Jesús les dice a sus discípulos que no deben preocuparse por lo que comerán, beberán o vestirán, ya que Dios cuidará de sus necesidades. Jesús señala que las aves no siembran ni cosechan pero Dios las alimenta, y que ni siquiera pueden añadir un poco a su estatura por mucho que lo intenten, por lo que no deben preocuparse por esas cosas. Jesús les dice que busquen primero el reino de Dios y su justicia, y que todas las demás cosas les serán dadas.