicas de estas pinturas rupestres realizadas por hombres prehistóricos que vivieron en la cueva.