El documento argumenta que la violencia y agresividad no son instintivas ni parte de la naturaleza humana, sino que se aprenden. Afirma que no hay pruebas suficientes de que el comportamiento humano sea instintivo y que todo comportamiento agresivo se aprende a través de la educación y el ambiente. También sugiere que si se enseña afecto y amor a los niños, aprenderán a amar, pero si se les enseña odio, aprenderán a odiar.