2. “El hombre es su palabra. Ella lo
concreta y lo define. Es su retrato,
su imagen fiel. Cada hombre nace
con ella; con la suya precisamente.
La palabra revela el color del alma;
la naturaleza del pensamiento
propio, la identificación de las
emociones. Por la palabra se
expresa el espíritu. Por eso el
verbo es júbilo y el silencio
tristeza, soledad y nostalgia.”
(1974: 11) (1)
3. La importancia de la
palabra.
La palabra da sentido y significa a todo
lo que nuestra mente crea. Encierra
ideas, delimita realidades, construye
mundos y es la primera expresión de
esa cualidad que denominamos
Humanidad.
(recuerda el hombre es su palabra).
4. DECÁLOGO DEL ORADOR.
1.- Hablar en público y hablar bien es un
privilegio, pero al mismo tiempo es una
responsabilidad.
2.- El orador señala caminos; tiene el
compromiso de no equivocarse.
3.- Que no hable quien no sepa lo que dice.
La cultura universal no es un instrumento
para el éxito del discurso; es el alma de la
palabra. La tribuna no es asilo para la
ignorancia.
4.- El artesano hábil cuida su herramienta de
trabajo; el orador estudia y pule su lenguaje,
abreva en el modelo de los grandes maestros.
5.- Todo fondo implica forma, no hay
discrepancia, la verdad no está reñida con la
belleza. Persuadir y convencer son tiempos
unidos de estilos discursivos.
5. DECÁLOGO DEL ORADOR
6.- Los enemigos de la oratoria son los tartamudos
de la conciencia. Pensar y expresarse son parte de
la vida indivisible y única.
7.- Tarde o temprano el orador habla en nombre de
la patria y se transforma en guía, orientador, en
maestro.
8.- La conciencia nacionalista se manifiesta
mediante la expresión. Conciencia y expresión son
ejercicio vital.
9.- La oratoria de los jóvenes es el espejo de su
personalidad, no se empaña ni se vende.
10.- No subas a la tribuna sin una causa justa que
defender, no bajes de ellas sin la incertidumbre de
la dignidad cumplida. Con esto sabrás, joven
orador, lo que entraña el valor de la propia
estimación: que la palabra nace comprometida con
el pueblo y la clase social a que se pertenece. Es un
don magnífico; pero es una obligación
6. Por ello hay que valorar lo que las
palabras son y hacen; lo que
representan en nuestra vida
individual y colectiva, sobre todo
cuando aluden a una comunidad de
hombres y mujeres
que se define a sí misma como única
e inconfundible frente a otras
comunidades o grupos de este vasto
mundo. Es el caso
del sujeto que ocupa nuestra
atención: México, palabra sin lugar a
dudas fuerte, sonora, única…
7. Las palabras contienen y expresan siempre
ideas y emociones, sentidos y represen-taciones
del mundo que nos rodea; es la
cualidad trascendente e inmanente que
guardamos como seres humanos frente a la
naturaleza, al universo y frente a los otros
hombres. De ahí que los significados que
encierran tengan tanta importancia en
nuestra vida, ya individual, como personas,
o colectiva como pueblo o nación.
8. El hombre es la medida de las
cosas; pero la palabra, a su vez, es
la medida del hombre.
El silencio es la sombra del sonido,
como sombra es el silencio de la luz.
Por lo tanto la Oratoria se convierte en
un arte, el arte de consumirse
iluminando.
la oratoria es el arte de hablar en
público para convencer y conmover,
con verdad, belleza y bondad.
9. Por mi parte concibo a la
oratoria como el Arte de la
expresión humana, de la
verdad que genera
convicción por medio de la
palabra, a través de la
bondad y belleza; para
convencer y conmover,
convirtiendo a la palabra en
verbo y al verbo en acción.
10. Considero vital el rescate del olvidado don humano: la
palabra, ya que pese a los grandes avances tecnológicos, la
palabra siempre será la forma de comunicación por
excelencia, pues a pesar de la extraordinaria sensación que
nos dan la percepción de los sentidos, no trascendería si no
pudiésemos expresarlo, es por ello que se traduce al idioma,
a la escritura, a los libros… el hombre es de origen, animal
de palabras.
Es por ello que me permitiré plasmar con la palabra
escrita, un mural de la oratoria, con el marco de la verdad y
el humanismo, con el eco del conocimiento que
infinitamente transita en el universo de aquellos grandes
hombres poseedores de la tinta roja y negra, con el pincel
que convence, conmueve y te lleva a actuar.
11. Sin la palabra hablada o escrita, la civili-zación
y la cultura habrían sido imposi-bles;
no solo no habría Historia, Litera-tura,
ni Religión, ni Estado. A través de la
palabra Amo, ató el hombre su destino
con la mujer e hizo posible la continuidad
de la especie; con la palabra Creo, prendió
el hombre alas en su espalda y se remonto
hasta Dios, y así fue, como con la acción
de estos verbos, la criatura efímera se hizo
eterna en la tierra y en el cielo.
12. Solo me resta invitar a que seamos
polvo pensante, ya que polvo que
piensa no vuelve al polvo,
alimentémonos del sabio néctar de
la oratoria en los cursos que
nuestra Universidad comparte por
medio del departamento de
Humanidades.