Mauro fue a la galería cerca de su casa y luego a la verdulería para comprar frutas y verduras para su mamá. Mientras caminaba a casa se encontró con su amigo Franco y jugaron fútbol, por lo que llegó a casa oliendo mal. Su mamá se enojó por el olor, pero luego lo perdonó y lo dejó ir a seguir jugando después de limpiar sus zapatos.