La sonrisa trae muchos beneficios como abrir puertas en el trabajo, negocios y relaciones, mostrar empatía por los demás, y actuar como medicina para la vida. Además, como cristianos debemos sonreír no solo por la belleza exterior sino porque Cristo vive en nosotros, y al sonreírle a los demás le sonreímos a Dios reconociendo su voluntad en cada situación.