La bendición invoca el apoyo activo de Dios para el bienestar de la persona. Dar y recibir bendiciones trae beneficios tanto para quien la da como para quien la recibe. Las bendiciones comienzan en el hogar y profundizan las relaciones, trayendo compañerismo, sanidad y esperanza. Vivir en presencia de Dios a través del amor y la obediencia garantiza gozar de la bendición divina.