El documento discute cómo la intervención de otros países ha hecho que Colombia valore menos sus propios productos agrícolas naturales y cómo las grandes industrias internacionales buscan incrementar sus ganancias a costa de la salud de los consumidores y los medios de subsistencia de los campesinos colombianos. Finalmente, argumenta que es importante reconocer el valor de la cultura y la gente de Colombia y fomentar el desarrollo de sus propios productos y riquezas en lugar de depender de cosas externas que no pertenecen a su cultura.