En América Latina, países como Argentina y Chile instauraron regímenes autoritarios militares que se caracterizaron por concentrar el poder en una sola figura y defender las políticas públicas de forma desmedida. La crisis económica y social generó la necesidad de democratización, lo que requirió un proceso de ampliación del estado, reformas, y espacios de participación y consenso entre facciones para transitar hacia regímenes democráticos.